NADA DE ESTO ME PERTENECE, LOS PERSONAJES SON DE NICK, YO SOLO ME DIVIERTO HACIENDO ESTAS HISTORIAS.
Es curioso lo que haces cuando no tienes nada que hacer. Así salió esta historia hace mucho tiempo pero no me animaba a subirla, hasta que dije ¡Vamos! No pierdes nada. Tengo otra allá arrinconada en mi compu que tal vez suba mañana.
Se verá de seguro muy mal estar subiendo y subiendo cuando no he actualizado nada de mis historias, pero espero sepan perdonarme y me dejen muchos comentarios :D
Este es un momento perdido en la histora de Avatar que me imaginé. Es muy cortito, casi un drabble, pero no me resistí a hacerlo.
Prueba.
Hacia seis años que el avatar Roku había muerto. El nuevo avatar debía renacer entre los nómadas del aire, a quienes los sabios de Fuego mandaron las cuatro reliquias del avatar, para que hicieran la prueba.
A todos los niños nacidos en el mismo año en que murió Roku, los mandaron traer al Templo Aire del Norte. Todos los monjes se reunieron en una enorme sala, donde colocaron miles de juguetes de las cuatro naciones y entre todos esos, las cuatro reliquias del avatar.
-Pasen a los niños—indicó el monje de mayor edad.
Los pequeñitos pasaron y les mandaron escoger, entre todos, solo cuatro juguetes. Emocionados, las criaturas analizaron detenidamente juguete por juguete, descartando unos y seleccionando otros, queriendo tener en sus manos el mejor.
Una niña muy bonita encontró entre todos los juguetes una reliquia, la agarró y analizó con cuidado, visiblemente interesada en él. Los monjes observaron a la pequeña, pensando que podría ser el avatar. Pero la niña al ver otro juguete dejó la reliquia en el montón y se fue por una pelota bonita y colorida.
Otro niño agarró otra reliquia, pero al verla la volvió a colocar donde mismo, por no considerarla divertida. Así, las reliquias pasaron entre varios niños que a primera instancia les gustaron, pero que al final, no le agradaron.
Ya todos los niños se habían ido con sus cuatro juguetes, sin que ninguno escogiera al menos una de las reliquias.
-¡Esperen, faltan dos niños!—dijo el monje Gyatso
-¿Quiénes?—inquirió un sabio.
-estos dos pequeños venían conmigo, llegamos tarde porque nos tocó mal tiempo, lo lamento.
-pásenlos.
Uno de los niños era alto, a simple vista fuerte y de mucho carácter. El otro era delgadito, un poco bajito, y sencillo. Los monjes observaron al niño más fuerte, porque parecía tener el porte de un avatar. Vieron con alegría que el niño escogía una de las reliquias, pero cuando vio una espada dorada de juguete, dejó la reliquia en el suelo y se fue a por ella.
En cambio, el niño pequeño vio la reliquia en el suelo. Su mirada parecía algo perdida, como si el objeto lo hubiera hipnotizado, el niño agarró la reliquia y la vio detenidamente, antes de colocarla en su canasta y seguir viendo juguetes. Los monjes miraron maravillados cuando el niño escogió la segunda reliquia, emocionados, sonrieron al ver que el niño reunía en su cesto las cuatro reliquias, muy seguro de querer jugar con ellas.
-¿Cómo se llama este chico?—preguntó un monje.
-se llama Aang—contestó Gyatso.
El monje asintió.
-Gyatso, quiero que me cuentes todo acerca de este niño.
-es mi discípulo, un excelente maestro aire. Si continúa así con su dominio, en no más de tres años conseguirá sus tatuajes.
-¡Tan pronto! Pero si solo tiene seis años…
-es verdad, pero por lo que parece, Aang es el avatar.
-este niño pequeño y delgado, es el maestro de los cuatro elementos ¿A poco no es sorprendente?
-Si, lo es.
¿Que les pareció? Se que realmente no es la gran cosa, pero me gustó la forma en que me quedó. Quizás haga más historias cortitas sobre otros momentos perdidos, eso dependerá de mi inspiración futura.
¡Ash, a quien engaño, de seguro subiré más momentos perdidos!
chao!