Autor/a: Acaeber

Disclaimer: Ni Naruto, ni sus personajes me pertenecen; estos son propiedad exclusiva de Masashi Kishimoto.


ηιηтн мιѕтαкє: тσ∂σ α ℓα νєz.


Abres los ojos al no sentir a nadie a tu lado. Y… efectivamente; la cama está vacía excepción de ti. Una nota es lo único que hay sobre la almohada en donde se supone debería de estar descansando la cabeza de Sasuke.

La tomas y al leerla, no puedes evitar sentirte invadida por todo tipo de emociones: Coraje. Ira. Decepción. Traición. Desamor. Tristeza.

¿Recuerdas la tercera y última condición? Pues bien… estoy cumpliéndola, como te dije. Dejare de molestarte. No te llamare ni volveré a verte. Como querías.

Sasuke.

¡Joder! Si ya sabias tú que nada de esto te traería algo bueno. Sabías que cuando tuviera lo que quería, se largaría. ¡Y solo ha dejado una maldita nota! Aunque… tú se lo habías pedido pero… ¡Si tuvieron sexo, por favor! Eso debía de haber bastado como para que entendiera que no podía irse después de eso. Pero las cosas no se quedaran así. No.

Te levantas de la cama, envuelta en la sabana y corres hacia tu bolso, que se encuentra encima del tocador. Buscas y rebuscas el celular, y finalmente lo encuentras. Revisas el número de Sasuke en tus contactos, pero por mucho que lo haces, el maldito número no aparece por ningún lado. Revisas incluso en las llamadas entrantes y salidas, pero el resultado es el mismo. No esta.

Aprietas los puños, enfadada. No. Él no puede desaparecer de tu vida así como si nada. No puede. No ahora.

Miras toda la habitación, esperanzada. Quizá podrías encontrar el cinturón de su pantalón o incluso su saco, y podría ser que vuelva a por ello, pero ni siquiera te encuentras con un mísero calcetín.

¿Llevaba calcetines?, te preguntas. ¡Joder, no, concéntrate!, te regañas.

Meditas detenidamente la situación, pero por muchas vueltas que le das al maldito asunto, solo logras que tus palabras sigan resonando en tu cabeza; Después de la cita, me dejaras en paz. No volverás a llamarme ni a venir aquí. No volveremos a salir ni mucho menos a vernos. Sera como si no nos conociéramos, habías dicho. Y ahora, te estas arrepintiendo. Porque si, ahora sabes que estas enamorada de Sasuke, del chico al que alguna vez habías llamado 'el tipo ese acosador'. Si, ahora sabes que no habrá nadie con el que puedas sentir lo mismo que con Sasuke. Que no habrá ninguno igual de atractivo que él. Que no habrá nadie como él, simplemente. Por qué él es único.

Y lo has echado todo a perder.

A ver cuando otro igual de jodidamente atractivo se te acerca, susurras, molesta. Pero, en el fondo, quieres llorar, derrumbarte y buscarlo, pedir que vuelva a ti, y que se quede a tu lado. Eso no ocurrirá, te dices. Ya no quieres cometer más errores, y hasta donde tú lo ves, has perdido ya, mucha de tu dignidad.

Comienzas a vestirte y a prepararte para ir al trabajo. ¿Iras al a trabajar? Pues sí. Porque, ser votada por un Uchiha, no es razón aparente para faltar al trabajo, por muy endemoniadamente sexy que este, o por mucho que lo quieras a tu lado.

-.-.-.-

— ¿Segura que estas bien? —pregunta Ino. Tú asientes con la cabeza, y vuelves la vista a los papeles de tu escritorio. Esa pregunta ya es costumbre en la oficina, todos los días. Y comienza a joderte la idea de tener que escucharla todas las mañanas, cada vez que Ino te vea, según ella, triste y con un aura tan negativa que teme que tus impulsos te ganen y te suicides.

De acuerdo, no estás bien. No puedes estarlo después de lo que ha ocurrido con Sasuke, pero hasta ahora, has sobrevivido, ¿no? Además, la tristeza más grande de tu vida no puede durar una eternidad, ¿verdad? Solo necesitas acostumbrarte a que el maldito no te llame, ni te vuelva a ver, y además, desde tu punto de vista, lo has tomado bastante bien. Solo han sido una, o dos semanas de depresión… tres como mucho.

