Si lo sé yo, que lo sepa todo el mundo: ¡Hetalia no es mío!
Cap.1
Desde el punto de vista de Francis.
Arthur Kirkland ese es su nombre.
Rubio, ojos verdes, mal carácter…
Arthur, el chico nuevo, el recién llegado… la nueva víctima.
Mi nueva víctima.
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Como todos las Miércoles, la primera hora de clases para los del 6to B es libre, me tome el rato para deambular por los pasillos del instituto.
-Hey, Francis… ¿has oído la noticia?
Me volví, tras de mí se encontraba Gilbert seguido por Antonio.
-¿La has oído? ¿Eh? ¿Eh?
Me coloque entre ambos y comenzamos a caminar.
-lo he oído, su nombre es Arthur ¿Verdad?
Ambos asintieron.
-sí, y dime… ¿Qué clase de bienvenida piensas darle?- Me pregunto Gilbert con una sonrisa pícara en el rostro.
-ya verán, eso depende de cómo se comporte.
Seguimos caminando, riendo, mientras planeábamos como darle la bienvenida a nuestro nuevo compañero.
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-buen día clase…
El profesor Honda entro al salón de clases con diez minutos de anticipación, todos tomamos asiento.
-bien, clase, antes de comenzar con las actividades correspondientes al día de hoy, debo darles un anuncio…
El profesor Honda anuncio la llegada de un nuevo alumno, del cual ya todos sabíamos, le indico que pasara, una vez dentro lo presento.
-Alumnos, este es su nuevo compañero, el joven Kirkland.
-mi nombre es Arthur Kirkland, encantado de conocerlos…
-Bien, joven Kirkland pase a tomar asiento, por favor…
Mientras que el estudiante nuevo decidía donde sentarse, ya que más de una chica lo quería a su lado, Gilbert me mando una nota.
La abrí con sumo cuidado evitando que el profesor Honda me viera, era un dibujo mal hecho de Arthur vestido de princesa, una flecha señalaba la frente de Arthur aun lado de esta decía: "Princesa Arthur del reino Triceja".
No puede evitar reír, el profesor se volvió hacia mí y me pregunto:
-¿Qué es tan gracioso, joven Bonnefoy?
-oh, nada…- respondí.
-bien, abran sus libros en la pagina…
Guarde la nota en mi bolsillo y saque el libro de mi mochila, el profesor comenzó a explicar el tema, después comenzó a apuntar algunas cosas en el pizarrón, aproveche ese momento para enviarles una nota a mis amigos con algunas ideas, ambos rieron por la bajo mientras me miraban, yo también reí.
-¿Qué es tan gracioso, BFT?- pregunto el profesor.
-¿BFT?- susurro Arthur.
-Bad Friends Trio, Kirkland.- le respondió una de mis compañeras.
-nada…- respondimos al unísono.
-pues dejen de reírse de nada y pongan atención, esto vendrá en el examen.- dijo volviendo a su labor.
Al terminar la clase del profesor Honda, todos mis compañeros centraron su atención en Arthur, a excepción del BFT o sea mis amigos y yo.
-¿de dónde eres Kirkland?- pregunto Sthefany, la compañera que le dijo que significaba BFT.
-¿Cuántos son en tu familia?- pregunto Sofí.
-¿te gusta el futbol? Nos hace falta uno en el equipo.- le dijo Piero.
-¿Cuál es tu color favorito?- pregunto Berenice.
-¿Qué materia te gusta más? – pregunto Frida.
-¿tocas algún instrumento? Si es así el club de música está abierto para ti.- le dijo Pascal.
Arthur lucia sofocado, y quien no con tantas personas rodeándolo y preguntándole un montón de cosas a la vez. Tonio, Gil y yo intercambiamos miradas.
-bien, soy de Londres, Inglaterra, en total somos tres en mi familia… esto… mi color preferido es el verde, mi materia preferida es literatura… mmm… toco la gaita, pero no soy muy bueno, y no es por presumir pero soy un excelente jugador de futbol.- dijo nervioso.
Mis compañeras estaban encantadas, ofreciéndose a llevarlo a conocer la ciudad y esas cosas, rodeándolo… centrando toda su atención en el chico nuevo.
-¿Tienes algún tatuaje?- pregunte.
Frunció el ceño ofendido, mis compañeras susurraron cosas como: "que insolente" o "Francis es un chico malo", los chicos sonrieron al ver que la atención ya no se centraba en el nuevo.
-¿tienes alguno? Solo di sí o no, no hay necesidad de que des detalles.- dije con una sonrisa burlona en el rostro, Arthur me lanzo una mirada asesina.
-no…- respondió secamente.- los caballeros no le hacemos daño a nuestro cuerpo, los tatuajes son para salvajes.
