Comentarios: Ningún personaje me pertenece, van a cuenta de Akira Amano, yo solo los uso para escribir de mis parejas preferidas (aunque se que jodo con ellas, pero hay algo que me jode y es mi propia forma de Gekokujou :3333)

Y locas, ya saben que va para ustedes.

Parte del Gekokujou (insisto, chiste privado)

Advertencias: Intento fracasado de lemon, así que quedo lime chafa, yaoi y un gran spoiler del final del Arco del Futuro (el final del Arco para ser más exactos)

Proteger

Tsuna no se había dado cuenta de lo que Gokudera era para él hasta que tuvieron la aventura en el futuro. Entre las tensiones, entrenamientos, la amenaza de muerte sobre sus cabezas y el triste desenlace que tuvo esa aventura por la muerte de Uni y Gamma, supo lo insoportable que era perder a alguien. Y supo, con más certeza aun, que por nada del mundo querría que eso se repitiera y que él haría lo que fuera para evitarlo, porque no quería que una persona importante para él muriera frente a sus ojos.

Pensando en las personas que el deseaba proteger, recordando los rostros de sus amigos en su mente para sacar de esa forma la fuerza necesaria que lo dejara luchar por ellos, incluso si eso significaba sacrificar su propia vida para lograrlo, se había sorprendido por la cantidad de veces que el rostro del Guardián de la Tormenta había pasado por su mente. Mas veces que cualquier rostro de sus otros amigos, mas veces incluso, que su querida Kyoko. Y Tsuna no entendió la razón de eso, o al menos no en ese momento.

Después, cuando lo logró comprender, una risa histérica escapó de sus labios al darse cuenta de lo –en palabras de Reborn- patéticamente obvio que era.

Y es que eso era, no podía negarlo, el hecho de que se había enamorado de su autoproclamado mano derecha era algo completa y absolutamente obvio, y las razones que lo llevaron a eso lo eran aun más.

Porque Gokudera siempre estaba allí para él, aunque estuviera herido, sangrando y con el rostro maltratado por los golpes, él nunca lo abandonaba; siempre estaba allí para apoyarlo, sonriéndole mientras le aseguraba que todo estaba bien, aunque el dolor de sus heridas fuera insoportable.

Y era, en momentos como ese, cuando lo veía herido después de una ardua lucha y con sangre resbalando por su cuerpo, que Tsuna se juraba con mas ímpetu que siempre lo iba a proteger, porque no soportaría el hecho perderlo, al igual que al resto de sus amigos.

Y era, en los momentos como ese, cuando Gokudera suspiraba con su cabello completamente húmedo adherido a la pálida frente bañada en sudor, cuando se aferraba fuertemente a su espalda encajando sus uñas en su piel mientras él entraba y salía de su cuerpo gimiendo igual de fuerte que su mano derecha, los instantes en que sus bocas se unían, las manos recorrían y acariciaban lo que tenían a su alcance y la placentera fricción de sus cuerpos inundaba sus sentidos, que el deseo de protección crecía hasta limites incomparables, haciéndolo sonreír al tiempo que en medio de un gemido llegaba al clímax derramándose en el interior del Italiano mientras este lo hacia entre sus vientres soltando en un suspiro su nombre. Después, cuando lo observaba dormir a su lado tranquilamente, una mirada de determinación aparecía en sus ojos brillando con gran intensidad antes de que pasara uno de sus brazos por la cintura del otro en un abrazo sobre protector, ocultando su rostro en los grisáceos cabellos mientras aspiraba quedamente su aroma. Y una sonrisa se perfilaba en sus labios antes de caer dormido al lado de su guardián.

Definitivamente… iba a luchar porque las cosas siempre fueran así.