Disclaimer: applied. La trama está adaptada de la historia corta "Infierno en la tierra" de Stephenie Meyer.

Este fic está dedicado a Karura :3


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ATRAVESAR EL INFIERNO

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Naruto miró hacia el otro lado de la pista de baile e infló las mejillas, irritado.

No sabía muy bien porque razón le había pedido a Shion que lo acompañara al baile de fin de curso y menos porque ella había aceptado. Hombre, con que hubiese dicho un rotundo "¡No!" él habría entendido perfectamente el mensaje que estaba transmitiéndole en ese mismo momento, tan abrazada a Kiba que era imposible diferenciarlos el uno del otro. La canción era patética, sin ritmo ni gracia, pero ellos dos ni se daban por enterados. Naruto no sabía si debía sentirme humillado, triste o enfadado.

¿Quizá las tres cosas al mismo? En realidad no le importaba con quién se besaba pero, vamos, habían llegado juntos al baile… ¡Que no era justo, dattebayo!

—Mala suerte, dobe.

Apartó la mirada del espectáculo que daba su pareja (intentando no irritarse de más ante las manos de Kiba que paseaban por la figura de Shion) y la enfocó en su mejor amigo con cierto fastidio. Sasuke Uchiha contempló la misma escena sin expresión y luego le observó extasiado, sin saber si compadecerse o burlarse de su suerte.

—Teme —saludó con un suspiro, no quería su compasión — ¿Cómo te va la noche?

Un vistazo alrededor daba por sentado que su noche debía ir PÉSIMO pero por alguna razón Sasuke dio una imperceptible sonrisa, tan diminuta y rápida que nadie más lo notó. No obstante, Naruto sí que lo hizo y eso le alivió un poco. Al menos Sakura-chan y el teme lo pasaban bien. Del resto solo se podía decir que los chicos pronto comenzarían una pelea campal por quién se quedaba con Shion, y las chicas amenazaban con inundar todo con sus lágrimas.

—Mejor que a ti, dobe, mejor que a ti —aseguró bebiendo del ponche que había llevado en una copa. Apenas tragó un poco hizo una mueca de asco y botó el resto del contenido preguntándose quién demonios bebería semejante porquería.

Naruto no soportó más e hizo un berrinche.

—Ah, ¡Si no quería solo tenía que decirlo dattebayo! —dijo todo indignado sacando pecho y agitando las manos. Sasuke se apartó a tiempo sin parecer sorprendido. Naruto ya había aguantado bastante sin decir una palabra y eso decía mucho de su carácter. Hiperactivo y todo siempre intentaba ver el lado bueno de las personas, pero Shion era de las que exasperaban sin mucho esfuerzo — ¿Acaso Kiba es su ex o algo así? ¿Vino conmigo para darle celos, dattebayo? ¡Al menos me hubiese avisado, dattebayo!

—Ajá, y si te hubiese avisado ¿Cuál sería la diferencia? —preguntó Sasuke arqueando una ceja.

—Que le hubiese dicho a Sakura-chan y ella estaría bailando conmigo ahora mismo —respondió Naruto sacándole la lengua de forma infantil —. Sakura-chan te preferirá en muchas cosas pero seguro que no me dejaba solo ni siquiera por ti.

Sasuke le dio una mirada imperceptiblemente irritada. En realidad, aquello era cierto, Sakura prefería casi siempre a Sasuke pero era incapaz de ignorar a Naruto, lo más probable es que hubiese convertido un baile de dos en tres por toda la velada.

— ¿Quién te mandó a pedírselo a esa? —le espetó.

—Fue…una corazonada, dattebayo —masculló avergonzado.

La mirada de ambos se dirigió a Shion que se aferraba a Kiba con más fuerza y lujuria, los dos se preguntaron vagamente si se acordaban que tenían público. Parecía que iban a arrancarse la ropa de un momento a otro sin importarles nada.

— ¡Uf! —soltó Naruto al ver que la escena seguía subiendo de intensidad.

—Está drogada —resolvió Sasuke sin más. Hizo una mueca, demostrar afecto en público le incomodaba tanto si era ajeno como propio. Aunque más que incomodidad sentía desdén hacia Shion, era superficial y todo pero al menos creía que era inteligente. Esa escenita rompía cualquier límite moral, la hacía ver como una prostituta de esquina, pero allá ella, le valía.

Naruto bufó.

— ¿Dónde está Sakura-chan, teme? —exigió intentando pensar en algo más agradable. Su mejor amiga era lo único que podía alegrarle en ese momento. Buscó una cabellera rosa y unos ojos verdes entre la marea de chicas en los costados pero no la encontró en la vacía pista de baile.

Tampoco creía que lo que sea que sonase en ese momento llamase la atención de Sakura, de hecho ya bastante había hecho Sasuke sacándola a bailar dos veces solo para ajustarse a un ritmo extraño y tortuoso.

Divisó a Matsuri no muy lejos, llorando en silencio, el maquillaje corrido y a Gaara observándola con rostro impasible.

—En el baño —informó Sasuke con gesto de impaciencia. Las chicas se demoraban horas en los servicios y hasta la fecha no entendía la razón. Cosas de chicas le decía Sakura entre risitas tontas.

Daba igual, la fiesta era un desastre, parecía que Shion había hecho de su objetivo humillar a todos los que podía: chicos o chicas.

Y luego se preguntaban porque odiaba las reuniones: eran improductivas y dramáticas. Si Sakura quería salir un poco mejor la hubiese llevado a otro lado y ya.

—En el baño…—repitió Naruto pasando de la irritación a la tristeza. Observó la desilusión de las muchachas y lo terrible que parecía todo.

Se suponía que era el fin de una etapa de su vida y el comienzo de otra…para muchas cosas.

—Sakura-chan y yo…—intentó decir.

Sasuke no dijo nada pero pareció tenso.

—Hmp…—y ahí estaba su característico monosílabo. Naruto no lo miró, hizo un puchero, resopló un poco y luego suspiró.

—Ya la hiciste muy infeliz, teme —espetó —. De ahora en adelante solo hazla feliz, que si no buscaré a quién lo haga —Sasuke rechinó los dientes, conocía a Naruto de toda la vida y siempre parecía esperar solo lo mejor de lo mejor y eso le irritaba profundamente. Chocaba tanto con esa moralidad y honestidad que a veces no sabía cómo habían resultado siendo amigos. Lo que sentía por Sakura…solo le pertenecía a él, a nadie más, ni siquiera a Naruto.

Naruto pareció ver su rebeldía porque frunció el ceño con fuerza pero no le provocó más. Ya había bastado con unas semanas atrás cuando intentó llevar la amistad al amor y Sakura intentó corresponderle. Había sido un momento muy tenso y nada cliché, Sasuke no se le fue encima ni proclamó a Sakura como suya, tampoco se alejó, solo los dejó ser y cuando quedó claro que ambos no podían ser más que amigos, Sasuke se acercó de nuevo a ella e iniciaron esa…relación…que tenían. No podía asegurar que existiera un amor apasionado y cursi, pero de que había algo lo había. Lo sabía. Sakura y Sasuke estaban destinados a estar juntos hasta que murieran…e incluso después de eso, para bien o para mal.

—La amo —susurró de forma decaída. Era cierto, lo que sentía por Sakura era muy intenso, no podía catalogarlo, no era amistad, tampoco era amor, ¿Había otra emoción que fuese incluso más fuerte? Si existía entonces eso era lo que sentía tanto por Sakura como por Sasuke aunque fuese extraño.

No esperó que Sasuke dijese también que la amaba, era pedir demasiado, pero Sasuke asintió brevemente con inexpresividad, arisco y receloso. Lo único bueno de todo lo que había en él era esa capacidad abrasiva de amar u odiar, y era suficiente. Al menos de momento.

Justo entonces unos pasos les alertaron de la llegada de alguien, antes de que tuvieran tiempo de reaccionar un borrón rosa se había lanzado sobre Sasuke de forma juguetona.

— ¡Sasuke-kun! ¿Me extrañaste? —pidió Sakura alegremente colgada de su espalda.

—Uhm…

—Tomaré eso como un sí.

—Puede estar diciendo cualquier cosa, dattebayo —se quejó Naruto haciendo un puchero y poniendo carita de borrego degollado —. Yo sí que te extrañé, Sakura-chaaaaann…—gimoteó abriendo los brazos como si fuese un crío.

Sakura lucía igual de hermosa que siempre, el vestido y el maquillaje resaltaban todo lo que Naruto había visto por años así que no la miró bobamente ni nada, solo le sonrió de forma caprichosa intentando apelar a un poco de su cariño.

—Estoy segura que sí —dijo ella con una sonrisita tras soltarse de Sasuke. Dirigió brevemente su mirada al rincón donde Shion había acorralado a Kiba, frunció un poco los labios y le miró con severidad. Por un momento pareció que iba a darle un golpe, echarle un sermón y luego darle otro golpe más, solo por si acaso, pero al final sacudió la cabeza y fue a sus brazos sin rechistar.

Naruto sonrió triunfante y dirigió una mirada de superioridad al rostro fastidiado de Sasuke. No, que Sakura le abrazara por una especie de compasión no debía estar causándole tanto placer, pero siempre era divertido ver la cara de Sasuke retorcerse.

Además, fuera del orgullo que Shion le hubiese plantado no le afectaba en nada más.

Quizá nadie se acordara que había venido con ella.

—Naruto —voltearon a ver a la persona que había llegado, un chico pelirrojo de ojos aguamarina — ¿Y Shion?

O quizá sí.

Hizo una mueca. Sakura lo soltó y retrocedió unos pasos para prenderse de Sasuke alegremente.

