Soul Eater no me pertence, es de Atsushi Okubo.


A que te enamoras de mí.

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Capítulo 1

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Suspiró por enésima vez. Mierda que era difícil conseguir un trabajo.

Desde que el restaurante donde trabajaba como cocinera la despidió por quemar un repasador mientras leía, hacía dos meses que no podía conseguir trabajo. Es que con todos en Death City sabiendo que el incendio del restaurante entero había sido su culpa, nadie quería arriesgarse.

Volvió a suspirar, resignada al ver que nadie la llamaría a pesar de la cantidad de currículos que dejara, volvió al departamento que compartía con su mejor amiga, Tsubaki. La morena últimamente se la pasaba en la casa de su revoltoso novio, Black Star, por lo que se encontraba sola. Dejó sus llaves sobre la mesa y optó por sentarse en el sillón que ocupaba su pequeña gata Blair, quién gruñó y maulló asustada al sentir cómo su preciada cama se hundía sorpresivamente, sacándola de su mundo de ensueños.

La gata se fue refunfuñando. Genial, ni su mascota la quería cerca, y con ese pensamiento prendió su novela. Necesitaba desesperadamente llorar sus penas, y no lo lograría sin un poco del dramatismo que María Castañuela del Valle vivía diariamente con su enamorado Mario Alberto Antonio de la Rosa de Guadalupe; eso nunca fallaba.

Metida de lleno en su novela, ya llorando, sonó su teléfono.

-¿D-diga?- Atendió, tratando de recobrar la compostura.

-¿Maka, estás bien?-Era la voz del idiota de Soul. ¿Cómo osaba a interrumpir su momento de descargo? ¿Acaso no le importaba cómo sufría ella junto con María Castañuela?

-Ah, Soul, eres tú. ¿Qué necesitas?-Soltó, enfadada. Además, todavía no se olvidaba de las cosas que le había dicho aquella mañana. ¿Quién se creía para decirle que le crecerían hongos en la cabeza por leer?

-¿Sigues enojada?-Imbécil.

-...

-No importa, ¿qué te parece si vienes por un tiempo a la mansión de mis padres? He oído que necesitas un trabajo y en cualquier momento te sacan tu departamento, Black Star quiere mudarse con Tsubaki, y como tú no tienes dinero para pagar la renta...-Dejó la frase en el aire. ¿El muy maldito se burlaba de ella?

Sacando de lado eso, era la mejor propuesta que había tenido en mucho tiempo y realmente necesitaba el dinero. Y más ahora sabiendo de los planes que la morena le ocultaba, por ser demasiado amable.

Recordaba que Soul le había contado que sus padres casi nunca se encontraban allí, vivían en el extranjero. Solo su amigo peliblanco vivía ahí junto con su hermano Wes, quien en ese momento estaba en la universidad, por lo que no volvería hasta las vacaciones de verano.

-Vamos Maka, además tendrás la biblioteca toda para ti sola.- ¿Había escuchado bien? ¡Por Kami-sama! ¡Esa era la biblioteca más grande y más completa que ella había visto en su vida! Pero era muy bueno para ser verdad. ¿Por qué Soul se mostraba tan generoso e interesado por sus problemas?

-¿A qué se debe esta propuesta?

-Es por compensación por todo el mal rato que te hago pasar, ¿y a parte qué tiene de malo hacerle un favor a una amiga?-Preguntó inocentemente, pero Maka lo conocía demasiado bien para saber que había un deje de maldad en su voz. De cualquier manera, no podía rechazarlo, no tenía opción.

-De acuerdo…-Accedió, contrariada. Tenía un mal presentimiento.-¿Cuándo puedo ir?

-Mañana mismo. Un auto pasará a recogerte. Ten listas tu maleta. Nos vemos Maka.-Y sin más, le cortó.

Había algo en todo esto que no cerraba. ¿Desde cuándo Soul era tan amable con ella? ¿y para qué quería que se fuera a vivir con él? Decidió no darle muchas vueltas al asunto. Tal vez estaba paranoica y su amigo realmente tenía buenas intenciones... aunque sería más factible que volvieran a contratarla en el restaurante.

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Los rayos de sol entraron jugueteando por la ventana, danzando sobre su pálido rostro, despertándola a medida que alumbraban más y más su habitación. Bostezando y refregándose los ojos para terminar de despertarse, abrió sus ojos verdes mientras se estiraba. Fue al baño a lavarse la cara y los dientes. Cepilló su cabello cenizo mientras sonreía. Era de un color raro, pero le gustaba; eso la hacía más única.

Caminó hacia la cocina, al tiempo que terminaba de atar sus coletas, con toda la intención de prepararse un café y acompañarlo con tostadas. Todo estaba tranquilo. Mientras esperaba a que el café estuviese listo, agarró su celular. Tenía un mensaje de Tsubaki comentándole que ese día iba a ayudar a Black Star a mudarse al departamento que compartían juntas, que esperaba que no se enojara. Al fin se animaba a decírselo.

