Aquí les presento uno de mis últimos trabajos sobrevivientes a una horrible tragedia con mi entupido computador. He estado muy ausente estos últimos meses y realmente no te he tenido tiempo de nada pero milagrosamente este proyecto se ha salvado de mi pérdida más grande .

Este es un pequeño Oneshot de la serie "Monochrome factor", es la primera parte ya que pienso escribir otra paralelamente a esta, y ya esta en proceso.

Declaimer: Los personajes de Monochrome factor le pertenecen a su respectivo autor ya que si fueran míos el manga seria muy diferente…

Advertencia: Esta historia contiene Yaoi, a la persona que no le guste será mejor que no lea pero si lo hace no me apedreen.

Aclaraciones: Este fic esta dividido en 3 partes: Primero la de Akira, Segundo la de Shirogane y la Tercera de un punto de vista lejano. Espero que no se confundan ^^

Shirogane X Akira

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Noche de Verano

Odiaba el calor.

Por la culpa de los detestables días calurosos como ese le disgustaba el verano. Definitivamente no era su estación favorita del año y el motivo no era solo por las molestas altas temperaturas, sino que en este época todo era aún más aburrido y gracias al maldito calor los días se volvían eternamente largos. Incluso los kokuchis habían decidido no aparecer en gran cantidad y tan seguido.

Que fastidio.

Esa noche se había vuelto insoportable. Eran cerca de las tres de la mañana y era la quinta vez que se despertaba durante la noche. Estaba cubierto solo con la sábana y traía puesto unos simples pantalones cortos de una tela delgada y una musculosa blanca, entonces… ¡¿Por qué demonios sentía tanto calor? Literalmente se encontraba ligero de ropa pero aún así sentía que su cuerpo se encontraba enredado con todo el peso del mundo.

Ya era suficiente. Con fastidio total miró su reloj, 03:23. Se encontraba sofocado en esa habitación, de mala gana se enderezó de su calurosa cama e instintivamente miró hacia el lugar en el cual se encontraba dormida la sombra plateada. Era molesto verlo descansar tan placidamente mientras el no podía dormir ni dos horas seguidas. Le sorprendía también el hecho que luciera tan cómodo sentado en aquél rincón con toda esa ropa encima, al parecer se encontraba cómodo. Algunos rayos provocados por la luna se infiltraban por la ventada del cuarto, posándose traviesamente en el rostro dormido del mayor haciéndolo lucir extrañamente atractivo, incluso Akira podría decir que aquella sombra era hermosa… -sonrió- Un momento… ¿Hermosa? ¡¿Qué rayos estaba pensando por su mente? Realmente el calor comenzaba a afectarle gravemente la cabeza. Revolvió sus cabellos en forma de desesperación. Había decidió que lo mejor era bajar a la cocina y buscar algo para beber. Bajo sus pies de la cama con cuidado, no quería ocasionar algún ruido que despertara a su compañero. Cruzo la distancia de su cama a la puerta con sumo cuidado de sus propios pasos, abrió la puerta con el mismo cuidado y salio sin hacer el más mínimo ruido dejando la puerta semi abierta.

La primera parte fue sencilla y al parecer Shirogane no se había despertado. Ahora solo bastaba con bajar las escaleras y estaría a solo unos metros de la cocina. Bajo con cuidado cada escalón que pisaba, su prioridad ahora no era el no hacer algún ruido sino el no tropezarse y caer por las escaleras, "debí traer una linterna" se maldecía por lo bajo pero suspiró al llegar sano y salvo a la primera planta.Encontrar la cocina no le fue difícil, al contrario fue casi por instinto que llego a la habitación deseada. Se dirigió hacia el refrigerador tanteando todo el camino hacia este para no tropezar con nada, al encontrarlo lo abrió y sacó una botella con líquido. Bebió ignorando el contenido del envase y al probarlo su rostro hizo una mueca de disgusto, jugo de naranja, el que más odiaba. Esa noche no parecía ser la indicada para él. Prendió la luz de la cocina y se fijo nuevamente en el contenido del refrigerador pero para su mala suerte no había nada de su gusto y tuvo que conformarse solo con agua.

