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Advertencias del capitulo: (Lemon, Lime, Lenguaje obsceno)

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Diclaimer: Naruto y sus personajes NO me pertenece

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Nota: Esta historia es completa y absolutamente MIA, y no es permitido tomarla sin mi autorización.

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Sin darme cuenta

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*Epilogo*

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"Leccion de Vida"


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El sol se asomaba por la ventana alumbrando la habitación y haciendo que un halo de luz diera de lleno en el rostro a Sakura, solo un par de minutos bastaron para que ella abriera lentamente los ojos, incomoda debido a la claridad, la pelirrosa se tapo con una mano mientras parpadeaba con parsimonia intentando despegar de a poco el letargo.

Sakura se reincorporó bostezando suavemente y tras unos segundos, una vez que su mente se hubo despejado volteo a mirar a su lado inmediatamente esperando encontrar a Sasuke, aún dormido.

Al no hallarlo recorrió la habitación con una mirada extrañada buscando a su flamante esposo mientras recordaba que la herida en su cabeza aún no se había tratado correctamente, un suave sonrojo de vergüenza cubrió sus mejillas y rápidamente se arrastró a la orilla de la cama, dándose cuenta gracias al despertador que estaba sobre la mesita a un lado, que la noche anterior había quedado atrás y ese era un nuevo día.

Sakura se sentó en el colchón sonriendo inevitablemente, al recordar la mejor tarde que podía recordar haber vivido con sasuke. Aún no podía creer el giro inesperado que de repente había tomado su vida, al final Sasuke si había correspondido sus sentimientos y habían culminado en un acto sexual de lo más satisfactorio, luego de confesarse mutuamente.

La unión física había sido inigualable, era como si nunca hubieran hecho el amor antes, ella lo sentía de esa manera, porque de hecho así había sido, antes el acto solo había sido plenamente físico, pero ahora los sentimientos estaban involucrados y no solo por una de las personas, Sakura no tenía duda alguna ya de que Sasuke la amaba.

Era tan feliz y por ello mismo no podía arrepentirse del camino que habían tomado las cosas, independientemente de lo que hubiera sucedido en el pasado, y es que ¿porque aferrarse a eso cuando ahora sabía que tenía un futuro grandioso por delante?

Caminando hacia el armario Sakura pensaba en cómo iba a transcurrir su día, tenía un licencia especial aún debido a su accidente y pensaba hacer uso de ella por un par de días más con el fin de disfrutar su nueva vida. Había tantas cosas que quería hacer con su familia, tantas cosas que en el pasado le habían parecido un sueño lejano.

Poniéndose una vieja camisa de Sasuke, que le llegaba solo unos tres centímetros arriba de la rodilla, Sakura salió de su habitación con el fin de buscar a su esposo.

Mientras bajaba las escaleras no pudo evitar distraerse con un olor delicioso, proveniente de la cocina. Decidida a dar una mirada de curiosidad se acercó a la estancia topándose con una escena que solo en sus más juveniles sueños de enamorada había vivido.

Sasuke estaba frente a Daisuke deslizando un esponjoso panqueque en un plato que el pequeño sostenía, el hecho de cómo su hijo se encontraba en su casa era un misterio debido a que después de hacer el amor con Sasuke se había perdido en un mundo de sueños hasta esa mañana, pero sabiamente pensaba dejar la pregunta para el rato, ahora lo único que Sakura quería era disfrutar de la escena tan hermosa que a sus ojos se llevaba a cabo.

-Amor.- con un murmullo dio aviso de su presencia y dado el hecho de que aquella palabra la había usado más de una vez para nombrar a ambos, tanto Sasuke como Daisuke voltearon hacia la entrada de la cocina, el primero en reaccionar fue su hijo quien dando un grítillo de emoción se acercó a ella abrazándole las piernas con una mano mientras con la otra hacía malabares intentando sostener el plato que aún tenía.

-¡Mami!- exclamó con felicidad viéndola con una enorme sonrisa.

-Hola cariño.- le dijo Sakura mientras con cuidado agarraba el plato que él sostenía y se lo pasaba a Sasuke, para luego coger en brazos al pequeño mientras repartía besos sonoros en sus mejillas arrancándole suaves risitas divertidas -. ¿Cómo estás?- le preguntó mientras intentaba aplanar su cabello alborotado.

-Muy bien mami... Papi ahorita estaba haciendo unos panqueques que pensábamos llevarte a la cama.- le dijo encogiéndose a hombros.

-¿Así que arruinemi sorpresa?.- tanteo Sakura mientras volteaba hacia Sasuke que la observaba con una mirada intensa-. Buenos días.- susurro ella mirándole dulcemente.

-Buenos días.- le dijo él sin apartar la mirada. De pronto en un segundo y cogiendo por sorpresa a Sakura se acercó a ella tomándola suavemente por la nuca y dándole un corto beso en los labios dejándola extrañada y con el corazón acelerado, le costaría acostumbrarse a ese tipo de demostraciones.

-Estoy terminando ya.- anunció él con esa voz ronca que tantos escalofríos le causaba mientras se acercaba a la estufa nuevamente.

-Pues hay que prepararnos para comer.- le dijo Sakura a su hijo mientras el pequeño ría suavemente ante la escena que se había llevado a cabo frente a sus ojos.

Sakura se acercó a la mesa sentándolo cuidadosamente y luego se acercó a Sasuke cogiendo en manos el plato que antes Daisuke llevaba, el Uchiha mayor puso otro panqueque esponjoso en el plato y luego después de adicionarle un poco de miel de maple Sakura lo puso frente a Daisuke, quien en segundos se puso muy contento a comer. Sakura se acercó a Sasuke apoyándose suavemente en su fuerte brazo derecho.

-¿Cómo amaneciste?.- le preguntó él en un susurro buscándole los ojos, Sakura inclinó la cabeza hacia atrás lanzándole una mirada preocupada.

-La pregunta debería hacértela yo a ti.- indicó ella estirando su mano hacia el vendaje mal acomodado que seguramente él había tratado de arreglar.

-Ahh eso... Estoy bien, ya te lo dije.- le restó importancia.

-Luego de desayunar quiero asegurarme ¿ok?... Vas a dejar que te revise la herida, y sin discutir.- le dijo Sakura severamente-. Estaré muy preocupada hasta hacerlo.

-No tienes porque... estoy aquí y estoy bien... todo está ahora como siempre debería haber sido.- le dijo Sasuke mientras le daba vuelta a un nuevo panqueque. Sakura observó su perfil apreciando su semblante mientras sospesaba las palabras que él había dicho al parecer con tanta naturalidad.

-Te amo.- susurro ella con el corazón encogido, decirlo y saber que él iba aceptar las palabras sin incomodidad o el típico silencio que la hacia hacer sentir despreciada y herida era un alivio.

Sasuke volteó hacia ella y la miró a los ojos fijamente por sobre el hombro frunciendo el ceño al ver sus ojos cristalizados.

-Yo también.- le contestó inclinándose y robándole un beso-. Te amo mucho.- dijo sobre sus labios sin apartar la mirada de sus ojos.

-Ahora lo sé.- le aseguro Sakura brindándole una tímida sonrisa, luego apoyo su frente en el omoplato de Sasuke y suspiro temblorosamente.