—Vamos a bailar, Sasuke-kun —dijo con tacto.

—No lo haré —respondió él a su vez con sequedad.

—Ya —igual lo arrastró lejos —. La siguiente canción es para ti, Naruto.

—Por eso eres mi mejor amiga, dattebayo —soltó pletórico y animado. Que importaba si la canción era patética o si Shion estaba besándose con Kiba…o Hiroto…rectificó al dar otra mirada. Lo único importante era que su Sakura-chan iba a bailar con él y punto.

Gaara también había captado la nueva situación. Carraspeó un poco mientras Shion era empujada contra la pared unos metros más allá de su anterior posición. Naruto arqueó una ceja ¿en qué momento había cambiado de pareja? ¿Y por qué razón? ¿Y si Sasuke tenía razón? ¿Y si estaba drogada o algo?

—Lo siento, Naruto —dijo el muchacho unos minutos después de un silencio incómodo.

— ¿Uhm? —preguntó distraído. Había llegado con Shion al baile, tenía que llevarla a su casa y ¿Qué iba a decir si llegaba alucinando o diciendo tonterías? ¿Le acusarían? ¿Su madre le golpearía? Sus problemas parecían multiplicarse con cada minuto que dejaba a Shion libre por la pista de baile.

—Por Shion…—indicó Gaara en voz baja.

—Ah…—Naruto volvió a la realidad.

—No estás solo en esto —añadió con una mirada desprovista de alegría. Serio y taciturno como era resultaba tan difícil leer a Gaara como a Sasuke, pero Naruto captó rápidamente su tristeza y desolación.

— ¿Y tu pareja, dattebayo? —preguntó. No había visto a la persona que Gaara había llevado al baile, ni siquiera durante las fotos.

Su amigo se encogió de hombros por toda respuesta.

—La razón por la que quiso venir conmigo sigue siendo un misterio —dijo simplemente.

¡Anda ya! Naruto encontró un parecido instantáneo en la pareja de Gaara con Shion mientras otra chica estallaba en llanto. Se preguntó si también se había propuesto hacer infelices a todos en la fiesta.

— ¿Cómo se llama?

—Hinata — Gaara le miró —. Hinata Hyuga.

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El amor humano no le interesaba en lo más mínimo, no le llamaba la atención ni le daba curiosidad, más bien le producía un rechazo y una repugnancia que solo se evaporaba cuando lo destrozaba sin dejar rastro. Era su naturaleza, así había nacido y Hinata no pensaba en cambiarlo ni un poco.

Su vida era un constante círculo de bajas pasiones, destrucción y sufrimiento, y por lo mismo era retorcidamente hermoso.

No había nada más hermoso ni doloroso que la infelicidad.

No lo disfrutaba especialmente, después de un tiempo solo el vacío le recibía. Su vida estaba dedicada a causar desgracias, a esparcirlas y listo, a nada más. Por eso no miró a Gaara No Sabaku dos veces después de cruzar las puertas del local, tampoco dejó que se le acercara y en cuanto pudo se levantó sin decirle ni una palabra, paseando entre los estudiantes con su mirada muerta y una mueca en sus labios rojos.

El vestido rojo pasión se le amoldaba a la figura de un modo que resultaba obsceno, los chicos le dirigieron miradas ávidas, las chicas miradas resentidas, pero ella se mantuvo imperturbable e indiferente a todo. Le causaba cierta gracia y sonreía a veces con cierta crueldad, deseosa de más dolor, de más sufrimiento, envidia, celos y perdición, controlando todo con el fino toque de su mente, incitando a todos a caer en las tentaciones mundanas y lujuriosas.

Shion había resultado ser una herramienta práctica, Hinata lo sabía, había humillado a su pareja, había dejado hecha un mar de lágrimas a las chicas y vuelto a los chicos unos contra otros, peleando por un mujer que ni siquiera les interesaba. Y eso que la noche apenas comenzaba.

Aún faltaba mucho por destruir, muchos lazos que cortar y muchas desgracias que armar.

Caminó como una especie de ángel oscuro, sembrando discordia, susurrando en sus mentes, dejando que la miseria de la noche se completara. Cuando todo terminara ella habría triunfado y habría subido otro rango más, sería más fuerte, menos infeliz y menos vacía de lo que era.

Lo ansiaba tanto que casi podía tocar la victoria con sus dedos o al menos la ilusión de eso.

Se dio cuenta de pronto que alguien no había caído presa del martirio de esa noche. La mayor parte lloraba o era infeliz, las chicas gimoteaban en una esquina con el maquillaje corrido y las ilusiones hechas trizas, y cuando ella pasaba sutilmente cerca pequeñas desgracias o vergüenzas les pasaban: lentillas perdidas, vestidos desgarrados, dinero desaparecido, zapatos rotos, vestidos manchados, etc., etc.