Levantas la vista asustada cuando escuchas como tu jefe te grita desde la entrada de la oficina.

— ¿Dónde estás esta mañana? ¡Te he llamado más de cuatro veces! —te regaña. Tú suspiras.

—Lo siento. Es cierto, estoy algo ida. —aceptas. — ¿Decía?

—Decía… —comienza. —Que necesito que vayas a una junta importante esta tarde. —avisa. Alzas una ceja.

— ¿Por qué yo?

—Porque hoy es el aniversario de bodas de mi esposa y mío, y quiere que la lleve a cenar, y eres la única que sabe cómo dirigirse a este tipo de personas. —suspira cansado. — ¿Podrás hacerte cargo?

Te lo piensas unos segundos. Pues, bien. Servirá para que te distraigas, porque ciertamente, no te apetece llegar a casa y hundirte de nuevo en ese ambiente tan depresivo.

—De acuerdo. —aceptas. — ¿A qué hora tengo que estar en la junta? —cuestionas, y miras como tu jefe mira el reloj que lleva en la muñeca.

—Oh, pues… —dice. —Comenzara en una media hora.

— ¿Y apenas se le ocurre venir a decirme? —preguntas molesta, mientras te levantas y coges tu bolso.

—Hey, no me culpes. Tú eres la que estuvo ida durante casi quince minutos. —rodas los ojos mientras te acercas a él. —Esta es la dirección. —te entrega un pequeño papelito, que tu metes dentro de tu bolsa sin siquiera leer. —Trátalos bien, son personas importantes. —te dice. Tú asientes antes de salir de la oficina.

No creo que este muy feliz cuando sepa que… —escuchas lejanamente a Ino, y como tu jefe la interrumpe.

Lo sé. Pero mi esposa y yo se lo agradecemos. —alzas una ceja. ¿De qué hablan?

Sales del edificio y de inmediato tomas un taxi. Si tomaras el metro, simplemente no llegarías a tiempo con tanta parada que hace. Le entregas el pequeño papel que te entrego tu jefe al taxista, y le pides que te lleve a la dirección que apunta en él. El taxista asiente y arranca el taxi.

Al llegar a tu destino, le pagas rápidamente y sales casi corriendo del automóvil. Alzas una ceja confundida al ver que estas frente a un Restaurante. ¿Una junta? ¿En un restaurante?

Cada quien tendrá sus mañas, apuntas.

Entras en el restaurante, y le muestras al gerente el nombre que va anotado junto con la dirección del lugar en el papelito ya todo arrugado. Él sonríe mientras te indica por donde ir. Llegas a una mesa en el lugar de la zona V.I.P, y esperas mientras el joven gerente le avisa al que parece ser el tipo con el que tienes la 'junta' que has llegado.

Hazla pasar. —escuchas. De inmediato, el gerente vuelve y sin hacerte esperar más, te deja entrar en la dichosa zona V.I.P.

Observas al tipo con el que se suponía que debía de tener la junta tu jefe. No parece de más de unos cuarenta y muchos; su cabello es corto y color castaño al igual que sus ojos, y tiene unas pequeñas marcas debajo de los ojos.

—Buenas tardes. —saludas, mientras observas como el hombre se levanta.

—Buenas tardes. —corresponde, tendiéndote una mano. —Fugaku Uchiha.

Abres los ojos como plato al escuchar el nombre. Entonces… él debe de ser el padre de Sasuke. El hombre te observa con una ceja alzada aun con la mano extendida. Tú, nerviosa, estiras la tuya y la estrechas con la de él mientras te presentas.

—Uchiha… ¿dijo? —preguntas incrédula.

—Así es. —afirma. —Y este es mi hijo: Sasuke. —no es hasta ese momento, que te das cuentas de que el tipo viene acompañado. Fugaku ha hecho que se levante y ha colocado la mano en su espalda mientras lo presenta. Tú observas el rostro de Sasuke, sin poder creerlo. Pensabas que jamás lo volverías a ver.