Tras un breve momento en la misma posición, solo disfrutando de su calor y tacto, Sakura se alejó de él y se sentó a un lado de Daisuke quien la observo con unos ojitos de travesura antes de seguir comiendo, un poco sonrojada Sakura intentó ignorar el hecho de que Daisuke les hubiera visto por primera vez como una verdadera pareja de casados.

Un momento después Sasuke se unió a la mesa con dos platos en ambas manos y luego de pasarle otro panqueque a Daisuke, todos se pusieron a comer con tranquilidad, disfrutando de ese primer momento en familia que llenaba el vacío que por tanto tiempo habían sentido.

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El ceño fruncido en su frente creaba unas líneas adorable entre ambas cejas se fijó Sasuke mientras observaba a Sakura fijamente, ella se encontraba inclinada hacia él, mientras con suma concentración limpiaba delicadamente la sangre seca en la herida que tenía en la frente. Sasuke no podía evitar verla fijamente, apreciando sus facciones. La había tenido consigo por tantos años que debería de haberse cansado de tantos gestos conocidos, sin embargo, hasta aquel momento se daba cuenta que no era así, habían tantas cosas que se había perdido por su propia negativa, tantas cosas nuevas y otras que ya había olvidado, como lo era ese brillo especial en sus ojos o el hoyuelo que se formaba en sus mejillas cuando hacía una mueca singular con la boca debido a la concentración y que hacía tiempo no apreciaba como cuando estaban en la universidad, o sencillamente el hecho de que por más que la veía, sentía y tocaba, jamás se cansaría de ella, estaba completamente seguro de eso, Sakura era por demás la mujer más hermosa que sus ojos habían visto, él así lo sentía, y la amaba como a nada, ya no temía admitirlo.

-No se ve tan mal.-susurro Sakura hablando consigo misma mientras tras poner una gasa limpia y bien asegurada le empezaba a enrollar la venda firmemente, una vez hubo terminado de sujetarla, ella suspiro dándole un beso suave donde la herida se encontraba bien cuidada, para luego le acarició las hebras oscuras masajeando su cuero cabelludo-. Quiero que vayamos al hospital... No me sentiré tranquila hasta estar segura que estás bien.

-Te preocupas demasiado.- dijo Sasuke con un encogimiento de hombros.

-Tuviste un accidente... ¿Cómo me pides que no me preocupe?- murmuro ella con el corazón achicado al rememorar el momento exacto en el que el coche le había impactado.

-Estoy bien, estoy bien... Te lo repetiré hasta que te convenzas.- le aseguró Sasuke mirándola fijamente, sentado él en la cama estaban prácticamente a la misma altura.

-Nunca dejare de preocuparme hasta tener prueba de ello.- contestó ella con una mirada triste y preocupada, con un suspiro Sasuke aceptó.

-Está bien... Tú ganas.- se resignó deseando borrar la preocupación de su mirada.

Cogiéndola de la cintura abrió las piernas y la acerco a su cuerpo mientras le acariciaba la espalda, apoyó la frente en su plano abdomen y suspiro antes de levantar la mirada hacia ella y verla fijamente, con sumo detalle. Era hermosa, tan hermosa como un ángel, tan llena de luz, tan alegre, tan suya. El amor le desbordaba el corazón, ella era su corazón, su vida, su todo. Ella y Daisuke. Sasuke estaba seguro que jamás podría vivir sin ellos.

De pronto halo a Sakura hasta obligarla a sentarse en sus piernas, de horcadas, le acarició el rostro suavemente, tocando con el pulgar su mejilla derecha, delineando su nariz respingona y acariciando sus labios llenos antes de tomarlos entre los suyos succionándolos suavemente. Cuando se separaron finalmente apoyo su frente contra la de ella y siguió acariciándole la espalda con la punta de sus dedos.

-Es tan raro estar así contigo... después de tanto tiempo.- musitó ella tocándole suavemente las mejillas.

-Lo sé... y siento haberme dado cuenta tan tarde de todo el daño que nos hacia mi negativa.- susurro sasuke con culpa bajando la mirada avergonzado, no habían hablado al respecto aún, no le había pedido el perdón debido, estaba tan arrepentido de su comportamiento.

-Hey ¡oye!- le llamo Sakura suavemente, cogiendo entre las manos su rostro-. No te preocupes... yo entiendo tu pasado y cuando me enamore de ti te acepte con todos tus demonios.- le aseguro sonriéndole suavemente.

Sasuke hundió el rostro en el cuello de ella aspirando su dulce aroma-. Y aún me pregunto ¿qué hice para merecerte?

-No necesitabas hacer nada... desde que te conocí supe que nunca amaría a nadie más como te amo a ti.- respondió Sakura dandole un dulce beso en cada párpado.

-Dios Sakura... No sé que viste en mí, pero no tienes ni idea de cuánto lo agradezco.- Sasuke tomó su rostro y la acerco dandole besos cortos y rápidos, su tierna aceptación le había tocado el alma, le había hecho sentir tan dichoso y humilde e incluso, le hizo enamorarse un poco más de ella-. Nunca dejes de amarme, por favor... no podría soportarlo.

-Nunca amor.- aseguro ella de todo corazón.

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Diecinueve años después...

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Eran pocas las veces que Sakura daba una mirada atrás, a su pasado, su vida había dado un cambio tan drástico que la felicidad abundaba en ella. Tantas cosas habían cambiado, y no era que todo era un mundo rosa, porque jamás podría serlo, pero ella jamás cambiaría nada de su largo trayecto aún con todos aquellos errores que ellos habían cometido.

Era precisamente eso lo que les había llevado a aquella vida tan grandiosa que tenían.

Sasuke era un hombre muy ocupado aún, su empresa había crecido considerablemente con el pasar de los años, tanto que había alcanzado incluso reconocimiento entre algunas empresas internacionales, sin embargo, nunca había vuelto a ser el hombre antipático e indiferente de antes. Todos los días volvía a tiempo para la cena, ellos hablaban y reían, Sakura conocía todo de él y Sasuke la conocía a ella como la palma de su mano. Aún luego de todos esos años su amor no había disminuido y aún estaba completamente segura de los sentimientos de él hacia ella.

Daisuke ya era un hombre hecho y derecho de veinticinco años de edad, se parecía tanto a su padre en algunas cosas que Sakura quedaba inmensamente sorprendida, era tan alto como Sasuke y la única diferencia física entre ambos era que Daisuke usaba la barba y bigote algo crecidos y el cabello corto de los lados, además de que su rostro era un poco más fino, donde el de Sasuke era algo tosco. Su personalidad era similar algunas veces también, Daisuke era una persona reservada, callada y recta, nunca indiferente más si muy serio, cuando estaban juntos siempre sonreía pero varias personas le había dicho que nunca lo habían visto hacerlo cuando ellos no estaban presentes. Trabajaba con su padre en la empresa familiar, desempeñando un cargo que había ganado a base de esfuerzo.

Cuando había empezado a trabajar en la compañía, en los veranos estando en la preparatoria, había solicitado hacerlo desde un puesto menor, y nunca había presumido de su patrimonio, había aceptado todo trabajo sin quejas y había luchado hasta llegar a un cargo superior incluso antes de obtener un título. Tanto Sasuke como ella estaban muy orgullosos de él.

