Lo sé lo sé, ha pasado muuuuucho tiempo, y a decir verdad ni siquiera pensaba en continuar esto, ni siquiera veo Inazuma Eleven más. Pero me dio curiosidad seguir asi que aqui está, si no les gusta, lo siento mucho por decepcionarlo y si prefieren que no lo siga, no lo haré. Disfruten la lectura C:
La casa era en realidad de una decoración bastante simple pero a la vez muy acogedora, era lo bastante grande como para que todos estuvieran cómodos, tenía una gran sala de estar con un enorme televisor que los chicos de verdad agradecieron, es decir, ¿a qué clase de hombre no le encanta un enorme televisor, sin mencionar la Wii que tenía conectada? Todo el primer piso era lo que respecta a lugares para conversar y pasar el rato, estaba el comedor –con bastantes mesas para todos– y la cocina a un lado de este, y saliendo por la puerta trasera de ella te encontrabas con un gran campo de fútbol, ideal para ellos, y ese mismo patio trasero era en realidad enorme, tenía también una piscina y se encontraba lleno de árboles. Con lo que el segundo piso respecta, se encontraban las habitaciones, a pesar de ser bastante grandes, eran dobles, los chicos debían compartir. No es que les molestara tampoco. Al final del pasillo de los dormitorios había un pequeño espacio donde se encontraban esparcidos unos cuantos sillones al frente de un balcón. No era demasiado elegante, pero para nada modesta. Delante de la casa también había patio, había bancas y una fuente, además de hermosos arbustos con rosas y enredaderas, todo muy encantador, aunque los muchachos no se fijaran mucho en ello. La ubicación era de hecho, en altura, por lo que los jugadores, si es que querían ir a la playa debían bajar por la calle en bus.
En estos momentos, luego de haber pasado un par de horas que aprovecharon para comer y descansar, Endo decidió que era su momento de ir a buscar su mejor amigo, el balón de fútbol. Era la mejor distracción que podía pedir ahora que sabía que en realidad se iban a quedar por quién sabe cuánto tiempo en este lugar y tendría que soportar ver a Kido y Kazemaru a toda hora juntos, como hacen las parejas normales, no como él y su novio con quién no pasaba demasiado tiempo a solas a pesar de saber que no debería ser así, porque le causaba incomodidad. Incómodo era besar sus labios y sentir sus abrazos de protección, sus caricias en sus cabellos y sus besos en sus mejillas y cuello. Porque de alguna manera, por mucho que quisiera engañarse, sabía que no era lo que quería, lo que quería era inalcanzable. Con un silencioso suspiró tomó el balón que había traído y se preparó para ir al patio, esperando que hubiera suficiente espacio para jugar allí y no tener que bajar a la playa, no andaba de ánimos de salir del lugar. Y justo cuando creyó que el estratega no lo podía molestar más, interrumpe su caminata.
-Por favor, antes de que todos se dividan por su lado, me gustaría aprovechar que estamos todos aquí para pedir que escojan sus habitaciones para comenzar a dejar las cosas allí y ahora si poder relajarnos en serio –Kazemaru, quien se encontraba a su lado, movió nerviosamente su pie, no sabía cómo decirle a su novio, que a pesar de amarlo y todo, quería compartir habitación con Fubuki, no con él. Había hablado con el peli plateado y decidió quedarse con él en la habitación porque era amigos, así de simple, vería a Kido todos los días igualmente y prefirió quedarse con uno de sus mejores amigos.
-Mido y yo estaremos juntos –anunció un sonriente Hiroto, su acompañante desvió la mirada al suelo para evitar que el resto del equipo viera sus mejillas sonrojadas.
-¡ah! Por supuesto que Tachimukai y yo también –Sonrió el surfista mirando al nombrado, quien hizo todo lo posible para no pensar en su actual rubor. El portero se alejó de allí sin que nadie se percatara, sabía que terminaría compartiendo con Goenji, no tenía razones para seguir escuchando esta conversación. Salió por la puerta trasera sin ser visto, o eso pensó.
Fudou sigilosamente se había acercado a Sakuma, tocando ahora su hombro con su mano para llamar su atención, actuando lo más natural que podía, ni siquiera pensando en lo que estaba a punto de pedirle –entonces… ¿Por qué no somos compañeros? –Le dio una sonrisa de medio lado y Sakuma no pudo evitar pensar "¿Por qué no?, después de todo, Kido se quedará con Kazemaru y yo me quedaré solo…otra vez…además, Fudou está siendo amable para ser el, solo esperaba no tomar una mala decisión."
