-Oi, Gokudera.

-¿Qué quieres, friki del baseball?

-Te amo.

Desvía la mirada, con las mejillas arreboladas.

-Y yo… a ti.


Hard-Love/Boy

NIVEL 8: Te amo + Epilogo


El sol iniciaba su trazado diario de este a oeste, levantando en su camino no solo a la tranquila Namimori, sino al resto de Japón y demás países a los que les tocara ver sus rayos extenderse en la escena de asfalto y / o naturaleza. Los alumnos que iban a clases, encaminados con largos bostezos, tostadas en la boca y pláticas avivadas con compañeros a los que encontraban en el trayecto, al igual que el mundo, seguían un horario monótono pero colorido de vida, de tropiezos y atinos.

Esa mañana era especialmente radiante para un puñado de jóvenes, cuyas sonrisas los delataban descaradamente. Sus pies cruzaban la ciudad sin tomar en cuenta el tiempo, las cuadras o las calles, nada importaba después de lo que hacía unos días, habían vivido. Solo querían disfrutar del presente y la felicidad que sentían, junto a aquella persona que hacía que sus corazones latieran con intensidad, que los hacían sentir realmente vivos con el amor fluyendo por todo su cuerpo a través de su torrente sanguíneo, excitando cada célula, expandiendo sus pupilas de pura dicha, y contrayendo sus labios como pucheritos necesitados de mimos que exigían un beso.

Una risa despreocupada hizo sonrojar a un hermoso joven de piel clara y cabellos platas, en un reducido grupo compuesto por él, el idiota que lo abrazaba y otros tres más.

-Por eso te dije que no tomaras mucho café anoche. –Dijo alegre.

-¡Fue tu culpa! –Le recriminó apretando los puños, ladeando el rostro para encarar a aquel que rodeando con sus brazos su cintura, seguía sonriendo pese a al carácter malhumorado al que se enfrentaba.

-Claro que no.

-Claro que sí. ¡Empezaste a manosearme y me obligaste a…! –describió una serie de cuestiones que hizo voltear a más de un transeúnte sonrojado por la conversación tan "despreocupada" que parecían tener la joven pareja, sobre asuntos de intimidad- ¡Si te hubieras estado quieto, hubiéramos terminado la tarea temprano y no hubiera tenido que beberme cuatro litros de café y sufrir de insomnio!

-No vas a negarme que te gusto. –Respondió en su defensa con una mirada traviesa Yamamoto.

-¡Ya cállense! –Protestaron en contra de su pelea de enamorados Ryohei, Tsuna y Hibari.- ¡Dejen de hablar de pan frente de los hambrientos!

-¿Pan? –Ladeo el rostro sin entender a lo que se referían sus amigos, el Guardián de la Lluvia.

Era cierto que la vida amorosa de todos los presentes iba viento en popa, aunque más de uno se negara a aceptarlo abiertamente por orgullo, vergüenza, terquedad o solo por costumbre, pero la luz que emitía su joven corazón enamorado, era muy diferente a tener a la persona amada a su lado, cosa de la que solo podía presumir Gokudera, y si bien no era del tipo que alardeara de ello, no así lo era Yamamoto, quien era un chicle romántico y rosa que no se despegaba de esa persona a la que por un momento creyó perder.

-Lo siento, Decimo. –Dijo Gokudera.

Entre Tsuna y Gokudera, una grieta quizás insoldable o que sanaría solo al pasar del tiempo y la caída de la madurez, y con ello la posibilidad de dejar todo como "tropiezos adolescentes", dificultaba su comunicación, aunque ambos intentaban por el bien de sus respectivos puestos dentro de Vongola, establecer al menos un fantasma de lo que fuera antes el lazo del Guardián de la Tormenta y Mano Derecha del Decimo Vongola, y el Decimo Vongola.

Tsuna negó bajando la cabeza.

La tensión generada por esa simple disculpa y el contexto en que se generó, opacó la nube de felicidad en la que todos estaban montados.

-Me extrañas tanto cuando no estoy a tu lado, que tus ojos se ponen llorosos ¿eh?

Repentinamente la tensión fue cortada por la voz juguetona y seductora de Mukuro, que apareció casi de la nada, tomando el mentón de Tsuna y depositando en sus labios un tierno beso, preludio de un sentimiento de acaparamiento, amor y pasión que iba conociendo el joven capo, despacio, a pequeños tragos que el Guardián de la Niebla le vertía para enloquecerlo poco a poco, para ir quitando de su corazón todo rastro de lluvia y envolverlo locamente en la niebla.

