Yo: Realmente, me da mucha pena que esto acabe.

Brick: Y, además, tenía que dejarnos en pareja, ¿verdad? ¬¬ Tenías que hacerlo.

Butch: ¡Si no, no se quedaría tranquila! ¬¬

Momoko: -/-

Kaoru: ¬3¬

Miyako: ¡¿Podemos cambiar de tema?

Mizuko: Si~p jajajaja ^^

Boomer: ¿Y tú quién eres?

Mizu: Soy la Inner de Kuraii =3

Momoko: Es…Es…¡ES LA COSA MÁS MONA QUE HE VISTO EN MI VIDA! *o* *Abrazándola*

Miyako: ¡Déjamela! *-*

Kaoru: Puaj…qué melosas son estas dos…-w-

Brick: Kuraii-chan quiere decir que a ella tampoco le gustó matar a Nana, le caía muy bien -w-

Yo: Ejem…volviendo al tema…¡Este epílogo va para todos los que me han estado apoyando! Para todos los que han perdido su tiempo en dejar un review, para todos aquellos que me han permitido terminar este fic…

Todos: ¡Os queremos!

EPÍLOGO

Tiempo después, el día volvía a amanecer radiante, la chica alzó la cabeza cubierta por una sábana, con los ojos entrecerrados y la mirada somnolienta. El estridente y agudo pitido de su despertador era algo matador, especialmente si la noche anterior se la había pasado deteniendo al mono loco de Mojo Jojo. A veces maldecía su suerte.

Se incorporó en la cama, mirando por la ventana hacia el cielo azul, y susurró unas palabras que repetía cada mañana desde el día en el que se salvó de Kazuki.

-Gracias por el regalo, Nana.—Sonrió tristemente a la nada y se fue hacia la ducha. (regadera)

Porque Kaoru lo sabía, sabía que cada día era un regalo hecho por aquella chica de pelo rubio, porque ella había sacrificado su vida para que la muchacha de cabello negro pudiera continuar la suya con Koji.

Se arregló un poco el pelo, tapándolo con la gorra finalmente, su mirada brillante, llena de ganas de vivir y de despreocupación, desde que Nana se había sacrificado porque ella fuera feliz, Kaoru estaba cien por cien segura de que no podía desperdiciar aquel regalo.

-Hoy es el día.—Sonrió, recordando la emoción de Miyako, la felicidad de Momoko y sus propias quejas.

Al fin y al cabo, un baile de graduación no se daba todos los días.

-0-0-0-0-

¡Estaba claro que Kuriko no iba a apagar el maldito despertador! ¿Es que su hermana, que dormía en el cuarto de al lado, se había vuelto inmune? ¡Antes solía abrir la maldita puerta y darle al botoncito!

Momoko dio un golpetazo a éste, tirándolo al suelo con enfado, y volvió ha hundir la cabeza en la cómoda almohada, sonrió aún medio dormida, tratando de hundirse de nuevo en aquel hermoso sueño tranquilo que tan pocas veces obtenía. Sin embargo, la aguda voz de su hermana pequeña volvió a alejarla cruelmente de éste.

-¡Onee-chan! (hermana mayor) ¡Vamos, hoy te gradúas, onee-chan! ¿No estás feliz?

Kuriko se lanzó sobre ella, aplastándola, Momoko gritó una palabra mal sonante mientras trataba de tirar a su hermana de la cama, pero la pequeña parecía empeñada en quedarse en su posición, por si fuera poco, no dejaba de chillar. ¡Maldición! ¿Es que su hermanita la odiaba?

-¡KURIKO, QUÍTATE DE ENCIMA!—Chilló finalmente, harta.

-Vale…perdón.—Kuriko se quitó, avanzando hasta la puerta, mientras preguntaba.-¿Te vas a dar prisa?

-Haré lo que me venga en gana.—Gruñó Momoko.

-Bien…

Kuriko salió del cuarto, Momoko pudo oírla bajar a saltos las escaleras, pudo oír como hablaba con su padre, y las palabras que su hermana dijo la hicieron levantarse de un salto. Se metió en el baño, dispuesta a darse más prisa de la que nunca lo hubiera hecho en su vida, al salir se miró en el espejo, viéndose medianamente hermosa.

Quiso maquillarse un poco antes de salir, pero recordó de nuevo lo que había dicho Kuriko…¿Que qué era?

"Papá, parece que va a tardar, puedes empezar a interrogar a su novio."

Momoko bajó rápidamente las escaleras, a sabiendas de que Masaru debía estarla esperando en la cocina, y tal como esperaba, allí estaba él, con los ojos muy abiertos y…sufriendo la tortura de sus padres.

-¿Y qué hicisteis ese día que llegasteis casi media hora tarde?—Preguntaba su progenitor.

-Llovía, y no queríamos resfriarnos.—Dijo él, tratando de sonar tranquilo.

-¡PAPÁ, MAMÁ!—Chilló la chica de ojos rosas, furiosísima.-¡OS HE DICHO QUE NO TENÉIS NINGÚN DERECHO A INTERROGAR A MASARU!

El susodicho sonrió, complacido porque su novia le echara una mano, mientras ella cogía una tostada y se la metía en la boca, haciéndole un gesto de la cabeza a Masaru para que la siguiera.

-Ha sido un placer verles.—Se despidió sarcásticamente el pelirrojo mientras acompañaba a la chica hacia la salida, y cerraba la puerta tras de sí.—Tu familia sigue siendo muy rara.

-Y pervertida.—Añadió Momoko.

Ambos se rieron, mientras él pasaba un brazo por los hombros de ella. En cierto modo, había sido su familia la que les había unido, las travesuras de Kuriko y la forma pervertida de pensar de sus padres, junto con una alfombra manchada. Desde luego, eran raros.

-¿Sabes? Aún no puedo creerme que vayamos a graduarnos…¡Será genial!—Gritó ilusionada ella.

-El tiempo puede pasar pero tú…sigues siendo una loca.—Antes de que ella le diera un puñetazo, Masaru se alejó y le sacó la lengua.-¿Qué te pasa, rosita? Solo digo la verdad.

-Sí…ya…-Los ojos de ella eran tapados por su flequillo, Masaru se alejó otro par de pasos al ver como llevaba mano al cinturón…

-No te atreverás a transformarte.—Retó.—Además, estás perdiendo tus dotes de superheroína, ya sabía yo que tantos dulces…-Dijo, sarcástico.

-¡Idiota!—Ella se transformó de golpe, al fin y al cabo, la calle estaba vacía y nadie les vería, así que él la imitó.

-¡No me pillarás, Bloss!—Bromeó él mientras salía a volar, perseguido de cerca por su novia.

-¡Ya veremos, Brick, sabes que soy más rápida!

El resto de los gritos juguetones de los líderes se perdieron a causa del viento.

-0-0-0-0-

Miyako se estiró, dejando a sus músculos algo de relajación, y se miró al espejo otra vez, investigando cualquier imperfección en su ropa, porque eso era algo inadmisible en ella. Sonrió al ver que estaba perfecta y abrió la puerta de su cuarto (pieza?) para bajar las escaleras.

Su abuela estaba aún durmiendo, así que tenía vía libre.

Abrió lentamente la puerta, sabiendo que él estaría allí, como siempre, como todos los días de su vida y como esperaba que continuara siendo. Realmente, Miyako se había enamorado, y cuando miraba hacia atrás no podía evitar recapacitar sobre cómo habían evolucionado las cosas, porque al principio ella odiaba a Boomer con toda su alma.

-Buenos días.—Saludó suavemente la rubia, dejándole paso al interior de la vivienda.

-Buenos días.—Respondió él, depositando un suave beso sobre los labios de ella.

-¿Has desayunado?—Le preguntó Miyako, sonriendo como una niña pequeña con un juguete nuevo y caminando hacia la cocina, con Hikaru siguiéndola.

-Sí, además bastante bien. La señora Miyu hizo tortitas.

Continuaron hablando de trivialidades a las que en realidad ninguno prestaba atención, estaban demasiado pendientes el uno del otro. Hikaru se hundía en los ojos azules de Miyako, y verdaderamente adoraba perderse en el fondo de aquellos orbes cargados de ternura.

El reloj dio la hora exacta de su salida, Miyako se levantó de la mesa, dejando platos en el fregadero mientras canturreaba en voz baja, Hikaru sonrió al verla tan feliz.

-Me olvidaba preguntártelo…¿qué tal en el trabajo?—Inquirió él mientras la abrazaba y depositaba un beso en la coronilla de ella.

-Bastante bien, mi jefe dice que si sigo así me subirá el sueldo.—Miyako se separó de él y le besó en los labios mientras cogía su mochila.

-Me alegro mucho, pero ya sabes lo que odio que te coman con la mirada.—Él frunció el ceño.—No habrá vuelto a ir Koushiro, ¿verdad?

-¡Claro que no!—Un escalofrío involuntario recorrió a la muchacha, Hikaru lo alejó al pasar su brazo sobre los hombros de ella.

Miyako trabajaba a tiempo parcial como cantante en un pequeño bar del centro, no pagaban mal y ella se divertía, así que Hikaru era medianamente feliz. Claro, hasta que la chica le contó que Koushiro había ido a verla actuar un par de veces, entonces cerca estuvo el rubio de no matar a alguien…muy cerca.

-Vámonos, hemos quedado con el resto a la entrada, y no quiero que mis hermanos me maten.—Dijo melodramáticamente él mientras tiraba de ella hacia el edificio que consideraban una cárcel.

Cuando se encontraron, Koji y Kaoru se pegaban juguetones, entre besos robados e insultos, Masaru miraba con odio a Ashashi, quien alababa la última actuación de Momoko como animadora ((porrista.))

-¡Buenas, queridos hermanos locos!—Dijo Hikaru bromeando.

-¡MIYAKOOOO!—La borde respuesta de los hermanos del rubio quedó ahogada por el grito de Momoko.—Por favor, dime que el vestido está listo.

-C-Claro, Momoko.—Rió suavemente la chica, su amiga tomó sus manos mientras su cara se volvía de expectación.

-¿Y son bonitos?

-¡Por supuesto!—De nuevo, Miyako parecía indignada.

-Miyako…¿de verdad me vais a obligar a ir?—Preguntó Kaoru casi con enfado, con la barbilla alzada de forma amenazadora.

-¡Claro! Perdiste la apuesta. Además, debes llevar falda.

-¡ESO SI QUE NO!—Chilló la de pelo negro.

-¡QUE SÍ!

-¡QUE NO!

-¡QUE SÍ!

-¡QUE NO!

{UN RATO DESPUÉS…}

-Maldición, ¿cómo ha podido ganarme?—Se dijo Kaoru, tirando de la tela del vestido verde para que éste bajara un poco más.

-Ninguna sospechábamos que Miyako fuera tan cabezota, ¿eh?—Rió Momoko al otro lado de la línea, Kaoru apartó el móvil (celular) de su oreja unos momentos para no oír la risa de su amiga, a sabiendas de que entonces la mataría.

-En fin, te cuelgo ya, Momoko. Tengo prisa, si corro me iré antes de que mis hermanos hayan vuelto a casa y burlado de mis pintas.

-¡Vamos, seguro que estás preciosa!—Animó la chica de pelo naranja.

Kaoru solo bufó mientras colgaba el aparato, se miró al espejo de nuevo, y solamente pudo pensar como odiaba la dichosa falda.

El vestido le llegaba un poco más arriba de las rodillas, dejando ver lo suficiente como para que ella se sintiera terriblemente incómoda, el escote en forma de "V" realzaba su figura, sin embargo las mangas eran largas y de encaje. El collar era una estrella amarilla, simbolizando su forma Powerpuff Girl Z. Los zapatos también los había elegido Miyako, y esto se notaba por el tacón (taco) que presentaban, Kaoru pensó que no eran nada cómodos para correr, y arrugó el ceño de manera aceptable. Suspiró mientras se ponía un par de adornos verdes en forma de estrella adornando el cabello y se decidió a irse.

-Argh…demonios…papá va a reírse un rato.

Estaba muy equivocada, al contrario, su padre no dejó de echar fotos y de amenazar a Koji con qué le haría en caso de que su "niña" llegara dolida, o en el aún peor caso de que hicieran cosas indebidas.

-Claro que no.—Aseguró el chico "verde", con la barbilla alzada de forma orgullosa.

-Eso espero, porque si no juro que te mataré.—Amenazó el hombre.

-Anda, vámonos.—Dijo Kaoru mientras cogía la mano de su novio y tiraba de él hacia la salida.-¡Papá, te veo luego!

Nada más cerrar la puerta, Kaoru se vio aprisionada contra la pared más cercana, con Koji besándola de forma apasionada, casi desesperado. La chica sonrió entre beso y beso, quizá llevar falda no estuviera tan mal…aunque no pensaba volver a hacerlo. ¡Era tan incómodo!

Por otra parte, Momoko también miraba su imagen. Su vestido era de color rosa, dejaba a la vista sus piernas torneadas, una cinta de un tono un poco más brillante se ataba a su cintura, los tirantes dejaban ver su piel nívea, los botines de tacón (taco) rosa a ella no le resultaban tan incómodos. Se echó un poco de brillo de labios (gloss) de color rosa en los labios mientras cepillaba una última vez su larga melena naranja, que caía suelta por su espalda.

En ese momento sonó el timbre, ella se colocó un collar con un corazón de color rosa y bajó lentamente las escaleras, dando un aire de solemnidad al momento (o más bien fue para no matarse con esos zapatos).

-Hija, han venido a por ti.—Gruñó su padre, mientras su madre echaba mil y una fotos a su preciosa niña, orgullosa.

-¿Me permites decir que estás preciosa esta noche?—Preguntó Masaru con una reverencia y una sonrisa divertida.

-No te pega hacerte el caballero.—Le reprendió ella mientras se aferraba al brazo de él y sonreía. Salieron al jardín, sus padres les vigilaban desde la puerta.

-Pero seguro que a ti te gusta más.—Le susurró al oído mientras depositaba un beso en su mejilla.

-Pues yo creo que no…digamos que me he acostumbrado a tener un idiota por novio.—Momoko se sonrojó levemente mientras unía sus manos en la nuca de él.

Por primera vez, Kuriko hizo algo por su hermana, pues cerró la puerta con fuerza, sonriente. Haciendo caso omiso de los gritos de su padre desde el otro lado de la puerta, Momoko besó a su novio.

En otro lugar, la joven Miyako se miraba al espejo, los ojos azules brillaban de felicidad, a juego con el vestido de color celeste, éste tenía puntilla justo al final de la falda, con la que tendría que tener cuidado a causa del vuelo, las botas altas le quedaban al pelo, una cinta se ataba a uno de sus brazos dando vueltas sobre éste y cayendo finalmente de forma libre hasta su rodilla. El pelo rubio estaba suelto, y la sombra de ojos era de un leve tono azul.

-¡Miyako, querida, está aquí tu novio!—Llamó desde abajo la envejecida voz de su abuela, la susodicha sonrió mientras corría escaleras abajo, tacones incluidos, y se lanzaba contra Hikaru.

-Llegamos tarde.—Anunció él mientras la abrazaba fuertemente.

-Bah, lo bueno se hace esperar.—Bromeó ella.

Él la miró de arriba abajo, y Miyako se sonrojó.

-Estás perfecta.—Aduló él.—Pero te falta algo.

De uno de sus bolsillos, Hikaru sacó un colgante gargantilla de color azul con una burbuja dibujada, se lo puso a la muchacha, y el tacto de él en su cuello le provocó un escalofrío.

-He oído que ellas van a llevar cada una su símbolo, y tú no puedes ser menos.—Ella se rió suavemente mientras le abrazaba.

Mientras la canción Colors de Flow sonaba a con fuerza en los altavoces, casi haciendo retumbar la estancia, las tres parejas se juntaron y se sonrieron entre ellos.

-¿Os hubierais esperado esto unos años atrás?—Preguntó Miyako en cierto momento de la noche.

-Sin conocerles…les odiaba, realmente.—Admitió Kaoru.

-Nosotros estábamos en las mismas.—Dijo Masaru, aferrado a la cintura de su novia.

-Queríamos asesinaros.—Comentó felizmente Momoko.

Ninguno sabía lo que les deparaba el futuro pero…estaban preparados para cualquier cosa. Porque estaban juntos, y eso era lo importante, ¿no?

Mizuko: Bien pues…el resto está por ahí lloriqueando por los rincones xD Pero, ¿sabéis? ¡Yo estoy feliz! Porque Kuraii-chan volverá a escribir de las D!PPGZ, lo sé *-* No por nada soy su inner ^^ ¡OS HECHAREMOS DE MENOS, ESPERAMOS VOLVER A VEROS PRONTO!