Disclaimer: Todos los personajes son propiedad de S.M, solo la trama es mía.

Capítulo 1: Bienvenida a Forks, Bella.

Bella's Pov.

-Bella, ya sabes, si quieres regresar, hazlo cuando quieras, siempre voy a estar esperándote, ¿entendido? – Me dijo mi madre.

-Sí, mamá. Pero ya te he dicho que quiero pasar una temporada con Charlie. No será permanente. – La intenté tranquilizar.

-Más vale prevenir que curar, Isabella. – Ya llegó mi madre con sus "dichos".

-Vale, vale. Lo he entendido. – Le dije rodando los ojos.

En ese momento, llamaron por el altavoz anunciando mi vuelo.

-Mamá, te voy a echar mucho de menos. – Dije al borde de las lágrimas.

-Yo también, mi pequeña Bella. Que sepas que todos los días te llamaré o me comunicaré contigo de una u otra forma. Te quiero, pequeña. – Me abrazó bastante y yo se lo devolví.

Me alejé de ella – Ya que si no lo hacía ahora, no la dejaría ir – y me adentré hacia la puerta de embarque.

Cuando ya me situé en mi correspondiente sitio y saqué mi libro y mi iPod azul, alguien me tocó el hombro con mucha delicadeza.

Subí la mirada y descubrí a un apuesto hombre, alto, mirada penetrante y ojos esmeraldas. Me quedé embobada.

-¿Sí? – Pregunté mientras que me quitaba mis cascos.

-Perdona, pero lamento decirte que ese es mi asiento. – Me dijo educadamente, señalando mi asiento.

-Ups, lo siento, de verdad. – Dije levantándome. Me pasé al asiento del al lado, que daba a la ventana.

-Edward Cullen. – Se presentó extendiendo una mano hacia mí.

-Bella Swan. – Se la estreché y una rara corriente eléctrica me atravesó por toda mi columna vertebral, haciéndome temblar.

Después de eso, hablamos muy poco, ya que él no era muy dado a conversar… ni yo tampoco. Todo hay que admitirlo. Además, parecía que la ignorancia iba tomada de su mano.

A parte de eso, parecía un buen chico.

Me enfrasqué de nuevo en mi lectura y así las cuatro horas que tenía mi vuelo.

El viaje había sido agotador, pero nada del otro mundo.

Cuando me iba a ir por un camino distinto, Edward se despidió de mí.

-Hasta luego. Me hubiese encantado conversar un poco más contigo… pero ya habrás podido apreciar de que no soy muy conversador. – Soltó una sonrisa un poco falsa – desde mi punto de vista –.

-Lo mismo digo. No soy muy "de palabras". Espero volver a verte, Edward. – Me despedí con un gesto de la mano y él me lo regresó, pero me dio la impresión de que me lo regresó por tal de no ser maleducado.

Cuando cogí mi – escaso, debería añadir – equipaje, salí en busca de mi padre Charlie.

-¡Bella! – Me saludó cuando llegué hacia él. Me dio un abrazo bastante emotivo, que le regresé, y me separó de él para verme mejor. – Qué grande estás.

-Papá, me viste hace un mes. – Le contesté rodando los ojos.

-Demasiado tiempo sin ver a una hija. Eso se lo puedes preguntar a cualquier padre y seguro que te contesta lo mismo, así que nada de rechistar. – Me contestó con una sonrisa sarcástica. – De todas maneras. Bienvenida a Forks, Bella.

Me pasó un brazo por lo hombros, cogió mi maleta y – desgraciadamente – me dirigió hacia su coche: El coche de policía.

Charlie encendió el coche y se dirigió hacia la que una vez, fue mi casa.

La casa seguía igual de siempre, blanca por fuera, cuatro escalones que daban al porche, la ventana de mi habitación con su cortina casi transparente blanca, la de Charlie crema. En fin, todo estaba igual.

Charlie abrió la puerta y dio paso a un vestíbulo. Como había dicho, todo estaba igual, pero al fin y al cabo, las paredes no se mueven, ni las puertas, ventanas, escaleras… y todas esas cosas.

Mi padre subió al piso superior y dejó mi maleta en mi habitación. Antes de que pudiese ver nada, mi padre me habló.

-Bien, Bella. No te voy a atosigar. Sabes que no es lo mío. – Sonrió. – Te dejo sola para que puedas acomodar todas tus cosas.

Se fue y me dejó allí para que pudiese estar sola.

Las paredes estaban pintadas de ¿Rosa claro? ¿Esto que es? Bien, dejemos esto para más tarde. La mecedora… Espera, ¿mecedora?

Vale, esto es un cuarto de niña chica, sinceramente lo digo.

¿Qué esperabas? No vienes desde los dos años. Cierto, subconsciente.

No pisaba este cuarto desde que mi madre me llevó con ella a Phoenix, y eso fue hace como… ¿Dieciséis años?

Decidí dejar todo este tema de mi cuarto para más tarde y colocarlo todo donde debía estar.

Después de una hora de colocarlo todo, bajé a la cocina a preparar algo para mi padre de cenar.

Seguro que mi padre solo se ha abastecido de comida basura. A tal punto, que podría poner la mano en el fuego y no quemarme.

Preparé algo fácil: lasaña.

Cuando ya estuvo preparada, llamé a Charlie para que se sentase y comiese.

Cenamos en un apacible silencio, para nada incómodo. Charlie era muy callado, al igual que yo.

Cuando terminamos, lavé los platos y me dirigí a mi habitación para coger un pijama y tomar una ducha.

Cuando las gotas de agua caliente se acabaron, salí, me vestí y me metí en mi cama.

Gracias a dios se les habían ocurrido de cambiar la cuna por una cama.

La noche pasó tranquila las tres primeras horas. Luego, no pude dormir. Decidí bajar y tomarme una tila para que me relajase. Mañana entraría al instituto, muy temprano.


hooolaaaaaaa! :D

y aquí volvemos con una nueva historiiaa! :D

las que me sigan en mis otras mis historias, seguro que pensarán: ¿Pero y esta de que va? ¿Por qué no termina sus otras historias antes de empezar otra?

bueno, sencillamente porque se me ha venido a la mente y no podia desperdiciar la oportunidad!

y os aproximo de que ya tengo otra en mente, pero esa no sé si es buena o no.

a lo que iba, que espero que esta historia sea bienvenida y que os guste ^^

espero vuestra opinión, porque si veo que esto no va, la borroooooooo! xD

bueno, gracias a VivirDeCrepusculo ya que me ha ayudado a poner el nombre a este fic ^^

no os molesto más :)

Robert Ashley Cullen Swan (: