El futuro que nunca fue.

Yami Horus Reborn: ¡Saludos a vuestras benditas mercedes, lectores míos, que visitan este recóndito lugar! Miau! Les traigo el capítulo 5 de este fic tan… raro. (Gracias por no matarme en el anterior, enserio se los agradezco ¡Pero por favor no me maten ahora por tardarme tanto en actualizar! ¡Perdónenme! ¡Ténganme piedad por favorcito! Además, tengo una muy buena razón, pero les contaré al final) Espero que les agrade el fic, 8D, el cual, como es mi mala costumbre, les estoy actualizando más tarde de o que debería (Reitero: ¡NO ME MATEN!... (o al menos espérense a que sea famosa x9 o que tenga más reviews XD, o que diga mejores chistes) )

P.D.: Los personajes de TMNT no me pertenecen ni en mis sueños más dulces (¡y menos en momentos como este en que tengo sueño y como tengo clase en un rato no puedo dormir!)

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Capítulo 5: El más grande Genio (Parte II)

—Hola Donny…— saludó Tímidamente el quelonio del brazo prostético. El gesto de la tortuga con bata fue levantar una ceja, no parecía estar para nada contento.

—Miguel— Dijo con algo de malicia en su severidad—hermanito, me puedes decir ¿Qué hacen aquí?

— Ah… pues… nos recuperamos de nuestras heridas— respondió Miguel— porque, la verdad, llegamos muy mal. Ves que Leo tenía cortado el caparazón y Rafa estaba…

— No te pregunté eso, Miguel Ángel— El de la bata levantó su tono de voz, notándose lo molesto que en realidad estaba. — Al preguntarte qué hacían, no me refería a la acción que comenzó en el pasado y aun no ha llegado a su fin, o sea su estancia en el hospital. Me refiero a la acción presente que viene dentro del periodo de tiempo que ya han pasado en el edificio, para abreviarlo ¿Qué hacen aquí en esta parte del edificio? ¿Acaso no fui lo suficientemente claro cuando dije… "reposo absoluto"?

— Em… pues sí, pero…—siguió hablando el mismo quelonio del brazo vendado.

— ¡Pero nada, no tienen excusa! — Replicó el otro, ahora dirigiéndose a los mayores— ¿Acaso no saben que quiero decir con "reposo absoluto"? — levantó su tono de voz otros decibeles más.

—Por favor Donny— Pidió el futuro Leonardo— No te pongas así, nos conoces , ya sabes que no puedes mantenernos encerrados en la habitación todo el tiempo…

— ¿Quieres apostar? — fue la respuesta de Donny, con una voz que les hizo temblar — Bien los puedo amarrar a la cama…

— Si, lo sabemos— Interrumpió el tuerto Rafael— pero entiende que es aburrido estar en el mismo sitio sin hacer nada.

— Eso es parte de su castigo por no cuidarse— le contestó el genio. — Ahora, regresen a sus camas o si no…

— ¡Ya bájale, genio!— le contestó el del tri pie— además ya estamos bien.

— No pienso arriesgar la vida de mis hermanos— Le señaló Donny amenazadoramente con el dedo índice— Además, tú ni siquiera deberías ponerte de pie, ya se te abrieron los puntos antes...

— ¡Pero sólo fue una vez! — el otro ya estaba harto de tanto regaño— Además, eso fue porque me levanté a los dos días de la cirugía, ya pasaron muchas semanas y, además, ya ni me duele…— El genio le dio una palmada en el costado, el otro reaccionó con una mueca de dolor contenido, un tic en el ojo y llevando sus manos a donde estaba la venda…

— ¿Qué decías Rafael? — El otro lo miró (aun con dolor) reclamándole por ese gesto.

— ¿No te parece que estás siendo algo sobreprotector, Don? — Todos voltearon a verlo con la misma expresión de "el burro hablando de orejas". Los quelonios más jóvenes que veían esa escena, miraron a su respectivo Leo (El cual se sintió incómodo con esto, parecía que lo estuvieran acusando de algo… pero no sabía por qué)

— Mira quién habla… Lo que me sorprende Leo; es que tú, siendo el mayor, nuestro líder y el más sabio de los cuatro, no puedas seguir una simple instrucción — le regañó el de la bata a su respectivo Leo— sobre todo ahora, que se te da por tu salud.

— Don… ni siquiera yo soporto estar encerrado...

— No es excusa— le replicó el otro— esa cortada casi te llega a la medula espinal, tienes suerte de estar vivo y poder caminar. Y, de todas formas, aun tienes el caparazón fisurado, un golpe de cierta intensidad ¡Y adiós! — Le regañó con el tono de un reclamo.