-bien –respondió después de unos minutos– pero te lo juro, una sola molestia de tu parte y serás hombre muerto –lo miró amenazante
-no esperaba menos de ti –dio una sonrisa burlesca, le encantaba que actuara así de prepotente.
-Toramaru y y nos vamos a nuestra pieza –anunció simplemente Tobitaka tomando sus cosas y las del pequeño, quien lo siguió.
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Sí que se sorprendió cuando se encontró con ese enorme patio, si es que se le podía llamar así, pero lo que no le sorprendió para nada fue Endo corriendo tras el balón y no pudo evitar sonreír para sí, verlo deprimido un tiempo atrás había provocado que se le encogiera el corazón inevitablemente, no importa lo mucho que amara a su novio, su capitán siempre había sido importante para él, todos lo notaban, él lo sabía, pero no le importaba, estar con él como quería en esos tiempos era imposible, su mente siempre estaba en el fútbol, eso lo era todo para el castaño. Por eso le sorprendió mucho que fuera novio de Goenji, es decir, ¿de verdad había espacio en esa cabeza para algo que no fuera su deporte favorito? Para él nunca estuvo ese espacio, por eso abandonó la lucha tiempo atrás cuando decidió salir del Inazuma y volverse un Emperador oscuro, era la única forma de convencerse a sí mismo que, jamás lo vería de otra forma. Y estuvo depresivo mucho tiempo una vez entendió que no había espacio para él, hasta que entendió que simplemente no era su destino, siempre estaría por debajo del fútbol, y ya no le importaba, era mucho más que feliz que su tierno novio. Sonrió alegre y corrió hasta la cancha rápidamente, ya que había unos metros la que separaban la casa. Una vez allí, al darse cuenta de que su capitán no notó su presencia –se encontraba de espaldas a él– procedió a robarle el balón, sorprendiéndolo.
-¡vaya Kazemaru! No me di cuenta que estabas aquí –sonrió despreocupado y el peli azul sonrió feliz también, con el balón bajo su pie, porque Endo le regalaba un sincera sonrisa, no radiante como las que ya casi no veía, pero no una que se veía a menudo tampoco.
-Sorpresa entonces –siguió sonriendo– por qué no me sorprende que estés aquí –el castaño rió levemente
-ya me conoces –Kazemaru simplemente asintió– ¡oh, ya lo recuerdo!
-¿qué cosa? –lo miró extrañado, entonces Endo busco en su bolsillo y sacó una liga de él
-para ti –le sonrió sinceramente –supuse que Kido votaría tu liga y sé que a veces te molesta tener el pelo suelto, así que pensé que… bueno, tal vez –seguía balbuceando y todo lo que Kazemaru podía hacer, era sonreír hasta que le dolieron las mejillas pero lo ignoró, Endo se había preocupado de un detalle como ese… no pudo reprimir el impulso de abrazarlo, sintiendo como el castaño se tensaba y luego le correspondía.
-muchas gracias Endo, por preocuparte por algo así, es muy tierno de tu parte –estaba por deshacer el abrazo cuando escucha la voz de su novio llamándolo, giro su vista y lo vio caminando hacia él.
-¿saliste solo para abrazarlo?, creí que querías conocer el lugar –le dijo, con molestia en la voz que disimiló considerablemente, pero Endo y Kazemaru lo conocían bien, ellos podían notarlo.
-te dije la verdad Kido, me encontré a Endo aquí jugando, solo lo acompañé –la mayoría era verdad, en realidad todo era verdad, pero lo que no estaba diciendo era que había visto a su capitán salir de la sala y quería saber si le pasaba algo, pero eso no tenía por qué saberlo, nadie, aunque no había nada de qué preocuparse, era su amigo después de todo.
-bien, pero es mejor que vayamos arriba, para ayudarte a guardar tu cosas –le sonrió amablemente, ya era su Kido otra vez, no pudo evitar devolverle la sonrisa y asentir.
