Disclaimer: Los personajes no son míos, lamentablemente.

La historia pertenece a Dysperdis y es, por supuesto, una traducción autorizada. Podéis encontrar la versión original en Inglés aquí: www (punto) hpfandom (punto) net /eff /viewstory (punto) php? sid =16775

Pareja: Tom Riddle (Lord Voldemort)/Harry Potter. Historia SLASH (relación chico/chico)

Advertencias: Violencia, lenguaje adulto, violación, incesto, OoC, situaciones sexuales. No sigue la trama de HP y el Príncipe Mestizo. AU de ahí en adelante.

Géneros: Romance, drama, universo alterno, angst, tragedia, hurt/comfort.


LETTERED

Capítulo 8 de 14

Reuniones


Al volver a Grimmauld Place, Harry se apresuró en subir las escaleras para llegar a su habitación antes de que alguien pudiera preguntarle cualquier cosa. Lanzando sus cosas al baúl, subió a la cama y se permitió a sí mismo dormitar durante un rato. Parecía que la única persona que se había levantado mientras ellos estaban fuera era Molly, la cual había salido de la cocina a tiempo para pillar a Remus y a Severus. Sin embargo, antes de que ella pudiera preguntarles por el viaje, Severus le pasó la copia de El Profeta de esa mañana (que él había pensado en guardársela en el bolsillo antes de dejar la casa de Tom), y se marchó. Esto, efectivamente, evitó cualquier comentario que ella pudiera haber hecho sobre los riesgos que entrañaba salir fuera, y rápidamente llamó a Tonks por Flu para preguntarle sobre lo que había pasado.

Harry espero a que Ron dejara la habitación para salir de la cama. Caminando hacia su baúl, sacó la botella de Felix Felicis y pensó en lo que Tom le había contado.

"Felix Felicis. Tarda 6 meses en elaborarse, y cualquier error podría ser catastrófico. Ahí tienes suficiente para un día de ridícula buena suerte. Solo tienes que tomártela y seguir tus impulsos. Incluso un par de gotas durarán durante una hora o dos."

Harry quitó el tapón de la botella y olfateó, curioso. Hmm, no demasiado malo... Encogiéndose de hombros, inclinó el vial a su boca, dejando que cayeran un par de gotas en su lengua. Una sensación cálida y ligeramente vertiginosa le envolvió. De repente, sintió la urgencia de ir a la biblioteca. Decidiendo seguir el impulso, cogió sus tareas y algún trozo de pergamino, y se fue.

Cuando llegó a la biblioteca, dejó sus cosas en la mesa, y caminó hacia la estantería más cercana. ¿Quizás encuentre un libro de pociones para mi ensayo? Se paró al notar un gran libro gris sin título discernible. Sacándolo, dejó que se abriera al azar. Se congeló cuando vio el encabezado de la página que tenía enfrente.

El Velo

Aunque la mayoría de los estudiosos están de acuerdo en que generalmente no hay modo de regresar de la muerte, el velo es único ya que permite recuperar a aquellos que lo atraviesen. La ceremonia implicada es en realidad bastante simple, aunque a menudo problemática, ya que requiere la presencia, y consentimiento, de alguien que despreciara al difunto. También es necesaria una parte no emparentada que amase al difunto, ya sea como amante o amigo cercano, el heredero del difunto, y uno de sus objetos favoritos; cada uno de todos ellos refleja diferentes aspectos de la personalidad del individuo, asegurando que la persona correcta sea devuelta. Una vez reunidos frente al velo, el heredero debe decir solo un sencillo encantamiento y, si todo lo demás está elegido de manera correcta, el difunto será expulsado del velo, tanto de cuerpo como de mente. Sin embargo, como es de esperar este ritual es raramente usado debido a la dificultad en conseguir a alguien que detestara al difunto consintiera en ayudar a resucitarlo. Ejemplos de empujados a través del velo son...

Harry levantó la mirada, en shock. Agarró un trozo de pergamino para marcar el libro, y salió corriendo de la habitación para buscar a Remus.


—¡Remus! ¡Tienes que ver esto! —Harry llamó a la puerta del hombre-lobo. Se abrió, y Harry se lanzó a la habitación. Remus, quien había estado durmiendo, se frotó los ojos. De verdad, le gustaba el chico, pero a veces se le hacía difícil—. ¡He encontrado un modo de traer a Sirius de vuelta!

