Disclaimer: Naruto ni sus personajes me pertenecen. Solo los utilizo sin un valor pecuniario para un mero desahogo mental. Por tanto la historia y/o los hechos que se cuenten a continuación me pertenecen en su TOTALIDAD.
Notas del autor: De poco en poco he logrado traer el capítulo, y vaya que fue un reto. No quería que fuese el típico lemmon a los que están habituados, quería algo digno de ellos dos. Quería un encuentro memorable que evidenciara que ya no son unos niños. Quería deseo, frustración, amor-odio y ante todo el tedio emocional. Espero haberlo logrado, porque ese ha sido mi estado de ánimo.
A mi querido Lonely boy por haberme soportado todo este tiempo,
A pesar de todo seamos lo que seamos,
Siempre seremos los mejores amigos cariño.
Te amo.
Juguemos al amor, y asumamos que yo gano.
XLIX
We are Young.
Mi cerebro no acaba de procesar lo nos estaba pasando ¿Estaría dormido? No lo creo, porque lo que estaba sucediendo era demasiado surrealista incluso para estar soñando. Sentía como la sangre me bombeaba a millón, como mis venas y arterias palpitaban estimuladas por la visión que yacía frente a mí. Tenía el pulso desquiciado y la boca se me resecó enseguida al ver aquella visión tan erótica. Sus orbes verdes eran puro fuego. La poca cordura que me quedaba me abandonó al ver aquellos pechos cremosos coronados en un sostén de encaje color beige. Di un par de pasos hacia ella y mi fin llegó cuando se bajó el vestido completamente.
Ésta había sido una mala idea desde el principio ¡Maldita sea la hora que se me ocurrió venir a buscar aquello que no había perdió en baño de señoras! Jugando yo con fuego, empeñado en hacerle hablar y creyendo miserablemente que ella por algún motivo valido me dejó morir en Akita un enero de 2011. Haciéndome la paja mental que quizás, algo de lo que ella pudiese decirme podría darme algo de paz. Pero todo, absolutamente todo, no era más que una vil mentira.
Y allí estaba ella, Sakura, Sakura Haruno la primera y la única mujer que he amado en mi jodida vida. Hermosa, en su metro setenta con tacos de diseñador y vestida solo como un tanga color beige y un sostén a juego. Sobria pero sensual, con la piel nívea, los pechos más llenos y la cintura entallada. Sus piernas tan largas como antaño, lucían firmes y sus caderas redondas son ya las de toda una mujer. Esta quizás, sea una de esas imágenes que podré guardar para siempre en mi mente, una lástima que ella me haya hecho tanto daño.
-. Shhh….-su indicé se posó sobre mis labios justo cuando quería arrepentirme. -. Que los arrepentimientos vengan después- su mano deslizó la mía sobre el trasero amplio y redondo, poniendo el último clavo en mi ataúd.
Sakura me besó fogosa y demandante, haciendo que todo en mí ardiese. La tenía semidesnuda, cachonda y anhelante delante de mí. Habían pasado años, años sin sentir la proximidad de su cuerpo, la suavidad de su piel y el sabor de sus besos. Sin embargo, mi cuerpo la reconocía a ella y su forma de besar. Mis manos se posaron de lleno en su trasero apegándola a mí pelvis, mi pene estaba duro de sentirla así, terminé cargándola, a lo que sus piernas rodearon mi cadera sin dejar de besarme, su lengua buscaba incesantemente la mía y mi mano finalmente buscó el broche de su sostén.
Todo iba muy rápido, incluso para describirlo. Mi cuerpo se movía por puro instinto, su piel olía a perfume y ella, un olor característico que me persigue hasta en mis sueños. Sakura estaba sobre el mesón del lavamos. Sentía los pantalones apretados y sus manos pequeñas desabrochando los botones de mi camisa. La chica del cabello rosa seguía besándome con necesidad, boca contra boca, lengua contra lengua. Me sentía muy excitado, tanto que no lograba recordar la última vez que me había sentido de aquel modo. Sus dedos trémulos se movieron en mi abdomen, palpando todo a su alrededor. Fue ella quien rompió el beso buscando aire.