Sin embargo, una de ellas pasó correteando alegremente por su lado, tan feliz y animada que resultó repulsivo y chocante. Hinata volteó a observarla intrigada y recelosa, y notó con una simple mirada quién era la única feliz de ese triste baile de fin de curso.

La cabellera rosa la delataba instantáneamente.

Sakura Haruno, la más inteligente del año.

Y los que estaban con ella no eran más que Naruto Namikaze y Sasuke Uchiha, su mejor amigo y su novio respectivamente.

La vio colgarse de uno, abrazar al otro y sonreír mucho, tanto que le irritó. Lo cursi y tonta que era al estar enamorada de alguien como Uchiha Sasuke no tenía remedio, normalmente era divertido ver esas demostraciones de "amor" que eran tan débiles que la primera ventisca se las llevaba, pero en ella el amor resultaba todo menos divertido. De hecho, si Hinata lo pensaba bien, ella no era la única que tenía intensidad en sus sentimientos. Había escuchado de Naruto Namikaze luego de que arruinara uno de sus planes, y lo que sentía Sasuke Uchiha era tan contradictorio que podía resultar desconcertante, era incluso más fuerte que la pasión ingenua y sinsentido de Sakura Haruno. Amor y odio se mezclaban con tanta fuerza que resultaba difícil separarlos y diferenciarlos.

Frunció el ceño llena de alguna emoción que no comprendió.

En ellos aplicaba muy bien la frase de "atravesar el infierno" que había escuchado en muchos adolescentes y adultos que jugaban con el amor sin entender realmente lo profundo y doloroso que era ese estúpido sentimiento.

A veces creía que los ángeles que incitaban tanto a amar odiaban muy en el fondo a los humanos, siempre llevándolos a esos caminos terribles y sádicos. Claro, cuando el amor triunfaba todo era paz y felicidad repulsiva se recordó de pronto.

Miró a Naruto con fuerza, infeliz y tensa.

Sabía gracias a su condición de diablesa que entre los tres él era quién tenía los sentimientos más fuertes. Era el pilar de sus amigos, no daba consejos, iba de frente a las acciones, no sacaba las mejores notas pero siempre tenía sonrisas que ofrecer y alegría que esparcir, siempre estaba corriendo, jugando y diciendo tonterías sin cesar haciendo que todos se sintieran bien. Había sido él quién arruinó la posibilidad que el profesor Orochimaru se aprovechara de una de las niñitas de primero, lo que hubiese bastado para subir de rango sin necesidad de esa ridícula fiesta.

Al final se había vengado sin querer cuando Naruto le pidió a Shion que la acompañara al baile y ella ni corta ni perezosa había aceptado para luego humillarlo frente a todos.

"Atravesar el infierno" no bastaría para salvarle de la vergüenza que estaba pasando y tampoco del desamor que estaba echando a perder la fiesta. Ellos tres podrían estar a salvo por un momento pero todo estaba bajo su control: la música, el ponche, las parejas equivocadas y Shion…

Dirigió su mirada impasible hacia donde ella seguía besándose con el nuevo chico de turno, tan complacientemente maliciosa que disfrutaba saber que el resto era infeliz a causa de sus acciones.

Hinata resopló un poco.

—Creo que es hora de que vuelvas al principio —susurró.

Vio a Shion paralizarse, sus labios rojos y magullados, volver la mirada hacia Naruto que estaba celebrando que Sakura le había prometido un baile, y luego sopesar sus posibilidades. Casi pareció a punto de abandonar su nueva fuente de besuqueo cuando los ojos azules de Naruto se toparon con los de ella por una fracción de segundo, fue tan rápido que no duró nada pero Shion ni dudó: volvió a besar al que tenía delante, intentando reprimir los escalofríos que la mirada del chico le causó.

Hinata parpadeó, sorprendida sin notar como Sasuke Uchiha y Sakura Haruno pasaban cerca de ella, y como el primero le dirigió una mirada recelosa y fría como el hielo.

¿Qué había pasado?

Siempre había notado que los ojos azules de Naruto eran…poderosos, si se podía llamar así. En los recuerdos de los que había hostigado y manipulado los ojos de Naruto siempre estaban presentes, la mayoría lo recordaba por el color de sus ojos y la intensidad y emoción que había en ellos.

Eran como los ojos de un ángel…

Se estremeció un poco y arrugó el ceño.

— ¿Cómo se llama? —Gaara, que había llegado instantes antes que Sakura y Sasuke se fueran, preguntó algo. Hinata no escuchó qué, no le interesaba, tenía cosas que arreglar antes de volver a por Naruto para destruirlo completamente.

Temari no Sabaku y Shikamaru Nara parecían muy felices, y Sai e Ino también…

No escuchó su nombre y tampoco notó como la mirada de Naruto que vagaba por todo el lugar se fijó de pronto en ella, solo en ella, no en su cuerpo ni en el vestido que llevaba, solo en su rostro pálido y su ceño fruncido, en sus labios tristes y la infelicidad que emitía.

