Epílogo.
31 de enero.
¡Estúpido Kyon…! Hoy se cumplen ocho años… ocho años desde que te quedaste en ese aislamiento del que no pude sacarte… puedo recordarlo como si hubiera sido ayer.
Cuando regresamos y estuvimos esperando que aparecieras junto con nosotros en el parque del ágora y no dejábamos de vernos con nerviosismo los unos a los otros.
Siempre que estas fechas llegan, me hacen sentir mucha nostalgia, siento el inmenso deseo de volver al aislamiento y quedarme ahí contigo, pero eso no es posible…
A pesar de lo doloroso que me resulta, no puedo dejar de escribirte una carta cada enero, en que esos recuerdos me nublan el juicio y me llevan a esos días lejanos… con
todos nuestros amigos y las aventuras que vivimos, cuando fundamos la Brigada SOS y comenzamos a hacer de las nuestras… bien, lo admito, cuando comenzamos a
hacer de las mías, cuando con tu mueca de aburrimiento me seguías y tratabas de evitar que Mikuru terminara llorando por mi causa (hoy por hoy, lamento eso), o mirabas
con desdén a Koizumi seguir todas mis indicaciones sin siquiera pensarlo dos veces, o cómo Yuki accedía a mis ridículas peticiones como si fuera tal cosa… los reproches
que me hacías o los simples consejos que tratabas de darme… debes saber que siempre te hacía caso, pero tenía una reputación que defender, no podía simplemente
obedecer de buenas a primeras al miembro de menor rango de la Brigada, por mucho que me gustara… no te tomes muy enserio esa última parte… tú lo sabías y
aún así, trataste de darte tu importancia… miserable presumido.
Y después, llegaron los aislamientos… ¿recuerdas? de no haber sido por tu estúpida idea de abrazarme ese día de diciembre, nunca hubiera tenido la loca necesidad de llevarte
a esos momentos tan curiosos… aunque debo admitir que eran casi perfectos, nada fue tan especial como cuando los llevamos a la realidad… creo que, sin importar cuán cursi
pueda sonar, compartir el lecho contigo esos pocos días fue sumamente agradable… no sólo por las razones obvias, sino porque pudimos conocernos mucho mejor… puedes
conocer a una persona mejor de lo que imaginas charlando con ella, o peleando con ella… y por supuesto, durmiendo con ella… nosotros hacíamos las tres cosas regularmente
así que no fue un problema para nosotros conocernos de esa forma tan profunda… quizás desde mucho antes de eso, ya lo sentía, pero esa etapa de nuestras vidas fue sin duda alguna
la que reafirmó mis sentimientos, y al igual que seguramente pasaba contigo, a mí tampoco me gustaban todos tus modos y manías, pero no estaba dispuesta a tratar de cambiar
ninguna de ellas en realidad… te aceptaba tal como eras, deseaba con el corazón que nunca dejaras de ser el tipo aburrido y criticón que había conocido en la primavera unos
años atrás, el mismo que pensaba más en los otros miembros de la brigada, incluyéndome, antes de en sí mismo, que aconsejaba sin propósitos ulteriores tan bajos como buscar cualquier
tipo de ventaja de lo que nos decías o hacías por nosotros… no sé si eras muy noble o muy estúpido… pero pudiste tener a cualquiera de las chicas de la brigada sin batallar…
Y aún así… al final elegiste a la persona más diferente a ti… supongo que aplica el criterio del complemento, al ser ambos opuestos, prácticamente en todos los sentidos.
Es vergonzoso admitirlo, pero lo haré… estoy muy agradecida de que las cosas hayan pasado de esa manera… agradezco infinitamente a la vida haberte puesto en mi camino y
permitirnos compartir algo más que las actividades extraescolares de la preparatoria.
Ignoro desde cuando comencé a amarte… lo que sí sé es que lo haré por el resto del tiempo que me queda de vida…
¡Maldito infeliz…!
¡Te echo tanto de menos!
—Estamos a punto de llegar, señor—. Indica el taxista, desde aquí reconozco sin problemas el vecindario.
Luego de escucharlo, cierro la laptop sobre mis piernas… vaya, esa ha sido, y por mucho, la carta de aniversario vía mail más cursi que Haruhi me ha escrito… vamos, sólo fueron dos semanas en Mumbay, ni siquiera dejé el continente esta vez. Además, tú tampoco estuviste en casa todo este tiempo.
Éste ha sido un enero bastante frío… incluso en los últimos días ha nevado, el vecindario está sepultado bajo una capa de nieve que parece un vestido blanco inmaculado, como el de una novia.
