Título: Fuera de lo normal.

Fandom: Katekyo Hitman Reborn!

Pairings: 2601, ligeros toques de 2696, 6926, muuuuy ligeros de 5701 y explícitos 2759.

Extensión: 906.

Advertencias: AU, insinuaciones de yaoi, spoilers del Arc del Futuro por Fran y Uni. Sosedad, OoC y tonterías.

Notas: Arruine un pairing amor ;OOOOOO;, pero bueno, terminé 10!pairings, yey! Va para C-oso porque me lo pidió en este meme.

Cuando, otra vez, había agotado la paciencia del estúpido tipo con cabello largo y sus rutas de escape no lo habían ayudado a escapar, unas manos cálidas en torno a la suya y una "brillante" sonrisa era lo único que recordaba antes de que terminara ―y aun no sabía cómo― escondido detrás de unos matorrales, completamente a salvo, junto a una chica de cabello negro verdoso que, sin dejar de sonreír en ningún momento, había murmurado un "a salvo" antes de alejarse como si nada hubiera pasado, girándose solo levemente para pronunciar su nombre y un "mucho gusto" antes de seguir con su caminata.

Y él, con un casi brillo de asombro refulgiendo los ojos solo pudo pensar, mientras la veía alejarse, que era una mujer... completamente extraña.

Encogiéndose de hombros y restándole importancia al asunto, abandonó su "nuevo escondite" y, asegurándose que no hubiera tiburones a la vista, campante salió de la escuela para poder ir al fin a su casa.

Curiosamente y, aunque nunca se aprendía ―ni le interesaba aprenderse―el nombre de "toda la bola de idiotas que lo rodeaban", al día siguiente, cuando la vio saludarlo sonriendo igual de ampliamente que cuando lo "salvó", recordó perfectamente que se llamaba Uni.

Y que, lo que debería también recordar ―si no quería volver a ser golpeado con un palo de billar en la cabeza, cortesía de cierto chofer rubio enojado―, era que tenía que llamarla por su nombre, y no por "niña rara" o cualquier otro derivado que pudiera tener.

Pero, siendo él, que no le importaba en lo más mínimo lo que los otros dijeran, siguió llamándola así, inventándole cada vez nuevos ―y creativos― sinónimos, aunque cuidando que el "chofer imbécil" ya estuviera a varias cuadras de donde ellos estaban cuando lo hacía.

Y Uni, bastante divertida con todo eso y sin ofenderse en lo más mínimo, solo soltaba una risa fresca que provocaba una mirada de incredulidad en su ya declarado amigo.

―Anormal.

―Me alegra serlo― sonrió Uni, con los ojos cerrados captando con ello la atención del de cabello verde.

― ¿Mmm?

Uni se limitó a adelantarse unos cuantos pasos hasta terminar colocándose frente a él y, con un brillo de completa felicidad refulgiendo en los ojos, aclaró.

―Porque no eres de aquellos que les gustan las personas que no son fuera de lo común ¿verdad?

Y, dedicándole otra sonrisa, se alejó trotando alegremente dejando a un Fran con la cabeza ladeada tras de sí.

Llevando una mano a su barbilla ―quedando de esa forma en una pose "pensativa" según él― y, analizando rápidamente aquello, no pudo encontrar ni un solo motivo que desmintiera lo dicho por la chica.

Aunque bueno, después de todo, a un superhéroe tan genial como él no le podían gustar simples y aburridos civiles.

Y, encogiéndose de hombros, dejó el tema en el olvido sin prestarle más atención. En cambio, esa atención la ocupó en intentar esquivar las mochilas y cuadernos que de pronto comenzaron a atacarlo, todo cortesía de cierto furioso italiano de cabello gris ―quien muy probablemente ya se había enterado de la pequeña broma que había hecho el día anterior―, y el cual, acabadas sus municiones, había comenzado a perseguirlo por todo el edificio gritando cosas sobre "matar", "¡quédate quieto!" y el infaltable "¡cómo te atreves a molestar al Décimo!" que no pudo más que hacerlo suspirar cansado.

Idiota exagerado, si solo había encerrado en el gimnasio al otro inútil, y enclenque castaño, ―quien, por casualidades muy raras de la vida, aparte de ser la pareja del explosivo temperamental, era el décimo dueño de la compañía Vongola― toda una tarde. No era como para que intentara asesinarlo.

Después de todo, ya lo había sacado ¿no?

El lápiz lanzado a su frente era un claro "solo pagaras con tu vida" que lo hizo poner los ojos en blanco.

Vaya idiotas de poca paciencia.

Uni, viendo todo desde una distancia segura, no pudo más que soltar una risita mientras sus ojos, fijos en su amigo de cabello verde, adoptaban un brillo de cariño mezclado con felicidad.

Sonrió.

Después de todo, Fran no era el único al que le gustaban las personas fuera de lo normal, no por nada ella se había fijado en la persona más extraña, de tacto nulo y sentido de la supervivencia escaso, que había conocido.

Soltando otra risita solo pudo pensar, mientras sentía como Fran se escondía detrás de ella y colocaba ambas manos en su cintura aferrándose a ella en busca de protección, que esperaba que Gamma no se enterara de eso.

Todavía.

No quería que bolas de billar atacaran a Fran sin descanso.

Mukuro, viendo todo desde la ventana de uno de los pisos superiores, analizó rápidamente lo que sucedía y, después de sacar sus conclusiones, no pudo más que cerrar los ojos mientras una sonrisa torcida aparecía sus labios

Uni era la única mujer, aparte de Chrome, que había logrado que la mirada de Fran se detuviera en ella por más de dos segundos y que, al hacerlo, algo parecido a "interés" brillara en sus ojos.

Interés que, visiblemente, no perdía todavía, las manos que seguían aferradas en la cintura de la chica, aun cuando el peligro ya había pasado, lo confirmaban completamente.

Su característica risa llenó el salón vació, al mismo tiempo que su mano se cerraba con fuerza en torno al libro que en ella tenía.

Luego iba a hablar con ese mocoso.

Y muy seriamente.

Definitivo.