La miró pero ella ignoró eso, ignoró la forma en que la Naruto se había tensado para observarla fija y extrañamente.

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Naruto se quedó mirando tan fijamente a la muchacha desconocida que Gaara tuvo que volver su mirada hacia el punto de su atención. No alcanzó a divisar nada, ni a Hinata ni a su vestido rojo.

— ¿Naruto? —preguntó.

— ¿Eh?

— ¿Qué pasa?

—Creí que…—empezó a decir y luego se calló abruptamente, azorado —…nada, 'ttebayo.

No creía que alguien aparte de Sakura y Sasuke lo entendiera, aunque incluso ellos se mostraban escépticos. Su mirada siguió por el punto donde ella había desaparecido, intrigado y ansioso. La chica era tan hermosa que era increíble que no la hubiese visto antes, su cabello oscuro y sus ojos perlas resaltaban con tanta notoriedad contra su vestido rojo que era entendible porque todos se quedaban mirándola con la boca abierta, incrédulos.

Era tan hermosa…aunque eso no era lo que había llamado su atención. Nunca antes había visto a una persona más desdichada ni tensa, tan infeliz que parecía que pedir a gritos que alguien le ayudara. Sus ojos de un color tan extraño habían sido vacíos y fríos, desolados y calculadores pero tristes…tan tristes.

Nunca lo había dicho a nadie más que a sus mejores amigos, pero a veces sentía cuando alguien necesitaba ayudaba, a él en especial. Había notado esa sensación al conocer a Shion y fue la única razón que lo motivó a invitarla, "una corazonada" pensando que quizá Shion realmente quería disfrutar ese baile y que él mal que bien podía intentar hacerla reír y ser feliz.

Obviamente había sido una tontería. Shion se la estaba pasando muy bien sin ayuda de nadie.

Aunque lo que la otra chica tenía era incluso más fuerte, tan impactante que Naruto se impacientó intentando encontrarla de nuevo. Ella le había llamado a gritos, él había visto un abismo de sufrimiento y dolor en sus ojos, quería ir con ella aunque no tuviese idea de quién era o que haría.

— ¿Has visto a alguien que te interesa? —preguntó Gaara intrigado. Era muy extraño que alguien que no fuera Sakura lograra tal reacción en Naruto. Y era muy claro que la mirada que daba era por una mujer.

Él cabeceó algo distraído.

—Lo siento, 'ttebayo. No escuché que dijiste. ¿Quién era tu pareja?

—Hinata —repitió bajamente —. Hinata Hyuga.

Siguió mirando.

— ¿Hinata Hyuga? Nunca he oído ese nombre, dattebayo.

—Es nueva, está en otro salón —dijo con simplicidad —. No tiene amigos así que pensé que no quería estar sola y por eso me pidió venir con ella. Aunque…—suspiró con cansancio, las fiestas le estresaban tanto como a Sasuke —…la malinterpreté. Quizá solo quería lucir su vestido…

— ¿Lo crees?

—No estoy seguro. No la conozco lo suficiente.

—Ah…—una duda lo asaltó. Conocía a casi todos en el colegio, al menos los de su edad. La pareja de Gaara era nueva y la chica que había visto sin duda era una desconocida ¿Quizá…? — ¿Cómo es ella?

— ¿Hinata? —el pelirrojo se encogió de hombros —. Es seria y callada, nunca la he visto sonreír ni participar en nada.

—Por eso no la he visto, 'ttebayo —concluyó.

—Lo más seguro, a veces desaparece sin más, como ahora…—miró a todos lados —. Es raro, su vestido rojo resalta mucho…—dejó de hablar sobre Hinata y su mirada se posó sobre una chica bajita y de cabello marrón que lloraba en una esquina.

Naruto ya le había visto mirar a Matsuri muchas veces.

— ¿Por ella no invitaste a Matsuri? —preguntó comprendiendo que Hinata Hyuga si era la chica que buscaba, no había visto a nadie más con un vestido rojo —. Y eso que está detrás de ti desde hace tiempo, 'ttebayo.

—…—Gaara asintió levemente. Solo había querido actuar de forma amable, si hubiese sabido que todo terminaría así había declinado la petición-insinuación de Hinata.

—Bah, ella se lo pierde, dattebayo —dijo enérgico dándole unas palmaditas en la espalda con su habitual alegría —. Si te ha dejado solo pues ve con Matsuri y ya.

—No creo que sea lo adecuado.

—Créeme, si pudiera robaría a Sakura-chan de Sasuke-teme pero no es necesario —dijo animadamente —. Además Matsuri está lloriqueando como las demás, no es como si fueses a romper una relación amorosa o algo, 'ttebayo.

Gaara dudó, su mirada fue hacia Matsuri que estaba limpiándose las lágrimas, su maquillaje se había corrido pero no pareció notarlo. Sasori, su pareja de baile, había sido uno de los juguetes de entretenimiento de Shion, y a juzgar por la expresión que tenía mientras la rubia seguía pegada a su nueva conquista, deseaba repetir la experiencia.