Tenía una novia desde muy joven con la que había durado el pasar del tiempo. Dana era una chica hermosa y noble, con un inmenso corazón, ella era todo lo que Sakura había deseado para él, nunca le había importado el legado de su hijo y lo amaba con todo el alma, era muy evidente. Siempre sonreía, era una joven buena, tan llena de luz. Sakura era feliz al verlos juntos, a sus ojos eran el uno para el otro.

También tenía una pequeña de catorce años, Sarada Uchiha era un chica bonita e inteligente, adoraba a sus padres y a su hermano mayor, siempre era obediente y le gustaba ser la mejor de su clase, Sakura no tenía queja alguna de ella, era su pequeña niña y la luz de los ojos de Sasuke.

Con un suspiro y sonriendo suavemente, Sakura cerró el libro de fotografías que hacía un momento había estado viendo, rememorando momento de felicidad. La casa estaba sola, por lo que distraerse era un reto, el hospital no tenía mucho movimiento en aquello días, gracias a Dios, y había decidido volver a casa luego de haber terminando todo papeleo. Sarada llegaría en unas horas luego del colegio y Sasuke aproximadamente a las ocho de la noche por lo que tenía tiempo de sobra.

El sonido del teléfono celular distrajo sus cavilaciones, con una mirada extrañada contesto la llamada tras ver la pantalla.

-¿Dana?- nombró frunciendo ligeramente el ceño.

-Sakura.- dijo la chica al otro lado de la línea.

-¿Pasa algo cariño?- le preguntó la pelirrosa inmediatamente, al notar su voz algo gruesa.

-¿Podemos vernos?... por favor.- susurro ella suspirando sonoramente.

-Claro hija... pero dime ¿sucede algo malo? ¿le pasó algo a Daisuke?

-No, no... no es nada de eso... solo quiero hablar con alguien.- susurro ella con voz apesarada.

-Muy bien... ¿Donde nos vemos?- le preguntó Sakura preocupada.

-Estoy en el parque cerca de su casa... podría venir, por favor...

-Ahora salgo cariño... llego en un momento, nos vemos.- se despidió levantándose inmediatamente del sofá, Sakura fue en busca de su bolso y salió apresuradamente de la casa, conocía a Dana hacía demasiados años como para no notar cuando su voz sonaba extraña, tan faltante de la vitalidad propia de ella, eso solo incrementó su preocupación.

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Al llegar al parque Sakura la localizó sentada en una banca aislada, bajó un frondoso árbol, estaba con la mirada gacha y temblaba levemente, Sakura estaba segura que no era de frío ya que no soplaba el viento.

-Dana.- la llamo suavemente, ella se sobresaltó y pegando un bote levanto la mirada hacia ella mirándole con sus ojos llenos de lágrimas.

-¿Qué pasa cariño? ¿Porque lloras?- le preguntó Sakura sentándose inmediatamente a su lado.

-Es que todo es tan complicado...

-¿Porque? ¿le sucede algo a tu tío?- indagó la pelirrosa un tanto afligida, era tan poco común verla en aquel estado cuando ella siempre era tan alegre.

-No, no. El se encuentra bien... es solo...- gimoteo bajando la mirada a sus dedos que entrelazaba nerviosa.

-Cuéntame Dana... confía en mí.- Sakura la abrazó contra su costado.

-Es sobre Daisuke... yo sé que él es su hijo, y no quiero ponerle en mal pero... me podría por favor escuchar e intentar ignorar de la persona de la que estoy hablando... por favor.- el brillo de dolor en sus ojos hizo que Sakura inmediatamente aceptara asintiendo suavemente con la cabeza mientras le acariciaba la espalda.

-Es que... es que, yo sé que usted lo conoce mejor que nadie y necesito solo... no sé lo que necesito.- susurro entre lágrimas riendo amargamente mientras inútilmente de limpiar sus húmedas mejillas.

-Ya cariño... puedes contarme, puedes confiar en mí.- le aseguro Sakura con dulzura. Sabía que Dana era huérfana de padres desde muy corta edad, su único tío se había hecho cargo de ella, y era muy evidente que aquel hombre tan recto y serio la amaba con todo el corazón, pero Sakura sabía que algunas veces era necesario el consejo de una madre. Ella quería a Dana como una hija, la conocía hacia tantos años, la había visto madurar y convertirse en mujer al lado de su hijo, y ella con su dulzura se había ganado su afecto.

-Yo amo a Daisuke, le juro que lo amo con todo mi corazón.- murmuro ella llorando nuevamente, Sakura sabía aquello sin duda, era muy evidente cuanto ella amaba a su hijo.

-Pero es que.- un sollozo le corto la voz-. A veces siento que... es el que no me quiere a mí.

-¿Porque lo dice?- le preguntó Sakura extrañada.

-No se... Solo lo siento, he estado tantos años su lado, he compartido tantas cosas con él, he soñado con una vida juntos tantas veces... que... me he cegado. Él no me ama, yo siento que no me ama.- y dicho eso empezó a llorar desconsoladamente, Sakura la abrazo con suavidad pegándola un poco más a su cuerpo.

-Ya cariño.- la consoló acariciándole la espalda.

-Él siempre retiene algo de sí mismo cuando está conmigo... no lo conozco del todo, y a pesar de que me quiere sé que no me ha entregado su corazón... tal vez no soy suficiente, tal vez nunca podrá amarme tanto como yo lo amo.- gimoteo con voz ahogada-. Son tantos años tratando de entrar a su corazón... no voy a poder, él no me dejará.- Sakura le acarició el cabello mientras la sostenía en sus brazos tratando de reconfortarla. Daisuke era tan parecido a su padre que tal vez, se había cerrado en sí mismo como hacía tantos años Sasuke lo había hecho.

-Cuando estamos juntos... cuando me abraza y me besa, nunca me da todo de sí, él siempre es dulce más nunca cariñoso. Me dicho que me quiere muchas veces... pero nunca que me ama, y yo lo he estado esperando por tanto tiempo.- dijo en un susurro vacío y derrotado.

-Shh... todo está bien.

-No Sakura... no lo está, estoy tan cansada de intentar que él me ame... yo quiero algo más, necesito algo más.- contestó con firmeza mientras nuevamente se ponía a sollozar-. ¿Vale de algo amar tanto a alguien y permanecer a su lado sabiendo que no me ama?...¿Y que es posible que nunca lo haga?

-Yo te entiendo.- le aseguro Sakura al recordar sus primeros años de matrimonio.

-¿Usted?... su matrimonio es todo lo que yo sueño tener con Daisuke.- la miro desconcertada.

-Pero no siempre fue así.

-¿No?... pero el señor Uchiha la ama con toda su alma.