Las chicas se volvieron a él y le dieron la razón, hipócritas, mas de una de ellas tienen tatuajes en lugares poco visibles, se eso porque me he acostado con varias de mis compañeras, Arthur siguió respondiendo las preguntas que se le hacían con cortesía.
Antonio, Gilbert y yo salimos del salón, caminamos a la cooperativa y compramos unos jugos.
-¿lo has oído? Los caballeros no dañan su cuerpo… ¡Odio a ese tipo!- farfullo Gilbert molesto.
-se hace el interesante frente a las chicas…- dije yo dando un sorbo a mi jugo.
-y que mejor forma de atraerlas que haciéndose el galante.- dijo Antonio sonriendo.
Nos sentamos en las escaleras que dan al deportivo, hoy les tocaba al 3ro A clase de deportes y quería vigilar que ningún pervertido estuviera espiando a mi hermanita.
-¡Sey!- grite cuando la vi pasar.
-¡Francis! ¿Qué haces aquí?- pregunto corriendo hacia mi sonriente.- ¡ah, hola, Antonio! ¡Hola, Gilbert!
-Hola, Seychelles…- dijeron ambos al unísono.
-y bien ¿Qué hacen aquí?- pregunto sentándose a mi lado.
-oh, nada en especial…- dije acariciándole la cabeza.- solo nos sentamos a platicar… ¿verdad, muchachos?
Ambos asintieron.
-es mejor que se vayan…- dijo mi hermanita arrebatándome el jugo de las manos.- mis compañeras los van a acusar con el profesor Zwingli.
-no será la primera vez que lo hacen…- dijo Antonio.
-ni la primera vez que Vash nos mande a la dirección…- dijo Gilbert con orgullo.
Seychelles le dio un sorbo a mi bebida.
-ellas creen que son unos pervertidos mirones.- dijo.
-¿y tú qué crees, Sey?- le pregunte.
-de los tres creo que el único pervertido eres tú, hermano.- dijo levantándose.- es mejor que se vayan, se los digo por su bien.- finalizo para volver con sus compañeros.
Antonio y Gilbert comenzaron a reírse.
-¡Jajaja, hasta tu hermana cree eso de ti!
-¡cállense!- grite enojado.
-¿¡Que hacen aquí?- Dijo una voz conocida.- ¿¡cuántas veces tengo que enviarlos a la dirección para que dejen de espiar a las señoritas, trió de depravados?
El profesor Zwingli se encontraba en la entrada del deportivo, mire a mis amigos y de un solo movimiento nos levantamos.
-a la cuenta de tres… uno…- dije.
-…dos…- dijo Antonio.
-¡TRES!- grito Gilbert.
Echamos a correr, el profesor Zwingli venia tras nosotros.
-¡Vuelvan aquí!- grito.
… … …
Y nuestro marcador termino así:
Profesor Zwingli Vash: 364 / BFT: 0
Estábamos en la sala de espera, cosa que a mí no me molestaba en lo absoluto, ya que, la secretaria del director es de mi agrado.
Su nombre es Yekaterina, es muy amable e ingenua, también algo llorona… en si es un encanto de mujer; es la mujer perfecta, hermosa, sumisa y con un cuerpazo.
-Francis, ¡Francis!- susurro Gilbert dándome de codazos.
-¿Qué?- respondí sin dejar de mirar a Yekaterina que escribía en la computadora.
-estas babeándome…- dijo Gilbert.
-babeándonos…- le corrigió Antonio.
-gran pervertido.- dijeron a la par.
Pasaron quince minutos para que el director pudiese atendernos.
-ya pueden entrar muchachos…- nos dijo Yekaterina.
Y así entramos directo a nuestro entierro.
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Para cuando salimos de la dirección el receso se había acabado, nos dirigimos de vuelta al salón de clases, hubiese preferido ir a comer pero eso solo nos hubiera provocado más problemas, más de los que necesitábamos en ese momento.
Las clases transcurrían lentas, y para colmo las últimas dos horas teníamos clase de historia con el profesor Karpusi.
Cuando las clases de historia terminaron, la mitad del grupo estaba dormida, incluido Gilbert, una cuarta parte estaba en proceso de dormirse, incluido yo, la otra parte estaba despierta, esa parte correspondía a la de las chicas y Arthur, y solo uno estaba fresco y radiante como lechuga, y ese era Antonio.
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-¡ah! ¡Me alegro que hayan terminado!- grito Gilbert alzando los brazos.- ¿Qué dicen si vamos a comer algo para celebrar?
-me perece perfecto.- le dije.- pero me temo que Sey ira con nosotros.
-¿Qué no tiene clase de natación hoy?- me pregunto Antonio.
-eso es los martes.- dije.
Nos detuvimos en la entrada principal ha esperar a Seychelles.
-¡Francis! ¡Francis!- me volví, Sey corrió hacia nosotros.- ¡ha ocurrido algo terrible!- exclamo horrorizada.