Si no fuese porque estaba buscando a la chica del vestido rojo, Naruto tendría serias dudas sobre lo que debía hacer. Pero Shion parecía muy lúcida aunque sus acciones fuesen despreciables. Se preguntó vagamente donde estaba la chica risueña y contenta que había respondido emocionada un "sí" a su propuesta de que lo acompañara al baile.

—Uhm…

—Ve de una vez, dattebayo —exigió dándole empujones. A veces sus amigos eran tan orgullosos o indecisos y luego decían que él era el lento.

Gaara se rindió y fue hacia Matsuri de forma dubitativa, Naruto alzó un pulgar tipo el profesor Gai o Lee y sonrió dándole ánimos.

Entonces la vio.

Desvió la mirada brevemente y la notó no muy lejos de él mirando en dirección hacia Sakura y Sasuke tras unos arbustos artificiales. Su mirada era fría y confusa pero también llena de hostilidad e irritación, pero hizo caso omiso de eso, lo único que notó más que el peligro para sus mejores amigos fue la infelicidad de la chica.

Quería que dejara de estar tan triste…

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Había torcido el "amor" de Shikamaru y Temari así como de Ino y Sai, los había vuelto unos contra otros por una pelea tonta y se había regocijado un poco en las peleas antes de dejarlos e ir por sus últimas presas.

Fue cuando notó que alguien la miraba fijamente, de forma tan intensa que resultaba incómodo.

Giró y vio los ojos azules de Naruto Namikaze en ella, en la mente del chico su rostro se repetía con insistencia.

¿Estaba buscándola?

Se sorprendió pero luego sonrió levemente, una sonrisa que era seca, indiferente. Ya tendría tiempo para destruir a Sakura y Sasuke, si Naruto quería ir primero bienvenido fuese.

Naruto siguió caminando con paso lento y decidido hacia ella, se detuvo a una distancia prudente y cuando abrió la boca para preguntarle su nombre incluso si lo sabía, Hinata se paralizó y luego…se desvaneció. Naruto se lanzó hacia ella y la atrapó antes de que chocara contra el suelo.

—Es el vestido —resolvió cuando notó la calidez del mismo. En ese ambiente se preguntó cómo rayos había hecho para soportar algo así todo el tiempo sin importar lo bonito que fuese.

Suspiró lacónicamente, cosas de chicas le diría Sakura-chan.

Ignoró algo que jamás entendería y apartó algunos mechones oscuros del rostro de Hinata, apreciando más que nunca lo bonita que era incluso con el maquillaje desvanecido. Tenía la piel sudorosa y los labios estaban perdiendo color, pero tenía sus ojos sobre él, grandes y sorprendidos, quizá llenos de angustia.

Se sintió más ansioso.

— ¿Te encuentras bien, 'ttebayo? —preguntó preocupado —¿Te puedes levantar?

—Es…Estoy bien —contestó tras unos instantes, su voz trémula y vacilante —…Puedo…levantarme…—se incorporó con dificultad sin que él la soltase. Naruto sabía que estaba siendo más imprudente y quizá hasta más acosador que nunca, pero no quiso apartarse y ella no pareció molesta por eso. Se le pegó más, apoyando sus menudas manos sobre su cuerpo sin dejar de mirarle a los ojos con intensidad.

Vistos así parecían una pareja de baile. Resultó gracioso, él había sido abandonado y ella había abandonado.

— ¿Cómo te llamas? —preguntó entonces ella con voz titubeante y triste.

—Naruto Namikaze —sonrió intentando alegrarla un poco — ¿Y tú? —porque no iba a decirle que ya sabía su nombre y todo.

—Hinata —respondió con los ojos cada vez más abiertos —. Hinata Hyuga.

—Bueno ¿Quieres bailar, Hinata-chan? —preguntó eufórico —. Si te sientes bien, claro, dattebayo. ¿Quizá quieras sentarte o…?

—Si…quiero —le cortó ladeando la cabeza sin apartar sus ojos — ¿Por qué no?

Sin moverse de donde estaban se adaptaron al compás de una nueva canción. Sin embargo, en aquel momento Naruto no encontró espantosa la música que resonaba. En realidad, ni siquiera intentó escuchar la letra ni prestó atención a más, se quedó mirándola absorto, viendo en sus ojos perlas el vacío y la desesperación que le habían llamado como el cántico de una sirena.

Por un momento pensó en Gaara y la forma en la que lo había animado a ir tras Matsuri mientras él se quedaba con su pareja. Luego, al dar una miradita en su dirección, descartó cualquier preocupación, Gaara parecía estar pasándosela a gusto con Matsuri justo a unos pasos de Sakura y Sasuke.