Tsuna se quedó de piedra, con las mejillas arreboladas, que indicaron a Mukuro que iba por muy buen camino.

-¡No digas tonterías! –Pronunció finalmente un avergonzado pelicaoba que apresuró el paso hacía la escuela, en tanto las miradas divertidas de todos los seguían.

-¡Ah! –Mukuro se quedó de pie frente a todos, con una mano en la frente, haciendo sombra al ojo que le quedaba y a la cuenca vacía cubierta por un parche negro- Soy sencillamente irresistible para él.

-Más te vale que lo seas, o perderás tu puesto de Guardián. –Una voz pesada los hizo girarse para dar con el Jefe Varia, que cruzado de brazos, se recargaba en la pared con los ojos cerrados.- Ya no tienes tu "ojo especial" –dijo con sorna- así que no podemos asegurar que tus ilusiones sigan siendo los suficientemente fuertes como para mantenerte el puesto ¿cierto? Así que gánate pronto su trasero y sonsácalo con sexo.

Con una gotita en la sien, mentalmente todos asintieron, aunque no precisamente con las mismas palabras de Xanxus, que abrió los ojos y apuñaló con la mirada de un cazador, la espalda de cierto boxeador que estaba aprendiendo a las malas que "una retirada estratégica" a veces era mucho más útil que lanzarse a lo bruto hacía delante siempre, sobre todo cuando tenía a semejante bestia –Xanxus- apuntando a su culo.

-Cuando una presa se separa de la manada, es más fácil que sea cazada. –Soltó burlón.

Las palabras, casi amenaza, del Jefe Varia, hicieron que una corriente eléctrica de pavor, le erizara la piel a Ryohei, que detuvo su huída.

-¿Sabes? Sería mejor para ti dejar de jugar a la víctima, y entregarte pacíficamente. –Se acercó a Ryohei, abriéndose paso entre los presentes, hasta alcanzar su trasero y apretárselo. Le tomó de la cintura con una mano y lo obligó a pegar su espalda a su fuerte pecho, agarrando con la otra mano una de las muñecas de Ryohei, que tan aterrado estaba, que ni siquiera tuvo oportunidad de resistirse y solo pudo emitir un subido de tono, gemidito, cuando Xanxus bajó la mano que tenía en su cintura a su entrepierna, y le mordió el cuello dejándole una marca de: "Prohibido el paso. Propiedad de Xanxus".

-¡Dejen de comer pan frente a los hambrientos! –Gritaron ahora Mukuro, Gokudera y Yamamoto. Hibari solo desvió la mirada con los brazos cruzados, y Tsuna… ya estaba demasiado lejos para saber lo que pasaba.

-Eso se ve bien. –Dijo otro aparecido, otro capo de cabellos rubios que abrazó despreocupadamente a cierto Presidente del Comité de Disciplina, sin tomar en cuenta las posibles consecuencias. – Nee, Kyouya ¿quieres intentar…? –la sonrisa del capo fue borrada por un alargado fierro llamado tonfa, que le reestructuró el rostro… nuevamente.

Una mañana cálida. Un nuevo día. Una nueva vida para esos ocho, con un happy end que estuvo por transformarse en tragedia.

*Flash Back*


Escuela

Dojo

Gokudera cayó al suelo con un seco golpe que retumbó en el cerebro, corazón y alma de Yamamoto.

-…reclamo tu amor, Yamamoto.- Las palabras de Tsuna llegaron lejanas.


Escuela

Gimnasio

La pelea es detenida en seco, por Mukuro.

Hibari siente que su cuerpo se congela, no responde a sus órdenes de seguir vapuleando a la piña idiota que está debajo de él. Prieta los dientes, le grita a su cuerpo que se mueva, pero no hay respuesta. En los labios de Mukuro, una sonrisa derrotada se dibuja… para mala suerte Hibari, la razón no es su victoria.

-Ha terminado. –Dice Mukuro con un hilo de voz, cubriéndose los ojos con el brazo- Ha terminado. –Repite, y una lágrima corre por su mejilla roja, encendida por los golpes.

Hibari no necesita tiempo para analizar cómo debe reaccionar. Un torbellino de pétalos de sakura los rodean, y la escena del gimnasio se difumina, formando tatami a tatami, tabla a tabla, el dojo y los daños que ha recibido con la respectiva batalla que se ha gestado dentro de sí.


Café-Cosplay

Ryohei estaba por averiguar que las mesas móviles de servicio, servían para algo más que llevar alimentos a las habitaciones de aquel extraño lugar. Tenía el trasero apoyado sobre una de las ya dichas mesitas, con los pies abiertos por las fuertes manos del Jefe Varia, que obedeciendo a su regla de "capricho que sientas, rey eres", tras el dichoso contraataque de su presa, decidió servirse en caliente al boxeador que horrorizado, buscaba desesperadamente una manera de librarse y evitar que su sello fuera roto.

-Quieto. –El tono ocupado por Xanxus, congeló de punta a punta a Ryohei. La mirada lujuriosa y hambrienta del Jefe Varia, era concluyente: "Aquí, ahora, serás mío. De ti depende que sea doloroso o placentero".

Ryohei tragó en seco, preparándose para lo que parecía inevitable. Su virginidad, como persona real sería arrebatada por ese macho… y lo que le sorprendía, es que aunque lógicamente tenía que sentir repudio hacía la sola idea… había una parte excitante que en el fondo de su conciencia le hacía preguntarse si era una clase de masoquista gay al extremo.


Escuela

Dojo

Ni siquiera noté el momento en que, en un llamativo torbellino rosado de pétalos de sakura, Mukuro y Hibari, Dino y su látigo, y Xanxus apunto de violar a Ryohei, aparecieron en el extremo contrario del dojo. Mis sentidos se encontraban en un stand by en el que toda percepción se sentía lejana, fría, ajena. Me encontraba en mi cuerpo como si fuera el de alguien más, un tercero disfrazado de Yamamoto Takeshi, disfrutando del drama con un bote de palomitas y el trasero al borde del asiento, aferrándose al recarga brazos, ansioso por saber que ocurrirá a continuación. Hubiera dado lo que fuera para ser ese espectador en verdad, sin embargo, el piquete directo en el corazón, que empalaba mis sentimientos y los sacudía, me jalaba a la realidad. El veneno inyectado por un insecto desconocido, trajeado de muerte, a su paso, se extendía a través de las células de mi cuerpo, hinchándolas en agonía hasta hacerlas explotar, causando una reacción en cadena que arremetía contra las siguientes, enfermándolas. El dolor consecuencia de la epidemia de sufrimiento, comenzó en una adormecida parte de mi conciencia, y se propagó como las lenguas de fuego consumen un bosque saqueado por la sequia.

-Goku… -Extendí la mano para tocarlo. Me detuve a medio camino y contraje el brazo.

Era imposible ¡totalmente imposible! Simplemente: ¡No puedes morir sin escucharme decirte que te amo! Es… injusto.

Una lágrima resbaló de mis ojos, por mis mejillas, hacía el suelo… después de eso, es fue confuso. Tal cual si hubieran metido la realidad en una botella, y la hubieran agitado, revolviendo los fragmentos, conectando una escena con otra en historias alternas e incoherentes.

Era de mañana cuando despertaron los ocho en el suelo de los salones Asher. La cabeza les giraba, el cuerpo entero les pesaba una tonelada y más de uno devolvió el estomago antes de siquiera lograr incorporarse.

¿Qué había pasado?

Mukuro intentó buscar una explicación lógica en el mar de irracionalidad de su propia ilusión: ¿cómo es que al volver, Gokudera estaba vivo? ¿Qué detuvo la máxima ilusión? A cada pregunta que surgía, una atropellando a la anterior, amontonándose, solo parecía haber una respuesta y se encontraba en el pecho de cada uno de los presentes. Se sintió tan patético al pensar que un sentimiento como el amor, tan sublime como trillado, pudo vencer su máxima ilusión, que no se atrevió a decirle a los demás su no comprobada pero acertada teoría, dejando todo en un: "¿no les gustó la broma?" que casi lo envió al hospital, pero que a la vez le valió la llave de una pequeña puerta de esperanza en el corazón de cierta personita por quien fue capaz de arriesgarlo todo.

Al ver como Yamamoto se aferraba a un sonrojado Gokudera, llorando a moco tendido, diciéndole que lo amaba, que lo amaba como nunca había amado ni amaría a nadie más, olvidando por completo el posible rencor que pudiera albergar contra Mukuro… o Tsuna, guardando solo el agradecimiento por abrirle los ojos, el joven Decimo Vongola, supo que esa persona no era la destinada para él, y que por la felicidad de ambos debía girar la vista hacía la piña que era "picoteada hasta la muerte"… no como el premio de consolación, sino como una segunda oportunidad para todos.


*Fin Flash Back*

Esa experiencia, aunque traumática, les enseño que la vida era demasiado corta como para andarse con rodeos… en especial cuando se trata del amor. Un aprendizaje a la mala, que quedaría grabado a fuego en sus vidas con una imagen desbastadora relacionada con el Guardián de la Lluvia y su corazón destruido.

