Summary:

Ella tenía que pagar una deuda para salvar sus vidas. - No entiendo – dije confundida. - Es fácil bella él quiere pasar una noche contigo – dijo con tranquilidad.


A donde lo llevo señor – pregunto Patrick mi chofer.

Llévame a casa de Black – dije molesto.

Patrick me miro por el retrovisor – otra vez está endeudado? – pregunto.

Me temo que si – respondí – y estas vez esta hasta el cuello – dije preocupado.

Le preocupa ese tipo – pregunto.

No, es una rata, pero sé que está casado y la próxima vez que lo visiten los acreedores, no serán muy amables – respondí.

Entiendo – dijo mientras encendía el motor y comenzaba a conducir.

Estaba pensando claramente en una manera de explicarle a Black que si no pagaba, terminaría en el hospital, pero estaba seguro de que no comprendería, era un tipo estúpido e impulsivo, no reparaba en las apuestas, ni le importaba endeudarse.

Era trágico ver a las personas en esa situación, arruinando su vida por el simple gusto de apostar, pero sin ellos tal vez no tendría un trabajo.

Yo fungía como intermediario entre los máximos prestamistas y los deudores, mis honorarios eran muy buenos y me había permitido poseer una fortuna en varios años, podía retirarme tranquilamente a mis 35 años, pero prefería mantenerme ocupado y pensar menos en la soledad.

Mis padres murieron cuando tenía 17 años y no tenia hermanos, ni primos o una tía solterona, estaba solo y no era algo que me molestara demasiado, tal vez por que estaba demasiado acostumbrado; mujeres… podía tener las que quisiera, en el ámbito en que me movía eran tan fácil como tronar los dedos, pero en el fondo no era una de mis prioridades, solo una distracción de vez en cuando.

Hemos llegado señor – me informo.

Espera aquí, no tardare mucho – el solo asintió.

Si señor – dijo.

Baje y camine por el pequeño patio, debía reconocer que no era un lugar del todo feo, tal vez demasiado pequeño, al llegar a la puerta toque firmemente pero nadie contesto, si esa rata creía que se podía escapar de mi estaba muy equivocado, así que volví a tocar esta vez hizo zumbar la puerta.

Demonios, va! – gritaron desde adentro.

Solo pasaron un par de segundos antes de que un furioso Black abriera la puerta solo con unos pants puestos.

Edward, hermano – la expresión de su rostro cambio a miedo en un segundo.

No le dije nada, simplemente pase, la pequeña casa estaba muy bien decorada, eche un vistazo alrededor, estaba seguro de lo que estaba haciendo hacia apenas unos momentos, pero no encontré rastro de ninguna mujer.

Pasa, quieres sentarte o tomar algo – dijo nervioso.

Sabes muy bien a que he venido – dije serio.

Oh, sí hermano… 25 de los grandes – dijo como si nada.

Exacto y espero que los tengas – avenue.

Yo, veras, ahora estoy atravesando un momento muy… en realidad, yo…

No tienes el dinero – dije con serenidad.

No, solo necesito tiempo – explico.

Sonreí – sabes qué tiempo es lo que no tienes – le recordé.

Agarro su cabello con fuerza – esta… esta es la última visita antes de que ellos vengan – pregunto.

Me temo que si – le asegure.

Se dejo caer sobre el sillón enterrando sus manos en su rostro, en ese momento una rubia de bote apareció en la sala, vestía unos vaqueros ajustados y un trozo de tela al que ni siquiera se le podía llamar blusa.

Qué demonios quieres – grito Black.

Necesito dinero para volver a casa – dijo furiosa.

A sí que no era su esposa, además de ser una rata, era un traidor.

Black saco un par de billetes de su bolsillo y se los tendió – te llamare después – le dijo.

De acuerdo – esta salió, pero antes me guiño un ojo.

Que mujer tan… olvidémoslo – comente – hablemos de lo que me trajo aquí – recordé.

No tengo esa cantidad en este momento – dijo seguro.

Tal vez… debiste pensarlo antes de endeudarte con el juego – negó.

No, fue simple mala suerte, me repondré pronto – aseguro.

