Hola ^^ ¿Cómo están? Bueno he de publicar aquí mi primer Hitsuhina! Up!

No saben lo nerviosa que estoy. Demasiado para mi gusto :S (L) Pues, tengo otros bocetos con otras historias y tramas con esta pareja, pero me decidí en publicar esta historia en especial. ¿Por qué? No lo se muy bien, pero me guío mas porque se me vinieron a la cabeza situaciones muy "embarazosas" y graciosas a la cabeza. Además de que es todo un desafió poner al personaje de Toushiro en esta situación en particular y con Momo me sucede lo mismo.

Quiero aclarar que este es básicamente un Hitsugaya-Hinamori, pero durante toda la narración del fics aparecerán en lo posible casi todos los personajes de Bleach dando su toque reflexivo y de humor.

Este capitulo es bastante larguito. Así que… ¡Disfrútenlo!

Bleach no me pertenece, todos los créditos a su autor. Pero si yo fuera Tite, esto al final de la historia pasaría de seguro y el Hitsuhina reinaría las masas…

9 Meses

Capitulo I: Alguien viene en camino

* Día 1 *

Soleada su posada bajo las sabanas blancas. Las mismas que cubrían su piel de marfil, su cuerpo de porcelana, aun desnudo. La brisa apenas rozaba sus mejillas acomodando los rebeldes mechones de cabello que jugaban a decorarle su expresión de bella mujer. Como un solemne día de primavera, ella era el sol y el cielo a la vez. Y bajo ese mañanero espectáculo… él la observaba ¿Cuántos años hacia ya que vivían juntos?

Y había perdido la cuenta, pero es que… era tan reconfortante verla dormir de esa manera tan dulce, su respiración era pausada y tranquila. Y a su suerte para la chica desnuda que soñaba en sus aposentos levantarse a la mañana era lo más parecido a una misión imposible. Si, Momo Hinamori siempre ponía como excusa de que su futón la abrazaba con tanta fuerza que no la dejaba levantarse por las mañanas. Por lo que disfrutaría de esa imagen un poco más…

El capitán Hitsugaya sin dejar de mirarla y recordando la noche magnifica que ambos habían vivido, como tantas noches anteriores a la misma, se ruborizo y decidió que lo mejor era comenzar a vestirse ya que pronto se haría la hora de comenzar un nuevo día de trabajo en el Seireitei. Luego de uniformarse con su habitual ropa de capitán shinigami, se volvió a recostar al lado de la joven. Sonrió levemente y se acerco a la fémina… comenzó a besar sus hombros, su cuello, su mejilla, su boca…

–Despierta dormilona… –acaricio su espalda descubierta.

–No, no… –bostezo abrazándose a él–. Aun es muy temprano… shiro-chan…

–No seas vaga –sonrió correspondiendo el abrazo–. Ya has dormido demasiado y… ¿Hinamori?

Al volver sus ojos hacia la chica durazno noto que se había vuelto a quedar dormida. Si, a la mañana era un caso perdido. Suspiro resignado, sabia que luego recibiría un reclamo, pero no tenia otra opción… ella debía aprender de una vez por todas. La miro y la acomodo nuevamente en el futón para…

Momo se movió entre las sabanas, se estiro y bostezo para luego darse la vuelta y… encontrar un lugar vació. Tanteo varias veces, pero luego de unos segundos llego a la conclusión de que Toushiro… ¡Oh, no!

–¡Me quede dormida! –brinco del futón abriendo de par en par los ojos–. ¡Ay, no puede ser!

Cubrió su cuerpo con la sabana blanca que aun quedaba entre las cobijas y se levanto vociferando un montón de frases incoherentes y sin sentido. Al terminar de cambiarse fue directo al baño, tomo su cepillo de dientes y mientras se seguía quejando termino de dejar sus dientes blancos y relucientes ¿Por qué siempre le pasaban estas cosas a ella?

–¡Ah, si! Pero ya me va a oír Toushiro, ¿cómo se le ocurre? ¡Porque no me despertó!

Tomo un poco de agua entre sus manos, las llevo a su rostro y al levantar la cabeza… vio una doble de ella en el espejo. Se refregó la cara y aun sentía que estaba viendo doble. Tomo un toallon, seco su rostro y sus manos, y cuando volvió a mirar al espejo… ahí estaba ella sola. Había recuperado la compostura…

–Tal vez aun estoy un poco dormida, es que aun tengo sueño…

Tomo su listón azul con el que siempre recogía su pelo. Al estar lista, tomo aire y fuerzas. Pues, debía correr mucho para llegar lo mas rápido posible a su escuadrón. Al salir de su nuevo hogar, la casa del capitán del escuadrón numero diez, la brisa azoto su piel y su flequillo. El aire estaba fresco y calido a la vez, el sol se escondía entre sus pupilas resonantes…

Salto de techo en techo cortando camino como hacia cada vez que se quedaba dormida. Y así en unos cinco minutos llego a los principales cuarteles del Seireitei. Comenzó a correr por los pasillos como atajo cuando… de repente sintió un zumbido en todo su cuerpo y un fuerte golpeteo en su cabeza. De un momento a otro, sintió que la tierra era el cielo y el cielo era la tierra, que todo estaba patas para arriba, que todo a su alrededor giraba como una fugaz ruleta rusa. No soporto el peso de su cuerpo y cayo de rodillas tomándose con ambas manos la cabeza…

–¡Hinamori-kun!

