Historia y Personajes ® Diana Palmer

Adaptación by FaBiiOoLiixX

•• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• •• Capítulo 11: Para siempre

Bella no pudo dejar de pensar en aquella respuesta de Edward durante las semanas siguientes. - ¿Qué habría querido decir? ¿Que se convertirían en amantes, o... o sería lo que ella pensaba? - Después de aquel beso apasionado la había llevado de regreso a la casa de huéspedes sin hacer ningún otro comentario al respecto.

Además, cumpliendo lo que le había dicho, no la llamó por teléfono ni fue a visitarla. Le estaba resultando verdaderamente duro no verlo.

La noche de la fiesta, Bella estaba deseosa por volver a ver a Edward.

Se había puesto un vestido azul que resaltaba su pálida piel y marcaba su exquisita figura. Se había arreglado el cabello con unos delicados bucles y unos zapatos de tacón no muy alto. Parecía muy madura y sofisticada. Tal vez no fuera una belleza, pero se sentía como si lo fuera.

Fue Sue quien le abrió la puerta y la abrazó efusivamente.

¡Niña, qué bonita estás! Está todo casi dispuesto: la banda llegará dentro de un instante, y algunos invitados ya están aquí — le dijo — Los Black fueron los primeros. Están en el salón con Jasper — ante la cara de horror de Bella, la mujer se rio y la tranquilizó — No, no... Va todo bien. El señorito Jasper y el señorito Jacob están hablando de ganado, y la señorita Alice... — la mujer sonrió con tristeza — Sus ojitos no hacen más que mirar a Jasper como flores secas agradeciendo la lluvia. Me parte el corazón verla –.

Entremos — dijo Bella — Tengo muchas ganas de saludarla –.

Pasaron al salón. Alice se había puesto una falda color crema con una sencilla camisera blanca, pero estaba preciosa, como siempre. Jasper y Jacob, con trajes oscuros, se pusieron en pie al verla entrar, mirándola admirados.

Feliz cumpleaños, cariño — le deseó Jasper con un fraternal abrazo y un beso en la mejilla — Y que te veamos cumplir al menos cien más –.

Y yo lo secundo — sonrió Jacob adelantándose para besarla también — Estás espectacular, Bells –.

Alice se levantó también para felicitarla.

Espero que esté siendo un día muy especial para ti. Mi veintiún cumpleaños lo fue —le dijo. Miró a Jasper, quien la miró también con la emoción escrita en los ojos.

En el salón estaban también ya algunos compañeros del colegio y el instituto, y estuvo un buen rato siendo saludada y felicitada. Sin embargo, había alguien que seguía faltándole. Se excusó con una vieja amiga y regresó donde estaban Jasper y los hermanos Black.

Jasper, ¿dónde está Edward? —le preguntó.

No sé si podrá venir, cariño — murmuró Jasper. – Ni él mismo tenía idea de dónde diablos estaba –. La pobre Bella parecía desolada, así que improvisó — Me dijo que te dijera feliz cumpleaños y... Oh, no, Bella. No —

La joven no pudo evitarlo. Las lágrimas comenzaron a rodar solas por sus mejillas, y temblaba por la tremenda decepción.

Lo siento... perdonen.. — sollozó.

Alice, ¿te importaría llevarla al estudio? — inquirió Jasper.

Claro que no — murmuró ella rodeándola con el brazo — No llores, Bella, estoy segura de que Edward estaría aquí si hubiera podido... –.

Cuando llegaron al estudio, Bella se dejó caer en el sillón de cuero rojo.

¡Lo odio! — gimió hundiendo el rostro entre sus manos — ¡Lo odio, lo odio, lo odio! –.

Shhh... Lo sé, lo sé — la tranquilizó Alice sonriendo débilmente. Le dio una copa de brandy a la joven, quien tomó un sorbo y contrajo el rostro ante el agrio sabor.

Hace semanas que no lo veo. No me ha llamado ni una sola vez, y tampoco ha venido a verme. Yo no sabía por qué, pero ahora ya lo sé... Me estaba dejando, Alice... Sabe cómo lo quiero, y no quiere hacerme daño, y por eso... –.

