Nota original de la autora: Historia canon hasta el séptimo año. Hermione no vio morir a Siruis. Estaba inconsciente en ese momento.


Ensayos

Por lazer-angel

Disclaimer: Harry Potter no me pertenece.

Ensayos. Simplemente, los amaba. Siempre obtenía un 'Sobresaliente', y (con excepción del profesor Snape, quien me odiaba tanto como Ron odiaba a Crookshanks) mis profesores siempre estaban orgullosos de mi excelente redacción y dedicación hacia ellos. Pero mientras pasaban los años, empecé a verlos con cierto desprecio. La culpa era de cierto hurón narcisista, orgulloso y miserable. De hecho, todo comenzó en mi primer año en Hogwarts…

xXx

Se pavoneaba como si tuviera un palo de escoba atravesándole el trasero; sus expresiones faciales contaban el mismo cuento. Fulminando con la mirada a todo aquel que consideraba indigno de estar a un radio de dos metros cerca de él; tenía un aire arrogante que yo pensaba era demasiado presuntuoso. Naturalmente, desde el primer día sentí cierta antipatía hacia él.

Uno de los primeros días de clase, me encontraba en un rincón de la biblioteca, trabajando en un ensayo llamado "Hechiceros, Brujas y Muggles". Después de un rato escuche como alguien se sentaba a mi lado, pero no me moleste en ver quién era.

Después de todo, la inspiración había llegado. Tenía en mente la introducción del ensayo y yo-

"Hola."

-la había perdido.

Molesta, me gire, con la pluma aun en mi mano, por si la inspiración decidía volver. "¿En qué puedo ayudarte?"

"Hermione ¿no?"

"Impresionante. Sabes mi nombre. ¿Es que acaso también me dirás de qué color son mis ojos?"

Ignorando el sarcasmo en mi voz, volteó a ver mi pergamino. "¿Qué haces?"

"Nada que te importe" ¡Ah, esperen!, la inspiración estaba volviendo. Comencé a escribir rápidamente, antes de que las palabras se me fueran.

Thaddeus Thurkell es muy conocido por haber tenido siete hijos Squibs y transformarlos en-

Repentinamente me detuve viendo mi redacción con el ceño fruncido. Revisé mi bolso hasta encontrar mi borrador azul y procedí a remover una buena parte de la oración que había escrito, para luego quitar las virutas de borrador restantes.

"¿Los deberes? Pero Hermione, ¡ese ensayo no hay que entregarlo si no hasta dentro de dos semanas! Lo asignaron ayer."

Tomando otra vez el borrador, comencé a frotarlo contra mi pergamino con más fuerza. "Pues yo no soy ninguna floja, si puedo hacerlo ahora lo haré. Los ataques de pánico que surgen la noche antes hacen que los ensayos no sean de buena calidad."

"Ay, por favor." Casi salté de la silla. Estaba tan distraída borrando que no me di cuenta que él se había movido. Sus labios estaban cerca de mi oreja con sus manos encima de mis hombros. No, no, no. "Vive un poco. Arriésgate y has el ensayo mañana." Pude notar la burla en su voz y por un momento deseé patearlo.

Y lo hice. O al menos lo intenté, por que cuando me paré, mi cabeza le dio directo en la nariz. Lanzó un chillido estridente, el cual podía haber sido fácilmente confundido por una risa de Lavender Brown. "¿Por qué no te largas a buscar alguna chica que de verdad le interesen tus tontas atenciones?"

Me miró ceñudo, mientras se agarraba la nariz. "Fien. Tratade de encontrar otda chica que zi me apredie." Y soltando un jadeo dramático giró (no sin antes tropezar con la mesa y tener que frenar para no caerse) para luego salir de la biblioteca. Su pequeño tropezón le ganó un bufido de la señora Pince.

Un esbozo de sonrisa cruzó mis labios. Ya le tenía cierto aprecio a la pobre chalada.