Enarque una ceja, hubiese dicho algo si el teléfono no hubiese sonado en ese momento.

Ahora vuelvo, tal vez sea dinero – intento bromear.

Eso espero – dije serio.

Me senté un momento sobre el sillón, las cosas no serian fáciles con este tipo, ni siquiera en su situación cedía, tendría que pagar las consecuencias.

El pestillo de la puerta se abrió y me puse de pie para ver quién era, mis ojos se ensancharon al ver a la mujer que cruzo el umbral, era preciosa y exquisita a simple vista, tenía una larga cabellera castaña que le llegaba a media espalda, su piel era pálida y cremosa a la vez, parecía seda, sus ojos chocolate me miraron de forma interrogativa mientras caminaba hacia dentro, pero tuve que apartar la mirada para deleitarme en ese maravilloso cuerpo que poseía, aun enfundada en ese discreto traje sastre, se podían notar sus suaves curvas y sus pechos generosos, era un completo delirio terrenal.

Hola buenas tardes – dijo amablemente.

Buenas tardes – respondí al instante.

Está buscando a alguien – pregunto confundida.

Eh, estaba hablando aquí con el señor Black – le informe – soy Edward cullen – me presente.

Mucho gusto señor cullen, soy Isabella Swan – me tendió la mano y no dude ni un segundo en aceptarla, dios su piel era tan suave al tacto que me costó mucho trabajo soltarla.

Emm… veré que hizo mi esposo – dijo nerviosa.

Gruñí internamente, no podía ser posible que una mujer tan exquisita y hermosa, fuera la esposa de un imbécil como Jacob Black, no peor aún, que el fuese tan estúpido como para engañarla, con tan solo imaginar su piel tersa y desnuda, sentía una oleada de deseo que no había experimentado en mucho tiempo.

No, fue a contestar una llamada – explique – que tal si me hace un poco de compañía – le pedí.

Ella sonrió cálidamente, contagiándome su sonrisa – de acuerdo señor cullen – dijo mientras se sentaba en el sillón.

Puedes llamarme Edward – le pedí.

De acuerdo y tú puedes llamarme bella – explico.

Un nombre hermoso, para una hermosa dama – comente.

Como si no pudiese ser mejor, un intenso tono rosa se extendió por sus mejillas, dándole un aspecto encañador, esta mujer era sumamente excitante, de una forma dulce y tentadora.

Gracias – dijo tímidamente.

Black volvió a la sala más nervioso que de costumbre.

Bella, mira el es el señor Edward cullen – ni siquiera le dio un beso de bienvenida, solo se desparramo sobre el sillón.

Ya nos hemos presentado – intervine.

Oh, de acuerdo, ahora déjanos solos – dijo el muy patán.

Bella agacho un poco la mirada y se puso de pie, yo hice lo mismo al instante en un gesto de caballerosidad, sonriéndole.

Fue un placer conocerla – dije con toda sinceridad.

El placer fue mío – sonrió levemente y salió de la sala.

Le dedique una mirada fulminante a Black, como se atrevía a tratar a esa bella creatura de esa forma y más si era su esposa.

Muy guapa he? – dijo sonriendo.

Mas que guapa, es… hermosa de un modo muy enigmático – conteste.

Algo brillo en la mirada de Black.

Te gusto – aunque me incomodo su pregunta la respondí.

Un hombre tendría que ser ciego para no sentirse atraído – conteste.

Se acomodo en su lugar – tal vez… si, ella fuera a visitarte, es decir, esta noche por ejemplo… podrías concederme más tiempo para pagar mi deuda – enarque una ceja.

Si creía que Black era un ser inmundo, ahora comprobaba a que grado.

Me estas ofreciendo a tu esposa – dije divertido.

Si, si tú quieres – dijo ilusionado.

Lo pensé un momento, que pecado estaría pagando aquella hermosa mujer al haberse casado con este imbécil, si ella conociera la pasión en un verdadero hombre, podría darse cuenta del error que cometía al permanecer alado de un hombre como este, sé que no tenía derecho a ponerla en esa posición, pero le enseñaría lo que es un verdadero hombre.