-¿Qué?- preguntamos en perfecta armonía.
-¡alguien ha golpeado a Matthew! Ahora se encuentra en la enfermería.- dijo con lagrimas en los ojos.- lo han dejado todo lleno de heridas… pobrecillo…
-ve a con el…- le dije.
Los ojos de Sey se iluminaron por completo.
-¿l-lo dices enserio, Francis?- pregunto.
-sí, es en serio, solo procura llegar temprano a casa.- le dije acariciándole la cabeza.- y procura no meterte en líos.
-está bien.- dijo sonriente.- ¡Gracias, Francis! ¡Eres el mejor de los hermanos!
Seychelles corrió hasta desaparecer de nuestra vista, me di la vuelta hacia mis amigos y con un gesto les indique que nos marcháramos.
-¿y qué vamos a comer?- pregunto Antonio.
-se me antoja un gran filete con puré de papas.- dijo Gilbert limpiándose la boca.
-…no sé, a mí se me antoja paella… ¿no habrá un restaurant español cerca?- pregunto Antonio.
-¿y si vamos a donde siempre?- sugerí, desde que Gilbert llego a la ciudad, hace cuatro años, siempre comemos donde mismo, un pequeño restaurant que se encuentra en la avenida principal, no es muy elegante, pero la comida es buena y barata.- además, ya saben que por más que discutamos y vaguemos siempre terminamos ahí.- recalque.
Al llegar al restaurant nos acomodamos en una de las mesas que da a la calle, no es un panorama muy bonito, pero por lo menos no se siente como si estuvieses encerrado.
Una chica se acerco a nosotros, traía un traje azul marino y medias negras, su piel era blanca como la nieve, su cabello, sostenido por un lazo blanco, largo del color de la plata, tenía cara de pocos amigos, pero era sumamente hermosa.
-¿Puedo tomar su orden?- dijo secamente.
-si, por favor.-le respondí con una sonrisa.
Comenzamos a ordenar, la chica apuntaba a gran velocidad nuestros pedidos, cuando terminamos de pedir, y ella de apuntar, se dio la media vuelta en silencio y se fue.
-que chica tan amable…- dijo Gilbert con sarcasmo.
-¿en serio? A mí me pareció grosera.- dijo Antonio, que al parecer no había entendido la indirecta.
-pero debes admitir que tiene un lindo rostro…-dije a su defensa.
-pero eso no justifica su mal carácter, y no pienso dejarle propina.- respondió Gilbert molesto.
-ya, ya, no discutan por trivialidades…- dijo Antonio tratando de apaciguarnos.- mejor pongámonos de acuerdo en la broma que le jugaremos al nuevo…
-sí, lo que Antonio dijo, ¿tienes idea de lo que haremos, Francis?
-… aun no, sea lo que sea, debemos dejarlo en ridículo frente a las chicas.
-sí, pero ¿Cómo?
Esa era una buena pregunta, me frote la barbilla y comencé a analizar lo poco que había aprendido de Arthur el día de hoy…
-pues tiene mal carácter, así que sacarlo de sus casillas debe de ser fácil, además ¿han visto sus cejas? ¡Esas cosas están más sobrepobladas que China!
Mis compañeros y yo reímos ante aquel comentario.
-¿y si lo depilamos?- sugirió Antonio.
-le haríamos un favor…-respondí.
-¿Qué tal si tiramos su mochila en la fuente?-propuso Gilbert.
-o en el techo, o en lo alto de un árbol o esconderla en el salón…por favor, esa broma ya esta pasada de moda.- explique.
-¿y si lo encerramos en la bodega del deportivo?- propuso Gil.
-eso suena bien…
-podríamos robarle la ropa cuando se esté duchando.- completo Antonio.
-también podría funcionar…
-¿y si retomamos lo que hicimos en la novatada de este año?- sugirió Antonio.
-¿te refieres al clásico de llenar globos con agua?-le pregunte.
-sí, pero en lugar de agua podrían tener otra cosa dentro.- dijo.
-¿pintura? ¿Salsa picante? – sugerí.
-mejor lancémosle tomates.- dijo Gilbert.
Y comenzó la guerra entre Gilbert y Antonio.
-¿¡Qué! ¡Ni siquiera lo piensen!
-bueno… rellenemos los globos con… no sé… ¿puré de tomate?
-¡Me niego!
-bueno, que sea jugo de tomate.
-¡He dicho que no!
-oh, no seas dramático, sabes perfectamente que las mejores manchas se logran con cualquier derivado del tomate.
-usemos pintura.
-vamos, eso ya esta pasado, es anticuado…
-no usaremos tomates, mejor lancémosle patatas…
-¡¿Qué?
Se estaba poniendo feo, los dos estaban en verdad molestos.