Remus se congeló.

—Dilo otra vez.

Harry empujó el libro abierto hacia las manos del mayor.

—Mira, tomé un poco de poción de la suerte, ¡y encontré esto! ¡Podemos traer a Sirius de vuelta! —Remus observó el libro, palideciendo. Se acercó a la cama y se hundió, aturdido—. Solo necesitamos convencer a Snape para que nos ayude, estoy seguro de que puedo convencerlo, y entonces nos colaremos en el Ministerio de algún modo, y Hagrid me dio la moto de Sirius, sé que la amaba, solía hablar de eso todo el tiempo y —Harry ahora estaba balbuceando—. Y ahora que su nombre está limpio, es justo que lo disfrute, así que ¿vamos a hacerlo o qué? —Remus se sentó allí, dándole vueltas a todo. Sirius, ¿vivo? Sonrió ampliamente.

—Ve a buscar a Arthur, estoy seguro de que puede ayudarnos a entrar. Yo lidiaré con Severus —Harry abrazó al hombre-lobo, y prácticamente saltó fuera de la habitación. Remus sacudió la cabeza. Esto no iba a ser fácil.


—No. Absolutamente no. De ninguna maldita manera —Snape negó, insistente. ¡Él no iba a traer de vuelta a ese chucho!

—¿Por favor, Severus? Significaría muchísimo para Harry. Te prometo que a la primera que diga "bastardo grasiento" o te llame Quejiqus, yo mismo le patearé el trasero. Además, él te deberá una grande por todo esto, quiero decir, piensa en ello. ¡Y si él está alrededor, Harry y Ginny tendrán a alguien más a quien molestar! —Remus miró al Maestro de Pociones, con los ojos muy abiertos. Suspirando, Severus rodó los ojos. Maldito lobo. Puede ser terriblemente convincente en algunas ocasiones.

—Está bien, pero me debes una, Lupin. Y te lo juro, mencionas esto a alguien en Hogwarts, ¡y yo mismo le empujaré de vuelta! —saltando, el hombre-lobo le agradeció profusamente, antes de limitarse a buscar a Harry.

—De verdad —murmuró Severus para sí mismo—, las cosas que hago por esta gente.


—¡Ha aceptado! ¡Está de acuerdo! —Remus corrió hacia Harry, quien estaba sentado en la cocina, esperando a que Arthur bajara a... bueno, cualquiera que fuera la comida que hay a las dos de la tarde después de una noche bebiendo en exceso. Molly estaba escribiendo una lista de la compra, y se acababa de ir a la despensa para comprobar los niveles de harina, azúcar y otros alimentos básicos, cuando dejó escapar un grito. Kreacher, quien no había sido visto en seis meses, se había acurrucado en un estante, y estaba roncando suavemente.

Molly se retiro de la alacena.

—He encontrado a ese elfo doméstico. ¡Qué cara tiene, estar aquí después de todo! ¡Porque, al menos podría haber tenido la decencia de mantenerse alejado! Yo debería —Harry se levantó, interrumpiéndola, levantando una mano.

—Kreacher, ven aquí —el elfo doméstico apareció, todavía aturdido. Viendo quien estaba frente a él, comenzó a gritar.

—¡No! ¡Kreacher no escuchará a Harry Potter! Si mi Ama pudiera ver la escoria que hay en su casa, hermosa, buena Ama —Harry, con miedo de que los gritos pudieran despertar la la madre de Sirius, le interrumpió.

—¡Kreacher, cállate! —los ojos de Kreacher se salieron de sus órbitas mientras su boca se cerraba. Molly miró al joven Gryffindor con la boca abierta.

—Pero, cómo, quiero decir, por qué está él —Molly se trabó tratando de encontrar la pregunta apropiada.

—Sirius dejó un testamento. Lo encontré en agosto. Soy su único heredero, así que Kreacher tiene que escucharme —Harry se sentó de nuevo—. Kreacher, ¿dónde estabas?

El elfo doméstico puso mala cara.

—Kreacher estaba con la Ama Bellatrix. Kreacher la quería como Ama, pero los estúpidos Aurores la atraparon en la casa de esa estúpida hija de traidores a la sangre —Harry suspiró.

Girándose hacia Molly, preguntó:

—Bueno, ¿qué deberíamos hacer con él? —Molly le miró y negó con la cabeza.