-Peor es nada –pensó

Bebió de aquel líquido vital con ganas, sentir el frió recorrer su garganta fue alivio para el joven pero aún no le bastaba. Caprichosamente se acercó al congelador y sacó de este dos cubos de hielo que colocó en ambas manos, con lentitud comenzó a recorrer sus brazos pero luego pasó el hielo por su rostro, su cuello y finalmente parte de su pecho. Involuntariamente un pequeño sonido escapó de su boca ocasionado por el frió y sintió de repente un par de ojos sobre sí. Volteo rápidamente pero no vio a nadie, -debe ser mi imaginación-, le resto importancia. Decidió mojarse un poco el cabello antes de volver a su habitación, hecho esto último apago la luz de la cocina y comenzó su retorno hacia las escaleras. Llegó al segundo piso y se encamino hacia su cuarto, frente a la puerta se fijó que esta estaba cerrada por completo.

-Raro –pensó

Al ingresar al interior de su habitación sintió repentinamente como si una ola de calor le chocara de frente, nuevamente se maldijo por lo bajo. Observó todo su entorno, la ventana. Tras cerrar la puerta se dirigió a la ventana que se mantenía cerrada, caminó lentamente. Para su desgracia el peliplateado se encontraba demasiado cerca de su objetivo, camino lento para no despertar al mayor, logró abrir la ventana sin dificultad y en total silencio. Cuando estuvo abierta una pequeña brisa fresca chocó contra su rostro.

-Maldito verano –susurró pero no se dio cuenta que era escuchado.

Se dirigió hacia su cama y se sentó al borde de esta. El cambio provocado por la ventana se hacia notar enormemente pero aún así sentía su cuerpo… arder. Comenzó un combate mental acerca de sacarse o no su camiseta, en primer lugar el calor le era sofocante pero por otro lado se encontraba la sombra., miró a Shirogane de reojo, sabía de las intenciones del peliplateado y no deseaba provocarlo en nada. Hasta el momento tenia dos opciones; aguantar el calor o aguantar al pervertido. Lamentablemente las dos no le convenían para nada.

-Como odio el calor –dijo para sí, comenzó a retirar su musculosa, derrotado, pero fue interrumpido sorpresivamente…

****·****

Aquella noche no era común, claro que no. Podía observar al joven que yacía en su cama revolviéndose en ella constantemente. Algo le incomodaba. Se fijó que el joven había despertado varias veces durante la noche quejándose y batallando contra las sábanas. Esa actitud le parecía graciosa en él, casi infantil, pero evitó reírse para que el castaño no se diera cuenta de que estaba despierto. La segunda vez que había sido despertado por los bufidos del castaño pudo lograr comprender el por qué del malestar de este, al parecer esa noche la temperatura había subido y el más joven no podía lograr conciliar el sueño como debía, él no se había dado cuenta antes por que el calor no le afectaba tanto como a un humano. Repentinamente una idea cruzó su mente pero de inmediato borró esos pensamientos.

Trato de ignorar a su compañero para evitarse problemas. Volvió a quedarse dormido sin darse cuenta, desde que el joven había apagado la luz él había permanecido en la misma posición, con sus sentidos alertas por cualquier situación amenazante. Entre sueños pudo sentir como el joven molesto se enderezó de su cama. Disimulada mente entre abrió un poco sus azules ojos para corroborar sus sospechas y al notar que el castaño estaba volteando hacia él volvió repentinamente a su falsa posición de descanso. Se sentía observado, raramente esa sensación en vez e ponerlo incómodo lo hacía sentir confortable. Pudo notar como el joven revolvía sus cabellos con frustración. ¿Debido a que? Solo por imaginarse la razón algo se estremeció en su interior.

Seguía en su falsa posición de descanso. Todos sus sentidos se encontraban alerta. De repente sintió unos suaves pasos cruzar la habitación, estaba seguro que si estuviera dormido no los hubiera sentido para nada. Abrió sus ojos con seguridad al encontrarse completamente solo, recorrió la habitación y pudo ver todo normal: la cama toda revuelta y la puerta semi abierta producto a la salida furtiva del chico. Suspiró. Realmente aquel muchacho no sabía lo que provocaba en él. Si tan solo despertara completamente… todo sería más fácil. Pero no, cada día eras más complicado para el rey de las sombras. Sinceramente Akira no se daba cuenta que cada pequeño e insignificante detalle qué el realizaba volvía loco internamente al peliplateado, aquellos gestos que descubría fugazmente le eran su perdición. Pero claro, el pequeño no sabía.

