Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Kishimoto. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a lazyhappylucky.
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—Sasuke, por favor, te lo ruego, siéntate —Hinata se levantó de un salto, tratando de agarrar la camiseta del joven mientras este luchaba por liberarse de su agarre, continuando su alocada carrera por la habitación, golpeando y empujando sin piedad. Ella golpeó con sus palmas la mesa de madera, no podía soportarlo más, había ganado cerca de doce kilos con el embarazo, pero ahora estaba perdiendo todo el peso extra al intentar de mantenerse al ritmo de él—. Sasuke, te lo ruego, solo siéntate. Ven aquí, ven con mami—ella se arrodilló, haciéndole señas, invitándolo a acercarse como si fuera un animal.
«Él no es un perro, cariño» Sasuke pensó.
—Él no puede oírte, ya lo sabes.
Sasuke se encogió de hombros en su asiento mientras leía las noticias locales del periódico que acaba de traerle la criada. Siempre estaba revisando las acciones y movimientos de su compañía, ya que no confiaba en que sus preciosos fondos estuvieran a salvo con Itachi. Ahora estaba más ocupado que nunca, tenía un negocio, una esposa, un hijo y reuniones con su hermano. Ahora que Itachi era dueño de la compañía, no podía evitar sentir que iba a perder toda su fortuna. A pesar de todo, todavía tenía a la mejor esposa, considerando que no había visto a Itachi con una mujer desde que eran adolescentes.
—Él puede oírme, Sasuke, no digas esas cosas.
«Al menos no delante de él». Hinata pensó.
Ella gimió con frustración. Se sentía como si estuviera entre dos tornados, Sasuke y el pequeño Sasuke. Uno era rápido, silencioso y persistente, el otro también era rápido y persistente, pero era chillón. Sasuke era demasiado exigente, mientras que su hijo no solo le exigía amor y atención en exceso, sino que sentía que era necesario tener cada juguete nuevo que llegaba al mercado, el cual rompería unos minutos después de haberlo conseguido.
—Bueno, ahora no lo hace.
Se burló con arrogancia. «Como si eso hiciera alguna diferencia...»
Era cierto que su hijo había nacido completamente sordo, no se habían dado cuenta hasta unos meses después de su nacimiento. Nunca dirigía su atención a las personas cuando le hablaban y lloraba con más frecuencia que la mayoría de los bebés. Finalmente descubrieron su enfermedad y Sasuke fácilmente abandonó toda esperanza de convertir a ese niño en un digno Uchiha. Inmediatamente sintió que él y su esposa deberían tener otro hijo, no importaba si era un niño o no, siempre que pudiera oír, pero el medico de fertilidad de Hinata le aseguró que incluso con los métodos modernos de fertilización, era muy poco probable que ella pudiera engendrar a otro niño.
Después de una variedad de cirugías, los médicos pudieron darle a su hijo cierto nivel de audición. El pequeño era muy desarrollado mentalmente, disfrutaba de la lectura y de construir cosas, pero esas habilidades eran inútiles según su padre, Sasuke solo deseaba que su hijo creciera de la misma manera que él, que valorara las mismas cosas y que viera el mundo de la misma forma pragmática en la que él lo hacía. Apenas le interesaba el ayudar a criarlo, pero le proporcionaba múltiples tutores, su hijo de cinco años era más inteligente que la mayoría de los graduados de la academia de Konoha. También lo mimaba demasiado, el niño simplemente tenía que decir lo que quería y al día siguiente mágicamente el objeto aparecía al lado de su cama. Hacía que lo escoltaran a todas partes, su pequeño hijo disfrutaba aventurándose hasta los confines de la tierra con la ayuda de los guardaespaldas de su padre. Pero cuando no estaba explorando o leyendo libros en lenguas muertas y antiguas, el pequeño revoltoso armaba un infierno en su casa.
—¡Mamá, detente! me vas a dar un dolor de cabeza —el niño gimió mientras se retorcía bajo las garras de su madre, este era un nuevo y pequeño juego que tenían. Independientemente de lo que hiciera, él hacia un gran drama por todo.
—Se supone que no debes dejar que el chico te hable así —Sasuke habló, mientras disfrutaba de los deliciosos y cálidos fideos cocinados por su nuevo chef que provenía del noroeste de China.