–¿Eh? –confundida levanto la cabeza, veía algo borroso–. ¿Kira… Kira-kun?

–¡Hinamori-kun! ¿Te encuentras bien?

–Oh, si. No debes preocuparte por mi, me encuentro bien…

–Ven que te ayudo a levantar –le extendió su mano y Momo acepto su ayuda–. Creo que te mareaste o tal vez te descompusiste. Vamos al escuadrón cuatro a que te revisen, te ves algo pálida…

–No hace falta. Es que me quede dormida, salí apurada y no desayune. Debe de ser eso…

–Bien, si tú lo dices… ¿Te acompaño hasta tu escuadrón?

–Gracias, Kira-kun – acepto su ofrecimiento con una dulce sonrisa.

Momo se sentía rara, extraña, como nunca antes se había sentido ¿Qué seria?

* Día 2 *

Otro nuevo día junto a la hora del almuerzo había llegado y una alegre Matsumoto no veía el momento para huir de ese horrible papeleo. Y en ese preciso instante el reloj dio las doce…

–¡Bien! Es hora de ir a buscar a Hinamori para ir a comer… –dijo feliz largando los papeles que tenia en la mano–. ¡Al fin termine con este aburrido papeleo!

–¡Tú no has terminado con el papeleo aun! Y… ¿Cómo es eso que iras a comer con Hinamori? Ella y yo almorzamos juntos siempre, tú no vas a arruinarnos la comida…

–¡Taicho es cruel! Ella y yo quedamos en que comeríamos juntas hoy. ¡Oh, vamos taicho! No puede ser tan posesivo con Hinamori-chan…

–Yo no soy posesivo, cierra tu boca.

–Bueno, no importa… ¡Me voy, taichooo!

–¡Espera! Yo… yo también comeré con ustedes.

Rangiku sonrió levemente y así tanto capitán como teniente partieron hacia el escuadrón numero cinco para buscar a la shinigami mas dulce e inocente de toda la sociedad de almas. Matsumoto sin tocar la puerta entro energéticamente a la oficina del quinto escuadrón…

–Hinamori –dijo cantarina–. Ya es hora de… ¿Hum? ¿Hinamori?

–¿Qué paso? –preocupado Hitsugaya entro a la oficina–. ¿Hina…mori?

Ninguno de los dos segadores podía creer lo que sus ojos estaban viendo. Pues, Momo Hinamori se encontraba dormida en el escritorio entre todo el papeleo de su división. Eso si que era raro, la teniente jamás descuidaba su trabajo, ni tampoco era una holgazana como Rangiku que se tomaba siestas matutinas a la hora de cumplir con sus labores.

–Momo, Momo… –Toushiro la toco en el brazo, pero en la joven no hubo ninguna reacción–. Hinamori despierta, no es lugar para que estés durmiendo. Hinamori…

La chica durazno seguía durmiendo placidamente, como si esa cantidad de papeles fueran los mejores almohadones de pluma de todo el universo.

–Ay, taicho. No sea cruel. Hinamori esta cansada y no la culpo. Ella durante toda esta década se ha encargado sola de este escuadrón –sonrió con picardía–. O tal vez… tuvo una nochecita bastante agitada y…

–¡Cállate! –gruño y acerco su cara al oído de Momo–. Hinamori despierta, es hora de ir a comer…

–¡Comer! –pego el grito Momo y se despertó enérgica por lo que sin querer golpeo con su cabeza la cara de Hitsugaya–. ¡Muero de hambre! ¡Vamos a comer! ¡Me rugen las tripas!

–¡Vaya, pero cuanta vitalidad, Hinamori! –dijo entre risas la rubia.

Toushiro se refregaba la cara maldiciendo de su mala suerte y en ese momento Momo se dio cuenta de su presencia.

–Hitsugaya-kun ¿Qué te paso? ¿Te duele algo?

–Tsk… a mi solo me duele el orgullo –gruño bajito–. Nada, vamonos que ya es tarde…

El restaurante más calido y concurrido de todo el Seireitei, como era de costumbre se encontraba repleto de shinigamis, de todos los escuadrones. Tal vez al único que jamás encontrarían en ese lugar era a Byakuya Kuchiki, él y su orgullo noble no se lo permitirían jamás. Los capitanes siempre tenían su lugar reservado y Hitsugaya no era la excepción. Los tres shinigamis se sentaron en una mesa compartida y un mesero se acerco para atenderlos…

–Bienvenidos. Muy buenos días, capitán Hitsugaya, teniente Hinamori y teniente Matsumoto.

–Buenos días –respondieron los nombrados.

–¿Qué desean ordenar?

–¡Ay, yo tengo mucha hambre! –dijo muy ansiosa Momo ojeando la carta, Hitsugaya tuvo un mal presentimiento–. A ver… Yo quiero…

–Yo el plato del día y un agua saborizada, por favor.

–Arroz con carne asada y un agua saborizada para el capitán Hitsugaya –dijo el mesero en voz alta, mientras anotaba en su libretita.