— Donny… llevamos poco más de un mes en cama…

— ¡Tú puedes quedar lisiado de por vida y a Rafael le esperaría una fortísima infección con un 80% de posibilidades de mortalidad! — le gritó el genio

— No exageres— Leo del futuro comenzaba a irritarse—… ya nos podemos mover sin estar en peligro de muerte…

— Eso solo es oficial hasta que yo lo diga— le contestó autoritario y algo soberbio el genio. — ahora, a la habitación. — Les demandó señalando una puerta al final del pasillo.

— ¡Per Do…!— Ya iban a protestar los mayores cuando el genio les advirtió.

— De acuerdo, tres días más a su estadía— respondió como cuando alguien tiene que soportar los berrinches de un niño pequeño.

— ¿Qué? — Exclamó Rafael— ¡Pero si dijiste que mañana nos dabas de alta…!

— ¡Cinco días con horas de rehabilitación! — Recitó de nuevo el quelonio, como un profesor al que sus alumnos desafían sin éxito.

— ¡ ¿Rehabilitación? ! — Exclamaron los dos de la misma forma en que sus versiones adolescentes reaccionarían a un castigo exagerado.

— Tenemos que ver que puedan re acostumbrarse a hacer ciertos movimientos poco a poco o se lastimarán a sí mismos…— justificó importándole poco las protestas de los mayores.

— ¡ o seas aguafiestas genio!

— ¡Don estas abusando de tu poder sobre nosotros! — Se quejaron al mismo tiempo los dos mayores.

— ¡Otra semana más entonces!

— ¿Otra semana? ¡No exageres! — Leo y Rafa continuaban quejándose al unísono.

— Ya veo ¿Entonces el resto del mes está bien? — Les indicó con una sonrisa maléfica; los otros se miraron derrotados.

— Ok, genio. De regreso a nuestras celdas, no quiero añadirle más tiempo a mi sentencia. — Suspiró Rafael. Añadiendo por o bajo un…— Me lleva la chi…

— Ni modo…— decía Leo con conformismo, cuando nuevamente, el quelonio de la bata se dirigió a él.

— Cero movimiento Leonardo— dijo en tono serio, el otro lo miró— Nada de entrenamiento, de ninguna clase, excepto quizá meditar. — Ahora era Leo el que suspiraba…

— Claro Hermano… cero movimiento de cualquier índole…

— No te preocupes Donny— habló el del brazo mecánico luego de un largo rato de silencio— yo me encargo de vigilarlos…

—No será necesario Miguel Ángel— le contestó— simplemente le pondré seguro a la puerta… y activaré el sistema de seguridad, tu puedes quedarte dentro con ellos…— El aludido contuvo sus ganas de decir algo… o eso parecía, porque la verdad se había quedado sin palabras.

— Por cierto… ¿Qué tal tu brazo? — Preguntó más calmado y algo más alegre. — ¿Haz estado yendo a la rehabilitación?

— ¡Sí que sí! — Le contestó mientras movía el brazo haciendo movimientos circulares— Ya casi lo domino del todo.

— ¿Casi? — Insistió su "médico".

— Sí, es que aun me siento algo torpe con el movimiento de los dedos…— contesto al tiempo que movía uno de sus dedos de la mano izquierda con su otra mano.

— Ah… bueno no te preocupes por eso…— hurgó un poco en los bolsillos de su bata blanca, hasta que sacó un objeto negro con… múltiples botones — por cierto hermanito… Te tengo una sorpresita— terminó con un ligero canturreo. Los ojos de Miguel Ángel casi se le salen cuando vio lo que vio.

— D-D-D-Donny… e-eso es… ¡E-es!

— Si que lo es— Miguel Angel acertó; aquello era un tradicional controlador de videojuegos.

— ¡Me reconstruiste un X-Box! — Exclamó, haciendo que los mayores detuvieran su marcha a sus habitaciones y se regresaran para "enterarse del chisme"

— Y no solo eso— Sacó de su otro bolsillo un disco dentro de un sobre transparente. — Me tarde unas horas demás, pero finalmente me acordé en qué nivel de "Halo" en que te habías quedado— El del brazo biónico tomo aquello como si fuera la cosa más bella que jamás hubiera visto. — Ahora, ¿Qué te parece si re-entrenas a tu mano con esto? Digo, a menos que el señor "Rey de los videojuegos" ya se haya jubilado…— El chantaje emocional de Donatello, fue todo un éxito.

— ¡¿Qué! — Gritaron Rafael y Leonardo.