Volvió sus ojos hacia ella con fuerza, intentando comprender lo que le estaba pasado. En cuanto la tocó aquella necesidad de ayudarla parecía hacerse más leve, menos turbia pero no por eso quería alejarse de ella ya. Verla, bailar con ella, estar a su lado, solo lo hacía más fuerte, quería que ese momento jamás terminara, ser capaz de lograr que ella siguiese con él hasta el fin de la velada, hasta el fin de sus vidas de hecho.

Nunca le había pasado algo así, ni siquiera con Sakura-chan.

¿Quizá esa era la mujer con la que estaba destinado a estar? ¿Esa chica que siempre pensaba esperaba por él en algún lugar?

Le sonrió de oreja a oreja, animado ante la perspectiva.

— ¿Hace cuánto has llegado a Konoha, dattebayo?

—Solo hace unas semanas…

—Nunca hemos coincidido y eso que conozco a casi todos, 'ttebayo.

—No. Yo…recordaría si hubiese estado cerca de ti antes —susurró Hinata con tristeza —. Lo recordaría bien.

— ¿Eh?

—Nada —desvío la mirada alrededor. Temari había dejado de gritar y Shikamaru, confundido, estaba intentando hallar una razón por la cual habían empezado a pelear. Más allá, Ino estaba gimoteando disculpas a un desconcertado Sai. Gaara había sacado a Matsuri a bailar, y Sakura que era la única que parecía haber sido completamente feliz desde el principio, se balanceaba graciosamente entre los brazos de un resignado Sasuke.

La música parecía haber cambiado. El caldeado ambiente se enfriaba lentamente.

Naruto sonrió al sentir como todo empezaba a calmarse, Hinata cerró los ojos con fuerza, y al ver su rostro lleno de angustia Naruto se acercó a ella, sosteniéndola con más delicadeza.

— ¿Te la estás pasando bien, 'ttebayo? —preguntó buscando una razón a su dolor.

—Sí —contestó al instante y eso pareció incrementar su turbación. Se aferró a él como si no desease más que ignorar todo lo que pasaba —. Ahora sí…

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Resultaba tan irónico que si la situación fuese más absurda reiría sin más, ¿Qué se suponía que iba a hacer?

Se dejó abrazar, llevar por esa tonta melodía en brazos del chico al que tanto había deseado destruir y que sería la causa de su condena.

¿Cómo no podía haberlo previsto? La sola reacción de Shion, tan retorcida como era, debía haberla puesto sobre aviso. Era claro que Naruto Namikaze no era una persona común y corriente, era tan claro en la forma en la que lograba que todo resplandeciera, en el simpe hecho de que Sakura Haruno y Sasuke Uchiha, sus amigos más íntimos, hubiesen quedado fuera de su control en medio de todo ese baile desastroso.

¡Sus ojos mismos lo delataban! No eran como los de un ángel, eran los de un ángel…o al menos de alguien que descendía de uno. Alguien en su familia había cambiado la vida eterna y las alas por el amor humano, había descendido a la tierra llena de pesares, dolor y agonía a cambio de unos instantes con la persona que amaba. Y por lo tal Naruto había heredado un poco de esa bondad intrínseca, de ese legado bendito o maldito dependiendo del punto de vista.

Había subestimado la capacidad de un chico al que había creído poder controlar con facilidad y final de todo ella era la controlada.

Una suerte de ángel y una diablesa de bajo rango… ¿Quién tenía más fuerza?

Hinata lo tuvo claro cuando se balanceó al ritmo de la canción junto a él, acurrucándose a su cuerpo cálido y sudoroso, sintiendo que la infinita soledad y amargura se iban de su interior, sintiendo un poco de luz, de esperanza, de anhelo…

Esa era la horrible maravilla del amor…esa era la razón que hacía que los ángeles bajaran a la tierra, que cambiaban la eternidad por un suspiro. La razón por la que los demonios más débiles no podían combatir contra ángeles, pues estos en su eterna misión salvadora intentaban incluso salvar a sus enemigos y cuando eso pasaba el demonio quedaba encerrado hasta que el ángel se diera por vencido.

Pero los ángeles nunca se rendían.

Naruto jamás la dejaría ir. Estaba a gusto con ella intentando hacerla feliz y por lo tal mientras más miserable hubiese sido más feliz intentaría hacerla y él a su vez sería más feliz.

Observó el rostro alegre de Naruto y notó que una oleada de felicidad la envolvía.

Todo iba cuesta abajo, los chicos dejaban de pelear por Shion, las chicas dejaban de llorar, y las parejas peleadas se reconciliaban…

La noche que había hecho a perder desde hace semanas estaba dando su venganza…y lo peor de todo era que en brazos de Naruto no tenía el menor deseo de ir y recobrar su reputación.