Disfrutando del delicioso amargor del café, dejó a su mente divagar y se imaginó sentada en el hermoso jardín de la mansión de Soul, bajo el gran cerezo en flor, leyendo un sin fin de libros. Tal vez no había sido tan malo aceptar su propuesta.

El timbre la despertó. Cuando abrió la puerta, vio al chofer que la llevaría a la residencia de su amigo. Un poco emocionada, buscó su maleta, la cuál había armado la noche anterior. Agarró a Blair con su mano libre y salió de la casa. La gata le gruñó y mordió, ¿quién no se molestaría que lo alcen con brusquedad mientras toman agua tranquilamente de su platito?

El viaje fue tranquilo. Blair miraba fascinada por la ventana el pasar veloz de los árboles al costado de la carretera. Maka también miraba la ventana, pensando en cómo había terminado en esas situación, yéndose a vivir a la mansión de su amigo pervertido en las afueras de la ciudad. Se había abstraído tanto en sus pensamientos que reaccionó cuando Mosquito, el mayordomo de Soul, la saludó cortesmente y con cuidado tomó a su gatita entre los brazos, quien le ronroneba y maullaba feliz por no haberla tratado bruscamente. Al fin alguien la trataba cuidadosamente como se merecía.

-Bienvenida, Maka-chan. Sígame, por favor. Le mostraré su habitación.

-Gracias, Mosquito.-Le sonrió tímidamente.

Mientras caminaban por los pasillos de la gran estructura, la de ojos verdes no dejaba de deslumbrarse con todo lo que veía. Siempre le pasaba lo mismo desde la primera vez que fue. Le maravillaban los espacios de doble altura, los pisos limpios y brillantes, las esculturas y pinturas que adornaban el espacio y sobre todo, las grandes ventanas que ofrecían una vista llena de verdes. Ver espacios naturales la relajaban y la hacían sonreír inconscientemente.

Llegaron a la habitación indicada, donde Maka empezó a desempacar automáticamente. Mosquito dejó con cuidado a Blair en el piso y ella saltó emocionada a los pies de la gran cama, clavando sus garritas y masajeando las colchas suavemente, antes de girar y acurrucarse feliz mientras ronroneaba y miraba curiosa el ir y venir de su ama por la habitación.

Cuando la pelicenizo se propuso a acomodar algunas de sus cosas en su nuevo escritorio, encontró una nota donde Soul le indicaba que la estaría esperando en la sala de estar. Suspiró y terminó de acomodar. Ya era tiempo de descubrir la razón por la que le había ofrecido trabajo. Y a todo esto, ¿qué trabajo tendría que hacer? ¿Cómo no se le ocurrió antes? ¡Soul podría haberle dado el trabajo de levantar el excremento de los caballos y ella había accedido sin chistar!

La desesperación apareció en sus ojos y automáticamente salió de la habitación y se encaminó al lugar de encuentro lo más rápido que sus largas piernas le permitían, sin llegar a correr. Se perdió un par de veces, y eso no le ayudaba a su mente. ¿Y si debía limpiar los baños? Recordó el olor que salía de todo baño luego de que Soul comía burritos. ¡Eso sí que no!

Finalmente, luego de unos minutos pudo llegar. Respiraba un poco agitada, después de todo sus horribles posibles trabajos le hicieron acelerar el paso desesperada de por fin saber que debería hacer. Vio a su amigo recostado en un sillón, él la miraba fijamente dedicándole una de sus hermosas sonrisas torcidas. No pudo evitar sonrojarse levemente y desviar la mirada levemente incómoda. Eso explicaría por qué accedió tan rápidamente a algo que Soul le había propuesto. Después de todo, ella estaba enamorada secretamente de él desde que iban juntos a la secundaria.

-Hola, Maka, tan plana como siempre-La saludó, sonriendo sarcásticamente. Eso hizo que le entrara un instinto asesino a la pobre pelicenizo, se contuvo a duras penas. Todavía sus cavilaciones la torturaban silenciosamente y necesitaba calmar su mente.

-Soul, hola. Gracias por dejarme vivir aquí.-Con un suspiro de resignación, sonrió con todas las ganas de plantarle uno de sus famosos Maka-chop en su frente. La imagen mental de ese momento debía bastarle por el momento.

-No hay porque agradecerme.-Le dijo, sorprendido de que ignorara su provocación. De todas maneras, ya haría que se enojara.

-Y dime, ¿cuál es el trabajo que tengo que realizar aquí?-Preguntó una muy curiosa y asustada Maka. La intriga la estaba matando lentamente y Soul ni siquiera se daba cuenta. Estúpido albino.

-Ah eso, cierto.-Sonrió, como si hubiese olvidado que la excusa de traer a Maka a vivir con él era el trabajo.-Deberás trabajar en la cocina. ¿Ya tenías experiencia no?-Ella suspiró, más que aliviada.

-Me resulta raro que me necesiten cocinando, siendo que podrían contratar a cualquier chef profesional.-Por más aliviada que se sintiese, no podía evitar tomar en cuenta eso. Soul venía de una familia de músicos reconocidos, el dinero no le falta. ¿Por qué querría que ella le cocinara? No tenía sentido.

-Verás...-murmuró, pasándose una mano por el cabello al tiempo que se sentaba. Suspiró un poco deprimido, recordando que al principio quería utilizar a Maka como su maid personal.-Rosita, la cocinera, ganó la lotería y se fue gritando como loca al aeropuerto para irse a Colombia. Dijo que quería salvar a un tal Mario Alberto Antonio de las manos de... ¿María Castañuela?-frunció el ceño, recordando.-y casarse con él.

Maka no pudo contener la risa y suspirar soñadoramente. El sueño de toda chica era tener a Mario Alberto Antonio, parece que Rosita no era la excepción y fue a luchar por ello. Soul levantó una ceja mientras la miraba; parece que Rosita no era la única en caer en las garras de la telenovela de las cinco.

-De cualquier forma, puedes empezar mañana. Esta noche podemos pedir pizza o algo.-Él sabía cuánto le gustaba la pizza a su amiga, y no pudo evitar sonreír al ver sus ojos iluminados mientras asentía como una niña emocionada. Después de todo y aunque lo ocultara bajo su fachada de desinterés y sarcasmo, Soul amaba verla feliz.

Maka se sentó en un sillón individual frente a Soul y charlaron de todo un poco, hacía tiempo que no se veían y querían ponerse al tanto de sus vidas. Cuchichearon de todo un poco, y al final el peliblanco se puso a jugar videojuegos mientras ella se encaminó rumbo a la biblioteca. Cuando llegó a ella, sus ojos brillaron y un suspiro cargado de fascinación no pudo evitar salir de sus labios. Ese lugar debía de ser el paraíso.

Con mucha dificultad logró elegir un solo libro, ya que su espíritu insaciable de letras quería leerlos todos, y salió con destino al gran cerezo del jardín. Sentada allí, leyendo concentradamente, sintió una leve brisa que traía el perfume de varias flores mezcladas con el olor a tierra y pasto, le hizo cerrar los ojos inevitablemente y disfrutarla, junto que el armonioso canto de los pájaros el roce de las hojas de los árboles.

-Veo que estás muy cómoda.-Susurró Soul, sentándose a su lado. Lentamente abrió los ojos y no pudo evitar perderse en los suyos, rojos como la sangre. Estaba más cerca de lo que ella esperaba.

-Estaba relajándome.-Le dijo al tiempo que volvía a cerrar los ojos, buscando una excusa de apartarse de su mirada y esconder el leve sonrojo que contrastaba contra su piel blanca.

Rió tranquilamente. No le veía sentido a su risa, pero no le dio importancia tampoco, amaba ese sonido. Volvió a abrir los ojos cuando sintió como era alzada con facilidad y fue acomodada entre las dos piernas de Soul, con su espalda contra su pecho. Maka no se quejaba en lo absoluto, pero lo miró realmente confundida, con la pregunta silenciosa expresada en sus ojos.

-¿Te molesta si me relajo un rato contigo?-¿Había usado un tono un poco seductor? Seguro alucinaba. Suspiró, tratando de alejar el acentuado sonrojo que se instaló en sus mejillas y decidió aprovechar esa oportunidad y relajarse. Si esto se trataba de una broma, ella no dudaría en golpearlo hasta dejarlo inconsciente, así que no tenía de qué preocuparse. Cerró los ojos, y se dedicó a apreciar la delicada brisa que ahora traía el aroma de Soul. Volvió a suspirar al tiempo que el albino la abrazaba y ella terminaba de recostarse en él, sintiendo su lenta respiración.

Mientras la mente de Maka divagaba en las posibles razones de Soul para sus acciones, escuchó un leve ronquido. Se dio vuelta suavemente y vio su rostro durmiente, y no pudo evitar sonreír tiernamente y volver a su lugar. Se sentía tan feliz de estar así con Soul allí abrazados contra el hermoso cerezo. Cerró nuevamente sus ojos y dejó que la dulzura del momento la envolviera.


25/05/2017

¡Hola!

Sinceramente no sé si alguien que leía la historia hace ya ¿7? años anda dando vueltas por acá, pero vengo decidida a terminarla. Tengo ganas de escribir otras cosas, pero no quiero subirlas sin terminar esta de una vez por todas. Opté por reescribirla, vi errores en la trama y bueno, la escribí cuando tenía 15-16 años, es normal que cambie de opinión.

Si hay nuevos lectores, espero que disfruten mi historia :) Voy a tratar de mantenerla lo más fiel que pueda a los capítulos que ya estaban publicados, y hacerlos más largos. Capaz que en unos pocos capítulos la termine.

Así que nada, perdón por tanto tiempo de espera, pero mejor tarde que nunca, ¿verdad?

Voy a tratar de publicar el siguiente capítulo dentro de un par de días.

¡Nos vemos!