Antes de que digan cualquier cosa permítanme explicar que mi ausencia se debió a motivos de SALUD.

Bueno, primero fueron cuestiones familiares pero luego sufrí a inicios de marzo una SEVERA CONTRACTURA que abarcaba cuello y hombro; no se me quitaba y me estuvo dañando el nervio principal del brazo derecho durante casi como 3 meses y medio— y tuve que hacer mucha terapia física para recuperarme.

Estaba a punto de volver en Agosto pero me accidenté y volví al inicio. Teclear me dolía mucho pero no tanto dibujar así que para fortalecer mi mano además de la terapia física me uní al reto del inktober cuando salió la lista en septiembre, pero claro, no hice los 31 dibujos completos para no cansar de más a mi mano.

Decidí seguir ahora que me encuentro más o menos bien.

Además, hice cuentas y a esta historia le faltan como 10 o 12 capítulos más o menos incluyendo el epílogo para terminar, sería un desperdicio dejarla a estas alturas. Más detalles al final del capítulo.

Ahora continuemos:

Dos semanas después de despertar:

Había vuelto a la cueva y permaneció allí después de sacar el cadáver del oso. Siguió rezando por su humanidad de regreso o su muerte definitiva pero lo único que cambiaba eran sus sentidos, con cada día aprendía a como ignorarlos a pesar de la intensidad con la que percibían todo.

Después de mucha práctica logró hacerlo a la perfección, así como separarlos para poder concentrarse más en uno a voluntad.

Al ver la primera lluvia de agua nieve supo que ya eran finales de noviembre… y con diciembre vendría la hibernación. Tenía que beber sangre aunque le costara aceptarlo y con los animales descansando en sus guaridas habría pocas opciones que cazar a la intemperie cuando el invierno estuviera en su apogeo. Y el pueblo no se iría a ningún lado.

Temía que el hambre lo hiciera entregarse a la oscuridad, convertirse en alguien como "el caníbal". Aunque no todos en el pueblo le agradaran la idea devorar a alguno era inaudita. No podía permitirlo. No iba a convertirse en un monstruo; no en uno peor del que ya era.

Debía irse lejos. Mas no podía hacerlo sin despedirse antes.

—Tom…

Tres días más tarde:

Estuvo planeando lo que diría y como lo haría pero no encontraba las palabras ¿Cómo hacerlo? Al final se rindió y decidió simplemente ir cuando todos estuvieran dormidos, entrar al cuarto de Tom, decirle adiós como le saliera, noquearlo y desaparecer en la noche.

Esperó varias horas después del atardecer y salió de la cueva por primera vez en días para cazar algún animal; no quería perder el control cuando llegara el pueblo. Le fue difícil, aun no tenía acceso a varias habilidades vampíricas como volar o velocidad superhumana pero el nuevo control que tenía sobres sus sentidos agudizados lo ayudó.

Después de alimentarse emprendió su camino. Le dolió el tan sólo divisar el camino hacia el pueblo y sabía que el dolor no haría más que aumentar. Todo seguía igual, cada casa estaba justo como el día en que se fue, incluyendo la suya.

Posó su mano melancólicamente en la puerta delantera, sabiendo que no podría entrar por allí jamás. Trepó el árbol que había en la parte de atrás y con cuidado caminó por la gruesa rama que daba hacia la ventana de su cuarto.

Estaba cerrada pero conocía un truco para abrirle desde afuera. Recordó añorante aquellas veces que hizo uso de él; las veces en que James, Molly, Aubrey y él salieron en las noches de luna llena para nadar en el lago. Con esfuerzo se sacudió la nostalgia y entró a su recamara, también todo estaba igual. Suprimió las ganas de ver sus pertenencias y salió al pasillo sin hacer ruido. Abrió con cuidado la puerta del cuarto de Tom y la cerró tras de sí. Allí estaba, dormido con la venda sobre sus ojos, respirando calmadamente.

"Aquí vamos..."

Lo tocó en el hombro un par de veces y no despertó. Probó agitando el colchón un poco; funcionó.

— ¡¿Qué…?!

—Shhh soy yo.

Al ver su boca abrirse en sorpresa supo que reconoció su voz, puso su mano sobre ella antes de que dijera algo.

—Escucha, pasó… algo horrible… no me puedo quedar. Debo irme del pueblo.

Trató de apartar su mano para protestar pero la mantuvo muy firme.

—Créeme que… q-quisiera quedarme —el niño siguió forcejeando—. Pero no p-puedo, podría hacerte daño —se detuvo al oír eso— Y jamás me lo perdonaría…

Pausó para suspirar, estuvo a punto de continuar cuando su hermano sacó fuerzas de la nada y lo apartó de él. Juró sentir a su corazón no latiente brincar en su pecho cuando miró a Tom llegar en un segundo a la ventana y saltar.

Ahogó un grito en su garganta. Corrió de inmediato a allí esperando lo peor pero Tom estaba intacto, había aterrizado como los gatos. Miró perplejo como se levantó lentamente y volteó hacia la ventana, parecía que lo estaba viendo directamente.

"¡¿Qué demonios…?!

Corrió.

William saltó yendo tras él. Su aterrizaje fue torpe y accidentado pero siendo lo que era ahora tenía una mayor resistencia y pudo reincorporarse rápido. Lo persiguió mirando a todas direcciones y atento a cualquier sonido, no debía permitir que alguien lo viera.

No podía creer lo que sucedía, su hermano estaba corriendo a toda velocidad sin chocar con nada y sabía el momento exacto para esquivar los objetos que se interponían en su camino "¿Cómo sabe en dónde están?"

Le seguía el paso de cerca, corriendo justo por donde él había pasado. Después de varios minutos llegaron a las orillas del lago. William se sintió cansado de una forma extraña; no era la típica falta de aliento sino algo que se sentía en el cuerpo entero, como si percibiese a nivel celular la quema de calorías.

Sin embargo no dejó que eso lo inmutara demasiado.

— ¿Cómo hiciste eso?

Con una sonrisa de oreja a oreja el chico sólo se quitó la venta de sus ojos. Su mandíbula cayó al ver sus globos oculares de un hermoso turquesa…

— ¿Puedes ver? —se atrevió a preguntar.

Sin dejar de sonreír el chico negó con la cabeza.

—No. Puedo sentir… a muchas yardas… a veces 12, a veces 40…

— ¿Qué sientes?

—Todo.

Un par de horas más tarde:

Caminaron por la orilla del lago mientras Tom le explicaba lo que ocurrió. Desde hace 6 meses había empezado a sentir algo dentro de sí, algo que reaccionaba y aumentaba según se acercaba a las personas y animales. Lo llamó "la esencia viva", la cual sentía no sólo en el interior de ellos sino rodeándolos, dejando rastro por donde caminaban y rebotando en los objetos permitiéndole saber en dónde estaban.

No lo sabían en aquel entonces pero eran sus sentidos etéreos que habían despertado, algún ancestro suyo debió ser alguien con magia y el gen permaneció dormido muchas generaciones hasta que se manifestó en Tom.

Era confuso para él al principio y creyó que se estaba volviendo loco por lo tanto no dijo nada. Después de 2 semanas dejó de ignorar lo que sentía y empezó a analizarlo; fue sólo al hacerlo cuando descubrió la relación de esas sensaciones no corpóreas con la cercanía y el movimiento de los seres vivientes.

Y al parecer esa aceptación y provecho de las circunstancias originó un cambio físico en él del que sólo supo un día que espió una conversación entre su madre y la señora Phillips; le había dicho que por un momento creyó haber visto sus globos oculares volverse azul turquesa.

—Por eso te has estado atando la venda estos meses.

—Sí, temí que realmente estuviese pasando eso y no quería que me acusaran de brujo si mis ojos se volvían totalmente azules… ¿Lo están?

—Por completo… *sigh* Cielos… para resumir, sientes "la vida" en las personas y animales y como esta cubre por donde pasan.

—Exacto, he estado analizando que tan intensas se sienten antes de alcanzar a tocarlas para poder medir la distancia.

—Pues lo estás haciendo muy bien, Tom —dijo haciendo referencia a como corrió horas atrás.

—Aun no soy tan bueno. Es de noche y sólo estaba sintiendo la esencia viva que quedó pegada en las cosas y las calles —admitió modestamente—. En el día es demasiado ajetreo, hay demasiadas vidas a mí alrededor. Además del sonido y el resto… siento que mi cabeza va a explotar…

Comprendía su situación, aun recordaba vívidamente como sus sentidos lo aturdieron al salir de la cueva y eso que él estaba solo en el bosque.

—Pero voy mejorando cada día, lo sé…

—Me alegra, hermanito.

Había estirado su mano para ponérsela en el hombro pero Tom se apartó de él dejando de caminar.

— ¿Qué pasa?... —se acercó pero Tom volteó a otro lado— ¿Hermano?

—*Sigh*… William ¿Qué te ocurrió en la noche que nos dijiste que te casarías con Molly?

Toda la calidez que sintió por estar con su hermano de nuevo se esfumó con la reminiscencia de lo ocurrido esa noche… la mordida, la sangre, el caníbal.

—Te quiero mucho y lo sabes… pero ni siquiera a ti te hubiera revelado todo esto de haber sentido tu esencia viva como antes… —dijo con la cabeza baja sujetando el borde de la camisa de su pijama.

El joven tragó duramente ¿Así que había notado el cambio en él sin siquiera verlo? ¿Tan fino era ese nuevo sentido suyo?

—No eres el mismo, te siento casi como una persona diferente —tembló—. Además, estabas demasiado frio —dijo señalándose la boca, refiriéndose a cuando se la tapó.

Apretó los puños y miró a otro lado, ya habían llegado casi al otro extremo del lago. No quería decirle, no había otra cosa que le dolería más que ver a Tom temeroso de él, que ya no pudiera verlo más como William sino como un vampiro. No obstante mentirle después de que él le revelara su secreto estaba fuera de lugar.

—Acerca tu mano izquierda.

Aun dudoso, el chico lo obedeció. William tomó su dedo índice y lo llevó a su boca entreabierta, haciéndolo tocar uno de sus colmillos. Se asustó… mas no retrocedió. Acercó también su mano derecha para tocar el otro colmillo. Pronto se encontraba explorando toda su dentadura.

—Vampiro…

Sólo pudo suspirar profundamente en respuesta. El chico quitó las manos de su boca y se quedó quieto por unos segundos, procesándolo.

— ¿M-Molly y Aubrey también son como tú?

Supo que lo decía ya que sus desapariciones coincidían con la de él.

—No.

—… ¿Cómo pasó?

Se sentaron a la sombra de un roble y le contó todo empezando porqué estaba en el bosque a esa hora. Asena había logrado fácilmente que William comprendiera y aceptara las otras clases de amor entre las personas ya que tenía 7 años cuando se lo explicó y la iglesia aún no le había inculcado la homofobia lo suficiente.

Y él se encargó de pasarle ese conocimiento Tom antes de que la iglesia tan siquiera le metiera ese modo de pensar; no hizo falta hacerlo jurar que no le diría a nadie lo que le enseñó ni que él lo había hecho, el pequeño guardó aquello como si fuese un secreto especial entre ambos. Aun así, no se había atrevido a contarle lo de ellas hasta ese día.

— ¿Fingiste estar enamorado por 5 años para protegerlas? Hermano, ante ti me quito el sombrero. Lograste engañarnos a todos.

— ¿Qué puedo decir? Soy un buen actor —se jactó, sintiéndose feliz de haber podido compartir el recuerdo de aquella hermosa noche con alguien.

—Entonces dices que ellas se fueron en el carruaje y tú volviste al camino principal.

La felicidad dejó su semblante en menos de un suspiro.

—Sí… entonces escuche a alguien sufriendo… —comenzó a temblar— y fui… pensé que ese viejo era un viajero perdido pero… pero…

Su hermano le sujetó las manos, dándole a saber que no tenía que continuar con esa parte si no quería.

—Ahora tengo que tomar sangre para sobrevivir, por eso debo irme de…

— ¡Podemos cazar juntos! —Sugirió tomándolo ahora del antebrazo— Puedo escapar de casa en las noches y cazar animales contigo. Puedes tomar sangre animal ¿Cierto?

—Pero el pueblo no se va a mover ¿Qué pasará si un día la sangre animal no me basta y quiero sangre humana? No puedo quedarme.

—Entonces llévame contigo —apretó más su antebrazo—. Puedo sentir todo ahora, con practica podré…

— ¡¿Estás loco?! ¡No voy a arriesgar tu vida teniéndote cerca de mí! —Quiso ponerse de pie mas el chico no lo soltó— ¡¿Qué parte de "Vampiro" no logras entender?!

— ¡No te vayas! —Gritó—… sabes que papá me detesta… mamá no siempre estará allí… y los otros niños no quieren ser amigos del "torpe ciego" ¡Si te vas tarde o temprano me quedaré sin nadie!

Expresó con palabras aquello que tanto rondó por su cabeza. Sintió un nudo en su garganta.

— ¡Llévame contigo, William! —Gritó rompiendo en llanto, dejando su antebrazo, aferrándose ahora a su pecho— ¡NO ME ABANDONES, POR FAVOR!

El carmesí se asomó en sus ojos pero pudo encerrarlo.

—Te ayudaré a alimentarte —insistió—. C-Con práctica podré sentir la esencia de los animales y cazar entre ambos será fácil. Y si en serio n…necesitas sangre de gente podemos ir a v-vivir a las afueras de una ciudad grande; donde un muerto de vez en cuando no cause tanto revuelo…

"Aléjate" Decían las voces de su lógica "Eres un peligro para él" "Lo lastimaras tarde o temprano" "Es por su bien" "Ya vete y no mires atrás"

Sabía que debía hacerles caso… mas no pudo.

—No tengo idea de cómo funciona este nuevo sentido tuyo… *sigh*… creo que entrenaríamos hasta que puedas sentir todo de forma más precisa y yo aprenda las otras cosas que se supone los vampiros pueden hacer, como volar y eso…

El chico lo calló abrazándolo aún más fuerte.

— ¡Gracias, gracias, gracias! ¡No te vas a arrepentir, lo prometo!

—*Sigh* Pero no es lo único que vamos a hacer. Si quieres viajar por el mundo tienes que saber más de él. Seamos francos, la escuela aquí no enseña mucho realmente… —suspiró— ¿Te he contado alguna vez de la chica viajera que conocí antes de que nacieras?

—No —dijo separándose de él.

—Su nombre era Asena… fue mi mentora… mi casi hermana —dijo sonriendo con melancolía—.Te enseñaré las verdades de este mundo que ella me mostró. Pero para eso necesito que repitas esto primero: todo lo que me han ensañado en la escuela es basura.

—Todo lo que me han ensañado en la escuela es basura —dijo conteniendo una risa.

—Bien —sonrió—. Te veré mañana en la noche aquí. Cuida mucho que nadie te siga, por favor.

—No te preocupes. Pero… ¿Puedes acompañarme de regreso? Sólo por hoy.

—Claro.

Caminaron un rato a la orilla del lago, entonces William recordó algo importante.

— ¡Aguarda! Ahora que lo pienso… ¿Cómo están mamá y padre?

El chico tragó duro al oír su pregunta.

—Mamá cree que estás muerto en algún lugar del bosque. Piensa que debiste haberte encontrado con Molly cuando se escapó con el supuesto mercader de la nota y que este te mató para evitar que te robaras a la novia. El resto del pueblo apoya esa conclusión.

—Cielos… ¿Lloró mucho por mí?

—Casi toda una semana, siguió de luto por otras tres y luego volvió al trabajo con las hilanderas, retomó su ritmo de trabajo pero aún está muy, muy decaída.

—Pobre mamá ¿Y qué hay de padre?

Tom negó con la cabeza baja, no sabía si eso era bueno o no. Por una parte deseaba que "su muerte" le hubiera afectado pero sentía algo de culpa al querer que sufriera.

—Siguió con su vida como siempre…

¡MALDITO BASTARDO MISERABLE! —Gritó asustando a su hermano— ¡¿Cómo que no hizo nada?! ¡Quisiera sacarle las tripas y….! ¿Por qué me sorprende? —Se calmó sujetándose el tabique—. Sé desde hace años que la única persona que le importa es su esposa… pero… diablos…

—A mí sí me importas.

—Gracias… ¿Y qué pasó con James?

—Lewis lo ayudó con el dinero cuando desapareciste, volvió al trabajo hace 2 semanas.

—Qué bueno.

Dejó a su hermano en casa y se fue a la cabaña de Asena —ni en sueños iba a volver a la cueva en la que despertó—. No podía conciliar el sueño por la euforia, hace unas horas estaba seguro que iba a dejar todo para siempre… y ahora tenía la promesa de un futuro con su hermano en el que viajarían por el mundo y, con el perfeccionamiento de sus habilidades, nadie les haría daño jamás.

Volvió a rezar para agradecer a quien sea que lo escuchó por darle esa oportunidad de ser feliz. "Debo aprovecharla… voy a aprovecharla" De haber podio hubiera hecho un pequeño brindis pero no tenía con qué. Entonces comenzó a pensar hasta que dio con una pregunta interesante ¿Les hacía daño a los vampiros beber otra cosa además de sangre? Sabía que ya no podía comer comida normal ¿Y el agua?

Fue con rapidez al pozo y jaló una cubeta llena de agua. Temeroso llenó sus manos con ella y bebió. La sensación fría y fresca que bajó por su garganta lo llenó de paz, como si lo estuviera purificando, como si le devolviera una parte de lo que fue su vida: como si por un momento fuera humano de nuevo.

Septiembre 1611:

Sólo pudieron entrenar en el bosque cerca de la cabaña por unos días, cuando llegó el invierno William era el que se escabullía en su antigua casa para enseñarle los conocimientos de Asena empezando con los fundamentos de otras religiones y el origen del mundo según estas. Era difícil mantener el volumen bajo, hubo un par de ocasiones cuando su madre fue al cuarto de Tom para ver si no estaba teniendo somnílocuos.

Por suerte no le habían inculcado por completo las muchas formas de odio que los pueblerinos comunes solían tener hacia aquello que era diferente. Tardaron mucho en pasar a enseñarle la historia como realmente pasó ya que se quedó muy asombrado al escuchar los mitos griegos. En más de una ocasión estuvo tentado a mentirle y decir que ya no tenía más, sin embargo le gustaban tanto y le encantaba ver su cara de asombro al narrárselos que terminó contándoles todos los que se sabía (los cuales eran casi toda la mitología griega y La Odisea de Homero).

No fue hasta unos días después de su cumpleaños 11 a finales del verano en que pudieron seguir, para ese entonces Tom ya sabía lo mismo que él en cuanto a otras fes se refería. No obstante una cosa nueva se interpuso en su progreso, algo que comenzó hace 6 meses de ese momento, empezando por algo leve que aumentó gradualmente. Fue una noche a inicios de septiembre cuando supo el por qué al sorprenderlo por 7ma vez "con la mente perdida" esa semana.

— ¡Tom!

— ¿Qué?

—Estas distraído de nuevo.

— ¿Qué? No, sólo… yo… creí ver…

¿Creíste VER?

— ¡*Ehem* No, no, quise decir…!

—Tom ¿En que está pensando en serio? —dijo cruzado de brazos.

No hizo falta que dijera algo, su cuerpo le dio las pistas que necesitaba: "mirada" esquiva, mordiéndose los labios, ligero sonrojo…

— ¡Oh no! ¿Quién es?

— ¿Quién? —vaciló sudando de los nervios.

— ¡No finjas conmigo! Dime quien es.

—*sigh*… Sophie Barnett

— ¡¿La hija del reverendo?!

El chico sólo afirmó con la cabeza culposamente mientras William sobaba su tabique.

— ¿Cómo?

—Es que… es la única además de ti que no me trata como un torpe… además le caigo bien y nos gustan las mismas cosas… casi... y, bueno, ya sabes.

Silencio. Vio como esperaba ansioso su siguiente reacción, se la dio en forma de un suspiro paciente.

—Bueno, no te culpo, es muy linda —dijo visualizando sus facciones que lo harían pensar que cierta doctora en el siglo 21 era su reencarnación (capítulo 29 del fanfic)

—Estaría de acuerdo contigo pero no puedo —musitó señalándose los ojos.

—Perdón, ahora que sientes la "esencia viva" a veces olvido que eres ciego. Pero sabes que nos vamos a tener que ir y cuando lo hagamos te va a doler —insistió señalando a su corazón.

—Sí, estoy consiente —suspiró— pero quiero al menos tener esto… o algo parecido… algo normal y bueno ¿Entiendes?

—A la perfección.

Sabía que en cuanto se fueran ya nada sería normal en sus vidas, andarían de aquí por allá sin echar raíces en ningún lago durante mucho, mucho tiempo. Y si Tom quería experimentar algo bueno que fuera normal él lo iba dejar aunque dicha cosa fuese un primer romance.

Contarle sus anécdotas con Sophie y pedirle consejos no distrajo a Tom de su deber como informante de todo lo que sucedía dentro del pueblo. Aunque la mayoría de las veces eran sólo cosas cotidianas sobre su familia, amigos y vecinos.

Ese otoño ambos comenzaron a practicar. Iban al bosque donde William olfateaba la presencia de animales sin acercarse demasiado para que no lo notaran y le pedía a Tom que le dijera dónde estaban, cuantos eran y que eran. Solía equivocarse más veces de las que acertaba pero lo animaba asegurándose que con los años se volvería mejor.

William en cambio trababa de hacer lo que se supone que los vampiros podían. Su olfato, vista y oídos ya estaban perfectos, también podía levantar el doble del peso que antes. No obstante no lograba correr a velocidades más allá de lo humanamente posible ni volar.

Respecto al pueblo, hubo dos eventos que marcaron un antes y después en la comunidad.

En octubre Charles y Ann Smith dieron las buenas nuevas que la joven había quedado encinta. Todos los que oyeron la noticia se regocijaron, después de 11 años al fin nacería un bebe en el pueblo. Al llegar Diciembre toda espera y alegría se esfumó cuando Ann tuvo complicaciones y perdió al bebe. Fue tanto el desasosiego para Charles que salió al bosque en la noche sin que nadie lo oyera; lo encontraron muerto por hipotermia al día siguiente.

El concejo del Lord mayor que gobernada allí acordó junto con él que al terminar el invierno enviarían cartas a los reverendos más reconocidos de Inglaterra con el propósito de re-bautizar a todos en el pueblo. Comenzaban a creer que la falta de niños era obra del diablo.

Finales de primavera, 1612:

Cuando terminaron con la historia y fundamentos religiosos extranjeros empezaron a ver geografía. Para lograr esto William tuvo que calcar con una pluma el reverso de los trazos de los mapas en su atlas para formar un relieve al derecho de forma que Tom pudiese sentir las líneas con sus dedos.

Le costó mucho hacerlo, era el único recuerdo que le quedaba de Asena y lo estaba modificando pero sabía que ella hubiera hecho lo mismo con sus mapas para enseñarle a su hermano de haber permanecido en el pueblo.

El chico se emocionó mucho al sentir la forma de la isla británica así como su ubicación respecto al resto del mundo. Se maravillaba aún más cuando le describía la flora y la fauna de otros reinos y países más allá de Inglaterra.

—Ella me contó que cada año llegan allí, y que el sonido que hacen bajo el agua es como oírlas cantar —le narraba lo que Asena le dijo de las ballenas.

—Me gustaría escucharlas… ahora que lo pienso ¿Me enseñas a nadar?

— ¿Disculpa?

—Ahora que hablamos de animales marinos me acordé de los delfines, me gustaría nadar con ellos y ahora que puedo sentir la esencia viva podría hacerlo.

—Bueno… no veo porque no ¡Espera! —Lo detuvo antes de que se emocionara—, hablando de nadar y agua ¿Qué no iba a ser hoy el re-bautizo masivo?

Recordó cuando le contó como todas las cartas que el concejo envió a los reverendos habían sido respondidas y que ya habían puesto una fecha: ese día.

— ¡Ah! Cierto, perdón, olvidé mencionártelo.

Él no olvidada tan fácil, algo lo preocupaba sin dudas.

— ¿Qué ocurrió?

Al parecer se había descuidado. Después de que lo re-bautizaran escuchó una conversación de unas personas en el mercado sobre como el hijo menor de los Kendrik parecía saber en dónde dar sus pasos. William lo calmó diciéndole que sólo tenía que chocar con algunas cosas de vez en cuando y hacer más movimientos con su bastón para calmar las cosas. El chico hizo lo que dijo y todo pareció tranquilizarse.

Fue a mediados del verano en que Tom había terminado de aprender todo lo geográfico, o al menos lo que su hermano y su Atlas tenían para enseñar. Luego procedieron a ver lo social, es decir, las costumbres, tradiciones y modos de vida de los pueblos del mundo que Asena conocía. Se enfocaban principalmente en que hacer y no hacer para evitar ofender a la gente.

Una noche al acompañarlo a casa el ruido de arbustos moviéndose a su alrededor captó la atención de ambos. Aunque el olfato de William no le hubiera avisado que eran personas su lógica lo habría hecho deducirlo, ningún animal se le acercaba ya.

— ¡Muéstrense!

Algunas desventajas que tenía el pueblo al ser un punto mercantil era que a veces sufrían ataques de ladrones que venían de otros lugares. Muy pocos lograban llevar a cabo atracos y robos con éxito, todos se cuidaban entre sí al menos en esas cuestiones. Pero los que atacaban en los caminos tenían más probabilidades de triunfo, justo como ese quinteto que emergió de los arbustos.

—Tal vez no sea muy justo 5 contra 2 —comenzó a decir burlonamente el líder— pero como…

No lo dejó terminar, llegó a él en un parpadeo y lo lanzó contra un árbol. Fue una pelea corta e intensa, ahora con sus nuevos sentidos y su mayor fuerza vencerlos no requirió demasiado esfuerzo. Más no quedaron intactos. Tom pudo esquivar casi todos los ataques de los otros mientras William acababa de contraatacar al desafortunado en turno para luego pasar con el siguiente pero uno de ellos logró hacerle un corte en el brazo con un puñal.

Al oler su sangre brotar corrió hacia él de inmediato y dejó a su atacante en el suelo, rompiéndole el brazo y haciendo que el hueso atravesara la piel. La persona con quien peleaba hace unos segundos le lanzó su cuchillo, logró atinarle a su espalda mas él sólo se inmutó un poco. Se lo quitó como si nada y lo lanzó al costado del hombre.

Al final todos quedaron fuera de combate y en el piso. El aroma de su sangre golpeó William cuando quiso tratar la herida de su hermano, era demasiado enervante... le dio hambre. Atemorizado de lo que podría hacer, tomó a uno de los bandidos y le mordió el cuello.

— ¡¿Qué haces?!

—Mejor ellos que tu —dijo pausando su alimentación—. Limpia y venda ese corte, rápido. No me mires.

Obedeció mientras él le chupada la sangre a los bandidos, trataron de huir arrastrándose pero les fue inútil.

Era la primera vez que se alimentaba de gente. Comenzó a sentir un enorme placer conforme bebía, un embelesamiento difícil de explicar, un deleite nunca antes experimentado. Dio freno a ello cuando la imagen del caníbal pasó por su mente. No debía disfrutarlo, no debía ser como él.

Al final dejó casi secos a todos, estaba saciado y el olor de la sangre de Tom ya no le apetecía. Se deshicieron de los cadáveres quemándolos lejos del camino.

A partir de la noche siguiente comenzó a enseñarle técnicas de pelea, alternando la enseñanza de estas con las lecciones de Asena y el perfeccionamiento de su nuevo sentido. No pudo evitar preguntarle si le tenía miedo después de haber matado tan fácilmente a lo que él respondió que no en lo absoluto.

—Sé que el olor de mi sangre te atrajo pero no te dejaste llevar. Dirigiste tu hambre a otra dirección, a gente que quien sabe cuánto daño a hecho a todos. Jamás tendría miedo de ti—le sonrió.

El joven suspiró aliviado.

Cuando ponían en práctica los movimientos de pelea que le enseñaba luchando entre ellos solía tener mucho cuidado de no dejarle marcas. La única vez en que lo hizo fue un día de otoño semanas luego de su cumpleaños 12 en que se distrajo mientras combatían y terminó raspándose el antebrazo con las piedritas del piso. Para ese punto ya sabía que cuando su cabeza solía divagar el 70% de las veces era por Sophie y esa fue una de ellas. Charlaron mientras le curaba el raspón con un ungüento que hizo a base de plantas del bosque y Tom le contó que el bastón que usaba se rompió un día que estaba haciendo un pequeño mandado para su madre en el mercado, Sophie estaba cerca y lo había tomado de la mano para guiarlo.