-Y yo igual... Pero antes, muchos años atrás, tuvimos demasiados conflictos. Daisuke es igual a su padre, y a pesar de que ha vivido prácticamente una vida familiar feliz... durante sus primeros años de vida su padre y yo vivíamos en la misma casa más no estábamos completamente juntos, nuestro matrimonio era un desastre, yo amaba a Sasuke con todo mi corazón, desde que era una adolescente, pero cuando él se casó conmigo solo lo hizo porque estaba embarazada, acepte únicamente porque estaba segura de que iba a entrar a su corazón, algún día, pero fueron tantos años de soledad y de lagrimas que cuando finalmente comprendí que él no me dejaría entrar ocurrió un accidente que volteo todo. Sufrimos, lloramos, pero todo lo que ocurrió valió la pena, no me arrepiento nunca de todo lo sucedido y no cambiaría nada, ni siquiera el sufrimiento, si eso me lleva a la vida de felicidad que ahora tengo.- le aseguro Sakura sonriéndole dulcemente.

-Es que estoy tan cansada.- dijo Dana cabizbaja.

-Y yo te entiendo... y respetaré cualquier decisión que tomes, pero solo te pediré algo.- lleno sus pulmones de aire-. Piensa muy bien lo que harás... Estoy muy segura de que Daisuke si te ama, y no digo que lo que tú me contaste no sea cierto, pero yo conozco a mi hijo más que a nadie y lo veo en sus ojos cuando me habla de ti.- le informó Sakura dandole un beso en la frente antes de soltarla, se levanto de la banca y le dio la mano con una sonrisa. Dana la acepto inmediatamente y luego engancho su brazo en el de ella mientras ambas caminaban hacia la salida del parque.

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Sakura caminaba de un lado a otro en la sala de su casa, su cabeza era un torbellino de pensamientos, pues no sabia que hacer o cómo manejar la situación. Daisuke era un hombre ya adulto y meterse en su relación no era algo que le parecía correcto pero también ella sabía mejor que nadie que a veces era un niño en el cuerpo de un hombre, tan testarudo e impetuoso que sin darse cuenta podría haber lastimado a aquella joven que le amaba con todo su corazón. Dana era todo lo que Sakura siempre soñó para él, amable y tierna, dulce y compasiva, delicada y hermosa, eran tan opuestos que se complementaban perfectamente y Sakura sabía que Daisuke nunca encontraría a nadie como ella pero ¿Era eso suficiente para que ella interfiriera?

-Ya no hay vuelta atrás.- susurro para sí misma al oír la puerta principal siendo cerrada, tomó asiento en el sofá más grande y un minuto después Daisuke entró a la sala con una mirada seria.

-Hola cariño.- le saludo ella con una sonrisa. Daisuke se acercó, le dio un beso en la frente y se sentó a su lado cogiéndole las manos con suavidad.

-Madre... ¿sucede algo? ¿con papa? ¿con Sarada?- le preguntó él con preocupación y ansiedad.

-No hijo... ellos se encuentran bien, tu padre tiene un pendiente con Naruto antes de venir y Sarada fue a la casa de Choucho.- le informó Sakura inmediatamente.

-¿Y entonces?... ¿Que es eso de lo que querías hablar? te note algo ansiosa y me preocupe.- le comento Daisuke más aliviado, había recibido la llamada solo unos minutos después del trabajo y había salido inmediatamente a casa de sus padres.

-Es sobre Dana.- le informó Sakura lanzando un suspiro.

-¿Dana?... ¿qué pasa con ella?- preguntó el moreno extrañado.

-Hoy estuvimos juntas y hablamos.- le contó Sakura con suavidad mientras le acariciaba las manos, todavía tenía duda acerca de si interferir o no, pero sabía que no podía dar vuelta atrás en aquel punto.

-Muy bien.- la animó Daisuke intentando hacerla hablar debido a la pausa que sin pretenderlo había hecho.

-Ella es una chica única hijo.- reflexionó la mujer con una mirada dulce.

-Lo sé mama.- contestó Daisuke sin dudas.

-Dana cree que tú no la amas y... no me quiero meter en tus asuntos.- aclaró inmediatamente-. Estas lo suficientemente adulto para saber lo que haces... sin embargo... no quiero que te equivoques.- le dijo acariciándole la mejilla rasposa por la barba.

-¿Que te dijo Dana mamá?- preguntó Daisuke con un semblante serio.

-Ella solo quería desahogarse... me dio tanto pesar.- Sakura lanzó un suspiro ruidoso-. Me dijo cosas que me hicieron preguntarme si tú la amas o no.- le respondió viéndole con preocupación.

-¿Porque lo hizo?- dijo Daisuke duramente frunciendo el ceño

-No te enojes con ella... no te llame para crear un conflicto entre ustedes.- se apresuró a decir Sakura.

-No estoy enojado, solo preocupado.- le confesó dándole una mirada de soslayo.

-No quiero meterme Daisuke... te lo juro, pero solo te pido que si tú de verdad no la amas la dejes ir, porque ella de verdad está sufriendo al pensar que jamás logrará que la quieras como ella te quiere a ti.

-¿Que la deje ir? ¿me va a dejar?- le preguntó Daisuke con ansiedad, el corazón se le encogió y retorció al pensar en esa posibilidad-. ¿Que te dijo mamá?... ¡Dime!- le pidió con angustia.

-No lo se amor.- Sakura negó con la cabeza

-No me digas eso mamá... ¿y si ya se fue?- se preguntó a sí mismo con ansiedad, al instante le embargo el desasosiego, no quería pensar en esa posibilidad.

-No lo creo cariño... ella no es así.- le trató de consolar.

-¿Porque me hace esto?

-Dana te ama, pero cree que tú no, y es tan difícil soportar eso y quedarse callada. Siente que nunca podrá llegar a tu corazón.- apoyo su mano en su pecho.

-¿Cómo llegó a esa conclusión?- la cuestionó Daisuke mirándola fijamente, esperando que ella supiera lo que él ignoraba.

-¿Y me lo preguntas a mí?... te lo deberías de preguntar tú mismo... dime Daisuke ¿que has hecho para hacerle pensar que no la amas y que nunca podrás hacerlo?

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Flashback

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Daisuke se encontraba cómodamente arrecostado contra una mullida almohada en su cama. Su mirada se encontraba fija en la pantalla de su laptop, llevaba alrededor de una hora revisando varios contratos que su padre le había mandado y aún le faltaba un par más antes de terminar, se restregó los ojos algo cansando, le escocían un poco debido al tiempo que había pasado viendo fijamente la pantalla.

Dando un suspiro sé decidió a continuar con el trabajo, sabiendo que entre más se distraía, más se atrasaba hasta que Dana entro a la habitación distrayéndole inmediatamente, no la había escuchado llegar y es que ella tenía siempre la manía de querer llegar de sorpresa. Daisuke levantó la mirada hacia ella apreciándola solo un momento antes de devolver su atención a la pantalla con el ceño fruncido.

-Hola amor... lamento llegar tarde.- le dijo caminando hacia él, se acercó cogiéndole suavemente la barbilla con su pequeña mano e inclinó su rostro hacia atrás lo suficiente para plantarle un beso en los labios.

-Hn.- masculló él antes de seguir con su trabajo.

-¿Vas a cenar algo?- le preguntó ella dirigiéndose al armario.

-Comí un sandwich.- respondió Daisuke simplemente.

-Muy bien... ¿Como fue tu día?- indagó quitándose la ropa, el moreno suspiro sabiendo que no iba a poder continuar leyendo sin concentrarse completamente y levantó la mirada hacia Dana viéndola deshacerse de su vestimenta de trabajo.

