Disclaimer: Hetalia no me pertenece y nunca me pertenecerá, es del señor Hidekaz Himaruya al cual amo y venero.

Advertencia: es un fic yaoi, chicoxchico, si no gusta, en serio no lo leas xD.


Capitulo 5: Ti amo…

Me percate de que Prusia se estaba tardando bastante, temí que nuevamente se encontrara hablando con Francia por teléfono, así que fui a espiarlo por un instante. En cuanto me asomé noté que su conversación por teléfono se estaba haciendo bastante acalorada, sin embargo lo único que alcance a escuchar fue…

-Por fin logré algo que había anhelado hace muchos años y yo… ¡No dejare que tú ni nadie lo estropee!

¿A qué cosa se referirá? ¿Qué cosa es la que ha anhelado tanto? No me parece que Prusia sea el tipo de persona que se obsesione tanto por algo, bueno, solo por periodos cortos de tiempo. Además me inquieta saber con que persona hablaba de forma tan familiar.

-¿Con quién hablabas? – me acerque por detrás.

El dio un pequeño alto, al parecer lo asuste.

-Ita… Ita-chan – se volteo - ¿Hace cuanto que estas aquí?

-No hace mucho – respondí – ¿Con quién hablabas?

-Con la entrometida de Hungría – explicó – se enteró que estamos saliendo y llamó para molestarme…

-¿Cómo se enteró tan rápido?

-Para variar fue España – dio un suspiro – ha estas alturas medio mundo debió haberse enterado.

-¿Y eso es tan malo? – dude.

-Bueno, pensábamos mantener esto como un secreto, pero se divulgó muy rápido – tomó de mi mano – para mi no es un problema, no se si lo es para ti.

- No esta bien – le sonreí – gracias por pensar en mí.

Sin que me dijera nada lo abrace. Su cuerpo no era tan fornido como el de Alemania, pero aun así era mas alto y fuerte que yo.

-Italia… - dijo un sorprendido Prusia - ¿sucede algo?

-Nada, solo quería abrazarte.

Prusia correspondió a mi abrazo y estuvimos juntos por un tiempo, luego tomó de mi mentón y lo elevó lo suficiente para que nuestras bocas se encontraran. Ahora que lo pienso no nos habíamos besado desde hace días, y él al parecer también se había percatado de ello, dado que el beso se fue haciendo cada vez mas pasional. No nos importo si Alemania o Japón pasaban por ahí, realmente nos habíamos olvidado de todo y todos.


Fue desagradable la escena que mis ojos tuvieron que captar. Había regresado de correr, pensando que con el tiempo que había pasado ya todos en mi casa se encontrarían entrenando, que ingenuo soy. Ni mi hermano ni Italia se percataron de mi presencia hasta que se los hice saber.

-Ya es hora de entrenar – escupí fríamente mientras observaba como se despegaban- vayan a alistarse ahora, ya tendrán tiempo para eso luego.

Dicho esto me marche, sin antes notar sus reacciones. Prusia miraba hacia un lado como un niño que hubiera hecho una maldad e Italia… él solo frunció el seño y me dio la espalda. ¿Qué le pasó al alegre y tierno italiano del cuál me enamore?

-Oye West – el albino me hizo voltear – yo no estaré para el entrenamiento, me juntare con…

-Deberías dejar de irte de parranda cuando se te de la gana – lo encaré – ahora que eres el amante de Italia deberías preocuparte en hacerte más fuerte y protegerlo.

-Ya te lo dije – respondió molesto – el maravilloso yo es súper fuerte, tan fuerte como para proteger a Italia de todo lo que le aterre, puedo hacerlo igual o mejor de como lo hiciste en el pasado, ahora con permiso, me voy.

No me moví de mi sitio hasta que escuché un portazo que resonó por toda mi casa. No me gusta estar en esta constante tensión con mi hermano, pero no creo que esto se acabe pronto. Italia tampoco se había movido de su sitio, así que la atmosfera de hizo aun más tensa cuando nuestro ojos se encontraron.

- Buenos días Italia…

- Hola Alemania – respondió serio.

- ¿Te molestaría acompañarme un momento? – pregunté.

- ¿No que teníamos que entrenar? – me miró dudoso.

- Japón puede esperar un poco – le hice una seña – ahora vamos.

Italia me miraba perplejo, pero aun así acató mis órdenes. Lo guie hasta que llegamos a mi alcoba, lo hice pasar. Era raro no escuchar sus típicos comentarios sobre la pasta o las chicas, realmente extrañaba al italiano tonto.

-¿Y hay algo que quieres decirme?

- Esa pregunta debería hacértela yo, ¿no crees? – lo encare.

Italia se sobresalto, aunque no evitó que su careta de enojado cambiara.

-Realmente no sé de que podamos hablar, ya sabes que estoy con Prusia y…

-¿Por qué no me lo dijiste? – lo interrumpí.

-¿Acaso debía hacerlo?

Ahora fui yo él que se sobresalto. Italia realmente no tenia ninguna obligación de decime nada, después de todo no éramos novios (lamentablemente), solo éramos amigos… amigos…

-Yo creí que éramos amigos…

- ¿Amigos? – me miró perturbado, había tocado un punto delicado.

- Si, amigos – intente sonreír – recuerdas que hicimos un pacto, en el que prometimos protegernos el uno al otro – expliqué – y yo creí que dentro de ese pacto estaba también el hecho de que nos tendríamos la suficiente confianza – titubee – de contarnos todo…

Realmente mi cara debía ser una burla, estaba sonrojado como cualquier colegiala, Japón disfrutaría mucho de esta escena. Le di la espalda y me rasqué la nuca para disimular, era una de las cosas más cursis que le había dicho.

-Lo lamento Alemania… pero yo…

Me voltee a verle, él miraba al suelo arrepentido. Se veía tan frágil e inocente en esos momentos que tuve que contener mis ganas de ir a abrazarlo.

-¿Qué es lo que lamentas?

-Yo ya no voy a poder seguir cumpliendo con ese pacto…

-¿Ya no quieres ser mi amigo?

-No creo que sea lo correcto – se volteo para no seguir esquivando mi mirada – no puedo mantener la misma relación que tenía contigo ahora que estoy con alguien mas – dio un suspiro – realmente lo siento…

Mis ojos lo seguían mientras este se acercaba a la puerta. Esto no podía terminar así, no quería que terminara así.


Me duele ser así de cruel con Alemania, pero ya no puedo ser su amigo. Todo él me confunde, su mirada azul hace que mi corazón se acelere y me siento como basura al sentir eso por alguien que no es mi pareja.

En cuanto toqué el pomo de la puerta, me vi envuelto en unos fuertes brazos que me inmovilizaron. Mi corazón empezó a bombear sangre más y más rápido, sentí mis manos sudar y mis mejillas sonrojar. ¿Por qué me tuve que enamorar de este sujeto?

-Lo siento Italia, pero... – susurró a mi oído – no puedo dejarte ir tan fácilmente…

-Ale… Alemania – dije tembloroso – estas no son cosas que hacen los amigos...

-Tampoco los amigos se bañan juntos, ni duermen juntos ni menos se besan y abrazan constantemente – declaró – pero aun así tú lo hacías conmigo, ¿no?

¿Qué le sucedió al Alemania que odiaba las muestras de afecto? Nunca se me paso por la cabeza que él iba a terminar abrazándome y yo rechazándolo. Y lo peor de todo es que me esta sacando en cara todas las cosas que hacia para demostrarle mis sentimientos. ¿Ahora que hago? No es cosa de llegar y decirle "es cierto Alemania, la verdad es que creí estar enamorado de ti hasta que me entere que tú no eras Sacro Imperio Romano, es por eso que ya no puedo ser afectuoso contigo". Demonios…

-Lamento… lamento si mis… mis acciones te hicieron pensar otra cosa – hablaba entrecortado, estaba muy nervioso – pero ahora estoy con Prusia, él es bueno conmigo y….

-¿Lo amas?- pregunto cortante.

Di un pequeño salto al escucharlo. Amar… yo sólo he amado a alguien, no creo ser capaz de amar a dos personas a la vez, querer si, pero no amar.

-Yo le quiero… – respondí – le quiero mucho…

-Sin embargo no lo amas – terminó de responder por mí - ¿Por qué estas con él entonces?

- Prusia fue el que... – mis palabras salían de forma temblorosa, mi carcasa de dureza y seriedad se había roto – ¡él me lo propuso y ya! – grité.

Aproveche el desconcierto de Alemania para deshacerme de su agarre y salir de su habitación. ¿Por qué simplemente no me podía dejar tranquilo y ya? ¿Por qué debía entrometerse justo cuando creí que podría empezar a sentir cosas por Prusia? ¿Por qué sigue atrayéndome de la misma manera que me atraía Sacro Imperio? Esto no es justo…


-Y entonces – dijo España después de tomar un sorbo de su trago – tu e Ita-chan ya "lo hicieron"? – simulo unas comillas con sus dedos.

-Tu no te vas con rodeos, ¿eh? – mis labios se curvaron – pues aun no hemos tenido mucho tiempo, tu sabes con el asunto de Alemania, eso tiene a Italia algo inquieto – expliqué.

España me quedó mirando por un momento pensativo.

-¿Qué ocurre? ¿Tengo algo en la cara? – pregunté curioso.

-Nada es sólo que... – hizo una muesca de disgusto – nada olvídalo.

-No, dime que pasa – le exigí – ya me dejaste con la duda.

-No es por menospreciarte ni nada de eso – empezó a relatar – es solo que me parece raro que de un momento a otro Italia haya dejado de seguir a Alemania para estar contigo.

Mi sangre se helo. No podía contarle a nadie de cómo logré que Italia se convirtiera en mi amante, y menos al chismoso de España.

-Pues se dio la ocasión, kesese – comencé con mi "excusa" – Italia y yo nos encontramos una noche y nos pusimos a charlar – tomé un poco de cerveza y proseguí – una cosa llevo a otra y le conté lo que sentía por él, fue ahí que él correspondió a mis sentimientos y esa es toda la historia – le sonreí.

-¿Es en serio? – me miró dudoso.

-Pues claro, Italia sólo se dio cuenta que a su alrededor había otra gente que lo apreciaba mucho más que West – me sentí triunfador – Italia solo necesitaba un poco de cariño, y Oresama esta dispuesto a darle todo el amor que él se merece.

- Bueno si es así me alegro por ustedes – me regaló una de sus típicas sonrisas – me gustaría que Romano correspondiera de la misma manera mis sentimientos – dio un suspiro lamentador.

Me había escapado de una, ahora debo desviar la conversación…

-¿Qué te parece si Ita-chan y yo te ayudamos un poco? – le propuse.

-¿Eh? ¿Cómo podrían ayudarme? – me miró ilusionado.

-Le podría decir a Italia que invite a Romano a comer con nosotros dos – planteé – algo así como una cita doble.

-¡Si! Eso ayudaría – exclamó contento.


Ya era hora de la cena, y mi hermano aun no se aparecía. Seguramente se le pasaron un poco las jarras de cerveza y ahora no se puede mover de lo ebrio que esta (ya ha sucedido antes).

-Alemania-san – Japón me saco de mis pensamientos – ¿esperamos a Prusia-san?

-No lo creo, comencemos a comer…

Italia se encontraba preparando la cena, que para variar seria pasta (creo que es algo bueno, después de todo es una cosa que nunca cambiará del italiano, su amor por la pasta). Cuando íbamos a instalarnos en el comedor, se escuchó un gran estruendo de platos cayéndose, con Japón corrimos a ver el estado de la cocina, y sí, era un completo desastre. Vi a Italia cubierto entre una mezcla de pasta y salsa boloñesa. Corrí a recogerlo.

-¿Estas herido? – pregunté con desesperación, ¿Por qué tenía que ser tan torpe?

-Yo... – estaba algo distraído – si estoy bien…

- Italia-kun, mejor vaya a limpiarse, nosotros recogeremos esto – propuso un preocupado Japón.

-No, tranquilo – refutó el italiano parándose – yo limpiaré, por favor Japón lleva la otra cacerola a la mesa, ahí esta la comida que no se cayó.

