Declaimer: Naruto no me pertenece, si así fuera Naruto no sería tal y como es ahora xD

Advertencia: Digamos que no está escrito para mentes inocentes xD Contiene lemon y lenguaje obsceno, si así quieren llamarlo.


Tentación

Tentación. Dulce y traidora tentación, me incitas, me nublas la mente. Me provocas a caer en las llamas del placentero pecado.

Amar, poseer, marcar.

¿Para qué?

¿Con qué fin?

Si después del acto acude a mí el remordimiento, la racionalidad, me doy cuenta de la gravedad de los hechos.

Y empezamos de nuevo.

Caigo en la lujuria una vez más.


1. Lujuria


La ves jadear, su pecho subir y bajar al compás de la dulce brisa rozar sus mejillas encendidas, las gotas de sudor resbalar por sus sienes latentes, y te imaginas poseyéndola, tu polla entrando y saliendo de su sexo, mientras ella grita tu nombre, al borde del orgasmo.

Meneas la cabeza de un lado a otro, intentando apartar la dichosa escena de tu mente, sin éxito aparente. Es demasiado buena, jodidamente buena y excitante. Incluso, sientes como tu miembro vibra en tus pantalones con esa simple imagen. Y maldices. Palabras no dichas, pero sí formuladas, cargadas de ira y rencor hacia ti mismo, el entrenamiento y el mundo en definitiva.

Sin embargo, tu parte racional trata de convencerte de lo bajo que estas cayendo. Trata de recordarte quién es ella y cómo deberías de verla. Es tu compañera de equipo, podría hasta decirse que es tu amiga, aunque tú no seas demasiado social. Tu deseo manda a la mierda las normas, los prejuicios y las consecuencias, lo único que quiere es tomarla, y lo quiere ahora. ¿Lo peor? Sabes que tú también lo quieres. La quieres a ella, y en este precioso instante.

Tus ojos, dos cuencas de plata fundida inexpresivos, enfocan el objeto de tu desespero, y para tu sorpresa y la de ella, la miras con deseo, con lujuria. Su rostro cambia de uno de cansancio, a una de confusión y, quizás, expectación. Te espera, te anhela tanto como tú a ella.

Tus pies comienzan a moverse sin tu consentimiento, y de todos modos, no te importa, es lo que quieres. Vas notando como su nerviosismo se hace presente y va en aumento a medida que te acercas más y más. Casi, se dibuja una mueca que podría considerarse una sonrisa arrogante, y es que, tu ego sube como la espuma del champagne al derramarse.

La acorralas contra el tronco de un árbol, bajo su mirada divertida. Te está llamando. Joder, es la maldita tentación encarnada en un cuerpo curvilíneo, ojos chocolates y carácter explosivo y juguetón.

Dudas durante una milésima de segundo, el tiempo suficiente para dejarla a ella hacer lo qué se le dé la gana contigo, como, por ejemplo, morder tu labio inferior, incitándote a besarla. Y…mierda…pierdes el control. La tomas de la cintura en un agarre posesivo, dictador. Acallas a esa maldita vocecita que te dice que eso está mal, la mandas al infierno y por fin, pruebas sus labios. Una caricia lenta, demasiado lenta para la urgencia que invade tu cuerpo. Abre su boca, se deja hacer, tu traviesa lengua explora toda su cavidad, devorándola.

Profundizas el beso y la acercas más a ti. ¿Sientes ese hormigueo en la yema de tus dedos? Es el fuego que te provoca su piel. Gime contra tus labios ante tu toque por debajo de la tela, y se te antoja que es la a música más celestial y exquisita que hayas oído nunca. No te das tiempo para volverte a atrás, prácticamente le arrancas la camisa, queriendo descubrir los llenos montículos que ocultan, no te importa ya haberlos saboreado antes, quieres hacerlo de nuevo.

Muerdes, besas, lames, dejas la marca, tu marca, de tu húmeda lengua allí por donde pasa, desde la clavícula hasta el lóbulo de su oreja. Respiras con agitación, un aliento cálido en contraste ¿notaste ese escalofrío recorrer su espalda? Lo provocaste tú.

