Nota de la Autora: Como os podreís imaginar, estoy en DA, pero no como dibujante. ¡NO! Como escritora, y como dibujante amateur ergo, estoy en una tabla de memes, que termine hace como dos días y decidía publicar aquí y bleh~
Dedicatoria: Con amor para mi WESTTAAAA! Con amor para Andeeh~ y todas/todos los que amamos el Germancest 3 ¡GOD BLESS GERMANCEST! FUCK YEAH!
Disclaimer: Los personajes aquí usados NO me pertenecen (what a shame). Sólo los uso para mi insana diversión. El meme le pertenece a ~Shama, que es gringa y mola .
Stirn küssen
Prusia estaba entretenido, revisando unos papeles, algunas cartas... en fin, que el increíble Prusia estaba trabajando. A su alrededor, el pequeño Gilbird revoloteaba, persiguiendo a un niño rubio, que en más de una ocasión chillaba, cuando Gilbird le picaba su rubia cabeza.
El ruido no molestaba a Prusia, es más, lo entretenía. Después de todo, era su hermano el que jugaba ahí, y no le podía decir nada. ¡Nada! Su sonrisa se ensanchó, mientras veía como Ludwig tomaba entre sus manos, con suma delicadeza a Gilbird, y una vez más, emprendía la carrera.
Nadie le advirtió a Gilbert, que en cuanto dejara de ver a su hermano, un fuerte estrépito atacaría su estudio. En cuestión de segundos, Ludwig había tropezado con la alfombra Luis XV que Gilbert tenía, y se había golpeado de forma cruel contra una de las patas de su sofá. No tardó mucho en oír el llanto del menor.
Gilbert se levantó, preocupado. ¡No le podía pasar nada a Ludwig! West, era muy especial para él, y no se perdonaría verlo herido por su culpa. Aunque había sido culpa de el pequeño soldado, por andar corriendo...
"Hey, West", Prusia se acercó a su hermano menor, que lloraba desconsolado en el suelo. De forma lenta, Gilbert lo ayudó a sentarse.
"¡Hermano, me he golpeado!", chilló, entre gimoteos, y abrazándose al mayor. Gilbert se sintió fuerte en ese instante.
"A ver, déjame verte la frente", Ludwig subió el rostro, aún con lágrimas en sus ojos azules, y con ternura, Gilbert le beso la frente."Ya estas soldado, puedes seguir corriendo". De inmediato, la pequeña Alemania dejo de llorar, y un sonrojo se alojó en sus mejillas. Y, con la intención de que Gilbert no le viera, lo abrazó.
"Hermano, eres el mejor del mundo". Y el ego de Prusia creció aún más.
Si quieren ver a West en tanga,
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De abajo, harás feliz a muchas hadas y húngaras fujoshis.