Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J. K. Rowling, yo sólo los utilizo para crear una historia

Este es mi primer fanfic, al menos, oficialmente hablando, y pese a que la historia no sea ni original, ni la temática nueva, siempre me gustaron este tipo de tramas.

Esta historia, tal y como la voy a escribir, no es mía. Bueno, sí lo es, pero no la escribo para mí, es el pago de una deuda. Alguien me pidió que lo hiciera, y así lo hago. Ahora ya estamos a mano.

En un principio, no se cuantos capitulos serán...o si llegaré muy lejos con la trama. Siempre he creido que las historias tienen su propia y secreta vida, y que las manos de quien la plasma solo son el medio por el que llegan a existir...pero en un principio, no creo que lleve esto muy lejos.

De todas formas, ¿quién sabe? Quizás si lo haga. Depende de como vaya la cosa, de como salga la historia, y de si a alguien le gusta lo suficiente como para pedirme que continue escribiendo. Porque soy asi, y lo veo justo: no empiezo esto porque quiera hacerlo, si no porque me lo pidieron. Asi que cerraré el circulo: seguiré adelante y lo terminare si alguien quiere que lo haga.

De todas formas, solo avisar que en este fic, la historia es un poco diferente. He hecho algunos cambios a mi antojo a la historia original...y pese a que tratare de ser lo mas fiel a las novelas posible, esta es mi version de como me hubiera gustado a mi, no como son realmente en los libros.

Asi que, hechas ya las presentaciones, os dejo con la historia. No seais demasiado duros

Capítulo 1- Una vez más...

Hermione se dejo caer entre risas en el asiento de su cabina en el expreso a Howgarts. Aunque ya no eran risas como las de antaño, y eso la carcomía por al colegio de magia y hechiceria era una de las decisiones más duras que habia tomado en su vida. A fin de cuentas...aquel lugar habia sido el escenario de sus más preciados y bellos recuerdos asi como de sus más profundas y aterradoras pesadillas. Y lo que sucedió en sexto curso no ayudaba.

Ron hablaba a su lado, y ella cabeceaba haciendo como si escuchara. Sabía que el no notaría la diferencia. El pelirrojo tenía esa extraña manía de parlotear cuando se ponia nervioso, y ella le dejaba hacer. Le parecia bien, era como un pacto no hablado entre ellos, siempre y cuando no sacara el tema del beso.

Porque Ron la habia besado. La noche que murió Dumbledore. Cuando ella lloraba desconsolada en la sala común de su Casa, cuando ya todos se habian retirado con una amarga tristeza atenazando las gargantas de todos los leones.

Flashback:

Lloró hasta que se quedó sin lágrimas en los ojos, pero por dentro seguía llorando. Sentía un vacio inexplicable en su pecho, y las horas siguieron pasando mientras un fuego que no le daba calor crepitaba apaciblemente en la gran chimenea, ajeno al lúgubre frio que la muerte del director habia dejado.

Hermione no se dió cuenta de que Ron habia bajado por la escalera, ni de que se habia sentado a su lado en el sillón. Solo notó unos brazos amigos que le abrazaban y le acariciaban el pelo, y que la acunaban en un pecho masculino. Entonces ella volvió a romper a llorar. Pasaron minutos, o tal vez horas...la castaña nunca lo supo, y no es que le importara, el tiempo habia dejado de pasar.

Hasta que en algún momento, alzó la vista y vio al pelirojo, compartiendo su dolor. Y no sabía como, ni porque, y ni siquiera se lo pregunto más adelante en el tiempo, pero cuando se quiso dar cuenta estaba sentada en su regazo, besándole.

Se abrazaban mientras ambos lloraban, y se consolaban en silencio de aquella forma tan íntima. Sus labios apenas se rozaban, y no habia pasión. Pero si una infinita ternura. Y mientras las llamas de la chimenea poco a poco se fueron apagando, aquellas caricias se hicieron mas íntimas. Poco a poco, aquel beso se hizo mas profundo, y más sincero, mientras toda la angustia iba, poco a poco, dejando de burbujear.

En algún momento, dejaron de besarse, pero siguieron abrazados, hasta que, ninguno de los dos sabia cuando, se quedaron dormidos. Ella sentada sobre el regazo de él, abrazados en el sofa de la Sala Común.

