Summary: La infancia de dos niños que por coincidencias de la vida fueron experimentando paso a paso su amistad, la lealtad por la familia y el amor adolescente.
Disclamer: Los personajes le pertenecen a la Señora Meyer, yo los uso cuando tengo tiempo e imaginación para escribir, por supuesto sin fines de lucro.
Dedicado: A Nikki_Chagra por su gran amistad y cariño, te quiero mucho hermanita.
Besos con sabor a torta de Chocolate
Desde que había llegado mi vecino nuevo Edward Cullen me sentía infinitamente más feliz. Y es que ahora tenía un amigo con el que jugar, nuestras madres congeniaron de inmediato por lo tanto nosotros no quisimos ser inferiores y poco a poco fuimos compartiendo juegos de niñez.
Los meses pasaban poco a poco y con Edward me sentía cada vez más a gusto, podía deberse a que a pesar de su corta edad era un niño muy maduro, nadie con 12 años pensaba y se comportaba como lo hacía Edward, nadie se le podía siquiera igualar en lo más mínimo, en su belleza, en su calidad como persona y en su hermoso corazón. Cada vez me daba cuenta de que me ayudada en todo lo que le era posible, no es que yo fuera precisamente una niña tonta, pero digamos que había nacido con dos pies izquierdos y eso no era precisamente bueno, pasaba "comprando terreno"* y las "hormigas cabezonas"* hacían lo que querían conmigo, pero solo algunas veces, ya que tenía un ángel a mi lado, un hermoso ángel de tez pálida y cabellos cobrizos que en cuanto veía que iba a besar el suelo volaba para impedirlo.
Nuestras madres Esme y Renée no cabían más de la emoción de que sus pequeños fueran tan cercanos ni siquiera imaginaban por lo menos lo que sentía por mi amigo mi inocente corazón. Ni yo tampoco no quería darme falsas ilusiones y sufrir mi primer rechazo infantil., prefería que siguiéramos como amigos y "todos" felices y contentos sin lágrimas ni lamentos.
El curso terminó y para las vacaciones nuestros padres se irían juntos de veranear, si, los Cullen y los Swan juntos por primera vez. Mi familia era muy sociable dado el trabajo de mi padre y mi madre era muy conversadora con las vecinas, no pasábamos desapercibidos para nadie y los Cullen tampoco, el tío Carlisle por ser un reconocido médico y la tía Esme por ser una importantísima decoradora de interiores, cosa que nos beneficiaba mucho ya que ella siempre ayudaba a mamá con la combinación de colores para la casa, los muebles que combinarían, en fin todas esas cosas de grandes que a mí personalmente no me interesaban mucho, mientras no se entrometieran con mis libros estaba todo bien.
Estaba nerviosa, por primera vez pasaría tanto tiempo sola con un hombre y no cualquiera, mi hermoso amigo Edward, sabía que estás vacaciones podría tener algo nuevo con él, quizás solo quizás pudiera averiguar si él sentía algo aunque sea pequeño de la misma magnitud de lo que mi interior sentía, era una probabilidad, más no una afirmación.
Los preparativos fueron rápidos, empacamos algo de ropa de temporada y llevamos los alimentos necesarios, los Cullen aportarían las mismas cosas además del lugar en donde nos quedaríamos por una semana aproximadamente. Una cabaña apartada y encumbrada en una especie de colina o algo por el estilo. En una maletita de mano llevaba alguno de mis más preciados libros, que aunque tenía dificultades al leerlos, no me quedaba en el intento, es más mi madre siempre me ayudaba con las palabras que no entendía y así suma y sigue con mis libros; llevaba también alguna de mis más lindas y preferidas remeras, por lo demás todo era ropa cómoda.
El gran día llego, desayunamos algo contundente ya que el trayecto desde Forks a la cabaña era un poco extenso por lo que había dicho mi tío Carlisle pero nada que no pudiéramos soportar. Una bocina nos hizo apurarnos más, los Cullen ya habían llegado y era el momento de partir. Mi madre rápidamente me abrigo y me tomo de la mano, mi padre Charlie nos seguía con las valijas, ropa y en otra vuelta la comida.
Y al salir al exterior, estaba mi sol personal, mi amigo Edward Cullen.
Sentí un calor apoderarse de mis mejillas rápidamente mientas mi madre me empujaba hasta llegar al lado de mi amigo. Nos quedamos frente a frente, mi madre se fue a ayudar a Charlie, tío Carlisle y tía Esme, mientras que yo, bueno para variar estaba absorta sumergida en las esmeraldas verdes que tenía mi amigo por color de ojos.