El taxi da vuelta en el parque del ágora, estoy a sólo unos cientos de metros de casa… ya puedo sentir la ansiedad… finalmente las veré de vuelta…
Luego de agradecer al taxista y pagar el peaje correspondiente, quedo frente a la casa… mi casa, el pequeño jardín, hoy cubierto de nieve también, tiene excavaciones en varios lugares, y mientras ingreso puedo ver la bien elaborada fortaleza en la que la nieve ha convertido el lugar… la nieve y una personita…
Una bola de nieve sale proyectada hacia mí, pero soy demasiado rápido para el ataque y atajo con mi maletín el disparo. Me vuelvo hacia la fuente del ataque.
—¡Sal de mi fuerte!— Me dice esa vocecita detrás de un montículo. Al no escuchar mi respuesta, una cabellera castaño obscuro surge cubierta por un grueso gorro invernal de lana. Debajo de ella, unos enormes y preciosos ojos ámbar me miran con suspicacia. Ese gesto de molestia fingida es definitivamente lo que necesitaba después de tanto tiempo fuera de casa.
—¿No vas a venir a saludarme?— Pregunto abriendo los brazos.
La diminuta figura salió de su escondite y con sus pasitos torpes a causa de la pesada ropa invernal viene a mi encuentro. Con su energía característica se lanza a mis brazos.
—¿Qué me trajiste de regalo?— Pregunta la pequeña en mis brazos después de besarme el rostro en repetidas ocasiones.
—¿Eso es lo que te interesa? ¿Nada de "cómo te fue, papá"?
—Eh… ¿Cómo te fue, papá…? ¿Qué me trajiste de regalo?
Me río irremediablemente… mi risa dura poco, una nueva bola de nieve me ataca, pero al tener las manos ocupadas no puedo hacer otra cosa que recibirla con la sien izquierda.
—Sí, ¿Qué nos trajiste de regalo?— Pregunta la segunda persona que acaba de descender de otro taxi, al igual que yo, autora del segundo disparo.
—Para ti, nada—, respondo mientras me le acerco. —Sólo hay un regalo para Ryoko. Quizás para Nagato, eventualmente para Asahina… creo que incluso traje un llavero para Koizumi—. Al llegar a su lado, la beso como si fuera la primera vez. —Aunque tal vez… si te portas bien, te dé un regalo especial más tarde.
—Atrevido—. Me responde Haruhi mientras toma en brazos a Ryoko para saludarla.
—¿Papá y mamá están hablando de sexo?
Haruhi abre los ojos desmesuradamente y me mira… demonios, sólo tiene seis años y creo que es más rápida, inteligente y fuerte que Haruhi y yo juntos… debemos ser más cuidadosos…
Por cierto, esta es Ryoko Suzumiya… nació durante nuestro primer año de universidad, por motivos que no se me antoja contar por hoy, de mutuo acuerdo Haruhi y yo decidimos quedarnos con su apellido en lugar del mío al casarnos… maldición, la boda… me he casado casi una decena de veces por cuanto ritual religioso o civil existe… tuve una boda católica, una cristiana protestante, una sintoísta, una judía, una musulmana, una hindi, incluso una hippie (alucinante, por cierto, y sí, por los motivos que se están imaginando…), ya que Haruhi pensó que no era justo sólo consagrarnos a un único dios…
¿Qué fue lo que pasó conmigo ese día? Bueno… al sentir que mi final llegaba, Haruhi-Ni me hizo jurar que cuidaría a mi propia Haruhi… una vez que lo hice, ella misma me sacó del aislamiento. Me devolvió justamente a la escuela… corrí como un desesperado hasta la casa del parque, hasta que sentí que los músculos de mis piernas colapsarían… y entonces seguí corriendo hasta llegar donde estaba ella.
Como podrán imaginar, no fue ningún reto para Nagato al unir fuerzas con Haruhi restaurar nuestro espacio tiempo y recuperar nuestras vidas y familias. Pensamos por un tiempo en volver a nuestras casas… pero al final optamos por quedarnos juntos en nuestra casa y pasar los tres meses de prueba que nuestros padres nos habían dado. Los superamos y nos quedamos ahí… cuando terminamos la preparatoria, ambos conseguimos sendos empleos a media jornada y de lo mejor pagados y fuimos admitidos en la Toudai… aún hoy tengo mis sospechas de que cierta Agencia estuvo detrás de ambos eventos… no tanto por Haruhi, porque sin duda ella lograría entrar… en fin. Haruhi debió abandonar su empleo un poco después, al embarazarse de Ryoko, aunque lo retomó luego de unos meses de dar a luz, por supuesto, sin atrasarse jamás en la escuela…
Han pasado muchas cosas en los ocho años que separan el presente de esa aventura tan extravagante que tuvimos…
Una figura menuda sale por la entrada principal de nuestro hogar, dejando salir la música que toca la radio e inundando con ella la tranquila noche. Nagato, vestida en un bonito vestido lavanda luce casi igual que en años previos, aunque ha envejecido un poco. Queda a unos metros de nosotros. Y nos mira con su usual falta de expresión.