La miré, estaba sentada en el mesón, su piel nívea estaba rosada, sus mejillas estaban arreboladas por un rubor jodidamente erótico y sus labios estaban hinchados por nuestro beso tan exigente. Podía ver como los primeros vestigios de humedad en su tanga aparecían y su pezón duro de uno de sus pechos que se le escapó de sus sostén suelto. Iba hermosa y me miraba con ternura. Las imágenes del pasado y el presente se mezclaban en mi cabeza. Iba muy liado, y mi erección no ayudaba al respecto. Pero el sueño, duró poco.
Esa mujer era la misma adolescente flacuchenta que me dejó tirado diez años atrás en un hotel en Akita dejando una nota floja y ninguna explicación. Aquella misma, que durante 4 días y noches, se entregó a mí, a mis deseos más prohibidos y perversiones más retorcidas, para luego huir a la cama y brazos del imbécil de mi primo. Ahora ella era su mujer, su chica. ¿La besaría todos los días? ¿Le haría el amor a menudo? ¿Le daría orgasmos tan fuertes que se le dormirían los dedos de los pies? Me sentía herido, herido y humillado. Mi ser se debatía entre la lujuria y la ira. Ella me besó el pecho y usó su lengua para juguetear con mis pezones. Una caricia llena de significado entre nosotros, quería volverme loco. Sus manos empujaron mi camisa que cayó al piso, y ella continuo con su faena, sus dedos tocaban mi tatuaje. Su toque me quemaba en la piel ya cicatrizada, aquello le divertía y le gustaba, saber que la sigo llevando ahí conmigo y que nunca pero nunca me he librado de su recuerdo.
-. Para.- le dije con la voz grave. Su boca bajaba con la línea de mis abdominales. Ella me había quitado la camisa.
La chica me miró con esos grandes ojos verdes con la chispa tan encendida como la mía. En su tanga podía observar la ligera evidencia de su humedad y su pecho travieso estaba erecto. Estaba exquisita, y me tomó el cuello con sus brazos para besarme.
-. Nada de besos.- la tenía a solo centímetros, su pecho desnudo chocaba con el mío al subírsele el sostén hasta el cuello. Ella me miró indignada. -. Si quieres que follemos, lo haremos a mi modo.- Me dirigí a atacar sus orejas. -. Sé que te gusta esto, que te controle. Siempre te gustó. También que te diga guarradas. Porque eres una zorra, y te fascina.- mis manos le sacaron el sostén, movilizándose hacia sus pechos. -. ¿Sabes porque no quiero que me beses? Porque eres una puta.- mentira. -. Porque no me apetece que me beses con la misma boca que se la chupas el pringado de mi primo.- la realidad es que no quiero que me bese con los mismos labios que le besas, y porque un beso suyo se es mi perdición. -. Ahora, ponte de rodillas y cómeme la polla.-
Sakura sonrió en silencio llena de lujuria, y desabrochó mi cinturón mordiéndose los labios de antelación. Sus manitas de niña, que no había perdido con los años, bajaron mi bragueta dejando que mis pantalones cayeran.
-. Pues vale, como tú quieras.- me desnudó dejando mis calzoncillos en el piso.
-. Shhh…Silencio. Nadie te ha dicho que me hables. No seas insolente.-Acto seguido se puso de rodillas engullendo mi miembro. Cerré los ojos por instinto, dejándome ir a un viejo recuerdo.
A Sakura le gustaba la música de Maroon 5. Ella solía tararear sus canciones mientras se bañaba, a veces cuando comía y de cuando en cuando, cuando viajábamos. Por lo que en nuestro segundo día de viaje le he comprado un CD, el álbum debut "Songs About Jane" dado que allí estaban sus canciones favoritas, que para entonces tenía más de 10 años de haber salido al mercado.
-. Está muy chulo, no soy muy de CD's pero este de verdad me gusta.- la chica del cabello rosa me decía emocionada en el asiento del copiloto. -. Muchas gracias…- me dio un beso corto en los labios, creo que para no desviarme mucho del camino.
-. Me alegra que te haya gustado.- seguí conduciendo de manera calmada saliendo de Sapporo.