-Bien... ¿el tuyo?- respondió seriamente.

-Muy bien... hoy fue un día atareado, tengo un montón de trabajo para el fin de semana, tantos papeles que revisar.- tras ponerse una camisa de Daisuke se acercó a la cama-. Mira.- le extendió un sobre mientras se apoyaba contra su costado, apoyo su barbilla en el hombro de él, viéndolo abrir el sobre con duda, Dana sonrío al ver la expresión de intriga en su rostro.

Una vez que Daisuke abrió el sobre saco una tarjeta de él y la extendió suavemente, tras leer las pocas líneas que conformaban el contenido suspiro ruidosamente.

-¿Puedes creerlo?- dijo Dana sonriendo abiertamente.

-Si... él siempre fue demasiado impulsivo.- contestó él seriamente.

-¿Impulsivo?- preguntó ella desconcertada.

-Si.- respondió como si fuera obvio-. ¿Cuánto llevan juntos?... ¿Un año? ¿Un año y medio?... Mira que casarse es algo serio.

-Pero si se aman... ¿Porque esperar tanto?

-¿Acaso es necesario casarse para estar juntos?... no lo creo, no creo que duren mucho.- dijo duramente.

-No digas eso... se casaran porque están seguros de que son el uno para el otro.

-Lo que digas.- le restó importancia devolviendo la atención a su trabajo.

-¿Que tienes en contra del matrimonio?- le preguntó Dana con el ceño fruncido mientras le quitaba la tarjeta con suavidad y la guardaba nuevamente en el sobre.

-Nada... solo no creo que sea para mí.

-Ahh ya... creo que... voy a iniciar a revisar esos exámenes.- susurro levantándose de la cama y saliendo de la habitación sin más.

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-¿Daisuke?- le llamo Dana mientras dibujaba "X" en su torso.

-Si.- susurro él somnoliento, habían hecho el amor solo unos minutos antes y el sueño casi le vencía tras el día de trabajo y la reciente actividad.

-Has pensado... no ahora por supuesto, no estoy insinuando nada, ni forzando la situación pero...

-¿Si?- le incitó a seguir.

-¿Has pensado en tener un bebé?- indagó Dana con suavidad mientras le daba un beso en el hombro, le había querido hacer aquella pregunta desde hacía mucho atrás pero la timidez e indecisión siempre la habían vencido. Una parte de ella temía su respuesta.

Daisuke no contestó al instante y el corazón de Dana se lleno de ansiedad cuando los minutos lentamente empezaron a transcurrir, ella espero expectante preguntándose si tal vez se había dormido, pero sin atreverse a verle aún.

-¿Un bebé?- preguntó finalmente el moreno cómo si jamás se le hubiera pasado por la cabeza

-Si... un bebé... tuyo y mío.- le dijo ella sonriendo dulcemente aliviada de que le hubiera respondido.

-Somos muy jóvenes.- Daisuke rechazó la idea al instante.

-Lo sé pero...

-Además... ¿Que vamos a hacer nosotros con un bebé Dana?.- le preguntó cortante.

-Cuidarlo y quererlo.- ella levanto la cabeza para darle una mirada a su rostro, tenía el ceño fruncido.

-No quiero tener bebés.- se negó Daisuke rotundamente, su tono dejaba en claro que para él, el tema había terminado.

-¿No?- repitió ella desconcertada apoyando la cabeza nuevamente en su pecho

-¡No!... No por ahora.

-No por ahora.- susurro Dana exhalando profundamente

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-¿Sabes?... Me alegra haber ido a comer con tus padres.- dijo Dana mientras lentamente se quitaba el vestido con la intención de ir ya a la cama. Habían llegado a casa solo unos minutos atrás luego de pasar una exquisita cena en casa de los padres de Daisuke.

-Si ¿verdad?- susurro el moreno sin importancia mientras se dirigía al armario en busca de su pantalón de pijama.

-Me gusta mucho ir a su casa... es tan hogareña y amorosa.-le contó la mujer con ilusión recordando esa tarde de risas y familiaridad, ella adoraba a la familia de Daisuke como si fuera la suya.

-Claro.

-Se nota que tus padres se aman mucho, a pesar de todos los años que llevan juntos.- dijo Dana sonriendo

-Si... eso creo.- le contestó Daisuke, quien tras vestirse con la pijama entro a la cama.

-Si... ¿Crees tú que nosotros nos veremos así en unos años?... tan enamorados.- le preguntó ella mientras entraba a la cama con él, buscó lugar entre sus cálidos brazos y le observó esperando su respuesta.

-No hay que adelantarnos a las cosas.- le respondió el Uchiha con un suspiro mientras se restregaba los ojos con la mano libre. Ante aquella respuesta Dana le observó solo por un momento mientras un nudo se formaba en su garganta.

-Ya veo.- susurro ella con pesar mientras con cuidado retiraba la cabeza de su brazo recostándola en la almohada y dándole suavemente la espalda, Daisuke debió haber sentido de alguna manera su distanciamiento físico y emocional porque al instante en que se recostó contra la almohada de nuevo le miró fijamente con esa intensidad que solo él tenía, tomando hasta ese momento nota de lo que ella había dicho y lo que él había respondido.

-Quiero decir... hay que vivir el presente y no preocuparse por el futuro, ahora estamos bien juntos... así que... ¿Porque pensar en algo para lo que falta mucho?- le contestó rápidamente tras darse cuenta de su error, Dana suspiro sonoramente tratando de retener las lágrimas que de pronto inundaron sus ojos, Daisuke se reprimió a sí mismo mentalmente mientras pasaba un brazo por su estrecha cintura pegándola a su cuerpo.

-Estamos bien así pequeña.- masculló el moreno dándole un beso en la brillante cabellera.

-Por ahora.- susurro ella con un nudo en la garganta.

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Flashback's End

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-¡Dios madre!... ¿Que he hecho?- exclamó Daisuke cerrando los ojos con fuerza mientras cogía su cabeza entre ambas manos, los recuerdos le atormentaron retorciéndole el corazón ¿Qué había hecho? ¿Cuánto daño le había causado con sus indiferencias y distanciamiento?

-Cariño.- le susurro Sakura acariciándole la rodilla.

-¿Como puede seguir ella conmigo después de tanto tiempo?... ¿De tantos malos ratos?

-Ella te ama.- la respuesta que le dio Sakura fue simple y totalmente verdadera.

-Lo sé mama.- masculló con un suspiro. La pregunta que rondaba en su cabeza era si... ¿Habría aún tiempo para remediar sus errores?

-Habla con ella Daisuke.- le aconsejo Sakura suavemente.

-¿Y que le digo para arreglar todo?- le preguntó esperando que de alguna manera ella le diera esa respuesta que tanto necesitaba.

-Lo que sientes.- contestó una voz profunda. Ambos voltearon hacia la entrada de la sala encontrando a Sasuke apoyando en el marco, con las manos en los bolsillos de la chaqueta.

-¡Papa!- susurro Daisuke esperando que no hubiera escuchado la conversación.

-¿Amor? ¿Hace cuanto estas ahí?- Sakura se levantó del sillón para recibirle acercándose a él y dándole un dulce beso en los labios.