—Me acompañó hasta casa y… hablamos… y reímos… fue muy agradable —suspiró—. Voy extrañar eso.

—Hey, aun no nos vamos. Tienes uno o dos años más para seguir con ella, anímate.

—De acuerdo… oye ¿A ti no te ha gustado nadie?

—No… bueno, creo que hace un par de años… —divagó— un mercader danés estaba acompañado de su hija, era linda, pero le estaba "siendo fiel a Molly" en aquel tiempo así que no le hablé...

Se puso melancólico al pensar que, si había alguien para él allá afuera, jamás podría unirse a dicha persona debido a lo que se había convertido. Sacudió esos pensamientos de su cabeza antes de que avanzaran y cambió de tema.

—Hey ¿Quieres que te enseñe a nadar ya?

— ¡Sí!

Un nuevo aprendizaje que agregar a su ajustado horario, pero valdría la pena "Siempre es útil saber nadar"

Finales de Marzo de 1613.

Él nunca llegaba tarde los jueves, ese era el único día en que William le permitía ir de su casa hasta allá en vez de que él fuera a recogerlo; Tom insistía que quería practicar su nuevo sentido de esa forma para complementar sus lecciones.

Ya habían pasado más de 30 minutos y comenzó a preocuparse. Estuvo a punto de ir a buscarlo cuando pudo captar su olor en la distancia. Llegó a la cabaña al cabo de un par de minutos, su andar vacilante lo preocupó.

— ¿Qué pasó?

Le contó que estaban reparando el techo de una casa y el reverendo estaba ayudando, así que Sophie le llevó a su padre el almuerzo. Un cuervo pasó volando muy cerca de un hombre que cargaba una cubeta de tejas y se le cayó. Tom estaba pasando por allí cuando ocurrió, era el más cercano a ella y al sentir aquello corrió y la empujó. Ambos terminaron en el piso pero ninguna teja le cayó encima.

—Demonios… —musitó William— Todos te vieron ¿No es así?

—Sí… por suerte logré hacer que creyeran que sólo tengo el oído muy agudo cuando me peguntaron como lo hice, eso además de haber estado en el momento y lugar indicado. El reverendo incluso agradeció allí en voz alta a Dios por "haber bendecido mi sentido del oído". Creo que con esto ya no tendré que chocar con tantas cosas a propósito.

—Menos mal —suspiró aliviado—. Aun así no te confíes demasiado.

Al siguiente le contó emocionado que con aquella hazaña demostró que podía cuidarse y sus padres decidieron dejarlo aprender un oficio, por lo tanto ya no tendría que ser cuidado por la señora Phillips.

— ¡Adiós a los caldos sabor a basura hervida! —gritaba mientras saltaba.

Dos días después de intentar varias cosas encontró su vocación: ebanista.

Sólo era necesario que tallaran un poco para él las líneas guía de la imagen que tenía que esculpir en las piezas de madera y Tom hacía el resto. Con su tacto sentía la profundidad del tallado y sabía hasta donde detenerse.

Recordó la enorme sonrisa que tenía la noche que volvió a la cabaña con su primera paga para enseñársela. Brindaron por ello con un vaso de agua y vino respectivamente.

— ¿Y qué harás con tu paga? —le preguntó.

—Bueno, una parte será para la comida de la casa. Usaré la otra para comprarle un regalo a Sophie; después de todo le debo en parte que haya podido conseguir trabajo.

—… ¿Sabes qué? Se me acaba de ocurrir algo.

William le contó a Tom su plan y estuvo de acuerdo. Tuvieron que esperar hasta mediados de Abril para ejecutarlo cuando la primavera se sintiera más en el ambiente y la primera generación de mariposas de ese año hubiera salido de sus crisálidas.

La llevó a un picnic en un claro del bosque un día que había el suficiente sol para que el clima fuera agradable pero también las nubes necesarias para que la piel de William no se calentara aún bajo la capucha.

Comieron y charlaron durante un rato mientras el mayor de los hermanos Kendrik rodeaba el perímetro corriendo, haciendo un gran círculo que se volvía cada vez más pequeño. Toda creatura animal huía de él y eso incluía a los insectos, las mariposas se alejaban en dirección opuesta yendo hacia el centro. Dejó de correr a una distancia prudente de ellos para que Sophie no oyera sus pasos y se sentó bajó un árbol para ver en la distancia como se completaba su plan, rápidamente hizo un fuerte graznido de cuervo para indicarle a su hermano que dijera sus líneas antes de que llegaran.

—*Ehem* ¿Sabes, Sophie? hay una razón especial por la que te traje aquí.

— ¿Qué es?

Tom sólo apuntó al resto del bosque, esperaron unos segundos y el claro donde estaban se llenó de mariposas. La chica sé quedó embelesada por unos segundos y luego se levantó, giró sobre si misma riendo mientras muchos de los insectos multicolores se posaban sobre ella. Tom se le unió aparentando algo de torpeza mientras caminaba hacia ella.

— ¿Cómo supiste de este lugar?

—Vine aquí el año pasado y sólo pude sentirlas. Supuse que vendrían este año también.

—Espera ¡¿Viniste aquí tu sólo?! —dijo borrando su sonrisa.

—Sé que fue muy imprudente de mi parte pero… bueno… el punto es que quise compartir esto con alguien que podría apreciarlo un poco mejor —dijo señalando la venda sobre sus ojos—. Y además…

El chico sacó de su bolsillo un collar hecho con un cordel de cuero y una pieza de madera tallada en forma de rosa.

—De cierto modo fue gracias a ti que pude conseguir trabajo y… bueno… yo…

La chica lo calló con un abrazo y un beso en la mejilla.

— ¡Gracias! Eres el mejor.

El chico se sonrojó mucho y por un instante no pudo moverse —no se esperaba eso para nada— pero le correspondió el abrazo. Le alegraba mucho a William verlo así de feliz y para igualar las cosas tanto en su vida diurna como nocturna —al menos en cuestión de júbilo general— lo dejó cazar a su lado.

Combinando el nuevo sentido de Tom con sus habilidades vampíricas rastrear, acechar y atrapar a sus presas era algo más fácil que con los métodos convencionales. Poner en práctica su nuevo sentido al poder convivir con más gente en el taller de carpintería y de camino a casa hizo que mejorara en sus prácticas con este en el bosque y en consecuencia también al cazar.

Meses después de cumplir los 13, en medio del crudo invierno, al fin logró la perfección. Ya dominaba la lectura de la esencia viva.

Septiembre de 1614

Había vuelto a inicios del verano, un mal que no había tocado al pueblo desde hace casi 3 siglos: la muerte negra. Europa había sufrido los estragos de la peste en el siglo 14 pero en 1603 atacó a Londres una vez más, un año después de que esta volviera a pasar por España. Al recordar aquello ahora con sus conocimientos actuales, Ragamuffin pensó que tal vez pulgas de la peste permanecieron en algunas ratas salvajes que interactuaron con las de ciudad y no fue hasta 11 años después en que por terribles azares del destino la pulga de alguna de ellas entró en contacto con una persona del pueblo.

La familia de Lords que gobernaba el lugar puso a todo el pueblo en cuarentena ordenando cerrar los caminos del pueblo y prohibiendo la entrada a los comerciantes. No debían permitir que estos se contagiaran y se desatara un nuevo brote en masa de la enfermedad. Sentían que era su deber proteger a Europa, ya había tenido suerte con Londres y España y no querían que la tercera fuera la vencida.

Durante ese tiempo Tom fingía irse a dormir temprano para escaparse sin ser visto e irse a dormir con él, quería pasar el mayor tiempo posible alejado del pueblo. Hubo muchas madrugadas en que William lo dejaba dormir un poco más y con su velocidad vampírica lo llevaba hasta la periferia en brazos, donde lo despertaba y así sólo tenía que caminar algunos metros hasta su casa.

Por desgracia el cierre de paso a todos incluía buscar más médicos a la capital. Neciamente los Lords se negaron a que salieran a pedir ayuda después de lo ocurrido a inicios de Julio. Alguien aparentemente sano se ofreció a ir a Londres; 10 días después regresó el caballo sin su jinete. Lo encontraron a 5 días de camino de allí, muerto y con bubas. No querían que otra persona que creyera estar bien fuera y pudiese alcanzar civilización desatando así a la peste.

Para empeorar las cosas, ese verano fue brutalmente caluroso y casi no llovió por lo que gran parte de los cultivos se perdieron. Sumado a la falta de niños y la enfermedad aquello fue la gota que derramó el vaso: la gente comenzó una cacería de brujas. El revendo Barnett trataba de detenerlos pero al final quien tenía la última palabra eran los jueces del lugar.

Para inicios de Septiembre ya habían hecho 13 juicios, 7 mujeres y 6 hombres fueron ejecutados de distintas maneras; entre ellos su amigo Lewis, el viejo Keith, la hermanita de James y la madre de Molly. Tal era su ira cuando Tom le contaba sobre cada una de esas muertes que destrozaba arboles a puñetazos para calmarse.

Su hermano temía cada vez más por su vida con el pasar de las semanas.

—Tengo mucho miedo…—Dijo una noche entre lágrimas, acostado en la cama de Asena—. No quiero morir…

—No morirás —respondió desde el piso—, mientras evites el contacto con los demás y duermas aquí no te dará la peste. Y de los juicios no te preocupes, salvaste a la hija del reverendo y eres ciego, dudo que sospechen de ti.

—…William, quiero que me prometas algo.

—Lo que sea.

—Si la muerte negra llegase a tocarme… conviérteme en vampiro.

Todo el sufrimiento que pasó después de que lo mordieron pasó frente a sus ojos en instantes. Volvió de ese corto pero fuerte transe con una inhalación súbita, abriendo mucho los ojos. Su cuerpo entero se estremeció de tan sólo rozar esos momentos.

— ¡¿Estás loco?! —Gritó sentándose en el suelo— ¡No te convertiré en un… un monstruo! ¡¿Tienes idea de lo doloroso que fue?! ¡No había momento en que no pidiera a los dioses por morir! ¡Era el infierno en la tierra!

—Prefiero eso a morir de peste y no poder ver el mundo contigo —insistió—. Por favor…

—No, no te haré sufrir así. Además, te quedarías atascado en un cuerpo de 13 años ¿Crees que…?

Detuvo su objeción al tener una idea.

—Alto… ¿Por qué mejor no nos vamos ya?... Sí ¡Sí! ¡Vayámonos del pueblo esta semana! —Exclamó poniéndose de pie— Tendremos que pasar por un par de villas a robar algo de comida para ti además de dinero pero ya estaremos en el continente antes de que sean mediados de Octubre…

—Espera. William, no puedo aun…

— ¿Qué?... ¡¿Cómo qué no?! —no le creía a sus oídos ¿primero lloraba por no poder ver el mundo con él y ahora no quería irse? — ¡¿Qué sería tan importante como para quedarte en este agujero inmundo?!

—Mamá…

—….

—… y Sophie.

Se sentó otra vez. Se sintió como un ingrato al no pensar en su madre, y aún más al reflexionar y darse cuenta que no pensaba mucho en ella más allá de lo que le contaba Tom. Ella que siempre lo cuidó y lo defendió de su padre cuando este se sobrepasaba.

—…si una o ambas están destinadas a morir de la peste —continuó—… quiero estar con ellas hasta el final.

En esos momentos pensó en sí como el peor hijo del mundo.

—*sigh*… Si mamá presenta algún síntoma… avísame ¿Sí? —Pidió tristemente— Quiero visitarla en su lecho de muerte aunque sólo crea que soy una alucinación febril.

—De acuerdo… ¿Te aviso también si padre…?

—NO.

Tom, sus padres y Sophie no murieron… mas la población fue reducida a menos de 2 tercios, al final del otoño sólo sobrevivieron 1023 personas exactamente. Esos meses fueron inclementes sobre todo con los de la tercera edad, ya no había gente mayor de 53 años.

Principios de Febrero de 1615:

La sequía no sólo había afectado negativamente a los cultivos; el pasto se secó, los arbustos y árboles también sufrieron. Casi todos los animales del bosque migraron lejos en busca de alimento y al irse las presas los depredadores también.

Fue el invierno más duro que hubieran tenido hasta el momento. Pasaban horas y horas cazando juntos para tan siquiera encontra animales a la semana.

El joven se vio obligado a experimentar comiendo su carne. Se alegró al ver que no le hacía daño consumirla cruda, sin embargo, eso sumado con la hidratación proporcionada por su vaso de agua diario sólo suponía un poco de ventaja.

Al estar en un lugar con pocos recursos los animales que permanecieron allí en verano terminaron muy flacos para ese punto, sobre todo los que no hibernaban. Pensó en más de una ocasión robar algún animal de las granjas del pueblo pero temía que eso agitara a los habitantes, empezaran a apuntar sus dedos entre ellos y la cosa terminara en violencia.

Para la segunda mitad de enero William había bajado tanto de peso que sus costillas empezaron a marcarse en su abdomen. Una noche de Enero al salir para cazar se desmayó en medio de la ventisca y no pudo levantarse, para suerte de Tom no fue tan lejos de la cabaña de Asena. Al acostarlo en la cama y verlo en ese estado tan delicado se decidió a cazar solo.

— ¡¿Estás loco?!

—Mírate, no puedes ni levantarte ¿Qué tal si un día de estos alguien del pueblo nos ve y no podemos huir a tiempo? Terminaríamos siendo ejecutados, además, cumplí 14 hace meses; tú ya cazabas sólo antes de tener esa edad.

—Pero… pero… —objetó tratando de salir de la cama.

—*Shhh*… recuerda que ya sé sentir la esencia viva a la perfección, estaré bien.

Trató de disuadirlo un poco más pero al final cedió. Durante los siguientes días hasta llegar Febrero le llevó todo lo que pudo atrapar, su condición no empeoró ni mejoró. Fingió estar mejor de lo que lucía por mucho tiempo pero presentía que su hermano sabía que le mentía… y así fue.

— ¿Qué ocurre? —dijo un día al verlo quedarse inmóvil en el marco de la puerta al volver.