Aquella trágica noche acabó pasando, y cuando el amanecer los despertó, no se sentian violentos. Fueron los primeros en despertar, y sencillamente, se miraron a los ojos, se sonrieron, y ambos se ruborizaron. Pero no hablaron de ello.

Y cuando llego la hora de partir, y de volver a casa para aquel verano que nadie planeaba soleado y alegre, dado como se habian desarrollado los acontecimientos, ambos seguian sin hablar de ello.

En el tren de regreso a casa, sencillamente se cogieron de la mano, y en la despedida en el anden, solo compartieron una larga y tierna mirada.

Poco o nada hablaron ese verano, y en cierto modo Hermione se alegraba de que así fuera. Aunque ni ella habria sabido decir por que...y eso, que por regla general, Hermione tenia respuesta para todo...

Sólo se habian visto en una ocasión, en el juicio de los Malfoy, o por lo menos, en la parte del juicio que fue publico. Y aun así, apenas se dirigieron la palabra.

Fin del Flashback

Ron se había quedado dormido, y la castaña lo miraba divertida. Harry no habia dicho nada en todo el viaje, seguia sentado junto a la ventana viendo el paisaje pasar. Su expresión lo decia todo, mas allá de las palabras.

-Harry...no tenias porque venir a terminar el ultimo año si no querias hacerlo...-susurró Hermione con calma

-No es eso Herms...es que...se que Dumbledore no hubiera querido que abandonara...el no hubiera querido que...-la voz se le rompió al moreno al pronunciar el nombre del que habia sido su mentor.

La castaña cogió a su amigo de la mano y se la palmeó para calmarle. Ya lo había visto llorar en más ocasiones y no quería que eso volviera a pasar.

El tren siguió su camino, y las horas en el vagon pasaron lentas. Apenas hablaron y Hermione acabo por sacar un libro y leer. Ya llevaba todas las asignaturas del séptimo curso adelantadas por lo menos un mes. Eso le hacia sentir cierta seguidad.

Pero algo había cambiado, y ella lo sabía. Aunque no sabía que. Harry no era el mismo, habia madurado a las duras. Lo sentía al mirarlo. Ya no era el niño que conoció hacia apenas 6 años. Ron...bueno, Ron seguía siendo Ron, pero se sentía decepcionada y dolida con él. Hasta hace relativamente poco había estado enamorada de él, y habría dado lo que fuera por compartir lo que compartió con él aquella fatídica noche. Pero en su interior, Hermione no se sentia ni saciada ni feliz. No es que quiera más...es que sencillamente no era lo que quería. Y ahora lo sabía.

Ron era Ron...era su amigo. Aquel beso había sido una confidencia, y consuelo mutuo. Y pese a que atesoraría aquel bello momento hasta el día de su muerte, le dolía reconocer que hasta ella (una persona que hasta la fecha solo era capaz de sentir pasión por libros, y que se emocionaba mas con el papel que con las personas) se habia dado cuenta de que no sintió lo que debia sentir.

Lo había leído en libros, lo había escuchado en las confidencias de sus amigas...mariposas en el estómago, sensación de volar, esa calidez en el vientre...incluso esa descripción de Lavander sobre los besos de Ron, que "le provocaban corrientes en la espalda, chispas en los ojos".

Hermione suspiro. No, nada de eso. Sólo una caricia compartida compartiendo su dolor. Sólo una reconfortante bálsamo sobre una herida muy dolorosa. Sólo...sólo...amistad. Expresada quizás de manera inapropiada. Un beso que a su parecer, llegaba tarde y a destiempo, aunque ello no eclipsó lo bello del momento.

La castaña sintió ganas de llorar de nuevo, algo que le había sucedido a menudo en el verano. Reconocer en su propia mente lo que su corazón le había estado gritando durante meses, mientras se aferraba a la esperanza de poder ignorarle, le dolía: No había sido un beso romántico. El amor que sentía por Ron había sido infantil...amor de niños. Amor puro y sincero de colegiales.

Pero Harry no era el único que había madurado, y la castaña ojimiel lo sabía. Ella también había cambiado. Lentamente al principio, pero de un modo tan profundo que le daba miedo atreverse a mirarse a sí misma en el espejo.

