La bestia

¡Quiero que Edward sea mío!…pero al igual que el resto de los personajes son de la señora S. Meyer.

La historia si es toda mía.

Advertencia

Si eres una de esas personas que la escandaliza leer sobre sexo y no te gustan las descripciones o las palabras "sucias", o sencillamente no te gusta el lémon… entonces no continúes leyendo, porque de eso se trata todo esto… en cambio si eres una amante de todo lo "jugoso" eres muy bienvenida. Espero tu comentario.

Capitulo 3 y final.

Bella pov.

Comencé a caminar hacia la casa, moviendo mas de lo habitual mis caderas. Sabia que eso solo provocaría mas a Edward, y no estaba equivocada, ya que de pronto sentí como era levantada del suelo, cargada entre sus fuertes brazos y llevada por el corriendo hacia la casa.

El cambio de temperatura fue evidente al entrar en ella, estaba mucho mas calido que el bosque, aunque no sentí mucho frío… una bestia me proporciono calor.

Edward no me soltó hasta que llegamos al baño, allí tenia la bañera preparada con espuma y sales aromáticas.

- Guau… si que te esforzaste- le dije coquetamente.

- Para mi mujer solo lo mejor- me dijo a la vez que me besaba en el cuello y quitaba la bata que llevaba puesta.

-Eso solo hace que me esfuerce mas para darte un mejor masaje- le dije.

Nos metimos a la bañera y la calida agua me hizo suspirar, Edward se gano en mi espalda y comenzó a pasar una esponja por mis hombros y mi cuello, pasando por el largo de mis brazos. Cuando llego a mis muñecas y manos me las beso y me dijo.

-Perdón yo no quería que pasara esto- no sabia a que se refería y al mirarlas ví que tenían unas leves marcas rojas.

-No te preocupes, no me di cuenta cuando paso… tenia muchas cosas mas por las que preocuparme- le dije y lo bese en los labios para que entendiera de que eso no tenia la menor importancia para mi.

Nos quedamos en la bañera hasta que el agua se había comenzado a enfriar. Nos salimos del agua y nos quedamos solo en tolla, le pedí a Edward que me diera un par de minutos para preparar todo para su masaje.

Rápidamente decore la habitación con unas cuantas vela, coloque un poco de música suave y sensual de fondo y busque un aceite para masajes comestible con esencia a chocolate que había comprado en mi ultima visita al sexshop con mi amiga Alice. Cuando estaba conforme con la decoración llame a Edward para que viniera.

Cuando entro recorrió toda la habitación con la mirada.

-Esta excelente- me dijo- Espero que el masaje sea igual o mejor que el ambiente.

Me quite la toalla y le dije.

-Pase por acá señor y recuéstese sobre la cama para comenzar con su masaje. Me quedo mirando y se recostó sobre su abdomen en la cama. Me acerqué a el y unte un poco de aceite en mis manos, luego comencé a esparcirlo por sus fuertes hombros y sus brazos.

-Mmmm… se siente muy rico- dijo- me encanta el chocolate.

Seguí masajeando su espalda. Luego comencé a masajearlo desde sus pies hacia arriba acercándome poco a poco hasta su trasero, le quite la toalla que lo cubría y suavemente deslice mis manos por su firme culo, Edward suspiro en aprobación. Lleve mis manos desde su trasero hasta su cuello siguiendo la línea de su columna y luego me monte a horcajadas sobre su trasero para seguir dedicándole mas tiempo a sus brazos y hombros. Sabia que en esa posición sentiría lo húmeda que me ponía todo esto del masaje, pero eso igual sumaba puntos a mi favor. Cada vez que mis manos se movían sobre sus hombros agregaba un movimiento circular con mis caderas, lo que me daba una placentera sensación.

-Para por favor- lo escuche decir

-¿Cómo… no te gusta lo que hago?-le pregunte

-Al contrario, lo que me pasa es que la posición esta siendo incomoda para una parte de mi cuerpo- dijo. Internamente me reí de su problema, pero yo sabia como solucionarlo.

- Bueno, entonces gírate para continuar el masaje.

Edward se giro y pude ver la gran razón de su incomodidad, su pene estaba totalmente erecto para mi, quería irme directo hacia el, pero aun faltaba para llegar a la mejor parte.

Lo mire a los ojos y no pude evitar besarlo en la boca. cuando sentí que Edward me tomaba de las caderas para acercarme mas a el, me aleje.

- Aun falta para eso- le dije-Todavía no termino el masaje.

De malas ganas me soltó y yo volví a echar un poco mas de aceite en mis manos para esparcirla por su pecho, sus brazos, que me encantaban, y todo su torso, pasando por ese fabuloso sixpack y los marcados oblicuos de su cadera, que formaban esa V que me llevaba a una de mis partes favoritas. Mis manos recorrían todo su cuerpo excepto su dura polla, ganándome mas de un gruñido de parte de Edward cuando la rozaba por "accidente" y luego me iba a un lugar mas lejano.

Cuando le masajeaba sus pectorales ví que Edward tenia una cara de todo menos de relajado.

-¿Que te pasa?- pregunte inocentemente- ¿No lo estoy haciendo bien?- dije con un infantil puchero.

-Al contrario- me dijo- Pero si sigues rozando mi polla con una de tus piernas o tus caderas no podré aguantar mucho este jueguito.

Me reí de lo aproblemado que estaba y para recompensarlo lo bese en los labios.