-¡Gilbert! ¡Antonio! ¡Basta ya! Ni tomates ni patatas.- intervine antes de que se mataran uno al otro.
-entonces ¿Qué?
Estaba a punto de dar mi opinión cuando ocurrió lo inesperado, al restaurant entro Arthur junto con otro chico, el cual tenía la mano sobre el hombro de nuestro compañero, pero realmente ver a un chico recargado en otro no es nada extraño.
Me volví hacia mis amigos, pero al parecer no se habían dado cuenta de su presencia, de hecho, estaban discutiendo sobre patatas y tomates, conversación en la que, claro, no quería tener nada que ver.
-¿Tienen hamburguesas?- pregunto el acompañante de Arthur sin quitarle la mano de encima.
-no vendemos ese tipo de cosas.- respondió la mesera que nos había atendido minutos atrás.
-¿¡Qué!- grito, la expresión que tenía en el rostro era entre enojo y desilusión, mientras que la expresión en el rostro de Arthur tenia escrito algo como "dios, has que se habrá un hoyo en la tierra y que me trague en este instante, por favor".- ¿¡Qué clase de establecimiento es este! ¿¡Cómo es posible que no vendan algo tan sencillo como una hamburguesa!
Todos se volvieron hacia los recién llegados, era imposible no mirarlos sobre todo al otro chico que, de manera muy infantil, refunfuñaba que odiaba este país y que era de barbaros no vender algo tan simple como una hamburguesa.
-Por favor… no montes una escena aquí…- le pidió Arthur, mientras se masajeaba la sien.- vayamos a otra parte.- le sugirió.
-bien…- dijo el otro, abrazando por la espalda a mi compañero.
Se dieron la media vuelta y se dirigieron a la salida, Arthur, a mi parecer, completamente avergonzado, mientras que el otro chico, que seguía abrazado a él, parecía ya no estar molesto.
De lo anterior se podían deducir muchas cosas, una de ellas es que la relación que tiene con ese chico es extraña.
-¿lo han visto?- pregunte volviéndome hacia mis camaradas.
-¿ver qué?- preguntó Antonio.
-ha Arthur.
-¿El inglesito estuvo aquí?- preguntaron a la par.
-sí, y no venia solo.
-¿Cuál chica del salón era?- pregunto Gil.
-no era una chica, era un chico.
-¿un… chico? – dijo entrecortadamente.
-Amigo suyo lo más seguro.- dedujo Antonio.
-no, a mi parecer… es otro tipo de relación.
Comenzamos a reír, teníamos la bienvenida perfecta.
Desde el punto de vista de Arthur.
Alfred me traía de la mano, cosa sumamente estúpida y vergonzosa tomando en cuenta que soy mayor que él, la razón era sencilla: Se nos hacia tarde para nuestro primer día de clases… bueno, a él se le hacía tarde, yo entraba a la segunda hora.
-A-Alfred… ahhh, me lastimas… ya deja de correr… ¡Alfred!
-¡es tarde! ¡Es muy tarde! ¡MUUUUY TARDEEEE!
-¡Suéltame!
No me hizo caso, estoy seguro de que el muy idiota ni me escucho.
-¡Idiota! ¡No importa cuánto corras, eso no quita el hecho de que vas con retraso!
-¿no puedes volver el tiempo, Arthur?
-¿Qué te crees que soy, Idiota?
-oh, vamos… yo se que tu puedes hacerlo…
-mejor sigue corriendo y para la próxima… ¡Programa la alarma!
Seguimos corriendo hasta que llegamos al instituto, una vez dentro el idiota soltó mi mano, y corrió a toda velocidad hacia el aula. Faltaban treinta minutos para que iniciara le clase así que decidí dar un paseo.
Lo primero que note es que el instituto lucía mucho mejor en las fotos del folleto.
Lo segundo fue que, curiosamente, había dos gimnasios, el más grande se encontraba muy apartado de los edificios, el otro, que era mucho más pequeño, se encontraba detrás de la cooperativa y el comedor.
Realmente mal ubicado.
El primero estaba perfecto, en un buen sitio… entonces, ¿para qué rayos el segundo?
Ignore lo anterior y seguí andando.
En si no había nada impresionante, los salones, la dirección y la biblioteca se encontraban en un edificio de dos pisos, subdividido en dos partes… ¿a qué clase de tonto se le ocurrió pensar que luciría bien así?
Suspire con pesadez, este lugar es horrible; Francia en si es horrible.
Camine sin rumbo un rato para hacer tiempo; me dirigí al salón de clases al darme cuenta que faltaban 15 minutos para que dieran el timbre, dos chicos pasaron justo a mi lado, me miraron de reojo, pero no se dignaron a saludarme.
Otra razón a la lista de "Por qué odio Francia."
Me coloque la mochila en el hombro y camine hacia las escaleras, me tope con un tipo de cabello negro corto, y una mirada algo… ¿Vacía? ¿Perdida?...
- ¿Kirkland-San?- dijo sin mirándome.
-¿San?- repetí un poco confundido.
-¿Arthur Kirkland-San?- pregunto.
-soy yo…
Que tipo tan extraño, ¿¡Tiene la misma expresión todo el tiempo! Y a todo esto… ¿¡Como diablos sabe mi nombre!
-mi nombre es Kiku Honda, soy profesor de literatura.
¿Literatura? Ahora que lo pienso…
-Hoy tengo clase con el 6to B.
Ok, es mi profesor, pero eso no quita el hecho de que sabe demasiado y…
-El director me ha encargado que este al pendiente de usted; seguramente debe estar nervioso, eso es común cuando se llega a una ciudad nueva.
Bien, perfecto, ya me tienen vigilado.
-venga conmigo, lo presentare ante la clase.
Lo seguí en silencio, al llegar al segundo piso se detuvo.
-antes de entrar debo decirle que…
¿Qué? ¿Me piensa decir que me comporte? ¡Qué tipo tan molesto!
-si necesita hablar o tiene alguna duda, no importa de lo que sea, puede dirigirse a mí y con gusto lo atenderé…
La típica frase de los profesores, a mi no me va eso del falso interés.
-si algo le preocupa… puede hablarlo conmigo.
Repitió, pero esta vez con una cálida sonrisa.
Asentí, eso último parecía verdadero, casi amistoso… bueno, a fin de cuentas es profesor de literatura ¿no? Y si mi materia favorita es literatura… entonces el tipo no es malo del todo…
Estoy pensando incoherencias de nuevo.
Sacudí la cabeza y seguí al profesor Honda, esta vez me quede en la entrada del salón.
-hoy tenemos a un nuevo alumno…-dijo indicándome que pasara al aula.
Entre, el profesor me presento, y yo por cortesía, aun que era algo estúpido, me presente nuevamente.
Después de un rato, ya que las chicas de la clase por poco arman una guerra, me senté en la segunda fila, en el tercer asiento, quedando en el centro del salón.
La clase en si fue interesante, a excepción de las interrupciones hechas por un rubio idiota que forma parte de un grupo llamado BFT, que no paraba de reírse de yo que sé.
Al terminar la clase, me vi rodeado, al parecer había causado una buena impresión entre mis compañeros.
Las chicas me hicieron varias de preguntas y algunas me invitaron a recorrer la ciudad, cosa que no me interesa, los chicos me hicieron invitaciones para unirme algún club, tal vez entre al de fut bol, a todas esas atenciones me vi obligado a contestar con cortesía…
Aun que me aturden un poco.
En si todo iba bien hasta que…
-¿Tienes algún tatuaje?- pregunto alguien.
-que insolente…- susurro molesta una de las chicas.
-Francis es tan malo…- dijo otra con aire soñador.
¿Francis? Ese tipo se ha apuntado a mi lista negra, hice un gesto y pensé en cómo responder esa pregunta sin delatarme.
-¿tienes alguno? Solo di sí o no, no hay necesidad de que des detalles.-dijo nuevamente con sarcasmo, me volví hacia el solo para descubrir que era el idiota que arruino la clase del profesor Honda dos veces; le lance una mirada fría con el fin de intimidarle.
-no…- respondí con seriedad.- los caballeros no le hacemos daño a nuestro cuerpo, los tatuajes son para salvajes.
Me había mordido la lengua, metafóricamente hablando, pero mientras nadie más, aparte de mí, lo supiera todo estaba bien.
A fin de cuentas he cambiado, soy un caballero, ya no queda nada del otro Arthur.
Además no hay manera de que se enteren.
Las chicas me dieron la razón y siguieron charlando conmigo, me limite a sonreírles y contestar sus preguntas.
Una vez libre, me dirigí al comedor, había preparado mi almuerzo en casa y no me pareció adecuado comerlo dentro del salón de clases, esperando encontrarme con Alfred o Matthew para charlar un rato.
-¡AHHH!- escuche a lo lejos.
Lance un vistazo rápido y vi al BFT corriendo como locos a toda velocidad, tras ellos iba un chico bajo de cabello rubio.
-¡Están en graves problemas! ¿¡Lo saben!- grito el ultimo.
Menee la cabeza en señal de desaprobación, esos tipos son unos idiotas, que bueno que no tengo ninguna relación con ellos… pero me avergüenza el hecho de que estén en la misma clase que yo.
Entre al comedor, di un vistazo rápido a los alrededores, al no encontrarlos tuve que caminar entre las mesas; después de un rato vi a Alfred, me acerque a él.
-¿está esta silla ocupada?- pregunte.
-está reservada.- dijo.