Lo preguntó más para entablar una conversación, para que ocultara el verdadero motivo de su preocupación contándole alguna otra cosa y así pudieran charlar por un rato en un intento de olvidar lo malo. Mas su olfato ya le había dicho todo antes de que entrara: no logró cazar algo.

Cerró la puerta tras de sí sin ponerle el seguro y se dirigió muy serio hacia él, notó que comenzó a sudar frio.

—William… sé que no estás bien.

—Hermano, tranquilo. Ya te dije que…

—Basta —le indicó levantando su palma—. Al aprender a leer la esencia viva también aprendí a leer su fortaleza… *sigh* William, estas igual que los animales que atrapamos, no puedes seguir así.

—En primavera habrá más animales, ya verás —trató de calmarlo—. Sólo hay que esperar…

—No. Este invierno será muy largo y ambos lo sabemos. No voy a arriesgarme a que mueras. Prometimos ir al mundo que Asena te mostró y eso es lo que haremos.

Se quitó el abrigo y la bufanda para después seguir con el chaleco. Luego estiró el cuello de su camisa, dejando el hombro al descubierto.

—NO. —dijo sentándose en la cama, apartándose lo más posible.

—No todas las mordidas terminan en conversión, un vampiro se alimentó del comerciante Smith en su viaje a Bélgica y no se volvió un vam…

— ¡NO! ¡No voy a alimentarme de tu sangre!

—…

—…

—… ¿Quieres morir?

Se quedó inmóvil ante tal pregunta. Fue la 1ra vez en que lo escuchó ser tan cruelmente directo. Breve, con fuerza y al punto, fue como una flecha a sus oídos. No obstante, notar el semblante preocupado que tenía le hizo saber que esa flecha ocultaba una súplica que no se atrevía a decir. Negó con la cabeza finalmente… y se sintió como tonto al recordar que no podía verlo.

—Está bien.

Tom se sentó al otro extremo de la cama, esperó algunos segundos y entonces inhaló hondo y cerró los ojos; fue su forma de decirle "estoy listo". Tembloroso, borró la distancia entre ambos y acercó la boca a su hombro. Sus colmillos se alargaron ansiosos y en un parpadeo los clavó. Sintió a su hermano sacudirse y quiso apartarse pero le tomó la mano, indicándole que estaba bien.

El sabor metálico de la sangre en su lengua y la calidez bajando por su garganta lo llenaron de euforia. Sació su apetito después de 400 mililitros… pero él quería más.

—Creo que ya es suficiente ¿Puedes detenerte, por favor?

Siguió con más ahínco. La sangre en sus venas circulaba sola sin necesidad de un corazón y el momento en que su alimento entró al torrente sanguíneo la euforia llegó hasta el punto del éxtasis. No era como la de los bandidos del bosque; era limpia, sana.

—Hermano, alto —aún conservaba su calma, probablemente creyó que sólo no lo escuchó bien.

Movió su cabeza hacia atrás súbitamente para agrandar la abertura hecha por sus colmillos superiores y la sangre brotó más.

— ¡Agh! P-Por favor, me estoy mareando —comenzó a asustarse.

No se vio conforme con eso. Le clavó también los colmillos de la mandíbula y arrancó un pedazo de su piel lentamente.

— ¡Aaahhhh! ¡Basta!... ¡Por favor! me lastimas… —lloraba— ¡Detente, William!

Al terminar y tragárselo mordió su hombro una vez más. Y hubiera seguido con ese sangriento frenesí de no ser por el punzante ardor de un corte que sintió en su brazo izquierdo lo sacó justo a tiempo de su trance.

Tom lo empujó, salió disparado hacia la entrada, tomó su bolsa y siguió corriendo camino al bosque. William se quedó atónito por el dolor unos momentos y volvió en sí unos minutos después. Se cubrió la boca horrorizado al darse cuenta de lo que hizo, tembloroso y comenzando a sudar frio.

Sintió un horrible nudo en el estómago que lo hizo doblarse. Estuvo a punto de gritar desesperado pero el ardor de la herida volvió a llamar su atención. La miró y quedó boquiabierto al ver que era un corte del cual salía hilos de humo:

—Plata…

El horror que sentía hacia sí mismo fue convertido en ira y esta se dirigió a su hermano. Corrió siguiendo sus huellas, aunque seguían frescas la nevada pronto las borraría. Su olfato le indicaba que no estaba muy lejos mas su cuerpo no le permitía avanzar con la rapidez deseada.

— ¡¿Desde cuando tienes ese cuchillo?!

¿Acaso lo consiguió desde que supo lo que era?

— ¡¿Lo guardabas en tu bolsillo todo este tiempo?!

¿Siempre estuvo cauteloso de él?

— "Jamás tendría miedo de ti" ¡¿Recuerdas?! —El rastro de pisadas se esfumó al llegar a un roble, sin dudas lo había trepado y no se quedó allí, su olfato le indicó que se fue de un árbol a otro por las ramas para no dejar pisadas.

¿Fingió no temerle sólo para no hacerlo sentir mal?

— ¡Me mentiste en la cara! —exclamó mientras lo buscaba entre las altas ramas.

¿Entonces no era más que una bestia para él?

… bestia… bestia... BESTIA

— ¡¿CREES QUE DESEÉ CONVERTIRME EN ESTO?!

Quiso seguir gritando a la noche mas su corazón dejó de arder en rabia; fueron sus mismas palabras las que extinguieron las llamas en su interior. No, nunca quiso ser lo que era…jamas...

Trató de engañarse esos años con tantas cosas para que la parte de él que aún vivía en negación no afrontara los hechos. Ver de vez en cuando un amanecer desde la seguridad de las sombras, los vasos de agua a la media noche. Pero su humanidad ya no existía. Y si aún quedaba algo de ella terminó enterrado bajo los gritos suplicantes de su hermano.

Se acostó sobre la nieve y clamó a quien sea que escuchaba los rezos de la Tierra esta vez para pedir perdón. Había recibido una oportunidad y la mató con 2 mordidas. Tom y la promesa de ver el mundo con él eran todo lo que le quedaba… y lo perdió.

Muchas horas más tarde:

Amaneció bajo un grueso manto de nieve, tuvo mucha suerte que ese día estuviera nublado. Se decepcionó al ver que el frio no lo inmovilizaba ni le dolía. Apenas llevaba minutos despierto y su mente ya lo atormentaba con la misma intensidad de la noche anterior pero sentía que debía sufrir más; deseaba sufrir más.

Sin embargo su cuerpo no se lo permitiría tan fácil y al parecer el clima tampoco. Ir al pueblo por plata u ajo con que hacerse daño tampoco era una opción. Suspiró vencido y con pasos de plomo se dirigió a la cabaña de Asena, pensando como estaría solo en ella de ahora en adelante… tal vez "en adelante" no sería mucho tiempo.

Pensó en la posibilidad de que su hermano lo delatara y en algún momento del día una muchedumbre enardecida llegara a la cabaña para cazarlo. De ser así él no haría nada el respecto.

Al estar metros de ella percibió el olor de Tom filtrándose por la ventana y creyó que solamente eran los restos de sangre seca. Entrar y verlo allí sentado, abrazando sus rodillas en la pared opuesta, lo impactó tan fuerte que tuvo que sostenerse de la puerta para recuperar el equilibrio.

El rojo y el negro en sus ojos le contaron todo lo que tenía que saber: lloró por horas y no durmió nada.

"¿Qué haces aquí?" dijo su mente, massus labios no se movieron. Tampoco sus pies pudieron hacerlo al ver como sacaba el cuchillo de plata de su bolsillo pero entonces lo lanzó lejos. Pasaron varios segundos que para William fueron como horas y sacó un vaso de agua que estaba oculto tras de él y lo puso en frente suyo sin apartar los ojos de su dirección aunque no pudiera verlo.

Fue su forma de decirle que le daba su perdón a cambio que él también le diera el suyo.

Retrocedió boquiabierto hasta que su espalda tocó el marco de la puerta y se deslizó hasta terminar en el piso. ¿Cómo era posible que tanta compasión cupiera en una sola persona?

Contuvo las lágrimas, parte de ellas eran la sangre de Tom y no quería desperdiciarla. Se acercó y bebió del vaso. Una vez más el agua lo purificó en un sentido más allá del físico.

—William…

—… ¿Sí?

—…Tenemos que irnos de aquí.

Jueves 10 de Abril de 1615, 4 AM:

Luego del crudo invierno sólo quedaban en el pueblo 1012 personas incluyendo a Tom. Los hermanos Kendrik esperaron a la primavera para dar marcha y nunca volver mientras que el resto lo hizo por la promesa de la nueva vida y con ella una posible reapertura del pueblo a los comerciantes de afuera.

William estaba muy delgado para ese entonces y lo hubiera estado más de no ser porque Tom decidió diluir su sangre en vasos de agua a muchos metros antes de la cabaña de Asena y dárselos al llegar.

Planearon irse en la madrugada del día 11, viajarían de noche y dormirían en el día. Cazarían todo lo que pudieran, también robarían toda la harina y frutos secos que pudieran cargar de los pueblos por los que pasarían. Llevarse un caballo estaba fuera de discusión, sólo se asustaría del mayor de los hermanos y huiría. De haber sido por ellos se hubieran ido antes pero además de esperar a que se derritiera la nieve del camino el terreno debía estar firme, no querían que un deslave de lodo los sorprendiera camino abajo.

—Muy bien, hoy a las 11 de la noche nos llevamos todo lo que necesitemos, al estar lejos de la colina nos vamos directo a Londres, pasaremos unos 3 días allí y luego iremos al continente—repasó William—. A partir de allí, todo puede pasar.

— ¿Crees que Aubrey y Molly sigan allí?

—Eso espero. Lástima que no podré hablarles.

—Bueno, al menos las verás después de tanto —lo consoló, dando luego un bostezo—. Bien, es hora que vuelva a casa ¿Crees que a Sophie le guste lo que le hice?

Su cumpleaños era la próxima semana, le había hecho un collar con un lazo y un círculo de ébano con una cruz en alto relieve y mucha curvas talladas alrededor que la hacían resaltar; sería su regalo de despedida para ella.

—Créeme cuando te digo que va a atesorarlo.

Se despidieron con un abrazo creyendo que esa sería su penúltima noche en la cabaña de Asena… que equivocados estaban.

Horas más tarde.

Había un detalle curioso respecto a la sangre con magia y los vampiros, el dueño de esta formaba un vínculo mental temporal con aquel que la bebía después de haber tomado cierta cantidad de ella de manera constante en un periodo de 2 meses. Y hace unas horas, cuando aún era la noche del día 9, bebió los últimos mililitros que le faltaban para completar el mínimo.

Este no se activó hasta que estuvo dormido, pensó que estaba soñando con la vida en el pueblo cuando en realidad estaba viendo y escuchando el mundo a través de su hermano.

No era ver como tal, en su mente se dibujaban siluetas vaporosas coloridas de cosas y objetos en la oscuridad con los rastros que la esencia viva dejaba en todo. Como no tenía sentidos etéreos el vínculo entre él y su hermano "tradujo" de esa forma visual extraña lo que Tom sentía.

Vio las esencias vivas de sus padres cuando bajó a desayunar, tenían un patrón de colores único la una de la otra. Luego al salir en dirección a la carpintería vio aún más patrones únicos, pudiendo identificar de quienes eran algunos al escuchar voces venir en su dirección.

Todo estuvo en calma, justo como recordaba que eran las cosas. No fue hasta cuando llegó su descanso para almorzar el pan que había guardado para la media mañana en que todo marchó de mal en peor.

A pocos metros de la carpintería se empezó a escuchar un escándalo. Tom avanzó hacia allá con su bastón para tener un mejor panorama. La gente en el escandalo gritaba cosas sobre brujería, William se tensó y presintió que Tom también al oír como exhaló agitado. Desde su perspectiva el mayor de los Kendrik no vio otro cosa que más siluetas vaporosas —dos de ellas sosteniendo a una por los brazos— pero para Tom...

—Sophie.

Al parecer la chica fue a la casa del sastre Lukas por algún motivo y en un accidente su vestido terminó desgarrándose mostrando una marca rojiza de nacimiento en forma de luna creciente sobre su cadera. Con el pueblo tan agitado y paranoico era de esperarse que relacionaran eso con la brujería.

Comenzaron a arrastrarla con intensión de llevarla a la catedral, se confundió ya que lo usual era que la llevaran ante el Sheriff pero recordó que Tom le contó que los que se encargaban de hacer los juicios habían muerto en el inverno, por lo tanto ahora la gente acudiría al reverendo para que él hiciera el juicio. No se había presentado la necesidad de ello, no hasta ese día.

Vio como el "punto de vista" de su hermano menor comenzó a temblar, no sabía si el reverendo Barnett tendría el corazón de condenar a su hija pero Tom no quería averiguarlo. Se movió entre la gente y esperó que se hiciera una abertura; en un par de minutos sintió como las personas dejaron un espacio vacío a la izquierda de la muchedumbre principal que rodeaba a la chica.

—Ahora o nunca —susurró.

Corrió haciéndose paso entre todos y al llegar donde estaba la chica comenzó a golpear a todos usando las técnicas de lucha que él le enseñó. Sabía que la sorpresa y el shock por lo que hacía sólo les iban a durar unos segundos así que dejó inhabilitados a los que se encontraban más cerca de Sophie y a los que la sostenían. Tomó a la chica de la mano y corrió con ella por la abertura de la izquierda. Escuchó como comenzaban a perseguirlos, como más personas se les unían a la toda esa secuencia de acciones William estuvo con los nervios de punta e intentó romper el enlace telepático. Su estado deleznable no le permitió despertarse por más que trató —su cuerpo necesitaba de mucho descanso al encontrarse así—, sólo pudo seguir "viendo" a través de él.

Nunca tuvieron realmente posibilidad de huir allí, era de mañana en la zona central, las personas llegaron a ellos por todos los flancos y atraparlos les fue fácil por más que se resistieron. Al tenerlos inmóviles una de las siluetas se acercó a Tom y luego retrocedió, escuchando gritos de sorpresa y cosas sobre sus ojos: le habían quitado la venda.

Los llevaron a la catedral donde el reverendo Barnett casi se cayó del impacto al verlos. Al exigir saber que pasaba la muchedumbre le contó todo lo ocurrido. A pesar de no poder verlo presentía que su cara empalideció con cada palabra que decían. Al ver la manera en que se estremeció al oír la parte de la marca de luna en Sophie supo que ya sabía de esta pero nunca dijo nada.