Suspiró, pensar en eso no resolvería nada. De pronto sintió curiosidad por el paradero de su contraparte, se había tardado más de la cuenta. Si, era un estúpido al saberse incluso cuanto demorada el menor en ir al baño por las noches, pero realmente no podía hacer otra cosa. Su curiosidad aumentó, decidió salir de la habitación para saber que demoraba tanto al menor. Bajar las escaleras no fue problema alguno para él, ya que las sombras formaban parte de su ser, al estar abajo vio la luz encendida de la cocina y concluyó que el joven se encontraría allí. Se acerco al marco de la puerta sin hacer ruido pero fue asombro lo que sintió al ver la escena que se efectuaba en la habitación. Sus ojos no podían creer lo que veían, incluso pensó que era una simple ilusión creada por su deseo… pero no, estaba seguro de que aquello era real. Si, ahí estaba el ser que robaba sus pensamientos por cientos de años, pasando seductoramente sus manos sobre parte de su cuerpo.

-Maldición. –pensó

Ese tipo de acciones de parte del chico eran exactamente las que volvían loco al ser peliplateado y que este fuera inconciente de ello era lo que mas le afectaba. Que más daba, inconciente o conciente de ello su perdición era la misma: él. Se encontraba prácticamente hipnotizado por el castaño, por poco y dejaba de respirar. Un leve gemido por parte del muchacho provocado por el hielo hizo explotar definitivamente los sentidos de Shirogane y este no tuvo otro remedio que huir como un vil ladrón.

Cobarde…

En ese momento no podía dejar sentirse como el ser más despreciable, tan débil debido solo a un simple chiquillo. Es verdad que llevaba cientos de años esperándolo, pero eso no cambiaba el hecho que fuera tan débil por culpa de sus bajos instintos. Cerró la puerta tras de si e intento calmarse para que la situación no se le fuera de control. Suspiró. Él tenía que hacer lo correcto y no dejarse llevar. Entendía que Akira aún no hubiera recuperado sus recuerdos y por ello no estuviera seguro de que las intenciones de él fueran verdaderas, lanzarse sobre el menor en esas circunstancias era tan perjudicial para ambos que no era la opción más viable pero si la situación seguía así lo que lograra aguantar sería sencillamente un milagro.

Volvió a su posición de inicio. A los minutos sintió como el muchacho había ingresado nuevamente a la habitación con el mayor cuidado posible, y que de a poco se iba acercando hacia donde él estaba. Por unos breves segundos sintió su cuerpo tensarse pero se relajó al comprender que solo se había acercado para abrir la ventana que se encontraba cerca de él. Sintió la pequeña brisa que ingresó al cuarto y escucho como el joven maldecía nuevamente al verano. Realmente sufría en esa época. Al sentir un poco de alivio, el castaño se dirigió a su cama y aprovechando ese pequeño instante que le daba la espalda aprovechó de mirarlo. Pudo notar que el joven debatía en sí mismo algo de suma importancia. Se relajó, cerró nuevamente los ojos. Solo quedaba ignorar todo para no cometer ninguna cosa inapropiada para ambos, pero el destino le llevaría la contra. Escucho como el joven nuevamente se quejaba del calor, y ahí lo vio, intentando sacarse su camiseta… tentadoramente.

****·****

-Tanto detestas el calor, Akira-kun

Shirogane lo había sorprendido, había pronunciado su nombre con un tono de voz desconocido por el joven, volteó hacia él. Ahí estaba, sonriente, con esa bella sonrisa que le brindaba cada vez que se dirigía a su persona. Raramente se le quedó mirando y, extrañado por si mismo, se puso nervioso lo que le hizo molestar.

-No me había…dado cuenta... tú… -balbuceó mientras acomodaba nuevamente su musculosa dándole la espalda al peliplateado -¿Te… desperté?

-No te preocupes, solo sentí la brisa que entró por la ventana –fue lo que dijo al encontrarse nuevamente con el mirar del chico, trató de sonar calmado pero sabía que en el fondo todo su ser se encontraba totalmente revolucionado.