-¿Reservada?
-solo bromeo, siéntate.- dijo dándole un sorbo a su refresco.
Coloque mi almuerzo en la mesa, y tome asiento.
-¿Y Matthew?- le pregunte.
-Ahí viene- dijo.
Matthew traía dos bandejas de comida, la cuales coloco en la mesa.
-¿y eso?- le pregunte señalando una de las bandejas.- ¿Por qué traes uno extra?
-oh… eso es porque…
-¡Matt! ¡Matthew!- grito una voz femenina.
-¡Por aquí!- exclamo alzando el brazo.
Una chica morena se abalanzo sobre Matthew.
-¡Que malo eres!- le dijo.- me dejaste atrás de nuevo.
La chica se dio cuenta de nuestra presencia y miro a Matthew.
-¿Quiénes son ellos?- le pregunto.
-… es cierto… permítanme presentarlos…- dijo.-Alfred, Arthur… Ella es Seychelles.- señalo a la chica.
-¡Hola, Seychelles!- dijo Alfred.
Me levante.
-Mucho gusto Seychelles, mi nombre es Arthur, y es un honor para mí conocerte.
Me miro un instante.
-también es un gusto conocerte… conocerlos…- dijo.- Matt me ha hablado mucho sobre ustedes.
-oh, ¿en verdad?- pregunte.
-si… bueno… se que Matt ya lo hizo pero… Mi nombre es Seychelles…- exclamo nerviosa.- Como las islas… bueno el archipiélago de Seychelles… soy de descendencia africana.- dijo pasándose la mano entre su cabello.
-interesante.- le dije sonriendo.
-Gracias.- dijo sentándose.
Matthew y Seychelles nos comenzaron a hablar respecto a los profesores; al parecer el profesor de educación física es muy estricto y debíamos de tener cuidado de no hacerlo enfadar.
Alfred nos conto sobre sus compañeros y su profesor de idiomas.
-no entendí ni una sola palabra…- dijo.- ese tipo habla en clave…
-no es eso…solo es que masca palabras. - le explico Seychelles.
-¡además es aterrador!- exclamo Alfred.
-es verdad que da algo de miedo, pero en realidad es una buena persona.- dijo Matthew.
Y se armo un debate respecto a este profesor desconocido, por lo menos para mí, Alfred argumentaba en contra, mientras que Matt y Sey a favor.
Al final no llegaron a ningún acuerdo, y yo no pude decir nada, porque dieron el timbre para volver a clases.
Las clases transcurrieron de lo más tranquilas, tuvimos una hora de matemáticas y de ahí dos de historia.
En esta ultima tuve problemas para mantenerme despierto, el profesor Karpusi debe de ser hijo de Morfeo o algo así, de solo escuchar su voz sentía deseos de tomar una siesta.
Para el final de la clase medio salón estaba dormido y los demás estábamos en proceso, solo un chico lucia despierto en todo el sentido de la palabra, era un castaño… creo que su nombre es Tony o Anthony o algo así… como si importara realmente…
Salí del salón, en ese preciso momento mi celular sonó, era Alfred.
-¿Qué quieres, Alf?
Comenzó a hablar demasiado rápido, señal de que estaba enojado.
-Alfred- dije tratando de controlarme.- habla despacio, no te entiendo nada.
Suspiro y comenzó nuevamente, dijo que había ocurrido algo muy grave y que tenía que ir a la enfermería de inmediato.
-… lo hubieras dicho antes, idiota…- susurre molesto.
Cuando llegue a la enfermería lo primero que vi fue a Alfred gritando y maldiciendo, mientras que en la camilla se encontraba Matthew con unos cuantos moretones.
-Calma, Alf, calma…- dijo Matt, tratando de apaciguar a Alfred.
-¿Qué me calme? ¡No puedo!- grito.
-¿Qué ocurre?- pregunte acercándome a ellos.
-Arthur qué bueno que llega…- dijo Matthew sonriendo.- tranquilice a Alfred, por favor.
-¡no puedo! ¡Estoy muy molesto!
-¿Qué ocurrió?- pregunte nuevamente.
-oh, es que un chico me confundió con otra persona y me ataco… por suerte se dio cuenta de que era la persona equivocada y… pues se disculpo y me trajo aquí…- dijo nervioso.- pero Alfred quiere que le diga quién para tomar venganza.
-oh, no, nada de venganza.- le dije a Alfred con seriedad.- no hoy, no en nuestro primer día; además mamá me mata si se entera que te deje hacer algo así.
-¿entonces qué? ¿Lo vamos a dejar así? ¿Diremos que no paso nada?- exclamó furioso.
-Mira a Matt.- le ordene.- si el ya se lo perdono, tu deberías hacer lo mismo.
Alfred respiro profundamente un par de veces, y después de un rato dijo:
-está bien… hare mi mayor esfuerzo para olvidarlo… pero no prometo nada.