—Estoy tan halagada por tu preocupación —refunfuñó por lo bajo, mientras sujetaba las piernas de su hijo el tiempo suficiente como para ponerle los zapatos.
Simplemente miró a su esposa a modo de advertencia.
—Será mejor que lo corrijas —habló en un tono más alto de lo normal. Independientemente de lo que habían pasado juntos, todavía le exigía respeto. Su relación era como una pendiente resbaladiza, ella no sabía con cuanta arrogancia podría hablarle, sin sonar altanera y él no sabía si debía o no disciplinarla por errores menores. De cualquier forma, ella entendió el mensaje y rápidamente le dió una mirada de disculpa.
—Sasuke cariño, ¿podrías ayudarme por favor? —gimió cuando su hijo finalmente decidió calmarse.
—Mamá, ya te ayudé. Me puse la camiseta yo solito —el joven Sasuke divagaba mientras se alborotaba incesantemente su espeso cabello color ébano. Se parecía un poco a ambos padres. Él era más torpe que su padre, pero poseía signos de arrogancia Uchiha. No era tímido, pero no era gran hablador, a menudo era agresivo con los demás, sobre todo cuando amenazaban con quitarle algo que le pertenecía. También amaba ayudar a su madre en la cocina, porque eso lo hacía sentirse útil.
Hinata se dejó caer y se giró hacia su esposo, sabiendo que él ya sabía lo que le diría a continuación.
—Sasuke —dijo su nombre una vez más para demostrarle su desesperación, lo único que quería era un descanso. Ser madre era un trabajo de tiempo completo, al igual que ser la esposa de un CEO: siempre hacía recados para su esposo.
—No te preocupes, la niñera estará aquí en cualquier momento —Sasuke bostezó. Una joven de la academia de Konoha venia todas las mañanas para enseñarle las cosas básicas a su hijo, mientras que de vez en cuando lo entretenía y les bridaba un descanso a sus padres, pero eso no sucedía muy a menudo.
—¿Cómo es ella? —Hinata silenciosamente preguntó mientras apartaba a su hijo, ella sonrió cuando su bebé tropezó y cayó por un momento antes de levantarse y correr torpemente.
—¿Qué se supone que significa eso? —frunció el ceño cuando la miró, pero ella no le devolvió la mirada. Permanecieron en silencio por unos minutos, mientras el estrés se esparcía por la habitación y él continuó mirándola fijamente. Sabía que él la estaba mirando, pero no lo estaba ignorando deliberadamente, Sasuke no la enfrentaría frente a su hijo. Si realmente quisiera regañarla, enviaría al pequeño lejos de la habitación.
—Nada realmente. Solo estaba preguntando —ella respondió descaradamente mientras jugueteaba con la ropa de su hijo que estaba en el suelo, doblando la camisa que tenía la insignia de su clan. Aun después de pasados los años, ella no confiaba del todo en él. Tenía ojos errantes, lo cual era normar en la mayoría de los hombres, sin embargo, eso todavía la ponía nerviosa. Había tratado de evitar que pensara que ahora era indeseable, menos después de haber dado a luz a su primer hijo, pero ella seguía temerosa, él quería que ella comprendiera que para él todavía era la más hermosa.
—No, no sé —respondió, rascándose la parte posterior de su cuello.
—Pensé que lo sabrías —se encogió de hombros, poniéndose de pie para continua con el resto de sus tareas.
—¿Por qué estás tratando de incriminarme? —Sasuke gruñó mientras arrojaba el periódico que estaba leyendo sobre la mesa, levantándose de su asiento e inclinándose para recuperar su maletín del piso.
—¿A dónde vas? —ella bufó ligeramente molesta.
—A trabajar —respondió bruscamente, no quería estar cerca de Hinata cuando se comportaba así.
—¿Por qué te vas? —jadeó, agarrando su brazo antes de que pudiera alejarse más de la cocina, que habían remodelado hace poco.
Suspiró, gimió y puso los ojos en blanco. Odiaba cuando ella hacía esto, le tendería una trampa ineludible en la que inevitablemente caería y luego sería interrogado sin piedad.
—Sigues tratando de encontrar algo malo conmigo —se detuvo, dejando caer sus cosas una vez más, solo para demostrarle a Hinata que nunca iba a dejarla.