-nos vemos después, Endo –se despidió con un movimiento leve de su mano y se alejó con el brazo de Kido alrededor de su cadera afirmado férreamente. El capitán miró el balón ahora abandonado por su amigo y sonrió tristemente para sí…no podía dejar de sentirse desplazado.
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Goenji observaba tranquilamente por la ventana sentado sobre el marco que tenía el espacio suficiente como para poder incluso recostarse allí. Ya se encontraba en la habitación que compartía con el portero, con las maletas de su novio y las suyas propias a sus pies, pero nada de ánimo tenía para ordenar, ya tendría tiempo después, ahora solo se dedicaba a mirar la interacción de Kazemaru con Endo en la cancha y como luego llegaba Kido para llevarse al peli azul. Y entonces no podía dejar de sentirse terriblemente deprimido. Sabía que nunca tendría al estratega, pero al ver la reacción de éste en el bus no pudo evitar alejar ese pensamiento…tal vez si tenía la posibilidad, tal vez, solo tal vez, podría tener ese fruto prohibido que era el rasta. Estaba haciéndose ilusiones, pero no le importaba, solo pensar tenerlo en sus brazos hacia que una pequeña sonrisa se asomara en su rostro.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un tímido toque en la puerta, por un segundo creyó haberlo imaginado por lo suave que fue, pero lo escucho nuevamente esta vez un poco más fuerte. Se levantó del cómodo cojín en el que estaba sentado en la ventana –en serio, ¿acaso era de plumas?— y caminó arrastrando los pies hasta llegar a la puerta, abriéndola apenas llegar a ella.
-aam… ¿hola?, ¿necesitas algo, Fubuki? –preguntó al verlo frente a él sin decir absolutamente nada.
-eeh, no, quiero decir, si, yo… –sí, estaba un poco nervioso, bueno, muy nervioso, había ido a la habitación de Goenji sin razón y casi por obligación, ya que su mejor amigo, Kazemaru le ordenó que fuera a hacer algo de vida social con la persona que él quería así que no le quedo de otra con el peli azul sacándolo del dormitorio que compartían a patadas
-puedes pasar, si quieres –dijo el peli blanco moviéndose hacia el lado para dejar espacio si es que el más pequeño quería pasar.
-gracias –murmuró mientras entraba, decepcionado de sí mismo por no ser capaz de formular una oración entendible siquiera. Se fijó en la habitación, mirando las maletas sin desempacar en el piso frente a la ventana y todo lo demás igual que en la suya, a excepción de que él tenía un balcón, no una enorme ventana y que en su lugar ya estaba todo desordenado, con ropa suya y de Kazemaru por todas partes y habían empezado a acomodar los muebles diferente hasta que lo echaron. Es entonces cuando cayó en la cuenta de que faltaba algo, o más bien, alguien. Levantó la mirada hacia su acompañante y abrió la boca para preguntar, cuando éste le interrumpió.
-está abajo, en la cancha de fútbol –Goenji había retomado su lugar en la ventana y corroboró lo recién dicho al ver a Endo corriendo tras el balón y lanzando contra la portería– siéntate, no es necesario que estés de pie –dijo volteando, confirmando nuevamente que estaba en lo cierto y Fubuki estaba parado en medio de la habitación.
-oh, ya veo… no puede mantenerse mucho tiempo alejado de jugar –sonrió calmado, como siempre esta vez a la vez que se sentaba en una de las camas.
-no quiero sonar como si no quisiera que estuvieras aquí pero ¿hay alguna razón para que estés aquí? No es que molestes ni nada, pero creí que todos estarían ordenando su ropa
-y en eso estaba –respondió sin sentirse ofendido por la pregunta– hasta que Kido y Kazemaru comenzaron a ponerse todos mimosos para variar –bufó, eso era parte de la verdad. Goenji sonrió levemente, divertido, Fubuki era muy tierno cuando se quejaba pero no era cómodo para él escucharlo hablar de esa pareja– pensé que no te molestaría, es decir, no les molestaría a ti y a Endo, que viniera por unos minutos a matar el tiempo o algo –dijo bajando la mirada un poco avergonzado al final.
-por supuesto que no –le sonrió amable, Fubuki le sonrió de vuelta.
