Disclaimer: Todos los personajes le pertenecen a Meyer, yo sólo juego con ellos. La trama es mía.
Canción recomendada: The climb – Miley Cyrus.
Summary:
—Disculpa —susurré bajito. —Siempre nos encontramos de este modo, debemos cambiarlo, ¿no crees? —y esa voz me sonó muy conocida, alcé mi vista y unos ojos esmeraldas me miraba expectantes.
Tiempo al tiempo, es hora de olvidar
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Y me besó.
Al separarme de él, me di cuenta que pensaba que con un beso todo estaría perdonado. Había pasado cuatro años, no un mes.
La gente comenzaba a retirarse del café, y tan sólo quedábamos nosotros más los empleados.
Edward me seguía mirando, de seguro que esperaba mi respuesta, pero me haría de esperar un poco más, después de todo lo que habíamos tenido que pasar, todos los tormentosos sucesos un perdón nunca era tan fácil.
Él tendría que ganarse mi corazón una vez más.
—Debes volver a ganarte mi corazón —le susurré en cuanto él tomó mis manos.
Suspiró y asintió con la cabeza.
—Haré lo que sea para volver a tenerlo junto al mío…
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—¿Y con eso el abuelito ganó tu corazón? —preguntó la pequeña Susie, quien estaba sentada en mi regazo. Asentí mientras acariciaba su rizado cabello rojizo. Volteé mi rostro para que no me vieran llorar. Estaba lloviendo, como aquel día en el que prometió volver a ganarse mi amor.
Los años habían pasado, me había casado con Edward. Las memorias del día de mi boda jamás se borrarían de mi mente. El vestido blanco y elegante, el olor que desprendían las flores, la suave música, el vals junto a él, nuestra luna de miel en aquella isla.
La sonrisa que tenía plasmada en su rostro cuando le dije que sería padre. Y aún más grande cuando supimos que sería niña, nuestra hija Charlotte.
En cuanto tuvimos estabilidad económica, Edward entró a medicina nuevamente, saco su título con honores. Abandonó por completo el trabajo de policía. Y se dedicó a cumplir su sueño de ayudar a los demás. Cada día que llegaba a casa, lo hacía con una sonrisa.
Edward, cuanto le extrañaba. Los días sin él, eran largos y tristes, a pesar de tener la compañía de la pequeña Susie por las tardes, no era lo mismo.
La pequeña niña sentada bajo de mi regazo al oír la puerta abrirse. Sabía que era su hermana mayor, Laura, quien llegaba del colegio.
Cerré mis ojos, y dejé que mi mente volara por aquellos recuerdos que no quería perder. Los momentos en que él trataba de recuperar mi amor.
Cuando hicimos el amor por segunda vez, pero está vez había sido en nuestro prado. Aquel lugar que con los años se había marchitado al igual que nuestra piel.
Nuestra hija Charlotte, se había casado con Max Black, sí, él hijo de mi mejor amigo Jacob.
Luego de ese beso, las cosas habían vuelto a ser las mismas, pero no del todo, por un tiempo pensaba que él se había enamorado de mí, pero en cuanto le pidió matrimonio a Nessie en frente de todos, mis sospechas se fueron.
Cada momento juntos, era hermoso. Todas las festividades que pasamos en familia, ver los brillantes ojos de nuestra hija ante el enorme árbol de navidad, el día de acción de gracia, Halloween.
Halloween fue una fecha especial, me había reunido con los Cullen, y con mi padre. En cuanto me vio, comenzó a gritar, pero sabía que era porque había estado asustado durante todos estos años, y al verme con Edward y con una pequeña niña, era una gran sorpresa para él.
Me había quedado un mes junto a él, las cosas estaban calmadas. Al poco tiempo le perdoné, después de todo no podía seguir peleada con mi padre.
Ahora que ya no estaba a mi lado en piel, le extrañaba aún más.
Los recuerdos que quedaban en mí, eran algo borrosos. Tan sólo quedaban los vestigios de algunos de ellos.
El día en que Edward falleció, fue un día gris para mí. Era una semana antes de su cumpleaños, habíamos salido a caminar por un parque, el día estaba soleado, la brisa fresca se enredaba en nuestros cuellos, la risa de unos niños jugar, era perfecto.
Edward se comenzó a sentir mal, nos sentamos en la banca más cercana, fue entonces que su mano subió a su corazón, y se desplomó. Mis gritos no tardaron en llamar la atención de las personas que llamaron a una ambulancia, para cuando habíamos llegado al hospital era demasiado tarde. Él había muerto.
El médico nos había dicho que su repentina muerte, era debido a su edad y antecedentes familiares.
El mes después de su muerte, Charlotte —mi hija—, me había estado insistiendo en que me mudara a su hogar, para que no estuviera sola. Pero me negaba a abandonar el hogar que había compartido con él.
Luego de meses de insistencia, finalmente había aceptado. Me dolió dejar mi antiguo hogar, olvidar aquellos recuerdos que me hacían mal.
Abrí mis ojos, y comtemplé la sala de estar. Mi hija estaba sentada en el sofá del frente, leyendo un libro. Notó mi mirada y posó su libro en su regazo.
—¿Recordando nuevamente? —preguntó con una ceja alzada. Asentí con la cabeza suavemente, ella sonrió con calidez.
Dejo su libro en la mesa de café, frunció sus labios.
Suspiré.
—Si vas a darme la charla de que no debo recordar, olvídalo—solté antes de que ella hablará.
Ella me miró con tristeza.
—Sabes que lo hago porque te quiero —sonrió levemente—.Además tú y todos nosotros sabíamos lo mucho que te amaba, no tienes que ponerte triste, mamá.
A pesar de que no quería admitirlo, ella tenía razón. Mi salud cada día se deterioraba más y más, y la tristeza aceleraba el proceso.
Mi hija salió de la sala, y miré en dirección a la ventana. La lluvia todavía no cesaba, para mí, era como una señal que él me enviaba. Mi corazón me decía que faltaba poco para volver a verle.
Las cosas malas ya habían pasado, tan solo quedaban las buenas, y aquellos hermosos rastros de los que fueron los mejores momentos en mi vida.
Conocí el amor, gracias a ese chico.
Edward Cullen.
Hola, muchas gracias por haber leído mi historia. Siento la demora, pero entré a la universidad. Pero en fin, menos excusas y más agradecimientos.
Gracias por todo, por sus RR, alertas, favoritos, etecé.
LiahDragga.