Hola, pues nada, este es el final :)
Espero que os haya gustado toda la historia y que hayais llegado hasta el final.
Para todas aquellas que me habeis leido, un millon de gracias; para aquellas que habeis leido y dejado comentarios dos millones de gracias ;) porque sin vosotras no es lo mismo, porque cuando llegaba a casa y entraba y veia un comentario, sonreia inmediatamente. Así que mis gracias, sobre todo y en especial a: Lady Sami, Alfy-Malfoy, PuppetNigthmare, Cissy Black-Potter y a ILoveTwilightBoys. Y también gracias a aquellas personas, que no pudieron leer esta historia mientras la publique y la leeran en el futuro, y a los comentarios que dejen, que aunque sea más tarde los acogere con las mismas ilusiones.
Espero que os guste y que no os quedeis en este Fic, porque pienso publicar más! os quiero :)
De la vida con Albus
Las cosas en casa de Al no son como en la tuya, mientras tu familia se limita a haceros un par de preguntas y charlar un rato con vosotros, en su casa, hay de todo: gritos, regalos, risas, alboroto. Quizás siempre te quejas de que es demasiado para ti, pero realmente te encanta, es algo que te hace sentir parte de la vida de Albus. Su familia es así, él es así, divertido, gracioso al igual que sus padres y hermanos.
Entráis por la chimenea y antes de poner ambos pies en el suelo, ya tienes un par de brazos agarrándote y deseándote feliz navidad. Lily ha sido la última en acercarse y te ha dado un beso en la mejilla, como acostumbra, y después os habéis ido directamente hasta Jéssica, la cual ya tiene la tripa bastante crecida.
-¿Para cuándo ya, James? – le ha dicho Albus a su hermano.
-Aun queda, Al, al menos cuatro meses, ¿aun no sabes cómo funcionan los embarazos? – ha dicho riéndose.
-¿Es que necesito saberlo acaso? – ha respondido de la misma forma, y todos han comenzado a reírse.
Te alegras que al final todos te aceptasen en esa familia, al principio fue difícil, sobre todo por sus padres, quienes pensaban que aquello era solo una tontería, tuvisteis que demostrar que lo vuestro era serio, y cuando le dijisteis al Señor Potter que os ibais a vivir juntos, casi llora al pensar que su pequeño se iba de casa. Ahora todo es diferente, os tratan por fin como a adultos y a ti como a uno más.
Habéis almorzado allí y cuando ha llegado la hora del té, han comenzado las preguntas.
-¿Cuándo empezasteis a trabajar? – ha dicho su madre.
Respondes lo mismo que Albus dijo en tu casa, y parecen de acuerdo. Estas un poco incomodo en este punto, ya que desde que empezasteis a estudiar Albus está trabajando y la mayoría de los gastos de vuestra nueva casa han sido pagados por él, aunque tu insististe en darle la mitad, él te dijo que cuando trabajaras ya contribuirías.
-¿Y qué tal la convivencia? – Ha preguntado James – nosotros cuando empezamos a vivir juntos nos peleábamos por cada cosa.
-Bien – dice Albus – no sé, normal, aunque si hemos discutido al colocar algunas cosas – ha reído ante eso y tú lo has mirado receloso.
-Eso es porque eres muy desordenado, siempre lo has sido.
-No es verdad, es que tú eres demasiado ordenado…
-Albus – ha interrumpido su madre – siempre has sido muy desordenado – y has visto como se enfurruñaba y todos se reían de él.
-Bueno, - he intervenido Lily – al menos, podrán compartir su ropa, eso es guay. Cuando estoy con Rose la compartimos.
-Bueno, alguna sí, no toda, Scorp es más alto y delgado que yo, aunque eso se arregla con algún hechizo, pero aun así, no me gusta mucho la ropa de Scorpius, ya lo sabes – ha dicho Albus mirándose a sí mismo, ya que hoy lleva ropa tuya.
-Sí, ya te he oído quejarte esta mañana, no lo repitas, además la ropa no te queda igual a ti que a mí, en mi se ve mucho mejor – has dicho riéndote y él te ha dado un golpe cariñoso en el hombro.
Han seguido las preguntas, las respuestas, las anécdotas, y miras a cada uno y sonríes.
Al poco rato os habéis despedido y habéis llegado a casa a través de la chimenea.
En cuanto habéis llegado Albus ha lanzado sus zapatos al aire y se ha tirado al sofá.
-Me vas a arrugar la ropa – le has dicho.
-Pues quítamela – ha respondió mirándote mientras se mordía la lengua – sabes que es la única forma en que no la estropeare y así te ahorrarás regañarme cuando te la deje de cualquier forma.
-Pero entonces no aprenderás.
-Prometo mirar atentamente como me la quitas – y te ha guiñado un ojo.