Con lo que respecta a Hibari y Ryohei ¿qué podemos decir? Ninguno de los dos aceptaría tan fácilmente y/o abiertamente sus sentimientos, aunque todos sabemos que al final la confusión que reinó por momentos en el corazón del Guardián de la Nube se disipó por completo exitosamente y lo dejo ver que Dino era mucho más que un idiota… era SU idiota; y con lo que respecta a Ryohei… Xanxus tiene sus buenos métodos persuasorios para "convencerlo" efectivamente sobre sus sentimientos, aunque el Guardián del Sol lo que más teme, es que en el momento que acepte que Xanxus es mucho más que el jefe Varia para él, no pueda ponerse en pie, o siquiera sentarse en mucho, mucho tiempo.

En resumen, podríamos decir que a corto, a mediano o largo plazo, todos alcanzaron esa dulce y tierna felicidad, a veces amarga, llamada amor.


Epilogo

Una forma rápida de describir a la mansión Varia justo ahora: caos.

De buenas a primeras, tras desaparecer sin decir más que un vago y extraño: "Voy a violar al Guardián del Sol", el Jefe regresó con una orden, o más bien un capricho que puso patas arriba el lugar:

-¡Muevan sus traseros! Quiero la base principal mudada a Namimori para mañana mismo.

La respuesta de la voz de la razón –una princesa histérica de cabellos largos y blancos-: "¡¿Tiene mierda en la cabeza?"

Y en lo que Squalo buscaba la respuesta a su propia pregunta, arreando de un lado a otro cientos de subordinados que sufrían por el capricho de su jefe, y el consecuente coraje del segundo al mando, descargado en ellos, Xanxus se metió en sus habitaciones sirviéndose una rebosante copa de vino. Caminó hacía su cama, dio un trago largo vaciando la copa y la dejó en la mesa de noche, cayendo sobre el colchón de espaldas.

-¿Todo salió bien? –Una voz infantil preguntó desde las sombras.

-Si. –Respondía cerrando los ojos, arrastrando las letras.

-inesperadamente el Jefe Varia tiene un buen corazón. –Afirmó la vocecita divertida.

Xanxus se carcajeo ruidosamente.

-Solo estaba aburrido.

-Ya. Claro. –Sonrío de medio lado.

-¿Y tú qué me dices, Reborn?

-También estaba aburrido… -se acomodó el sombrero con la punta del dedo índice, cruzando las piernas, sentado en una de las lujosas sillas de la habitación en penumbras.- Aburrido de ver cuán inexpertos eran en el amor, y como profesor del Decimo Vongola, es mi deber instruirlo en todos los ámbitos posibles a él y su familia.

-Vaya profesor…

-Pero saliste beneficiado ¿no es así?

-¿Cómo lo supiste? –Ignoró la pregunta de Reborn, lanzando una propia.

-¿Qué te interesaba Ryohei? –Leo bajó de su sombrero por su hombro hasta su regazo, donde fue mimado por las pequeñas manos del Arcobaleno- Tu mirada de cazador me lo dijo todo en cuanto posaste tus ojos en él la primera vez.

Su charla quedó ahí. Xanxus estaba tan cansado por primera vez en su vida, que el sueño le venció antes de que se diera cuenta. Lidiar con el amor y con intentar hacer suya a esa persona especial, requería más fuerza física y mental, de la que hubiera imaginado. Frente a él, un reto aun más grande que el de ganarse la herencia Vongola, comenzaba… un reto excitante y satisfactorio.


Notas de la autora:

De verdad, mil disculpas por el mega-retraso de nuevo. Juro que una serie de eventos desafortunados, me hicieron llegar a creer que no era mi destino llegar a sacar el final de este FF –su lap murió, su pc murió, perdió su celular donde tenía el resguardo del fic, problemas de salud, choques, etc.-. Afortunadamente, hemos llegado al final, un capitulo antes de lo que pensé.

Quiero agradecer a todos y cada uno de quienes se han tomado el tiempo de seguir esta historia –reiterando mis disculpas-, y en especial a quienes se han molestado en dejarme sus comentarios, que son para mí la gasolina de mi motorcito escritor.

Espero que esta historia haya sido de su agrado, y a partir de ahora, firmo con puñito de gato que no volveré a publicar ningún FF, si no está previamente terminado para evitar los retrasos como los que hubo con este FF. Que por cierto, terminando "Querido diario", empezare a publicar otro FF que ya tengo finalizado, igual de la 8059, ahora metiéndome al mundo de los vampiros.

De nuevo, mil gracias por todo su apoyo.

8059 4ever