Ambos se quedaron mirando fijamente. Sin darse cuenta sus miradas transmitían emociones que ni ellos imaginaban y que tampoco podían controlar. Hubo solamente silencio. Era justo el momento de calma que precedía la tormenta, una secretamente ansiada tormenta. El castaño nuevamente volteó hacia la pared recuperando así nuevamente su actitud. Al ver esta reacción Shirogane sonrió para si, ese chiquillo realmente le encantaba.

-Realmente te afecta mucho las altas temperaturas –mencionó el peliplateado en su tono amable para provocar al castaño- ¿No es así? Akira-kun...

-No veo en que te afecte eso –respondió a la defensiva – además no eres el adecuado para referirte al tema…

-¿Estas molesto? –Preguntó inocentemente pero luego cambio a un tono serio que exaltó al joven –Yo conozco varias maneras de combatir el calor…

Sin previo aviso Akira sintió como dos frías manos comenzaron a recorrer por completo su torso con una suavidad exquisita, aquel pequeño tacto sobresaltó al joven por completo. Se volteo con las intenciones de apartar a la sombra pero se congeló solo por el hecho de toparse con una mirada azul profunda, una mirada totalmente… extraña. El Shirogane que tenía enfrente era muy diferente al que habitualmente soportaba durante el día. Aquella alegría característica de él se había desvanecido y ante el estaba una mirada fría, un hombre serio por completo. ¿Quién era ese hombre? Lo que no sospechaba era que inconcientemente se había metido en la boca del león…

-Vamos Akira-kun, ¿realmente no deseas sentirte mejor? -sonrió

-Yo… odio el calor… -trató de hablar aún estando cohibido –pero no veo como tú podrías ayudarme con eso.

-Odias el calor –susurró mientras su mirada se tornó nuevamente seria –no puedo hacer que baje la temperatura, al contrario, pero puedo hacer que te sientas mucho más ameno con el calor.

-A que te… refieres con eso –Titubeó

Se sentía tan afectado por ese Shirogane que involuntariamente retrocedió un paso. El mayor solo le veía con diversión, podía notarlo. En ese momento se sentía como la presa predilecta de un depredador… y realmente no estaba equivocado. Lamentablemente para Akira, si retrocedía un paso más caería directamente hacia la cama y eso no sería bueno. El peliplateado aprovechó esto y acortó la distancia lo más que pudo, para sorpresa del joven el mayor comenzó a retirarle la camiseta pero evitó que esto sucediera al correrse hacia un lado, luego lo miro con enfado.

-¡¿Que rayos crees que haces?

-Solo pienso en ti, Akira-kun –nuevamente había pronunciado su nombre con deseo –creo que lo mejor es que te pongas más cómodo.

-No eres el mejor para hablar de eso –le contestó con una mirada con recelo –no sé como estás tan cómodo en este clima con tanta ropa.

Malas palabras…

-¿Eso crees?

Un extraño brillo se apoderó de la mirada del peliplateado. Lentamente comenzó a desabrocharse su largo abrigo negro con una mirada juguetona. Akira al ver el movimiento de su adversario solo atinó a tragar sonoramente, -en qué me he metido-. Estaba realmente metido en un gran problema. Observó como el largo abrigo caía con una extraña gracia al suelo junto con la corbata del mayor mientras que comenzaba a deshacerse de su camisa blanca, pero a su sorpresa vio que solo la había desabrochado hasta la mitad.

-¿Mejor? -Le sonrió con complicidad

Suspiró. Pensaba que realmente esto estaba yendo muy lejos. Ese pequeño relajo le costó caro. Shirogane al ver esa pequeña franja de debilidad aprovechó el instante y tomó al castaño entre sus brazos tomando con su mano derecha la del chico y con la otra aprisionó la cintura atrayéndolo y apegándolo a su cuerpo. Akira realmente se sentía nervioso, aún con su mano libre le era imposible zafarse del fuerte agarre de la sombra. Se sobresaltó al sentir la tibia respiración del ojiazul chocar contra su piel debido a que este había hundido su cabeza en el hueco del cuello de su contraparte.

-Todo es tu culpa

Aquellas palabras confundieron enormemente al chico. ¿Qué rayos significaba eso? ¿De qué precisamente le echaba la culpa? Sintió como Shirogane aprisiona más su cuerpo al suyo y ambos rostros se encontraron. Nuevamente aquella mirada hipnotizante se le quedo viendo y sin darse cuenta sus labios fueron aprisionados por los de Shirogane. Eso realmente lo sorprendió. Por su mente pasó el recuerdo de la vez en que fue convertido en shin, el primer beso que le dio el peliplateado. No pudo evitar realizar una comparación mental con aquella vez, pero era en vano ya que esta vez aquel tacto era muy diferente, más… apasionado.