—Es porque estás tan encaprichado con esa tutora, y eso me vuelve loca —arremetió, e inmediatamente comenzó a llorar. Realmente nada de esto tenía sentido. Sasuke, sin dudas, coqueteaba con la tutora en algunas ocasiones, era algo inofensivo, entre ellos existía una química sexual, pero había un factor que se interponía entre ellos y ese era el anillo en su dedo y también estaba su orgullo. No iba a volver a fallarle a Hinata, especialmente no después de que le juró a un Dios, el cual no creía que existiera, que nunca volvería a engañarla.
—Hinata, no he visto a esa mujer en días. Estás encaprichada en que me enamore de otras mujeres —sus ojos se abrieron como platos mientras trataba de explicarle esto, pero ella no quería escucharlo. En todo caso, tendría más derecho a regañarlo si lo hubiera atrapado en el acto o si hubiera sido testigo de lo amable que era él con la tutora, pero la última vez que realizo uno de esos arriesgados momentos fue hace unos días.
—No me mientas, siempre están juntos —se abrazó a sí misma, dándole la espalda para seguir revolcándose en su miseria.
—Hinata, tengo treinta y dos años. Ella tiene unos dieciocho. En primer lugar, soy demasiado viejo como para meterme con una chica tan joven, eso arruinaría mi reputación. En segundo lugar, soy rico, si la quisiera, la tendría. Solo quiero a una mujer, y no voy a decirte quien es, porque no debería tener que decírtelo siempre. Ni siquiera sé por qué estás haciendo esto.
—Si te digo... debes prometer que no te enojarás —Hinata sollozó mientras se volvía hacia él.
«¿Quién soy? ¿Tú eres padre? Ya no somos unos niños».
—No, no me enojaré —se acercó y ella pareció encogerse, a menudo hacía eso. Quería meterse en su cabeza y averiguar qué estaba pensando.
—Creo... que podría estar embarazada —se mordió el labio inferior y miró los azulejos del suelo en lugar de mirar a su esposo.
Solo así, parecía como si las palabras hubieran salido de su boca y su mente. Su expresión no tenia precio. Su mandíbula estaba abierta, él no parpadeaba, solo la miraba.
«No puedes estar hablando en serio, ¿otra vez?»
—¿Estás segura?
—Creo que si —ella asintió con un suspiro.
—Pero eso está bien ¿verdad? —inclinó la cabeza, frotando los hombros y el cuello de su esposa. Ella se volvió hacia él—. Este sería otra posibilidad de un heredero digno, y esta vez puedes intentar no arruinarlo —él frotó su espalda mientras ella dejaba de sollozar.
Sabía que solo intentaba hacerla sentir mejor, pero eso la hizo sentir realmente mal. Ella apenas podía manejar a un niño, parecía como si su pequeño Sasuke se volviera más y más problemático a medida que crecía. Dos niños eran más de lo que podía manejar en ese momento. Sasuke simplemente no entendía eso. Se secó los ojos, sacudiendo suavemente la cabeza, tratando de imaginar cómo sería capaza de hacer todo esto sin la ayuda de su esposo.
—No te ves feliz.
«Buen trabajo Capitán Obvio».
—Es solo que... es difícil... criar sola a Sasuke —se tragó otro sollozo y respiró profundamente antes de sacar lo que tenía que decir—. No puedo hacerlo sola.
Sasuke se rascó la cabeza. «Entonces, supongo que necesita ayuda».
—¿Entonces quieres que te ayude? —preguntó con ingenuidad, de la misma forma en la que un niño inocentemente le pregunta a su madre si puede comerse otra galleta.
—Solo si tú quieres hacerlo.
—Creo que tengo que hacerlo.
FIN
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Fin Capitulo Dieciocho
Notas: Después de 54558652154 años XD aquí estamos, capítulo final. Sinceramente creí que nunca iba a terminar esta historia, no voy a mentirles, hace tiempo que ya no la disfrutaba, pero jure que no iba a abandonar a ninguno de mis bebes (fics) y finalmente pude terminarla. Gracias a todos los que leyeron y comentaron. Besos y espero nos encontremos en otra historia.
Naoko Ichigo