Capitulo I: Encuentro

"Una pequeña muchacha ansiosa se encuentra en un pueblo frio y apesadumbrado
ella busca ansiosa la muerte a su terrible vida pero el destino le deparara algo distinto..."

Tristemente caminaba aquella pequeña e insignificante alma por las calles de ese indiferente pueblo, lindo lugar, pero que para esta linda niña resultaba ser doloroso puesto que su pasado ahí siempre la atormentaría a pesar de que nunca supo cual fue.

Buscando donde esconderse del mundo y esperar esa muerte tan anhelada que a la vez era imposible de obtener por su alma vacía, se escabullo entre unos edificios viejos donde ya nadie transitaba, la pequeña no quería ser vista asi, un ser muerto viviente que tenia que vivir con el drama de una vida eternal que después de muchos años comenzó a odiar. Deseosa por encontrar la muerte ella caminó imprudentemente y sin descanso por las oscuras y peligrosas calles sin poder encontrar una cura para su problemática soledad.

La noche estaba en una calma absoluta no había ningún alma rondando ni siquiera las memorias de los muertos; de repente ella paro en medio de la calle desierta, la muchacha pensó que claramente la gente no saldría de sus hogares a esas horas, seria idiota. Su semblante mostro decepción al ver su misión frustrada, pensaba en volver a casa en medio del bosque donde seguramente la estaría esperando su querido amigo Taxidermio quien ya estaría muy preocupado por su ausencia, cuando se encontró frente a ella una muralla con un cartel de advertencia; por supuesto se dijo asi misma. Todos le temían a EL y levantando una de sus pálidas manos de debajo de su abrigo negro tocó las grandes letras y la fotografía del asesino, era solo un joven muchacho de unos veinte años que mostraba una mirada amenazante. Sonrió.

La pequeña trato de imaginar como seria vivir como la fugitiva de todo un pueblo, bueno prácticamente era una, nadie querría tener cerca a una abominación como ella una pobre criatura presa entre la vida y la muerte por toda la eternidad.

Hubo un minuto de silencio; no había ningún sonido, ni siquiera el del viento. De repente la niña sintió algo a lo lejos, un sonido, se escondió en una casa abandonada cerca de donde ella estaba y miro a través de una pequeña ventanilla que es lo que estaba pasando afuera; era una multitud enardecida con antorchas que perseguían y atacaban sin piedad a un joven, el mismo del cartel, ella sintió miedo cuando se dio cuenta de que ellos estaban dirigiéndose a su escondite donde acorralaron al perseguido pero ella sintió aun mas miedo por la vida de ese chico que estaba siendo apedreado y herido a la entrada de la casa. Decidida salió por una puerta anexa que llevaba a un callejón no muy ancho a un lado de la turba, el joven tenia un brazo herido y su cuerpo prácticamente estaba atravesado por estacas daba zarpazos inútiles a sus atacantes, ágilmente la pequeña tomo del brazo al joven y lo llevo por el callejón hasta llegar a la calle vacía. Pararon por unos segundos, ella cansada se apoyo en un farol a un lado de la calle y el se lanzo al suelo tosiendo sangre debido a sus múltiples heridas.

- Debemos irnos de aquí, no es seguro – lo tomo de nuevo y lo puso en sus hombros para luego salir del pueblo directamente hacia el bosque.

La pequeña con apenas fuerzas fue jalando al ya inconsciente muchacho hasta que llegaron a una mansión en las afueras entre medio del espeso bosque que según los muchos rumores estaba plagado de espíritus malignos. Era de noche cuando llegaron a la puerta donde les estaba esperando el amigo de la joven.

- Pero mi señorita, ¿Qué le a pasado, donde estuvo? – recibió a la niña ayudándola con el pesado cuerpo del desmayado.

- Fui al pueblo a dar una caminata y tomar aire fresco cuando me vi en el medio de una multitud y lo comenzaron a atacar, no podía dejarlo de esa forma asi que me escabullí como pude por entre los aldeanos y lo traje al bosque. Lo siento si te hice preocupar Taxidermio – dijo con apenas aire en sus delicados pulmones, no estaba acostumbrada a llevar cosas pesadas y menos a personas.