–Bien, yo deseo ordenar… Una costilla de pollo con salsa rusa y bocaditos de fiambre… Ah, y también un agua saborizada ¡Es una lastima que con la comida no se pueda beber sake! –se lamento Rangiku y un nervioso mesero anoto su pedido–. ¿Y tú Hinamori? ¿Qué vas a pedir?

–Bueno yo voy a pedir… –suspiro profundamente–. Quiero… unas bolas de arroz con salsa roja, bocaditos de carne horneada, vegetales fritos, un panque de pollo arrollado "del grande", ¿si?. Un pudín de fideos con jamón y queso, papas horneadas rellenas de roquefort, unas patitas de cerdo con salsa salada, pero que no este "tan salada". Una entrada de arroz con vegetales y tripa frita, un pan de carne con albaca y espinaca… Un…

–Disculpe, teniente –dijo confundido el mesero–. ¿Qué iba después de un pudín de fideos con jamón y queso?

–¿Eh? ¡Ah, si! Papas horneadas con roquefort, unas patitas de cerdo con salsa salada, pero que no este "tan salada". Una entrada de arroz con vegetales y tripa frita, un pan de carne con albaca y espinaca… Un licuado de sandia, otro de durazno y un agua saborizada… ¡Ah! Y de postre un pedazo de torta de chocolates con cereza, un pudín de fresa dulce y un cono de chocolate derretido blanco…

–Hinamori… –la llamo Hitsugaya pálido como una hoja de papel.

Pues, no podía creer toda la comida que había ordenado Momo. Y no era el único, Matsumoto aun no salía de su asombro.

–¿Qué sucede, Hitsugaya-kun?

–¿Estas segura de ordenar tanto? Digo, ¿te lo vas a comer todo?

–¡Si! –dijo contenta, pero luego cambio su semblante a uno de preocupación–. ¿Por qué? ¿Sucede algo malo?

–N-no, no… nada. Por, por nada…

–Bueno, yo… ya traigo su pedido –dijo el camarero que miro nervioso al peliblanco.

–Puedes retirarte… –dijo Toushiro fríamente–. Y si… trae todo lo que se te ordeno.

–¡Vaya, taicho! Hoy va a tener que pelar la billetera –hablo graciosa Ran–. Eso le pasa por querer venir a comer con dos bellas mujeres.

–¿Y a ti quién te dijo que yo voy a pagar tu parte? ¡Ni muerto! Hinamori es mi responsabilidad, tú no…

–¡Taicho es cruel! ¡Que poco caballero!

–Cállate

–¿Creen que tardaran mucho en traer la comida? –pregunto ansiosa Momo jugando con sus dedos. Hitsugaya y Matsumoto se miraron entre si con cierto temor–. ¿Hum? ¿Dije algo malo?

Y pasaron cuarenta y cinco minutos de espera en donde Matsumoto contaba lo que había sucedido en su reunión de anoche en el bar de siempre con Renji, Izuru, Hisagui, entre otros; a la vez que Momo interrumpía cada cinco minutos con que "¿por qué no traían aun la comida?". Lo que no paso desapercibido para ninguno de los dos shinigamis del escuadrón diez, especialmente para Hitsugaya. De un momento a otro, la mesa se lleno de comida cuya destinataria era nada mas ni nada menos que Momo y esto sorprendió ahora a todos los presentes del lugar.

–¡Al fin! –dijo sonriente la chica durazno comenzando a saborear sus vegetales fritos–. ¡Que delicia! –dijo felizmente con la comida en la boca–. Realmente exquisito…

Rangiku sonrió graciosa, pero Hitsugaya opto por preocuparse. En Momo eso no era normal. Y así un poco lento, un poco rápido… Hinamori fue dejando cada platillo de comida vacío y lo peor era que no parecía zacearse con nada. Rangiku comía despacio pues no podía dejar de mirar la manera de comer de su amiga, a Toushiro esa situación lo estaba desesperando ¡Momo parecía un monstruito devora almuerzos!

–¡Que rico! –expreso bebiendo el último licuado–. No entiendo porque tenía tanta hambre… Oye, Hitsugaya-kun…

–¿Qué sucede ahora?

–Digo… este… –nerviosa miro el plato del capitán–. ¿Te… te comerás esa carne?

Toushiro abrió sorprendido la boca. ¿Acaso Momo le estaba pidiendo su comida? ¡Después de que se había devorado medio restaurante! Y lo peor era que Hinamori lo miraba con esa carita de perrito mojado luego de una larga tormenta y él no podía decirle que no a esa expresión. Igual no era como si tuviera mucha hambre, es más, él ya había perdido el apetito.

Sin decir nada, Hitsugaya le estiro el plato para que su adorada e inocente Momo terminara su almuerzo por él.

* Día 3 *

Hinamori miraba el techo de su casa intranquila, observo hacia la mesa reloj y… ¡Ya eran las tres de la madrugada! Se puso de costado y cerro los ojos, opto por la técnica infalible de contar ovejitas, pero luego de un rato se dio cuenta que en ella no estaba funcionando. Se puso boca abajo y… nada. Volvió a ponerse boca arriba y nuevamente se encontró mirando el techo. Giro su cara y se encontró con el rostro de Hitsugaya que hasta dormido no cambiaba su semblante serio y responsable ¿Y si se acurrucaba en su pecho? Tal vez así lograría conciliar el sueño. Pues, era una bonita opción…

Momo lentamente y tratando de que Toushiro no se despertara se arrimo a él. En ese momento, como un acto reflejo e inconsciente Hitsugaya la atrajo hacia si cubriéndola con su brazo. Hinamori antes de acomodar su cabeza en el pecho de su amado miro al peliblanco y noto que seguía durmiendo, sonrío para sus adentros…

Se abrazo fuerte a él, el calor que le brindaba el cuerpo del frío capitán era único e inigualable. A Momo ya no le importaba pasar la segunda o tercera noche con insomnio.