—No lo sé. No hay mucho que podamos hacer con él, ¿quizás enviarlo a Hogwarts por el momento? Siempre pueden usar a más elfos domésticos, y estoy segura de que lo mantendrán a raya —Harry miró a Remus, quien asintió, y después se giró a Kreacher.

—Irás a Hogwarts. Te presentarás ante quien esté a cargo de las cocinas. Les escucharás y harás lo que ellos te digan. Allí no harás nada que pueda causar daño a nadie —Kreacher pensó las órdenes y frunció el ceño al no encontrar el modo de sortearlas. Con un chasquido, Kreacher se había ido.

Los tres se sentaron en silencio por un momento. Justo cuando Molly iba a hablar, Arthur entro corriendo.

—¿Qué ha pasado? ¿Oí gritos? ¿Está todo bien? —Harry rápidamente resumió lo que acababa de pasar, y luego explicó su viaje a Gringotts durante el cual descubrió sobre el testamento de Sirius. Los dos Weasleys se quedaron de pie por un minuto, dejando que la información se asentara. Después de un tiempo, Molly se giró hacia Harry.

—¿Dumbledore lo sabía? ¿Y no te lo dijo? —Harry negó con la cabeza.

—Aparentemente, el duende dijo que habían estado tratando de contactar conmigo durante un tiempo —se encogió de hombros—. Aunque él probablemente tenga sus razones. Siempre las tiene —Harry dio lo mejor de sí para esconder su amargura. Sin embargo parecía que ellos la estuvieran adquiriendo—. De todas formas, señor Weasley, señor, necesitaba hablar con usted. Encontré algo en la biblioteca, y necesito su ayuda —deslizó el libro hacia Arthur, quien lo analizó rápidamente—. ¿Cree que podría ayudarnos, a mí, al profesor Lupin y al profesor Snape a entrar? —Arthur lo pensó por un momento, y asintió.

—Eso creo. Hablaré con Croaker, él es un inefable, ya sabes, y le diré que queréis ver donde murió, por razones sentimentales. De hecho, le llamaré por Flu ahora mismo, puede que sea capaz de dejaros entrar mañana por la mañana, ¿qué te parece? —ambos, Harry y Remus, asintieron.

—Gracias señor. Esto... —Harry sintió como si tuviera un nudo en la garganta—, esto significa mucho para mí.

Arthur sacudió la cabeza y pasó sus brazos alrededor de los hombros del muchacho.

—Harry, tú eres de la familia. Esto es lo que hace la familia por sus miembros —Harry asintió. Todavía era difícil de imaginar para él. Tan solo hace unas pocas horas estaba seguro de que Sirius se había ido para siempre, pero ahora, si todo iba acorde a lo planeado se reuniría con su padrino mañana. Era un poco duro de asimilar.

—Harry, ¿por qué no vas a la sala de estar? Voy a hacer chocolate caliente, ¿quieres un poco? —Harry asintió al hombre-lobo, quien parecía estar rompiéndose. Levantándose, se giró hacia Arthur y le dio las gracias de nuevo. Arthur hizo un asentimiento, y se despidió con una mano. Girándose hacia Remus y Molly, Arthur suspiró.

—Parece que Harry ha tenido un largo día —Molly sacudió la cabeza.

—Ni siquiera has oído la mitad de ello —ella le pasó a su marido una copia de El Profeta de esa mañana.

Arthur leyó la primera página, luego dejó el periódico y silbó.

—Bueno, ya era hora de que las cosas le empezaran a ir bien. Se lo merece —Remus asintió con la cabeza mientras empezaba a preparar el chocolate.


Harry estuvo ausente durante la cena de esa noche. Molly se negó a responder ninguna de las preguntas de Ginny acerca de su paradero, simplemente diciendo que "él tuvo un día largo y necesita descansar". Ron hizo un comentario en el sentido de cuando había visto a Harry antes, estaba en su habitación llorando como un marica, y como consecuencia se le fue dicho que pasaría la noche en el sofá, a fin de no molestar al otro chico. Finalmente, una vez que todos terminaron de comer, Molly preparó un plato para Harry, el cual fue llevado arriba por Ginny.

Llamando a la puerta, Ginny esperó hasta oír un gruñido sordo por parte de Harry antes de entrar en la habitación. Harry estaba tumbado en su cama, con el álbum de fotos abierto, sujetando la moto de Sirius que todavía estaba -obviamente- encogida.