Llegas hasta sus pechos, apartando con sumo fastidio el sujetador. Moldeas uno con tu mano, el otro recibe a tu boca. Succionas el pequeño botón, erizándolo. Ella echa la cabeza para atrás, sus uñas se clavan en tus hombros, y contra todo pronóstico, eso te gusta, e incluso, te hubiera gustado que te marcara con ellas. Te prometes conseguirlo más tarde.

Sus manos inquietas, revoltosas, acarician tu tórax, bajando por tu abdomen y una corriente eléctrica te atraviesa. Oyes a tu ruidosa sangre correr por tus venas, concentrándose en un punto exacto de tu anatomía, que vibra y late en pequeñas descargas de dolor, alertándote de que llega el momento de la verdad. Y así lo confirma cuando introduce su mano en tu bragueta y te toca. Jadeas en su oído, sintiendo su movimiento placentero, de arriba abajo.

Tú, ya no te mueves. Ella ha conseguido su cometido, dominarte. Tú quieres vengarte, y al igual que ella, acaricias su intimidad. Masajeas con deleite su clítoris, al mismo ritmo que ella te masturba. Se complacen mutuamente, hasta quedar sofocados, angustiados, deseosos de más. La lujuria, aún, no se apaga, reclama, y tú, estás de acuerdo.

–Neji…

La oyes suplicar, quiere más de ti. ¿Tú se lo vas a negar? No. La respuesta acude tan rápido a tu mente que te sorprende que puedas pensar con tanta claridad, cuando en realidad, la creías nublada y cegada por la pasión.

Apartas, destrozas y quitas las últimas prendas que los separa. Piel contra piel. Desnudez contra desnudez. Tomas y aprietas sus nalgas, mientras la penetras de una estocada firme y brusca. Gruñes al sentir su estrechez y su humedad rodeando tu miembro. Esperas durante un momento, recobrando el poco aliento que te roba su mirada. Es ella la que comienza a mover sus caderas de forma lenta, pero pronto, tú la alcanzas, y la dominas.

Llevas el control, embistes contra ella, cada vez, más rápido. No eres consciente de tu alrededor, aunque, desde que tus ojos la enfocaron desde esa perspectiva tan tentadora, te olvidaste del mundo. Sólo escuchas el enloquecedor sonido de tus caderas chocar con las femeninas y su maravillosa voz pedir más con dulces gemidos y jadeos.

Estas a punto de alcanzar el clímax con ella y eso te hace sentir jodidamente bien. Al diablo las normas. ¿A quién le importaba que se acostara con su compañera de equipo? ¿Por qué iba a preocuparse por las costumbres de un clan estricto e hipócrita? A la mierda los Hyuga, sus costumbres, sus valores y el mundo entero, si era necesario.

Gimes tan fuerte como ella al sentir tus músculos contraerse y relajarse al tiempo que sueltas tu semilla en su interior. Joder, estás perdido. Y llegas a la conclusión de que si el precio a pagar por hacer eso era el infierno, irías al infierno con una puta sonrisa en tu rostro. Pero tenías claro una cosa: La tentación volvería hacer que cayeras, una y otra vez, en las garras de la lujuria, para demostrarte que Tenten era tuya, única y exclusivamente tuya, y, esta vez, ya no te arrepentirías.


¿Qué puedo decir? Leo mucho lemon sobre esta pareja y realmente me enganché xD

De todos modos aún no sé realmente qué hacer con esto, si dejarlo en un one-shot o convertirlo en un fic donde suba una serie de viñetas con diferentes parejas...y claro, si hago eso todas tendrán lemon xDD En realidad esa era mi idea original, hacerlo de ese estilo, recopilación de one-shot (unos más largos que otros, dependiendo de mi inspiración xD) de diferentes parejas, con escenas sexosas (xD) pero no sé aún, no lo tengo claro...de todos modos, si me inspirara y decidiera seguirlo, se enterarían...si ven que subo otro capitulo es que lo continuo, sino pues lo dejo en un one-shot ¿fácil no? xDDDD

De momento los dejo con ese NejiTen, espero que sea de su agrado ^^