* Día 4 *

Ya había terminado con el papeleo de su división, ya había supervisado las actividades de sus subordinados y había dejado las tareas y cronogramas a seguir a cargo del tercer oficial que era el shinigami más fuerte del quinto escuadrón. Entonces, Momo tuvo una brillante idea, iría ayudar a Toushiro con su papeleo. Era una linda excusa para estar a su lado un poco mas en el día, además le quitaría el estrés que le provocaba a su shiro-chan que Rangiku siempre se escapara de sus obligaciones.

En ese momento, caminaba muy contenta por las instalaciones del escuadrón seis cuando vio a Izuru y Renji charlando animadamente. Sus sentidos se pusieron en alerta roja cuando vio lo que su amigo Abarai tenia entre sus manos y compartía con Kira, se le hizo agua la boca con tan solo recordar su sabor. Pues, era de publico conocimiento que eran su perdición, aunque pensándolo bien últimamente comía demasiado ese tipo de cosas empalagantes.

Fue apresurada a la presencia de los otros dos tenientes.

–Hola Kira-kun, Abarai-kun –dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

–Hinamori-kun, se te ve mucho mejor que el otro día –hablo Kira–. ¿Qué haces por aquí?

–Eso Momo, ¿qué haces por aquí? –Renji siempre con tan poco tacto–. ¿Y porque sonríes de esa manera?

–¡Oh, Abarai-kun! Esos chocolates se ven muy ricos, ¿me los regalas?

–¡Ya tenias que ser tú! ¿Por qué me quieres robar mis dulces? ¡Ve y cómprate!

–¡Oh, Renji! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Rennjiiii!

Momo comenzó con su mini teatro-suplica, mientras Izuru sonreía gracioso y Renji estaba que iba a explotar, Momo siempre le hacia lo mismo y siempre sucedía lo mismo, el teniente de Byakuya siempre terminaba sin sus dulces.

–Ya, ya… de acuerdo ¡Toma los benditos chocolates!

–¡Gracias, Abarai-kun! –le acaricio su colorado cabello haciendo que Renji se ruborizara–. Eres un gran amigo… ¿Verdad que Renji es un buen amigo, Kira-kun?

–Así es.

La chica durazno comenzó a saborear de los ricos chocolates que le habían regalado, frente a la mirada de los otros dos tenientes. En ese momento, llego Hisagui quien venia comiendo un sándwich…

_ Hola ¿Cómo va todo? –al mirar a Hinamori–. ¡Vaya, al parecer yo no soy el único que tiene hambre!

–Pues, esos chocolates eran míos, pero como siempre esta niña sonríe, pone carita de pollito degollado y empieza con un eterno… –imitando la voz de la chica durazno–. Renji, ¿me regalas esos chocolates? ¡Por favor, por favor, por favor! ¡Reeenjiii!

–¡Oye! Yo no tengo una voz tan horrible, Abarai-kun –se quejo Hinamori.

–¿Qué estas insinuando? ¡Que mi voz es fea!

–Oigan, oigan… ya deja de culparla, Renji. Al fin y al cabo, Hinamori-kun no hizo el gran teatro para que tú le dieras los chocolates. Se los distes sin rechistar.

–¡Kira! ¡Maldito traidor! Se supone que eres mi amigo, mi camarada…

–Oye, Hisagui-san –hablo Momo– ¿Qué estas comiendo?

–Un sándwich de berenjena y rabas que me convido Iba

Momo abrió los ojos como dos platos voladores, trago el ultimo pedazo de chocolate que estaba comiendo y al mirar el emparedado que comía Shuhei sintió que el estomago se le revolvía de tal manera que… tenia retorcijones y sentía asco, mucho asco. Jamás le había sucedido una cosa así. De repente, comenzó a tener arcadas y nauseas, podía sentir como en cualquier momento ella… cubrió con una mano su boca…

–Hinamori-kun, ¿qué te sucede? –dijo Kira.

–¡Ey, Momo! –le llamo la atención Renji.

–¡GLUUUUAAAAA!

Ya esta, lo había largado…

–¡Hinamori! –grito horrorizado el teniente del noveno escuadrón al ver su comida toda vomitada–. ¡Mi comida!

–Lo… lo siento… Hisagui-san…

Momo seguía vomitando, no podía parar. Se sentía tan mal que hasta tenia ganas de llorar.

–¡Que asco! –se tapo la nariz Renji–. Hisagui ve a tirar ese sándwich y lávate que apestaras a vomito y trae agua para Momo… ¡Rápido!

Hisagui salio de ahí casi corriendo.

–¡Lo siento! –dijo Momo llorando a la vez que seguía largando todo lo que había comido los días anteriores–. Yo… lo… siento… ¡Gluuaaa!