Intentando aguantarte la risa, te has sentado junto a él en el sofá, se ha incorporado y has comenzado a desabrocharle la camisa, él no ha parado de mirarte a los ojos mientras lo hacías con cuidado y cuando has deslizado la camisa por sus hombros, ha posado sus manos en tus mejillas y ha comenzado a besarte. Te derrite, cuando hace eso, sientes que el mundo a tu alrededor se pierde, y en el momento en que has sentido sus labios en tu cuello, has tenido que pararle los pies, porque aun hay un montón de cosas por hacer y ya tendréis tiempo de eso, al menos eso fue lo que te dijo anoche mientras lo hacíais, que solo eso hasta que terminarais de colocar todas las cosas.
-Para Albus, tenemos cosas que hacer – no ha parado y has vuelto a empujarlo ligeramente – en serio, tengo que colocar un montón de cajas aun, mis libros están por ahí tirados…
-Los puse en la estantería del salón mientras fuiste a por la cena anoche – en cuanto lo ha dicho ha vuelto a pegar sus labios a tu cuello – solo queda la caja de la cocina, y la de la habitación
-Bien, me dijiste anoche que nada de esto hasta poner todo en su sitio.
Ha bajado la cabeza y la ha apoyado en tu hombro e inmediatamente se ha levantado de mala gana del sofá
-Si coloco todo eso, entonces, ¿podré hacer lo que quiera? – ha dicho sonriendo de repente desde el quicio de la puerta.
-Sí, lo que quieras.
Te has puesto a hacer la cena y no has parado de oír ruidos provenientes de dentro. Te ríes internamente porque seguro que Albus está armando todo ese alboroto intentando acabar lo antes posible. Cuando has terminado de cocinar, ha llegado todo sudoroso y se ha sentado a tu lado dándote un beso en la mejilla, ha terminado con su plato antes de que tú fueras si quiera por la mitad (maldita glotonería Weasley) y se ha metido a la ducha.
Cuando has terminado de recoger un poco, te has ido a poner el pijama y has visto a Albus tumbado en la cama encima del cobertor y mirando la televisión.
Te has tumbado a su lado y has pasado un brazo por su pecho mientras te acurrucabas entre su cuello y su hombro.
-¿Has colocado todo ya? – le has preguntado mirándolo a los ojos de forma melosa.
-Si – ha contestado sin mirarte – todo listo.
-Bien.
En cuanto has dicho eso, te has sentado a horcajadas sobre él y su respuesta ha sido ladear la cabeza para seguir viendo la televisión. Todo ofuscado has comenzado a besarle el cuello y a acariciarle el pelo.
-Scorp, estoy tratando de ver eso – ha dicho.
Has levantado una ceja y lo has mirado severamente.
-¿Lo dices en serio? ¿Prefieres seguir mirando eso?
-Dijiste que si terminaba podría hacer lo que quisiese, ¿no es así? Pues eso estoy haciendo
Te has levantado de encima de él y un poco molesto te has dado la vuelta en la cama para dormir mirando hacia el otro lado. En cuanto te has arropado, has notado las manos de Albus sobre tu costado y su boca en tu hombro. Lo has escuchado reírse y te ha dado la vuelta.
-Anda, ven aquí, tonto – ha dicho mientras te daba un beso en los labios – eres un ingenuo, ¿realmente piensas que prefiero ver la televisión?
-No sé, quizás ya no te gusto como antes – has respondido haciéndote el ofendido.
-A ver, en eso llevas toda la razón, ahora me gustas mucho más que antes – te ha sonreído de esa forma que sabe que no puedes resistirte.
-Si claro, eso dices, pero seguro que no es verdad – tú también sabes jugar, y él no puede resistirse a tus pucheros.
-No digas más tonterías, ven aquí, señor Malfoy – te ha agarrado de los hombros – sabes que me gustas, que me encantas, que no puedo vivir sin ti, de hecho, por eso vivimos juntos, ¿no? Me gustas cada día más, porque me encanta la forma en que me miras recién me levanto, y también la forma en que me miras antes de ir a dormir, también adoro cuando sales todo despeinado de la ducha y cuando gruñes porque he dejado algo tirado por el suelo, me encanta tu olor en la almohada y las cosquillas de tu cabello mientras duermo o vemos algo en la televisión, adoro cuando te acurrucas entre mis brazos, y me encanta besar cada centímetro de tu piel, amo cada minuto que paso contigo entre estas cuatro paredes, en nuestra casa.
No has podido hacer otra cosa que mirarlo y sonreír, a veces es un poco hosco, pero en momentos como esos te das cuenta porque estás con él, porque lo necesitas a tu lado.
-Te amo, Albus – él solo te ha abrazado y te ha apretado contra él, y no necesitas nada más.