Advertencia: Incesto (sí, otra vez xD). Contenido lime (suave (?)).


3. Sexo (James.P/Dominique.W)

Ambos emiten un hondo suspiro cuando sus bocas se encuentran en un beso furioso, ella atrapando los labios de él con los dientes con esa pasión y agresividad que la definen y que James disfruta incluso más de lo que está dispuesto a admitir.

En respuesta, la toma por la nuca al tiempo que enreda su cabello rojo entre los dedos, atrayéndola aún más contra sí para continuar ese beso apenas interrumpido por los susurros que Dominique Weasley pronuncia con un perfecto francés y cuyo significado él desconoce, pero no le importa porque le suena tremendamente sensual.

Están en el cuarto del apartamento de James, enredados entre las sábanas de su cama, sus pieles ardiendo al rozarse y sus caricias tornándose cada vez más urgentes. Es entonces cuando se repite la misma escena que ha ocurrido tantas otras veces antes en ese lugar: los dos amándose casi con desesperación, como si no hubiera un mañana; los dos cuerpos fundiéndose en uno y cubriéndose lentamente de sudor con el transcurrir de los minutos; sus labios presionándose, sus lenguas explorándose, sus manos tocándose hasta aquellas zonas que ni sabían que existían hasta que la descubrían con un casual roce de sus dedos.

Más suspiros, jadeos, gemidos apenas contenidos. Más besos, caricias. Un deseo que James ve reflejado en los ojos azules de ella y está dispuesto a saciar, porque el que siente él es tan intenso como el suyo.

—Nique…—musita contra sus labios. Quiere expresarle todo lo que siente, esa estúpida alegría que lo embarga cuando la ve. Sabe que están llevando una relación inmadura en la que ninguno todavía sienta cabeza, porque siendo tan jóvenes sólo quieren divertirse e ir de fiesta en fiesta sin pensar en el mañana.

Pero, en el fondo, James quiere algo más que eso. Además, Dominique no es muy expresiva; es de hechos y no tanto palabras, y las exageradas demostraciones de afecto la incomodaban. Mas a él todo eso deja de importarle cuando intenta decir:

—Nique, te…

—No lo digas.—le interrumpe suavemente. Tiene los ojos cerrados, sus mejillas tiñéndose de ese rubor característico que lo enloquece, y tiene la boca entreabierta mientras respira agitadamente.

James sonríe, sin comprender su inexplicable miedo a confesar sus sentimientos e involucrarse demasiado con alguien, ya que es demasiado tarde para evitarlo. Él mismo se da cuenta de lo irónico de la situación. Había luchado con todas sus fuerzas para reprimir ese amor que nació por su prima hasta darse por vencido y finalmente asumirlo, lo cual ella no ha hecho aún.

No obstante, tiene la certeza de que si no fuera igualmente correspondido, Dominique hace tiempo se habría marchado de su vida, al menos en ese sentido. Sin embargo, siempre acaban juntos, como dos imanes que ejercen una atracción casi imposible el uno hacia el otro y se resisten a ser separados.

James lo sabe, Dominique lo sabe; ambos lo saben, pero él lo admite y ella no.

Más de una vez estuvo dispuesto a acabar con ese endemoniado orgullo Delacour que hay en la joven sin conseguirlo, y eso lo frustraba sobremanera.

Le da un último beso voraz y se deja caer a su lado en la cama, llevándose una mano a la frente con una ahora evidente indignación.

—Eres tan testaruda.—masculla.

En realidad no le importaba que fuera condenadamente orgullosa, celosa y a veces hasta infantil. Eran defectos que sabía cómo sobrellevar, aunque en ocasiones como ésta desearía que fuera capaz de dar el brazo a torcer de vez en cuando.

—¿Por qué lo dices?—Dominique arquea una ceja, sonriendo juguetonamente.

—Porque parece que no sientes lo mismo que yo.—le espeta. Casi puede palpar el rechazo cuando intenta decirle que la ama y eso le fastidia.

—James, sabes que no soy muy expresiva…

—Sí, lo sé. Y me jode.—la corta bruscamente.

Dominique sabe que se viene una discusión y no está de humor para soportarla.

Excusez-moi. Il est difficile pour moi d'exprimer mes sentiments, mais la vérité est que je t'aime tellement.—dice rápidamente. James sólo alcanzar a comprender el "lo siento" del principio y, aunque no le basta, aplaca un poco su ánimo. La mira fijamente con sus ojos marrones y le acaricia la mejilla con el dedo pulgar, con aire pensativo.

—Te amo, Nique.—dice. Ella sólo sonríe.

Da media vuelta, dándole la espalda, ligeramente herido al no recibir respuesta.

Dominique rueda los ojos y luego de un rato, sin dejar de sonreír, se inclina hacia él para susurrarle en el oído:

—Lo siento. Es difícil para mí expresar mis sentimientos, pero la verdad es que te amo mucho. Eso fue lo que dije en francés.

Silencio. Ladea la cabeza y ve, sorprendida, que James ya se durmió. De la sorpresa pasó al enojo y, así, lo zarandeó repetidas veces para despertarlo.

—¿Qué?—musita James, parpadeando.

—Acabo de hacerte una confesión. Cagaste el momento, Potter. ¿Qué ser humano es capaz de conciliar el sueño en tan poco tiempo?

—Yo—bromea él—. ¿Qué fue lo que me dijiste?

—Nada.

—Dominique…—le reprende.

La pelirroja bufa.

—Dije que te amo, idiota.

Él ríe. No se esperaba una declaración más romántica que esa, porque así era Nique.

No hace falta decir más nada. La abraza y luego deja que apoye la cabeza en su pecho al tiempo que le acaricia el cabello, pensando que la idea que tiene de lo que es la perfección es justamente vivir un momento como ése.


"… Si me pudieran dar a elegir cómo y donde yo quisiera morir, contestaría:
Acostado, feliz de estar a tu lado, víctima de un sexo exagerado
Sonriendo, mirando el techo, con tu cabeza en mi pecho"

(LPDA - Princesa)