–No fue tu culpa, Hinamori-kun –Kira le frotaba la espalda–. Tranquila, saca todo lo que tengas que sacar… seguramente los chocolates te cayeron mal…

–¡Que insinúas, Kira! Si hubieran sido MIS chocolates, nosotros también estaríamos larga que te larga. Lo mejor es que tome un poco de aire

–¡Pero no ves que sigue vomitando! Dime, Hinamori-kun ¿Qué sientes?

–Yo solo… cuando vi el sándwich de Hisagui-san… –largo un vomito–. Sentí asco, se me revolvió el estomago y… –volvió a vomitar–, me dieron nauseas y sentí como iba a devolver toda la… – otro vomito–. Ese emparedado me asqueo… Lo siento…

–Será mejor que la llevemos al cuarto escuadrón –aconsejo preocupado Renji.

–¡No! –dijo casi en suplica la joven–. ¡No, por favor! Quiero irme a mi casa… Llévenme a mi casa.

–¡Pero Momo no seas terca! –la reto el pelirrojo–. Mira pareces una canilla de desechos tóxicos…

–¡Como le dices eso, Abarai! ¡Que poco tacto! –se quejo Izuru–. Hinamori-kun creo que lo mejor…

–Por favor, llévenme a mi casa. Es solo una descompostura… –se agarro el estomago–. Seguramente me cayo mal algo que comí…

Kira era el único que no estaba convencido de que eso fuera una simple descompostura. Pues, recordó que hacia dos días atrás encontró a Momo mareada por los pasillos del Seireitei, también sabia que últimamente le agarraba sueño en horas de trabajo ya que se la veía bostezar constantemente y ahora de la nada vomitaba porque había sentido asco y nauseas. Si cuando le pido felizmente los chocolates a Renji se la veía despampanante… ¿Acaso será que Hinamori…?

* Día 5 *

–¿Segura que te sientes bien? Porque si quieres por hoy me puedo hacer cargo de tu escuadrón y…

–Oh, shiro-chan esta preocupado… –dijo graciosa.

–¡Quien se preocupa, tonta! –se quejo volteando el rostro–. ¿Esta mal si me preocupo?

–No, para nada –dijo contenta abrazándolo–. Me gusta que Hitsugaya-kun se preocupe por mi.

Toushiro se sonrojo, pero como seguía dándole vuelta la cara, Momo no lo noto.

–Izuru y Renji exageraron un poco con lo de ayer, aunque no mintieron con lo del sándwich de Hisagui-san –dijo apenada–. Creo que le debo una disculpa… y como hoy hay reunión de tenientes ahí podré disculparme con él.

Momo se separo de Toushiro y le agarro un mareo. Se tambaleo un poco y el peliblanco la tomo de los brazos…

–Ves que aun no estas bien, mejor es que te lleve al escuadrón cuatro y…

–Solo perdí el equilibrio, Hitsugaya-kun. No es nada –sonrió–. Mejor vamos que hoy logre levantarme temprano y no pienso desperdiciarlo.

–Querrás decir que no dormiste en toda la noche…

–Shiro-chan –hizo berrinche–. No seas malo. Y si dormí algo…

–Tsk… tú no cambias más.

Hinamori sonrío y decidió calmar el humor de su Toushiro con un lindo y rico beso mañanero. Al cual Hitsugaya no pudo no corresponder, pues le encantaba eso lindos besos a la mañana.

El décimo capitán caminaba paciente y sereno por los pasillos de su escuadrón, ya había tenido un lindo y tranquilo desayuno junto a Hinamori y justamente pensando en eso recordó como había cambiado el apetito de Momo en los últimos días. Había ocasiones en las que era capaz de arrasar con cualquier alimento que se le interponga en el camino y otras veces en las que no probaba bocado. Eso si que era raro, Momo era una chica muy equilibrada en su alimentación. No dormía de noche, pero si de día en los cuarteles del quinto escuadro, había sufrido una descompostura y… Trato de pensar en positivo, seguramente esa ansiedad se le quitaría en cualquier momento, tal vez era un poco de cansancio y su manera de expresarlo era esa… luego hablaría con ella.

Al llegar a su oficina la paz interior que lograba crear Hinamori en él se esfumo en un abrir y cerrar de ojos al ver a su teniente durmiendo de lo mas cómoda en el gran sillón de su oficina. Esa Matsumoto como siempre dejándolo mal parado frente a los demás shinigamis, ella tendría que estar alistando los reportes para presentar en la reunión de tenientes que comenzaría en… nada ¡Ya tendría que estar allí!

Se acerco al sillón y…

–¡Oh, vamos! Hisagui-san, Kira-kun… sáquense la ropa, es solo una fotito… –reía entre dormida la rubia teniente–. Eso, eso… así… A ver digan ¡Whisky!

–¿Con qué demonios estará soñando esta floja ahora? –se pregunto a si mismo el albino–. En fin, como si me importara…

Se acerco al oído de su teniente y soplo dentro de él.

–¡Ay, taicho! –se despertó de un brinco–. ¡Porque es tan cruel! ¿Acaso me quiere congelar el cerebro?

–¡Como si tuvieras uno! ¡Apúrate! Deberías estar en la reunión de tenientes.

