Nota: No sé que pasa en ffnet. Que ahora no me deja responder los review de las chicas que estan inscritas, asi que los pondré aquí, y espero que se arregle pronto.

Siento mucho la tardanza, pero tuve problemas. Y yo por la familia y mis amigas doy todo. Disculpenme en verdad, estoy de vuelta y aquí tienen los capitulos. Lo siento de nuevo. besos

Este es el ultimo capitulo del three shot de aeren76 la dueña de este fic, quien me dio su permiso expreso para poder ponerla aqui. Es una hermosura de fic.

PECADOS...

Pereza

De nuevo, aquella sensación de ingravidez, de sentirme disgregado, convertido en mil y una moléculas de la mas pura paz, me llenó. Era tan extraño poder ser capaz de experimentar ese sentimiento, la Serenidad, el deseo tranquilo, intimo, de no mover un músculo, de no necesitar nada más, en este mundo que aquel menudo cuerpo, que latía lleno de vida a mi costado.
Durante décadas, la sed, los remordimientos, los anhelos, el dolor, la soledad, habían viajado conmigo, como lastres. Pesos muertos que frenaban mi alma, sombras que aquel sol que era Bella en mi vida, había difuminado.

Perdí la noción del tiempo con mi mujer entre los brazos, los rescoldos del gozo aún evocando ecos placenteros en mi, suspiré y tomé una almohada, recostándome sobre el cabecero de madera lustrosa, satinada, de la cama.

Mis manos, ociosas, vagaron por su dulce anatomía, cuya presencia me procuraba calor y tranquilidad.
Bella reposaba la cabeza en mi hombro, podía intuir, por la cadencia de su respiración, que estaba despierta, sumida en sus pensamientos.

No la interrumpí, porque aún me hallaba obnubilado, falto en palabras, imposibilitado para expresarme verbalmente.
No quería detener el curso de sus reflexiones, sumido yo mismo en mis propios pensamientos.
Había sido magnifico poder hacerle el amor sin dañarla...

La salobre brisa marina nos bañaba con su rico y fresco perfume, el rumor del mar una eterna melodía de fondo, Bella suspiró de nuevo.

-¿En qué piensas?-le murmuré, pasado un rato, sonriendo sobre su cabello, aspiré su aroma con lentitud, paladeándolo , como quien cata un buen vino. Parecía no cansarme de él.

-En lo hermoso que eres Edward...- su rostro ardía, y sin mirarla, supe que se había ruborizado.-Eres tan...- se alzó repentinamente y me observó- Eres demasiado guapo- afirmó, una media sonrisa en su rostro.

-No es justo que tengas ese aspecto...¡Mirate!. -sus yemas acariciaron mi rostro, delinearon el arco de las cejas, el nacimiento de mi pelo, la curva de los pómulos - Incluso despeinado me quitas el aliento.- su voz se rompió, y aquel timbre roto consiguió que me doliese el pecho de amor por ella.

Se acercó, mirándome con aquellos ojos oscuros, insondables, como esfinges, me sentí confundido y un poco avergonzado.

Alisó mis cabellos, enterrando los dedos en la guedejas cobrizas, rozándome el cuero cabelludo en el proceso. Me estremecí.
Hubo algo en su forma de mirarme, que me hizo zozobrar, un fuego, una chispa ardiente, decidida. Había deseo en sus ojos, hambre, lascivia.

Con esfuerzo, me mantuve sereno, quizás un poco impasible, dejándola hacer,
expectante ante sus avances.

Las manos me hormiguearon de ansias de tocar aquella piel de alabastro.

Bella me sonrió, su aliento ardoroso cosquilleó en mis mejillas, llenándome de anhelos. Aquel tacto carnoso de sus labios, el olor mareante de su esencia, de la mía dentro de su cuerpo, impregnaron todos y cada uno de los poros de mi cuerpo con un deseo casi enfermizo.