Me senté y levanté el pergamino, reprimiendo las ganas de romperlo en mil pedacitos. Ahí, a pesar de mis intentos por borrarlo se leía:

Thaddeus Thurkell es bien conocido por haber tenido siete hijos Squibs y transformarlos en ese rubio divino sentado a mi lado.

Miré el papel intensamente, esperando que las palabras desaparecieran. No lo hicieron. Gruñendo, saqué otro pedazo de pergamino y empecé a hacer mi ensayo de nuevo.

Afuera de la biblioteca, un chico rubio jugaba con su varita pasándola entre sus dedos y sonriendo con satisfacción. Si que había sido bueno haber aprendido aquel hechizo.

xXx

El año siguiente, no hubieron mas intentos de coqueteo por su parte. Por supuesto que no, ya que yo era la mejor amiga de las dos personas que mas odiaba en el colegio. Y también estaba el hecho de que yo era una sangre sucia. Había momentos en que me provocaba estrangularlo cada vez que usaba esa vil palabrita, pero después de un tiempo llegue a ignorarlo. La Cámara de los Secretos era la prioridad ese año.

Sin embargo, hubo una tarde quevolvimos a encontrarnos en la biblioteca.

Estaba yo sentada, muy tranquila en mi esquina favorita de la biblioteca, trabajando en un ensayo llamado "Los doce usos de la Sangre de Dragón". Nunca había sido muy creativa con los títulos, no importaba, mientras el trabajo fuera bueno.

La sangre de Dragón tiene muchos usos, los cuales provienen principalmente de su pureza, la cual-

"Hola sangre sucia."

Otra vez con el fastidio. Si no hubiese estado tan ocupada con las notas de mi ensayo, podría haberlo cacheteado, o algo por el estilo.

"Si sabes, que lo más educado que una persona debe hacer cuando otra la saluda es contestarle. ¡Oh, lo olvide! Los sangre sucia no saben de modales, solo van por el mundo disculpándose por su existencia."

Sentí la rabia correr por mi cuerpo, y me tuve que apretar la lengua y recurrir a la pura fuerza de voluntad para no patearlo, y dejarlo castrado de por vida. En vez de eso, me incliné y tome mi bolso de donde saque mi borrador azul y empecé a frotarlo contra el pergamino.

"Vamos, vamos, no dejes toda esa rabia reprimida. No es saludable, además si llegaras a explotar en mil pedazos sería una lástima ya que tu sangre podría manchar mi túnica."

Continué frotando mi borrador contra el pergamino, si es posible, más fuerte que antes.

"Sangre-sangre sucia, sangre-sangre sucia" comenzó a cantar.

Pausé mi tarea para mirarlo con detenimiento. ¿De verdad…?

Tosió ligeramente y levantó la barbilla, viéndome desdeñosamente. "No me importa si crees que soy un inmaduro. Yo hago lo que a mí me dé la gana," me dijo con burla.

Lo que sea. Por mi se podía ir a tirar de un cerro, mientras me dejara terminar mi ensayo poco me importaba. Para mi desgracia, algún ente superior parecía creer que era divertido torturarme un poco más.

Seguí con mi ensayo por un total de cinco segundos, hasta que sentí como algo me pinchaba el cabello. Suspirando me giré, "¿Qué?"

Tenía una mirada extraña en su cara, entre fascinación y disgusto. "¿Es que todos lo sangre sucia tienen el cabello así? Creo que en mi vida he visto un cabello tan atroz."

"No," le objeté, "no todos lo tienen así. Y apreciaría que por favor, te largues de una maldita vez."

Sus labios se doblaron en una media sonrisa. "Tu léxico es igual de sucio que tu sangre. No es que me sorprenda."

Lo miré un total de ocho segundos antes de volver a mi ensayo, reprimiendo a la bestia que crecía en mí, y que me decía que atacarlo era una buena idea. Seguí borrando la oración que estaba en mi pergamino, imaginándome que las letras eran la cara de Malfoy.