Si sirve de algo — la interrumpió Alice mirándola compasiva con sus grandes ojos tristes — Sé cómo te sientes, Bella –.

Perdóname, tú debes estar pasándolo mucho peor que yo — murmuró la joven secándose las lágrimas. La tomó de la mano — Jasper no ha vuelto a salir con nadie, Alice. Sue dice que morirá amándote –.

Y odiándome también — suspiró Alice con una sonrisa amarga — Jasper cree que me acosté con alguien — le confesó — Creyó lo que le dijeron mi padre y uno de sus amigotes, y nunca he conseguido que escuche mi versión. Es muy doloroso que piense que yo sería capaz de hacerle algo así, Bella, cuando no puedo pensar en nadie más que en él –.

Oh, Alice... — murmuró Bella, olvidándose por un momento de su propia desgracia.

Es un hombre tan orgulloso, tan terco, tan cabezota... — masculló Alice rabiosa. Pero al instante alzó la vista hacia ella, y la mirada en sus ojos era la misma mirada triste que Bella conocía — Y, sin embargo, moriría por él –.

Espero que algún día puedan arreglarlo –.

Bueno, a veces puede darse un milagro... supongo — suspiró Alice. Miró a la joven a los ojos — ¿Estás mejor? –.

Bella asintió con la cabeza.

No me importa que Edward se pierda mi fiesta. Puedo pasarlo bien sin él. Después de todo, solo era mi tutor, y ya no lo es, es únicamente un hombre más — se levantó echándose el cabello hacia atrás.

Regresaron al salón. La banda había llegado ya y estaba tocando. Era bastante buena. Tocaron una sucesión de valses de ensueño. Seguidos de viejas canciones country. Bella, decidida a no dejarse llevar por la tristeza en el día de su cumpleaños, bailó todas y cada una de las piezas.

De pronto, ya avanzada la velada, y en medio de una canción lenta que estaba bailando con Jacob, escuchó un murmullo de voces profundas, proveniente del rincón cercano a la puerta del salón. Paró, separándose de Jacob, y miró en aquella dirección. Edward, con la cara y las ropas manchadas de grasa y barro, había llegado, y Jasper, sin levantar la voz, aunque visiblemente ofuscado, parecía estar echándole en cara su tardanza.

En cuanto Bella se acercó a ellos, Jasperse hizo a un lado.

No me lo digas a mí, cuéntaselo a ella, ha pasado un rato horrible al encontrarse con que no habías venido — le espetó a su hermano. Y se alejó hacia el otro extremo de la sala.

Bella, te juro que lo siento — murmuró Edward — Iba conduciendo demasiado rápido, y las ruedas resbalaron sobre una mancha de gasolina que había en la carretera. A pesar de que frené, el coche salió disparado hacia el arcén, y se quedó atascado en un barrizal. Creí que no podría salir... –.

Bella se había puesto lívida. La idea de que podría haber resultado herido o muerto borró en un instante todas sus ridículas sospechas. Se abrazó a él con todas sus fuerzas.

Estás temblando — dijo Edward conmovido. La rodeó con sus brazos y le acarició la espalda suavemente — Estoy bien, cariño, estoy bien –.

Pero la joven lo abrazó aún con más fuerza, conteniendo a duras penas las lágrimas, así que Edward la llevó al estudio, cerrando la puerta tras de sí.

No me hubiera perdido por nada tu fiesta de cumpleaños, Bella — le dijo tomándola por la barbilla.

Lo siento — balbució ella — Siento haber dudado de ti, Edward. Yo... es solo que ha sido una semana muy larga y te he echado tanto, tanto de menos… –.

Pero no pudo seguir hablando, porque Edward la silenció con un delicado beso en los labios, al tiempo que deslizaba algo frío y metálico en su dedo. Cuando se separaron, la joven bajó la vista hacia su mano. ¡Un anillo! Alzó los ojos hacia él, y este vio reflejado en ellos todo el amor que sentía por él.

Te quiero, Bella. Perdóname tú a mí por haber tardado tanto en darme cuenta. Estas últimas semanas también han sido un verdadero infierno para mí. No tienes idea de cuántas veces estuve a punto de ir a tu oficina para raptarte y llevarte conmigo. Pero prometí darte tiempo y he cumplido mi palabra. ¿Querrás casarte conmigo? –.