Sin hacer sus típicos berrinches por trabajar, Italia agarró una escoba y empezó a limpiar el desorden. Me quedé mirándolo por un rato, aun no podía acostumbrarme a su cambio de actitud del todo. De repente algo me hizo click en mi cabeza al ver a Italia con esa escoba…

-¡Ahhg! – grité mientras me agarraba la cabeza, ¿Qué demonios me ocurre? Ya… ya no puedo… mantenerme consiente…

… … …

Me encontraba en una casa muy grande, se me hacia familiar, pero no conseguía identificarla. Yo sólo me encaminaba por un largo pasillo, al parecer buscaba a alguien y creo que lo encontré. Hallé a una pequeña niña con una escoba limpiando las baldosas, no podía verle el rostro, pero llevaba una pañoleta en su cabello y usaba un vestido verde. No paso mucho rato hasta que se percato de mi presencia y se sobresalto.

-¡Sacro… Sacro Imperio!- exclamo asustada – ¡estoy… estoy limpiando así que no hay razón para que me castiguen y…!

Sin poder decir nada, salí corriendo sin razón aparente, luego…nada.

… ….

Mis ojos se abrieron de par en par, mi corazón se había acelerado y sudaba mucho… ¿Qué había sido eso? ¿Fue un sueño? No… creo que fue un recuerdo… Pero… ¿Quién era esa niña? ¿Por qué me llamo... Sacro Imperio?

-Alemania, ¿estas bien? – un ángel de cabellos castaños me distrajo – te desmallaste de repente y te trajimos aquí, Japón esta preparando un miso, pensó que te habías descompensado.

-No, no fue eso – le expliqué incorporándome, removiendo un poco la frazada de que cubría – me empezó a doler la cabeza repentinamente y creo que perdí la conciencia.

-¿Dolor de cabeza? – me miró dudoso – ¿eso puede llegar a noquearte?

- No creí que fuera posible, pero al parecer si…

Nos quedamos callados en ese momento. Era raro no tener tema de conversación, nunca se había dado este grado de incomodidad con Italia. Realmente extraño los días en que se iba a meter a mi cama…

-Bueno, lo mejor es que te deje descansar… - empezaba a retirarse.

-¡No! – lo detuve – quédate un poco más… por favor.

Baje la vista avergonzado, no podía creer que le dijera eso. Me estoy dejando llevar por mis emociones…

-Muy bien – respondió – pero sólo hasta que Japón regrese.

Quedé atónito ante su respuesta, después de todo el corazón del italiano no podía cambiar de la noche a la mañana, luego una nerviosa sonrisa apareció en mi rostro.

Me acomode nuevamente en el sillón y cerré mis ojos esperando que el sueño me volviera a contagiar. Creo que empezó a funcionar, pero sin antes percatarme de que una cálida mano alboroto mis cabellos de forma suave. Como me gustaría pensar que no fue un sueño sino la realidad lo último que pude escuchar, o más bien alucinar, dado que era imposible que Italia me dijera… ti amo.


Hola! Si me demore con el capi, pero fue por motivos de fuerza mayor (mi papi no pago el internet ¬¬) así q me tuve que bancar unas 2 semanitas con abstinencia de yaoi *llora*, pero en fin, ya paso, no?

Comentarios del capitulo:

Bueno en este capitulo quise dar un enfoque un poco mas personal. Quise plasmar a un Italia que aunque lo intente, no pude olvidarse de Alemania, y también a un Lud que no puede dejar ir a su Feli.

Al parecer Lud empezó a tener "visiones" del pasado, ya veremos si estos recuerdos siguen apareciendo. Y les adelanto un cambio de actitud de nuestro querido Gilbert, al parecer dejará de ser tan "dulce" con Feli…

Bueno leí todos sus reviews y aprovecho de hacer una aclaración, algunas tenían la duda si este fic era GerIta o PruIta, y sinceramente me agrada que tengan la duda, por que acorde se vaya desarrollando la historia los sentimientos de Feli también pueden cambiar, no? Así que para generalizar diré que este fic es GerItaPru y punto xDDD

Por favor sigan dejando sus comentarios criticas y huellas xD me sirven de mucho ;)

Ciao~