- Este hombre esta severamente herido mi señorita, será mejor que entremos, usted debería dedicarse a descansar yo estaré a cargo de su amigo – Taxidermio sin ningún problema llevo al joven escaleras arriba y lo dejo en la habitación de los invitados después de hacer unas cuantas curaciones y dejarlo acostado en la cama.

Fue de nuevo al cuarto donde la silueta de esta preciosa joven se reflejaba frente al fuego de la chimenea que a pesar de ser una niña en parte muerta parecía un hermoso ángel, Taxidermio se sentó en una silla detrás de ella y tomo un libro de Edgar Allan Poe para leer. La niña se volteó cuando se percato de su presencia y con ojos preocupantes ella miro a su querido amigo quien entendiendo su evidente gesto le dijo:

- No se preocupe señorita Lenore su amigo estará mejor en la mañana, después de todo… - dijo mirando hacia el segundo piso. – El no es un humano ordinario aparentemente.

- Pero Taxidermio el estaba tan herido y esos aldeanos le hicieron tanto daño y él y yo…

- Señorita Lenore, con todo respeto creo que todo este suceso la ha alterado mucho, es por eso que creo recomendable que usted vaya a descansar, hoy ha sido un día muy agotador para usted. No se preocupe todo se arreglara en la mañana.

Con una sonrisa paternal Taxidermio miro a la pequeña Lenore esperando que la niña olvidara lo ocurrido y permaneciera tranquila.

- Esta bien, supongo que tienes razón.

Lenore se despidió de Taxidermio con un beso de "buenas noches" subió las escaleras hasta llegar al largo corredor del segundo piso, se detuvo a mirar de reojo hacia donde estaba la habitación de invitados con un rostro ansioso y preocupado, ella quería ir a verlo tenía tantos deseos de hacerlo en su corazón vacío, pero se devolvió y fue a su habitación donde simulo estar dormida y asi Taxidermio no la regañaría.

Era medianoche y Lenore no podía conciliar el sueño, su mente aun tenía el rostro de ese joven cuando lo atacaban en el pueblo, soledad… Se levantó, no tenía sentido seguir en la cama tratando de dormir, y salió de su cuarto silenciosamente para tomar un poco de agua, estaba en eso cuando miró de nuevo hacia el corredor y se pregunto si aquel muchacho estaría despierto si necesitaría ayuda con sus vendajes pero en el interior de su fría alma ella sabia que esas eran solo excusas para conocerlo.

La pequeña fue caminando por el pasillo hasta estar frente a la puerta, levantó una de sus delgadas manos para tocar pero se detuvo, algo dentro de ella le impedía hacerlo era como si una señal de advertencia se alzara frente a ella impidiendo el paso entre ella y la puerta, su cuerpo permaneció congelado, expectante. Cerró sus ojos, dio un largo suspiro y tocó la puerta.

… No hubo respuesta, tocó de nuevo pero esta vez un poco mas insistente y luego esperó, nada… coloco el oído en la fría madera pero no pudo escuchar nada ni siquiera una respiración o el sonido de las sábanas cuando uno se mueve al dormir; absolutamente nada. Intrigada pero más que nada asustada del tan solo hecho de que algo le habría pasado a él o peor, que se haya ido; entró lentamente y asomó su cabellera rubia en la habitación que se hallaba completamente a oscuras, apenas podía ver algo solo la luz de la luna dejaba ver las formas de las cosas alrededor aunque sea un poco. Entró un pie y luego el otro, sus nerviosas manos no paraban de estrangular la suave tela de su pijama rosado opaco, se acerco lo suficiente para darse cuenta que la cama estaba vacía, confundida observó toda la habitación buscando signos de la presencia del joven pero no encontró ninguna… ¿Dónde estaba él?

De repente sintió la puerta cerrarse de golpe detrás de ella, su corazón dio un salto al escuchar el estridente ruido de la madera chocar con las vigas. Se volteó encarando a la persona que ahora la mantenía prisionera dentro del oscuro y tenebroso cuarto, ella se encontró frente a un hombre alto de complexión pálida, vestido con una camisa llena de agujeros debido al ataque del pueblo y unos pantalones elegantes pero lo que mas resaltó de aquella figura fueron los grandes y penetrantes ojos rojos en la oscuridad de la pared aproximándose hacia ella…

Solo un pensamiento cruzó la deteriorada mente de la hermosa joven: "Muerte, bienvenida a tu nuevo hogar"…