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Estaba a minutos de quedarse dormido, tenía mucho sueño y flojera, mala combinación si tienes algo que hacer, como ordenar tus cosas, pero si tu tierno novio dice que puede esperar, entonces nada le impide encontrarse ahora abrazado a él en la cama con su cara enterada en el cuello del peli rojo, con una pequeña sonrisa de satisfacción y comodidad, y es que nada era mejor que dormir una deliciosa siesta junto a una de las personas más importantes en su vida. Poco a poco Midorikawa caía en un liviano sueño.
Hiroto también estaba algo cansado por el viaje, pero no lo suficiente como para dormirse, por lo que tendría que pasar este tiempo tirado en la cama abrazando al menor por la cintura protectoramente, con su respiración suave en su cuello y el dulce aroma de su cabello en su nariz, no le molestaba para nada, pensaba sonriente. Dormir con Midorikawa era una de las cosas que más le gustaba hacer, porque generalmente era el pequeño quien más dormía por lo que él disfrutaba de observarlo dormir y descansar abrazado a él. Mirarlo mientras dormía era uno de sus pasatiempos favoritos, cuando el menor estaba solo en una cama o con alguien que no fuera él, se estiraba completamente y ocupaba todo el espacio, pero cuando estaba junto a él, se acurrucaba cerca inconscientemente. Besó la frente de su novio y cerró los ojos mientras gozaba el momento, bien, tal vez podría dormir un poco.
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Decir que el silencio de la habitación era incómodo era muy poco. Se escuchaban los cajones y las puertas del ropero que compartían abrirse y cerrarse, lo pasos de ellos camino de la cama al ya nombrado ropero y el ruido de los cierres de los bolsos para sacar la ropa. Se miraban de reojo de vez en cuando, pero seguían sin hablarse hasta que ya casi habían terminado y Fudou suspiró sonoramente, provocando que Sakuma lo mirara y por fin sus ojos se encontraran.
-escucha, Sakuma –habló Fudou– quiero pasarla bien ¿sí? De verdad, no te diré nada con malas intenciones y no te molestaré demasiado…no es como si pudiera prometer mucho tampoco –sonrió de lado, casi provocó una sonrisa en el peli gris, casi– las cosas están en paz, podemos llevarnos bien si queremos…por lo menos, yo si quiero llevarme bien contigo –dijo sinceramente, sorprendiendo al otro y ahora si sacándole una sonrisa.
-estamos bien –le ofreció la mano manteniendo la sonrisa– podemos llevarnos bien –Fudou aceptó la mano dándole un pequeño apretón mientras sonreía levemente, no demasiado, después de todo, seguía siendo Fudou. Pero estaba feliz, había dado un paso importante.
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Someoka y Kido sostenían una amena conversación mientras desempacaban. El castaño había llegado hacía poco, Kazemaru apenas había podido sacarlo de su habitación, no es que no quisiera estar con él ni nada, pero el castaño tenía que ordenar sus propias sus cosas y él no necesitaba ayuda para ordenar las suyas así que simplemente le dijo que se fuera para verse luego abajo, a Kido no le quedó más remedio que obedecer a su novio he irse a su propio dormitorio.
-je je, aun no creo que Kazemaru y tú no compartan pieza
-si somos novios, pero no tenemos que estar juntos a cada momento, de todas formas no veremos todos los días y él quería estar con Fubuki, no tengo porque alejarlo de sus amigos –dijo Kido repitiendo las palabras que había usado su novio para convencerlo.
-supongo que tienes razón –Someoka se encogió de hombros, él había pensado que compartiría habitación con Fubuki, por la simple fórmula de mejores amigos y novios que tenían todos, ellos dos habrían quedado juntos técnicamente, hasta que Kazemaru hizo un cambio de planes en la fórmula y terminó compartiendo con Kido. Y no es que le molestara, para nada pero por supuesto que prefería compartir con el peli plateado, en este último tiempo el más pequeño se había alejado un poco de él y pasaba más tiempo con Kazemaru y Midorikawa, bueno, más que este último tiempo. ¡Pero ellos dos tenían química! O eso se seguía diciendo Someoka a sí mismo, después de todo, en la cancha, juntos eran imparables, pero el campo de fútbol y la vida cotidiana no eran lo mismo, no debía confundirlo.