-Necesito algo de ti- le dije

-Lo que me pidas es todo tuyo- me respondió.

-Necesito que no me toques con tus manos, déjame llevar todo el juego a mi- vi su cara de desconcierto y antes que dijera nada continúe- Tu me amarraste allá en el bosque, ahora quiero que sepas que es lo que se siente, y como dejaste las esposas allá, yo no las puedo usar contigo, por eso te lo estoy pidiendo-le dije.

Pareció evaluarlo solo por un minuto en su cabeza, pero al final gane yo.

- Claro mi amor- me dijo. Lo bese de forma demandante acariciando mi lengua con la suya, luego continúe besando su cuello, su pecho, lamiendo sus pectorales, mezclando su sabor y el de chocolate en mi boca. Roce con mi nariz su sixpack y pase mi lengua por sus oblicuos. Los suspiros y gemidos de Edward eran la mejor música para mis oídos.

Con una de mis manos, que aun tenia un poco de aceite, tome su grande y dura erección. Comencé lentamente a frotarla de arriba hacia abajo, mientras miraba los signos de placer en su rostro.

-Mmm… parece que no te gusta mi masaje- le dije con un falso puchero. Edward solo gimió mas fuerte cuando aumente la velocidad y la fuerza en mi caricia.

-¿Quieres que me detenga?- le pregunte con un infantil e inocente tono fingido.

-No por favor sigue- me dijo

- A lo mejor si hago esto, puede que mejore un poco- le dije con el mismo tono mientras pasaba mi lengua por la ranura de su glande.

-Mierda - lo escuche gruñir. Lentamente y sin quitar la mirada de sus ojos comencé a meterme su polla en mi boca, a la vez que ayudaba el movimiento ascendente y descenderte con mi mano.

Ví como las manos de Edward se acercaban a mi cabeza para meterlas entre mi pelo, y pare de inmediato.

- Si me tocas sin mi autorización Cullen, dejo todo hasta acá- lo amenace. Me quedo mirando como tratando de pensar en si era verdad o mentira. Luego coloco sus manos detrás de su nuca. Con una sonrisa en la cara por mi victoria recién ganada continúe mi deleite de comerle la polla a mi hombre. La lamí, bese y recorrí con mi lengua en toda su extensión, regodeándome con los gruñidos y gemidos que me ganaba al hacerlo. Sentía mi coño caliente y húmedo por la necesidad de sentirlo dentro y cuando ya no lo pude resistir, me levante y lo bese en los labios mientra me ganaba a horcajadas sobre el. Tome su polla con mi mano y la acomode en mi entrada, luego lentamente me deje caer sobre su polla, sintiendo como me llenaba poco a poco. Un gemido de placer salio de nuestras bocas, al sentirnos como uno solo. Comencé a hacer movimientos circulares sobre el, luego me apoye con mis manos en sus pectorales y comencé a moverme de arriba hacia abajo, rozando mi clítoris cada vez que entraba en mi.

Por mas que deseaba demostrarle que se sentía el no poder tocar al otro no podía evitar sentir la necesidad de sus manos tocándome, así que se lo pedí.

- Tócame Edward, usa tus manos.- Casi de forma automática sentí como me tocaba los pechos antes de lamerlos, luego las llevo a mis caderas para ayudarme a marcar un ritmo casi frenético.

- Te amo- me dijo entre embestidas.

- Yo también- logre decirle, a pesar de sentir la boca seca de tanto respirar superficialmente.

En algún momento sentí como uno de los pulgares de Edward masajeaba mi clítoris haciéndome sentir mas placer que antes.

-Estoy cerca amor, córrete conmigo- me pidió. Y escuche como decía mi nombre al correrce dentro de mi. Sentir como lo hacia, y junto con sus exquisitos masajes en mi clítoris me hizo llegar casi al instante, gimiendo su nombre en un agónico suspiro.

Me quede colapsada sobre su pecho tratando de retomar mi fatigada reparación, mientras sentía como Edward me abrazaba y besaba la cabeza aun sin salir de mi.

-Me encantas tus masajes- me dijo- Son lo mejor para desechar el estrés de la semana.

- Lo mismo digo- le dije- Ahora cada vez que valla al bosque ya no podré mirarlo con los mismos ojos. Ambos reímos ante lo ultimo que dije.

- Si pienso lo mismo del chocolate, ahora si me excito cada vez que me coma uno será solo culpa tuya- me respondió.

- Entonces solo tienes que comer cuando estés conmigo- le dije.

- Te invito a ducharnos y a dormir hasta tarde mañana abrazados los dos- me dijo, regalándome un rápido beso en los labios.

- Me encanta la idea- le dije- ¿Que tal si nos quedamos todo el día de mañana acostaditos regaloneando?- le propuse.

- Eso seria perfecto- me dijo a la vez que salía de mi y me llevaba en brazos hasta el baño.

Luego de la ducha nos acostamos en nuestra cama, la misma que nos había visto pasar cientos de noches de juegos y arrumacos desde que nos habíamos casado hacia 2 años, la misma que nos vería con un futuro pequeño entre nuestros brazos. Un pequeño de 5 semanas del que Edward aun no sabia, pero que mañana le contaría como regalo de nuestro aniversario.

Fin

Gracias por sus comentarios… me alegra mucho saber que hay mas de una, que al igual que a mi, le encantaría el ataque de la bestia Cullen. Comenten, nos seguimos leyendo.

Gabrielizz