-. ¿Podemos escucharlo?- me preguntó
-. Claro, linda- puse el CD en la radio y "Harder to Breathe" empezó a sonar el instante, disminuí un poco la velocidad y me detuve poco a poco. -. Aunque bueno, Haruno ya que me vas a llevar todo el camino oyendo tus canciones favoritas al menos deberías darme un buen beso de gracias.- me giré hacía ella quien alegre me besó.
Esa vez, Sakura me besó animada. Habíamos hecho el amor antes de salir y eso me tenía bajo control, pero todo con ella me era más difícil. Siempre terminaba poniéndole las manos encima era un jodido adicto a ella, a su piel y a su belleza. Pero en este caso, fue ella quien metió mi mano bajo su falda y comprobé que no traía bragas puestas, como pude intenté librarme.
-. Me vas a retrasar Haruno…- le toqué el sexo con suavidad a lo que ella suspiraba pesadamente. -. Mira todo lo que me haces hacerte…-le dije con diversión frotándole, ella abrió más las piernas para que la tocase más directamente. -. Eres una guarrilla de lo peor, no te pusiste bragas para provocarme.- la chica del cabello rosa se retorció en el asiento del copiloto. -. ¿Te quieres correr?-le pregunté frotando con mis dedos su clítoris abultado.
-. Ah…Aja.- me dijo en un gemido. Me gustaba que Sakura no era muy ruidosa, pero cuando gemía lo hacía auténticamente.
-. Vale linda, entonces vente en mis dedos.- le presioné más su botón y ella estalló al poco tiempo.
Mientras ella aun gemía con las piernas ligeramente abiertas, me puse en marcha nuevamente. Tenía los vaqueros hechos un lío, pero el hacerle correr me gustaba más. La última estrofa de la canción sonaba, mi chica seguía con los ojos cerrados con una sonrisa de satisfacción en la cara. Moría por cogérmela, a ciencia cierta no recuerdo como hice para no metérselo entero, la tenía dura.
-. Eso ha estado…ufff….- mi pequeña Sakura me susurró al oído.
-. ¿Es que vas a decirme guarradas al oído mientras manejo?-le pregunté.
-. ¿Te mola eso?- me preguntó sensual arrodillada en el asiento.
-. Tú me molas como sea.- le guiñe en ojo sin perder la vista en el camino. No había mucho tráfico a decir verdad.
-. A mí, que me hagas correrme tan bien…- la polla se me quería explotar. -. Se te da magnifico eso.- me besó detrás de la oreja y tuve que bajar la velocidad, porque joder me estaba descontrolando. -. La tienes dura.- comentó casual a mi oído. -. ¿Qué no tuviste suficiente esta mañana?- me preguntó.
-. Nunca tengo suficiente cuando se trata de ti, joder, Sakura me estas matando.- estaba muy excitado la verdad.
-. Yo quiero llegar ya a la ciudad, para que me hagas guarradas.- me dijo como una niñita.
-. Oh linda…me gusta como piensas.- le dije levantando la ceja. -. ¿Me quieres contar que quieres que te haga?-
-. Pues…-dijo como una niñita. -. Me gusta que me beses entre las piernas…- el pene se me iba a reventar de lo excitado. -. Se siente muy bien, y que también me beses el trasero, y entre el, luego que me metas tu pene ahí y me metas los deditos y me frotes mientras me penetras el culo.- ¡J.O.D.E.R!
-. ¿Tanto te gustó eso anoche linda?- le pregunté y ella asintió. -. A mí me gustó mucho, pero no quiero lastimarte.-
-. No lo hiciste.- me dijo. -. Escuece un poquito pero nada que no sea soportable por lo que provoca.-
-. Se me van a reventar los huevos.- a penas y podía concentrarme al manjar. -. Me tienes bruto nena, sácame la polla que se me va a explotar.- le pedí
Las manitas de niña de mi chica abrieron mi bragueta con suavidad, realmente en ese momento me esperaba una paja, y correrme en esas manitas. Pero contrario a eso, mi chica se mojó los labios y me la mamó sacándomela por el hueco de los calzoncillos. Se le metía casi toda, y me succionaba como me gustaba, con presión en la piel debajo de la cabeza, todo mientras conducía. ¡Oh joder! ¡Era el cielo! ¡Es el cielo!
La realidad se mezclaba con los recuerdos, la Sakura adulta me miraba intensamente con mi pene entre sus labios y haciéndome una mamada como me gustaba. Se encontraba arrodillada, sus tetas se bamboleaban, me acariciaba ligeramente los testículos. Parecía disfrutarlo, y yo me sentía cerca de acabar, pero no quería hacerlo en su boca.
-. Suficiente.- le dije, los recuerdos en mi mente me turbaban. Sentía placer pero a la vez un dolor hondo y sórdido.
Era preciosa, como una venus, con el pecho lleno, la cintura estrecha y las caderas amplias. Estaba casi desnuda, solo con unos tacos gigantescos, un tanga diminuto y húmedo. Ya no era una niña, poco quedaba de la adolescente flacuchenta y escuálida. Ella me besó el cuello, mi pene rígido le punzaba la barriga, Sakura estaba muy cachonda, su piel estaba caliente y yo le mandé las manos al trasero grande y bien puesto, y recordé las veces que me lo cogí en ese viaje. ¿Se lo cogería Itachi también? Cada que pensaba en ello la sangre me hervía.
Palpé entre sus muslos jugando con mi dedo sobre su tanga, pese a no poder tocar la textura carnosa de su sexo, sentía el calor y la humedad que despedía. Aun me sentía confuso, mucho a decir verdad, todo iba muy pero muy rápido. Mamé sus pechos, los pezones de Sakura eran tan rosas como su cabello, también eran tiernos y ella se moría de placer cuando le brindabas esas caricias. La chica me agarró el pene aun húmedo con su saliva, y me tocó suavemente haciéndome una paja.
-. ¿Quién te dio permiso de tocarme?- le pregunté con molestia.
-. Pensé que te gustaría- dijo en voz baja, mientras yo le tocaba entre las piernas. Ella se estremecía con cada roce, una sonrisa se curvaba entre mis labios de verla así.
-. ¿Y quién te ha pedido que pienses?- paré de tocarle y la obligué prácticamente a sentarse sobre el mesón con mi cuerpo. -. Creo que se te olvida cómo es esto…-estábamos frente a frente su aliento inundaba mi cara. -. Si te lías conmigo te olvidas de todo, te sometes a mí, mis deseos, mi placer, mi voluntad y sobretodo mis reglas.- le miré de manera fuerte y ella bajó la mirada tan sumisa como la recordaba.
-. Pe…pero y yo…-
-. Tu nada…-le dije con autoridad. -. Solía ser muy generoso contigo, pero eso es agua pasada. Ya no se trata de ti.- mis manos se colaron en su tanga. Su sexo estaba mojado y depilado, mis dedos se llenaron de líquido. Enseguida que la toqué, ella empezó a estremecerse. -. Esto solo te demuestra que te tengo cuando yo quiera…- la froté con vigor buscando traerla a las puertas del orgasmo. -. Tu primer amante fui yo, quien te hacía disfrutar era yo. Y así mismo…-la sentía estremecerse, Sakura ahogaba los gemidos. -. Hoy no me da la gran puta gana que te corras.- intempestivamente paré mi labor dejando la mano sobre su sexo pero sin tocarle, justo cuando la chica de los ojos jade iba a acabar.
-. Idiota…- me dijo agitada.
La tenía entre mis brazos, la mano que estaba en su sexo subió por su vientre y acarició sus pechos con rudeza. Quería besarle, pero eso implicaba romper mis propias reglas. Sus labios lucían suculentos, estaba hermosa, estaba vuelto loco con ella, pero Sakura no debía notarlo. Quería hacerla sufrir, torturarla tanto como su recuerdo lo ha hecho conmigo. Debía terminar esto, le besé detrás de las orejas y ella se volvió gelatina bajo mi cuerpo, me agarró el trasero, y eso hizo que me apagase más a su cálida anatomía. Mis manos apresaron el elástico de su tanga, empapada de sus jugos. Joder que la ansiedad me tenía como un chaval de instituto. Tanto deseo frustrado, tanto calor contenido y ganas de hacerla gritar hasta desfallecer. Bajé por su cuello, mientras su última prenda se deslizaba por sus muslos blancos, le mordí el pecho izquierdo, a lo que Haruno gritó de placer y dolor. Mi pene estaba inquieto, quería enterrarme en ella a pelo. Tomé sus caderas y la puse sobre el mesón del lavamanos.