-No mucho.- susurro él observó fijamente a Daisuke antes de voltear a Sakura y acariciarle el cabello-. Hola.- le dijo mirándole a los ojos.

-Hola.- respondió ella con una sonrisa-. Creí que ibas a tardar un par de horas más.- susurro colgándose de su antebrazo, Sasuke no tardó en pasarle ese brazo por la cintura.

-Prefiero estar en casa.- masculló dándole un beso en la frente.

-¿Deseas algo?- le preguntó Sakura con una sonrisa. Daisuke les observaba fascinado, aún era sorprendente para él ver como sus padres se trataban después de los años, el amor era evidente entre ellos.

-Un vaso de agua.

-Ya vuelvo.- y dicho eso ella salió de la estancia, Sasuke se adentró a la sala suspirando y se sentó en el sofá individual fijando su mirada en Daisuke, que se encontraba cabizbajo.

-¿Como estás hijo?- le preguntó seriamente.

-No muy bien papá.- se sincero Daisuke dando un sonoro suspiro mientras se masajeaba la frente con los dedos.

-Eso escuche.- le confesó Sasuke observando cómo sus ojos se centraban en él algo aturdidos y cautelosos.

-¿Que escuchaste?- indago el menor con curiosidad.

-Lo suficiente... esa joven, Dana...es una buena persona, muy dulce, y vivaz... a veces me recuerda a tu madre, bueno, exceptuando su hiperactividad.- Daisuke sonrío.

-Lo sé.

-Yo sé por lo que estás pasando así que solo te voy a dar un consejo... yo pasé casi por lo mismo y mi resistencia casi me cuesta la vida de la única mujer que he amado, uno comete errores pero ¿quien no?, somos humanos, solo aprende de ellos y sal adelante. No eches a perder esta relación por tus miedos, lucha por ella y no esperes tanto para hacerlo, porque puede ser muy tarde.- el Uchiha menor lo observó con admiración mientras en él se hundían las palabras que le había dicho, de pronto una sonrisa se formó en sus labios.

-Gracias papá.- dijo Daisuke levantándose y acercándose a él para darle un abrazo, luego salió de la habitación con decisión, luego de un minuto lo único que se oyó fue como la puerta principal fue cerrada.

-¿Ya se fue?- preguntó Sakura entrando a la estancia.

-Si.

-Eres bueno dando consejos.- dijo la pelirrosa haciéndole saber que había escuchando la conversación. Sakura se acercó a él dándole el vaso con agua y Sasuke tomó el contenido de un trago.

-No mejor que tú... era como verme a mí mismo hace tantos años.- susurro el moreno viendo el vaso de cristal vacío.

-Lo sé.- le concibió Sakura tomando el vaso y poniéndolo en la mesita de centro antes de sentarse en sus piernas.

-No quiero que él cometa mis mismos errores.- pasó los brazos por su cintura acercándola a su cuerpo-. Eso casi me costó tu vida.- susurro acariciándole el hombro izquierdo mientras le miraba fijamente los ojos.

-Te amo.- dijo Sakura sonriéndole dulcemente.

-Yo igual.- le contestó el moreno dándole un beso casto en los labios.

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Cuando Daisuke entró a su apartamento todo se encontraba a oscuras, Dana era una persona de luz, le gustaba siempre que todo lugar estuviera bien iluminado y ante la presente escena Daisuke sintió un miedo arrollador ¿Y si no había llegado a tiempo?

Inmediatamente se dirigió a su dormitorio esperando aún encontrar su ropa en el armario pero cuál fue su sorpresa al encontrar a la misma Dana recostada en la cama, era un pequeño bulto en el enorme colchón, tan menuda y frágil. Con un suspiro de alivio Daisuke avanzó hacia ella mientras se quitaba la chaqueta y la corbata.

-Dana.- aún en la oscuridad él vio el sobresalto de su cuerpo y el como de estar en posición fetal paso a sentarse y recostarse en las almohadas de la cama.

-¡Daisuke!... ¿Que haces aquí tan temprano?- preguntó ella alarmada, Daisuke se sentó en un extremo de la cama y prendió la lámpara que se encontraba en la mesita de noche a un lado, iluminando la habitación.

Dana tenía los ojos cristalizados y rojos noto primeramente, sus hermosos ojos azules tenían una mirada tan triste que su corazón se encogió al verla de aquella manera ¿Cuánto la había dañado sin darse cuenta?

Daisuke recordó la primera vez que la había visto hacia tantos años. Era el primer día de clases, estaba en noveno grado, y Hikari y él se encontraban hablando de las vacaciones cuando la profesora de Historia había entrado a la clase con una chica menuda y cabizbaja a su espalda. La chica tenía el cabello negro y largo, la piel blanca e inmaculada y un cuerpo bastante curvilíneo, sus pechos eran pequeños, su cintura estrecha y su cadera ancha, tenía un trasero grande y respingón, y unas piernas de infarto a pesar de ser pequeña de estatura. Fue inmediatamente evidente que no era de allí ya que las chicas de su país no se veían así a esa edad y a todos les pico la duda inmediatamente.

Fue la profesora la que soluciono el problema y la presento como una estudiante nueva, venía del sur de América y todo aquello era demasiado nuevo para ella ya que era su primera vez en otro país, especialmente por qué era de otro continente. Dana había llegado a Japón un par de semanas antes de que iniciara el colegio, pero al parecer se había adaptado bien al lugar y sabía el idioma por lo que no le fue tan difícil acostumbrarse. Cuando la profesora la instó a presentarse, ella levanto el rostro y Daisuke se perdió totalmente en sus enormes ojos, eran del color del cielo, celestes, enmarcados por gruesas y negras pestañas; con una mirada tan pura e inocente que creyó estar viendo a un ángel.

Y cuando empezó a hablar el resto del mundo desapareció. ¡Dios! Su voz era dulce y suave, y tenía ese acento tan bonito y sexy que le flecho al instante, todos los varones de la clase quedaron embobados, Daisuke no fue la excepción. Ella era lo más hermoso que sus ojos habían visto. Y así siete meses y dieciocho días después era oficialmente su novia... y completamente suya.

A los dieciséis la presento a sus padres, los nervios les carcomían a ambos pero Dana se lo había pedido y él nunca había podido negarle nada hasta el momento. Su madre se emociono hasta el punto de casi ahogarlo de un abrazo, ya que no había llevado a ninguna de sus novias anteriores. Su padre en cambio solo sonrió con orgullo haciéndolo sonrojar, Sarada había querido pasar pegada a Dana durante toda la cena y como regalo por aquel momento Dana le había dicho por primera vez que lo amaba. Siempre lo recordaría.

A los diecisiete la hizo suya por primera vez, había sido algo espontáneo y sumamente bonito. Fue en la casa de ella, una tarde en la que solo habían planeado tener un momento a solas y ver películas. Rememoraría aquel momento especial por el resto de sus días.

A los diecinueve tuvo la primera pelea con ella y su mejor amigo, Dana era demasiado dulce con cualquiera, Hikari demasiado confianzudo y le entro un coraje inigualable al verlos tan juntos y riendo mientras él no estaba allí ¿Qué tanto reían? ¿Tenían ellos secretos de los que él no sabía? ¿Porque estaban tan pegados? Dana era suya y él no la compartiría jamás, ni siquiera con su mejor amigo.