— ¡Son brujos!

— ¡¿Cómo recuperó la vista sino haciendo un trato con Satanás?! —gritó uno de los hombre ricos del pueblo.

— ¡De seguro la chica lo ayudó!

Los gritos siguieron por un par de minutos hasta que el reverendo levantó la mano, dando a entender que daría el veredicto.

—Hermanos, hermanas; he llegado a una conclusión… creo que el joven Tom Kendrik es… el descendiente de un נְפִילִים (nefilim).

Las personas murmuraron confundidas pensando que se refería a los gigantes de Canaán según la biblia.

—No de ese tipo… hablo del hibrido entre un ángel caído y un humano.

Aun dormido, la mandíbula de William cayó, seguramente como la de muchos otros, al menos los que no empezaron a gritar. A través de Tom notó a muchas personas comenzando a rodear a sus padres, gritando preguntas mientras su padre abrazaba a su esposa protegiéndola.

— ¡Alto, alto! Sé que piensan en los demonios pero yo hablo de los ángeles caídos que se arrepintieron —Dijo esa pregunta en un volumen más alto para escucharse sobre la multitud—. Piénselo, hermanos: un descendiente de un ser que representa la unión entre el cielo y tierra. Puede que a través de él y de mi hija Dios nos esté dando un mensaje…

El oído más agudo que ahora poseía lo hizo notar los sutiles cambios en su timbre de voz, no hablaba como normalmente lo hacía. Se dio cuentaque el reverendo no creía para nada en lo que estaba diciendo. Pudo simplemente decir que Tom era un brujo y acusarlo de poner la marca sobre su hija para salvarle el pellejo y ya… pero no lo hizo.

—Creo, hermanos, que fue Dios quien puso la marca en mi hija y comenzó su amistad con el joven Kendrik provocando el accidente de la construcción —dijo refiriéndose al día en que la salvó— ¿De qué otra forma se hubieran dado la serie de hechos y acciones que llevó a sus ojos quedar al descubierto y ser traído a la catedral de esta manera?

Pausó para recuperar el aliento.

—Este es un mensaje de que si él perdonó a alguien que lleva la sangre de una unión impía entre un humano y un ángel caído devolviéndole su vista entonces nosotros debemos también. Al hacerlo verá que somos un pueblo que sabe escucharlo y cumple con su voluntad y devolverá la bonanza a nuestra tierra así como la fertilidad de nuestras mujeres.

El pueblo comenzó a murmurar mucho entre sí.

—Así que ¿Qué dicen, hermanos?

Todo se quedó en silencio por unos instantes, el pecho de William se llenó de alivio al pensar que el reverendo Barnett los había convencido… sin embargo…

—Usted nunca se dirige a nosotros como hermanos, siempre nos llama dear congregation… —dijo el Lord mayor de esa tierra.

él no fue el único que notó los cambios en su patrón del habla debido a los nervios. La gente estalló en gritos otra vez.

— ¡Miente!

— ¡Patrañas!

— ¡El chico fue el último en nacer en este pueblo! ¡Sus poderes sin duda se alimentan de la fertilidad de las mujeres!

— ¡Esa es la explicación!

— ¡De seguro trajeron la peste aquí!

— ¡Apuesto a que trajeron la sequía!

Todos sus amigos y vecinos, aquellos con quienes convivieron tantos años ahora clamaban por su destrucción. William trató de despertar otra vez.

— ¡AAALTOOOOO! —Exclamó el señor Kendrik.

Su potente grito hizo eco en toda la catedral y cada uno de los presentes lo voltearon a ver. William no podía creerlo ¿Acaso era posible? ¿Su padre, ese hombre tan estoico, distante y cruel por fin haría algo por su sangre?

—Los juzgaremos de forma civilizada... ¡Hay que llevarlos al lago!

La muchedumbre apoyó a su padre levantando tanto sus voces como sus puños mientras su madre sólo guardó silencio.

— ¡Congregación, por favor! —Intentó de nuevo el reverendo— ¡No cometamos una barbarie! ¡Seamos…!

Fue callado por un grupo de personas que lo bajó el pódium de los sermones y lo empezaron a golpear entre todos. Muchos más se unieron y el resto los ovacionó.

— ¡Acaben con el protector de brujos!

— ¡Maten al reverendo corrompido!

— ¡BASTA! —Gritó Sophie a todo pulmón—. ¡NOOO!

El corazón de Tom empezó a latir tan fuerte y rápido que pudo escucharlo, su respiración también se agitó. Vio a través de él muchas esencias rodeando el reverendo, golpeando y empujando. Entonces vio una de ellas alzar un objeto muy alto —que por la silueta supuso era uno de los candelabros de mano— y golpeó la cabeza del reverendo con él. Poco después de que cayó al piso vio como si la esencia viva chorreara de su cabeza: lo habían descalabrado.

— ¡PADREEEE!

En el presente, supo que la conexión entre ellos se rompió debido al pánico que se apoderó de su hermano al ver tal salvajismo. Fue tal que no hubo espacio en su psyche para nada más, incluyendo su enlace.

Al fin despertó, empapado en sudor frio, respirando agitado aunque no lo necesitara. Los atarían de manos y pies a una roca pesada para después lanzarlos al lago. No debía permitirlo.

¡NO LO HARAN!

Trazó rápidamente un plan. Correría hasta la granja de los Brown y se alimentaría allí para ganar fuerzas y salvaría a Tom y a Sophie. Toda empatía, consideración y sentido de pertenencia que tenía hacia el pueblo murieron junto al reverendo Barnett. Ya no le importaba nadie ni nada allí excepto los dos chicos.

"Y si tengo que matar a más personas para que no se interpongan entre ellos y yo… que así sea"

Salió de la cabaña y marchó en dirección a la granja, con suerte los Brown estarían allí sino tendría que conformarse con la carne de alguno de sus animales. "Espero poder entrar aun sin permiso" pensó sin saber aún que esa desventaja vampírica sólo aplicaba fuera del país natal de uno. La sabana que tomó como capucha improvisada apenas lo cubría del sol, sentía su piel calentándose.

Llegó al lugar y los dueños no estaban, dedujo que se encontraban en el pueblo al ver las pisadas de pezuñas de su caballo, no estaban frescas. Y para colmo se topó con la terrible sorpresa de que el invierno mató a las gallinas, cerdos y ovejas que les quedaron luego de la sequía

— ¡BLOODY HELL!

Se encontraba muy desnutrido y el tiempo apremiaba, ir a cazar algo estaba fuera de discusión. Entonces la conexión entre él y Tom volvió por un instante, vio que se dirigía a un espacio grande sin rastros de esencia viva de gente, era sin duda la superficie del lago.

— ¡Al demonio!

Allanó en la casa de los Brown pero no encontró ninguna cobija gruesa que reemplazara a la sabana que ya tenía puesta. Volvió a salir corriendo y cambió de plan en instantes; iba a tomar el lugar de ellos. Llegaría con la muchedumbre haciéndose pasar por el cadáver viviente de un brujo, luego diría que hipnotizó a Tom y Sophie y por ultimo fingiría invocar una lluvia de fuego o algo así dejado expuesta su piel para tener más credibilidad cuando el humo empezara a salir de esta.

Sabía que lo iban a moler a golpes apenas iniciara con la dichosa invocación, sólo esperaba que la lógica de Tom pudiera hacerse espacio entre el pánico de verlo masacrado para seguirle la corriente y fingir que salía de un trance mágico en cuanto acabaran con él.

"Lo siento, Asena… pero esto es más importante que el mundo entero"

Por culpa de un descuido tropezó con una piedra y rodó caminó abajo. La sabana que lo cubría salió volando. Para cuando dejó de rodar ya estaba a muchos metros lejos de ella y no podía darse el lujo de ir a recogerla. Corrió bajo el sol por un par de minutos hasta que volvió a la zona boscosa; aunque las hojas lo protegían un poco como para dejar de humear su piel seguía dañada.

Después de cuatro minutos de carrera bajo los árboles en dirección al sudoeste comenzó a sentir ese cansancio a nivel celular con una intensidad que jamás había experimentado antes. Luego descubriría que su organismo llevó mucha de su energía interna a su piel en un intento de sanarla un poco para proteger al musculo.

Logró ver el lago a lo lejos y aceleró, mas su estado sólo le permitió correr dos minutos más cuando sus piernas dejaron de responderle. Maldijo a la suerte, estaba a escasos 50 metros de la orilla. Al arrastrarse un poco y enfocar mejor la vista por encima del pasto alto supo que el pueblo fue más rápido que él, ya estaba reunido al otro extremo y los dos chicos eran llevados lejos de la orilla.

—No… alto… —estaba tan débil que no podía alzar su voz.

Sintió que enlazaban sus tripas en un nudo al verlos detenerse y se apretó más cuando dos de los hombres que los custodiaban lanzaron la roca a la que ataron el otro extremo de las cuerdas.

Los dos pronto la siguieron hasta el fondo. William se aferró a la esperanza e intentó forzar el enlace entre él y su hermano; le había enseñado a nadar y aguantar la respiración por un rato, tenía que desatarse a sí mismo y a Sophie. "Por favor… por favor. Los tiraron en una zona donde el fondo esta elevado… por favor…"

No pudo ver de nuevo a través de sus ojos; lo que si vio unos dos minutos después fue a Sophie saliendo de la superficie y la barca agitándose violentamente —sin duda a manos de Tom— y volteándose tirando a los tres que iban en ella.

"¡Lo logró! ¡Se desató!" William emitió un susurro agudo en celebración al ver a Tom surgir del agua y respirar a bocanadas. Agradeció a quien sea que escuchó su plegaria por darle la frialdad mental para improvisar un plan rápidamente aun estando sin aire.

Los hombres quisieron hundirlos pero Tom fue rápido y tomó uno de los remos para golpearlos, noqueó a uno y los otros quisieron arrebatárselo. Por suerte Sophie se avispó y noqueó de un puñetazo a otro antes de que lo lograran. Al tercero lo vencieron entre los dos con ambos remos.

El joven vampiro se sorprendió, esperaba eso de su hermano pero no de la hija del reverendo, supuso que en aquella situación de vida o muerte su instinto de auto-preservación superó los años de enseñanza sobre dar la otra mejilla. Tom se calmó lo suficiente para que William pudiera restablecer la conexión por un instante.

— ¡Hacia allá! —señaló el chico en dirección al norte, a la casa de Asena.

Sin dudarlo la chica nadó a su lado. Eso no pasó desapercibido para aquellos en la orilla. Se escuchó un gran alboroto, la mayoría de la gente comenzó a rodear el lago para atraparlos cuando volvieran a pisar tierra, otras pocas fueron en dirección al pueblo. "Apúrense, apúrense" pensó, los que se separaron sin dudas iban a ir por armas y las casas que se encontraban al límite norte no estaban tan lejos de la orilla del lago.

Los chicos se arriesgaron girando a la izquierda para llegar a tierra un poco más pronto pero fueron lo bastante rápidos para que la distancia entre ellos y la muchedumbre fuera considerable.

Corrieron tomados de la mano, jadeantes, temblorosos, con el agua escurriéndoles a chorros y sus ropas pegadas a sus pieles como el miedo que estrujaba sus corazones. A pesar de ello Tom calmó a la Sophie

— ¡No te detengas! ¡Ya falta poco! —le aseguró—. Sé a dónde ir.

"…Ay no… ¡Idiota!" Se insultó a sí. Iría a la cabaña de Asena por el camino que siempre tomaban y él había llegado hasta allí desde granja de los Brown, si no se acercaba lo suficiente para que sintiera su "esencia viva" pasaría de largo y sin dudas se iba morir allí si no lo alimentaba pronto aunque fuese con unas gotas. Ahora fue su pánico el que rompió la conexión.

Juntó toda su voluntad y se arrastró usando sólo los brazos en dirección al camino. Las pequeñas piedras y las ramas se incrustaban en su piel dañada y le rasgaban los pocos pedazos que aún estaban sanos; aunque su cuerpo maltrecho resintió cada mililitro de sangre que perdió en ese doloroso y punzante trayecto pecho tierra su voluntad lo mantuvo andando, mientras pudiera mover tan siquiera un dedo él iba a seguir.

Después de lo que fueron como horas arrastrándose al fin se acercó lo mínimo para que su hermano lo sintiera. El chico se detuvo en seco lo que le provocó una punzada en el pecho luego de correr tan rápido. El tiempo alentó su marcha por un instante justo para que volteara a su dirección, se alarmara al sentirlo tan débil, afuera y en esa hora del día y que luego se calmara de inmediato recordándose que no era momento de angustiarse para después seguir corriendo; todo eso antes de que la chica se detuviese los segundos necesarios para que también le diera una punzada en el pecho. Reencaminaron su rumbo hacia él. William sonrió ampliamente mientras se imaginaba como marcharía todo:

Tom alimentándolo rápido dejando caer algunas gotas de sangre en su boca mientras le contaba a Sophie alguna mentira rápida que no revelara su nueva naturaleza.

Los tres corriendo hacia la casa de Asena para darse un respiro y llevarse el atlas en lo que el pueblo tardaba en alcanzarlos. Ellos escondiéndose en alguna cueva del bosque en lo que pasaba la noche. Ellos arribando al fin a los puertos de Londres y entrando de polizontes en un barco para ir al continente.

Los tres llegando tierra.

Tal vez las cosas no serían exactamente como lo planeó antes de que sucediera todo aquello ¿Mas qué importaba si una persona más se les unía? ¡Aún podrían ver el mundo!

No obstante, no contó con que las personas que se separaron del resto, quienes volvieron al pueblo en vez de perseguirlos rodeando el lago, no fueron sólo por armas… sino por caballos. Los que sobrevivieron a la sequía y al invierno no estaban en muy buenas condiciones pero lograron llevarlos lo suficiente rápido para rebasar al resto de las personas cuando los chicos se hallaban a 45 metros de llegar a la zona boscosa.

Hubiesen podido llegar antes que ellos y perderlos entre los arbustos y árboles tan juntos de aquella parte en que William se ocultaba, sin embargo uno de los jinetes había encontrado un arco y flechas en la casa que allanó. Aunque no traía a su caballo purasangre lo reconoció por su forma tan altiva de montar: el malnacido de Edmund Barclay.

Los chicos se estremecieron del susto tanto que por poco se cayeron cuando la primera flecha casi les dio en los pies. No se dieron tiempo de voltear a ver el nuevo peligro a sus espaldas o intentar sentir su esencia viva, estaban muy cerca y con la sangre muy llena de adrenalina como para darse ese lujo. Sabían que lo mejor era ir en zig-zag.

Sólo hubo espacio en William para lo que había en su corazón y frente a sus ojos, todo dolor en su cuerpo pasó a segundo plano. La ansiedad, el miedo, la espera, el peligro acercándose, su hermano luchando por vivir.

"¡Vamos, ya casi llegan! ¡Ya casi!" exclamó en su cabeza, 16 metros era lo único que les faltaba recorrer ahora. Al ver como el caballo de Edmund comenzaba a alentarse por el cansancio la esperanza se abrió espacio en él y creció con cada paso que se acercaban.

Ya podía sentir la brisa marina del estrecho de Dover en sus labios, la nieve sobre su cabello, la arena de las playas bajo sus pies, el canto de aves exóticas en sus oídos, ver el sol ocultándose tras las montañas de otros reinos. Las puertas del mundo se abrían ante él.

Trágicamente… Edmund demostró porque era de los pocos cazadores en el pueblo que se había ganado el apodo "ojo de halcón".

Estaba tan envuelto en su fantasía que no vio venir la flecha, de un parpadeo al otro ya le había dado a la chica en la espalda. Cayó al piso doblada por el dolor emitiendo un alarido. Tom se detuvo, pudo ver desde atrás del árbol como se le escapó el aliento antes de gritar.

— ¡SOPHIE!

Corrió hacia ella y la revisó rápidamente. William buscó en sus conocimientos de anatomía y pudo juzgar por la posición y la profundidad en que estaba enterrada que logró atravesar su pulmón. "No…" se cubrió la boca.

El pueblo vio eso a la distancia y comenzó a festejar pero Edmund los detuvo con un gesto de mano indicándoles que debían esperar, aquello no había terminado.

El sentido especial de Tom sólo le hizo saber que le habían dado y que su esencia viva estaba moviéndose de forma rara, así que la tomó en sus brazos y volvió a correr… no llegó lejos.

La fría punta de metal voló hasta posarse en su espalda, se hizo paso velozmente a través de su estómago como si este no fuese más denso que el aire por el que viajó, luego salió por el costado empapada del líquido carmesí que pronto comenzó a expandirse en la tela de su ropa.

Se quedaron inmóviles con los ojos bien abiertos y todo lo que les rodeaba pareció callar junto con ellos. Aquel pesado y terrible silencio no duró mucho en la realidad, pero en sus cabezas marchó lento, manteniéndolos presos en ese doloroso instante… y entonces Tom comenzó a dar arcadas y escupió sangre.

La mano de William se apretó más contra su boca mientras que la de Sophie se posó sobre la cara de Tom vacilante y temerosa. Al sentir su toque giró la cabeza hacia con ella y sus ojos turquesa le dedicaron los más cercano que podían dar a una mirada.

El sonido de sus cuerpos cayendo al suelo retumbó en sus oídos como si fuera el de una torre desplomándose a pedazos, primero Sophie, luego las rodillas de Tom y al final el resto de él.

Aprovechando que habían caído Edmund lanzó rápidamente más flechas que dieron en el blanco: venas y arterias; axilar, femoral, carótida, renal y yugular. El retumbar en sus oídos de hace unos segundos fue superado por de la filosas puntas de metal atravesando esos puntos tan importantes del cuerpo acelerando el sangrado. El altivo jinete se mantuvo atrás, esperando, alerta e indicando a los demás en la distancia que hicieran lo mismo.

Inmóvil, aun cubriéndose la boca con el horror penetrando hasta lo más profundo de su alma y dos líneas escarlata dibujadas en su rostro vio cómo Tom se quitó de encima de Sophie, la pobre murió en menos de 3 minutos. Al estar separados le tomó la mano y se arrastró sin soltarla en un esfuerzo por llegar a él.

Miró dolorosamente como avanzaba sin apartar el rostro de su dirección, no había esperanza alguna oculta en su faz, su hermano no creía para nada que pudiese lograr algo… William se dio cuenta que lo hacía para poder morir lo más cerca posible de ambos. Antes de intentar acercársele también Tom no pudo más. Se recostó en el piso lentamente.

14 años de una vida se desvanecieron a la par en que sus ojos se cerraron por última vez.

El aire escapó desesperado y furioso de su garganta pero el sonido no lo acompañó, sus fuerzas abandonaron a sus cuerdas vocales por priorizar la sanación de su carne.

Sólo pudo mirar impotente sin hacer nada mientras los jinetes se acercaban triunfantes a sus cuerpos empapados de sangre "¡Alto! ¡Apártense de ellos!"

Nada cuando comenzaban a sacar cuerdas de sus bolsas "¡No se les acerquen!"

Nada al atarlos de manos y luego a sus corceles "¡Basta! ¡No los toquen, malditos!"

Nada cuando dieron marcha arrastrando sus cuerpos "¡No se los lleven!"

Nada mientras llegaban con el resto del pueblo, recibidos como héroes, desapareciendo entre la multitud "¡NOOOOO!"

Siguió gritando en silencio desde las profundidades en su interior. Maldijo a todo y a todos los que se vieron involucrados en esa cadena de desgracias y sangre: a los pueblerinos, a sus padres, a la sequía, a la muerte negra, a la infertilidad, al caníbal, a su suerte.

Pasaron horas para que apenas empezara a ceder un poco la ira dentro de él y al hacerlo se acostó bocarriba comenzando a rezar mentalmente al viento, que tuviera la compasión de soplar para abrir más espacio entre las hojas de los árboles, lo suficiente para que el sol pudiera acabar con él. Mas no lo hizo.

Inmóvil, vacío e inmerso en todas las expresiones posibles del dolor, permaneció allí esperando que el universo tuviera misericordia, mandara a la muerte y que esta se lo llevase lejos de ese desalmado plano material en el que ya no había NADA para él. Las puertas al mundo seguían abiertas… pero ahora todo lo que había al otro lado estaba hecho de polvo.

Más de 12 horas después:

El dulce aroma de la sangre fresca lo llamó a través de la oscuridad. Se despertó de golpe buscando por inercia la fuente de este a su alrededor. Con mucho esfuerzo se movió hasta estar sobre su costado, siguió olfateando y levantó la vista; venía desde el sur a dirección del pueblo. Analizó mejor el olor, era humana. Levantó la cabeza y abrió más los ojos al ver que se trataba de James. Estaba de pie justo en donde Tom y Sophie habían caído, rociaba el lugar con lo que obviamente era agua bendita.

—Cada 3 horas dijo el concejo ¿Por qué cada 3 horas? —se quejó—. ¿Si temen que su sangre haya embrujado este pedazo de tierra porque no lo cavan?

Verlo sano y de pie lo dejó atónito por un rato, aun recordaba lo enfermo que estaba la última vez que lo vio el día anterior a su conversión, la débil sonrisa que le dedicó mientras le agradecía una vez más por cubrirlo en su trabajo. Sus recuerdos comenzaron a acariciarlo con melancolía al ir su mente hacia atrás y después lo rasguñaron cuando volvió hacia adelante.

Las primeras horas de esa fatídica mañana volvieron a él de golpe. Todos en el pueblo estaban allí… todos… incluyéndolo. Sus colmillos se alargaron en respuesta al huracán formándose en su pecho, sus frenéticos vientos se llevaron todas esas plegarias por una muerte rápida que clamó al cosmos y las reemplazó con la cólera de los infiernos.

"Van a pagar… TODOS VAN A PAGAR…"

La poca energía que le quedaba en ese decaído cuerpo ya no se enfocaba en sólo su carne, sin el sol hostigándolo ahora podía usarla como quisiera mas debía ser prudente, estaba al borde de desfallecer. Cuando vio a su viejo amigo terminar de rociar el agua bendita supo que era el momento.

— ¡JAAAMES!

Resintió ese grito en todo su cuerpo, se había llevado casi la mitad de sus fuerzas restantes. El joven miró a su alrededor confundido hasta que dio con él, su mandíbula casi cayó al suelo.

— ¿William…? *gasp*¡William! —Gritó corriendo hacia él— ¡Eres tú, sigues vivo!

Llegó a él en instantes mientras seguía gritando cosas a las que él no prestó atención, sólo esperaba el instante justo.

—Oh por Dios… ¡¿Que te pasó?! ¡¿Quién te hizo esto?! ¿Te arrojaron agua hirviendo o qué? —Dijo al ver su piel.

—Sed… —susurró.

— ¡Oh! ¡Sí, claro! Déjame llevarte al lago—dijo colocando su brazo bajo sus hombros—. Tus padres van a estar felices cuando… ¡Por todos los cielos, que frio estás! — exclamó al sentirlo—. Creo que mejor te llevo a la enfermería de la catedral en cuanto tomes agua.

Caminaron apenas un par de metros cuando dejó de mover sus piernas.

—Duele…

Sabía que estaba haciendo casi lo mismo que el responsable de su conversión a un mundo de oscuridad y sangre. Sin embargo se justificó a si mismo convenciéndose que esto era diferente, era una cuestión personal: MUY PERSONAL.

—Demonios, estas peor de lo que creí. Tranquilo, yo te ayudo.

Lo cargó en brazos y al tener tan cerca a su cuello… procedió. El grito que dio lo sintió retumbarle en toda la cabeza mas eso no aflojó el agarre de sus colmillos a su carne, tampoco cuando lo soltó y estos eran lo único que lo unía a él. Al tratar de quitárselo cayó al piso de espaldas.

Para cuando al fin pudo separarlo de él era muy tarde; ya había bebido lo suficiente para defenderse. Sacó una estaca que tenía guardada en el bolsillo —"El siempre precavido James"— y se dispuso a clavársela pero desvió su ataque. Lo tomó del cuello, elevándolo del suelo.

—¿No desearías haber guardado un poco de agua bendita?

Lo tiró al piso donde volvió a morderlo. El éxtasis se hizo presente mas no tomó el control, tenía muy en claro que ese era sólo el primer paso de una larga venganza contra aquellos que le arrebataron todo y se aseguraría de no dejar ni una sola pisca de su ira sin satisfacer.

Lo miró a los ojos cerciorándose de que sus iris iluminadas de rojo fueran lo último que viera. El muchacho ahogó un último grito y al fallecer finalmente siguió saciándose con su cadáver como si nada, ni él ni nadie en ese nefasto agujero significaban algo para él. Bebió y comió hasta estar satisfecho, luego esperó un poco a que su cuerpo se nutriera y sanara. Al estar lo suficiente regenerado se acercó al pueblo con paso firme, trazando muy bien en su mente lo que debía hacer.

Primero asesinó a los que no residían en la "mancha urbana" del pueblo, o sea los que vivían en las granjas de las afueras, no eran muchos gracias a la sequía del año pasado. Después mató velozmente y en silencio a todo caballo, asno, vaca y animal lo suficiente sano que pudiese servir de transporte para escapar de allí.

Acto seguido allanó todas las casas que pudo en las que sabía cuyos dueños guardaban armas de fuego y se deshizo de ellas en el bosque — no quería arriesgarse aunque tenían que llenarse de pólvora con cada disparo en esa época.

Luego usando su velocidad super-humana con el mayor de los sigilos tomó todos los barriles que guardaran cualquier alcohol y los derramó en todo el perímetro del pueblo creando un enorme y grueso círculo irregular que marcaba el límite de la periferia. Pensó en guardar parte del alcohol y tirarlo en los pozos para que no les sirvieran pero recordó que desde la sequía los ríos eran su única fuente de agua y esos estaban fuera del círculo.

Al final de 4 laboriosas horas allí estaba, sosteniendo un yesquero de ese siglo que había tomado de la herrería, contemplando por última vez donde su vida inició. Buscó en su interior algún rastro de sentido de pertenencia, algo de nostalgia o respeto, cualquier cosa que lo hiciera reconsiderar lo que iba a hacer: y estaba vacío.

—Perfecto…

La pequeña chispa que hizo con la fricción pasó a ser una llamarada en cuanto esta tocó el suelo, el pasto y los arboles comenzaron a arder más rápido de lo que previó. Después corrió velozmente hacia la catedral de nuevo y sacó la parte del hígado de James que había guardado en su bolsillo, presintió que entrar a la catedral le haría daño y quería carne medio fresca con que sanarse un poco. Al estar en un edificio santo lo atacó el vértigo, dolor en sus huesos y la sensación de que las plantas de sus pies se quemaban —en el futuro cercano aprendería que entrar a iglesias no lo haría consumirse en llamas hasta que tuviera 10 años como vampiro—. Llegó a la torre de la campana y la tocó con todas sus fuerzas aunque le costó, los quería a todos despiertos.

Los que vivían cerca de la catedral avisaron al resto cuando salieron de sus casas y vieron a lo lejos todo el fuego. Salió del lugar con cuidado que nadie lo viera y se ocultó entre las sombras cambiando de sitio cada cierto tiempo, donde esperaba a que el pánico acrecentara hasta convertirse en caos. Al oír que varios empezaron a gritar clamando por Dios supo que la hora había llegado.

Inició en un punto de la orilla donde había mucha gente concentrads. Llamó su atención con un fuerte grito más no de su garganta, todos voltearon a la dirección del sonido y empalidecieron al ver cómo le rompía el brazo a un hombre de forma que el hueso atravesaba la piel. Al sentir que todos los ojos a 10 yardas a la redonda estuvieran sobré él le destrozó la garganta con sólo un zarpazo de sus uñas.

Unos gritaron, otros entraron en shock. Los dejó verlo unos instantes más para que supieran bien quien era y lo que era. Al terminar estos comenzó a matar lo más rápido y brutalmente que pudo.

Desnutridos y cegados por el pánico, los cazó a cada uno. Trataron de usar herramientas, espadas y distintas cosas para defenderse mas estos no fueron rival para su agilidad. De hecho, en más de una ocasión los ejecutó con sus propias armas al arrebatárselas; fuera de eso usó solamente sus manos. Intentaron huir pero las llamas eran demasiado grandes.

Fueron horas de estar esquivando ataques, buscando gente escondida con su olfato, rebanando yugulares, atravesando corazones, abriendo estómagos, rompiendo huesos, escuchando alaridos de agonía y cuerpos golpear contra el suelo, salpicando a la tierra y a si mismo con litros y litros de sangre.

También rió a carcajadas un poco, tanto para asustar a aquellos que aún seguían con vida como por el hecho de que al matar a los Lords y la gente poderosa del lugar nadie los protegió, ni con toda la riqueza pudieron hacer que sus guardias apreciaran más sus vidas que las de ellos mismos. Otra cosa que alimentó su júbilo morboso fue ver a los pueblerinos correr sin importarles pisar los cadáveres de sus amigos y vecinos.

Se aseguró que cada uno lo mirara a los ojos cuando los liquidaba, que la imagen de su faz rabiosa adornada por sus iris escarlatas fuesen lo último que se llevaran a la tumba justo como James.

Para cuando empezó a llover a eso de las 4 de la mañana ya había acabado con el 95% de la gente. Como se enfocó a matar primero cerca del circulo de fuego el resto que seguía vivo se encontraba disperso en el centro y encontrarlos no fue tan difícil. Al terminar con ellos tomó la lanza con la que su víctima más reciente intentó defenderse de él, luego fue rápido al taller de carpintería por un martillo y clavos para balsas, los necesitaría.

Procuró dejar al último 3 personas en específico. Ellos serían el sello de oro para la noche.

Edmund Barclay:

Creyó que podía esconderse en la vieja cantina, William supuso que pensó cubrirse en alcohol para tapar su olor y esperar a salvo la luz del día. Se rió dudoso entre si sentir lastima o vergüenza ajena Antes de entrar dejó afuera la lanza y se quitó las botas para no hacer ruido, se acercó a la parte de la barra donde su nariz le indicó que estaba y lo aventó hacia el centro del lugar tomándolo del cuello de la camisa. El ruido de su caída superó al de lluvia por un instante, al menos para él.

— ¿Te quedaste sin flechas, wanker?

No le dio oportunidad de recuperarse del impacto, tomó su mano derecha y la clavó al piso. Sus otras 3 extremidades sufrieron el mismo destino acompañado de intensos gritos, para la encolerizada mente de William fueron una melodía exquisita. Quedó acostado como si fuera una enorme cruz cristiana. Un rayo alumbró el cielo afuera dibujando la sombra de su silueta sobre Edmund, dejó a un lado el martillo para ir por la lanza de nuevo y se acercó con pasos lentos y firmes.

— ¡Aléjate, maldito hijo de Satán! —gritó aterrado sin poder dejar de llorar.

—Veamos… déjame analizar lo que dijiste… —decía juguetonamente—. Me dices que me aleje y que no haga lo que vaya a hacer después de lo que tú me hiciste a mí y a Tom… mmm… Estás loco si crees que te dejare ir.

— ¡Maldito seas… arderas en el infierno…!

—No lo creo… yo ya no puedo morir y tú sólo eres un humano —le recordó—… además, también has pecado y vaya que lo hiciste… ¿Recuerdas lo que pasó en la mañana en el lago?

— ¡Tenía que hacerlo, era por el bien del pueblo librarse de esa aberración!

Eso lo enfureció tanto que podría jurar sentir fuego en el pecho, quiso correr hacia él y arrancarle el rostro de un zarpazo; no obstante volvió a sonreír.

— ¿Dices que el fin justifica los medios? Creo que usted no aprendió nada en la iglesia, "Maquiavelo"… pero volviendo a la orden del día… ¡¿Qué le parecería terminar de saber lo que Cristo sintió cuando lo crucificaron?! —preguntó jubiloso.

— ¡No… no, no, NOOOO, aléjate de mí…!

Y le clavó la lanza en el costado justo como el soldado romano en la biblia. La melodía de dolor comenzó su crescendo al ritmo de la lanza explorando sus entrañas, duró un par de minutos y llegó a la cúspide cuando la punta de metal dio un medio giro.

Sacó el arma de él mientras la "música" comenzó a apagarse hasta detenerse.

Jannet Kendrik

Ella también pensó que la luz del día la iba a salvar pero a diferencia de Edmund ella tuvo la cabeza un poco más fría. Siguió su rastro por todo el perímetro del pueblo, dándose cuenta que estuvo moviéndose por donde él mataba minutos después para mantener distancia e impregnarse del olor de sangre ajena mas no contó con que llovería.

El agua había lavado sus ropas lo suficiente para que él la pudiera percibir fuera del rastro que dejó. La encontró tratando de adentrarse en la catedral inútilmente, él había trabado las puertas por dentro cuando fue a tocar la campana y salió saltando por una ventana.

—Madre.

La mujer dio un respingo y se quedó congelada por unos segundos.

—Soy yo, he vuelto —dijo fingiendo inocencia caminando lentamente hacia ella.

Volvió en sí con un grito, comenzó a forcejear más las puertas.

—Ábranse, ábranse… —suplicó en voz baja.

— ¿Por qué estas asustada? —ahora fingió estar dolido.

En compensación por todas las cosas buenas que había hecho por él —defenderlo de su padre, alimentarlo aunque este lo prohibiera— no la iba a matar de una forma brutal pero si le daría una dosis de tortura mental antes de acabar con ella.

— ¿No estas feliz de verme?

Escuchó como la mujer comenzó a patear las puertas.

— ¿Dónde está mi hermano? —Jannet volvió a congelarse una vez más, ahora temblando. Era la culpa y William se iba a asegurar que la tragara por dentro los pocos minutos que le quedaban de vida— ¿Qué hicieron con él?

La mujer se cubrió la boca y comenzó a sollozar.

— ¿Qué le has hecho a tu hijo?

—T… tuve que… era… él… —el sólo hecho de que intentara justificarse lo asqueó.

—*Sigh*Esperaba más de ti.

La tomó del brazo y ella comenzó a forcejear gritando.

—Esperaba mucho más, madre… —La llevó hacía con él.

Ein Tad yn y nefoedd, sancteiddier dy enw… —rezó desesperadamente en galés.

—Te amaba tanto —La rodeó con sus brazos.

—…Deled dy deyrnas. Gwneler dy ewyllys….

—Tanto… —y los apretó.

—…ar y… y Ddaear, fel… yn y nef…

El aire la abandonó antes de llegar a la mitad de la oración. William se concentró en su sentido del tacto para apreciar cada movimiento desesperado de su lucha por liberarse, sus músculos estirándose y contrayéndose, sus huesos sucumbiendo a la presión en especial las costillas que se clavaron en sus pulmones.

En poco tiempo la vida se esfumó de ella. La colocó delicadamente a los pies de la iglesia y fue por su última víctima.

George Kendrik:

Sin duda sintió que ya no había muros en la costa o tal vez creyó que aún había gente en la parte Este que no había matado. Sea como sea de algo estaba seguro, ya había dado a su esposa por muerta; lo encontró corriendo hacia el límite Oeste del pueblo, cosa que no hubiera hecho de pensar que aún vivía.

Apareció frente él propinándole un puñetazo en el torso que lo lanzó a metros de él. Escupió sangre sujetándose el abdomen mientras el joven se recordaba que debía controlarse... debía mantenerlo con vida si quería hacerlo sufrir por horas.

El hombre trató de levantarse y William le puso el pie encima de la espalda, no hizo falta aplicar mucha fuerza de su parte para dejarlo inmóvil.

—Juzgarlos de la forma civilizada ¿Eh? —Lo pateó en el rostro rompiéndole la nariz— ¿Qué tiene de civilizado lanzar a dos chicos a un lago?

Intentó arrastrarse mas el golpe en el abdomen sin duda lo dejó mal.

—Hay muchas más pruebas para saber si alguien es brujo… la prueba de la lectura, la prueba de peso —enlistaba caminando a su lado—, diablos, incluso esa idiotez de la tarta de centeno…

Pausó para levantarlo por el cuello de la camisa.

—Tú sabes que todos pasan esas pruebas ¿Por qué sugeriste la prueba del agua? —levantaba más la voz a cada palabra— ¡¿Por qué querías verlos morir?! ¡¿Por qué querías ver a tu hijo m..?!

Calló al sentir en su costado el filo de un cuchillo que el hombre ocultaba entre sus ropas. Aquello le causó reminiscencia de la herida que le hizo Tom hace meses… pero esta no ardía, la hoja era de metal común. Suspiró con enojo y exasperación para después arrojarlo lejos.

Su desahogo siguió por horas, dolorosas horas en que el hombre sucumbió ante la voluntad de sus despiadados antojos.

—¡Hacía todo lo que me decías sin protestar y aun así buscabas excusas para hacerme sufrir! ¡Cada pequeño error, cualquier desliz sumaba otra cicatriz a mi cuerpo!

También dio lista de lo que recordaba que él le había hecho, desde su niñez hasta antes de volverse un vampiro.

—¡¿Quién demonios deja a su hijo solo en el bosque para que encuentre el camino de regreso por su cuenta?! ¡¿Qué clase de padre manda a su hijo con fiebre por leña hasta el otro lado del pueblo en plena ventisca?!

Con cada cosa dicha él rompía un poco más sus huesos y abría más rincones de su piel.

—¡Jamás quisiste involucrarte con Tom, yo lo crié junto a mamá! ¡Casi lo muerde una rata la única vez que lo dejó a tu cuidado!

Por fin había dejado a su alma desencadenar todas emociones que guardó con llave durante años.

—¡Me obligaste a ser herrero cuando siempre supiste que quería ser médico! ¡El doctor Farley estaba más que dispuesto a ayudarme para ir a estudiar en Londres!

Al último salió aquella palabra que encarnaba a todo lo que por tanto guardó en los rincones de su mente.

¡¿POR QUÉ?!

Un rayo solitario hiso eco en la distancia mientras se sostenían la mirada con desesperación, uno por el dolor y otro por las ansias de saber.

Al final de muchos tensos segundos y un par de rayos más, aun con las manos temblorosas, hizo el movimiento de cerrar un candado al lado de su boca y tirar la llave lejos. Dejarlo sin respuestas iba a ser su último acto de desprecio. Si así iban a ser las cosas entonces su último acto hacia su padre iba a ser algo que opacaría al del susodicho en cuestión de crueldad. Se agachó y susurró a su oído.

—Rezó en gales… gastó su último aliento en ello mientras moría bajo mis brazos.

Silencio. Las exhalaciones entrecortadas que anticipaban el llanto fueron apagadas rápidamente no por lágrimas de su parte sino un gruñido casi animal. Lo apartó empujándolo y sacó un cuchillo oculto en su bota pero la mano de William fue más veloz, en un parpadeo ya había llegado a sus intestinos.

Dejó su mano adentro unos segundos y luego la sacó cuidadosamente. Sabía que sacarle las tripas sería demasiado fácil y piadoso. Lo dejó en el suelo y esperó de pie bajo la lluvia.

Apreció cada instante de aquello como si se tratase de una larga obra de teatro, una cuyos actos eran los intentos vanos de aferrarse a la vida. Se arrastró sujetando su abdomen abierto, trató de detener el sangrado y ponerse de pie, quiso atacarlo otra vez; mas su cuerpo no se prestó a ninguna de sus intenciones.

Cuando dejó de moverse y comenzó a yacer inmóvil en la tierra supo que el último acto había iniciado. Lo recordaba de la vez que mató aquellos bandoleros en el bosque, su cabeza empezaría a fallar por la pérdida de sangre y pronto no sabría ni en dónde estaba o lo que ocurría; por lo tanto William aprovecharía sus últimos minutos se conciencia.

Debía usar sus palabras sabiamente, decir algo que transmitiera su dolor y también le arrancara el orgullo… y eso fue:

—Pudiste haber sido tan grande para mi…

Al ver como abrió más los ojos supo que logró su cometido. Finalmente la muerte bajó el telón en forma de sus párpados.

La lluvia disminuyó. William levantó su vista al cielo y miró como las estrellas se asomaron entre las nubes. Primero se llenó de euforia, lo había logrado, había obtenido la venganza que se merecía… y aunque su dulce sabor seguía allí aquel cielo le recordó que aún había un enorme mundo allá afuera que tendría que recorrer solo.

Más tarde:

Luego de acabar con todo el pueblo se dio un día para el luto. Los cuerpos de los "brujos" eran quemados en el sótano de la catedral para no "contaminar" la tierra con fosas comunes, no quería arriesgarse a entrar allí sin carne fresca con que sanarse así que lamentó la muerte de Tom y Sophie en silencio a la sombra del edificio acompañado por las aves carroñeras y las moscas que mantenían su distancia de él.

Con todo un pueblo hecho cadáveres era normal que se acercaran, lo que no se esperaba era que llegaran tantas; parecía que todos los cuervos de Inglaterra estuvieran allí. Y fueron los mismos cuervos quienes revelaron su ubicación al mundo que esperaba por él.

Luego de su día de luto saqueó las casas del pueblo y juntó todo el dinero que podía cargar además de robar ropas nuevas, no tenía ganas de limpiar la sangre de las suyas. Dieron las 10 pm del 12 de abril cuando camina por el camino sur que bajaba del pueblo cuando oyó algo acercarse. Agudizó sus sentidos y puso atención, eran respiraciones agitadas de gente. Presintió qué había algo mal, escuchaba a 4 personas respirar pero sólo a 3 pares de pies correr y uno de esos pares parecía desvanecerse y luego volver.

Se puso en guardia, estimando que deberían llegar a él en 30 segundos. Cual no fue su sorpresa cuando uno de ellos, el de los pasos parpadeantes, apareció frente a él en un suspiro y lo golpeó en el hígado con una fuerza que lo lanzó a 20 metros.

Después de sacudirse el shock por el impacto notó que en dónde lo habían golpeado tenía trazado un símbolo extraño que brillaba azul. Las 4 personas llegaron con él y cada uno sujetó una de sus extremidades. Les echó un vistazo rápido, eran un chico del Este asiático, una joven europea pelirroja y dos adolescentes hindúes que tal vez eran hermano y hermana; todos vistiendo un uniforme extraño. Trató de levantarse y al hacerlo el símbolo brillo más. "¡¿Pero qué…?!"

—Deja de intentarlo, es un sello atenuador de fuerza grado 3 —dijo el chico asiático quien sujetaba su brazo derecho.

—Pero no durará mucho —agregó la hindú— ¡Panini!