-. Eres una zorra.- metí mi dedo en su hendidura y la encontré dilatada. -. ¿Te excita lo que te voy a hacer? ¿La quieres adentro, que no? Que te la meta hasta la base.- me encantaba hablarle sucio mientras me divertía jugueteando con mi dedo en su canal. -. Te voy a follar como una perra y el cornudo de tu marido ni se entera. Estará a fuera con esa cara de pringado pensando que tienes un buen rato echándote mascara de pestañas. ¿Lo haces así con él? Medio en público, con una fiesta de fondo y en un baño. ¿Lo habéis hecho así? Supongo que no…- paré mi juego cuando ella pensaba a disfrutarlo. -. Espero que hayas pensado suficiente hoy en tu marido, futura señora Uchiha.- su mirada era pornografía pura. Tomé su pierna y la alcé dejando su sexo abierto para mí. -. Porque ahora solo vas a pensar en lo bueno que la estás pasando mientras te la meto.- guie mi sexo hasta el suyo tan dilatado y me introduje en ella.
La última vez que follamos, hace más de diez años no la había sentido a Sakura extraña. Habíamos ido a ver una película en Akita, aquella ciudad maldita donde me abandonó. Después de unas cuantas caricias en cine, me tenía como un adicto muerto de ansiedad. Me sentía el tío más afortunado del universo, esa noche la bese entera. Desnudé su cuerpecito menudo, bajo el vestido y la camisa de manga larga que llevaba debajo. Estuvo preciosa, receptiva a mis caricias, se corrió varias veces esa noche, tanto que se quedó dormida enseguida. Me dejó seco, como cuando era un preadolescente y me mataba a pajas viendo cintas porno de bajo presupuesto que lograba conseguir con mis amigos bajándonos de un pastón. Esa noche sentí que nada podía separarnos.
Los jadeos ahogados de la Sakura adulta me volvieron a mi realidad. Sentía como su sexo tan estrecho como le recordaba me apretujaba el miembro cada que la estocaba, sus fluidos me la empapaban. Con mi mano libre recorrí sus curvas, pero realmente solo quería tomar su barbilla y besarle. Mi instinto me guiaba y mi cara se acercaba más a la ella, Haruno se relamió los labios de sentir mi proximidad a la par que suspiraba pesadamente. No podía romper mis límites, salí de su interior y la tomé sin delicadeza del brazo obligándola a ponerse en píe.
-. ¿Te has cansado tan rápido?- me preguntó con esa impertinencia propia de ella, que me hizo hervir la sangre. -. Parece que los años te han oxidado Shimura.- había trastocado un poco por lo tacos. Yo aún la sostenía del brazo con brusquedad.
-. ¿Quién te ha dado permiso para que hables?- le pregunté. -. ¿Es que quieres que vuelva a ponerte de rodillas a que me la chupes de nuevo?- le escupí con odio. -. Te voy a enseñar quien es la que está oxidada.- la obligué a girarse. -. Para cuando acabe contigo, no te vas a acordar ni de cómo te llamas.-
No estaba siendo para nada delicado. La tenía con pecho apoyado contra el frio mármol del mesón del lavado mientras me daba una vista exquisita de ese culo de infarto y de ese sexo mojado que se apreciaba entre sus largas piernas bien abiertas. La cara de vicio que tenía era de esas que no te permiten olvidar. Me introduje en ella nuevamente con fuerza, haciendo que sus antes pequeños gemidos se convirtiesen en gritos de puro placer.
-. ¿Qué decías pequeña Sakura?- le pregunté con ironía.