— ¡Eso ni en broma! ¡A la bati-cueva! — estaba a punto de salir corriendo de ahí, de no ser por que el genio de la bata tosió levemente, recordándole que él era el médico, por lo que Miguel se limitó a caminar.

— ¿Óyeme, genio favoritista, cómo esta eso de que a Miguel lo tienes contento jugando Halo y a nosotros nos amenazas con dejarnos amarrados a la cama? Solo te faltó ponernos grilletes — Se quejó Rafael.

— Porque… — comenzaba a aclarar el genio con una mirada acusadora— si le digo que se quede jugando Halo toda la tarde, lo hará… Y si tiene hambre sólo debe presionar un botón para llamar a una enfermera que los vigile a ustedes mientras él se apresura a volver a jugar.

— ¿Dices que no confías en nosotros? — Interrogó Leonardo.

— No, no s que no confíe en ustedes Leo, — respondió el genio— pero ciertamente confío más en el raro instinto de protección de video juegos que tiene Miguel.

— ¡Já! — Se burló el joven Mikey de sus hermanos— ¡Donny me quiere más a mí!

— ¡Cállate Miguel! — Los quelonios del pasado miraban a su respectivo Donny con ganas de ahorcarlo.

— Hermanos… ¿Por qué me miran de esa forma? — Preguntó el inocente genio, a se sonido reaccionó el quelonio de la bata.

El genio mayor miro a sus versiones adolescentes con cierta nostalgia (que nadie notó, con el paso de los años había retenido su habilidad para mostrar sus emociones). Tosió para llamar su atención de la misma forma que él mismo recordaba al Maestro Splinter hacerlo, pero no logró llamar su atención…

— ¿Así que confías más en este zoquete que en nosotros? — Le reclamo al joven Donny un enojado Rafael mientras lo amenazaba con sus sais.

— P-pero… mi yo del futuro tiene un buen punto…

— ¡Lero, lero, candilero! — Se burlaba el ojiazul—…soy mejor tortuga que ustedes

— ¡Ahora sí! ¡¿Ves lo que haces genio?!

— ¡Rafa, cálmate! — Repitió Leonardo mientras lo sujetaba por un brazo.

— ¡Suéltame Leo!

—Escucha, yo soy el mayor, yo debo aplicarle un correctivo primero

— ¡¿Co-correctivo?! — Hizo eco el de morado

—Por no confiar en nosotros y consentir demasiado a miguel angel.

— ¡P-pero esto ni siquiera pasa todavía, tampoco sé si vaya a ocurrir en nuestro universo!

Mientras dos hermanos se aliaban contra el genio, el Donatello mayor continuaba observando las conductas de los quelonios más pequeños. Ahora que lo recordaba, muy raras ocasiones se detenían con solo un mínimo sonido de Splinter… y con esto se le prendió el foco, haciéndole exclamar:

— ¡Yame! —no fue muy grande su sorpresa cuando los otros se cuadraron de inmediato diciendo "Hai Sensei" y sonrojándose terriblemente cucando notaron lo que hicieron.

— Ustedes cuatro…— Comenzó a decir el genio—…no deberían estar aquí.

— Lo sé, fue idea mía, — contestó su otro yo— yo vine de otro universo y… pues me habían dicho que yo… digo, que tu… que… nosotros (?) habíamos desaparecido. Y pensé en volver por que…

— Por que es más que obvio que nuestra familia nos necesita más que al agua... — le completó el mayor, a lo que sus respectivos hermanos mayores protestaron—… ya sé que no se oye muy humilde, pero es la verdad, de no ser por mí… em… por nosotros, no solo habrían vivido omo cavernarios, si no que estarían jugando ma-jong con el Maestro Splinter en este momento.

— ¿Es que no piensas hacer nada? — Le susurró Rafael a su yo futuro, ahora que se había acerado a él.

— Heh… no lo haré, sólo por que hay un dios que todo lo ve y todo lo sabe… y también todo lo castiga— terminó con una risita.

— ¿De verdad…?

— ¡DONATELLO HAMATO!— sin que la tortuga temperamental del pasado terminara de hablar, su respuesta llegó reclamando por la presencia del genio. Era la figura de una mujer de lacio cabello rubio, cubierta pro lo que parecía ser un leotardo gris… y múltiples entradas USB en el brazo…— ¡¿Se puede saber que tanto estas haciendo aquí?!

— Margaret, ahora no…— contestó en un quejido el susodicho mientras los otros quelonios hospitalizados retenían unas risitas.

— Por cierto…— añadió Miguel Angel del futuro—… si se preguntaban por la sanidad mental del genio, pues… finalmente perdió el último tornillo que le quedaba…

— ¿Enserio? — Rafael le miró con sorpresa— ¿Ahora sí están seguros? ¿cómo?