Claro que quiero, Edward — balbució ella lanzándose de nuevo a sus brazos... y a sus labios.

El beso se fue haciendo cada vez más apasionado, y las manos de el cobrizo apartaron los tirantes de sus hombros, y fueron bajando el corpiño hasta dejar los senos al descubierto. Se inclinó sobre ella y tomó uno en su boca.

Bella se estremeció al sentirlo, y le acunó la cabeza besándole el cabello y murmurándole que lo amaba.

Edward deslizó un brazo por detrás de la joven para alcanzar la cremallera del vestido, y tiró de ella hacia abajo hasta que la prenda cayó, y pronto tuvo a la joven sobre la alfombra, desnuda a excepción de las medias y las braguitas, con él colocado sobre ella.

Bella... ¿y si hiciéramos el amor aquí mismo?, ¿ahora? — murmuró acariciándola.

¿Y si entra alguien? — repuso ella sin aliento.

Cerré con pestillo al entrar — confesó él con una sonrisa pícara — Pero si quieres también podríamos subir a mi habitación. Ni siquiera Jasper nos molestaría allí... –.

¿Y los invitados? –.

No nos echarán de menos, lo están pasando muy bien. Oh, Dios, Bella... Quiero pasar a tu lado el resto de mi vida — alzó la cabeza un momento para mirarla — Nunca había imaginado lo maravilloso que podía llegar a ser pertenecer a alguien, poder formar mi propia familia... — le acarició delicadamente los senos — Tú me completas –.

Oh, Edward, yo siento lo mismo por ti... — murmuró ella besándolo con ternura — ¿No se enfadará Jasper si subimos arriba y...? –.

¿Dónde está tu sentido de la aventura? Mañana tendremos un papel que dirá que somos marido y mujer, pero yo no necesito eso para sentirme más unido a ti de lo que ya me siento Bella, y te deseo tanto... –.

Yo también a ti, Edward... — murmuró ella besándolo de nuevo.

Tras ponerse otra vez el vestido, salieron por la puerta trasera del estudio, pasaron por la habitación de invitados, y subieron sigilosamente las escaleras. Sin embargo, justo cuando torcían la esquina del pasillo que llevaba al dormitorio de Edward, se encontraron a Jasper bloqueando la puerta.

¿Se retiran tan pronto? — Inquirió frunciendo los labios con malicia — La noche aún es joven, y la fiesta está en todo su apogeo –.

Edward carraspeó.

Íbamos a... –.

... charlar — improvisó Bella. Jasper enarcó una ceja.

A... «¿charlar?» ¿Así lo llaman ahora? –.

Está bien — murmuró Edward impaciente — Estoy enamorado de Bella, y vamos a casarnos mañana mismo. Tengo la licencia de matrimonio en el bolsillo –.

Y me ha comprado un anillo — dijo Bella mostrándoselo para corroborar sus palabras.

¡Vaya!, pues felicidades — contestó Jasper con una sonrisa — No podía sentirme más feliz por ustedes. Y debo decir que ya era hora, me estaban volviendo loco con sus discusiones –.

Gracias, hermano — dijo Edward.

Vas a ser un cuñado estupendo — intervino de nuevo Bella.

El mejor — añadió Edward. Jasper sonrió burlón.

No les servirá de nada adularme — les dijo — No voy a dejarlos entrar –.

¡Oh, venga, Jasper! — le espetó Edward con fastidio.

Si se van a casar mañana, ¿qué son veinticuatro horas? — Continuó Jasper divertido — Mañana pueden tener su luna de miel, como Dios manda, en tu apartamento de Houston –.

Edward miró a Bella y, al ver a la joven encogerse de hombros, se rindió, dejándola en el suelo con un suspiro.

En fin, supongo que no nos queda más remedio que esperar a mañana. Jasper es capaz de quedarse aquí de pie hasta echar raíces... –.

Puedes jurarlo — aseguró su hermano entre las risas de Bella.

Bajemos — le dijo Edward ofreciéndole su brazo — Bailaremos hasta el amanecer y luego cantaremos juntos esa horrible canción de taberna que te enseñó Jasper –.

