Disclaimer: Inuyasha y todos los demás personajes no me pertenecen, son propiedad de Rumiko Takahashi. Por el contrario la trama es completamente mía.

Mi mayor anhelo… ¿No es el tuyo?

Ella era completamente feliz, estaba con el hombre que amaba más que a nada en el mundo… y sabiendo que él correspondía su amor. Ya no había batallas ni peligros constantes… solo eran ellos.

Todo era perfecto… excepto por una cosa, ella quería formar una familia, tener hijos y no sabía si su amado hanyou quería lo mismo que ella…

Capítulo I.

Hace casi dos años que estaba de regreso en el Sengoku, que estaba casada con el hanyou, que era feliz…

Ahora se encontraba caminando por el frondoso bosque, de regreso a su hogar, había estado en la aldea ayudando a su amiga Sango con los niños, aquellos tres pequeños podían volver loco a cualquiera, y teniendo en cuenta que Miroku no se encontraba con ella era algo mucho más difícil cuidarlos sola. El houshi se encontraba fuera junto a Inuyasha desde hace tres días y no saben cuando regresarían.

Ella se había ofrecido para ayudar a Sango con los niños, ya que le encantaba estar con ellos, se encariño de inmediato, en especial con las gemelas. Debía decir que admiraba a su amiga, porque a pesar de que sus niños fuesen hermosos también resultaban ser muy traviesos y siempre se metían en alguna travesura.

Aunque debe admitir que también envidiaba a aquella mujer de cabello castaño, cada vez que la veía sonreír por las travesuras u ocurrencias de sus hijos, sentía la necesidad de querer eso también para ella.

Tener a alguien que la llamase "mamá", que corriera a sus brazos por cualquier motivo, es mas deseaba despertarse en medio de la noche por el llanto de un bebé quien clamaba ser alimentado. Anhelaba todo aquello, quería tener sus propios hijos con el hanyou, formar una familia… pero no sabía si él quería lo mismo…

Justo acababa de hablar con sango sobre aquello. Le había mencionado el hecho de querer ser madre, y como se sentía al respecto por no saber qué pensaría Inuyasha por ello.

- De verdad quiero tener un hijo Sango, el verte a ti con los niños me ha hecho querer anhelarlo –se lo dice la pelinegra mientras ve a su amiga con su hijo menor en brazos profundamente dormido- pero por más que trate quedar embarazada no lo logro, se que algunas veces tuve problemas con mi menstruación pero no sabía que ahora me afectaría tanto… -lo dice ahora bajando su mirada al suelo y denotando algo de decepción en su voz-

- Quizás no sea tu culpa… -dice Sango para intentar consolar a su amiga, ve como ella la mira consternada y aquello le dolía- No sé si lo sabías, o si Inuyasha llego a mencionártelo, pero los youkai poseen la capacidad de… ¿cómo decirlo?, de saber cuando su pareja está en periodo de apareamiento, en el caso de las humanas seria cuando se está ovulando, quizás con Inuyasha ocurre lo mismo y sabe cuando son tus días fértiles y cuando no…

- Si eso es verdad, entonces… es probable que Inuyasha… no… -se le hacía tan difícil decir aquello, no podía siquiera imaginárselo- no quiera tener hijos… -lo dice en un susurro pero lo suficientemente fuerte como para que Sango escuchase-

- No digas eso Kagome –intenta decir algo pero es interrumpida por la pelinegra-

- Es que sería lo más lógico y razonable –dice mientras la primera lagrima resbala por su mejilla izquierda- a primera impresión no se lleva bien con los niños, Shippou y tus hijos son con los únicos con quienes se ha encariñado y es porque siempre debe convivir con ellos… además… nunca ha mencionado el hecho de querer formar una familia, Miroku a pesar de que siempre había sido un mujeriego, cuando estuvo contigo te hablaba de querer tener hijos juntos… Inuyasha no es así…

- Oh, Kagome, no te pongas así –con cuidado deja a su hijo sobre el futon donde se encontraba sentaba y se dirige a donde está la chica que lloraba desconsoladamente frente a ella para abrazarla con ternura- Inuyasha jamás fue como Miroku, sabes que no le gusta demostrar lo que quiere… ¿Por qué no hablas con él sobre esto cuando regrese? ¿Ah?

