Semanas posteriores al inicio de curso dentro de una de las preparatorias más concurridas de Tokio, la mayoría de los chicos caminaban pesadamente hacia sus salones tras un largo fin de semana, otros se reunían con singular alegría formando grupos llenos de animadas charlas. Hacia uno de ellos se acercaba lentamente un alto joven moreno con cabello azul, su rostro varonil ostentaba una cicatriz en la frente que se había hecho cuando niño.

Traía al hombro su mochila negra, la camisa del uniforme de verano de manga corta color turquesa que portaba por fuera del pantalón azul marino tenia desabrochados los dos botones finales, el corro de chicos hizo un silencio cuando logro acercarse a ellos.

- ¿A quien tenemos aquí? –con sorna dijo un rubio de ojos azules, refiriéndose al recién llegado.

- Calla, no estoy de humor para ti –molesto menciono el peliazul entrecerrando sus ojos.

- Vamos Ikki, ¿Cuándo estás de humor? –respondió cáusticamente el rubio colocándole una mano sobre el hombro.

- Lo ultimo que necesito es que un ruso venga a burlarse de mi, Hyoga –con una ruda mirada se refirió a su primo, Hyoga había nacido y crecido en Siberia, al morir su madre fue acogido por la familia de Ikki, experimentando un choque de cultura e idioma al que se había adaptado tras seis años. En gran parte debido a su primo que constantemente hacia frente a todo aquel que osara burlarse del marcado acento que tenia o de su ignorancia al violar ciertas reglas niponas.

- Pero él tiene razón –intervino un chico de larga cabellera negra atada con una cinta –te será difícil ingresar a la universidad si sigues faltando como hasta ahora.

- Vamos Shiryu Onii-san, ¿para que necesita estudiar? –menciono un joven bronceado de cabellera castaña que recién acababa de llegar comiendo una manzana –su padre es dueño de medio Tokio.

- Seiya decir eso es grosero, lo sabes –regaño el pelinegro –buenos días Saori-chan –el joven se refirió a la chica que venia acompañando a su hermano menor, traía una falda plisada arriba de las rodillas color azul oscuro y una blusa de mangas corte princesa, alrededor del cuello ostentaba bordes azul marino a juego con las camisas de los hombres.

- Buenos días menciono, Kido-sempais, Takasugi-san –la chica de melena rizada morada hizo una leve inclinación hacia los chicos. –Es un gusto verlo de nuevo Kido-sempai –inocentemente menciono la joven causando una carcajada de Hyoga.

- ¿Ahora entiendes? –dijo entrecortadamente Hyoga –hasta ella lo notó.

- Basta, mi tutor me obligo a venir –gritó exaltado –y no se largo hasta que vio que estaba dentro –añadió al ver que Seiya comenzaba abrir la boca –y sí, le advirtió al estúpido de la puerta que me vigilará de cerca, ¿Felices?.

Ikki cruzo sus brazos a la altura de su pecho, él era un chico solitario que no había tenido interés por ganar amistades, tenia 17 años, uno de los jóvenes mas asediados para ser incluido en los equipos de deportes de la preparatoria dado su espíritu de competencia, lo cual le había traído un gran sequito de admiradoras. La amistad que sostenía Hyoga con Shiryu lo había obligado a integrarse a este singular grupo, el rubio había conocido a Shiryu al iniciar la preparatoria hacía ya dos años, Shiryu fue el único joven que no le importo la discriminación de la que frecuentemente era objeto Hyoga, en gran parte porque el pelinegro tenia pasión por los castillos antiguos y la realeza, Hyoga le contó que en una ocasión había viajado a la capital de su país a visitar los viejos castillos de los Zares de Rusia lo que incremento el interés del pelinegro en el chico extranjero.

Shiryu era hermano mayor de Seiya que al conocer a Hyoga no dudo en hacerse su amigo no importando que estaba un año delante de su curso y fue así que al visitar al ruso en su hogar conocieron a Ikki quien a pesar de su huraño comportamiento a menudo almorzaba junto a ellos.

- ¿No me habías dicho que Kido-sempai, vivía con su padre? –murmuro la chica al oído de su novio.

- Así es, pero él viaja tanto que Ikki le llama así, si no fuera por Hyoga estaría todo el tiempo solo, y pensar que así estuvo desde que su madre murió cuando tenia 4 años, he leído que cuando un niño no se relaciona a temprana edad es difícil que se integre a la sociedad, por eso se comporta así pero en el fondo no es malo –menciono al oído Seiya, mientras el trío se hacia bromas.

- ¡Wow! –admirado dijo Ikki inesperadamente ignorado a sus compañeros –¿Quién es ella? –embelesado miraba a una delgada chica rubia, su rostro tenia facciones delicadas, su blanca piel resaltaba mas en el uniforme que usaba, sonreía mientras caminaba al encuentro de un chico un poco mas alto que ella, de su misma complexión.

- ¿Dónde has estado estas semanas, Ikki? Entiendo que no vinieras a clases, pero faltar incluso a los entrenamientos es demasiado hasta para ti –dijo el castaño abrazado de su novia –recién empezó el curso fueron trasferidos al colegio, lo sabrías si al menos te presentaras, van en primer año al igual que nosotros –señalo a Saori y a si mismo.

- Pues por ella vendría todos los días –dijo sin apartar la mirada de la chica, observando como el joven pasaba un brazo por su cuello y caminaban lentamente alejándose de ellos dándoles la espalda.

- Debería olvidarse de ella, Kido-sempai –intervino timidamente Saori –su hermano es muy sobre protector, según lo que he escuchado.

- Pues no le molesta que ande con ese, ¿no? –menciono molesto. Entre los chicos surgió una mirada cómplice seguida por risas ahogadas –¿Qué? –preguntó molesto.

- El chico que la abraza es su hermano, gemelos para ser exactos –contesto Shiryu, y ante la mirada indiferente del mayor continuó –Ikki los gemelos tienen un vinculo que nadie puede romper, ni siquiera intentar acercarse a ser un amigo cercano y siendo de diferente sexo es normal que tiendan a cuidarse en extremo, además ese chico no parece normal.

- ¡Bah! es solo un niño, no debería intimidarme por ello –Ikki estaba resuelto en acercarse a esa linda joven, algo que no hacia por iniciativa propia, eran las chicas las que se le declaraban y cuando encontraba alguna que fuera de su agrado solía tener algunas citas sin llegar a nada serio.

- Ikki, recién acaban de quedar huérfanos –intervino finalmente Hyoga, hizo una pausa indeciso de continuar con la platica, pero su primo merecía saber la verdad –esa demostración de afecto la tienen muy a menudo a pesar de que llegan y se van juntos, no están en el mismo salón y cuando se encuentran…pues ya lo viste.

- Que insinúas –Ikki desvío su mirada de los hermanos para prestar toda su atención a Hyoga –sabes mejor que nadie que no debes fiarte de lo que diga la gente. –Ikki miraba con rudeza al rubio creía que él mejor que nadie sabría comprender situaciones similares.

- Que su cercanía raya en lo enfermo –intervino Seiya, Ikki los miraba incrédulo.

- Incluso una chica de mi salón jura que los vio tocándose y besándose –dijo Saori.

- Ja, ja, ja, tonterías –rió el mayor –por un momento caí en su juego, si tienen una casa a su disposición ¿Porqué harían eso entre clases?. Cuida con quien se junta tu noviecita Seiya, no es gente muy inteligente –y sin agregar mas se separo del grupo, en su mente solo existía un pensamiento, conocer a ese hermoso ángel rubio.

El resto de la semana Ikki, se decidió averiguar a distancia el grupo y los clubes que frecuentaba la joven sin éxito alguno, todos decían las mismas palabras que sus amigos y su primo, fastidiado de sus infructuosos esfuerzos el jueves se sentó en la biblioteca en una mesa vacía. Faltar al principio del curso le había acarreado que sus profesores le dieran deberes extra para compensar el atraso sin interés de regresar a su departamento vacío dado que Hyoga tenia entrenamiento de natación, de mala gana abrió un par de libros de trigonometría para adelantar algunos ejercicios, estaba tan absorto en un problema que asintió a algo que murmuro una chica frente de él y sin ponerle atención siguió con su rutina.

- Disculpe –insistió la joven –me preguntaba, si podría prestarme su borrador.

- Si –dijo escueto y al levantar la mirada para darle el objeto, Ikki se topo con un par de grandes ojos verdes enmarcados por una rubia cabellera de la cual el fleco estaba sujeto por un prendedor en forma de mariposa.

- Muchas gracias –la chica sonrió dulcemente al regresarle el borrador –ha sido muy amable sempai.

- Me llamo Ikki, es decir Kido Ikki –explico levantándose levemente de su asiento.

- Gracias, Kido-sempai, Ryuzaki Esmeralda soy de primer año.

- Lo sé –la joven abrió sus ojos sorprendida ante la revelación –es decir eres un rostro nuevo –añadió nervioso Ikki –estoy en el ultimo año.

- Lo sé –dijo sonrojada –fue el capitán de Kendo y llevó a la victoria a nuestra escuela en atletismo, basketball y arquería los últimos dos años, lo dice en la vitrina de trofeos, hay muchas fotos.

- Esmeralda, nos vamos –a la biblioteca había entrado su gemelo, Ikki observo el gran parecido de ellos, solo difería el color de cabello y la estatura del joven –bueno si te decides a soltar el borrador del sempai –dijo con una mueca el joven. Esmeralda e Ikki soltaron al mismo tiempo la goma rectangular que cayó a la mesa, durante su breve plática no la habían soltado. –Permiso Sempai, nos retiramos.

- Oniichan, te lo dije es el capitán de Kendo que venció a Kazuo-kun –dijo emocionada Esmeralda –aun no termino vamos solo un poco mas, recién acabo de llegar, por favor –la chica miro a su hermano suplicante.

- No soporto cuando me pides las cosas, así Esme –deslizo una mano tiernamente por su mejilla y acomodo un mechón de cabello tras su oreja –así te ves mejor. –Termina, ¿te espero afuera de acuerdo? –Esmeralda asintió feliz.

- Gracias Shun, oniichan –grito Esmeralda a su hermano puesto que había echado a andar hacia la salida, Shun se volteó y puso un dedo sobre sus labios y le guiño a su pequeña hermana con lo que Esmeralda se sonrojo al notar lo que había hecho, rápidamente se sentó a tratar de terminar sus deberes.

Ikki la miraba insistentemente recordaba la dulce sonrisa que le había dedicado y el orgullo con el que le hablo a Shun de él, sin duda todo lo que se rumoraba era, eso rumores. El chico era agradable y educado, no había visto rastro de la sobreprotección de la que todos hablaban, lo que le dio una sensación de alivio.

- Esmeralda –murmuro sin darse cuenta.

- Dígame, Kido-sempai –contesto la chica que lejos de sentirse incomoda por haberla llamado por su nombre le dedico otra sonrisa.

- ¡Eh!, es que… es que es un nombre, muy lindo, como tus ojos –la joven se ruborizo ante el comentario.

- Mi madre lo eligió –un rastro de tristeza asomo en su rostro –ella decía lo mismo que mis ojos la inspiraron a ponerme ese nombre –agacho la cabeza y sus manos se tensaron sobre sus rodillas. Ikki se puso de pie, rodeo la mesa y se acerco a ella.

- Siento mucho si dije algo indebido –intento consolarla.

- No es que sea un secreto, pero la extraño mucho –sollozo.

- ¿Sabes? Se por lo que estás pasando, no digo que un día dejes de recordarla pero si dolerá menos y aunque el vacío nadie lo llene, tienes todo lo que viviste a su lado, y si algún día necesitas hablar puedes hacerlo conmigo –Ikki se puso a su altura y limpio con su dedo las lagrimas derramadas, Esmeralda se sintió reconfortada de una manera que nadie había hecho hasta ahora.

- ¿Terminaste hermana? –interrogo Shun después de una hora.

- Podemos irnos –Esmeralda se levanto, después de que Ikki la reconfortara permanecieron en silencio, con las manos muy cercanas apenas rozando los dedos, sentían que estaba iniciando un lazo mutuo.

- Espero que termine pronto Sempai –Shun se refirió a Ikki mientras tomaba la mochila de su hermana y la cargaba en su hombro, la abrazo por la espalda después de que ella se hubiera despedido y antes de salir de la habitación volteo su rostro hacia el peliazul y le sonrió.


Les traigo un nuevo fic que espero haya sido de su agrado , me comentaron que era algo confuso lo de los personajes así que hice una semblanza de ellos en este universo alterno.

Ikki Kido, edad 17 años:

Heredero del gran imperio de transporte naviero, terrestre y aéreo de Sho Kido, desde la muerte de su madre su padre para superar su propio dolor comenzó ha ausentarse de casa incluso por meses, lo que creó un sistema de defensa emocional alejándose de la gente o molestándola para que le dejen en paz; su espíritu de competencia y habilidad para los deportes lo ha hecho increíblemente popular, sospecha el verdadero origen de Hyoga algo que aun no se atreve a confesarle, a pesar de ello es su mejor amigo otra cosa que nunca reconocerá ante el rubio.

Hyoga Kido, edad 16 años:

Primo de Ikki, nació en Siberia, su padre murió dos meses antes de que naciera seguido por su madre cuando Hyoga tenia 10 años. Desde entonces ha vivido en casa de Ikki, es un chico educado y gentil a menudo arrastra a Ikki a comportarse como un adolescente normal, ha sido molestado por años por su acento siberiano con el tiempo aprendió a aceptar y sacar partido de su nacionalidad, la confianza que tiene en si mismo se la debe a su primo que siempre lo ha defendido, lo cual los ha llevado a ambos a visitar mas de una vez las oficinas de los directores de cada escuela a la cúal han asistido.

NOS LEEMOS MAS PRONTO DE LO QUE CREEN.

DI NO AL MAL FIC Y EL ABSURDO mpreg