Justo cuando estaba a punto de abrirle un hoyo a mi pergamino, lo escuché bostezar. "Me aburres, sangre sucia. No esperes que nos encontremos otra vez, no quiero contagiarme con ningún germen." Pensando que era un comediante de algún tipo, comenzó a salir de la biblioteca riéndose como un maniático, hasta que la señora Pince le dirigió unas palabras que lo hicieron silenciar.

Sentí como mi corazón se llenaba de gratitud hacia la señora, hasta que esta me dijo con voz cortante, "Ocúpate de tus asuntos, niña."

Volví a concentrarme en mi ensayo, en el cual se leía: La sangre de Dragón tiene muchos usos, los cuales provienen principalmente de su pureza, la cual es mucho más pura que la de la sangre sucia Granger, pero es igual de pura que la de los Malfoy.

Le fruncí el ceño al pergamino lleno de virutas azules y me golpeé la frente con la punta de algún libro. Que. Demonios.

En las afueras de la biblioteca, un muy divertido Draco Malfoy jugaba con su varita. Como le encantaba ese hechizo.

xXx

Cuando era pequeña mi mamá me dio un consejo, el mismo que cada madre le da a su hijo: la violencia no es la solución. Por eso no le comente nada acerca de cierto incidente en mi tercer año. En mi defensa puedo decir que él se lo había buscado. Tres años de frustración tenían que salir en algún momento, y bueno, salieron en forma de una muy merecida cachetada.

Tal vez mi madre tenía razón en otra cosa: el karma, lo que haces se te devuelve. Porque esa misma noche Harry y yo nos vimos frente al peligro… otra vez. En serio, ¿es qué no podía tomarse un descanso y dejar de andar fregándome la vida? Pero todo esto me distrae, del otro incidente que pasó ese año.

Fue unos días después de que Harry y yo tuvimos que volver en el tiempo y…arreglar las cosas. Estaba en la biblioteca, que se encontraba casi vacía, ya que los exámenes ya habían terminado. Por eso fue que cuando él se sentó cerca de mí, me sorprendió.

"Malfoy."

"Sangre sucia."

"Lárgate."

Se sentó en la silla que había a un lado, cruzándose de brazos e ignorando mi petición. "¿Sabes? Es la primera vez que me saludas durante nuestras reuniones."

"No son reuniones, Malfoy. Son simples encuentros en los que yo te pido de manera gentil y educada que te vayas y tú solo me ignoras."

"Pues para mi 'lárgate' no es una manera gentil y educada de pedirle a alguien que se vaya," bufó.

"Sí, bueno, lo que pasa es que tú me haces perder la paciencia, ¿no crees?" vi como se tocaba la mejilla en la que lo había golpeado. Tan solo el recuerdo, me hizo sonreír y volví de nuevo mi atención al ensayo.

Un objeto interesante, que puede ser de mucha utilidad tanto para los muggles como para las brujas y hechiceros es la "Barrera Muggle". Cuando es tocada por un muggle, esta-

Frunciendo el ceño, volteó a ver mi pergamino "¿Para qué estás haciendo un ensayo a estas alturas si los exámenes ya terminaron?"

"Nada que te pueda importar."

"Puede que si me importe."

Suspiré resignada "¿Si te lo digo me dejarás en paz?"

Dirigió su atención hacia sus inmaculadas cutículas "Podría ser."

"Estoy cursando para un intensivo este año. La aplicación es dentro de un semana y tengo que terminar este ensayo para poder entregarlo."

"¿De qué es?" preguntó.

"Es acerca de la "Barrera Muggle. Es solo una propuesta. Para proteger a los muggles en caso de que toquen algún producto mágico."

"Que aburrido."

Fruncí el ceño. "Y ahí tienes la razón por la cual intento ignorarte," le dije, buscando al mismo tiempo mi borrador azul, cosa que casualmente pasaba cada vez que él estaba cerca.

"Bueno es que suena tan...aburrido. Hay miles de cosas como esa en el mercado. ¿Por qué no propones algo diferente?, algo como... ¿la cura para la licantropía? Estoy seguro que al profesor Lupin le encantaría eso."

Ahí estaba otra vez la risa burlona.

