Epilogo

Windhaven, Irlanda

El baile estaba en su apogeo. Como era el primero que se celebraba en la casa que el célebre capitán de Masen había hecho construir para su esposa, la alta sociedad en pleno de los tres condados del sur había asistido al acontecimiento. La mansión estaba a dos horas de Cullen, y estaba situada en los acantilados, con vistas al mar. Desde el exterior parecía un palacio francés, y el interior era una mezcla impactante y ecléctica de estilos con influencias orientales, europeas, y del Oriente Medio. Había muebles procedentes de todos los rincones del mundo.

Los rumores abundaban, porque nadie esperaba que Edward de Masen se casara, y mucho menos por amor. Se decía que no sólo había construido una mansión tan grandiosa como prueba de su amor imperecedero, sino que además había puesto la propiedad entera, incluyendo los terrenos, a nombre de su esposa.

—Forman una pareja maravillosa —comentó la baronesa viuda de O'Connell—. Él es el hombre más apuesto de Irlanda, y ella es delicada, elegante y hermosa.

—Sí, son una pareja perfecta —su amiga, la condesa viuda Marion, asintió mientras contemplaba a través de su monóculo a la pareja, que estaba bailando el vals. El capitán y su esposa estaban solos en la pista de baile, ya que se trataba del primer baile de la velada—. Es muy buen bailarín, pero ella es aún mejor. Mi querida Katherine, parece que flotan en vez de bailar.

—Es como si llevaran bailando juntos toda la vida, ¡qué pareja tan romántica! —soltó un sonoro suspiro. Mientras la familia de Masen salía a la pista de baile con los condes de Cullen a la cabeza, observó a los recién casados, que parecían absortos el uno en el otro, y volvió a suspirar—. Están tan enamorados… él es incapaz de apartar los ojos de ella.

—Sí, ése es el destino de los de Masen… encontrar el amor verdadero, por muy escandalosa que sea la unión, y amar una sola vez y para siempre.

Al recordar varios escándalos relacionados con la familia, incluyendo el que habían protagonizado los condes de Cullen, las dos amigas se echaron a reír, porque para ellas, era como si hubiera sucedido el día anterior.

La baronesa se acercó un poco más a su amiga, y susurró:

—Me contaron un rumor de lo más absurdo, una verdadera ridiculez.

—¡Cuéntamelo, Katherine!

—¡Me dijeron que la señora de Masen es hija de un pirata!

La condesa la miró con asombro, y se echó a reír mientras negaba con la cabeza.

—¡Mírala, Katherine! Es la elegancia en persona… ¡todas las jóvenes damas deberían aspirar a llegar a tener su porte y su belleza! ¡Lo que has dicho es imposible!

—Estoy completamente de acuerdo —la baronesa soltó una carcajada—. ¡Es del todo imposible!

Las dos mujeres siguieron riendo ante aquella idea tan absurda.


mis disculpas por no haber puesto antes el titulo original... subi el cap. en el curro y no me dio tiempo... ;), el titulo original es... la hija del pirata de

Brenda Joyce. nos leemos guapisimas besotes..