— Es algo muy obvio cuando el genio se casa con su computadora…— finalizó el quelonio con más vendas.

— ¡Jajajaja! ¡Donny es Plankton!

— ¡Que no me casé con una computadora! — les reclamó el de la bata, quien explicó con algo de mal humor— en primer lugar, Margaret trabaja como el servidor central de Ciudad Subterránea pro que no hay nada que iguale su capacidad de lógica y procesamiento debido a su condición, una ciborg, no es una computadora, es mitad humana y mitad máquina por recursos médicos. Y segundo ¡No estamos casados! — Groso error.

— Perdona, ¿cómo dijiste? ¿Cómo puedes decir que "no estamos casados" luego de todo lo que hemos pasado? ¡DE no se r por mi estarías en los huesos y usarías la misma bata todos los días! ¡Parecerías un vagabundo sin mí!

— Margaret, no es el momento…— respondió el quelonio llevándose la mano a la sien.

— ¿Entonces cuándo será el momento? Hay una importante junta con el consejo de la ciudad y tú debes estar presente, te llamo y te llamo pero no me contestas ¡A mí! ¡Yo que soy tu esposa!

— ¡Caparazones! ¡Que no estamos casados! ¿Es que acaso el que vivas conmigo significa automáticamente que estamos casados?

— ¡Si! Vivo contigo, cuido tu dieta, mantengo la ciudad y la casa en orden ¡soy una madre trabajadora!

— ¡Pues no recuerdo haberte dado el anillo ni la ceremonia!

— ¡Ha! Pues mis bancos de memoria tienen el registro perfecto de cuando me lo pediste

— ¿Yo que? ¡Te estabas muriendo! ¡Eso lo alucinaste!

— ¡¿Me estás llamando loca?!

— Pues si el circuito te queda…

— ¡Ha! ¡Buen tenía razón mi madre! ¡Todos los hombres son iguales! ¡No importa si son humanos o no!

— ¡Me estas dando dolor de cabeza, mujer! — El quelonio no lo soportó más, se llevo ambas manos a la cabeza y huyó por el otro lado del pasillo iracundo mientras decía— ¡…IRÉ A VER QUÉ RAYOS QUIERE EL CONSEJO MIENTRAS TÚ TE HACES CARGO DE ELLOS!

CONTINUARA…

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Yami Horus Reborn: (Detrás de un escudo gigante de policarbonato y a prueba de balas, reforzado cocn mágia y energía H sacada de iron man, y habla tranquila y solemnemente) Mis amados lectores, vuestras mercedes han tenido piedad de ésta mi pobre alma y no saben lo mucho que les estoy agradecida… (Cambia su tono de voz a uno más nervioso) S-sin embargo… les estaría aún MÁS agradecida si tan solo tuvieran la amabilidad de… (con alarma y susto) ¡Bajar esas armas y no matarme ahora! ¡Ya sé que me tardé un siglo y medio! (todavía más alterada) ¡EStábien MILENIO Y MEDIO! ¡Gomenasai! ¡Gomenasai! ¡Gomenasai!

Donny: Auctora-sama está algo presionada ahora, tiene una llista de fics que se está haciendo cada vez más larga por culpa de los fics largos que se le ocurren…

Yami Horus Reborn: y además… Estoy consiente de que el año pasado casi no estuve activa, verán, desde finales del año ante pasado he tenido problemas para escribir. Perdí a un familiar, y simplemente perdí toda motivación, me sentía muy culpable de los pequeños momentos en que me sentía feliz y decidí alejarme de mi pequeño y (para mí) perfecto mundo imaginario. Apenas desde finales del año pasado fue que comenzé a "despertar" nuevamente de aquel sueño, comenzé a reactivar mis neuronas imaginativas, por que me di cuenta que ESCRIBIENDOSOY MAS FELÍZ, y ahora ¡TENGO MUCHISIMO QUE ESCRIBIR! No dejare que nada me detenga, escribiré como una loca desquiciada, espérense ¡YA LO SOY! Así que debería ser capáz de lograrlo, ¿verdad...? ¿VERDAD?

Donny: (suspiro) Recuerden lectores de esta auctora loca desquiciada demente, así que: "Dudas, sugerencias comentarios, regaños y/o amenazas de muerte, deberán dejarse en un review(estas ultimas deberán estar correctamente escritas con intachables sintaxis, ortografía gramática y sin palabras altisonantes o serán rebotados...)"

Horus: bueno ¡Nos vemos… mis amadísimos lectores…! Hasta… ¡cuando termine el siguiente capitulo! (la verdadera historia… apenas comienza) XD. Matta ne!

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