—S-Sasuke…

—Hola… —se le nota incomodo, pero no parece querer demostrarlo.

— ¿Se conocen? —pregunta Fugaku, al notar sus reacciones.

—No… bueno…

—Algo así. —contesta automáticamente Sasuke.

—Ya veo. —Fugaku parece pensar algo, y tu estas segura de que dirá algo sobre el tema, pero te sorprende haciendo todo lo contrario. —Pues bien, siéntate. Takeshi me dijo que vendrías en representación de él.

—A-Así es… Se le presento un compromiso de último minuto. —explicas. — ¡N-No quiero decir que la junta con usted sea menos importante, pero…!

—Estoy al tanto de todo, no debes preocuparte. —te dice.

Suspiras. Al menos tienes un peso menos que cargar. Pero eso no hace que la comida sea menos incómoda. Entre la conversación que debes mantener con Fugaku, no puedes evitar que tu mirada se desvié de vez en cuando hacia donde esta Sasuke, ni que te suden las manos, ni mucho menos, que tartamudees mientras hablas. Al terminar de hablar de todos los arreglos que tu jefe debería de estar haciendo con el dueño de las Empresas Uchiha, te levantas de la mesa, con toda intención de retirarte.

—Bueno… ha sido un gusto conocerlo, Sr. Uchiha. —sonríes. —Pero, me temo que debo irme. —el asiente.

— ¿Tienes automóvil? —pregunta, y tú le miras extrañada.

—No, ¿Por qué?

— ¿Has venido hasta aquí en taxi? —cuestiona.

—Sí. —contestas.

—Ya. —Fugaku cierra los ojos, en pose pensativa. —Sasuke… —lo llama, y este le mira confundido. —Acompáñala.

— ¿Qué? —preguntas, alarmada. —Oh, no, por favor no. —pides. —Agradezco el ofrecimiento pero… —ni siquiera puedes acabar con la frase.

—Vamos. —Sasuke te ha tomado de la muñeca y te ha jalado fuera del restaurante.

Una vez fuera del establecimiento, olvidas todos tus modales. El maldito te está jalando tan fuerte de la muñeca, que tú no puedes evitar molestarte.

— ¡Hey! ¡Sasuke! —gritas. — ¡¿Pero qué mierda te pasa?

— ¿Qué no lo ves? Te llevo a tu casa. —te dice, irritado también.

— ¡Pues mira que yo bien puedo irme solita! —te sueltas de su agarre, pero no tarda ni unos segundos en tomarte de nuevo de ambas manos. — ¡Ah, joder, suelta! —forcejeas.

— ¡¿Podrías calmarte un poco? —te pregunta molesto, mientras prácticamente te estampa contra la pared. —Mírame… —te pide. Tú, sin embargo, no lo haces. Desvías la mirada y comienzas a ver la oscura calle. Es ahí cuando te das cuenta que se ha hecho más tarde de lo que creías. — ¡Mírame! —te obliga a hacerlo. No sabes cómo, pero de nueva cuenta, quedas atrapada en sus ojos. Su mirada intensa hace que quedes embelesada, tanto así, que piensas que no existe nadie más que ustedes dos. El encanto desaparece en cuanto te suelta y se gira, dándote la espalda.

—Sasuke. —lo llamas. Pero él no contesta. —Sasuke…

— ¿Por qué has venido? —pregunta, callándote inmediatamente.

—Mi jefe me lo ha pedido. —contestas. —Yo… yo no sabía que te encontraría aquí. —frunces el ceño al escuchar como suelta una carcajada. Entonces, se gira y rápidamente se acerca a ti. Tú retrocedes unos pasos, chocando contra la pared. Sasuke se aprovecha de ello y te aprisiona entre sus brazos. Sobra decir que, ahora sabes de donde viene el dichoso dicho de; 'Entre la espada y la pared'.

— ¿De verdad crees que me engañaras con eso? —cuestiona, acercando su rostro peligrosamente al tuyo. — ¿De verdad lo crees?

—Sasuke… —lo llamas, en un susurro.

— ¿Por qué no aceptas que me amas? —cuestiona.