Seguía queriendo a Ron, pero no como lo quería antaño. No tenía muy claro cuando, ni como había pasado, pero sabía que no le amaba.

Suspiró pesadamente al ver como el objeto de sus divagaciones se removía en sueños. Y sonrió divertida al ver como una babilla se le escapaba de la comisura de los labios.

No hablaría con el del tema, decidió con convicción. No lo haría. Y mientras el tren llegaba a su destino y poco a poco, todo los estudiantes bajaban y se subían a los carruajes, sonrió satisfecha.

Sabía a ciencia cierta que no sería un año fácil, pero algo había cambiado. Ella había cambiado. Y mientras tomaba su asiento de nuevo para dirigirse al castillo, Hermione tomo la firme determinación de mirarse en el espejo, y descubrir que es lo que había cambiado.

En ese instante, mientras bajaba de nuevo del carruaje y se dirigía al Gran Comedor, mientras veía a los aterrados novatos de primer año, y a los viejos conocidos saludandose alegremente, mientras veía a los sombríos profesores gritando a todo el mundo e impartir un poco de orden al ya conocido caos que generaba aquello, Hermione tomo varias decisiones:

1.- Voy a descubrir a la nueva yo, y que es lo que realmente quiero. Ese pensamiento se le grabó a fuego en la mente mientras tomaban asiento en su mesa del comedor.

Los discursos fueron sucediendo, y por primera vez en años, Hermione no les prestó atención. Tenía cosas más importantes a las que prestar atención, como a sus propios pensamientos.

2.- Dejaré el pasado atrás y no dejaré que me carcoma, si la cosas han sucedido así, será por algo, y dejaré de torturarme con preguntas que no me llevan a ningún lugar. Su cabeza se había convertido en su propia versión de las tablas de la ley, escribiendo en su cráneo las nuevas reglas con las que pensaba convivir en su ultimo año de colegio. Una nueva Hermione se alzaba desde su subconsciente, y ella pensaba dejarle sitio.

Minerva McGonagall había sido elegida nueva directora del colegio, y a Hermione le pareció bien.Los alumnos nuevos fueron siendo llamados y el sombrero les adjudicó sus nuevas casas.

3.- No tendré miedo de probar cosas nuevas, y averiguar que es lo que quiero, que es lo que me gusta, y que es lo que necesito. Este año no me esconderé detras de los libros ni me quejaré de que los demás viven sus vidas y yo me quedo atrás. Basta de excusas. La implacable voz de su subconsciente talló una nueva regla en su mente, y Hermione sonrió, satisfecha y aterrada por haber reconocido ese pensamiento como suyo. Pero no dejaría que eso la intimidara.

Comió como una autómata mientras seguía perdida en sus divagaciones, hasta que una voz la sacó de sus pensamientos:

-Hermione Granger!- y todo el comedor se llenó con un estruendoso aplauso y vítores.

Hermione se quedó descolocada . ¿que había pasado? Con la cuchara a mitad de camino hacia su boca y la boca abierta para recibirla, miró aturdida

y confusa a su alrededor.

Harry le soltó un codazo en las costillas

-Herms! Te han nombrado Premio Anual, ¡vamos! ¿que te pasa?

La castaña se levantó confundida y saludo. ¿no era eso lo que habia querido durante mucho tiempo? ¿como era posible que se le hubiera olvidado que este año tenía esa posibilidad? Sonrió a todo el mundo. Eso significaba que éste año tendría su propia Torre, que no compartiría dormitorio con los Griffindors, que viviría con otros Premios Anuales. La idea le pareció divertida. Sí, algo nuevo, un comienzo perfecto.

-Y el segundo Premio Anual, que compartirá Torre del Homenaje con la señorita Granger, es...-Continuó McGonagall- Por sus méritos al compartir las notas más altas junto con la señorita Granger, y sus inmejorables méritos en el ámbito académico...El señor Draco Malfoy!

Un aterrador y repentino silencio invadió el Gran Comedor. Una figura alta y apuesta se alzó desde la mesa de los serpientes y saludó a todo el mundo con la cabeza mientras una mueca similar a una sonrisa se dibujaba en su fina boca.