Suspiró, cuando el sueño acabara se vería inmersa en una batalla descomunal, atada a un medio ángel. Solo había una forma de que volviera a su hogar, su trabajo ya había sido arruinado, ya no tenía caso seguir intentándolo, el amor flotaba en el aire con tanta fuerza que era cruel. Y la única forma que tenía de librarse de eso era que Naruto se lo ordenara, mientras no hiciera eso ella se quedaría con él incluso si eso hacía que el cielo y el infierno se desafiaran…

¿Sería malo? ¿Sería bueno? No tenía forma de saberlo, estaba intoxicada en el alivio que Naruto Namikaze le daba, en la esperanza, la fe y la felicidad que nunca había sentido.

Sabía que tenía que reprenderse por eso, pero no tenía más opción que aceptar aquel cálido sentimiento que inundaba su interior, que le hacía suspirar y alegrarse. Estaba entregando su amor, aquel sentimiento que creía no existía, a un ángel, a su enemigo. Y en ese instante comprendió porque las personas buscaban el amor, comprendió porque algunos ángeles y demonios intercambiaban la vida eterna a cambio del amor humano, ella misma se estaba dejando llevar por eso, encandilada por un humano que era mitad ángel, por alguien que a la larga solo le traería sufrimiento y un castigo eterno.

Naruto notó como ella se ponía más triste y la apretó más contra él causando que Hinata sonriera por primera vez, aliviada de que él no quisiera que ella se fuera.

Contempló aquellos ojos azules llenos de amor y su sonrisa se tornó más dulce y más resignada.

—Naruto —llamó con suavidad.

— ¿Qué pasa, Hinata-chan?

— ¿Qué serías capaz de hacer para que me quedara a tu lado? —preguntó, sabía que no debía hacerlo, él no entendería y a fin de cuentas ella no sería capaz de dar un paso si él no estaba con ella.

Para su sorpresa vio solo determinación en su mirada.

—Atravesar el infierno —contestó mirándole con mucha ternura. Algo en su interior le decía que para tenerla a su lado debía luchar fieramente y atravesar el infierno sería una de las pocas cosas que tendría que hacer, literalmente —Atravesar el infierno si es necesario, pero quiero que te quedes conmigo para siempre —prometió.

—Para siempre —repitió ella con una dulzura que no sabía de dónde salía. Irónicamente ella se había burlado de esa expresión antes, pero atravesar el infierno sería lo que Naruto tendría que hacer para que ella estuviera a su lado siempre.

Hinata entreabrió los labios, aquello fue como una invitación que Naruto deseaba desde que la vio por primera vez, rozó sus labios con los cálidos de Hinata y ambos se fundieron en un beso lento, pausado y pasional que transmitían todo lo que sentían, el amor y también el dolor que sufrirían para poder quedar juntos y tener un futuro.

—Te amo —susurró Naruto en medio del beso —antes no sabía que era el amor, pero me basto verte para saber que no quiero una vida sin ti a mi lado, te quiero dentro de mi mundo. Te quiero conmigo, Hinata-chan.

—Yo…— ¿Acaso caería tan bajo para decir un te amo?—siempre creí que el amor humano era patético y cursi, pero contigo a mi lado no importa eso, yo también…te amo.

Lo había dicho.

—Te apetece bailar otra vez —sonrió Naruto contento de que ella le correspondiera.

La canción acababa de terminar y volvía a sonar una mas movida y diferente a lo anterior, al parecer al fin estaban pasando música más acorde en un baile de fin de curso.

Hinata asintió a pesar de que ninguno se había movido de su posición anterior, seguían abrazados y tampoco cambiaron ese hecho, bailaron pegados a pesar de que la canción indicaba todo lo contrario. Todos los chicos comenzaban a sacar a sus parejas a la pista de baile y el ambiente se llenaba de risas.

—La noche aun es larga —dijo Naruto viendo a sus amigos felices.

—Muy larga —coincidió Hinata sin mirar a nadie en particular.

—Podemos divertirnos mucho, dattebayo —rio Naruto dándole una vuelta con gracia — ¿Aún no te tienes que ir, verdad?

—Aún no —respondió riendo con suavidad ante la actitud casi infantil que estaba mostrando.

Naruto sonrió y la soltó pero mantuvo su mano firmemente sobre su cintura, no quería apartarse de ella y así la llevó hasta donde estaban todos los demás y la presentó. Naruto tenía razón, la noche era aun muy larga y solo por esa noche podía ser ella misma, sin tener que seguir haciendo malévolos planes para causar desgracias a los humanos, por esa noche se mezclaría con ellos.

Todo por un humano ángel, todo por Naruto.

Porque él le había prometido atravesar el infierno si era necesario para que estuvieran juntos y ella creería en sus palabras.

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Editado (01/05/17)

Sigue siendo un regalo para Karura, que te sigo queriendo mucho! Y por eso no me atreveré siquiera a pensar en borrarlo. Adaptar historias me sigue gustando, pero la diferencia entre mi antiguo estilo de escribir y el nuevo deja mucho que desear, en especial por el OoC que está muy marcado. Hice lo mejor que pude, espero que haya mejorado un poco :)

Besos, Bella.

7° historia corregida!