Al principio solo comenzó como un contacto leve, pero luego el mayor comenzó a realizar movimientos rítmicos que el chico trató de seguir ya que no podía zafarse. Hasta ese punto podía sentir como su corazón se agitaba. Aún peleaba para separarse pero se rindió fácilmente al darse cuenta que ya todo era en vano, se sobresaltó al sentir de pronto la lengua de la sombra comenzar a saborear sus labios, más no le permitió un avance. Shirogane algo frustrado por la terquedad del chico optó por su única opción; mordió suavemente el labio inferior del castaño y este como reacción abrió la boca permitiéndole el paso al mayor. Sintió como todo su ser se estremecía y comenzaba a sentir un agradable calor recorrer su cuerpo el cual de no ser por estar entre los brazos de la sombra ya se hubiera desplomado. Shirogane se apiadó del joven al dejar sus labios libres para recuperar el aire, Akira inmediatamente iba a reclamarle al mayor pero fue abruptamente interrumpido.

-Tú provocaste esto.

Aquello confundió al muchacho una vez más. Shirogane lo asió por los hombros y lo tiró bruscamente sobre la cama deshecha para luego posicionarse sobre el aprisionando sus brazos sobre la cabeza. Tenerlo así, tan sometido bajo él le provocada cierta satisfacción. Mirar sus ojos llenos de confusión pero nada de miedo lo exaltaba de cierta forma. Sintió como el joven que se encontraba bajo su cuerpo hacia enormes esfuerzos para liberarse de la presión que él mismo ejercía, por cada intento en vano, el peliplateado con más fuerza lo aprisionaba. Se le quedó viendo intensamente, confundiéndole, divirtiéndose a costa del más joven para luego comenzar a besar su cuello hasta llegar a su oído.

-Hace cientos de años fuiste mío –le susurro seductoramente –traté de esperar hasta que despertaras por completo pero inconcientemente me provocaste en varias ocasiones.

-¿Yo te provoqué? ¿Por eso dices que es mi culpa? –dijo con toda la voz que pudo sacar al sentir los labios del ojiazul seguir con su labor

-Mayoritariamente si… es tu culpa –confesó entre besos –pero admito… que debí… ser mas fuerte… y no… caer ante… ti.

Involuntariamente, Akira comenzó a sentirse realmente bien con la embriagadora acción del peliplateado que casi no le presto atención a lo último que dijo este. Su cuerpo reacciono antes que su mente al suspirar cada vez que su contraparte besaba parte de su cuerpo. El mayor soltó una de sus manos que tenía la importante labor de sujetar al castaño y la deslizó suavemente por debajo de la musculosa del chico, acariciando su torso suavemente. Pero sorpresivamente se detuvo sólo para mirar fijamente al muchacho quién solo lo observaba sorprendido, le brindó una seductora sonrisa y comenzó a retirarle la estorbosa camiseta. Al lograr su cometido tomó la prenda recién sacada y con ella ató las manos del chico para que este no hiciera alguna tontería, pero aún así mantenía su mano presionando las del menor. Sinceramente, Akira sintió por primera vez algo de temor debido a la acción del mayor pero sobretodo por su mirada.

-Shiro… Shirogane –titubeó Akira- deberías… detenerte

-Demasiado tarde… pienso devorarte por completo esta noche –se fijo el mirada de odio del chico –ya no me importa nada, estoy en mi límite y si en la mañana deseas que desaparezca… te complaceré –lo último que dijo sorprendió levemente al castaño.

-Shirogane… -susurró

-Sé a la perfección lo que esta en juego: tú. Realmente no sabría que hacer si te perdiera pero… todo es tu culpa –le miro con un deje de tristeza –si solo hubieras creído en mi y en mis sentimientos…

Esas últimas palabras habían dejado en shock al menor. ¿Haberle creído? No estaba muy seguro a lo que se refería el peliplateado pero ya era tarde para comenzar a reflexionar sobre el tema, en ese momento se encontraba en su merced y no había nada más que hacer ya que todos sus esfuerzos para soltarse de su agarre eran inútiles. Shirogane observó como el joven se resignaba y dejaba de resistirse, tomaría ventaja de eso aunque le rompiera el corazón. Aunque el joven le hubiera entregado su cuerpo en bandeja de plata solo por resignación no se sentía complacido, había decidido demostrarle lo que era capaz de hacerle sentir, demostrarle todo el placer que se hallaba escondido en su ser.