—¿Harry? ¿Estás bien?

Harry miró a la chica, sonriendo.

—Estoy mejor que bien, Gin. Ven, mira esto —empujó el libro hacia la pelirroja, que frunció el ceño por un minuto, y luego se puso pálida.

—¿Quieres decir...? —Harry asintió.

—Tu padre habló con uno de los Inefables; vamos a intentarlo mañana por la mañana —Ginny dejó el plato cuidadosamente antes de lanzarse sobre su amigo, prácticamente saltando sobre él.

—Entonces supongo que Remus va a ayudarte pero, ¿quién es el tercero? —sus ojos se abrieron—. ¿No...?

—¿Snape? Seh. No estoy seguro de lo que Remus le ha dicho, pero ha accedido a ayudar. Quizás piense que puede ser algo que le haga mandar sobre Sirius, pero, hey, ¿y a mí qué? ¡Voy a recuperar a mi padrino!

La chica sonrió a su hermano postizo.

—Eso es alucinante, Harry. Ahora come, o mamá pedirá tu cabeza —Harry sonrió a Ginny en respuesta y se sumergió en fabuloso asado de Molly. Solo unas pocas horas más...


Harry, Severus y Remus salieron camino al Ministerio a las ocho menos cuarto de la mañana. Severus, quien era más experto en Aparición que Arthur, hizo Aparición conjunta con Harry, una experiencia que Harry encontró bastante desagradable.

Los tres hombres se amontonaron en la cabina telefónica y, una vez que se las arreglaron para cerrar la puerta, Severus cogió el teléfono y marcó.

—Aquí Severus Snape, Remus Lupin y Harry Potter. Tenemos una cita con el señor... ¿Croaker? en el Departamento de Misterios —ajustándose la chapa, Harry salió de la cabina, la cual había ido a parar al escritorio de recepción. Mientras el guarda de seguridad examinaba su varita, Harry miró a su alrededor. El atrio había sido reparado magistralmente. La única señal de la batalla que había ocurrido el Junio pasado era el hecho de que, donde una vez la Fuente de los Hermanos Mágicos había estado en pie, había una nueva estatua; Harry, para empezar, encontró divertido notar que era de la batalla que había destruido la estatua original.

Los tres caminaron hacia el ascensor cuando un hombre alto y con sobrepeso se acercó a ellos. Harry reconoció a Croaker, a quien le habían presentado en la Copa Mundial de Quidditch.

—Hola. Soy Elias Croaker. ¿Me dijeron que deseabais ver la Cámara de la Muerte? —Harry asintió. Remus intervino:

—Arthur nos contó que usted sería capaz de ayudarnos, queríamos visitar el lugar donde Sirius —paró y tragó saliva. Croaker asintió.

—Bien, entonces, síganme —Croaker dirigió al grupo al ascensor más cercano, el cual estaba vacío salvo por una bruja menuda, no más alta que Flitwick, a quién Croaker saludó con un movimiento de cabeza. Bajaron en silencio, llegando al Departamento de Misterios en sólo unos pocos segundos, y siguiendo a Croaker a la habitación de las puertas rotatorias, esperaron a que la habitación dejase de girar, y después Croaker caminó con seguridad a una puerta situada en la parte opuesta y a la izquierda de donde estaban situados. Abrió la puerta y les hizo señas para que entraran.

—Estaré esperando aquí fuera. Por favor, no hagan nada estúpido como intentar traspasar el Velo ustedes mismos; supone demasiado papeleo. Simplemente salgan cuando hayan acabado y yo los acompañaré a la salida.

Cerró la puerta, y entonces se encontraron a solas con el Velo. Harry sacó la moto encogida de uno de sus bolsillos, y un trozo de pergamino en el cual había copiado metódicamente la información del otro libro. Examinando el pergamino de cerca, asintió.

—Bien. Profesor Snape, usted tiene que estar a mi derecha. Profesor Lupin, usted tiene que estar a mi izquierda. Err, la moto... ¿Puede alguno de ustedes desencogerla? Gracias, señor —hizo una inclinación con la cabeza hacia Remus, que había ajustado la motocicleta—. Y ahora, hacemos esto—. Sacando su varita, Harry tomó aire profundamente, y recitó el encantamiento: —¡Refero Mane Captus Antecessor Humanus Sirius Black!