- ¿Crees que deba hacerlo, de verdad? –pregunta entre un pequeño sollozo aferrándose al abrazo de su amiga-

- Claro que si, y pues si te sale con una de sus tontas respuestas, solo mándalo al suelo a comer tierra –lo dice de forma burlesca, y escucha como Kagome suelta una pequeña risita entre sus brazos-

- Tienes razón, hablare con él… -se separa un poco de la castaña- Gracias Sango –se lo dice con una sonrisa que bien le fue devuelta- Bueno, ya mejor me voy, se está haciendo tarde y tú debes darle de comer a tus hijos. Nos vemos mañana temprano ¿sí? –lo dice al levantarse y dirigirse a la puerta junto a Sango-

- Si, me parece bien, ten cuidado. Hasta mañana –se despide de la pelinegra con un beso en la mejilla antes de que cruzase la puerta para salir rumbo a su casa-

Ya había anochecido, pero no quería llegar a su hogar todavía, no tenía razones para estar allí, el lugar estaba vacío, nadie la necesitaba para que hiciese la cena o prepara el futon para dormir, no quería llegar a su casa y darse cuenta que estaba sola…

Camina por el espeso bosque sin tener alguna dirección en mente, solo camina, quería pensar, distraerse…

El tiempo que ha vivido junto al hanyou, como marido y mujer ha sido realmente maravilloso, y está muy feliz al estar a su lado. Han compartido momentos hermosos, si preocuparse de ser atacados por algún terrible enemigo o estar tras la pista de Naraku o Kikio… No, ya no había nada de eso, solo eran ellos…

Pero quizás ya eso no era suficiente para ella, quería un poco más para lograr su completa felicidad. Tiempo atrás jamás había pensado en tener hijos pero ahora eso era lo que más deseaba…

Quizás el hecho de ver a todos lo que la rodean teniendo su familia formada y que eso los haga tan felices, era lo que le había motivado querer eso para ella también.

Sango y Miroku con sus tres niños, Kouga y Ayame también habían formado su familia y tenían un pequeño niño y venia otro en camino. Y ella no tenía ninguno, antes solía cuidar del pequeño Shippou pero de un tiempo para acá el kitsune se ha comenzado a mostrar un poco más independiente, ya que había comenzado su entrenamiento para convertirse en un fuerte demonio zorro.

Se detiene al encontrarse un pequeño riachuelo, y decide quedarse allí por un rato. Se sienta sobre la hierba abrazando sus rodillas y teniendo su mirada fija en el riachuelo viendo el reflejo de la luna en el.

-.-.-.-.-

- ¡Kagome! –grita un hanyou de cabello plateado al entrar a la cabaña que comparte con su mujer-

Se extraña al no recibir respuesta alguna, pensando en que quizás la chica ya estuviese dormida después de todo dentro de poco seria medianoche. Inmediatamente después de terminar el asunto en la otra aldea junto a Miroku quiso regresar de inmediato, no podía soportar estar otra noche alejado de su mujer.

Se detiene en seco al comprobar que Kagome no estaba en la habitación, es mas siquiera habían muestras de que hubiese estado allí en por lo menos unas cuantas horas.

¿Dónde podría estar aquella mujer? Quizás estaba con Sango, algunas noches solía quedarse hasta tarde con ella ayudándola con los niños.

Se dirige rápidamente a la aldea, al ya estar delante de la cabaña de sus amigos, toca el muro de la puerta llamando al houshi.

- Un momento –escucha que lo dice Miroku para luego verlo al correr la persiana que utilizaban como puerta- ¿Inuyasha? ¿Qué ocurre?