Quería volver a enterrarme en ella otra vez.

Apreté los puños a los costados, temiendo tocarla, tal era el ansia que el mínimo acercamiento de Bella me producía.
En un instante, la quietud fue un mero recuerdo.
Quería más, y lo quería ya.

Gula.

Sus cabellos oscuros cosquillearon sobre mi piel, templada tras el estrecho contacto de la noche. Me examinó de nuevo, hechizándome con el ardor de su mirada, preñada de promesas.
Volvió a jugar con su lengua, que era húmeda tortura, que era cálido martirio sobre mi piel.

Resiguió el contorno de la mandíbula, soplando suavemente donde antes había lamido, un tormento licencioso que se multiplicaba por mil, por un millón, trémulas sensaciones incandescentes encendiendo mi ser.

Gemí despacio, de forma casi inaudible, aún inmóvil, dejándola recrearse en mi cuerpo.

Sus dientes arañaron suavemente, arrancando, de nuevo, placeres inexplicables de aquella dura piel, que se transformaba en seda cruda bajo sus lisonjas.
Los dedos tiraron mi cabello, casi impacientes, su brusquedad excitándome.

Retiró los mechones tupidos de mi rostro, despejando mi nuca, su lengua tocó otra vez mi epidermis, cerca de la oreja, haciéndome temblar. El punto exacto donde me daba más placer.
El jadeo fue mio, de ella, fue nuestro.
Quería más, seguía queriendo más.

Sus pequeñas manos, tan tiernas, tan calientes, bajaron por el cuello, trazaron el camino por la clavícula, deteniéndose en los hombros desnudos.
El tacto de cada falange tatuado a fuego en mi, era un dolor tan rayano en el placer, que no supe si era caricia o castigo.

Aquellos besos lentos, o los mimos tiernos, delicados, que se iban tornando voluptuosos por momentos, me hicieron tensarme, anticipando el placer que le seguiría.
Respiré despacio, intentando contener el hambre de ella, no sabiendo aún si la vorágine debía empezar o no.

Quería más, seguía queriendo más.

Avaricia

Continuó con el lento descenso por mi pecho, allí donde casi podía sentir las pulsaciones de mi corazón muerto, palpitaciones que me hacían estremecer, eco de sus latidos frenéticos.
A lo lejos, el sonido del pulso acelerado de Bella, fue música para mis oídos, era tan hermoso saber que compartía aquella urgencia por mi...era tan increíble saber que me amaba...que aquel desmesurado deseo, aquella Hambre era reciproca...

Mis brazos tenían vida propia cuando intentaron abrazarla, pero Bella tenía otros planes, sus manos de hada me apartaron, y aunque su fuerza no era nada en comparación con la mía, la dejé hacer, protesté en cambio.

Una débil queja simbólica que la hizo reír.

-Quiero tocarte Bella...-mis dedos rozaron una de aquellas crestas rosadas, que se erizó en una inmediata respuesta a mi contacto.

- Y yo quiero tocarte a ti...Edward- Gateó con gesto felino, hasta acercar su boca a la mía, deteniéndose a milímetros, provocandome con el olor de su cuerpo, con el rumor de la sangre en sus venas. Provocándome con su mera existencia.

Mis manos acariciaron los brazos torneados que estaban a cada lado de mi cuerpo, Bella cerniéndose sobre mi, nuestras bocas ya juntas, enredados en un beso lento y profundo, visceral.
Se apartó pasado un tiempo, respiraba con dificultad.

Sin embargo yo quería más, seguía queriendo más.

La sonrisa pícara me dejó sin aliento. Voluptuosos, sus labios acariciaron la piel sensible de mi torso, jadeé cuando su lengua trazó de forma enloquecedora, minuciosa, el camino entre los pezones y el ombligo.

Quise rozar su oscuro cabello, derramado en mí, brillante, opulento. Satén vivo, tibio, enroscado en rizos húmedos, caricias perfumadas de anhelos.
No fui capaz.

Seguía recostado sobre la almohada, pero el miedo me impedía moverme, las terminaciones nerviosas de mi cuerpo estaban tan estimuladas, que casi salté bajo el calor de su respiración.
La mas leve de sus vaharadas estremeciendo mi ser hasta lo más profundo.

Mi boca se humedeció, la ponzoña, el deseo, todo era uno.

A mi pesar, seguía queriendo más...
En mi vientre, se arremolinada el fuego, la pasión, el Hambre.

-Bella...-casi no podía hablar, la voz ronca e irreconocible incluso para mi mismo. Verla besarme me estaba volviendo un loco, un enfermo.
Una bestia, sedienta de su cuerpo, de su sangre, de su sexo.

-Shhh...Edward, ahora eres mío.- la lengua jugueteó con la linea de vello dorado-rojizo que discurría desde el ombligo y se perdía en mis ingles.

Volvió a soplar sobre el húmedo camino, me escuché a mi mismo rogar, suplicar.
Quería mas, seguía queriendo mucho más...

Casi no podía moverme, sentí deseos de usar mis manos y alejarla, o hacer todo lo contrario, hundir los dedos en su cabeza y acercar aquella boca tentadora a mi vientre y hacer la caricia aun mas intensa, más intima.

Los latidos erráticos de su corazón, el olor sabroso de su deseo, todo se confundía en mi interior, llenándome de un sentimiento de frenesí que me impedía estar quieto, arqueé de forma inconsciente las caderas, aproximándome a Bella, casi sollozando por sus besos.

Los largos mechones oscuros eran alas de mariposa jugando en mi. Con dedos temblorosos, aparté la oscura cortina porque necesitaba ver lo que me hacía. Sentir su calor, ver sus labios, que despacio, continuaban recorriendo senderos que nunca antes nadie había seguido.

De pronto Bella se detuvo y se irguió, tenía las mejillas arreboladas y sus ojos eran pozos brillantes, llenos de una fiebre casi asesina.
Gula, Avaricia.
Otra vez, más mucho más.

Recorrió con sus yemas, despacio, de forma atormentadora, los caminos que antes habían trazado los labios. Bajo su toque, comencé a temblar.

¿Era posible que una criatura de mi especie sudase?.

Me sentía ajeno a mi mismo, febril, lleno de un dolor extraño, mi cuerpo se estiraba y gruñía, insatisfecho.
Ansiaba más, mucho más.

Quise volver a disfrutar no de sus manos, sino del contacto húmedo, exquisito, de su lengua sobre mi piel, pero una inexplicable vergüenza me impedía hablar. Pedirle todo cuanto ansiaba.
Sus dedos se cerraron en torno a mi sexo, y casi no pude detenerme, mis manos querían sujetar las suyas y guiarla, apretar mas, mas fuerte.
Temblaba.

Quería tanto..quería más.

-Bella...Dios...- el quejido procedía de lo más hondo de mi garganta, del centro mismo de mi pecho.- Bella...

Nos miramos en la aterciopelada oscuridad, demasiado excitado para permitirme tocarla, alcé las manos, buscando algo donde agarrarme, algo real, tangible, físico, que me proporcionase un asidero a algún tipo de cordura, a alguna realidad, donde yo fuese un ser benigno, incapaz de dañar.

Sus ojos eran rendijas oscuras y brillantes tras las pestañas. Fieros charcos de ansia caliente, limpio deseo, pasión pura y simple.

El tacto de su piel contra aquella parte de mi anatomía era un martirio lento, candente, que me estaba llevando de nuevo al mas profundo de los avernos, imágenes ardientes se arremolinaban en mi cerebro, ambos fundidos de mil maneras diferentes.
Me mordí los labios, deseaba pedirle tantas cosas...

Sus dedos recorrieron despacio toda mi extensión, primero arriba, bajando aun con mas lentitud, la observé, sintiéndome casi mareado por la expectación, necesité gritar.
Quise pedirle que me tomase ya, en seguida, debía estar dentro de ella o enloquecería.

Gula. Avaricia.

Sus labios se humedecieron, la punta rosada de su lengua fue una visión tan breve y suculenta que mis manos hicieron crujir la madera a la que me asía en un intento de no dañarla, supe, que si me soltaba, podría matarla.
Pero quería mas, necesitaba mas.

Lentamente, chupó uno de sus dedos y mirándome, rozó el glande enrojecido con él, jadeé, el contacto caliente, húmedo, sensual, era casi tan excitante como sentirla a mi alrededor, su otra mano continuó la lenta caricia arriba y abajo, aun mas lenta, aun mas profunda.

Si hubiese necesitado aire para respirar, para vivir, en aquel momento habría estado hiperventilando, sus ojos se prendieron en los míos y con una lenta sonrisa, quizás algo nerviosa, Bella me examinó.
Su lengua acarició de nuevo sus labios rojos.

-Quiero probar algo Edward...-su lento ronroneo arrancó ecos de hambre en mí- Y quiero que estés muy quieto...muy, muy quieto...- una sensación de dejavú me asaltó.

Sus vaharadas quemaron mi piel- No te muevas...

Volvió despacio a bajar las manos hasta mi vientre, temblé, demasiado ansioso porque me tocase, temiendo, sin embargo que lo hiciera.

-Muy, muy quieto...-Bella se acercó a mi vientre y sus labios jugaron de nuevo con esa piel casi translucida, donde las venas exánimes se marcaban formando un mapa azulado.
Bajo aquella caricia me sentía renacer, noté como mordía , como chupaba con delicadeza, exquisita, sensual, provocandome un aluvión de temblores y estremecimientos.

Lujuria. Pura simple.
Jadeé, mis manos se apretaron, noté los bíceps hincharse, endurecerse bajo el ansia de mover aquellas manos asesinas, que pedían a gritos estrujarla.
Su aliento era fuego puro, cuando al fin, suspiró despacio, sin titubeos, junto a mi cuerpo.

¿Era mio aquel quejido?.

Giré el rostro y mis dientes se hundieron en mi propia carne, me infligí un dolor lacerante, jadeé.
Quería más, mucho más.

Mis caderas, se acercaron a ella, en un espasmo incontrolable, rugí al notar como sus labios, aquellos tiernos labios que adoraba, tocaban aquella parte de mí que ni en mil años, hubiese yo esperado que ella acariciase de aquella forma.
El Hambre me atacó, voraz, indómita.
Cerré los ojos en un intento inútil de no sentir el placer, intenso, inesperado,
que me asaltó.
El tacto ardiente de su lengua que se enroscaba en torno a mi sexo era un dolor infinito, un deleite extenuante.
Era como si mi cuerpo se disolviese a la vez en mil y una moléculas del mas exquisito calor, de la más profunda dicha.

El aire abandonó mis pulmones, inspiré, llenándome otra vez con los ricos olores y sabores que me envolvían como una nube.

Los sonidos de su boca, sus quejidos, el olor de su placer, que era eco del mio, me sublimaron, mi mente viajo en un suspiro, se contrajo sobre si misma y se expandió, mis cuerpo dejo de existir, solo consciente del punto exacto donde la boca de Bella mimaba mi miembro, sus manos acariciando con la fuerza justa. En la cadencia exacta.

Su interior estaba insoportablemente caliente, ardía, arrancando sensaciones tan indescriptibles que no pude dejar de gimotear, lentamente, conteniendo el deseo de gritar de placer.
Volví a morderme, en un intento desesperado por alargar aquel instante, el goce convirtiéndose en una nota aguda, vibrante, sostenida dentro de mi cuerpo, que tremolaba, casi al borde mismo del abismo.

Abrí los ojos y la miré, sus cabellos negros se ensortijaban como zarcillos sobre mi abdomen, encima de mis muslos, y aquella visión era lo mas sensual que yo había imaginado que podía existir, verla usar sus labios con deliberada lentitud, el tacto delicado de sus dientes, todo, se conjugaba en un intento de hacerme perder la razón.

Sus manos se perdieron despacio, apretando con la justa fuerza sobre mis testículos, masajeando la sensible piel , y yo seguía queriendo más, mucho más
A lo lejos, entre el maremágnum de sensaciones, el crujido del cabecero bajo mis manos me dijo que mi autocontrol era ya un lejano recuerdo, sentí la madera deshacerse como mantequilla bajo mis dedos. Pura Ira asesina, inmisericorde. Lujuria.

Rugí, lo había destrozado, y ahora no tenía a lo que asirme, boqueando, indefenso, con un lamento, me observé a mi mismo, mis caderas se alzaban a la espera de nuevas caricias, acompasadas a su ritmo voluptuoso, que seguía mimandome como una marea, su lengua atormentándome.
Sus manos, sus dientes, acariciaron, apretaron, sujetaron, mimaron.
Bella fue inexplicablemente sabia.
Desenfreno. Lujuria. Gula.

-Bella...-debía detenerla o acabaría por volverme loco, acabaría por derramarme en su boca, sentía las pulsaciones del placer arremolinándose en mi vientre, como heridas abiertas bajo la piel.

Ella se detuvo y alzó la cabeza, también jadeaba, sus labios profundamente rojos, hinchados, aquella visión fue demasiado para mi.

Un rápido movimiento y estuve sobre ella, besándola, paladeando por mi mismo, el sabor salino, dulzón y acre a la vez, de mi cuerpo en su lengua, gemí con pasión, abriendo para mi aquella boca, inundandola con mi lengua.
Mis manos se enredaron en los mechones oscuros de su pelo, tirando, sujetándola con el toque justo de rudeza,porque quería someterla a mi, a mi boca, a mis caricias.
Bajé despacio la cabeza y mordisqueé su cuello, apreciando nuevamente la finura de aquella piel transparente.
Lamí aquella tez, probándola, como si fuese una golosina y yo un niño.
Gula. Avaricia.
Envidia.

Bajo mis labios, bajo cada papila de mi lengua inhumana, su sangre cantaba para mí, la eterna melodía de Hambre y Sed, y aquello era casi un consuelo, en comparación con el sentimiento lascivo que me impelía a seguir bajando, atormentar aquella pálida, nacarada extensión que era su pecho, su cintura, la curva grácil de sus caderas.
El vientre redondeado, cálido, el sitio adonde yo pertenecía, Bella.

Bella. Mi vida, mi existencia, principio y fin de mis días, de mis noches, donde vivir, por lo que morir, Bella...

Sus piernas se abrían para mí, temblando como una hoja, mis labios halagaron aquellos pétalos empapados, fragantes, llenos de un néctar que fue ambrosía en mi paladar.
Gula de aquel sabor exquisito.
Avaricia de su carne.
Soberbia de saberme suyo, de saberla mía.

El toque delicado de mi lengua la hizo llegar al éxtasis de una forma casi inmediata, sus muslos se tensaron, bajo mis lisonjas, el cuerpo de Bella se convulsionó. El orgasmo consiguiendo que el repicar de su sangre fuese un canto espasmódico dentro de mi.

Los sonidos guturales consiguieron llevarme de nuevo al cielo, bajarme otra vez al infierno, debía entrar otra vez en ella, cuando aun el orgasmo era una marea que la hacía jadear.

Estar entre sus piernas fue como regresar al hogar, estar otra vez dentro de su cuerpo, fue como adentrarse en el paraíso.

Mi mente, mi alma, todo cuanto era, cuanto había sido, cuanto sería, se convirtió en un único punto de incandescente placer, de la más exquisita y sublime voluptuosidad.
Me sumí en un vórtice cada vez más frenético, que nos arrastró a ambos en una confusión de caricias y sonidos estrangulados. Mis caderas bailaron, ajustándose al ritmo vertiginoso de sus latidos.
Una y otra vez, me hundí en ella, disfrutando de su humedad, de aquel infinito calor, perdiéndome en su sexo, en su más íntimo ser.

Aquella nota sostenida de lujuria subió de nuevo en la escala, mi cabeza era un espacio vacío, solo lleno de aquel insoportable frenesí, aquel calor liquido que conseguía fundir mis músculos pétreos y transformarlos en algo humano, frágil.

Me oí a mi mismo gritar, cantar, dar gracias, y aquel tono imposible, se alzó
de nuevo y resquebrajó todo cuanto yo era en un último y desgarrado lamento.
Placer.

El tiempo dejó de nuevo de discurrir, perdidos en aquel instante, lánguido, eterno, tormenta y calma, latidos y besos, un alma extraviada en dos cuerpos.

Abrí los ojos y la miré, transido aún, desorientado todavía por la vorágine de mi propia culminación, palpitaba, una y otra vez, en una cadencia que se me antojó eterna, lenta.
Eco de su propio orgasmo, el mio era devastador, mis miembros, todo mi ser, derretidos ante aquel ataque visceral, tan terriblemente terrenal, que me convertía en un ser real, un hombre, solo eso por una vez, dándome identidad, recreando mi alma por ella, para ella...Bella.

Giré despacio y con sorpresa, observé que el alba se insinuaba ya, en el cielo teñido de añil, abrazados, nos acomodamos en la cama revuelta, que olía a sus fluidos, a los míos, a nuestro goce. Exudábamos sexo.
Era la fragancia única de nuestro amor.
Su cabeza descansando de nuevo en mi pecho, mis manos en su cabello, cerré los ojos.
Aquella paz inundó todas y cada una de mis células, todo cuanto me conformaba, trayéndome el olvido, el sosiego, una breve visión de mortalidad.
Inspiré una vez más, emborrachándome con aquella esencia, que saturaba la habitación.
En silencio dí las gracias, Bella me había devuelto mi humanidad.


Poesia pura, un capitulo compltamente hermoso. Siempre es bueno saber que alguien en algun lado, vierte su poesia para delicia nuestra. Gracias aeren76 por permitirme colgar aqui tu fic, un verdadero poema erotico, hermoso e inolvidable.

Están invitadas a mi programa de RADIO! bueno el link de la radio esta en mi perfil de aquí. Mis programas son de 6 a 7 de la noche hora de México, están invitadas a escucharme, hablo de todo, tips de belleza, de autoestima, de los fics, obvio, y muchas cosas más.

ya saben dejen comentarios por favor que eso me hace feliz y no les quita mucho tiempo. Y a mi me motiva a seguir escribiendo. Yo aunque veo que muchas me agregan o ponen como historia favorita, porfis, no les cuesta nada dejar un comentario, sólo eso pido a cambio de mi trabajo, y creo que si lo añaden es porque les gustó. Ojala y se animen que nada les pasará.

Recuerden que TODAS MIS HISTORIAS ESTAN REGISTRADAS, evítense problemas aquellos que quieran plagiar. Sólo se meterían en grandes problemas. No vale la pena, mejor escriban sus ideas y verán que es mucho mejor sus propias ideas, que problemas ajenos.

Mil gracias a:mOnzheCandance (aeren76 es mi amiga, y ella tiene mi link, jamás pondría algo que no fuera mio sin previo aviso. Además yo escribo mis propios fics, pero este fic, es algo sublime, por eso pedi permiso, cuando me di cuenta que le habian plagiado el primer capitulo, yo fui quien le aviso a mi amiga), Anye, KarenPattzCullen, Yani Cullen, yesZigv, Jert Zee,loquibell, mil gracias por comentar hermosas.

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