01. La primera de tantas noches
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– ¡Oye! ¡Hey! ¡¿Por qué estás llorando?
El pequeño sobre el árbol se encoge sobre sí mismo ignorando los gritos.
– ¡¿Te lastimaste?
El que se preocupa por él es un niño de su misma edad al que nunca ha visto, de cabello negro y grueso. Continúa ignorándolo y llorando.
– ¡Hey! ¡¿Qué te pasó?
Es tan molesto. Sólo para que lo deje en paz, responde.
– Me pelee con mi abuelo– dice sobándose la nariz.
El de abajo medita cuál sería la mejor respuesta, pero no se le ocurre ninguna.
– Si quieres te acompaño a que hagas las paces con él, ¿de qué tribu eres?
– Mi abuelo es Araucano, vivimos en las montañas.
El otro se lleva la mano a la frente y observa la oscura silueta de la cordillera.
– Está bastante lejos y está por hacerse de noche... Puedes dormir conmigo y mañana regresas, ¿qué te parece?
El niño de cabello negro asiente con la cabeza enjuagándose las lágrimas. Baja del árbol lentamente hasta llegar al otro, que le sonríe cálidamente y le pregunta su nombre.
– Me llamo Tchili– responde todavía sobándose la nariz.
– Yo soy Pampa, ¿te gusta el ñandú? Hoy cazamos uno, es lo que hay de comer. ¡Así que vamos!
Toma la mano de su nuevo amigo y lo lleva corriendo de regreso a la tribu, donde ya se está empezando a repartir la comida.
– ¡Justo a tiempo!– exclama Pampa.
Tchili se limita a asentir levemente con la cabeza, cohibido por la expresividad de su compañero. A partir de ahí el pampeano no deja de hablar. Le cuenta cuál es su comida favorita, le canta las canciones que más le gustan, le narra las historias que más lo entretienen. Baila para él, sonríe para él, le comparte su carne y lo acerca más al fuego. Pero el andino es arisco y áspero como las montañas, conserva una expresión ligeramente irritada y mantiene la distancia entre ellos.
Por la noche comparten el pequeño toldo de Pampa, y Tchili insiste en que deben dormir uno en cada extremo. A pesar de eso, cuando se despierta por la mañana tiene las piernas y los brazos de Pampa enroscados alrededor de su cuerpo. Se lo quita de encima como puede mientras lo insulta, pero el otro apenas si abre los ojos y en seguida vuelve a quedar dormido. Lo zarandea con fuerza pero no despierta, y decide marcharse sin más.
Sale del toldo cuando el sol comienza a aparecer y se encamina de regreso con su abuelo sin despedirse ni mirar atrás.
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Bueno esto es solo el comienzo, y ya tengo escritos algunos de los próximos drabbles, pero antes de seguir hablando boludeces algunas aclaraciones:
Pampa: el nombre que elegí para Argentina es el de una región del país. Deriva del quechua y significa "superficie plana sin árboles". Él no es representación de ninguna tribu en particular, sino más bien de la zona y de todas las tribus nómades (no las voy a nombrar porque son muchas) que habitan lo que hoy es Argentina.
Tchili: (este nombre me re–gusta) los indígenas denominaban a lo que más o menos hoy es Chile con el nombre aimara de tchili, palabra autóctona que significa "nieve". Él tampoco representa ningún pueblo andino en particular, sino a la Cordillera de los Andes y demás territorios ocupados por tribus araucanas.
Araucano: El abuelo de Chile representa a todos los que habitan en la Cordillera: mapuches, picunches, huilliches, etc.
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¿Le interesa a alguien seguir leyendo más?
Yo lo empecé a escribir porque me encanta ArgxChile, pero no encontré hasta ahora ningún fic en el que se hablara de su relación antes de la colonización. Así que me decidí a escribirlo yo misma.
Por favor díganme que les parece, las críticas, comentarios y sugerencias siempre son bienvenidos!