— ¿Q-Que dices? ¿Qué te hace pensar que yo… te amo? —preguntas, claramente nerviosa.

—Hn. —sonríe. —Que no me hace pensar que me amas. —corrige. —Tu nerviosismo. —te contesta, susurrándotelo al oído. —Tu respiración. —agrega, y su aliento choca contra tu cuello, causándote un escalofrió. —Tus gemidos. —termina, antes de morder levemente el lóbulo de tu oreja.

S-Sasuke-kun… —un gemido escapa de tu boca, nombrándolo, dándole la razón y haciéndole sonreír satisfecho. Tú llevas tus manos a tu boca, queriendo evitar que algo más se te escape.

— ¿Lo ves? —te pregunta. —Me amas.

—E-Eso no es verdad… —lo has hecho enfadar; te mira con el ceño fruncido, y tú estás más nerviosa cada vez.

— ¿Por qué no aceptas que me quieres a tu lado? —te dice.

No. —susurras, a pesar de que ni siquiera es una respuesta coherente. Él te mira directamente a los ojos, y, acercándose nuevamente a tu oído, te dice:

—Entonces… tendré que demostrártelo…

Y…

Te besa.

Te vuelve a besar como hace días. E incluso, la sensación que sientes esta vez, es mejor que la anterior.

Besa tus labios con lentitud, sin perder la pasión y el cuidado. No puedes saber lo que él siente, pero tú, sientes como si no lo hubieras besado en siglos, e inevitablemente, necesitas ese contacto tan suave y cálido. Necesitas besarlo. Delinea tu labio inferior, pidiendo permiso para adentrar su lengua en tu cavidad bucal. No se lo niegas. Su lengua juega con la tuya, y te saca más de un suspiro. Pasas los brazos por su cuello, y él te alza en el aire, pasando tus piernas alrededor de su cadera. El beso se vuelve mucho más rápido, aumentando la pasión y el calor que hay en sus cuerpos. Se separan cuando sienten que el aire que tienen en los pulmones ya no les es suficiente para seguir viviendo, y, con las respiraciones aceleradas, se miran a los ojos.

El lleva una mano hasta tu rostro que está pintado de color escarlata, y limpia la cristalina lágrima que sale de tu ojo; entonces te das cuenta de que llorabas. ¿Por qué? Por qué te besaba. Y en el fondo, tienes miedo de que se vuelva a ir, y te abandone de nuevo.

—Sasuke… —susurras, pero él te calla rápidamente, poniendo un dedo en tus labios.

—Shh…

Te ha bajado. Ahora tus pies tocan el piso, pero no por eso, te has alejado de él. No. Sasuke te está abrazando. Tienes la cabeza recostada en su hombro, mientras sueltas una que otra lagrima y sollozo. Mientras lloras en su hombro.

—Sasuke, por favor… —ruegas. —No me dejesno de nuevo

Aun sigues con la cabeza recostada en su hombro, por lo que no lo ves sonreír. Pero no es una sonrisa prepotente y arrogante. Ni siquiera es de satisfacción. No. Es una sonrisa sincera. Una sonrisa verdadera.

-.-.-.-

Abres los ojos al sentir la luz del sol pegar contra tu rostro. Aprietas y frunces el entrecejo, mientras te quejas y sueltas una maldición. Te acomodas entre las sabanas y te estiras. Esta noche, has dormido especialmente bien. Te abrazas a eso que tienes al lado y te acurrucas.

—Buenos días… —susurra Sasuke, mientras retira un mechón de cabello de tu rostro.

—Mhn. Buenos días…—correspondes en medio de un bostezo.

— ¿Has dormido bien? —pregunta, mientras te rodea con uno de sus brazos y te pega a su pecho. Tú pasas tus dedos por su pecho desnudo, acariciándolo.

—De maravilla. —contestas, sonriendo.

¿Dormido bien? ¿De maravilla? Bien, depende a que te refieras. Y también se encuentra el hecho de que la noche pasada, en particular, hicieron de todo menos dormir. Si, te acostaste con él. Aunque tampoco es que haga falta repetirlo.