"¿Ah sí? Bueno si yo hago algo bueno por la humanidad, tú también deberías. Algo como... ¿saltar de un acantilado?"

"Siempre y cuando tu también-"

"Acabe con todos los sangre sucias restantes," lo interrumpí con acritud, "te repites, Malfoy."

"Iba a decir que te quitaras esa mancha que tienes en el cabello," dijo riendo, "pero si piensas que los sangre sucias deberían desaparecer, tienes mi apoyo."

"Te odio."

"Yo no lo creo así," dijo, alzando una ceja obstinado.

"¿Ah no?" Mi borrador detuvo su tarea. "Dime una cosa por la cual no deba odiarte."

Lo pensó durante unos instantes, mientras yo volvía a trabajar con mi borrador que parecía no estar cooperando.

"Ya veremos," anunció.

Había estado tan silencioso, que casi olvide que estaba allí. Casi se repite la escena del primer año, donde le deje un feo hematoma en la nariz. "¿Disculpa?"

"Ya veremos," repitió. "Algún día haré algo bueno por ti."

Lo miré como si dudara de su salud mental. Una mirada muy parecida a la que le di en segundo año, cuando el muy cretino inventó una canción referente a mi apodo.

"No estoy loco." ¿Es que también podía leer la mente?

Se lo pregunté.

Me lanzó una mirada como si fuera él el que ahora dudaba de mi salud mental. "Ni que fuera psíquico. Solo estoy cansado." Se acarició la mejilla de nuevo. "Todavía me duele la mandíbula por el golpe sangre sucia. No lo vuelvas a hacer." Y levantándose, se fue.

Me sentí decepcionada al ver que la señora Pince no había aparecido para regañarlo. Me concentre en mi ensayo. Lancé mi borrador al aire y deje salir un gruñido exasperado.

Un objeto interesante, que puede ser de mucha utilidad tanto para los muggles como para las brujas y hechiceros es la "Barrera Muggle". Cuando es tocada por un muggle, esta podría descargar sus frustraciones con cualquier persona inocente, por ejemplo, Draco Malfoy, el cual podría ser maltratado cruelmente.

Solté un sonoro suspiro y me encargué de señalar que Malfoy era un cretino, narcisista, insoportable y prejuicioso. A nadie por supuesto.

Cerrando las puertas de la biblioteca tras sí, Draco Malfoy escuchó una fuerte horda de blasfemias. Oh si, definitivamente le encantaba ese hechizo.

xXx

Siempre hay un momento que toda chica sueña con tener: el momento donde todas las miradas se posan en ella, donde la gente se queda boca abierta, ojos que se abren por la sorpresa, donde surgen jadeos, y ella se de cuenta que, hipotéticamente, es parte de la realeza del salón. Yo tuve mi momento ese año.

El Baile de Navidad fue una experiencia fantástica para mí, aunque de verdad no contaba que fuera tan fantástica. Viktor, se comportó como el caballero que era, además del hecho de la cierta ligereza y gracia que sus pies habían obtenido de todos aquellos entrenamientos de Quidditch. También había sido agradable ver miradas de envidia como las opuestas a las miradas de desdén. Pero bueno, si hasta atraje la mirada inquisitiva de Zabini. No hay que decirlo, la mirada favorable del Slytherin avivó mi confianza.

Lo que pasó con Ron, no fue su culpa, en parte. Lo molesté yendo al baile con Víctor y lo sabía. Una parte de mi esperaba que me confrontara con celos, mientras que la otra me decía que esa situación no traería nada bueno; siendo esta última la que, al final, tuvo la razón.

Lleno de envidia y resentimiento, actuó sin pensar. El muy imbécil no sabía lo que quería, y no estaba dispuesto a admitirlo. Sin más que decir, Harry se puso de su lado; siendo Ron su más cercano amigo, dejándome a mí lloriqueando patéticamente en las escaleras. Fue después de un rato, que me di cuenta lo estúpida que de seguro me debía de haber visto. Así que, exhalando un jadeo dramático, me levanté y me fui a mi dormitorio. Durante mi desdicha, no me di cuenta de cierto brillo plateado en la oscuridad.