La Cámara se iluminó, y un haz de luz se extendió desde el centro del Velo hasta en frente de los pies de Harry. Mientras observaba, una forma brumosa apareció. De pronto, las luces se apagaron. Hubo silencio, y entonces la tenue luz que había anteriormente volvió. Tendida en el suelo estaba la forma de Sirius Black, inmóvil. Remus fue el primero en moverse, precipitándose al lado de su amigo.

—¿Siri? —Remus miró al hombre, esperanzado. Los ojos de Sirius pestañearon abriéndose.

—¿Lunático? —carraspeó. Con los ojos abiertos de par en par, Remus lanzó sus brazos alrededor de Sirius.

—Oh, Merlín, ¡te he echado de menos! ¡Harry, ven aquí! —Harry corrió al lado de su padrino, agarrándose a él. Sirius los observó, divertido. Mirando hacia donde Snape había estado de pie, resopló. El Maestro de Pociones se había desmayado.


Después de mucho alboroto, el grupo dejó el Ministerio, acompañados por Arthur, quien se había tomado pronto su descanso para comer, y Tonks, quien simplemente le había dicho a su superior que volvería más tarde, si podía. Croaker se las había arreglado para no parecer sorprendido por este giro de acontecimientos, sencillamente preguntando a Harry si no le importaría dejarle el libro donde encontró el hechizo. Harry le prometió enviarle una copia con Arthur al día siguiente.

Apareciéndose de vuelta en Grimmauld Place, Sirius hizo una mueca.

—¿Os estáis quedando aquí? —Harry asintió.

—Sólo por Navidad; tiene más habitaciones que la Madriguera, ya sabes —Harry y Remus ayudaron a Sirius a subir las escaleras hacia el dormitorio del hombre-lobo. Ginny, Ron y Hermione los siguieron, queriendo hablar con el hombre, pero Molly les dijo firmemente que no lo molestaran hasta que hubiera comido bien y dormido un poco. Ella bajó a por algo de sopa, con los tres estudiantes a sus talones, dejando a Harry y a Remus a solas con el hombre que había estado muerto durante los seis meses anteriores.

—Así que, Harry, ¿qué hay nuevo y emocionante en tu vida? —Harry miró al suelo.

—Erm, bueno, nada en realidad. Sólo lo de siempre —Sirius le sonrió.

—Sabes, Harry, cuando estás muerto, no hay mucho que hacer, salvo sentarse y mirar a los vivos —Harry enrojeció mientras el animago se inclinaba para revolverle el cabello—. Oh, ¿Harry? Tu madre y tu padre querían que te dijese que te quieren y que te echan de menos, y que Dumbledore es alérgico al marisco —Harry sonrió al oír aquello. Girándose hacia Remus, el hombre continuó—. Y tú. ¿De verdad tenías que decirle a Qu-Snape que le "debería una grande" ? En serio, ¿cómo se supone que seré capaz de sobrevivir a algo así?


Los días siguientes pasaron de forma borrosa. Cuando los gemelos llegaron a cenar aquella noche casi se mean encima al ver que Sirius abría la puerta.

—Espera, ¿no se supone que estás muerto? —finalmente se las arregló Fred para hablar. Sirius se encogió de hombros.

—Me puse mejor.

George puso los ojos en blanco y arrastró a su gemelo a la casa.

Sirius, por su parte, actuaba más como un niño de lo normal. Saltaba por la casa, parando para dar abrazos de oso a cualquiera que se cruzara por su camino, incluyendo a Fleur, Miro e incluso a Snape en una ocasión. Cuando vio el artículo en el periódico que declaraban su inocencia, inmediatamente arrastró a su ahijado afuera, a pesar del hecho de que eran cerca de las diez de la noche y nevaba copiosamente, dando como excusa el hecho de que hacía mucho que no salía a pasear. Por supuesto, una vez en el exterior, procedió a darle la lata a su ahijado hasta que accedió a presentarle a Tom, a quien Harry no había tenido la oportunidad de decir nada por el momento. Las presentaciones fueron bien, con Sirius amenazando solo dos veces al novio de su ahijado antes de llevarse a Harry, quien le dirigió a Tom una mirada de disculpa, gritando que le mandaría una lechuza.

Así pasó el tiempo hasta la víspera de Año Nuevo. Sirius, por supuesto, había proclamado que Harry tenía que pasar la noche donde Tom, y Sirius tenía que pasar la noche emborrachando a su ahijado, y Remus tenía que pasar la noche asegurándose de que él no hiciera nada demasiado estúpido como ese año en el que James le retó a salir por el vecindario desnudo, ¿y cómo iba él a saber que aquél grupo de la iglesia estaba celebrando la fiesta de Año Nuevo en la terraza del vecino? Y finalmente, Ginny y Severus habían sido invitados también, la primera declarando que no iba a estar encerrada con Ron y Hermione si Harry se había librado, el último no teniendo nada que ver en la decisión, pero determinando que no podría ser peor que pasar la noche en una casa llena de pelirrojos borrachos (en especial los gemelos daban más miedo, ya que el alcohol solo servía para hacerles más creativos). Así que, llenos de buenas vibraciones y llevando varias botellas de bebidas espirituosas y, en el caso de Ginny, una bolsa de un tipo de café especial, se marcharon.


Tom abrió la puerta, recordando prepararse para el impacto. No fue decepcionado, ya que Harry casi le derriba de nuevo. Ginny entró deprisa detrás de él, esta vez murmurando algo sobre sus "estúpidos hermanos incapaces de aguantar el alcohol" mientras corría en dirección al baño. Sirius la siguió, parando para darle a Tom una botella grande de Ron Red Currant antes de ser apartado del camino por Remus y Severus, quien parecía que había sido obligado a beber un galón de vinagre. El grupo se reunió en el salón, Ginny uniéndose a ellos después de parar en la cocina a dejar la encogida bolsa de café.

Tom ya había sacado vasos, así como una botella de Whiskey de Fuego, al lado de la cual dejó la botella de ron que le había dado Sirius. Se sirvió un vaso de esta última y le pasó la botella a Harry, quien se sonrojó un poco pero también se sirvió. Él le dio la botella a su padrino, quien se sirvió un vaso para él mismo y otro para Remus, pasando la botella a Ginny, quien estaba a punto de servirse cuando Severus se la quitó. Ginny le hizo un puchero al Maestro de Pociones, quien miró al cielo exasperado pero le devolvió la botella a la chica. Deja por una vez que otro se preocupe por la mocosa, pensó mientras se servía una copa.

La reunión continuó durante una hora, todos charlando tranquilamente. Sirius, sin embargo, no estaba satisfecho, notando que el nivel de alcohol no decrecía lo suficientemente rápido para su gusto.

—¿Sabes lo que necesitamos, Lunático? —Remus simplemente miró al techo, sabiendo hacia donde se dirigía el animago con la conversación—. Necesitamos empezar un juego de beber. Quiero decir, no es Año Nuevo hasta que la gente no ingiere peligrosas cantidades de alcohol, ¿no?

—Sabes, Molly va a matarte si haces que Ginny se emborrache, zoquete —Sirius hizo un mohín.

—Pero, ¡mira! ¡Qu-Snape lleva con el mismo vaso de ron desde hace 45 minutos! ¡Y él solo está ahí sentado mirándonos mal! Quizás si le damos más alcohol, pare de mirarme así... —Severus resopló.

—Estaría más dispuesto a dejar de mirarte así si pararas de planear "darme más alcohol" como tú dices. Y no todos estamos dispuestos a abusar de nuestro hígado tanto como tú —Ginny le cortó:

—Lo que sea que hagamos, ¿podemos empezar rápido? Esos dos —apuntó a Harry, sentado en el regazo de Tom— se están poniendo todo cariñosos de nuevo —los ojos de Sirius brillaron.

—Entonces, está decidido. ¿Qué tal, "Yo nunca"? Genial. Remus, dame tu vaso. Ginny, intenta traer a Harry y a Tom al mundo real. Snape, para de fruncir el ceño. ¡Es Año Nuevo! —Rápidamente, Sirius rellenó los vasos y, una vez que Tom y Harry prestaban atención, empezó a explicar lo que iban a hacer—. Bien, ¿hay alguien que no haya jugado antes? ¿Solo tú Snape? Vale, es simple. Alguien dice algo que nunca ha hecho, y todo el que sí lo ha hecho tiene que beber. O podría decir algo que sí ha hecho pero entonces tendría que beber también. Fácil, ¿verdad? Bien. Ahora, para empezar. Nunca me he despertado en la cama de otra persona sin ninguna idea de como llegué allí —cogió su vaso y tragó. Remus, reacio, alcanzó su bebida.

—Venga, Snape, eres el siguiente —Snape resolló.

—Nunca he derretido un caldero —Tom resopló viendo que todos menos él y el Maestro de Pociones bebían—. Ahora, señorita Weasley, ¿si no le importa?

Ginny se levantó, y miró al hombre-lobo y al animago, pensando. Parecía la oportunidad perfecta para confirmar sus sospechas sobre ellos dos.

—Nunca he tenido sexo con nadie de esta habitación —sonrió mientras los dos hombres que tenía en frente cogían sus bebidas. Notó que, a pesar del hecho de que tanto Severus como Tom habían vaciado sus vasos, el de Harry permanecía lleno. Viendo la mirada intrigada que le dirigía, él se encogió de hombros despreocupadamente.

—Bueno, entonces, Ginny, siguiendo con el mismo tema, nunca he tenido sexo con alguien de Hogwarts que no perteneciera a mi casa —Ginny se sonrojó, pero bebió. Tom también, mirando a Harry como disculpándose.

Y así continuó el juego, con declaraciones que iban siendo más raras y más reveladoras ("Nunca me pillaron masturbándome después de Quidditch" hizo que Ginny bebiera, completamente roja). Remus bufaba después de cada declaración revelaba otro hecho que desconocía de su novio. Sirius, al final, intentó consolarlo:

—Nunca he tenido sexo con alguien con quien no estuviera saliendo —dijo, intentando despejar la preocupación de su novio sobre su fidelidad. No se dio cuenta de lo que había dicho hasta que vio a Harry alzar su vaso, temblando. Harry terminó su bebida, y apoyó su cabeza en el pecho de Tom, sus ojos humedeciéndose—. ¿Harry?

—Estoy bien —el adolescente dijo, no queriendo discutirlo ahora, o nunca. Tom le pasó un brazo alrededor y lo atrajo hacia él más fuerte—. ¡Estoy bien! —Harry dijo inmediatamente, un poco más fuerte. Severus, Ginny y Remus miraron a Harry, preocupados. Ginny dirigió su mirada a Tom, quien negó con la cabeza. Sintiendo la necesidad de privacidad, se levantó.

—Profesores, yo... humm, acabo de acordarme. Necesito hablar con ustedes de... humm... ¡ése proyecto! —agarrándolos a los dos de la mano, casi los arrastró a la cocina, dejando a Harry a solas con su padrino y con su novio.

—Hey, ¿podéis dejar de mirarme fijamente? ¡Estoy bien! Es solo... Creo que he bebido demasiado, eso es todo —terminó de forma poco convincente—. Me sentiría mucho mejor si me dierais un minuto, de verdad —Sirius negó.

—No estás bien, Harry. No pensé, dije algo estúpido... Te he estado observando durante los últimos seis meses, me debería haber dado cuenta... y lo siento, tienes todo el derecho a estar enfadado conmigo. Tan solo no finjas que estás bien después de lo que ese bastardo hizo —el animago se acercó y puso su mano en la espalda de Harry, masajeando tranquilizadoramente. El adolescente se empezó a relajar, y de repente se puso de pie.

—Oh, mierda... si tú lo sabes, entonces mi madre y mi padre... —su cara perdió el color.

—Estrangularían felizmente a Vernon Dursley tanto como a Albus Dumbledore por dejarte con ese bastardo —Harry lo ignoró, acurrucándose junto a Tom—. ¡Mis padres lo saben! Saben que soy débil, que ni siquiera puedo protegerme, que soy tan solo un debilucho de mierda —Sirius suspiró. Llevaba menos de una semana de vuelta, y ya estaba causando problemas. Miró a Tom, y dijo suavemente—: No creo que vaya a ser de mucha ayuda. ¿Debería...? —señaló a la cocina. Tom asintió.

—Creo que necesita un poco de privacidad; lo llevaré arriba —Tom ayudó a Harry a levantarse y le llevó a su habitación, donde el chico se subió a la cama inmediatamente y se encogió como haciéndose una bolita. Tom se sentó a su lado.

—No quería que lo supieran. Saben que soy débil, sucio, que soy tan solo un pequeño cobarde, un monstruo como él siempre dijo —Harry estaba llorando. Tom atrajo al adolescente a sus brazos.