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Poco a poco el equipo se había ido reuniendo en el campo y se iban uniendo al partido que había dado inicio solo con Endo y Tsunami, quien había bajado luego de guardar sus cosas dejando a Tachimukai en el dormitorio, éste le había afirmado que bajaría luego, que sólo necesitaba descansar un poco. El peli rosado ni dudó de él y bajó en seguida saliendo al patio, donde se encontró con Endo corriendo a solas con el balón, no se lo pensó dos veces cuando decidió ir junto a él. Ahora ya solo faltaban Kazemaru, Fubuki, Goenji, Tachimukai y la pareja de oro, Hiroto y Midorikawa.
Fubuki decidió que ya era hora de volver a su habitación a terminar de ordenar sus cosas y se despidió del goleador satisfecho de la cómoda conversación que logró con él, entonces éste bajó a jugar con los demás. Cuando llegó a su dormitorio se encontró con el peli azul dormido boca arriba en su cama y sus cosas todas guardadas, sonrió agradecido y prefirió dejarlo dormir, saliendo del lugar.
En el pasillo se encontró con Tachimukai, quien se veía en realidad muy pensativo, con esa cara de concentración que pone cuando quiere aprender una nueva técnica. Se acercó a él y una vez a su lado el menor aun no notaba su presencia, así que apoyó una mano sobre el hombro del castaño claro, sobresaltándolo.
-lo siento, no fue mi intención asustarte –le sonrió amablemente, un poco divertido por la reacción.
-estoy bien, no importa –sonrió nervioso, ¿y si Fubuki había notado que pensaba en Tsunami?, aunque era imposible que supiera lo que pasaba por su mente a menos que leyera las mentes ¿y si lo hacía?, bien, ahora se estaba volviendo paranoico.
-¿bajas? –Tachimukai asintió y ambos bajaron las escaleras y se unieron al partido que se jugaba en el patio.
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El ruido de la puerta lo despertó de su liviano sueño, pensó que debía haber sido Fubuki saliendo de la habitación y estaba en lo cierto. Sentía su cuerpo pesado solo de sueño pero moría de sed, necesitaba algo de agua. Y como no sabía dónde había un baño ya que cuando había querido recorrer la residencia se quedó con Endo, prefirió ir a la cocina en vez de deambular como idiota por toda la casa en busca de un baño.
Luego de saciar su sed salió al patio escuchar los gritos de sus amigos provenientes de afuera, y sonrió al verlos jugar todos muy enfocados en el partido, apoyado en el marco de la puerta corrediza, era una de esas ventanas puertas grandes que se deslizan. Concentrado en observar las miradas, con demasiado sueño como para unirse al juego, no notó la presencia a sus espaldas hasta que sintió una patada para nada delicada en su espalda baja o mejor dicho, su trasero.
-¿¡Pero que mier…! –gritó fuertemente llamando la atención de todos a la vez que se daba vuelta y afirmaba la parte afectada, encontrándose con una burlesca sonrisa
-pero que te he dicho de las groserías hermanito –lo interrumpió a la mitad un joven de 1, 87 metros de alto, con un hermoso cabello color verde agua que terminaba donde su espalda lo hacía, completamente suelto y con un flequillo recto hasta un poco arriba de sus ojos que eran exactamente iguales a los de Kazemaru.
-¿Qué haces tú aquí? –lo miró extrañado, pero con una mirada de odio total. El resto de los jóvenes había dejado de jugar y miraban la interacción de los hermanos mientras Kido, Fubuki y Midorikawa se acercaban, ya que ellos eran los únicos que conocían a Kiyoshi Ichirouta.
-¿Cómo que qué hago aquí?, yo soy su supervisor –respondió aun con esa molesta sonrisa burlesca y divertida
-mejor andate a clases –lo miró fulminante el menor Ichirouta
-olvidas que el sábado fue mi último día antes de vacaciones, y como ahora tengo 18, soy lo suficiente responsable como para cuidarlos a ustedes, pequeños niños –los nombró a todos esta vez, aun sabiendo que tenían 14, 15 e incluso era posible que algún que otro 16.
-porfavor mátenme ahora –murmuró Kazemaru sombrio y su hermano no pudo evitar reír levemente, serían una divertidas vacaciones.
Así que eso era, ojala que les haya gustado y nuevamente, lamento haber tardado tanto, pero además de no encontrar la inspiración, simplemente tampoco la motivación, denme su sincera opinión decidiré si elimino o no la historia, muchas gracias por leer y saludos y besos a todos, reiterando las disculpas C: