Nombre: Una aliaza inusual
Autora: Clau Felton Black
Pairing: Ginny Weasley/Gregory Goyle
Rating: PG-13
Sumario: Un plantón, una chica despechada, un chico solitario y una venganza, son la combinación perfecta para una inusual alianza.
Disclaimer: Los personajes pertenecen a JK Rowling, yo no gano ni un quinto con este fic.
Hola gente preciosa! Bien, acá les traigo este pequeño fic, es algo corto, sin mucha complicación y sin mucho drama. Todo bien light, como soda dietética XD, es una pareja muy, pero que muy extraña, pero ustedes saben que no siempre escribo sobre las parejas tradicionales. Como Cristobal Colón, me gusta explorar nuevos territorios y ver hasta donde me llevan las musas creativas.
He de confesarles que al principio no estaba convencida con el pairing, pero conforme avanzaba en el desarrollo del fic, me pareció hasta natural que los emparejara! Este fic ya está terminado, consta de cinco capítulos y espero subir uno por semana. ¡Espero que lo disfruten mucho!
Capítulo 1. Un aliado inesperado
A Gregory Goyle le fascinaba la vista de salón de Adivinación. Cuando se encontraba ofuscado, enojado o simplemente se sentía solo, subía al salón y se sentaba en el cojín que utilizaba siempre cuando recibía las clases. Se quedaba absorto viendo hacia el Bosque Prohibido, disfrutando de la paz y la tranquilidad del lugar. A veces lo molestaba el olor del incienso que colocaba la profesora Trelawney, pero por lo general era su lugar de escape. La profesora lo había encontrado allí un par de veces, pero nunca se había detenido a preguntarle por que estaba allí o si necesitaba algo. Simplemente pasaba de largo y se iba a sus habitaciones privadas que estaban al fondo del salón.
No siempre había sido así, pero ahora que cursaba su séptimo curso había sentido de pronto la necesidad de desligarse un poco de sus amigos y tener un lugar que le sirviera de escape. La verdad era que Draco, como siempre, solo pensaba en lo que era su conveniencia y eso no siempre coincidía con los suyos, y Vincent acababa de iniciar una relación con Millicent... lo que lo disgustaba por dos razones: Crabbe se había lanzado tan de cabeza en ese noviazgo que por momentos sentía que había perdido a su mejor amigo, pero por otro lado lo envidiaba, deseaba mucho poder tener una relación con una chica que lo complementara.
Los prospectos, sin embargo, no eran abundantes. Las chicas Slytherin que le hablaban eran muy frágiles para su gusto y las chicas del resto de casas o le tenían miedo o lo miraban con desconfianza por ser un Slytherin con un mortífago convicto como padre o simplemente miraban en él al matón de Draco Malfoy.
Esa noche estaba deprimido. En el Gran Comedor se llevaba a cabo la celebración del Día de Halloween. Había baile y muchas parejas estaban allí disfrutando, pero él no había podido conseguir una cita que lo acompañara. Se lo había pedido a dos chicas, pero ambas habían rechazado su invitación y habían huido como ratones asustadizos. Lo que le hizo desistir de invitar a alguien más. Menos mal que hasta allí no se escuchaba la música. Tampoco estaba cerca como para toparse con las parejitas que buscaban rincones o los bulliciosos grupos de amigos que se arremolinaban para celebrar el rato.
Simplemente quería rumiar a gusto su soledad.
De repente, la puerta se abrió con violencia dando paso a una Ginny Weasley ofuscada y a todas luces encolerizada. Sin pensarlo dos veces, tomó la primer taza que se puso en el camino y con un grito furioso la estrelló contra la pared. Sacó su varita, pero comenzó a sollozar. Lanzó un reparo y caminó hacia donde estaba la taza reconstruida. Entonces lo vio y frenó en seco.
Greg siguió impasible en su cojín mientras miraba cómo pasaban mil emociones por el rostro de la pelirroja, desde sentirse vulnerable por verse descubierta en un momento de debilidad, hasta llegar al punto de no importarle lo que sucediera de ese momento en adelante. Él continuó sin inmutarse, ambos inmóviles por unos eternos segundos.
—Yo no he visto nada —dijo él al fin y volvió su vista de nuevo hacia el bosque.
Pero en lugar de tranquilizarse, Ginny frunció su ceño. — ¿Eso es por que soy tan insignificante que no soy digna de ver? —preguntó ofendida.
Greg se volteó sorprendido por la pregunta. Nunca habían intercambiado más de dos palabras, mucho menos entablado una conversación. La mayoría de las veces se habían visto hoscamente y se habían dedicado unos cuantos insultos, sobre todo en los días previos a los partidos de Quidditch, ya que ambos jugaban en los equipos de sus respectivas casas.
—Tú no tienes nada de insignificante —respondió espontáneamente y sin pizca de doble sentido— quien no te mira es por que está ciego.
Ginny se había convertido en una chica bastante hermosa. No solo tenía un rostro bonito, con sus ojos marrones enmarcados por su larga cabellera pelirroja, sino que a sus dieciséis años su cuerpo se había redondeado, perdiendo por completo sus formas infantiles. También era simpática, siempre se estaba riendo con sus amigas y gastando bromas inocentes. Era leal y sincera, cualidades que se notaban aunque uno no formara parte de su círculo cercano de amigos. Su único defecto era haber estado platónicamente enamorada del único chico que la ignoraba por completo: Harry Potter. Y eso era algo que toda la escuela sabía desde que estaban niños. Esa situación había hecho que sus pocos noviazgos hubieran terminado pronto, por que los muchachos pensaban que siempre estaban siendo comparados con el Chico-que-vivió.
— ¿Estás seguro?
— Como que me llamo Gregory Goyle.
Sin lograr adivinar lo que ella se proponía, la observó acercarse a él y sentarse en el cojín de la par. Se quedaron en silencio. Solo se escuchaban los sonidos de la noche, amortiguados por los ventanales del salón de Adivinación.
— ¿Qué haces aquí? —preguntó ella después de un momento.
— Me gusta la vista —confesó escueto.
Entonces ella observó el panorama del Bosque Prohibido en la penumbra de la noche, algunas partes con jirones de niebla, las oscurecidas copas de los árboles y el cielo imposíblemente estrellado.
— De verdad que es preciosa, nunca me había fijado. Siempre me siento al otro lado del salón, desde allí lo que se observa es el estadio de Quidditch —explicó como si a Greg le importaran todos esos detalles— ¿No vas al baile? —preguntó a renglón seguido.
— Creo que la respuesta es obvia.
— ¿Por qué?
— No seas entrometida.
— En este momento no tengo nada mejor que hacer —dijo ella impertinente. Greg la miró de soslayo. A esas alturas de una conversación, la mayoría de chicas había huido pero ella seguía sentada junto a él y al parecer todavía curiosa—anda, confiésalo, ¿por qué no has ido al baile?
Greg suspiró con pesadez pero en ese momento tampoco tenía nada mejor que hacer.
— ¿Qué tienes en la cabeza, Weasley? —preguntó con rudeza, la chica lo miró sin siquiera pestañear, mucho menos asustarse por sus palabras— Tú te crees insignificante y sobre mí, todos piensan que soy el matón de Draco Malfoy.
Ella pareció pensarlo un poco.
— Bueno, cría fama... —comenzó a decir con una sonrisa irónica pintada en los labios.
—Sí, sí, Weasley, aunque no lo creas me puedo ese dicho, pero no hay necesidad de que me lo restregues en la cara.
Ginny se río divertida. Al parecer ya se le había pasado el enojo que la había llevado hasta allí. De seguro no era nada importante, por que si lo fuera no estaría riéndose allí con él. Pero a Greg, toda la situación se le hacía de lo más extraña, así que la miró picado y ella se rió con más fuerza.
— Pareces loca.
— No más que tú viendo hacia la nada —replicó ella con agilidad— ¿Por qué te viniste para acá? ¿Esperabas encontrar a alguien en la taza de té o en la bola de cristal?
— No necesito buscar, me caen a domicilio —dijo haciendo alusión a la propia Ginny.
Ella se carcajeó con fuerza.
— Uuuu-juuu, eso estuvo bueno. No todos pueden contestarme tan rápido —le confesó— Me gusta tu agudeza mental, Goyle. Pero sigues sin responderme sobre la mujer de tus sueños.
— ¿Para qué? —preguntó Greg, quien estaba comenzando a disfrutar realmente de la conversación— ¿Para que después toda la pacotilla de chicas Gryffindor me crucifiquen a puras burlas?
— Oye, ¡no seas así! ¿Siempre piensas lo peor de la gente?
— Usualmente y hasta ahora me ha funcionado bastante bien.
— ¿Y si eso no te funciona?
— Entonces me funcionan los puños. ¿Siempre eres tan impertinente y entrometida?
— Usualmente —respondió haciendo un gracioso mohín— y casi siempre me funciona bastante bien.
Se quedaron de nuevo en silencio, viendo hacia el bosque. Estaban justo en la luna nueva, pero la habitación estaba suavemente iluminada haciendo que el rostro de la chica pareciera hecha de cera. Su cabello pelirrojo se miraba brillante y sedoso en la tenue luz. Iba con vestido de fiesta, así que seguramente algo había truncado sus planes de asistir al baile. Estaba muy abstraida cuando Greg habló de nuevo.
— ¿Y tú no vas al baile por que te sientes insignificante?
Ella le vio intensamente como pensándose lo que iba a contestar. Al final dio un profundo suspiro. —Me plantaron —confesó en un típico arranque Gryffindor— pero como lo cuentes por allí, el hechizo de mocomurciélago será lo más leve de mi repertorio.
— Seguramente era un estúpido.
— No lo era, sigue siendo un grandísimo estúpido —lo corrigió Ginny— pero creo que la más tonta de toda la situación he sido yo, primero por aceptar la invitación y luego por solo retirarme cuando me di cuenta que me había usado para darle celos a su ex.
Hogwarts era relativamente pequeño en cuanto al alumnado, así que a Greg no se le hizo muy difícil deducir quien había sido el causante del enojo de la pelirroja. — Dean Thomas.
— Así es.
— ¿Y piensas dejar todo así? —preguntó por pura curiosidad y sin realmente esperar una respuesta honesta por parte de la chica.
— Ya me dijiste que no me consideras insignificante, pero ¿De verdad me crees tan estúpida? —respondió ella entrecerrando sus ojos y con una expresión evaluadora en el rostro.
— Ummm, estúpida propiamente no, pero ¿No son los Gryffindor los que llevan el estandarte del honor, del valor, del camino honesto, etc. etc.?
— Sí, sí, bueno, ya te entendí el punto pero mi corazón Gryffindor me dice que debo ser valiente hasta para cobrarme las ofensas que me hacen los demás. Y eso haré cuando menos se lo espere.
Fue el turno de Greg para reírse. Esa era la forma más Slytherin que él había escuchado para justificar la venganza de un Gryffindor. Ginny jamás lo había visto sonreír, mucho menos reír a carcajadas y se notó que estaba sorprendida por eso.
— ¿Segura que estás en la casa correcta? —preguntó Greg haciendo un enorme esfuerzo para no ahogarse de la risa.
— Por supuesto que sí —afirmó y le devolvió la sonrisa.
Se miraba bonita, desde que desarrolló sus formas femeninas era una chica de buen ver y Greg podía parecer estúpido, pero de estúpido no tenía un pelo. Rápidamente se planteó varias situaciones ante la oportunidad que su intuición le decía que tenía enfrente. No sabía muy bien hacia donde lo llevaría pero lo más seguro era que podía sacar algún provecho. También sabía que sentarse a platicar de nuevo con la pelirroja no le llegaría en bandeja de plata así que antes de que sucediera otra cosa y Ginny se le escapara de las manos, lanzó su ofrecimiento.
— Si necesitas ayuda para tu venganza, puedes pedírmela.
Ella lo miró con desconfianza. — Eso puede tener varias interpretaciones, Goyle.
— Escoge la que quieras —dijo sintiéndose dadivoso.
— Mi primer impulso es hacer uso de tu matonería y pedirte que le partas el cuello —propuso dejando salir su lado violento.
— ¿Pero?
— Puede traerte muchos problemas y tampoco quiero eso.
— Depende de cómo lo sorprendas. Es probable que ni siquiera se entere de que fui yo —Ginny le vio entre sorprendida y escéptica.
— Sí, bueno, pero también los golpes son pasajeros y después todo volverá a ser como antes. Yo quiero algo que lo haga revolverse del coraje y que cada vez que me vea se le encoja el estómago por el enojo —confesó y entonces el rostro se le iluminó— Quieres simular ser mi novio?
Uy, esto estaba saliendo mejor de lo que Greg podía haber pensado. Y lo mejor de todo es que la chica pensaba que todo era idea suya. Aun así, puso reparos iniciales. — Weasley, eso hará que todos los Gryffindor se revuelquen de la cólera, por no decir que tendré que lidiar con los celos de tu hermano, apoyado por San Potter. ¿O es que quieres que me maten con tu venganza? ¿Yo qué sacaré de todo esto? Menos mal que no me quieres causar problemas... —masculló.
— No te preocupes por Harry y mi hermano: yo los mantendré a raya. Y el resto de Gryffindors no hará nada si Harry se queda tranquilo. ¿Qué ganas tú con todo esto? Pues limpiar un poco tu imagen de matón. También te servirá para desligarte un poco de la influencia de tu rubio amigo y de los recelos de la gente a causa de la fama de tu padre.
Greg la miró intensamente. Además de hiper honesta, la chica era inteligente pues había analizado su situación con bastante certeza y rapidez. Mentalmente se preguntó de nuevo si en realidad Ginny estaba ubicada en la casa correcta. Aunque eso no evitó que lo incomodara el comentario sobre su padre. Por eso evadió ese tema y se enfocó en las demás cosas.
— ¿Qué tiene que ver Draco en todo esto?
— ¡Ay, no te hagas! Todo el mundo cree que él toma tus decisiones. Así que este arreglo conmigo te ayudará a que vean que no es así, por que yo no sería la primera opción que él te recomendaría, ¿verdad?
— La verdad, no. Y visto de esa forma creo que puede ser beneficioso para los dos.
— ¿Entonces tenemos un trato? —preguntó con expresión esperanzada.
Bien, ese era el momento de poner sus condiciones, así que eso hizo.
— Antes de cerrarlo quiero que quede claro que soy posesivo y aunque esto sea una farsa no quiero que te veas con otros.
— Hecho —dijo Ginny con rapidez— pero eso lo debes aplicar contigo también. Por mi parte quiero estricta confidencialidad, no quiero que absolutamente nadie se entere de esto, mucho menos alguien que pueda usarlo en mi contra. Considérate hombre muerto o al menos completamente maldecido si se rompe el secreto.
— Hecho. Y yo tengo una consideración final: Si vamos a simular ser novios, eso incluye besos, abrazos y tomadas de mano en público, sin ruborizarse y como si fuera lo más normal del mundo entre nosotros —Ginny se quedó pensativa, como si no hubiera considerado ese punto, pero luego se volvió hacia él con expresión decidida.
— Hecho —dijo y extendió su mano. Greg la apretó sellando el trato entre los dos.
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No me tiren tomatazos, ni maldiciones imperdonables, pero se agradecen los reviews. Sí, es probable que la trama se les haga algo trillada pero me apetecía divagarme con algo romanticón y sin mucho drama. Quienes siguen Ojos Azabache, no desesperen, dentro de poco postearé los capis que tengo adelantados.
Un abrazote!
Clau