–Ay, no… esas reuniones son de lo mas aburrida y usted sabe que tengo razón –protesto–. Vaya y diga que estoy descompuesta o no se… que me estoy muriendo…

–¡Ya se! Que tal si te congelo y llevo tu cadáver moribundo como un cubo gigante de hielo a la reunión de tenientes. Así me creerán ¿Qué te parece?

A Rangiku "se le helo la sangre" con tan solo pensarlo, mas bien por el hecho de que su capitán era capaz de hacer una cosa semejante. Agarro los reportes que estaban arriba del escritorio y salio corriendo del lugar. Eso si, quejándose a plena voz del maltrato a un bella mujer como lo era su persona y que esas reuniones de tenientes eran completamente inútiles.

–¡Al fin llegas, Matsumoto-san! –se quejo Izuru al verla llegar.

–¿Qué es ese tipo de trato? ¿Eh? –dijo sentándose entre él y Hisagui–. Solo llegue un poquito tarde…

–¿A un poquito le llamas veinte minutos de retraso? –dijo sin inmutarse Nemu.

–Si llegaras temprano te irías mas rápido, así las reuniones no tardarían tanto…

–¿Qué insinúas Nanao-san? –dijo ya ofendida–. Bah, ser responsable no te hace mas poderoso.

–No se trata de eso, acepta que te emborrachaste ayer y por eso tu irresponsabilidad –dijo Omaeda causando cierto enojo en Iba–. ¡Dilo y ya!

–¡Nani! –grito Matsumoto encarando al grandulon–. ¿Tú quien te crees? ¿Eh?

–Oigan, oigan ya basta –dijo Renji–. ¿Qué ganan con reclamarle? ¡Perder tiempo!

–¡Oh, Renji! Eres mi amigo, pensé que dirías algo a mi favor.

–¿Por qué lo haría? ¡Llegaste demasiado tarde! Quédate en el molde y listo…

–Será mejor que nos tranquilicemos –dijo Rukia.

Rangiku y Renji comenzaron a discutir y a dicha discusión se sumaron Izuru, Iba y Omaeda. Luego Hisagui intento calmar los ánimos con ayuda de Rukia, pero parecía ser que el día no había comenzado con el pie derecho para nadie. Para variar Nemu, Nanao e Isane no dijeron más nada, se quedaron quietas en su lugar, mientras Yachiru comía alegre y en silencio las galletitas de vainilla que había traído Omaeda. Por su parte, Hinamori ya no lo toleraba mas sentía que la cabeza le iba a explotar, los gritos y las discusiones de sus compañeros le retumbaban en la cabeza como zumbidos imponentes y dolorosos. Parecía que le estuvieran martillando la cabeza, hasta sentía ganas de volver a vomitar…

–¡Suficiente! ¡Es suficiente! –grito Momo levantándose de su asiento y golpeando con ambas manos la mesa. Todo el griterío se transformo en un silencio tajante, nadie se atrevió ni siquiera a respirar. Momo se caracterizaba por ser una chica llena de paciencia y casi nunca se salía de sus casillas. No había perdido el eje, pero si se la veía realmente fatigada–. ¿Qué creen que están haciendo? Este griterío no nos lleva a nada, no aportan ni ayudan recriminándole de esa forma a Rangiku-san –hablaba pausada y tranquilamente, pero le costaba respirar. Cosa que notaron todos–. Ya sabemos que estas reuniones pueden ser fastidiosas y aburridas, pero si tratamos mal al compañero la reunión se vuelve catastrófica y luego todos terminamos con un mal día… Y no queremos… no queremos…

Momo se llevo una mano a la cabeza ya que sintió un fuerte mareo, uno que hasta entonces no había tenido. Sentía pesado el cuerpo como si no pudiera sostenerse de pie.

–Teniente Hinamori… –dijo preocupada Nanao.

–Oye, tranquila… –hablo Renji–. Tienes razón creo que… ¿Momo?

–Hinamori-kun… –susurro Izuru.

–Estoy bien… –intento recobrar la compostura, pero era en vano–. Solo que no… no se… yo…

Y todo se volvió al revés, ya no pudo controlar su cuerpo y el efecto de la gravedad hizo su trabajo. Ya no lograba distinguir nada, todo era negro…

–¡Hina-chan! –salto de su asiento Yachiru.

–¡Hinamori! –gritaron Iba, Hisagui y Rukia.

–¡MOMO! –grito desesperada Matsumoto que corrió hacia donde su amiga había caído desplomada al suelo. La tomo de la cabeza y al mirar su mano… estaba ensangrentada–. ¡Esta sangrando! ¡Esta sangrando!

–Seguro fue por el impacto –dijo Isane–. Hay que llevarla a mi escuadrón ¡Rápido!

Renji fue el único que actuó como un flash y tomando a su pequeña amiga entre sus brazos salio corriendo hacia las instalaciones de la cuarta división seguido por Isane, Matsumoto y Rukia.

En ese preciso instante el teniente de Yamamoto se hizo presente.

–¿Qué esta sucediendo aquí? ¿Por qué los tenientes Abarai, Kotetsu, Kuchiki y Matsumoto salieron corriendo así?

–Estos tontos hicieron que Hina-chan se lastimara – dijo inocentemente Yachiru.

Y todos se sintieron terriblemente mal por las palabras de la niña.