Después de cierto tiempo de melancolía y después de escoger unas palabras que le sirvieran al pelirrojo, traté de dormir, pero en vez de eso me encontré a mi misma viendo al techo por lo que perecieron horas. Al final, el insomnio me venció y me dirigí hacia la biblioteca para terminar un ensayo.

Una querida amiga de Helga Hufflepuff, y una de las cuatro fundadoras de Hogwarts, Rowena Ravenclaw es una de las brujas más conocidas en la sociedad mágica. A ella se le acredita lo de 'enseñaremos a aquellos de probada inteligencia', lo que explica por que los hechiceros y brujas más inteligentes son colocados en Ravenclaw. Una bruja en particular, la cual poseía gran fama e inteligencia, y la cual debió ser colocada en Ravenclaw, pero por accidente fue colocada en otra casa, fue-

De repente, pausé y arrugué la nariz en un gesto de disgusto. El olor de su colonia me era tan familiar, que pude olerlo antes de siquiera verlo. Por Merlín, aquí vamos otra vez.

"Granger."

"Hurón."

Sabía que si hubiese volteado, me hubiera encontrado con un ceño fruncido.

"Ahora eres comediante."

"Gracias, hago el intento."

Se sentó a mi lado, en el sitio de siempre.

"¿Le escribes una carta de amor a Krum?"

Su pregunta solo encontró silencio.

"¿A Weasley?"

Otra vez, lo ignoré.

Una bruja en particular, la cual poseía gran fama e inteligencia, y la cual debió ser colocada en Ravenclaw, pero por accidente fue colocada en otra casa, fue-

"¿A Potter?"

Fue…

"Oh no, ¿No me digas que es para mí?"

Cerré los ojos y conté hasta diez con lentitud. Dos veces.

"Malfoy, te puedo asegurar, que si estuviese escribiendo algo, tu serías difícilmente mi tema de interés. Al menos que claro, el ensayo se tratara de rubios pálidos e imbéciles, que molestan a castañas inteligentes en los momentos más inoportunos."

El alzó una ceja "¿Castañas inteligentes? Tu ego ha crecido ¿verdad?"

Bufé. "No podría tener espacio para el mío, viendo como el tuyo ocupa todo el espacio."

"Tus crueles palabras me hieren, Granger."

"¿Qué, no Sangre sucia? ¿Qué ha pasado con mi apodo oficial?"

El se encogió de hombros. "Como me di cuenta que no puedes odiarme, no debería darte otra razón para hacerlo."

Lo miré como si, otra vez, dudara de su salud mental.

El me dirigió una sonrisa flamante, y yo me puse cautelosa. "¿Qué?"

"Yo te arreglé los dientes."

"¿Disculpa?"

"¿Recuerdas este hechizo que te dio en los dientes?"

Fue mi turno de fruncir el ceño. "Vagamente."

"¿Ves? Y ahora tus dientes se ven mucho mejor que esos colmillos de castor que solías tener."

Me pregunté si eso era un cumplido o un insulto. Probablemente lo último, porque solo de esos había recibido de él.

"Tú no hiciste nada, Malfoy. Fue la señora Pomfrey la que me arregló los dientes. Tu solo agraviaste el problema."

"Ah, pero sin mi ayuda, no te hubieras visto tan maravillosa, como te viste hoy ¿No crees?" antes de poder señalarle que me había dado un cumplido, el añadió. "Eso fue, antes de que empezaras a pasearte como perrito sin dueño y sin patitas sobre la Comadreja."

Presioné mis labios fuertemente, en una línea, pero sin reclamarle a Malfoy por decirle a Ron comadreja.

"Vamos, Granger," se burló. "Dime como te enamoraste del pelirrojo mocoso ese, y como fuiste al baile con Krum solo para darle celos."

A mi mirada de poca sorpresa, el respondió con bufido. Le iba como anillo al dedo a su personalidad de cerdo. "Te gusta pensar que eres un misterio ¿No es así, Granger? Odio decírtelo linda, pero yo puedo ver más allá de esos libros que tanto adoras. No eres tan difícil de descifrar, o de provocar. ¿Mi consejo?"

El se inclinó hacia atrás, mientras yo crucé los brazos por encima de mi pecho. "Si no vas a decir nada bueno, entonces guárdatelo," le repliqué de mal humor.

Ignorándome, continuó. "Déjalo. Hay millones de chicos que darían un brazo y una pierna por salir contigo. Cuando Krum te invitó al baile, te lo preguntó por una razón." El pausó, sus facciones formando una mueca de desdén. "Aunque la verdad, no puedo ver el por qué."

¿De verdad tenía que ser tan desgraciado? No podía decirme nada que no fueran insultos. Así se lo dije, molesta.

Completamente inmutado, se recostó en su silla. "Al parecer la mascota de la Comadreja y de Potter tiene su genio."

Ese imbécil, narcisista, increíblemente arrogante-

Levanté mi mano para repetir la acción del año pasado, pero él tomó mi mano antes de que hiciera contacto con su mejilla.

Se acercó a mí, con una sonrisa arrogante. "No lo creo, Granger." Su inaudible observación por poco llega a mis oídos, dejándonos sumidos en un largo silencio.

Sentados, mirándonos el uno al otro; yo por mi parte, resentida y el…con una mirada que no podía descifrar. No solo el silencio se estaba volviendo incómodo, si no, que de repente me había dado cuenta de nuestra proximidad. Su mano todavía seguía apretando la mía, inmóvil justo al frente de nuestras caras. Sin embargo, su cálida piel casi rozando la mía me hizo dar cuenta del calor repentino. Todo lo que sabía era que no había suficiente espacio en ese lugar, y seguramente el hechizo que regula la temperatura debía de haber desaparecido por que la temperatura había comenzado a aumentar.

Me eché hacia atrás, rompiendo lo que sea que habíamos tenido.

"Creo que los dos hemos tenido suficiente por hoy ¿No crees?" para mi sorpresa, había cierto tono de derrota en mi voz. De reojo, lo vi observándome por al menos treinta segundos.

"Ve a dormir, Granger." Y mientras se alejaba, añadió, "Muy interesante tu ensayo."

Una querida amiga de Helga Hufflepuff, y una de las cuatro fundadoras de Hogwarts, Rowena Ravenclaw es una de las brujas más conocidas en la sociedad mágica. A ella se le acredita lo de 'enseñaremos a aquellos de probada inteligencia', lo que explica porque los hechiceros y brujas más inteligentes son colocados en Ravenclaw. Una bruja en particular, la cual poseía gran fama e inteligencia, y la cual debió ser colocada en Ravenclaw, pero por accidente fue colocada en otra casa, fue Hermione Granger o algo por el estilo, una bruja muy inteligente, cuyo intelecto es nada mas superado por el de Draco Malfoy, por que, por supuesto, Draco Malfoy es el mejor en todo. Si ella fuese un poco más atractiva, menos terca, y dejara de pasearse con esos dos babuinos que tiene como amigos, podría haber quedado en Slytherin, pero desgraciadamente, los nacidos de muggle no son permitidos en Slytherin, por lo cual Ravenclaw hubiese sido la mejor opción.

Esta vez, dejé que una pequeña sonrisa cruzara mis labios.

Si algún estudiante solitario se hubiese pasado por la biblioteca, hubiese quedado sorprendido al ver a un rubio muy bien vestido con una sonrisa gigante al lado de la puerta.


N/T: si otra traducción. Esta será tan solo de tres capítulos que por cierto, ya están casi listos. Agradecimiento a Lola P. Malfoy por betear el capitulo y aunque sé que está ocupada, espero que regrese. A lazer-angel por dejarme traducir su historia que en ingles se llama Essays. Un regalo de navidad :D. Y ya saben, ¡muestren su opinión con un review! (: