Disclaimer: Desgraciadamente Twiligth y su saga, le pertenecen a alguien más creativo. De esta historia, solo el argumento es mío, así que no se sorprendan.

Capítulo I. El final y el inicio

Emmett PoV

Hace tres años

Debemos llevarla rápido a urgencias, la enfermera había tomado mi mano con fuerza apartándola de la camilla.

Apenas retiré mi mano me arrepentí pero fue tarde, la alejaron de mí a toda velocidad, hablando mucho, tomando sus signos vitales y examinándola. La enfermera me condujo hacia una oficina donde intentó que yo le explicara que había pasado, pero todo fue inútil, ni yo mismo lo sabía, solo recuerdo haberla encontrado en el piso de su habitación, inconsciente y sangrando.

Después de al menos tres cafés y un sinfín de preguntas sin respuesta, apareció el doctor y de inmediato comencé a cuestionarlo.

¿Ella está bien? le exigí, estaba tan ansioso que mis manos no dejaban de temblar.

Bien, dentro de lo que cabe esas palabras habían quedado grabadas en mi mente desde entonces.

Rosalie PoV

Cuando abrí los ojos estaba tan aturdida y mareada que no caí en la cuenta de que él estaba sentado frente a mí hasta que logré verlo nítidamente, tenía los ojos enrojecidos y desenfocados, a estas alturas el debía saberlo todo, un sollozo se me escapó de sólo pensarlo.

No vayas a dejarme fue lo único que logré decirle cuando mis lágrimas comenzaron a brotar.

Lo vi apretar la mandíbula con fuerza mientras miraba hacia el piso, di otro sollozo cuando se puso de pie y comenzó a caminar.

Por favor Emmett -supliqué limpiándome las lágrimas te necesito -extendí mi mano intentando tocarlo.

Llamé a Esme y a papá dijo el sin mirarme, voy a quedarme hasta que lleguen.

Emmett por favor mi voz fue un sollozo estrangulado No puedes dejarme! le grité histérica.

La desesperación me invadió cuando busqué su mirada y lo llamé con desesperación, el se limito a abrir la puerta y llamar a una enfermera, comencé a llorar de forma histérica mientras me cubría el rostro con las manos. Una enfermera apareció rápidamente con una jeringa en la mano.

¡No quiero dormir! le grite completamente histérica, pero ella no me escuchó y le pidió a él que saliera.

La enfermera se me acercó y yo simplemente la empujé lejos de mi, forcejeamos unos segundos antes de que él volviera y yo pudiera sentir sus manos en mis brazos. Me quedé muy quieta y no fue necesario mucho tiempo para que yo me convirtiera en una masa suspirante y llorosa entre sus brazos, enterré mi rostro en su pecho y me aferré a él con fuerza.

Los recuerdos después del calmante son vagos, le rogué una vez más mientras me quedaba dormida, mis dedos se aferraron a el con tanta fuerza que estaban temblorosos y entumecidos.

Despertar sabiendo que ya no lo tenía conmigo, fue lo peor de todo, saber que jamás volvería a ser mío.

Tres años después

Rosalie PoV

Sabía de sobra que estaba excediendo el límite de velocidad permitido, pero poco me importaba impactar mi auto, contra algún muro de contención. Estaba tan furiosa que solo pude tomar las llaves del auto y comenzar a conducir como una loca. No iba en una dirección concreta, solo conducía muy rápido, años atrás alguien me había enseñado a librarme de mis preocupaciones conduciendo, ¿porque no habría de funcionar de nuevo?

"La estrella del fútbol anota otro gol"

Pise el acelerador más a fondo al recordar el encabezado de la revista.

"Parece ser que entre el atleta y la cotizada modelo Italiana, ha surgido un romance como pocos"

Furiosa, miré por el retrovisor y pise el acelerador para pasar otro de los autos frente a mí. Nada más que con Heidi Banks, Emmett Cullen, exitoso jugador de fútbol, heredero de una de las familias mas prominentes del mundo y sobre todo, mi aun esposo, estaba saliendo con mi peor enemiga.

Habían asistido juntos a una premier, luego los habían captado en un concierto y después en el apartamento de la chica. Intenté no apartar la vista del frente, mientras sentía como las lágrimas me quemaban en la garganta, era una tonta por llorar y comportarme de esa manera, después de tres años, yo no había logrado olvidarme de Emmett.

Suspiré con resignación.

No iba a olvidarlo nunca, porqué no lo había intentado, y no lo intentaba, simplemente porque no quería, no se me daba la gana dejar de quererlo, el era mío de muchas maneras y de cierta manera yo era suya. Era un comportamiento masoquista y lo sabía de sobra, Emmett me odiaba después de todo lo que había hecho, el amor que habíamos sentido el uno por el otro se había ido al demonio cuando él, había mostrado su incapacidad de perdonar las mentiras y yo mi falso orgullo.

Apreté el volante hasta que me dolieron las manos, quería despertar del letargo que me invadía cada vez que pensaba en el, cada vez que se publicaba otro de sus muchos romances. Ya casi nadie recordaba que estaba casado, que hacía tres años se había casado conmigo y luego sin más ni más, nos habíamos separado, sin dar la más mínima explicación. En su momento había sido noticia de primera plana, pero sus escandalosos romances habían atraído mas la atención, ahora a nadie le importaba nuestra relación, el se encargaba perfecto de darles de que hablar yendo detrás de cuanta cara bonita se le ponía enfrente.

Cerré los ojos un momento, dejando que las lagrimas corrieran por mis mejillas, solo quería morir. Abrí los ojos al escuchar el claxon de otro auto, había una curva muy cerrada, lo único que logré ver fue otro auto detenido en medio de la carretera.

Emmett PoV

Hice ejercicio la mayor parte de la mañana, lo único que quería era dormir, darme una larga ducha y luego dormir hasta la semana siguiente. Estaba de vacaciones, en realidad, solo descansaba ya que estaba oculto en el apartamento de mi hermano menor.

Después del escándalo de Heidi en aquélla cena cuando confundí su nombre, las cosas no estaban bien para mí. Los medios habían hecho tanto escándalo y acosaban demasiado a mis compañeros del equipo, que el entrenador tuvo que pedirme que me tomara unos días libres, forzados.

Me dejé caer en el sofá y tiré las llaves en la mesa frente a mi, había corrido cerca de 20 cuadras ida y vuelta, si eso no me hacia dormir por lo menos una noche completa, iba a pensar seriamente en comprar un frasco de somníferos.

Un ruido extraño atrajo mi atención y fijé mi vista en el teléfono móvil que bailaba sobre la mesa, pronto comenzó una de mis canciones favoritas, las luces se prendían y apagaban al compás de la música y yo solo podía observarlo.

No quería contestar, ni siquiera me atrevía a averiguar quien me llamaba, ya lo sabía, era la misma persona que había llamado durante la noche y esta mañana a primera hora.

Dejó de sonar, pero en segundos comenzó a hacerlo de nuevo y así lo hizo cerca de cuatro veces. Cuando comenzó a sonar nuevamente, por quinta ocasión, me maldije a mi mismo cuando tomé el móvil y estudie la pantalla con atención creyéndome lo que veía.

"Llamando Rose"

-Hola. -respondí queriendo escuchar su voz mas que nada en este mundo.

Señor Cullen? Es usted el señor Emmett Cullen?

Me quedé callado por unos momentos, asimilando la situación.

Si, así es contesté algo intrigado ¿Quien es usted... donde esta Rose?

La última pregunta me había salido de la nada, ella nunca dejaba su móvil.

Soy Maggie Vanger, soy enfermera del hospital general de Londres. Su esposa ha sufrido un accidente mientras conducía. Su número estaba registrado para emergencias.

Me quedé muy pensando en todas las ocasiones en que había dejado que el teléfono sonara.

¿Ella... como está? ¿Ella...?

La señora Cullen esta bien la enfermera pareció entender mi pregunta incompleta Ha sufrido unas cuantas contusiones, pero estará bien en poco tiempo. Sabe de alguien mas a quien debamos llamar?

Seguramente se trataba de una enfermera joven, de esas que leían revistas de sociales y espectáculos. Pensé que tal vez nadie esperaba que yo me hiciera cargo de Rosalie, lo había dejado bastante claro tres años atrás, cuando la abandoné.

No, yo iré.