-. ¡Jo…!- ella no podía ni hablar. -. ¡Ah! ¡Sí! ¡Sa…Saisuke!- gritaba jadeante.
-. Mira cómo te cojo putita.- le dije al oído, a lo que acto seguido le mordí el lóbulo. Me moví lento torturándola, me gustaba hacerle saber quién tenía el control. -. Estas empapada, porque todo esto te pone como una moto.- Mis dedos trémulos tocaron su sexo, que seguía yo penetrando suavemente. -. Te has salvado que no hay condones, porque si no te estuviera follando esta preciosidad.- le di un cachete en la nalga derecha sin mucha rudeza y ella gimió.
-. ¡Joder Shimura! ¡Si vas a joderme al menos hazlo como se debe!- me gritó la muy zorra. -. ¡Dame más!- me pedí moviendo su cadera para que me la cogiese más rápido.
-. Tienes una boca muy sucia, pequeña.- le dije con una sonrisa arrogante. -. Así que me apetece que te calles.- introduje dos de mis dedos en su boca. -. Chupa pequeña promiscua.- le dije con un deje infantil en la voz. -. Te voy a enseñar que yo siempre te jodo como se debe.-
Sakura me hizo caso y lamía mis dedos con maestría, como cuando se engullía todo mi miembro. A medida que lo hacía, aumenté el ritmo de mis embestidas. Me la estaba cogiendo como nunca, pero no dejaba en ningún momento que se corriese. Saqué mis dedos de su cavidad y bajé a su sexo hinchado, frotándole el clítoris con los dedos húmedos de su saliva. La chica del cabello rosa, se puso como una gelatina, gemía con descontrol y gritaba como nunca.
-. Ven acá.- salí de ella jadeante. Me senté esta vez yo en el mesón y a ella sobre mi pene.
Yo no pensaba con claridad, nada me importaba. Solo sentía placer, puro jodido, físico y carnal placer. Poco me importaba el frio del mármol en el culo, mi mente, alma y cuerpo estaban más concentrado en el cuerpo menudo de Sakura y ese culo de muerte bajando sobre mi polla, metiéndosela hasta la base. Sentía los huevos llenos, y que pronto me correría, moví mis dedos sobre su clítoris hinchado y le acaricié los senos mientras ella me marcaba el ritmo. Estábamos al límite, sus paredes empezaban a apresarme, mis dedos no dejaron de torturar su botón.
-. ¡Saisuke!- gritó en el éxtasis. Sus paredes internas se contraían contra mi polla, mientras ella se retorcía de placer.
La chispa de los testículos a la punta del pene, me anunció el orgasmo. Los músculos rígidos de la pelvis se soltaron enseguida y una sensación placentera, y jodidamente fuerte me azotó sin piedad mientras el cuerpo caliente de Sakura estaba laxo sobre el hueco de mi hombro. Me derramé en su interior con violencia, llenándola de mí y fue en ese preciso momento que no aguante más. En un acto de irrevocable estupidez, la besé con violencia. Ella me correspondió con ímpetu.
Sin aviso ella rompió el beso poniéndose en píe con dificultad. Las piernas le flaquearon un poco, pero como pudo se giró y me estampo otro beso. Era más posesivo, ambos estábamos sudados y ella me halaba el cabello. Los recuerdos volvían, se entremezclaban con la realidad. Mi necesidad de complacerla volvía. Estaba de nuevo erecto, listo para el segundo asalto. Deslicé mi mano hasta su sexo encharcado de nuestros fluidos. Mientras le metía un par de dedos, la chica de los ojos verdes me besaba enloquecida.
-. Mételo…-me dijo en un susurro. Una mueca de arrogancia se formó en mis labios.
-. ¿Qué dijiste?- al coño con la puta regla de los besos.
-. Mételo…- volvió a susurrarme.
-. ¿Qué meta que?- le pregunté jugando con ella mientras movía mis dedos en su interior.
-. ¡Ah! ¡Coño! ¡Mételo!- me tiró del cabello y eso me puso a cien.
-. Aun no la pillo…- me las seguí tirando de tonto.
-. ¡Méteme la puta polla! ¡Idiota!- oírla hablar así me excitaba.