Ambos frente a frente nos mirábamos, el con una hermosa sonrisa que cruzaba su boca de lado, su pelo despeinado y su todo, en fin mi pequeño amigo era hermoso y no sabía porque mi corazón albergaba tantos sentimientos fuertes a tan corta y dulce edad.
-Hola Bells, ¿cómo estás?- su hermosa voz entro por mis oídos y me hizo estremecer levemente.
-Eh eh muy bien Edward ¿y tú? ¿Preparado ya para nuestras primeras vacaciones juntos?- inmediatamente sentí mis mejillas alcanzar un color carmesí.
-Claro, espero que podamos compartir mucho más este tiempo, debo confesar que te…- pero un grito interrumpió su confesión.
-Niños estamos listos, suban a la camioneta que debemos irnos- mi adorable madre tenía que matar este momento.
Misteriosamente nuestra conversación no siguió más, nos sentamos en el asiento trasero entre las canastas, ropa, maletas, bolsos y otros, no íbamos muy cómodos pero que más le podíamos hacer, pero viendo el lado positivo, Edward estaba a mi lado todo sonrojado, la distancia se había convertido en mi mejor aliada en estos momentos, sentir a mi amigo cerca era no sé, ¿raro?.
Nuestros padres conversaban animadamente y nosotros en el asiento trasero íbamos más callados que la Estatua de La Libertad, pero no quería dar el primer paso y que Edward no quisiera hablar conmigo por algún motivo, pero el universo estaba a mi favor, sin querer tío Carlisle dio un frenazo que nos hizo cambiar un poco las posiciones, yo prácticamente estaba sentada encima de Edward y el acostado encima de la ropa; la vergüenza podía mucho más, pero las ganas de tenerlo cerca eran mayores, con temor alce mi vista y me tope con su hermoso rostro sonrojado pero en su boca había una sonrisa traviesa.
-¿Están bien niños?- gritó tía Esme desde el asiento delantero.
-Sí, ¿qué fue lo que sucedió mamá?- preguntó Edward quién me miraba divertido ya que yo aún no bajaba de su cuerpo.
-Se cruzó un ciervo por delante, no se preocupen que ya se alejo, espero que no encontremos más animales en el camino- respondió mi padre.
Emprendimos el camino y entonces caí en la cuenta de que iba en un asiento mucho más blando de lo normal, empecé a temblar sobre su cuerpo y salté casi el otro lado, dando de lleno entre las maletas y alimentos. Él se sentó nuevamente, pero sus ojos ya no tenían el mismo brillo ni su tez estaba sonrojada, al contrario su sonrisa y mirada tristes eran los que me contemplaban ahora.
No me gustaba ver esa expresión en él, los ángeles no deberían de estar tristes ni nada por el estilo, la amiga que habitaba en mi surgió en esos momentos.
-Edward, mírame, ¿qué pasó?- le pregunte en voz baja para que no oyeran nuestros padres quienes a pesar de que conversaban se podían dar cuenta de que algo no andaba bien en el asiento de atrás.
Él no me contesto, sólo se estiro hasta dar con mi brazo y suavemente comenzó a tirar de mí hacia él, no lo entendía, pero si estar más cerca de él lo ponía feliz, lo haría. Sólo que no se conformo con tenerme a su lado nuevamente sino que apoyo su cabeza en el asiento e hizo que apoyara delicadamente la mía en su pecho mientras pasaba sus brazos alrededor de mi cintura.
-No te alejes de mi Bella, ahora solo duerme- ¿qué? Pero si solo fue una distancia pequeña, no podía ser que le afectara tanto ¿o sí?.
No intente discutir ni nada, si la vida me permitía estar tan cerca de él no la desaprovecharía por ningún modo. Lentamente empezó a tararear una melodía que poco a poco fue inundándose en mi mente y velozmente me llevó al mundo de los sueños.
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Hola! Bueno siempre que me tardo mucho les traigo algo en recompensa por dicha ausencia.
*Comprando terreno: se dice a las personas que se caen en una calle o espacio público, compran un terreno.
*Hormigas cabezonas: es cuando uno va por la calle y hay un levantamiento y no lo ves, de ahí que tropiezas o te caes, gracias a ellas compras terreno.
Espero vuestros comentarios a esta pequeña historia.