–¿Cómo?

–Disculpe, teniente –hablo Nanao–. Pero debo ir a un lugar. Con su permiso.

–Pero…

La teniente del escuadrón numero ocho ignoro cualquier llamado y corrió hacia las instalaciones de la décima división. Al llegar a la puerta de la oficina principal, toco con apuro…

–Capitán Hitsugaya. Soy Nanao Ise, teniente del octavo escuadrón.

–Adelante ¿Qué…?

Toushiro no tuvo tiempo de preguntar ya que la mujer de gafas se adelanto al habla.

–Hitsugaya-taicho, hubo un pequeño inconveniente en la reunión de tenientes y Hinamori-fukutaicho fue llevada con urgencia a los cuarteles de la cuarta división.

Nanao al terminar de dar el anuncio se pregunto en que momento el capitán Hitsugaya había desaparecido de su presencia. Igual eso ya no importaba, ella había cumplido con su deber y se sintió mejor por eso.

En los pasillos del escuadrón cuatro…

–Ya no se culpen, nadie tuvo la culpa –dijo Rukia–. Hinamori va a estar bien…

Un frío intenso les rozo la piel a los presentes.

–¡Que demonios le sucedió a Hinamori! ¡Respondan!

–¡Oh, taicho! –dijo lloriqueando Rangiku–. ¡Fue por culpa del imbesil de Renji, el glotón de Omaeda y el cretino de Izuru!

–¡Que cuernos estás diciendo, estupida! –le grito Renji–. Desde un principio nunca debiste llegar tarde y luego mucho menos hacerte la ofendida

–No me obliguen a… ¡Qué sucedió! –dijo exasperado el peliblanco.

–Hinamori sufrió un desmayo, capitán Hitsugaya –hablo Rukia–. Y al caer se golpeo la cabeza contra el suelo, Isane nos dijo que no fue grave. La capitana Unohana la esta revisando…

Toushiro miro asesinamente a Renji y a Rangiku, algo le decía que esos dos habían tenido algo que ver…

Momo parpadeo varias veces, sentía su boca seca y mucho, mucho cansancio. Lo primero que hizo fue preguntarse en que lugar estaba ya que esa habitación blanca no parecía la oficina del escuadrón cinco, ni mucho menos el cuarto que compartía con Toushiro. Percibió la presencia de alguien a su lado, al girar su cara para ver de quien se trataba…

–¡Oh, teniente Hinamori! –dijo amablemente Hanataro–. Ya despertó, eso es muy bueno. Le avisare a la capitana Unohana. Con su permiso.

La chica durazno no dijo absolutamente nada, simplemente asintió de cabeza. Ahora ya sabía en donde se encontraba, en una de las habitaciones del escuadrón cuatro y ahora también recordaba lo que había pasado. Suspiro con pesar, se había desmayado, no había tenido control de su cuerpo y… se llevo una mano a la cabeza notando que tenía una venda a la altura de su frente y rodeaba el diámetro de su cabecita…

–¿Pero que paso? – dijo confundida

–Sufrió un desmayo, cayó al suelo y el impacto fue tan fuerte que se lastimo la cabeza. Perdió sangre, pero no mucha.

–Unohana-taicho –Momo se asusto, no había sentido el momento en el que la capitana había entrado a la habitación. De repente agacho su cabeza apenada–. Lo siento mucho…

–No debe disculparse, usted no tiene la culpa de nada. Isane me contó lo sucedido – sonrió con amabilidad–. Dígame, ¿cuál fue el causante del desmayo?

–Me comencé a sentir mal, llegue a tener nauseas, pero luego sentí un mareo muy fuerte y no lo pude controlar.

–Ya veo… ¿Y como se siente ahora?

–Un poco mejor, creo –dijo dudosa, ya que aun no lograba acomodar las miles de sensaciones que la invadían.

–Bien. Le sacamos una muestra de sangre y la mande al laboratorio. Como pedí con urgencia los resultados seguramente estarán en unos momentos.

–¿Usted cree que tengo algo grave? –dijo con preocupación.

–No lo creo. Pero necesito que me responda algunas preguntas, solo para cerciorarme de algo.

–Si, como usted diga, Unohana-taicho.

–¿Ha sentido fatiga o cansancio en horas de trabajo?

–Si, últimamente me suelo cansar bastante rápido.

–Bien. ¿Ha tenido mareos en los últimos días y por lo general a la hora de la mañana?

–Si, es extraño. Pero desde hace unos días me suelo marear seguido por las mañanas.

–¿Sufre de insomnio a la noche y sueño en el día?

–Así es…

–¿Ha sufrido de nauseas, arcadas y vómitos?

–Si, también.

–¿Desorden alimenticio? Es decir hay días que come como si no hubiera un mañana u otros días en que no quiere ni probar agua…

–No lo creo, aunque… –se puso pensativa–. Hitsugaya-kun digo… Hitsugaya-taicho dice que como raro últimamente. No se por que me habrá dicho eso…

–Bien, lo último… dígame, ¿cómo es que se siente usted con su cuerpo?

–¿Con mi cuerpo? –dijo avergonzada–. Bueno, yo… me siento como… algo pesada e hinchada. Seguramente es el clima ¿No lo cree?

Unohana emitió una leve risita y Hinamori la miro confundida.

–No se preocupe, Hinamori-fukutaicho. Usted no esta enferma, es más… ¡Esta más saludable que nunca!

–¿Cómo? –dijo confundida arqueando una ceja.

–Si, lo que oyó. Usted no esta enferma, usted tiene todos los síntomas de una mamá en la dulce espera. Déjeme decirle que usted probablemente… este embarazada.

–Em-ba-ra-za-da… –dijo tocándose el vientre con ambas manos–. ¿Es eso verdad?

–Estoy completamente segura, pero con los análisis de sangre lo comprobare con mayor seguridad –la mujer noto el temblor en la paciente–. Tranquila, todo estará bien. No creo que a Hitsugaya-taicho le desagrade la noticia –le sonrío calidamente y la tomo de la mano–. Es normal tener miedo…

–Arigato… -susurro.

–Iré a ver si ya están los análisis de sangre. Afuera estaban los tenientes Abarai, Matsumoto y Kuchiki junto a el capitán Hitsugaya, yo les dije a los tenientes que usted no corría peligro y volvieron a sus labores, pero Hitsugaya-taicho sigue aun afuera y seguramente querrá pasar –Momo asintió de cabeza–. Bien, en un momento regreso…

Momo había entrado en un trance, no era que le desagradara la idea ¡Nada de eso! Ella solo estaba aterrada, aterrada de no poder ser capaz de llevar consigo esta enorme responsabilidad ¿Estaba preparada? Y había algo más… Shiro-chan ¿Qué diría? ¿Cómo reaccionaria? ¿Se enojaría? Y si lo hacia seguramente se enfadaría con ella y…

Algo rozo su mano con suavidad…

–Shiro…chan – dijo en un hilo de voz

–Hinamori ¿Estas bien? Estabas como pérdida y no sabia como llamarte sin asustarte –se acerco y la abrazo–. Me asustaste, tonta. Dime que no te duele nada…

Hitsugaya sintió que la chica durazno lo abrazaba y apretaba con mucha fuerza a la vez que lloraba en silencio.

–¿Momo? Momo, tranquila… ¿Qué te sucede?

–Hitsugaya-kun yo… yo… –se ahogaba en su propio llanto–. No se como…

–¿Qué te ha dicho Unohana-taicho, Hinamori? Dímelo, no importa lo que sea. Yo estaré aquí contigo…

Toushiro tomo con ambas manos el rostro de la joven y la miro a los ojos. Odiaba ver a Hinamori llorar y mas se odiaba a él mismo porque jamás sabia que hacer cuando ella lloraba. Y temía lo peor…

–Hitsugaya-kun yo… yo estoy embarazada.

El capitán abrió los ojos de par en par ¿Acaso había escuchado bien?

–¿Em-ba-ra-za-da? –Toushiro sintió un golpe eléctrico en todo su cuerpo. Esto si que lo había tomado por sorpresa, pero no era nada malo y él lo sabia.

–¡Oh, lo siento tanto Hitsugaya-kun! Yo temía que tú reaccionaras así, que te molestaría, que… igual Unohana-taicho tiene que confirmarlo con los análisis de sangre que mando hacer recién y… yo no se como…

–¡Chist! No digas nada –la volvió a abrazar y noto el temblor de Momo. Ella tenia miedo, él también. Pero estaban juntos en esto y eso era lo mejor. Y ahora entendía todos los cambios y malestares de Momo en el último tiempo–. Tonta, eres realmente una tonta ¿Cómo crees que me voy a enojar por algo así? Todo estará bien, Hinamori. Te lo prometo… ¿Por eso el desmayo?

–Si –dijo abrazándolo con más fuerza–. ¿Me perdonas?

–¡Deja de disculparte! ¡No hay nada porque disculparse! ¡Quítate esa mala costumbre!

–Lo se, lo siento… digo perdón… digo no… ¡Ay, eres cruel, shiro-chan!

–Que no me llames así…

Hinamori rió bajito y al separarse de él, miro fijamente esos profundos ojos verde agua.

–Te quiero, Hitsugaya-kun.

–Y yo a ti, tonta.

En ese momento, la capitana Unohana entro a la habitación con un sobre en mano.

–Perdón por molestar, pero ya tengo los resultados ¿Están preparados?

– Si, ya estamos… –hablo Hinamori y Unohana sonrió levemente al ver como la morena y el peliblanco se tomaron de la mano.

–Teniente Hinamori, capitán Hitsugaya… felicitaciones, van a ser padres…

Y si, ahora alguien venia en camino. Pero ni Momo, ni mucho menos Toushiro se podían llegar a imaginar en ese preciso instante las aventuras y situaciones que desataría dentro y fuera de la sociedad de almas este embarazo, que por si fuera poco duraría… nueve meses.

Continuara…

¿Y que les pareció? El día que hice este capitulo estaba muy inspirada ¿Se noto? Espero que si… porque me gusto mucho hacerlo y cada vez que lo leo se me pianta una lagrima (sonrisa)

Bueno gente, estaré publicando cada capitulo cada una o dos semanas. O tal vez mucho antes, solo depende de cómo ande con las cosas de la facultad y todo eso.

Muchas gracias por leer. Me gustaría que comenten ¿Si?

Arigato…

¡Hasta el próximo capitulo!