"Drabble de una mañana"
Desde dónde estás puedes verlo ahí, acostado junto a ti. Su suave cabello ondulado cae sobre su almohada como una cortina de seda amoldándose a la misma. Miras sus labios, rojizos tras la noche pasada, y una sonrisa se dibuja en los tuyos, pues eres responsable de esa marca y de otras tantas que se esconden bajo la sábana. Con tu mano acaricias su hombro desnudo, sintiendo su blanca piel aterciopelada, y tu sonrisa se ensancha aún más.
De repente sientes su mirada sobre ti, por loque fijas tus ojos en los de él. Sus mejillas se encienden de un brillante rojo y aparta la vista de ti avergonzado. Te preguntas si es por ti, o si simplemente es por su personalidad. De igual forma vuelves a hacer que te mire tomándolo por la nuca, pero tiene los ojos cerrados.
-Mirame- le pides susurrando dulcemente en su oído y notas cómo tu voz le ha provocado un espasmo en la columna vertebral por lo ríes en tus adentros.
-Disfrutas tortuarme, ¿verdad?-te dice obedeciendo de igual modo; tú, sonríes con diversión.
Sabes que lo que ha dicho por decirlo, pues en sus dorados ojos puedes ver que en verdad no piensa eso. Suavemente te rodea con sus brazos por la cintura antes de besarte con dulzura en la frente. Una risilla escapa de tus labios por su infantilismo, sin embargo también lo abrazas por el cuello.
-Pero te gusta-le dices siguiendo su juego.
-No es cierto-dice mientras aspira el olor de tu cabello.
-Mentiroso-lo llamas antes de besarle en los labios.