¡Hola! Aquí vengo con una nueva história, pese a que tengo una pendiente, pero es que nunca sabes cuadno te vienen buenas ideas.

Espero que os guste, aunque sólo está el epílogo, pero en próximos días estará el primer capítulo, que me lo está corriguiéndo mi beta reader Ankin.

Aquí os lo dejo.


Prólogo

Hacía frío. Sentía como todo el calor que su cuerpo guardaba se iba yendo poco a poco, abandonándola para siempre. No veía nada, no sentía nada más que frío.

Un grito.

Intentó girar la cabeza hacia ese grito. Le había erizado la piel, había despertado algo en ella. Era el dolor que transmitía ese sonido. Era como si el emisario de semejante berrido se estuviera muriendo. Algo en ella le decía que conocía a esa persona; que la quería. Pero no conseguía hilar todos los pensamientos bien.

Otro grito.

Algo en ella se despertó de golpe trayéndola a la realidad. Conocía esa voz. Intentó moverse en su dirección. No pudo. Se ahogaba en sangre. Intentó aspirar. El sabor de la sangre aumentó y le nubló los sentidos. No podía hablar. Intentó mover una mano para quitarse eso que sabía tan mal y le impedía respirar y hablar. No pudo mover la extremidad, no sabía siquiera donde estaba.

Un llanto desgarrador.

Tembló. El dolor por la persona que sufría en algún lugar cerca de ella la resquebrajó por dentro. Estaba nerviosa y desesperada por localizar el emisor de ese desespero, por rodearlo con sus brazos y susurrarle al oído que todo estaba bien. Pero no podía. La desesperación crecía. Intentó abrir los ojos. Todo era oscuro. ¿Era de noche?

¡Kagome!

Ese nombre… le sonaba. Conocía ese nombre y la persona que lo llevaba. Intentó recordar.

Dolor.

La sensación de que le arrancaban todos los miembros de cuajo la abatió. Necesitaba respirar. Volvió a aspirar. Dolor. Más dolor la invadió, pero ahora no era el desmembramiento, eran puñaladas. Frío, hacía más frío. Fuego, necesitaba fuego para combatir el frío. Gritó mentalmente a quien fuere para que la calentaran con fuego.

¿Quién era? La pregunta la embargó. Ella tenía un nombre. Dolor. Intentó recordar su nombre, su rostro, su vida.

¿Había tenido vida?

Kagome… no te mueras… por favor

Esa voz… conocía esa voz. Era la misma voz que había gritado y llorado antes. ¿De quién era esa voz? ¿Quién era Kagome?

Dolor. Gritó. No sabía si el grito se había oído o no, no sabía si había alguien a su lado. Algo la tocó en alguna parte de su cuerpo.

Volvió a la realidad.

No oía nada, no podía hablar, pero lloraba y gritaba, miraba a todos los lados, se retorcía todo lo posible para escapar del dolor que se incrementaba por momentos. Alguien estaba a su lado. Un hombre. Lágrimas resbalaban por su tez morena. Su cabello largo… ¿blanco? Estaba enredado y alborotado. Sus ojos dorados la miraban a ella con dolor, pérdida, desesperación, culpa.

¿Por qué? ¿Quién era él? ¿Por qué un rostro tan hermoso estaba tan desencajado?

Kagome… no me dejes

¿Él había dicho eso? Pero ella no oía nada. ¿De dónde había salido ese sonido? Un momento. ¿Él sabía quién era Kagome? Le miró con más detenimiento. Otra bandada de dolor la sacudió tanto, que sintió como su cuerpo se elevaba y se retorcía del espasmo. Inspiró aire y solo entró fuego a sus pulmones. El fuego era frío, no la calentaba. ¿Qué le pasaba?

Volvió a mirar ese rostro tal hermoso sabiendo que la calmaría. El movía los labios, como hablándole a alguien. ¿A quién le hablaba?

A ella. Lo entendió en el momento que el dolor fue tan grande que cerró los ojos un momento para juntar todas las piezas que le quedaban para no hundirse. Al volver a abrirlos, le vio a él más cerca de ella, mirándola, derramando más lágrimas, acariciando algo. Ella volvió a sentir el dolor, pero esta vez era diferente, era más intenso, más… se sentía partir en mil pedazos.

Y sintió la caricia en la cara. Él la acariciaba a ella. Ella era Kagome. Ella estaba sufriendo. ¿Por qué?

Se moría.

La realidad le golpeó en la cara y la relajó. Ahora lo recordaba todo. Lo veía todo. Lo sentía todo. Lo entendía todo.

Miró a Inuyasha, el rostro hermoso. Levantó la mano hacia él. ¿Esa mano tan herida, sangrante y fea era la suya? Sintió como él le cogía la mano e intentó apartarla de él. Estaba sucia, fea… él no podía tocarla.

Estoy aquí, Kagome, no me iré. No te vayas.

A él no le daba asco su mano. La sensación de alivio le dio seguridad para acariciar su rostro. Le miró a los ojos tranquila, con calma. Ahora no tenía miedo. El dolor se había ido. Inspiró para intentar coger aire. Lo consiguió. El aire entró en sus pulmones cálido, gratificante, purificante, esperanzador. Volvió a mirar la cara de Inuyasha y se sorprendió al verle mucho más asustado y cerca de ella que antes.

¿Dónde estaba la mano que le había acariciado? Le miró fijamente a los ojos buscando la respuesta, buscando que él dijera algo, que le hablara como antes. Respiró un poco más y el calor le envolvió el alma.

La noche había vuelto.


Pues eso es todo por ahora. Cosas por aclarar: No es un fic alternativo, si Kagome se ha muerto... ¿más preguntas? Espero que os guste mucho y me dejeis algún review.