Estuvimos un rato en silencio, no había mucho de qué hablar al respecto.
De pronto la puerta se abrió violentamente, una chica entro a toda velocidad.
-¡Matthew!- chillo.
Era la chica del comedor, Seychelles.
-¿¡Quién te ha hecho esto! ¡Dime quien fue para partirle la…!
Se detuvo y se volvió hacia nosotros, se sonrojo por completo.
-hola…- exclamo nerviosa.- ¿q-que hacen aquí…? Esto…
-también nos alegra verte, Seychelles.- dije.
-esto… ¿Cuánto tiempo llevan aquí? ¡No los vi entrar!- dijo.
Matthew la tomo del brazo, ella volteo a verlo con algo de disgusto y le dijo:
-¿Por qué no me dijiste que teníamos compañía?
-Pero si ellos han estado todo el tiempo aquí.- le explico.- solo que no les prestaste atención.
-ah, lo siento… estaba algo…- susurro.
-¿Molesta?- dijo Alfred.
-exacto.
Seychelles tomo asiento, la mire con cuidado, no dejaba de observar a Matthew.
Me sentí algo incomodo, mire a Alfred, el también me miraba; con un gesto le indique que saliéramos, asintió con la cabeza.
-Matthew, Sey…- dije.- Alfred y yo saldremos un momento…
-si quieren pueden irse…- dijo Matthew.- yo puedo volver solo a casa.
-no, no…- dije.- iremos juntos…
-yo puedo acompañarlo.- exclamo Seychelles sonriendo.- hablo en serio, ustedes pueden irse tranquilos.
Intercambie miradas con Alfred, mire a Sey y Matt que charlaban de lo más tranquilos.
-está bien.- dije después de un rato.- ¡nos vemos luego!
-Bye, bye…- dijo Alfred haciendo un ademan con la mano.
Una vez fuera del instituto, nos dirigimos a la parada de autobuses.
-¿A dónde vamos?- me pregunto Alfred.
-a casa, idiota, ¿A dónde más?- respondí.
-tengo hambre… vayamos a comprar una hamburguesa.- sugirió.
-no…
-anda, vamos… ¿Sí?
-no...
-oh… por favor, Arthie… no seas malo…- insistió.
-he dicho que no.
-Ok, tendré que recurrir al plan B.- dijo con una sonrisa maliciosa.
-ni se te ocurra, Alfred.- le advertí.
-demasiado tarde…
-Alfred…- dije con tono amenazador.
Se paro frente a mí, tomo la manga de mi camisa y con un tono infantil dijo:
-¡por favor! ¡Por favor! ¡Vamos, Arthur! ¡Quiero una! ¡Por favor! ¿¡SÍÍÍ!
Dio de tirones a la manga y cada vez que lo hacía repetía lo mismo, a la decima estaba harto y le dije:
-¡cierra la boca! Iremos por tu estúpida hamburguesa.
Alzo los brazos al cielo y dando de saltos, que vergüenza, dijo con entusiasmo:
-¡Sí! ¡Hurra! ¡Hamburguesa! ¡Hamburguesa! ¡Hamburguesa!
Pose la mano sobre mi frente, sería un largo día.
Tomamos un autobús y bajamos en la calle principal donde, según el chofer y otras personas a quienes preguntamos, es la zona restaurantera.
-mmm… ¿y ahora?- dije mirando de reojo tantos establecimientos.- ¿a cuál entramos?
-¡a ese!- grito Alfred señalando un establecimiento que se encontraba cruzando la calle.- debe ser un fast food.
-¿Qué te hace creer eso? En mi opinión es un restaurant poco elegante.
-pero es pequeño, además es rojo y amarillo es obvio que es un fast food.
Suspire, aun que tuviera esa apariencia, era obvio que era un restaurant de comida barata, con solo ver el nombre podía saberlo, pero no tenia caso explicarle a Alfred todo eso, estaba demasiado emocionado como para escucharme.
-vamos entonces…- sugerí de mala gana.
Al entrar al establecimiento lo primero que hice fue buscar una mesera o cualquier persona que pudiera atendernos, Alfred coloco su mano sobre mi hombro y camino a mi lado sin soltarme.
-creo que ahí hay alguien…- dije al ver a una chica de uniforme azul y con mandil.- debe ser una mesera, vamos a preguntar.- sugerí.
Caminamos hacia la chica y una vez frente a ella nos detuvimos.
-¿se le ofrece algo?- pregunto secamente.
-si… ¿Tienen hamburguesas?- pregunto Alfred.
-no vendemos ese tipo de cosas.- respondió la mesera.
-¿¡Qué!- grito el muy idiota.
Ultima vez que lo acompaño, solo me hace pasar ridículos.