-Esta noche –le susurró nuevamente al oído el peliplateado –te demostraré un tipo de calor que te agradará.

La sombra comenzó nuevamente su labor, besó fugazmente los labios de Akira para luego comenzar un recorrido de besos húmedos que partió desde el cuello, siguió por el pecho y terminó en el vientre. Shirogane sonreía al escuchar los excitantes sonidos que escapaba de los labios del menor aunque este intentara callarlos. Nuevamente subió a la altura del joven, deslizó su mano libre hacia el interior de los pantalones de su presa y comenzó a acariciarlo suavemente. Pudo observar como el rostro de Akira enrojecía –bello- y mordía su labio inferior para ahogar los gemidos que le provocaba el ojiazul, verlo así, tan sumiso ante él lo satisfacía enormemente. Soltó la mano que afirmaba al chico para tomar su barbilla y poder girar su rostro hacia el de él pero aún así permanecía con los ojos cerrados para no verlo

-Te quiero.

Aquellas repentinas palabras pronunciadas por su captor le sorprendieron de sobre manera lo que provocó que abriera sus ojos y le mirara directamente demostrando su sorpresa. En aquellos ojos azules pudo notar como él le miraba con algo de tristeza. Te quiero, esas dos palabras retumbaban en su cabeza una y otra vez. Shirogane siempre se lo decía, siempre, y cada vez que las escuchaba creía que era solo para fastidiarlo durante el día. Pensándolo bien, jamás las tomo en cuenta, pero ahora que lo pensaba si estas fueran ciertas ¿por qué él le estaba haciendo esto? No pudo evitar mirarlo con resentimiento y este endureció nuevamente la mirada.

Nuevamente no le creía. ¿Cuántas veces ya le había dicho sus sentimientos y el no las tomaba en cuenta? No negaría que al ver la mirada que le lanzó el castaño cuando menciono aquellas palabras se sintió de lo peor. Entendía que el joven se sintiera así por lo que estaba haciendo, pero… ya no había vuelta atrás, si lo dejaba ahora obtendría el mismo resultado: el odio de Akira hacia su persona pero con la diferencia de que él no ganaría nada. Sabía que era egoísta, nunca lo había sido y cuando realmente lo quiso ser y no pudo lo perdió a él.

-Te quiero –repitió

-No lo…ah… hagas… -trató de callarlo entre gemidos – no… ah digas… eso

-Te quiero –ignoró al menor a la vez que lo soltaba del agarre y seguía besándolo

-Cállate –reclamó molesto al sentir que era despojado de sus prendas inferiores –no sigas… mintiendo

-Te quiero Akira-kun –aprovechó ese instante y se despojo de su camisa –aunque no me creas lo repetiré hasta el cansancio

-Idio…. Mhm

Shirogane tomó al joven de los cabellos y lo atrajo hacia sí para callarlo con un apasionado besó que hizo durar hasta que el menor exigió aire, pero no perdió el tiempo para nada, nuevamente se dirigió a su cuello y comenzó a succionarlo para dejar su marca sobre él. Cumplida aquella misión se dirigió hacia los endurecidos botones sobresalientes del pecho del menor y comenzó a acariciar uno con su boca y a masajear el otro con su mano libre.

-Te quiero

Akira por su parte se encontraba extasiado. Sabía que no lograría nada con tratar de forcejear contra el mayor, había caído completamente entre sus garras y no tenía salida alguna. Su cuerpo comenzaba a experimentar por primera sensaciones que le nublaban por completo sus sentidos. No tenía escapatoria y lo sabía o quizás… ¿no deseaba escapar? Su respiración se agitó y sus gemidos comenzaron a aumentar de a poco. ¿Por qué Shirogane lo hacia sufrir de esa manera? ¿Por qué no hacía "eso" y terminaba de una buena vez? No entendía el porque el peliplateado se esmeraba tanto en hacerle sentir tal placer a pesar de la situación en que se encontraba. Repentinamente sintió como el mayor lo volteo bruscamente quedando boca bajo –se viene lo peor –pensó. Sus caderas fueron elevadas, la mano se Shirogane seguía acariciando su entrepierna y pudo sentir la respiración de este en su oreja mientras repetía esas malditas palabras.