A los veintitrés Daisuke le propuso que vivieran juntos, ya no soportaba no tenerla a su lado todos los días, ambos trabajaban y había varios días en los que no podía verla, el la necesitaba más que a nada.

¿Cuan ciego había estado para no darse cuenta cuanto la amaba?

-Dana.- cogiéndola del rostro la acerco para besarla con desesperación, ella era todo lo que él quería en el mundo, todo lo que él necesitaba, sin Dana él simplemente no podría vivir.

-Daisuke.- suspiro ella cuando empezó a quitarle la camisa con impaciencia, no llevaba sostén y sus pequeños pechos ya se encontraba erectos sin siquiera haberla tocado, la química que tenían en la cama era sumamente potente, Daisuke había tenido tres amantes antes que Dana, él había sido el primero y único de ella, sin embargo, nada de lo que había experimentado antes podría compararse con su mujer, con hacerle el amor.

Siguió besándola hasta dejarla sin aliento y la acaricio hasta que ella le pidió que terminara con el juego, y fue hasta entonces que él se desnudó, le quitó a ella la última prenda y sin más, mientras la miraba fijamente a los ojos, se unió a Dana hundiéndose profundamente en su cuerpo. Los temblores iniciaron, el mundo se perdió y mientras la miraba fijamente a los ojos, con la respiración agitada y el corazón desembocado Daisuke vio todo más claro que el agua.

-Te amo.- le dijo antes de besarla dulcemente y empezar a moverse, Dana cerró los ojos, se aferró a sus hombros y le dio todo lo que ella era.

-Yo también.- respondió correspondiéndole dulcemente.

Hicieron el amor durante horas hasta quedar saciados y agotados, y luego Daisuke la abrazo por la espalda pegándola a su cuerpo. Dana respiraba pesadamente y le acariciaba con los dedos el pecho, siempre tendía a hacer algo a lo que hasta ese momento le había dado importancia. Luego de hacer el amor, Dana siempre dibujaba pequeñas "X" en su pecho, justo donde se encontraba su corazón. Era un gesto bonito, tan inocente, tan de ella que Daisuke sintió que su corazón se encogía. Ella era todo aquello que él quería y el saber que él mismo había conllevado a que lo dudará le hizo querer abrirse y exponerle sus miedos.

-Cuando era pequeño... mamá y papá no se llevaban muy bien.- le empezó a contar mientras la apegaba solo un centímetro más a su costado, Dana quedo algo extrañada porque él empezará a hablar-. Mama lo amaba con todo su corazón, yo era testigo de eso, y lloraba por su ausencia muchas veces, en la noche... cuando ella creía que yo dormía.- la pelinegra contuvo la respiración mientras levantaba la mirada a su rostro, Daisuke tenía los ojos cerrados y el ceño fruncido, ella había aprendido cada gesto de el, y aún cuando ese solo lo había visto un par de veces en tantos años, lo reconoció al instante. El recuerdo le dolía.

-Papá siempre pasaba fuera de casa, nunca con nosotros... llegaba tan de noche que por más que intentaba esperarlo el sueño me vencía, y se iba tan de madrugada que nunca podía decirle buenos días.- tragó saliva con dificultad haciendo que su manzana de Adán hiciera un movimiento rotundo-. Yo siempre intentaba sobresalir aún en el jardín de infantes para ser el mejor, alardearle al respecto y obtener su atención, pero parecía que a él no le importaba. Los días pasaban, y así los meses y los años... cuando tenía seis todo cambio.- Daisuke suspiro temblorosamente.

-Si no quieres...

-Tengo que.- la corto él firmemente-. Un día fui a la casa de Hikari por petición de mi madre, era muy extraño que viniera de ella dado que no le gustaba estar sola y que ella sabía que a mí no me gustaba dejarla sola... luego de eso, no la vi por un buen tiempo. Un par de días después papá empezó a ir a la escuela por mi, me alegro mucho, pero yo sabía que algo andaba mal, papá nunca iba por mí a ningún lado y en cambio, mamá siempre lo hacía... decidí no decir nada en ese momento, solo me dediqué a disfrutar de su compañía, hasta que no pude aguantar y le pregunté al tío Naruto, él se puso inmediatamente nervioso y me dijo que mamá estaba en el hospital, dormida... No entro en detalles y yo no insistí, espere a papa y le pregunté, le pedí que me llevara con ella.- susurro quedadamente, parecía que estaba recordando aquel momento.

-Mamá estaba en una cama, parecía dormir y yo no pude evitar pensar que se veía como un ángel, cuando salimos papá me llevó a casa.- suspiro temblorosamente-. Él me contó con palabras bonitas el porque mamá estaba en el hospital, ella había tenido un accidente automovilístico.- al escucharle Dana contuvo la respiración.

-Fue la primera vez que vi a papá así, estaba destrozado, no se desmoronaba únicamente porque quería ser fuerte, por ella y por mí... ahí me di cuenta de cuanto la amaba, yo nos di el consuelo que tanto necesitábamos, me acerqué a él y lo abrace, papá solo me correspondió, y al hacerlo yo pude sentir su dolor.

-Los días pasaron progresivamente, mamá seguía sin despertar, y papá estaba tan triste. Un día me llevó al parque, yo jugaba en el columpio, hasta que una figura me distrajo... era mamá y yo me sentí tan feliz, corrí hacia ella y la abrace con desesperación pero cuando ella me vio, todo se vino a abajo. Mama no me recordaba, había olvidado parte de su vida debido al accidente, y eso me incluía.- puso su antebrazo sobre sus ojos e inhalo profundamente-. En mi dolor, trate de alejarme de su mirada desconocida, y luego todo fue de mal a peor, cruce la calle sin fijarme en que un carro se acercaba, papa me salvó, pero el carro le impactó dejándole inconsciente durante un momento.- le informó alborotándose el cabello, pareció que no le gustaba recordar aquella etapa de su vida y él que confiara en ella para contárselo le hacía muy feliz, por ello no le interrumpió, muy a pesar de que la situación la tenía tan sorprendida que miles de preguntas le querían brotar de la boca.

-Fue muy difícil para mí... de un momento para otro todo cambio y...

-Amor.- susurro Dana acariciándole el pecho.

-Fueron tantas cosas Dana... el conflicto de mis padres, las lágrimas de mi madre... papá se dio cuenta luego de todo que sí la amaba y desde entonces son la pareja feliz que actualmente tú conoces... pero a pesar de lo que ellos creen, yo nunca olvide esos años.- le contó amargamente.- Y si bien es cierto que viví feliz, que tuve una infancia dichosa luego de eso, nunca quise dar todo de mí, siempre fui ese niño asustado, ¿y si de un momento a otro todo volvía a ser como antes?.- volteo a verla fijamente-. O... ¿Si te dabas dabas cuenta de que tal vez yo no era todo lo que necesitaba?... ¿Si yo te entregaba todo de mí y no era suficiente? ¿Cómo sobreviviría yo sin ti?- le confesó por fin aquello que tanto le agobiaban, Dana lo observo mientras le acariciaba la mejilla derecha.

-Daisuke.- masculló con pesar.

-Perdóname... sé que nada me justifica y que no te merezco.- susurro mientras le acariciaba la cadera desnuda.

-No digas eso... yo te amo demasiado.- masculló ella con sentimiento.

-Lo sé... Y yo a ti, más que a nada.- le aseguro él con un nudo en la garganta, Dana empezó a llorar de felicidad sin poder evitarlo.

-¿Porque lloras?... no lo hagas pequeña.- le pidió Daisuke con dulzura quitándole con el pulgar las cálidas lágrimas.

-He esperado que me lo digas por tanto tiempo que no puedo evitarlo.- le dijo ella con una sonrisa hermosa.

-Dana... Te amo, te amo tanto... te amo más que a la vida, lo eres todo para mí... Y si bien es cierto que no te merezco, no te voy a dejar ir de mi lado ¡Nunca!- aseguró con una mirada de posesión-. Soy un maldito egoísta, lo sé... pero eres mía, tú me perteneces y jamás te apartaras de mi lado.- tomándola por cintura la hizo quedar bajo su cuerpo nuevamente y le acarició el rostro con el pulgar, Dana solo río divertida, más que alegre estaba sulfurante, no podía evitarlo, todo era como siempre había soñado.

-¿Nunca?- le preguntó con una sonrisa pasándole los brazos por el cuello.

-Nunca.- le aseguro Daisuke antes de tomarla la boca con pasión.

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Once meses después...

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Sakura se encontraba en la cocina de su casa viendo a través de la ventana que daba directamente al patio de su casa.

Una sonrisa asomó en sus labios ante la celebración que se llevaba a cabo, la música daba ambiente al lugar y las risas se escuchaban incluso desde el interior de su hogar.

-Te estamos esperando.- con un sobresalto Sakura volteo para ver a Sasuke apoyado en el marco de la puerta de brazos cruzados.

-Ya voy... solo estaba terminando aquí.- dijo en un susurro mientras se enjuagaba las manos. Estaba un poco emocional dado los acontecimientos y se había disculpado con todos saliendo del patio, el que hacer le ayudaba a controlarse y por ello se había puesto a lavar los pocos vasos que habían en el lavabo con la intención de respirar.

-¿Te sientes mejor?- le preguntó Sasuke en su oído tras pasarle los brazos por la cintura.

Sakura suspiro mientras se secaba las manos-. Mucho mejor... es que no quería poner a Dana sensible con mi llanto, habría hecho de la fiesta un funeral con tantas lágrimas.- dijo con una sonrisa poniendo las manos sobre las de Sasuke. El moreno río suavemente.

-Eres una sensible... no tiene nada de malo soltar unas cuantas lagrimas, de cualquier manera es un día especial.- masculló Sasuke viendo a través de la ventana también.

-Lo es.- estuvo de acuerdo Sakura.

La pelirrosa fijó su mirada en la pareja de novios viendo como Dana sonreía con alegría y como Daisuke la miraba con amor mientras acariciaba con la mano el redondeado vientre en el que descansaba su hijo. Sakura sonrió con alegría, otra felicidad se sumaba a su vida, su nieto nacería a finales de Febrero según los cálculos que había hecho, en dos meses tendría otro pequeño entre sus brazos a quien mimar.

Aún recordaba perfectamente la noche en la que la pareja lo había anunciado, había sido solo dos semanas luego de que les hubieran avisado que se iban a casar terminando el año, todos habían quedado en shock, había sido un embarazo no planeado, que sin embargo les había llenado de alegría, incluso Sasuke no había parado de sonreír en toda esa noche ante la perspectiva de tener a su primer nieto.

Sakura rió suavemente ante los recuerdos, la boda se había llevado a cabo en la iglesia de la ciudad, una reunión pequeña, a la que solo las personas más allegadas había asistido al igual que a la celebración. Dana había solicitado hacer todo entre familia, ella no soñaba con nada ostentoso, ni de alta alcurnia, Daisuke estuvo de acuerdo con su ahora esposa, tratando de complacerla con cualquier cosa y entre ambos habían decidió realizar la celebración en casa de sus padres.

Sakura no había podido caber más en su dicha, sus amigos más cercanos se encontraban allí, aquellas personas a las que Daisuke consideraba sus tíos y claro, los mejores amigos de ambos novios que no podían faltar. Con una mirada general Sakura pudo apreciar aquel momento, Naruto estaba con Hinata en la mesa principal, ambos charlaban animadamente mientras sus manos inconsciente se encontraban unidas, Ino estaba con su esposo Sai platicando animadamente con Iruka, el tío de Dana, mientras que más al fondo podía apreciar a su ahijado, Hikari, sonriéndole amorosamente a su novia.

Sarada era un caso no muy distinto, se encontraba en una mesa cercana de la de los novios manteniendo lo que parecía una interesante platica con Boruto, el segundo hijo de Naruto, Sakura no pudo evitar reír al ver el ceño fruncido de Sasuke, quien seguramente lo había notado también, el Uchiha mayor odiaba a todo espécimen masculino que tuviera la atención de su pequeña, y Sakura ya había visto una chispa entre ambos.

También se encontraban allí todos aquellos jóvenes, grandes amigos de la pareja, chicos buenos que ella conocía desde la escuela.

Riendo Sakura volteo hacia su esposo aún entre sus brazos y le acarició el rostro con suavidad. Observó su guapo perfil centrándose en las leves arrugas alrededor de sus ojos, los cuarenta le sentaban tan bien, Sakura no recordaba haber visto nunca un hombre tan atractivo como él.

-Soy tan feliz.- le dijo con sinceridad viéndole con los ojos brillantes.

-Yo también cariño.- respondió Sasuke con voz cálida mientras le sonría suavemente-. Gracias Sakura... por esta vida tan maravillosa que me has dado.- susurro con sentimiento.

-No Sasuke.. gracias a ti por mantener tu promesa.- dijo ella con dulzura robándole un beso rápido.

-¿Mi promesa?- el moreno alzo una ceja desconcertado

-La que me hiciste el día en que me propusiste matrimonio, cuando me dijiste que ibas a ser el esposo que yo siempre soñé.- le recordó acariciándole el cabello. El moreno bajo la mirada al recordar finalmente aquella promesa tan vaga y sin compromiso.

-Pero sabes que... eso fue...

-No importa... cumpliste tu palabra, soy muy feliz y dichosa contigo, y nunca cambiaría nada.

-Te amo Sakura.- dijo el Uchiha con los ojos sospechosamente húmedos

-Y yo ti Sasuke.- le aseguro ella antes de darle un profundo beso.

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FIN


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Finalmente. Después de quien sabe cuanto tiempo, por fin regrese para traer el epilogo de la historia. Mi primera historia. Gracias de corazón a todas las hermosas personas que han seguido desde hace ya un buen tiempo esta historia, se que no he logrado actualizar tan rápido como la mayoría hubiera querido y me disculpo por ello.

Intentare agilizar el paso con las otras historias y nuevamente se les agradece los comentarios buen intencionados. Se les aprecia enormemente, espero que esten muy bien donde quiera Diosito que se encuentren, muchos besos y abrazos. Sayonara.

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