- ¿Kagome no está aquí? –pregunta preocupado, ve como Sango aparece a un lado de su esposo-

- ¿Kagome? No, ella no está aquí -lo responde extrañado el houshi-

- Kagome regreso a casa antes de que anocheciera –lo dice esta vez Sango- ¿acaso no está en la cabaña? –pregunta ahora preocupada por su amiga, después de la conversación que habían tenido en la tarde quedo un poco preocupada por el estado en el que se encontraba Kagome pero no pensó que sería capaz de internarse en el bosque a esa horas de la noche-

- No, pensé que podría estar aquí… Debo ir a buscarla –lo dice rápidamente dándose la vuelta y antes de comenzar a correr en alguna dirección escucha la vos de Miroku-

- Espera Inuyasha, yo te acompaño –se lo dice al dar unos pasos al frente-

- Gracias, pero no, tú debes quedarte con tu familia -es lo único que dice antes de irse-

Oh, maldición, ¿A dónde había ido Kagome? No la encontraba por ningún lugar y ya era más de medianoche. Había estado siguiendo su aroma por todas partes pero no la encontraba.

Se detiene al captar el sonido de un riachuelo, inspira profundamente y allí estaba, el aroma de su mujer, más fuerte que antes. Con rapidez se dirige hacia aquel lugar, al llegar puede ver como la chica se ponía de pie y lentamente se daba la vuelta y muestra una sorpresa no disimulada al verlo.

- Inuyasha… -lo susurra suavemente la pelinegra sin dejar de ver al ojidorado, no podía creer que estuviese allí, ella no esperaba que regresara, al menos no esa noche-

- ¿Qué demonios haces aquí? –lo pregunta molesto el hanyou viendo como la chica daba un paso atrás-

- Yo… solo había salido a caminar… yo… no… -no pudo decir nada más-

- ¿Se supone que eso es lo que haces cuando estoy fuera? ¿Salir a caminar a mitad de la noche completamente sola? –pregunta aun más enojado que antes-

Kagome se mantiene viendo la mirada del hanyou durante unos segundos y luego la desvía hacia la hierba, y comienza a caminar.

- No quiero hablar de esto ahora -susurra justo al pasar a un lado de Inuyasha, siendo detenida por él, al tomarla por un brazo-

- Oh, sí que vamos a hablar de esto ahora –lo dice al recalcar muy bien la última palabra-

Ve como la pelinegra alza su vista dejándole ver algo que lo dejo petrificado, ella estaba desolada ¿Cómo no pudo notarlo desde un principio? Tenía sus ojos rojos e hinchados como si hubiese estado llorando por horas y como si estuviese a punto de comenzar a hacerlo de un momento a otro.

- Por favor, ahora no Inuyasha… -escucha que se lo murmura como una súplica más que cualquier otra cosa, destrozándolo, ¿Qué le había sucedido a la chica para que estuviese en ese estado?-

Suelta el brazo de la chica de su agarre, viendo como ella baja su mirada nuevamente y se dispone a seguir caminando. Rápidamente se adelanta a ella para impedir que continuase, al tenerla frente a él, tan solo se dispone a refugiarla entre sus brazos.

- Kag… –murmura suavemente al mismo tiempo que comenzaba a acariciar levemente la espalda de la pelinegra, no debió de haberle hablado en el tono en que lo hizo, pero bueno, él nunca había sido precisamente bueno para demostrar sus sentimientos, y siempre solía hacer las cosas incorrectas en los momentos menos indicados- ¿Qué sucede pequeña?

- No, no es nada… -¿Por qué no se atrevía a decirle lo que sentía al hanyou? Quizás porque simplemente tenía miedo de la respuesta que pudiera recibir-

- No puedes estar llorando por simplemente nada ¿Qué tienes? –lo termina por preguntar dulcemente, separándose un poco de ella, con su mano derecha alza el mentón de la chica para poder ver aquellos ojos chocolate que tanto ama, colmados de pequeñas lagrimas que resbalaban por sus mejillas, oh, como odiaba verla de aquella forma-

- Yo… yo –comienza a decir sin atreverse a continuar-

- Puedes decirme lo que sea, pequeña –se lo dice al acariciar su mejilla suavemente, secando de igual forma algunas lagrimas-

- Quiero… quiero un bebé –se lo susurra de tal manera que aquello parece más una súplica que una confesión-

Inuyasha no puede evitar sorprenderse al escuchar aquello y abre sus ojos en extremo. ¿Había escuchado bien? ¿Ella quería un cachorro? ¿Por qué?

Kagome ve la sorpresa en los ojos ámbar de su esposo, identificando su expresión. Al notar como él aflojaba el abrazo, retrocede.