—¿Cómo se portó Ryoko?— Pregunto.
—Su conducta en general puede ser considerada como adecuada—. Responde. Apenas decidimos nombrarla Ryoko, Nagato se ofreció a cuidarla, obligación que hasta hoy ejecuta gustosa.
—¿Terminaste tu tarea?— Le pregunta Haruhi a la niña.
—Sí—. Responde ella sin dudar, Haruhi se vuelve hacia Nagato.
—Completada en un noventa y cinco punto seis por ciento.
Dicho eso, Haruhi lanza una mirada peligrosa a la pequeña bajándola al suelo.
—Terminaré después de cenar…— Sí, tarea, es una niña de parvulario, pero se sorprenderían… —¡Tía Yuki!— Llama mientras vemos a Nagato encaminarse hacia la calle. Ella voltea de inmediato. —¿Te quedarás a cenar con nosotros?
Nagato se queda observando a Ryoko por unos segundos sin moverse y luego se gira hacia nosotros.
—Tarje comida Thai—. Indica Haruhi triunfante levantado una de las bolsas que trae en las manos. —Suficiente para seis personas… apenas para nosotros cuatro.
La alienígena pensó unos segundos y al final, se da la vuelta para regresar a nosotros. En el camino, Ryoko levanta los brazos para que la cargue y ella así lo hace. Se adelantan entonces a la casa, mientras Haruhi y yo nos quedamos afuera.
Conozco la canción que suena en la radio... fue un éxito en los noventas, cuando yo era niño... apenas pude apegarme a la tonada, tomé a Haruhi por la cintura y comencé a bailar con ella mientras recitaba la parte de la canción que recordaba:
You're waiting for someone
To put you together
You're waiting for someone to push you away
There's always another wound to discover
There's always something more you wish he'd say
He's everything you want
He's everything you need
He's everything inside of you
That you wish you could be
He says all the right things
At exactly the right time
But he means nothing to you
And you don't know why
But you'll just sit tight
And watch it unwind
It's only what you're asking for
And you'll be just fine
With all of your time
It's only what you're waiting for...
Out of the island
Into the highway
Past the places where you might have turned
You never did notice
But you still hide away
The anger of angels who won't return
He's everything you want
He's everything you need
He's everything inside of you
That you wish you could be
He says all the right things
At exactly the right time
But he means nothing to you
And you don't know why
I am everything you want
I am everything you need
I am everything inside of you
That you wish you could be
I say all the right things
At exactly the right time
But I mean nothing to you and I don't know why
And I don't know why
Why?
I don't know
—¿Estás seguro de esa última parte?— Pregunta mientras se balancea con los últimos acordes de la canción.
—Claro. soy todo lo que quieres y necesitas.
—Ni de broma—. Dicho esto me toma de la mano para volver a casa.
A pesar de la intensidad que tuvo esa pasada aventura, las enseñanzas recibidas bien pudieron ser aprendidas sin tan disparatado panorama... es decir, aprendimos que el amor no siempre se disfruta, que una ignorancia franca es tan peligrosa como una mala intención y que todo pasa por una razón... y que por fortuna, esa estaba más que lejos de ser la última aventura que tuvimos que pasar. Por hoy, sin embargo, creo que no contaré ninguna otra, pero sin duda alguna les haré saber sobra nuestras disparatadas historias en un futuro cercano. Lo único que puedo adelantarles es que la Brigada SOS aún opera, y no sólo eso... amplió sus horizontes y rango de acción, los extraterrestres, viajeros en el tiempo, los ésperes y los deslizadores se volvieron lo cotidiano y nuevas cosas se cruzaron en nuestro camino... pero por el día de hoy, sólo tengo ganas de cenar abundantemente, darme un buen baño, dormir a mi hija y darle su regalo a mi esposa…
Continuará.
¡...!
¿CONTINUARÁ?
Epílogo.
Sueño recurrente.
FIN.
Notas del autor (Del fanfic, por supuesto).
Y aquí termina esta historia. Creo que fue escrita en tiempo récord, este no es mi primer trabajo, pero creo que ha sido el más rápido que he hecho. Antes que nada, quiero agradecer a todos aquellos que siguieron este relato, incluso si dejaron reviews o no. Alguien preguntó por ahí, entre los comentarios, si tendría otros trabajos posteriores, en efecto, los tendré, de hecho, ahora mismo trabajo en una nueva aventura para nuestra brigada… y verán que les gustará…
Por el momento, me despido. Si alguien quiere contactarme, dejaré mi correo electrónico a la vista en mi perfil, espero de verdad que hayan disfrutado este fanfiction con la misma intensidad que yo sentí al escribirlo y hacerlo público.
Por supuesto, esta no es una despedida definitiva… antes de lo que creen, estaremos de vuelta contándonos historias…
¡Nos vemos pronto en Padecimiento Etéreo!
Pepsipez.