Un pequeño canario salió de la bolsa de la chica europea y comenzó a cantar muy fuerte. Al instante un hombre africano con rastas de unos 40 años —quien supuso era su superior debido al uniforme diferente y más elementado— apareció frente a ellos.

—¡Vaya! ¿quien hubiera dicho que su primera misión iba a ser así? —dijo a los chicos cuando lo vio, sacando un pedazo de pergamino que hizo flotar en el aire— ¿Nombre?

Al oír la pregunta la confusión y el asombro de lo que pasaba se apagó en él y dio paso al enojo ¿Cómo se atrevían a hacerle todo eso y luego cuestionarlo como si nada?

—¡¿Quiénes demonios se creen?! ¡¿Qué está cosa?! —señaló al símbolo con su cabeza— ¡¿Por qué…?!

—Escuche, ninguno de nosotros es telepata; tiene que cooperar con nosotros u obligarnos a llevarlo a nuestro mundo y que lo interroguen allá.

—¿Qué son? —insistió, apretando los dientes.

El hombre suspiró sobándose las cienes.

—Somos magos y usted sin duda no tiene muchos años siendo vampiro ¿o me equivoco?

Se quedó sin palabras por unos segundos. Todo aquello fue demasiado y muy rápido; quería comprender ansiosamente pero ellos no se veían tan dispuestos, tenía que negociar.

—¿Me van a explicar todo?

—Siempre y cuando coopere con nosotros, ¿Nombre?

Respondió a todas sus preguntas —nombre, fecha de nacimiento, edad de conversión, fecha de la conversión, etc. —, incluso accedió a decirles que hizo sin incluir el porqué, ese pesar en su alma era lo único que le quedaba de Tom y no lo compartiría. Al terminar lo soltaron y cumplieron con su palabra.

Le explicaron brevemente sobre la existencia del mundo mágico, el Neitherworld y sus reglas, principalmente el anonimato. Había escuadrones de monitoreo que se encargaban de vigilar las poblaciones y revisar que no hubiera magia en el aire, de ser así tenían que ver si se trataba de un mago, bruja o warlock que estuviera viviendo entre humanos o algo más.

Al parecer habían visto a los cuervos despertarse en la noche y comportarse de forma extraña el jueves 10 de abril a dos pueblos . Cuando tomaron vuelo en la oscuridad los siguieron, sin duda el instinto les decía que debían ir a ese lugar colina arriba. Llegaron apenas hace unas horas y al ver los cadáveres supieron que aquello que los mató no era humano.

—Rastreamos su aura hasta que lo encontramos y…

—Aguarde ¿Cómo que mi aura?

—Es como el olor de un alma, algo que es diferente en todos como las voces… —trataba de encontrar las palabras indicadas— y deja un rastro por donde pasamos y lo que tocamos…

—¿La esencia viva?

—Sí, algo así.

Se quedó mudo otra vez. Así que Tom era un mago… no sólo los esperaba el mundo que Asena le describió, sino también el de la magia y el de los muertos. Aunque su cara no lo demostró por dentro volvió a sentir el mismo dolor que en la mañana junto al lago; ahora habían 3 mundos tras la puerta y seguían siendo hechos de polvo.

Luego de salir de su trance el líder procedió a explicarle que iba a pasar. Iban a enviar un mensaje con Panini al portal más cercano solicitando ayuda a un escuadrón experimentado. Aprovecharían que los caminos seguían cerrados (Y que se les había olvidado quitar el cartel de cuarentena desde el otoño) para hacer hechizos de necromancia y restauración masivos de modo que los cadáveres aparentaran haber muerto por la peste además de dejarlos en diferentes estados de descomposición (En caso de que quisieran exhumarlos) y luego los enterrarían excepto por uno que dejarían como el "último sobreviviente"

—¿No sería más fácil sólo dejarlos así y que se lo atribuyan a un caso de histeria colectiva?

—No, podrían pensar que fue contagiosa y lo que menos queremos es que esto cause pánico —Aseveró—. Dices que la muerte negra volvió aquí, por allí deben estar algunos registros hechos por los médicos; sería un desperdicio no aprovechar eso.

Como último paso del procedimiento pusieron una hoja de papiro especial sobre su mano y su cara se dibujó sobre ella.

—Es para que esté en el archivo de crímenes omitidos —le dijo el chico asiático, el líder se había ido a indicarle el camino a Panini—. Verá, no hay problema cuando ustedes los vampiros matan de vez en cuando, no pueden evitarlo, pero masacres así sólo se permite una por persona; otra más y a la cárcel por dos siglos.

—Entiendo —respondió estoico.

Claro, con las poblaciones creciendo, la urbanización y el origen de los medios de comunicación masivos esos "permisos para matar" les fueron revocados unos años antes de la primera guerra mundial.

—Una cosa más ¿Cuál será su nuevo nombre? —preguntó la chica pelirroja.

Al ver cómo levantó una ceja el joven hindu le explicó que muchos vampiros solían ponerse otros nombres al iniciar su nueva no-vida. Lo pensó detenidamente unos segundos y dijo:

—Ragamuffin…

La chica hindú reprimió una risa.

— ¿Esta consiente de lo que significa eso?

—Sí… imagínenselo, esa palabra como sustantivo, causando terror y dicho sólo entre susurros. Irónico ¿No?

—Sí, ya que lo pone de esa forma… —suspiró la hermana del joven escribiendo su nombre nuevo en el reporte—. Listo.

—¿Eso es todo? ¿Me puedo ir… sólo así?

—Si a menos que quiera quedarse a ver necromancia y créanos cuando decimos que no es nada lindo.

—De acuerdo pero… antes de que me vaya ¿Puedo preguntarles algo? —afirmaron con la cabeza— ¿Es cierto que los vampiros vuelan o no?

—No pueden volar hasta que se cumplen 7 años de su conversión y usted apenas lleva 4 años como vampiro —explicó el chico asiático— ¿Hay algo más que quiera saber?

—No, por ahora no…

Y se fue.

Caminó sin rumbo por muchos días sin dormir, meditando, hasta que recordó que aun tenía una última cosa en ese mundo y se resolvió a ir a Londres. En un par de semanas llegó y no tardó en encontrarlas; suspiró aliviado al verlas a lo lejos volviendo de sus empleos. Justo como le dijeron fingían ser primas, Aubrey trabajaba como lavandera y Molly era ayudante de cocina en una posada.

Durante años las cuidó desde las sombras, vigilando los alrededores, agudizando el oído para detectar cualquier chisme nocturno y matando silenciosamente a cualquiera que sospechara tan siquiera un poco de ellas para después comerse sus cadáveres sin dejar rastro. Para su suerte ya no hubo necesidad de ello cuando conocieron a un par de hombres gay en su misma situación que migraron desde Manchester, sus nombres eran Jacob y Daniel.

Acordaron establecer sus amistades ante los demás y permanecer así por un tiempo, luego fingirían que las cortejaban, se "casarían" y vivirían en la misma casa con el pretexto de economizar en gastos; sí, tendrían que aparentar amar a otra persona bajo el ojo publico pero valdría la pena.

El tiempo pasó y todo resultó como lo previeron. Ragamuffin se regocijó por ellos, agradeció que la vida les hubiera permitido encontrarse de entre tantas personas.

Ahora que al fin podían estar con el amor de sus vidas en el mismo hogar y libres de sospechas el vampiro se fue tranquilo en dirección a Suecia. Pasó muchos meses recorriendo las costas, buscando, esperando no encontrar nada y al final lo hizo.

Tal como le había dicho su tumba estaba lo más al norte posible y muy cerca del mar. En la solitaria lapida estaba el nombre falso que usaba en el pueblo; la fecha indicaba que vivió hasta los 42. Lo suficiente para la época y muy poco para él.

—Creo que perdí la apuesta, mi querida Asena.

Escarbó un pequeño agujero sobre su tumba y puso las diez monedas de oro, luego se despidió aunque sabía muy bien que su alma no estaba allí.

Por mucho tiempo trató de concentrarse en el final feliz que tuvieron Aubrey y Molly como su faro de esperanza entre la oscuridad de la Tierra pero más temprano que tarde el dolor ganó. Durante los siguientes 2 siglos no hizo más que entregarse totalmente al hedonismo y la misantropía. Iba a donde quería, hacía lo que quería y se alimentaba de quien quería.

Llevó una no-vida llena de libertinaje y violencia aunque hubo conocimiento de vez en cuando; aprendió idiomas, algunas técnicas de pelea —como los puntos importantes que pueden picarse para inmovilizar a alguien (capitulo 9 del fanfic) —, leer las estrellas y cosas de magia las veces en que se encontraba con magos y convivía con ellos. En una de esas ocasiones fue que supo del título Savage Killer, reservado para los asesinos más tenaces y después de matar a poco más de mil con solo sus manos en unas cuantas horas se lo ganó.

La noticia había corrido durante su estadía en Londres y para cuando volvió a hacer contacto con el mundo de la magia y el neitherworld se había vuelto famoso… más no le dio mucha importancia.

También en una conversación que tuvo en el inframundo se dio cuenta que debió haber sido instruido por aquel que lo convirtió, que durante su proceso de transformación tuvo que permanecer a su lado y decirle todo lo básico de ser vampiro para que el conocimiento se quedara grabado en su mente aun sin recordar de donde lo obtuvo.

—Si vuelvo a verlo lo voy a matar lentamente —juró.

Entre sus memorias más destacables estaba la noche de parranda que tuvo con Beetlejuice —en aquel entonces "Betelgeuse"—, la horrible recuperación en el hospital, sus idas al mundo mágico, cuando puso dinero en las morbosas "apuestas bélicas" y la vez que vivió unas semanas oculto en un barco pirata.

Su no-vida fue así durante 2 siglos hasta que una noche devoró a la persona equivocada. Era su quinta vez en el continente americano, decidió visitar aquella Senseless City de la que escuchó hace un tiempo: Nevermore. Oscilaba entre grad en aquel siglo, jamás había visitado una antes y le dio curiosidad al imaginarse como sería cazar por esos lados.

No era en apariencia muy distinta a las urbes estadounidenses de esa época excepto porque la indumentaria de sus habitantes estaba atrasada por 2 décadas, vistiendo ropas del 1810's.

Las cosas no marcharon como pensó, apenas llevaba dos semanas allí y alguien que lo vio alimentarse alcanzó a huir. Afiches que decían "Beware the Ragamuffin" fueron colgados por toda la ciudad en poco tiempo pero en su vanidad tomó aquello como un reto para probar sus habilidades y astucia contra cualquier cazador de vampiros que pudiese encontrarse en vez de su señal para partir.

Pasaba volando cerca de la calle donde se encontraba el hotel Le Yum cuando vio a Felicia Williams y se le antojó. No había nadie en la calle y no olfateaba olores recientes en la entrada del hotel, si había gente allí eran solo el dueño y los del staff, dudaba que gente así tuviera fuerzas para enfrentarse a él así que atacó.

Era deliciosa, se lo atribuyó su buena salud. El gusto le duró poco, no había comido ni la cuarta parte de sus intestinos al escuchar:

—Oh God! Noooo!

Levantó la vista encontrándose con una mujer horrorizada cuya esencia se quedó bien grabada en su sexto sentido.

—¡Feliciaaa! ¡Mi hermana!

Pronto se dio cuenta del error que cometió. La bola de energía que venía primero no dolió tanto… mas la transformación —aquellas agujas y utensilios saliendo de su pecho volviéndose a clavar en su carne múltiples veces, cortado, reacomodando y volviendo a cocer, reduciéndolo— fue el infierno en la tierra, justo como su conversión, sólo que más aguda y tan breve que ni gritar pudo.

Al final cayó inerte en la calle y el resto era historia.

Pero ahora que recordaba más vívidamente aquel momento gracias a la influencia de la cortina roja se dio cuenta que quien lo tomó de la calle no era Lenore. Ambos ojos de Lenore se volvieron grises cuando creyó ser su yo zombie (capitulo 32) así que por lógica los tuvo azules en su primera vida… y los de esa niña eran verdes.

NOTA DE LA AUTORA:

Creo que no hay mucho que decir en este espacio puesto que explique mi ausencia al inicio del capítulo excepto por una PROFUNDA y SINCERA DISCULPA.

En serio me encontraba en un muy mal momento emocional y familiar y pensé que no iba a mejorar… y justo cuando todo dio un giro para bien fue mi propio cuerpo el que lo arruinó todo… 2 VECES… carajo.

Sigo sin estar 100% bien pero he estado escribiendo desde mi celular en la aplicación de Microsoft Word ya que puedo hacerlo sólo con la mano izquierda y el "completador" de palabras del teclado me ayuda, no obstante sigue siendo un proceso lento : (

Por cierto, si es cierto lo del rebrote de la peste negra en Londres y España durante el siglo 17, no crean que me lo inventé X)

Ahora en respuesta a los comentarios…

Guest: Si estás leyendo esto… perdón si te hice sentir mal al dar ese aviso, pero como dije pasaba por un muy, muy, muy mal momento en mi vida y luego pues… bueno, ya lo leíste al inicio… en fin, heme aquí luego de exactamente un año. Ojalá te haya gustado el capitulo con el que volví a la acción.

Kurenai: Muchas gracias por los comentarios que escribiste en el cap 47 y 48, te dije que Kyo y Caleb iban a volver X3 igual de Nadya reencarnada en Lydia, después de todo lo que le hice al pobre de Beetlejuice tenía que devolverle parte de lo que perdió. Y sí, tal vez Sysiphos no llegó a nada pero esos 3 siglos fueron como estar en una familia —una grande y loca familia— más que en un laboratorio. ¡Claro que BJ iba a salir ligero en la balanza! El es bueno aunque no lo quiera admitir X3 Seee Ragamuffin era todo un amor… *sigh* Perdón por alarmarte y hacerte buscarme en otros sitios u_u pero bueno, heme aquí de vuelta.

Sé que tal vez los confundí con eso último de la niña de ojos verdes pero créanme cuando les digo que todo tendrá sentido cuando lean el próximo capitulo donde se hablará sobre el pasado de Lenore… pobrecita, de sólo pensar en lo que la haré sufrir también…

No sé si escribiré sólo un capitulo largo o lo dividiré en dos cortos pero de algo estén seguros, en cuanto termine de exponer su pasado VOLVERÉ A NEVERMORE en el presente iniciando por fin el 5to y último acto.

Deséenme suerte ; )