Una Tarde en el Instituto

Caminaba de manera relajada por los desolados pasillos del instituto, el timbre de salida había sonado hace treinta minutos, así que el lugar se encontraba solo. Veía con suma tranquilidad todo lo que le rodeaba, le gustaba mucho el silencio que había al llegar esas horas.

Se detuvo por un momento frente a un salón mientras sus orbes aguamarinas inspeccionaban todo; la puerta a medio abrir y podía escuchar un leve choque de la punta de un lápiz sobre el papel. Pasó su mano sobre la manilla de la puerta para así terminar de abrirla.

El interior del salón se encontraba totalmente vacío, claro, exceptuando el hecho de que en uno de los puestos se encontraba sentada una chica de cabellera negra. Ésta estaba totalmente concentrada en lo que escribía, así que no había notado la presencia del albino.

—Hinamori, ¿qué haces aquí? —preguntó el chico; éste se encontraba recostado en el marco de la puerta y miraba directamente a la fémina.

La recién nombrada se sobresaltó un poco por la repentina aparición del muchacho, pero luego lo miró y sonrió.

—Estoy haciendo los deberes —respondió colocando el lápiz sobre la mesa—. ¿Qué haces tú aquí, Shiro-Kun? —preguntó seguidamente con curiosidad.

—Daba un paseo —respondió el albino mientras caminaba al interior del salón y se posaba frente al pizarrón—. ¿Esto no debería estar limpio? —dijo con un pequeño tic en la ceja derecha refiriéndose al 'arte' que estaba dibujado en el objeto.

Hinamori miró al pizarrón y rió un poco ante el comentario de su amigo. Tomó un poco de aire para poder hablar.

—El último que queda en el salón es quien debe borrar todo —informó mientras agarraba nuevamente el lápiz y sonreía —Apenas termine aquí lo haré —concluyó para seguir escribiendo.

El pequeño de orbes aguamarinas miró por unos segundos a la chica para luego dirigir su atención al escritorio del profesor, sobre este se encontraba el borrador del pizarrón acrílico. Suspiró lentamente mientras se acercaba al mesón y tomaba el objeto entre sus manos.

Miró nuevamente a la presente para luego dedicarse a borrar todo lo que había en el pizarrón y así evitarle el trabajo de más a la chica. Revisó por un momento uno de los bolsillos de su uniforme para encontrar un marcador, pensó por un momento si haría lo que pensaba o no; al final terminó accediendo.

Guardó nuevamente en su bolsillo el pequeño marcador ya después de haber hecho lo que su pensamiento le indicó, devolvió el marcador a su lugar y salió del salón; ya se estaba haciendo tarde y tenía cosas por hacer.

Pasaron unos minutos hasta que la fémina terminó lo que hacía, suspiró ya más animada, tendría el resto de la tarde libre. Empezó a guardar todos sus útiles pero paró en seco por un instante, miraba fijamente al pizarrón. Sonrió de medio lado con un deje de felicidad para así terminar de guardar todo e irse corriendo de ahí; había alguien a quien debía de alcanzar.

Me gustas, Hinamori.