Escuchas como suena el celular; no es el tuyo, porque no logras reconocer el timbrazo. Sasuke suspira cansado mientras retira su brazo de tu alrededor y toma el celular. Mientras el habla, tú disfrutas de las expresiones que muestra mientras lo hace.

—Lo siento. —se disculpa, cortando la llamada. —Era mi padre. Necesita que vaya a la oficina.

— ¿Iras? —él asiente. —Oh… y yo que planeaba quedarme y faltar a mi trabajo para estar contigo… —comentas.

—Te lo compensare. —decide.

— ¿Ah sí? —preguntas. — ¿Y cómo? —dices interesada. Él sonríe, satisfecho de que preguntaras.

—Podríamos salir. —comenta. — ¿Qué te parece?

—Hn. No lo sé. Convénceme. —sonríes coqueta, mientras él te devuelve una sonrisa torcida.

Acerca su rostro al tuyo y deposita pequeños besos en las comisuras de tus labios antes de besarte en ellos. Comienza a bajar desde tu mandíbula hasta tu cuello, donde además de besos, da pequeños mordiscos y deja marca de alguno que otro chupetón. Y mientras tanto, tú sueltas suspiros y uno que otro gemido. Se aleja de ti y te mira divertido.

— ¿Y? —pregunta.

—Pues… Sí. —aceptas la cita, él sonríe, y deposita un último beso en tus labios antes de levantarse y comenzar a vestirse bajo tu mirada. Mientras se viste, su celular suena de nuevo. Lo toma y acepta la llamada.

— ¿Bueno? —sueltas una risita al ver como no ha notado que tienes el celular en mano. —Que graciosa. —te dice, aun con el teléfono pegado a la oreja.

—No pude evitarlo. —contestas risueña, a causa de tu jueguito de llamarlo. —No sabes que vista tengo desde aquí. —comentas, mordiéndote un labio mientras lo miras. Él sonríe orgulloso.

—Claro que sí. —sientes como si pudiera verte desnuda aun a través de las sabanas y te sonrojas. Observas como cancela la llamada, y una vez más se acerca a ti.

Pega su frente a la tuya, y tu enmarcas su rostro con tus manos.

— ¿Vendrás esta noche? —preguntas.

—Sí.

—Te esperare, entonces. —contestas.

—Hazlo. —lo besas tiernamente en los labios. El contacto dura poco, pero ambos sienten una corriente recorrerles el cuerpo. Se aleja de ti, y sale de la habitación ante tu mirada. Poco después, escuchas el ruido de la puerta al cerrarse. Te levantas envuelta en la sabana y corres a la ventana. Recorres un poco la cortina y sonríes al verlo subir al automóvil, para luego verle arrancar. Luego, regresas a la cama y te recuestas mientras suspiras como una loca enamorada.

No recuerdas cuando fue la última vez que te sentiste así. De hecho, no recuerdas haberte sentido así. Sonríes tontamente; has caído total y perdidamente ante sus encantos; ante él. Pero no te sientas culpable… Has caído, sí, pero como muchas otras. Como todas.

Y es que…

Toda mujer, comete nueve errores antes de caer rendida ante él...

Ante un Uchiha

Ante Sasuke.


Bien, por fin ha concluido este Fic :D… Tarde, lo se, y lo siento, pero al menos lo acabe, y no lo deje inconcluso como muchos otros que hay en este sitio.

Agradezco todos sus Reviews, sus alertas y favoritos. Me hacen infinitamente feliz :3

Igualmente se el tiempo que esperaron, el tiempo que le dedicaron, no solo leyendolo, si no también siguiendo y esperando un nuevo capitulo. Gracias de verdad.

Creí que quiza necesitaría algún epilogo, pero siento que aquí ya esta todo; lo siento completo. Esta completo. No necesita más.

Ciertamente, disfrute mucho haciendo este Fic; ¿Fue difícil? Si, si lo fue. Pero lo logre. Y no sé. No creo que esto solo aplique para los Uchiha; para Sasuke. Quiero… no; debo creer que aplica en todos los hombres xD ¿Nueve errores? Seh, pero seguro que hay más; muchos más, yo solo los resumí xD

¿Algún Review?

Click en 'Review this Chapter'

Acaeber