Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, le pertencen a Stephany Meyer, la historia esta basada en el Conde de Montecristo, yo solo juegue un poco con los personajes y modifique los detalles de la historia dejando solo la escencia.

Capitulo 1

(Hasta llegar a enloquecer-Diego Martín).

La nariz de Edward descendía lentamente acariciando mi cuello, su aliento cálido me causaba un escalofrío que recorría mi espalda. Empezó a depositar suaves besos por toda la extensión de mi cuello, mientras sus manos sujetaban mi cintura apretándome más a él.

Mis manos se dirigieron a los botones de su camisa, y desesperada comencé a quitarlos, mientras en el proceso acariciaba su pecho, llegue al final de la línea de botones y le quite la camisa para contemplar su perfecto torso, pase mis dedos tocando las líneas que marcaban sus perfectos músculos, Edward dejo salir de su boca un suspiro, y atacó mis labios con los suyos, su aliento dulce y cálido se mezclaba con el mío, el beso era apasionado, urgente, sus manos comenzaron a vagar por todo mi cuerpo, se colaron bajo mi blusa, tocando mis pechos por encima de la tela del brassier.

Y de un solo movimiento quitó mi blusa, y rápidamente sus manos se ocuparon de mi pantalón, dejándome solo en ropa interior frente a él. Urgentemente me llevó a la cama y se quitó lo que le quedaba de ropa, se posiciono entre mis piernas y comenzó a frotar su duro miembro contra mí, la sensación era deliciosa, aun cuando entre nosotros se encontrara nuestra ropa interior, podía sentir que mis bragas ya estaban húmedas.

Sus hábiles manos masajearon mis pechos, amoldándolos a sus manos. Las múltiples sensaciones que me producía su boca, sus manos, me llevaron a un punto de frenesí, de desesperación por su cuerpo que me aferré a su espalda, presionando mis dedos contra sus músculos bien trabajados, los recorrí en toda su extensión y posé mis manos sobre su suave y hermosa cabellera color cobrizo, mi cuerpo estaba desfallecido de placer, de desesperación por sentirle dentro de mí. Sus labios recorrían cada centímetro de mi piel expuesta produciendo una sensación increíble de placer.

Exhaló en el lóbulo de mi oreja dejando escapar su dulce y cálido aliento en un gemido, haciéndome estremecer. Un espasmo recorrió toda mi espina dorsal expandiéndose por todo mi cuerpo acumulándose en mi bajo vientre, dando más presión de la que creí posible al nudo que se estaba formándose ahí.

Me sentí tan torpe en sus experimentadas manos, que me acercaban más a él, que me regalaban las caricias más deliciosas. Edward mordisqueo lentamente mis labios, haciéndome desear sus besos con más urgencia, haciendo que la sensación que tenia entre las piernas se volviera casi dolorosa, empezó a descender por mi cuello, por mis pechos quitándome hábilmente el brassier en el proceso, me dio leves lamidas a mis ya duros pezones, sentí la frustración crecer, quería que los metiera completamente en su boca.

-Edward, por favor-le grité con urgencia.

Me dedicó una sonrisa divertida, el sabía lo mucho que lo necesitaba, y le encantaba jugar conmigo. Se relamió los labios en un gesto que me pareció excitante, y llevó su boca a donde ahora mas lo necesitaba, a mis pechos, lamia y succionaba mi pecho derecho, mientras que con una mano masajeaba mi otro pecho y luego cambio de pecho dándole la misma atención al otro.

Siguió descendiendo depositando besos en mi vientre para luego seguir su camino más abajo aun, la sensación en mi vientre bajo me tenía desesperada, casi desquiciada, lo necesitaba urgentemente para que calmara esta sensación, lentamente con sus dientes comenzó a bajar mis bragas, hasta que se deshizo de mi molesta ropa interior.

Un segundo después sus bóxer ya también estaban en el suelo y volvió a acercarse a mí, besando apasionadamente mis labios, que tenían mucha sed de él.

Mis manos no dejaban de acariciar sus músculos, me deshacía ante ellos, era simplemente perfecto. Edward me tomo por la espalda pegándome más a su cuerpo, deje escapar un gemido al sentir un espasmo en mi bajo vientre. Era tan irresistible este hombre que con solo un contacto de su cuerpo lograba una sensación tan exquisita.

-Te amo—me dijo entre jadeos, sus manos fueron a mis caderas, las tomó fuertemente y sin pensarlo dos veces, se introdujo en mí, soltó un gruñido animal en el acto, haciéndome gritar ante el placer de sentirlo dentro de mí.

Me sonrió seductoramente al escucharme gritar. Sentí como la sangre se iba a mi rostro, imagine que estaría roja como un tomate. Su sonrisa se extendió más aún. Una de sus manos fue a mi mejilla acariciándola, y sin si quiera esperármelo, dio una estocada, fuerte y profunda, me hizo estremecer, y comenzó a embestirme con una potencia y energía increíble, me hacía perderme en las mil una sensaciones, dejándome como una tonta sin poder articular palabra en sus brazos, solo su nombre se escapaba de mis labios en una especie de suplica para que no parara. Él emitía gruñidos cada vez que se enterraba en mi, sonidos tan sensuales, que me hacían excitarme más de lo que creía posible.

Levantó mis piernas para ponerlas sobre sus hombros, la sensación era increíblemente placentera, podía sentirlo todavía más adentro de mí.

-Ed…Edward—muy apenas podía pronunciar las palabras.

-Dime amor—dijo entre un jadeo.

-Ma….mas ra…pido—Apenas había terminado de pronunciar las palabras, cuando Edward frenético aceleró el ritmo yo ya no era capaz de soportar tanto éxtasis, me sentía embriagada en su dulce aroma, me sentía consumida ante tanto placer.

Mi pecho subía y bajaba descontrolado, jadeaba cada vez más fuerte, con tal de conseguir un poco de aire, sentía que me quemaba en el interior, un delicioso fuego en mi bajo vientre se hacía cada vez más grande. Edward gruñó exquisitamente, la presión en mi intimidad aumentaba, me sentía que estaba a la orilla de un precipicio, y tenía la urgencia de dejarme caer, pero aun no podía, la sensación de placer me nublaba los sentidos, hasta que….no pude mas y sentí un espasmo de una magnitud increíble, el orgasmo me envolvió de manera increíble que sentí explotar en sus brazos. Una sonrisa tonta se formó en mi rostro. Mi intimidad palpitaba ardiente ante la sensación.

Edward comenzó a embestirme con más potencia, tocando lo más profundo, se introdujo con más fuerza, casi violento que gemí de placer, no podía creérmelo, de nuevo una presión se empezó a formar en mi bajo vientre.

-P-por dios, Edward- gemí

Me dedico un sonrisa torcida, tan sensual, pero no se detuvo, continuó con sus embestidas, me estaba volviendo loca, ya no sabía dónde estaba, solo me importaba él. Bajó mis piernas de sus hombros y me embistió en otro ángulo, imposiblemente más placentero, los dos soltamos un jadeo ante la nueva sensación, al momento yo no pude mas, dejándome envolver por el orgasmo, entonces Edward gimió de placer, y sentí su liquido caliente llenándome.

Su cuerpo perlado por el sudor se dejo caer sobre mí, aun dentro de mí, posando su rostro en el hueco de mi cuello, diciéndonos palabras de adoración, hasta que los dos pudimos recuperar el aliento. No podía pensar coherentemente.

Después de unos minutos se separo un poco de mí, me dedicó una de sus sonrisas que me encantan y salió de mi interior…

La sensación de vacío fue la que me despertó de mi sueño. Mis ojos se abrieron viendo solamente oscuridad, respire ahogadamente, mientras mis ojos se acostumbraban a la penumbra. La palpitación de mi intimidad hizo que recordara mi sueño, haciendo que las lagrimas comenzaran a descender por mis mejillas. Mi rostro inmediatamente se volvió hacia el otro lado de la cama, y ahí estaba él, mi esposo. La luna reflejaba un poco de su luz sobre sus cabellos negros y su hermosa piel color cobriza.


Espero les haya gustado. Denme su opinion, es importante. Gracias.