Rating: M
Género: Romance
Pareja: Johan Andersen x Haou Juudai
Tabla de retos: Virtudes
Tema: 7. Diligentia / Diligencia
Johan nunca en su vida creyó que volvería a estar tan asustado como la vez en que había visto a Haou torturando a la mujer que había planeado liberarlo de sus deberes como esclavo, no lo creyó hasta que el padre del futuro Rey Supremo descubrió lo que ambos se traían entre manos, literalmente hablando. Y es que, ¿cómo no estarlo, cuando ese era uno de los más grandes tabúes del castillo? ¿Cuando se consideraba impuro a un ser que no llevara sangre real? Sin embargo, no se esperaba que Haou saliera a su defensa, con ese mal carácter que tenía y fulminara con la mirada a su padre, ordenándole explícitamente que no se metiera en sus asuntos.
Era joven, pero algún día dominaría ese Reino. Era joven, pero eso no nublaba su juicio cuando se trataba de asuntos delicados, como la guerra y la economía; por eso se sentía con el derecho de replicarle, es más, lo tenía. Podía poner la fachada que su padre quisiera, casarse con una mujer si así lo quería su padre, una noble, una rica, una plebeya, una fea... Pero, definitivamente, bajo ninguna circunstancia renunciaría a Johan. Lo complacía demasiado y nadie más podría darle lo que él le daba.
—Ha sido mala idea atarte a ese esclavo desde el principio —musitó el hombre, cuyo cabello y barba castaños estaban moteados de canas. Se llevó una mano a la barbilla y examinó con detenimiento el rostro desafiante de su hijo, ese que se parecía bastante a él menos en carácter. Nunca le había pedido nada de esa manera, todo le era dado, lo que necesitaba, lo que merecía. Así como también nada le era arrebatado y, sin embargo, esta vez se sentía con la necesidad de quitarle ese capricho en particular, el cual podría deshonrar a la familia real—. ¿Cómo puedes estar seguro de que Johan no terminará aburriéndote después de unos años? ¿Cómo puedes estar seguro de que es algo necesario para ti? Apenas lo he visto mover un dedo para servirte.
Haou abarcó con sus manos la sala completa, cuyo trono ornamentado en esmeraldas brillaba en el rincón más alejado de la habitación, dándole a entender que era él mismo quien recibía el 'servicio' y éste no consistía precisamente en servir agua.
—Johan es diligente —murmuró con su voz inexpresiva, sus ojos relucían amenazantes, como dos luceros en la oscuridad, que no llevan a un lugar seguro, sino más bien al peligro mismo,
El significado de esa frase iba más allá de las palabras. El Rey alzó una ceja, sorprendido por el atrevimiento y descaro que se tomaba su progenie para admitir cosas que él no necesitaba saber, retorcidas y casi pecaminosas.
—¿Y crees que eso es suficiente? —negó con la cabeza varias ocasiones, tratando de ahuyentar la imagen mental que se dibujaba en ella—. No le he dado a Johan comida y bebida, un techo y un hogar para que deshonre a esta familia.
—Es mío —declaró Haou con rotundidad y las palabras atravesaron el espacio entre ellos, clavándose como una daga en el cuerpo de su padre—. Has sido tú el que nos encadenó juntos. Has sido tú el que ha propiciado esto. ¿No soy libre de disfrutar de lo que me has dado? ¿Crees que soy tan inexperto como un niño y que te permitiré hacer lo que te plazca? —el aura de malignidad iba creciendo conforme las frías palabras atravesaban sus labios, como si de pronto la pálida figura del príncipe fuera engullida por las sombras, poco a poco, hasta casi volverlo imperceptible.
Los pasos de Haou fueron escondidos por la densa oscuridad, porque ésta también se había tragado todo el sonido. El muchacho había tomado una resolución, con esa cabeza fría que siempre lo caracterizaba, porque parecía no tener emociones para el resto de la gente, al menos, no alguna que no fuera odio. Si tenía que deshacerse de Johan o de su reino... Entonces prefería deshacerse de su padre.
Se acercó hacia él en pocos segundos, al mismo tiempo de sus brazos brotaban sombras con formas afiladas, muestra de su poder y odio. Estaba por dar el golpe de gracia sin que nadie lo notara, cuando su padre rompió su propia tumba.
—Muy bien —no había ni rastro de temor en su voz, pero tampoco parecía feliz—. Te casarás con una mujer y darás herederos al reino, a cambio te dejaré conservarlo.
La atmósfera se limpió de imediato, como si un gigante hubiera soplado, barriendo las sombras negras en la habitación, para dejarla tan inmaculada como siempre. Haou no expresó nada ante tal orden y con un revuelo de su capa se dio la vuelta para salir de la habitación, donde obedientemente Johan lo esperaba, estaba bastante enojado, pero como el muchacho de ojos verdes sabía, él era el único que podría quitárselo.
Y el Rey se lamentó de que fuera tan diligente.
FIN
Notas de la Autora: Fin~ Bueno, no tenía mucho planeado para esta historia, sólo satisfacer la tabla de retos, así que siento que quedó algo flojo x'3 y la última frase no sé por qué me evoca a un cuento, como esas últimas palabras de una moraleja que te cuenta tu madre antes de dormir o algo así X'D. Estoy como que cambiando de estilo y me da miedo x'D, porque ni idea si está bien o mal, pero bueno x'3, tocaré un tema similar en un próximo longfic (tan pronto acabe I belong to you lo veremos x'3), así que si se quedaron algo insatisfechas esperen un poco más x'3 para ver algo mejor desarrollado que anda dando vueltas en mi cabeza desde hace algunos meses x'3. Anyway, no tengo mucho que decir, me estoy guardando el discurso para el capítulo de I belong to you, porque seguro que lo voy a necesitar x'3 así que eso es todo, muchas gracias por los reviews y por leer esto, que son ocios míos más que una buena historia x'3. Gracias en serio x'3.
Arriba los nuevos capítulos de Más que palabras y I belong to you por si gustan pasar a leerlos.
Nos vemos en una próxima historia! (el lunes continuo desde donde me quedé 'Através del tiempo').
Ja ne!