- ¿Qué?

- Nada, olvida lo que dije. Fue un error –lo dice rápidamente, queriendo salir corriendo en ese mismo instante y huir del hanyou. Y es lo que hace-

- ¡Kagome! ¡No, espera! –grita al ir detrás de la muchacha para detenerla-

- ¡Osuwari! –escucha por parte de ella, obligándolo con ello a ir directamente al suelo-

Se pone de pie al terminar el efecto de aquel hechizo y se dispone a seguir a su mujer lo más rápido posible.

Lo más seguro es que la chica se hubiese molestado por su expresión, pero no podía evitar estar sorprendido. Jamás se imagino aquello. Un cachorro. No, eso nunca paso por su mente.

Se detiene bruscamente al capturar el aroma de la chica mezclado con su propia sangre, aterrándose. Apresura mas su paso hacia la dirección de donde provenía el olor de la chica, llegando a un pequeño risco, sin pensarlo, salta hacia allí, al tocar el suelo nuevamente puede ver a la chica sentada en la hierba seca con sus manos cubriendo debajo de su rodilla izquierda.

- Oh, Kag… -susurra preocupado acercándose a ella, y acuclillándose a su lado para poder ver la herida-

- Estoy bien…

- No, no lo estas, estas herida –lo dice comenzando a levantar el hakama de ella y subirlo sobre su rodilla-

Ella no dice mas nada, tan solo deja que el ojidorado se ocupe de revisar su pierna, ve como rompe un trozo de tela y lo coloca sobre su herida.

- ¿Por qué saliste corriendo de esa forma? –pregunta Inuyasha al terminar de atar el trozo de tela en la pierna de la chica, y antes de que ella incluso comenzara a responder la toma entre sus brazos y se encamina a su cabaña-

- Yo… no… -libera un suspiro de sus labios antes de continuar- lamento haber dicho eso –dice simplemente escondiendo su rostro en el pecho del chico-

Inuyasha no dice nada más, tan solo continua caminando hasta llegar a la cabaña que comparte con la chica. Al estar dentro deposita a Kagome con cuidado en el suelo dejándola de pie y viendo aquellos ojos chocolate fijamente.

- ¿Quieres un cachorro? –se lo pregunta seriamente, viendo como ella se sorprendía por aquel tono-

- Inuyasha, yo… solo olvida lo que dije antes, ¿sí? Por favor –dice como suplica dándose vuelta para dirigirse a su recámara-

- No –dice al detenerla y haciendo que volviese a mirarlo a los ojos- Respóndeme ¿quieres un cachorro, si o no? –pregunta con la misma seriedad de antes-

Ve como el labio inferior de ella comienza a temblar levemente como si tuviese frio, pero bien sabe que es porque en cualquier momento comenzara a llorar nuevamente.

- Kag…

- Si –es lo único que escucha decir de los labios temblorosos de ella- Quiero tener un hijo, tu hijo –se lo dice luego de una larga pausa-

Esboza una sonrisa en su rostro, sorprendiendo un poco a la chica con ello. Luego se acerca a ella y deposita un dulce beso en su frente.

- Muy bien, si quieres un cachorro tendremos un cachorro –se lo hace saber aun sonriendo, si era aquello lo que ella quería él se lo daría, todo por hacerla feliz-

- ¿De verdad? ¿Hablas en serio? Yo pensé que… -es interrumpida cuando el hanyou coloca uno de sus dedos sobre su boca-

- Me sorprendiste, no espera que me dijeras eso. La idea no se me había pasado por la mente –se lo dice con sinceridad- Pero si tu lo quieres ¿Por qué no? Tendremos un cachorro y seremos una familia –dice de cierta forma emocionado y abrazando a la pelinegra- Te amo y haría cualquier cosa por ti.

Continuara…

Hola, hola! Acá estoy de vuelta con esta pequeña historia. Quise escribir algo como continuación del final del anime y aquí esta jejejeje. En un principio iba a ser un one-short pero mi mente no quiso detenerse y termine con un fic n_n

Bueno por ahora me despido es hora de continuar con mis historias pendientes!

Bye, bye!