Hola! :D Esta vez les traigo una historia bastante corta, que sólo tendrá siete capítulos como máximo. Les advierto que será bastante triste y meláncolica, y de paso les digo que este capítulo contendrá un tema bastante delicado: La Anorexia, así que a quién no le agrade este tema o este tipo de fanfics, mejor absténgase de leer.
Sin más que decir les dejo el Primer Capítulo, que será narrado por Courtney.
Autorretrato: Crónicas de una anoréxica
Courtney
.
.
.
Me miro en el espejo por décima vez antes de salir de casa. Estos 47 kilos con 1.63 metros de altura me sientan genial. Me sonrío como una persona satisfecha consigo misma haría, tomo mi bolso y mi celular y salgo apresurada. Se me ha hecho tarde de nuevo.
Cruzo la calle, cuidando que la gente que me observa curiosa no descubra mi secreto. Llevo unos jeans entubados y ajustados con una blusa suelta y colorida. Tardé horas en disimular perfectamente mis ojeras con maquillaje y resalté mis pómulos con rubor. Sé que con esta ropa es difícil que la gente me descubra, ya que si hubiese usado una blusa más pegada al cuerpo, probablemente hubieran podido contar mis costillas.
Pero, ¿qué importa? Estoy feliz conmigo misma y nada ni nadie me podrá cambiar.
Doblo a la derecha en una esquina e ingreso a un rústico café. Adentro, sentado en la última mesa, fumando un cigarrillo, ya se encuentra esperándome él. Camino más despacio, ya que un recorrido tan largo hace estragos en mi cuerpo. Y eso que sólo fueron tres cuadras.
Me observa desde lejos y me sonríe. Al instante se para de su asiento y se dirige a abrazarme. Yo lo aparto delicadamente y le doy un corto beso en los labios. Él me mira entre irritado y confundido, pero prefiere finalizar el tema y volver a sentarse.
Yo me siento frente a él y le da una larga calada a su cigarro. Suelta el humo despacio. Lo observo. Sus ojos están llorosos y sus manos tiemblan ligeramente. Él cree que no me he dado cuenta…
- ¿Qué vas a pedir Princesa? – me pregunta con ese tono distraído que utiliza últimamente. Quiero llorar en este instante.
- Un café con edulcorante – pido amablemente al mesero, quién ya está esperando a por nuestra orden.
- Yo quiero un café bien cargado y unos muffin's de sabores – oh no, de seguro querrá que coma uno de esos.
- Enseguida regreso con su pedido.
En parte sé porqué ha pedido eso. El café probablemente sea para calmar su ansiedad, y los muffin's son una especie de trampa que viene utilizando de un tiempo para acá. Pero él no me hará comer. Respeto lo que soy, y por lo tanto no lo haré. Siempre he sido decidida y con la suficiente fuerza de voluntad como para no corromper mis metas. Me abstendré – otra vez – de probar de esos deliciosos panes.
Siento su mano sobre la mía y sus ojos aguamarina chocan con mi mirada. Muerdo mi labio en señal de nerviosismo y él tuerce una sonrisa. Odio cuando hace eso.
- Courtney, tenemos que hablar.
Esas palabras retumban y hacen eco en mi cabeza. Sabía que esto pasaría, pero no quisiera que fuera tan pronto.
- ¿Qué pasa Duncan? – pregunto, fingiendo ingenuidad.
- Tú sabes que pasa Princesa, te he notado más, mucho más delgada – me mira fijamente, y yo por primera vez me siento descubierta. Puede que él ya conozca mi secreto.
- No sé a qué te refieres, yo sigo estando en mi peso normal – miento descaradamente, porque de antemano sé que estoy en desnutrición de primer grado.
- Por favor, no quiero verte así, hace más de un mes que no me dejas abrazarte, y hace más de un mes que no quieres ir a cenar conmigo – me dice lentamente. Noto tristeza en su voz. Pero no soy la única que esconde algo.
- ¿Y qué hay de ti, eh? ¿Tú crees que no me he dado cuenta? Siempre que nos vemos tus ojos están llorosos y tus manos temblando – contraataco. Si él quiere jugar, seremos justos.
- ¡No sé que rayos hablas Courtney! Comienzas a estar paranoica –
Se molesta, se levanta, deja dinero en la mesa y se va. Me deja sola en ese apacible café. Lo veo desaparecer por la puerta, y acto seguido me hecho a llorar. Sé que lo sabe, sé que conoce mi secreto, y él sabe también que conozco el suyo. Me levanto y me dirijo cabizbaja a la salida. Una mano me toma del brazo y me giro, para chocar con sus ojos intensamente azules.
Justin me sonríe y me hace sentar con él en una mesa cercana. Yo trato de sonreír, pero es difícil cuando pareces un gotero y lágrimas y lágrimas resbalan por tu cara. Me aprieta entre sus brazos antes de que yo pueda evitarlo, e instantes después me suelta y me mira asustado. Probablemente, Justin es el único que conoce mi secreto después de todo.
- Por favor nena, no me digas que has vuelto a caer… - me mira preocupado. Sí, después de todo fui anoréxica hace tres años.
- N-no pued-do dejar-lo Justin, e-es co-como un vi-vicio – y al pronunciar la palabra "vicio", Duncan viene a mi mente. ¿Por qué tiene que ser tan difícil?
- Pero se supone que lo habías superado – envuelve mi mano con la suya – necesitas ayuda Court
Me niego rotundamente, pero no puedo irme de ahí. Justin es mi mejor amigo, casi mi hermano, y si hay alguien en este mundo a quién escucho, es a él. Alguna vez estuvimos involucrados en una relación, pero nos dimos cuenta que lo nuestro era ser sólo amigos. Levanto pesadamente mi vista y él me sonríe. Pagaría por poder sonreír así en este momento.
- Justin, quie-ero hablar-rte de al-go – sollozo un poco más tranquila. Él me mira comprensivo.
- Lo que quieras pequeña, te escucho
- Creo que… Duncan se está drogando – confieso la verdad, no puedo callarlo más.
En sus ojos veo sorpresa. Duncan siempre ha sido un rebelde, pero jamás anduvo en "eso". Hasta ahora.
- ¿Estás segura Court? ¿Tú lo has visto? - me pregunta incrédulo
- No lo he visto aún, pero actúa diferente y padece síntomas… - susurro en voz baja. Estoy casi segura de que es verdad.
- Ah – suspira él – ustedes deben hablar Court, una verdadera relación no sólo se basa en el amor, o en el sexo, sino también en la confianza… Tal vez si tú le cuentas tu problema, él te contará el suyo.
Sonrío agradecida. Justin siempre tiene tan buenas ideas, y me hace tanto bien su compañía… debemos vernos más seguido, aunque Duncan arda en celos.
Después de un rato salimos del café. Justin me deja en la puerta de mi casa y me da un tierno beso en la mejilla. Yo me ruborizo un poco, después de todo es apuesto. Se despide de mí, y yo ni siquiera entro. Me quedo parada en la puerta mientras escribo un mensaje a Duncan.
"Por favor perdóname, tenemos que hablar. En el café, mañana a las 7:00 p.m."
Rara vez pido perdón, ya que mi orgullo no me lo permite, pero esta vez es urgente.
Esta vez realmente necesitamos hablar.
Este "testimonio" es prácticamente mío, ya que yo fui anoréxica hace poco más de dos años... así que esta historia tendrá algunas similitudes con mi vida real ;)