-. No me apetece.- le bromeé. -. ¿No te basta esto?- le pregunté. -. ¿Ya te has vuelto tan puta que necesitas desesperadamente una polla en tu interior?- mis dedos seguían jugando con su canal.
-. ¡Eres un…! ¡Ah…! ¡Jodido cabronazo!-estaba por correrse de nuevo. -. Ni se te ocurra detenerte estoy…estoy llegan…- oh no, ella no se correría. Saqué mis dedos de su sexo y le acaricié el pezón derecho. -. Jodido bastardo…-me dijo con odio. -. Que te den…-
-. Cierra la boca Haruno- la tomé de la brazo para que no se fuese. -. Ven aquí putita…- le ayudé a subir al mesón rodeándome ella con sus piernas. -. Yo aún no he terminado contigo.- la besaba entre tanto y tanto. -. ¿Decías tú que estaba oxidado?- le pregunté con ironía. -. Bien entonces ahora vas a cogerte tú misma esta polla que tanto querías.- acto seguido le estampé un beso de esos que te dejan sin aliento.
Esto era un vicio, un polvo de locos, una fantasía retorcida. Sakura tenía las rodillas sobre el mesón, rodeándome la cadera con ellas, bajando sobre mi polla. Sus gemidos eran alaridos de placer, se la metía hasta los huevos, nos besábamos en el proceso y ocasionalmente yo succionaba sus pechos erectos. Era un acto de locos, donde cada uno estaba mostrando el paso de tiempo. Este no era ni por asomo un polvo de aquellos de antaño. Esta mujer no dejaba rastro de aquella adolescente flacuchenta penosa que temblaba cuando la desnude en mi apartamento después de una borrachera. Ella era todo fuego.
-. Pero te estas moviendo de vicio.- mordisquee sus orejas en el proceso. -. ¡Uf! ¡Sí linda! ¡Así!- Su lengua jugaba con pezones. -. Tócate para mí- le pedí. Tomando su mano izquierda, dejando su derecha apoyada en mi hombro para que pudiese seguirse sentando en mi pene. Le lamí los dedos y los lleve a su clítoris.
No parábamos, mis manos estaban sobre los cachetes de sus nalgas subiéndola y bajándola sobre mi miembro, Sakura gritaba como una loca. Nunca habíamos estado así. Teníamos historiales de polvos magníficos pero esto era otro nivel. Estos eran dos adultos, no dos adolescentes descubriendo que les gusta. Era una mujer que admitía su deseo, que se dejaba llevar y que daba rienda suelta a su adulterio. Le mordí ligeramente el cuello, sobre la garganta mientras ella se masturbaba para mí, quería marcarle para recordarle este momento.
Un gemido sonoro y autentico, seguido de una convulsión de todo el cuerpo de la chica del cabello rosa me anunció su orgasmo. Su cabeza de fue hacia atrás, por lo que tuve que sostenerle de la espalda para que no se cállese. Le embestí yo unas cuantas veces más, a lo que me corrí también, llenándole por completo de mis fluidos. Caí derrotado con la cabeza sobre el espejo, Sakura se derrumbó sobre mi pecho ambos agitados.
Nos quedamos así un momento que pareció eterno y corto. Su cuerpo estaba caliente, me hacía un rosario de besos en el pecho mientras estuvo ahí. Sentí unas ganas de tirarme a llorar como un idiota. ¿Por qué no pudo ser así siempre? ¿Por qué las cosas no fueron cómo debían? Porque tenemos que ser dos infieles en una fiesta que le dan rienda suelta a su deseo en un baño. Ella era mía. Vale, sé que la lie en el pasado pero ella me había perdonado. Habíamos borrado y enmendado los errores. Entonces ¿Qué demonios había pasado?
-. Sakura…- seguía dentro de ella. -. Solo tengo dos preguntas…- necesitaba paz. -. Solo dos, después te juro que no te molestaré más con el tema.- ella se removió zafándose de mi abrazo. Me sacó de su interior y se bajó torpemente del mesón.