Y que crees que pensara ella – pregunte.

Oh, por eso no te preocupes, la convenceré – dijo rápidamente.

Me puse de pie – si tu consigue eso, tu deuda esta saldada – le asegure.

Su sonrisa se ensancho – tenemos un trato – dijo tendiendo la mano.

La espero esta noche en mi pent-house, a las 8, si no llega, espera a los acreedores aquí mañana – le advertí.

Sonrió nervioso – no hay problema, ahí estará – me di la vuelta y Salí.

Gracias – lo escuche gritar.

Sonreí con ironía, me agradecía lo que estaba haciendo, no tenía idea de que el único que estaba perdiendo en este trato era él, era un ciego al no darse cuenta de la mujer que estaba ahí dentro, era hermosa y sencilla, nunca había pensado en compromisos largos o matrimonio, pero ella era esa clase de mujer que te hacía dudar sobre la soledad, seria hermoso despertar cada mañana con esa mujer entre mis brazos…

Basta – murmure, al darme cuenta de mi estado de excitación.

Camine hacia el auto y Patrick me abrió la puerta – todo bien señor – pregunto.

Si muy bien – sonreí.

Entre y el hizo lo mismo después, comenzó a conducir – a donde lo llevo – pregunto.

Llévame a casa y después iras al supermercado por un encargo – le informe.

Cuando llego al edificio le informe lo que tenía que comprar y le di dinero – tendrá una cena – pregunto.

Si, una muy especial, no olvides el vino y las fresas – le recalque.

No se preocupe señor – aseguro mientras se iba.

Tendría una hermosa cena preparada para recibir a mi invitada, sentía la necesidad de sorprenderla y tratarla como realmente lo merecía, podía imaginar el trato inadecuado que le daba el tal Black, pero esta noche se olvidaría de él.

Estaba tratando de analizar su reacción sobre todo esto, sabía que ella no vendría aquí con una sonrisa, eso lo había notado desde aquel momento, pero me ganaría su confianza poco a poco, no me interesaba llevármela a la cama aunque lo deseaba con locura, solo quería ver atreves de esa mujer que tanto me había sorprendido.

Me recosté un rato y cuando Patrick regreso, me puse a cocinar una pasta italiana con queso y de postre un coctel de fresas con crema y chocolate, esperando complacer el paladar de mi invitada.

Recibí una llamada y conteste rápidamente.

Hola – conteste.

Hola bombón, como estas – se escucho una voz femenina.

Quien habla? – pregunte.

Soy yo, Pamela – dijo.

Intente recordar ese nombre pero no significaba nada para mí – disculpa, no te recuerdo – comente.

De acuerdo, que tal si te refresco la memoria esta noche, puedes venir a mi casa y…

Lo siento, estoy ocupado – me disculpe.

Mmm, y que tal mañana? – insistió.

Suspire – no estoy en la ciudad y no sé cuando volveré – mentí.

Oh, de acuerdo, podemos vernos después, soy la chica del casino, rubia, delgada, piernas largas… - comenzó a describirse y la recordé.

Ya te recuerdo – le dije – yo te llamo – respondí.

Te esperare ansiosa – dijo con voz sensual antes de colgar.

Comencé a reírme, ya recordaba a esa chica, muy sensual, habíamos coqueteado un poco el otro día en uno de los casinos en los que trabajaba, pero ni por asomo pensé en llevármela a la cama, ya estaba harto de lo mismo, iba en busca de algo más.

Otra llamada entro y jure que si era ella, esta vez le hablaría claramente.

Hola – conteste.

Hermano soy yo Jacob Black – mi semblante se puso serio.

Que pasa – pregunte.

Oh, nada, solamente quería decirte que bella estará ahí a las 8 – comento.

De acuerdo – dije y colgué.

No sabía que artimañas habría usado Black para convencer a su esposa, pero no me importaba en absoluto, lo único importante era lo que nos esperaba a ella y a mí.


Ola niiñas aki con mas ideas locas!

historia corta, aun no se cuantos capiitulos!

dejen sus reviews haber que tal les parece!

miles de besos!

las kiero!