-Shiro… -intentó alegar

Tenía un propósito: hacer sentir a Akira todo el placer que le podía otorgar en una noche. No quería ser egoísta y pensar solo en sus necesidades. El joven no tenía experiencia en ello y aunque lo odiase no permitiría que su "primera vez" en ese cuerpo fuera una mala experiencia para él. De a poco comenzó a preparar al menor, sintió como se estremecía ante tal acción y para reconfortarlo lo besó nuevamente con deseo.

-Te prometo que a pesar de todo te haré sentir bien –vio como el joven ocultaba su cabeza entre sus brazos… esperando lo peor –aquel calor de tu cuerpo que sientes y sentirás no lo odiarás

Calor. Tenía razón, aquel calor que recorría su cuerpo le era embriagador pero aún más le apetecía el calor que dejaban las caricias de Shirogane. Cada contacto de piel contra piel lo sumergía en una ola de placer indescriptible y que lo hundían en un profundo éxtasis. Aunque fuera contradictorio lo admitiría, se sentía bien entre los brazos de la sombra pero aún encontraba que algo no estaba bien. Si Shirogane hacia esto por necesidad ¿por qué se tomaba tanto tiempo? Esa pregunta no podía sacársela de la cabeza y menos podía comprender las acciones del peliplateado. Se seguía cuestionando pero sintió nuevamente la respiración del otro cerca de su oído pero esta vez no dijo nada, solo se fijó que se encontraba más agitado que antes.

-Deseo hacerte sentir… lo mejor posible, Akira-kun

Esta declaración sorprendió al menor. ¿Tanto se esmeraba para satisfacerlo? Confusión, era lo que sentía en ese momento. Comenzaba a sentirse relativamente bien en esos brazos pero jamás lo admitiría, su orgullo no se lo permitiría. Trató de voltear para encontrarse con el rostro de Shirogane, se encontraba sonrojado pero aún su mirada permanecía con tristeza. ¿Realmente sufría por lo que hacía?

-Hazlo… -pronunció el más joven sorprendiendo a la sombra pero su maldita arrogancia fue más poderosa –termina con esto… de una vez

Una amarga sonrisa apareció el rostro pálido de Shirogane, lo complacería, aunque no fuera de la manera que el deseaba que se lo pidiera. Sus largos cabellos se encontraban alborotados, cayendo libremente por si espalda y algunos por su frente Ambos cuerpos sudados respiraban lentamente entre suspiro. Unas pequeñas lágrimas aparecieron en los ojos de Akira al sentir al mayor dentro de él y un gemido de dolor ahogado resonó por toda la habitación.

-Due… le

En el fondo sabía que Shirogane lo reconfortaría de alguna forma, a través de un fugaz beso… o quizás… pero nada. Solo pudo sentir como el shin al entrar en él se había quedado quieto esperando que se acostumbrara a la invasión. ¿Decepción? ¿Acaso él esperaba un acto dulce de parte de la sombra? Algo en corazón se estremeció. Al calmarse sintió como Shirogane comenzaba a realizar movimientos rítmicos con lentitud.

La habitación se llenaba de gemidos por parte de ambos. Aunque Akira no tuviera experiencia, sabía que aquellos movimientos lo estaban enloqueciendo y su cuerpo exigía más pero su orgullo no le permitía reclamarle nada al mayor. Shirogane, quién lo conocía bien, sabía por lo que pasaba su muchacho pero estaba dispuesto a atormentarlo un poco. Para satisfacerse, giró una vez más al chico para quedar frente a frente. Al ver el rostro excitado del menor lo embriago por completo y no aguanto las ganas de besarlo pero le extraño la forma efusiva del joven al corresponderle.

No sabía por que le había correspondido pero realmente lo necesitaba. Abrió los ojos y su rostro se enrojeció al ver a Shirogane. Sus cabellos de exótico color plata se asomaban rebeldes por su frente todos alborotados, los más largos caían a los costados cubriendo la cama pero lo más hermoso fue ver ese pálido rostro enrojecido mirarle con una pasión desbordante. Sus miradas chocaron, no fueron necesarias las palabras.

Akira aferró sus piernas alrededor de la cintura del peliplateado exigiéndole más y este no dudó ni un segundo en complacerle. Las embestidas se volvieron más rápidas y profundas, ambos cuerpos se movían rítmicamente a un mismo compás realizando una danza exótica y única que solo le pertenecía a ambos. Shirogane no paraba de brindarle acaricias llenas de placer al menor y este solo atinaba a enredar los cabellos de platas entre sus manos o a aferrarse a la espalda del mayor. La habitación se había llenado de gritos de placer de ambas partes.

-Ah… Shiro… Más… Ah…Ah….

-Te…quiero… Ah…Mhm… Akira

Sus respiraciones se encontraban agitadas. Sentían un calor placentero. El shin lograba transmitir todos sus deseos al pequeño cuerpo debajo suyo y que de vez en cuando se deleitaba con el rostro excitado del menor. Akira por su parte había perdido toda cordura, se encontraba perdido en la embriagadora figura que se encontraba sobre él.

El peliplateado había terminado dentro del menor, cayendo agotado sobre el cuerpo de este. Permanecieron así un poco más. Shirogane aprovechó ese pequeño instante para sentir el aroma que provenía del castaño y así guardarlo en su mente. Sintió como su pequeño se iba quedando dormido y este aprovecho ese corto momento para recuperar energía antes de que saliera el sol.

Los primeros rayos del día se asomaban por la ventana. Akira sintió su cuerpo ligeramente extraño. Abrió sus ojos con dificultad y se encontró completamente desnudo bajo sus sábanas. Inmediatamente el recuerdo de la noche anterior vinieron a su mente, de enderezó y comenzó a buscar a Shirogane con la mirada por toda la habitación

-Despertaste… -dijo sonriendo al encontrarse con la mirada del castaño

-Shirogane… -susurró, el peliplateado se encontraba completamente vestido sentado cerca de la puerta.

-Tenía planeado irme antes que despertaras pero tuve la necesidad de hablar contigo antes de…

-¿De que… quieres hablarme? –lo interrumpió

-Hace cientos de años, una vez quise ser egoísta pero no tuve el valor para hacerlo y por ello te perdí ese día –hizo una pausa para pararse y darle la espalda – nuevamente tuve la necesidad de ser egoísta y esta vez lo fui, pero nuevamente te perdí ¿no es extraño y cruel el destino?

-Shiro…

-Te hice una promesa, te dije que ibas a experimentar un calor que no odiarías y no puedes negar que te agradó -lo miró a los ojos y vio como el menor desvió su mirada –a partir de ahora me mantendré al margen de tu vida y solo nos veremos en batalla. Aunque no este a tu lado seguiré protegiéndote, confía en mí.

Akira estaba confundido con aquellas palabras, solo atinaba a escucharle. Realmente no sabía como actuar ante semejante situación, no sabía que palabras dirigirle al peliplateado. Se le quedó mirando y recibió una dulce mirada –"perdón"-junto a una sonrisa. Cuando iba a decir algo el mayor volteo y desapareció repentinamente al atravesar la puerta.

-Tal vez… las noches de verano no sean tan malas después de todo.

Había susurrado, sin saber que la sombra plateada escuchaba sus palabras tras la puerta con una sonrisa. Quizás no era el término de algo, sino el comienzo de una nueva aventura…. Solo había que dejar pasar algún tiempo.

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Espero que esta historia haya sido de su agrado. Es el pequeño resultado que he obtenido y debido a la petición de una amiga he creado dos partes más para terminar esta hermosa historia.

Debo aclarar que nunca pretendí escribir un lemon, mi intención era realizar algo unpoco más erótico pero al parecer mi intento fue nulo -.- (que deprimente). No soy muy buena en estas cosas (para no decir primeriza) por lo que espero un poco de comprensión y no se hayan molestado por la atrocidad que me ha salido… en mi defensa debo decir que he hecho mi mejor esfuerzo.

Por último, decirles que espero sus reviews llenos de amor, odio, amenazas, reclamos, consejo y todo lo que mis queridos lectores quieran escribirme.

Si es que mi suerte mejora nos estaremos leyendo pronto.

Los quiero muxo ^^

Saia.