N/A: ¡Hola mandarinas! (?) Éste fic lo escribí con la intención de que participe en la tabla "Insensible" de la comunidad Crack&Roll de LJ. Es un Sirius/James, y le puse rated M por los futuros capítulos. ¡No olviden galletear!

"Quien juega con fuego, acaba quemándose"

Juega con Fuego.

—Te digo que sí, Sirius —afirma con vehemencia James mientras agrega énfasis asintiendo con la cabeza. Sirius hace una mueca y suelta una risotada. Llevan más de media hora discutiendo sobre si Frank Longbottom patea para el otro bando, y al parecer no van a ponerse de acuerdo jamás.

— ¿En qué te basas para decir eso?, ¡Frank tiene novia! —rebate Sirius, sin intenciones de ceder. Ambos son igual de cabezones, pero las ganas de discutir se fueron esfumando mientras pasaba el tiempo, y la conversación había perdido la gracia hacía rato.

Los últimos cuarenta y cinco minutos habían estado a la sombra de un árbol en los terrenos de la escuela, esperando que nadie los viera, puesto que se habían saltado la clase de Transformaciones para disfrutar del soleado día. Sirius estaba recostado despreocupadamente sobre el árbol, mientras James se había sentado a su lado, con un libro entre las manos por si necesitaban fingir que estaban estudiando.

—Lo he visto besuqueándose con un tío —dice con la frente en alto, casi jactándose de tener una respuesta que no dé lugar a dudas. Es mentira, por supuesto, pero eso no es un problema para el joven Potter.

Sirius se le quedó mirando, con una mueca que varía entre la sorpresa y la diversión, analizando lo dicho por su amigo. Podía imaginárselo perfectamente en su mente: Frank, con el cabello rubio y la insignia de Hufflepuff en el pecho, a los besos con otra persona que nada tenía que ver con Alice, la prefecta de Gryffindor, mucho menos con sus femeninas curvas. Su sonrisa se ensanchó y miró a James, que se estaba descostillando de la risa, tirado en el césped.

—No creí que Frank fuese tan marica como tú —bromea mientras lo pica con una rama que acaba de encontrar. Las verdades en plan de broma siempre han sido la especialidad de Sirius, aunque esta vez lo haya hecho inconscientemente—, apuesto a que lo sabes de primera mano. ¿No te sientes culpable por haberle puesto los cuernos a Lily?

James finge que se ofende, y las caras que pone son tan exageradas que Sirius no aguanta la risa. Al final Cornamenta se contagia de su amigo y acaban, esta vez ambos, tirados en el pasto otra vez.

—Sabes que amo a Lily, Canuto, pero es que, ¡joder!, los tíos me pueden —ésta vez es Potter quien bromea, mientras su amigo sigue riendo, cada vez más alto, casi ladrando cuando se queda sin aire—, ¿nunca lo has probado? —James pregunta y Sirius niega, aún riendo—. Deberías. Te juro que no te vas a arrepentir. —Cornamenta se une a las risas, y no paran hasta que llegan Remus y Peter a preguntarles por qué no han ido a clases.

Cuando los dos gamberros le cuentan la situación a sus amigos, Remus no hace más que pensar que las insinuaciones, las verdades en broma y el jugar con fuego hacen de la amistad entre James y Sirius algo único. Siempre están al borde de hacer algo de lo que luego se arrepentirían, algo que arruine su amistad, algo que implique una situación incómoda. Es por eso que sólo bromean, jugando con fuego, ignorando que están a punto de quemarse, de consumirse completamente en una historia que no tiene principio ni fin.