Hermione sintió entonces lo que queria decir literalmente "tener un nudo en el estómago". Otro detalle que no había tenido en cuenta. Otra cosilla insignificante de la que se había olvidado. Quizas despues de todo, el nuevo comienzo que habia planeado no iba a ser tan perfecto...

Las siguientes horas, mientras el caos que la noticia habia generado se hizo presente, Hermione terminó por desconectar y sencillamente asentir a todo lo que le decían.

Sólo la voz de Harry permanecía:

-Herms, si te toca, te hace algo, o sencillamente te dirige la palabra, dímelo, lo mataré.- La brutal sinceridad que leyó en sus ojos verdes, y la determinación con la que las palabras habían salido de su boca, dejo a Hermione helada.

-Tranquilo Harry, no le habrían dejado venir si siguiera siendo una amenaza...es asi de simple, además, no sabemos lo que pasó en el juicio...

-Lo sé Herms, pero eso no cambia nada, Malfoy es Malfoy, y puede que tengas que vivir con el un año, pero no estarás sola.- Después de eso, no hizo falta decir mucho más, Hermione había comprendido, y sencillamente asintió con una sonrisa.- Una oportunidad Herms,-continuó Harry- sólo una, sólo le daré una a ese hurón oxigenado...

Ron fue otro cantar. Despotricó largo y tendido, hizo una escena, y convirtió aquello en un drama personal en el que él era un héroe trágico amargado por un destino incierto. "ni que fuera el que tiene que convivir con Malfoy a diario durante un año..." los pensamientos de Hermione la traicionaron y la hicieron reir.

Tardaron horas en calmar a Ron. Y aun así, no hubo forma de persuadir ni a Ron ni a Harry de que desistieran en su empeño de acompañarla a su nueva habitación; "ayudarte a acomodarte" habían dicho, pero ella les había hecho jurar que no armarían una escena, y a regañadientes, ambos accedieron.

La cosa fue más o menos como la castaña imaginó... miradas incomodas, Malfoy sentado con elegante relajamiento en el sofá del salón privado que compartiría con Hermione, y un largo silencio con el que demostró orgullo e indiferencia, como si fueran sirvientes que paseaban por el lugar sin dejar que le perturbara.

Mientras Hermione pensaba que la situación no podia ser más incomoda, se dio cuenta de que se equivocaba. Malfoy se habia levantado y caminaba con gracia felina hacia ellos. El pelo ya no lo llevaba engominado, si no que le caia a greñas desordenadas sobre los ojos. Había crecido mucho. Draco se habia cuadrado. Y su figura era más alta y más imponente de lo que recordaba.

Se plantó delante del trío con las manos en los bolsillos, pasando su peso de una pierna a la otra. Sólo cuando se aseguró de que tenía la atención de los tres, alzó los ojos. Y los miró

-Quizás porque es la primera noche, voy a tolerar esto- susurró arrastrando las letras, y Hermione tuvo que coger a Harry y a Ron para que no despedazaran a Malfoy allí mismo- Pero sabed una cosa, Potter y comadreja...por poca gracia que me pueda hacer, estas habitaciones nos pertenecen a mí y a Granger, y si yo tengo la cortesía de no traer a nadie por educación hacia mi...compañera...-la palabra casi salió escupida de sus labios- espero recibir a cambio la misma cortesía

Malfoy miró con desprecio a la castaña, casi como si que hubiera traido a sus amigos fuera un agravio peor que insultarle o abofetearle.

-Las cosas han cambiado desde la última vez que todos nos vimos...-continuó sin dejar hablar al trío- no voy a deciros que haya cambiado porque yo sigo siendo yo, pero la situación si ha cambiado. Las cosas no son lo que eran, y si las circunstancias han querido que tenga que sufrir un año viviendo con la sangresucia,... y por muy gratificante que sea ponerla en su lugar...tener que soportarla todos los días me obliga a reconocer que las cosas serán más fáciles de otro modo.

Sin mediar más explicaciones, Malfoy le tendió una mano a regañadientes a Hermione.

-Granger, yo no tiro piedras a tu tejado, y tu no tiras piedras al mío. No te prometo ser amable contigo, ni poner las cosas fáciles, ni que 6 años de odio desaparezcan, porque no nos engañemos, te odiaré hasta que me muera...pero ya que estamos aquí, que esto no sea más infierno del debidamente necesario.

Para sorpresa de Harry y Ron, incluso para sorpresa de Malfoy y de la mismísima Hermione, la castaña estalló en una alegre carcajada mientras con un rápido movimiento estrechó con fuerza la mano de Malfoy.

-Me parece justo, Malfoy, y por primera vez en mi vida, y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo contigo.

La ojimiel no dejó que Ron y Harry intervinieran. Esto era algo entre Malfoy y ella, y asi debía seguir siendo, y con buenas palabras al principio, sutiles indirectas, y al final estirándoles de las orejas, los sacó de su torre.

Los dos amigos no querían irse, les aterraba la idea de dejar a Hermione con su peor enemigo del colegio, pero ella no les dió más opción.

Y así fue como llegó la primera noche de Hermione como Premio Anual...una recompensa en teoría...encerrada en una preciosa torre junto al rey de los cretinos...

Suspiró para sus adentros, podría haber sido peor. Y estirándose perezosa, decidió descubrir sus nuevas habitaciones.

-Buenas noches Malfoy, me retiro ya

No recibió por respuesta más que un gruñido, aún así, la ojimiel sonrió satisfecha mientras subía a su dormitorio. Había acordado no meterse con Malfoy, habian acordado "no tirarse piedras" pero un escalofrío le recorrió placenteramente la espalda cuando descubrió otras formas de tocarle las narices al rubio platino: la cortés condescendencia.

Hermione tardó un par de horas en colocar sus posesiones en el sitio. Se sintió como una princesa al descubrir sus nuevos aposentos: una enorme habitación, más grande que los dormitorios comunales de su antigua Torre, pero para ella sola. Una enorme cama de matrimonio, grandes y macizos armarios, un enorme pupitre...todo sobrio, todo elegante, todo el sueño de una estudiosa que requería silencio y tranquilidad para sus menesteres...

Se dejó caer de espalas en la cama riendo feliz. Hasta que la sonrisa torcida de Malfoy se colo en su disfrute del momento. Bueno, no todo podía ser perfecto...habría sido demasiado pedir.

Se levantó y se fue al escritorio para colocar sus cosas en lo que por un año sería su sitio. Hasta que descubrió un cajón que no podía abrir.

-Alohomora- probo sin suerte.

Realmente le molestaba no poder abrir aquel dichoso cajón, y probo a forzar el tirador un poco mas, quizas estuiera solo atascado. Al quinto intento infructuoso, una astilla se le clavó en el pulgar y la hizo sangrar.

-Maldición- gritó furiosa, lamiéndose la herida, y en su creciente frustación pateó el escritorio

Click. Fue el unico sonido que llenó la habitación. El cajón estaba abierto. La estupefacta Hermione siguió lamiéndose el pulgar mientras con la otra mano abría el cajón.

Es curioso el destino...y su sentido de la ironía. Lo que Hermione no sabía es que ese simple sonido, ese "click" cambiaría su vida.

En el cajón reposaba un libro. Un libro de unos 30 centímetros de alto por unos 20 de ancho, y de unos 7 de grosor. Las tapas eran hermosas, de un profundo azul electrico con incrustraciones labradas en plata.

Con cierta reverencia, la muchacha tomó el libro y lo puso en el escritorio, encendiendo con la varita algunas velas para contemplarlo. Las letras metálicas de la portada destellaron alegremente revelando un inquietante titulo

"SANGUINE"

Con curiosidad, Hermione abrió y ojeó el libro. La mayor parte de las páginas estaban en blanco. Exceptuando las primeras.

Lo único que estaba escrito era una introducción y un extraño índice, lleno de entradas que desafiaban la lógica de las paginas no escritas.

Con curiosidad, se acomodó en su asiento y volteó las hojas hasta ir a la introducción. Y esto es lo que leyó:

"Lo que tienes entre las manos, es un Libro de Sangre. Tambien conocido como Sanguine, Libro Espía, Cuaderno de Amantes, o Carta Secreta. Quien sea yo, el que escribe estas palabras, no importa. Pero tienes que saber algo: quizás este sea el unico de los pocos libros de este tipo que existan, y debes saber, que existen por parejas.

La magia que creo estos tomos ya no existe, y el secreto de su creación, ha caido en el olvido, asi que, estás ahora en posesión de un tesoro de valor incalculable.

La elección de usar o no este Sanguine es tuya. Pero ten presente las siguientes reglas:

1.-La sangre activa el libro. Una vez que una unica gota de sangre toca las paginas, el libro sera tuyo, unicamente tuyo. Nadie podrá leerlo, ni escribir en el, si no eres tu.

2.-Los libros de sangre estan conectados no solo a su usuario, si no a un segundo tomo, van por parejas. Lo escrito en un libro aparecerá en el otro.

3.-Sólo la sangre se refleja en el libro. Si quieres comunicarte, unicamente mezcla sangre con tinta para poder escribir.

4-Un libro de sangre, pese a tener páginas limitadas, tiene capacidad ilimitada. Cuando comiences a escribir, escribe en la cabecera "capitulo 1" y cuando acabes, "guardar capítulo"

Todo lo escrito desaparecera, y una nueva entrada aparecera en el indice. Para releer un capitulo ya escrito, solo toca con la varita la entrada a reproducir.

5.-La magia de sangre del libro imposibilita la opción de leer entradas que no haya escrito el actual propietario. Así, pese a que el usuario podrá leer y escribir asi como releer sus propias entradas, le será imposible acceder a los capítulos y entradas que no escribiera él, pues están atadas a la sangre de los usuarios anteriores.

6.-Un libro de sangre nunca podrá ser usado por nadie (use sangre o no) mientras esté atado a un usuario.

7.- Para liberar el lazo entre un usuario y el Sanguine, sólo tendrá que escribir las palabras "Guardar Capitulo Final" al final del último párrafo escrito, asi como cerrarlo. Si en el plazo de 7 días no hace ninguna nueva anotación, el vínculo estará roto.

8.- Si un usuario, pese no haber cumplido con lo narrado en el punto anterior, esta mas de 3 años sin usar el sanguine, el vinculo quedara roto de todas formas, y el Sanguine guardara automaticamente el último capítulo o entrada escrita como "Final"

Hermione estaba perpleja. El recuerdo del maldito diario de Tom Riddle le vino a la memoria y dispuesta a no caer dos veces en lo mismo, tomo el libro con animo de cerrarlo e ir a avisar a algun profesor. Pero sin darse cuenta, el dedo que se habia lastimado entro en contacto con el Sanguine.

Todo paso demasiado rápido. Las páginas manchadas de sangre brillaron, y todo en la mente de Hermione se volvió blanco. Mil emociones cruzaron su pecho. Fugaces destellos de recuerdos que no eran suyos atravesaron su mente. Era hermoso y aterrador. Millones de voces de cientos de usuarios estallaron en su memoria. Amor, odio, desprecio, confesiones, secretos, intimidades...nada era lo bastante nitido como para comprenderlo, pero la magia del libro la había reconocido como usuaria, y el vínculo de sangre habia quedado sellado.

Por algún motivo que Hermione no supo reconocer, miró el libro con temor y reverencia. Alargó la mano y dejó que un par de gotas de sangre chorrearan en su tintero, donde se mezclaron con el negro liquido que alli reposaba.

Como si fuera una sonámbula en trance, y movida por una curiosidad sin precedentes, olvidando la ira y la desconfianza que el libro le habia causado, y sin acordarse siquiera de que iba a ir a buscar un profesor para deshacerse del artefacto, Hermione tomó su pluma.

Antes si quiera de darse cuenta de lo que hacía, ya lo había hecho, y el destino sonrió satisfecho ante lo simple que puede ser poner en marcha lo imposible.

Sin saberlo, Hermione había cambiado su vida con palabras. Y cuando se percató de lo que hacía, ya estaba plasmado en la inmaculada primera página, donde ahora y para siempre, la castaña habia escrito con su propia sangre tres simples palabras:

CAPITULO UNO:

¿Hola?

Corregido, leído, disfrutado y editado por Loonydraconian, que todos los trabajos sean tan placenteros como éste. Y si veis algún fallo, tiradme de las orejas, que siempre me han gustado las de Dumbo ^^