- ¿¡Qué clase de establecimiento es este! ¿¡Cómo es posible que no vendan algo tan sencillo como una hamburguesa!- grito con más fuerza aun, sentí como las miraras se posaban sobre nosotros.- odio este país, lo odio, lo odio…- refunfuño.
Coloque mi mano sobre mi frente y comencé a masajearla, me dolía a horrores, alce la vista un poco y le dije:
-Por favor… no montes una escena aquí…vayamos a otra parte.
-bien…- dijo abrazándome por la espalda.
Esto es embarazoso, completamente estúpido, un comportamiento digno de Alf.
Camine con dificultad hacia la salida, ya que Alfred seguía colgado de mi espalda, sintiendo mis mejillas arder; una vez fuera me prometí a mi mismo no poner un pie sobre esta calle en lo que quedaba del año escolar.
-idiota…- murmure molesto.
-oye, Arthie…- dijo soltándome.
-¿ahora qué quieres, tarado?- pregunte.
-hay unos chicos de la escuela sentados frente a la ventana.- me dijo.
-no me importa.- le dije.
-pero uno de ellos te estuvo mirando todo el tiempo, ¿no son de tu salón?- me pregunto.
Di un vistazo rápido hacia donde Alfred señalaba.
-Oh, my…- dije completamente aterrerado.
-¿Los conoces?- pregunto.
-vamos a casa, ahora.- le ordene.
-pero mi hamburguesa…- protesto.
-¡Dije: AHORA!- grite tomándolo de la mano.
Le hice la parada aun taxi y subimos a él.
-¿ocurre algo malo, Arthur? ¿Acaso los conoces?- me pregunto Alfred después de un rato.
-van en mi salón…- le conteste.- son unos chicos problemáticos…
-¿te han amenazado o algo así?- pregunto.
-no, nada de eso, solo es que no me agradan…- mentí.
Tenía un mal presentimiento, el BFT había visto todo y seguramente se inventarían algo respecto a Alfred y a mí, tal vez pasaría lo mismo que en mi otra escuela…
-oh, great!- farfulle molesto.
Una vez en casa me encerré en mi habitación, tome mi iPod, me coloque los auriculares en los oídos y subí la música a todo volumen.
Me recosté en la cama y caí profundamente dormido.
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Cuando desperté eran las cinco de la mañana, faltaban dos horas para que iniciaran las clases.
Me asome por la ventana solo para encontrarme con un hermoso amanecer.
-estas burlándote de mi, ¿Verdad?- exclame cerrando violentamente las cortinas.
Otra razón más para odiar este lugar.
Espere a que fuesen las seis y baje a desayunar, cuando termine me dirigí directamente a la escuela.
Entre al salón de clases y cinco de mis compañeros varones se encontraban ahí, en silencio, coloque la mochila en mi asiento y dirigí la mirada al pizarrón.
Grave error.
Con tiza roja, en letras grandes y curveadas decía:
"Que lo sepa todo el mundo, ¡Arthur Kirkland es GAY!"
Me levante a borrar eso de la pizarra, cuando de pronto me atacaron con un montón de globos de agua.
-¡Bienvenido chico nuevo!- gritaron mis compañeros con malicia.
Me dirigí a mi asiento y tome con violencia la mochila, corrí hacia la puerta y me detuve de inmediato, voltee a ver a mis compañeros.
-¡los odio!- grite, y salí corriendo de ahí.
¿¡Por qué diablos todo lo malo me ocurre siempre a mí!
Entre a los sanitarios del instituto y me encerré en uno.
La cabeza me dolía y me sentía al borde de la desesperación, no podía tolerarlo más.
Fin del primer capítulo.
Este es mi primer fic FrUK, aun que de momento no lo parezca, y debo admitir que me siento un poco nerviosa.
La historia se desarrolla en un instituto en Francia (aun no decido en que parte).
Tuve ciertos problemas a la hora de pensar en un nombre para Seychelles, de hecho pensaba llamarla Victoria como su capital, pero decidí mejor dejarlo así, es decir, si hay chicas que se llaman Grecia, Alaska o Kansas, ¿Por qué no puede haber chicas llamadas Seychelles? (y lo admito no quise pensar mucho)
Los siguientes capítulos también van a ser desde la perspectiva de Francis y Arthur, y se hablara más de las familias y vidas que tienen estos personajes.
Bien, aquí les dejo mi fic y espero que sea de su agrado.
¿Reviews? (Recuerden un Fic con reviews es igual a una autora feliz)
Traducción:
Fast food: Comida rápida (Alfred se refería a un puesto de este tipo.)
Oh, great! : ¡Oh, genial! / ¡Estupendo!
Oh, my: Oh, mi…
BFT/Bad Friends Trio o Akuyuu: El trió de malos amigos o malos amigos (Creo que esto es más que obvio ¬¬u).