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La noche siguiente, estaban en el ático de Edward, acurrucados juntos en la enorme cama, satisfecho al fin su deseo.

Pobre Jasper — murmuró Edward pensativo mientras acariciaba distraídamente la nuca de Bella — Amar de ese modo a alguien y no tener ni un recuerdo al que aferrarse –.

¿Qué quieres decir? — inquirió la joven apoyándose en el codo y enredando los dedos en el vello de su pecho.

Jasper no llegó a hacer el amor con Alice — le explicó él — Y desde que rompiera su compromiso no ha tenido ningún romance, así que desde que conoció a Alice no ha vuelto a hacerlo con nadie — añadió. Al ver la extrañeza en el rostro de ella apuntó — No es tan increíble, Bella. Yo tampoco he podido volver a tocar a ninguna otra mujer desde la primera vez que te besé –.

Eso es muy romántico — susurró ella, temblando al sentir cómo su mano le acariciaba los senos y se deslizaba hacia el estómago para detenerse en los muslos.

Bella — murmuró Edward besándola — ¿Te he hecho mucho daño; te molestaría si hiciéramos el amor de nuevo? –.

Ella se sonrojó al recordar esa primera vez. Edward la había tratado con exquisita delicadeza, poniendo freno a su propia e imperiosa necesidad para excitarla una y otra vez hasta lograr que el apetito feroz que despertó en ella minimizara el dolor.

Estoy perfectamente, Edward — le dijo mirándolo con adoración — No podías haberlo hecho con más cuidado –.

Comenzaron a besarse de nuevo, y tras un breve pero ardoroso intercambio de caricias, Bella sintió a Edward acomodarse otra vez dentro de ella. Aquella vez, sin embargo, Edward no tuvo piedad, y la incitó hasta que la tuvo gimiendo entre sus brazos de irrefrenable deseo, rogándole que le diera lo que ansiaba. Y así lo hizo él, estableciendo un ritmo enloquecedor que los llevó a los dos a una nueva dimensión de placer, más allá incluso de la experiencia de él.

Al cabo de unos minutos, Edward la acunaba contra su cuerpo sudoroso, temblando aún por la excitación mientras la acariciaba. Bella hacía una aventura del sexo, una expresión exquisita del amor que se tenían. Nunca antes había sentido nada parecido con otra mujer, y así se lo dijo en un susurro.

— Yo no tengo con quien compararte — dijo ella sonriendo — Pero en una escala del uno al diez, te daría un veinte –.

Edward se rio suavemente y cerró los ojos, suspirando satisfecho al sentir cómo ella se acurrucaba contra él.

— Bella, ¿qué te parecería la idea de irnos a vivir a Dempsey? –

— ¿Quieres decir en esa enorme casa victoriana que comprasteis el año pasado? Pensé que ibais a utilizarla para oficinas –.

— Sí, la verdad es que en principio esa era la idea, pero... ¿no te gustaría que fuera nuestro hogar? Para Jasper sería un infierno que le restregáramos cada día nuestra felicidad por la cara –.

— Me encantará vivir en Dempsey, Edward. Mi hogar está donde estés tú –.

Edward la miró amorosamente y tiró de la sábana para taparlos a ambos.

— Te amo, Bella — le dijo con voz soñolienta — Y yo a ti, Edward — contestó ella.

Le pasó un brazo por el tórax y suspiró feliz. Estaban en primavera, y pronto los pastos se alfombrarían de flores silvestres. Cerró los ojos y se imaginó sentada en la hierba, apoyada en el hombro de Edward, y a varios niños correteando y riendo a su alrededor.

FIN

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Lo sé… No tengo perdón… En mi defensa diré que la escuela en verdad es esclavizarte… Y aquellas que están en la Universidad me entenderán mejor…

Una enorme disculpa chicas… En verdad me fue imposible actualizar hasta hoy…

Y si este es el final… No me comprometo a comenzar pronto con la historia de Jasper y Alice porque la verdad no sé si tendré tiempo… Pero de que la adapto… La adapto..

Gracias a todas ustedes que me tuvieron enorme paciencia..

Espero que el final sea de su agrado..

Nos veremos en la próxima!

Besos!

FaBii