—Harry, tú no eres débil, ni sucio, ni cobarde, ni un monstruo. No eres sucio, para de negar, no lo eres. Eres la persona más valiente que conozco. Y dudo que la mayoría de la gente pudiera con tu tío sin magia; él es demasiado grande. Y no eres un monstruo. Él es idiota, Harry, y no merece ser mencionado en la misma frase que tú. Y tus padres lo saben.

—Pero fue mi culpa. Debería haber...

—¿Haber qué, Harry? ¿Usado magia y que te expulsaran? ¿Quizás haberle asesinado, y acabado en Azkaban?

—Pero la restricción de la magia dice que si es en defensa propia...

—Harry, al Ministro no le importa. Quiero decir, te mandaron a juicio por usar un Patronus, ¡por el amor de Merlín! Harry, para. No hay manera de que me convenzas de que no eres otra cosa que perfecto, y eso es final —besó la frente del Gryffindor, y apoyó su mentón en la cabeza de Harry. Iba a matar a Vernon Dursley por herir a su Harry.


Escaleras abajo, los tres hombres y Ginny volvieron al salón. Todos habían interrogado a Sirius, quien se negó a dar ningún detalle, diciéndoles que no era asunto suyo hasta que Harry decidiera lo contrario. Después de lo que pareció ser una eternidad, Tom bajó las escaleras.

—Está durmiendo. Ninguno de vosotros —miró a los tres Gryffindors—, vais a molestarlo —se sentó, vaciando su vaso, y rellenándolo.

—¿Cómo está? —preguntó Sirius, temeroso.

—Exhausto. Lo juro, cuando le ponga las manos encima a ése bastardo... —a Tom se le fue apagando la voz. Sirius estaba asintiendo.

—Cuenta conmigo. De todas formas tengo trece tiros libres, ¿no?

Finalmente Ginny no pudo aguantarlo más.

—¿Va alguien a decirme, por favor, qué está pasando? ¿Quién ha herido a Harry así? ¿Qué... —dejó de hablar cuando Tom la fulminó con la mirada. Frunciendo el ceño, trató de concentrarse. Había algo en el fondo de su mente, algo relacionado con ésto... miró arriba—. Son los muggles, ¿no? —Tom suspiró. Sirius bajó la mirada hacia su bebida—. Es eso, ¿no? Este verano no solo le han pegado, ¿cierto? —Remus y Severus empalidecieron—. Y Albus no hizo nada, ¡ese cabrón! Él lo sabía, también, apostaría lo que fuera. Después de todo, tendría que asegurarse de que su jodida arma no estuviera demasiado dañada, ¿verdad? Maldita sea, cuando le ponga las manos encima a ese jodido capullo, voy a...

—Ginevra Weasley, para de hablar ahora mismo. No sacarás el tema delante de Harry, no le molestarás para que te cuente lo que ha pasado. Esperarás a que él esté preparado para hablar contigo —se dirigió hacia los dos profesores, que todavía estaban pálidos—: Necesita un poco de espacio ahora mismo, pero no seáis fríos tampoco. No para de referirse a sí mismo como débil y sucio; tiene miedo de lo que la gente pueda pensar de él —los dos asintieron, y Tom suspiró—. Voy a volver arriba. Tratad de no armar demasiado alboroto —sin esperar respuesta, Tom se levantó y subió las escaleras.

Harry se sentó cuando oyó que la puerta del dormitorio se abrió.

—¿Tom?

Tom fue hacia la cama y se sentó:

—Sí, amor. Soy yo —Harry agarró al mayor, encaramándose a él.

—Lo siento Tom. No quería ser un problema. Yo —Tom lo cortó.

—Harry, está bien. Pensé que estabas dormido —Harry negó.

—Solo dormitaba. Pensé que me habías dejado —Tom puso al adolescente en su regazo.

—No te dejé, Harry. Solo quería decirle a tu padrino que estabas bien antes de que decidiera subir aquí —acomodó a Harry en la cama, y se acurrucó junto a él, pasando sus dedos entre el cabello del joven. No pasó mucho tiempo antes de que Harry empezara a roncar suavemente. A Tom le llevó mucho más el quedarse dormido.


N.d.A.:

refero: Traer de vuelta

mane: pronto

captus: llevar

antecessor: predecesor

humanus: humano (para distinguirlo de cualquier otra especie que pudiera haber caído por el velo)


Updated: 04/11/2014