Tuve que ayudarle porque si no probablemente se hubiese caído con esos tacos gigantescos. Yo también me bajé del mesón pero no me atrevía a tocarle. Sakura caminaba de un lado a otro, con una velocidad pasmosa como si le hubiese dicho la peor de las atrocidades. Me subí los calzoncillos, a la par del pantalón y busqué mi camisa en el piso. Ella se aseó el sexo, a lo que acto seguido se puso la ropa interior. No me miró en ningún momento, la chica de los ojos jade solo apretaba los labios. Me encajé la camisa frustrado. A leguas se veía que acabábamos de follar, el rubor aun cubría nuestras mejillas.
-. Sakura…-volvía llamarla. Ella solo se ponía de nuevo su precioso vestido.
-. ¿Puedes ayudarme con esto?- me preguntó refiriéndose al zipper.
Me acerqué a la Haruno con cautela. Posé mis manos en su cintura sin mayor premura, y me agache ligeramente para besar la parte de baja de su espalda aun descubierta por la tela. Ella suspiró con pesadez, a lo que yo fui ascendiendo mientras subía el cierre invisible. Mi boca terminó en su cuello, Sakura solo se dejó hacer en silencio.
-. ¿Nunca…nunca pudiste perdonarme verdad? ¿Nunca…? ¿Nunca…perdonaste lo de Lonely Boy?-le pregunté con congoja. La peli rosa quitó mis manos de sus cintura con suavidad y se giró hacía mí.
Los gigantescos ojos de bruja de Sakura me miraron con dolor, mientras se chupaba el labio. Estaba nerviosa, esa era su gesto característico. Sus ojos lo decían todo, ella era un libro abierto. Sus ojos se pusieron vidriosos, y ella asintió, consintiendo mi pregunta anterior. Me agarré la cara frustrado como la mierda. Deje de encararle, tomé mi pajarita y me senté en el mesón del lavamanos. La chica solo bajó la cabeza y se encaminó a buscar sus maquillajes para volver a retocarse.
Mientras Sakura se retocaba el cabello como podría y el maquillaje, yo me sentía el miserable más grande de todo Japón. Las cosas empezaban a cobrar algo de sentido. ¿Cuánto cuesta el verdadero perdón? No lo soportaba más.
-. Ese fue tu motivo ¿Verdad? Esa fue la razón por la que me abandonaste en Akita- el cepillo de la máscara de la Haruno cayó en el lavamanos de improviso. -. Sentías que debías dejarme porque en el fondo no me perdonabas lo que te hice.-
-. Sai…- dijo ella. -. Creo que ya no es el momento para eso.- recogió el cepillo y tapó la mascará. -. ¿Qué más da ahora? ¿En qué cambiaría nuestra situación?- sacó el labial y empezó a ponerse un poco. -. Somos diferentes ahora, ya no somos unos chavales. Ni podemos cambiar ya lo que paso. Lamento haberte lastimado. Pero entre nosotros, ya a esta altura si te odié, te perdoné o te abandoné va dando lo mismo.- se aplicaba algo de polvo en la cara.
-. Significaría mucho para mí.- casi que le supliqué.
-. Algo tiene eso que ver, pero en esencia no es la razón.- me dijo sin mirarme y con los labios apretados.
-. Entonces ¿Cuál es?- pregunté.
-. No cambiaría nada…- se encogió de hombros y empezó a caminar hacía la puerta.
-. ¡Sakura!- le grité poniéndome en píe, alcancé a tomarla del brazo. -. Solo una pregunta más.-
-. Dijiste que me harías dos preguntas y no volvería a molestarme más con el tema.- me dijo bajito.
-. Solo una última.-
-. Pregunta…-
-. ¿Alguna vez de verdad me amaste?- le preguntó. -. Quiero decir ¿Sentiste por mí, amor de verdad?- pregunté.
-. ¿Me estas preguntando si alguna vez estuve enamorada de ti?-
-. Sí.- Ella soltó con cuidado mi agarre y se giró para mirarme. Se empinó un poco para llegar a mi oreja y susurrarme aquello.
-. Más allá de lo imaginable. De esa manera tan errática me enamoré de ti.-Dicho esto salió del baño.
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