Mil y una formas para que digas: Si.
Summary: Edward ha conseguido que una esquiva Bella Swan acepte ser su novia y eso ya parecía un desafío imposible, pero nada se compara con lo que se propone hacer ¿Será capaz de conseguirlo?
Disclaimer: Los personajes de este Fic no me pertenecen, pues pertenecen a Stephenie Meyer, más la trama es original y me pertenece por lo que queda prohibida su REPRODUCCION PARCIAL o TOTAL del texto sin mi consentimiento.
Fic dedicado a mis queridisimas AnneHilldweller y Miss_Kathy90.
Las quiero.
Edward se quedó observando el triste cuadro que tenía frente a él, sólo y sin nada, sintiéndose fatal por haber ejercido tanta presión con un tema delicado como el matrimonio, buscó varias razones por las que Bella actuaría así, mas no encontró ninguna que pudiese darle más fuerza para luchar, quizá simplemente el amor no era el suficiente para dar un paso así.
Renée y Esme salieron tras Edward al poco tiempo de que este abandono la sala y pudieron verle allí, de pie junto a los tulipanes, solo.
—¡Madre santa! —dijo Renée al comprender lo que recién había ocurrido.
—¡Ni me digas que tu hijita…! —añadió Esme sin tener tiempo de terminar, pues vio salir a Edward corriendo.
—¿Mi hijita qué? —dijo Renée invitando a su amiga a terminar la frase.
—Que Bella le ha plantado de nuevo, ya es mucho para Edward que lleva soportándola hace años —reclamó Esme herida al ver a su hijo así.
—¿soportándola dices? —inquirió Renée.
—Por supuesto, ¿Quién tuvo que rogar a quien para que aceptase el noviazgo? ¿Quién se ha esforzado para que las cosas funcionen? —volvió a insistir Esme.
—Quizá tu hijo no es lo suficiente para mi hija —rebatió Renée.
Ambas se quedaron mirando seriamente y luego de un momento de comprensión se dieron cuenta que ya no tenían dieciséis años para discutir tan infantilmente y ni siquiera a sus dieciséis años habían discutido por semejante tontería.
—Es mejor que los dejemos solos —rió Renée.
—Aún así deberás hablar con Bella para saber a que atenernos —dijo Esme —. No olvides que tenemos un tercer implicado en el asunto.
Renée aceptó hablar con su hija y volvieron a la sala a acompañar a sus maridos.
Edward por un minuto decidió seguir a Bella y hablar con ella, explicarle sus maneras, el por qué de su proceder y así ella se sentiría en confianza de hablar con él y así poder saber por qué le rechaza de la manera más cruel que se haya visto, pero desistió de su opción al darse cuenta de lo mucho que ya había insistido y en donde se encontraba ahora por aquello, por lo que se marchó a casa de sus padres.
Bella se subió al primer taxi que la llevase a la seguridad de su casa, mientras en su cabeza solamente había cupo para un pensamiento ¿Cómo había podido rechazarle así?
No era su intención decirle que no siempre que él lo pidiese, si no que se trataba de una situación demasiado incomoda para aplicarlo en ella. El recordar los cientos de ojos que estaban pendiente de tan solo una monosílaba que saliese de su boca la descolocaba de una manera atroz.
Abrió la puerta de su casa, desganada y sin ánimos de nada, quizá por la mañana se encontrase en un mejor estado para hablar con Edward, pedirle disculpas y de cierta manera enmendar su forma de actuar, por ahora sólo quería dormir y olvidarse del mundo y de las responsabilidades que llegaban con el hecho de ser mayor.
Esa noche Edward la pasó en vela, intentar dormir era tiempo perdido, se levantó y fue por un trozo de pizza y un café, volvió a su habitación y vio que había en la televisión.
Bella por su parte no sabía que hacer, dormir o no dormir, pues al cerrar los ojos escuchaba claramente la voz de Edward pidiéndole matrimonio.
Quizá su forma de actuar fue más que estúpida, quizá no debería haber expresado así lo que sentía, pero ella jamás supo que hacer ante la presión, se bloqueaba al primer intento, su mente le jugaba una mala pasada y terminaba diciendo cosas que no quería decir.
Esa mañana Esme y Renée decidieron hacer un almuerzo entre ambas familias para de esa manera obligar a Bella y Edward a que se viesen y arreglasen todos sus problemas, pero no todo les resultó como esperaban.
—¿Y Bella? —dijo Esme en voz baja, para que Edward que estaba sentado en el sofá con la mirada perdida no escuchase.
—No ha bajado desde anoche —le explicó Renée.
—Aún no entiendo por qué le dijo que no o no dijo nada —añadió la madre de Edward mientras le ayudaba en las labores domesticas a su amiga para que el almuerzo estuviese pronto listo.
—A Bella le da terror la gente, el público, no creo que quiera rechazar a Edward, si no más bien las circunstancias son lo que la incomoda a dar el "Si" —explicó Renée mientras picaba ciboulette —. ¿Recuerdas cuando era pequeña y salía arrancando del colegio cada vez que había que elegir papeles en obras teatrales? — Esme asintió —. Fingía enfermarse con tal de no tener ningún papel, le tiene pánico a la atención en ese sentido.
—Un poco absurdo, después de todo era la más popular en la preparatoria —añadió Esme.
—Creo que ese tipo de atención era más sobre llevable —sonrió.
Para Esme era todo más complejo que el simple hecho de la atención, quizá Bella temía algo más que el compromiso, quizá no amaba a Edward lo suficiente para dar un paso así, aunque el matrimonio no implicaba solamente amor, si no también madurez y decisión.
Edward estaba obsesionado mirando una pintura que se encontraba en la pared que estaba frente a él, los colores y las trazas del pincel que componían una hermosa obra.
Por su lado, Bella caminaba de un rincón a otro de su habitación, sabía que había sido una tonta al no explicarle todo a Edward y huir como una niña consentida. Tenía claro que lo amaba y que quizá la forma en que él lo pidió no era la correcta, pero no había escusa para dejarle así, desconsolado.
Era el momento en que tenía que actuar con decisión, dejar sus temores e inmadurez de lado, era el momento propicio de actuar, Edward estaría allí abajo, quizá conversar a solas sirviese para que todo fuese aclarado.
Su decisión estaba tomada, aunque sus manos temblorosas daban señal de cuanto nervio tenía acumulado en sí.
Se dio ánimos y decidió bajar.
Edward sintió los pasos firmes de Bella que bajaba en esos momentos las escaleras. Sus miradas se cruzaron y la pálida chica sintió como el carmesí se adueñaba de sus mejillas.
Esme y Renée intentaban contener sus sonrisas al ver como el shock de miradas que mantenían sus hijos, haciéndolas sentir unas intrusas en aquel ambiente tan acogedor y a la vez tan tenso.
—Hola mamá, hola tía —saludó Bella antes de pensar en saludar a Edward.
Ya no tenía la certeza de qué relación mantenía con Edward, después de lo que pasó quizá ni siquiera él la considerase su novia, así que fue sumamente cuidadosa al pronunciar un saludo para él.
—Hola, Bella —se adelantó Edward —. ¿Cómo estás?
En ese mismo instante, Esme y Renée salieron silenciosamente de la habitación, dándoles un poco más de intimidad.
—¿Crees que le diga que está embarazada? —le dijo Esme a Renée.
—Edward ya tiene que saberlo, eso es seguro —susurró Renée.
—Si lo supiera ya me lo habría dicho —respondió algo resentida.
—Pues en tal caso si mi hija estuviese embarazada también me lo habría dicho —reclamó Renée.
Ambas se marcharon sin intención de irrumpir en la conversación que decidiría sin dudas lo que pasaría entre sus hijos.
Bella temblorosa se sentó en el sofá que estaba frente al de Edward, existía una minima distancia entre ambos que era separada por una pequeña mesa de centro.
—Yo… —dijo con una voz temblorosa y entrecortada Bella.
—Creo que yo debería comenzar —la interrumpió Edward.
—No, está vez debo ser yo la valiente del asunto.
Suspiró, se dio un tiempo para ordenar sus pensamientos y en cuanto se vio lista miró a los ojos a Edward y se vio perdida en la inmensidad de aquellos ojos verdes. Una vez más debió ordenar sus pensamientos antes de hablar.
—Edward, yo… no he sido capaz de enfrentar esto con madurez, quizá porque no tengo la suficiente y porque esto es algo de lo que jamás habíamos hablado y realmente tengo miedo y nerviosismo, pero lo peor de todo era la presión que sentía porque…
—Disculpen chicos —sonrió Carlisle interrumpiendo la revelación de Bella —. Sólo venimos por las cervezas.
Carlisle abrió el refrigerador, sacó las cervezas, sonrió una vez más con una notoria incomodidad y se fue.
Bella perdió el hilo de la conversación, tuvo que armarse de valor nuevamente.
—Será mejor que salgamos de aquí y vayamos a hablar a otro lado —le aconsejó Edward.
Bella simplemente asintió y le acompañó.
Cerca de la casa de Bella había un pequeño parque que era rodeado por un bosque natural, allí Edward y Bella solían jugar juntos de pequeños.
Al llegar al acogedor lugar Edward invitó a Bella a sentarse.
—Bueno tú dirás…
—Edward, yo… primero que todo quiero que quede claro que si te amo y que eso jamás estuvo en duda, pero no todo es tan simple como para venir y proponer matrimonio, sé que tuviste la mejor intención y que tus maneras de pedirlo serían las que a cualquier chica la harían derretirse en el acto, pero tú, mejor que nadie, sabes que la presión de una respuesta, la presión de la gente mirándonos allí, sabiendo que todo dependía de mí, que todo el mundo esperaba que yo abriese la boca y dijese: "Si"; creo que fue más de lo que podría soportar y creo que no he sido lo suficientemente valiente para poder hablártelo porque el miedo me paralizó, los nervios y el temor, creo que he sido una cobarde —añadió mientras miraba al piso y sus ojos se llenaban de lágrimas.
Edward levantó el rostro de Bella, secó sus lágrimas y se acercó a ella un poco más.
La castaña sentía el nudo en la garganta como una bola de fuego que le quemase, la sensación tan incomoda parecía paralizarla.
Edward observó aquellos ojos almendrados que estaba humedecidos y las rosas mejillas de Bella resaltaban aún más el color café de sus ojos.
Él quiso besarla y hacerle olvidar sus miedos, quiso impregnar en aquellos labios todo el amor acumulado por años y que cada día iba creciendo, lo anhelaba de una manera imperante, pero ante la tristeza de los ojos de Bella y por todo lo que había ocurrido desistió de aquella idea, entonces besó la frente de la pálida chica y se alejó de ella volviendo al lugar en donde se había sentado.
—¿Qué harás? —le dijo Bella sabiendo que la decisión ya no dependía de ella.
—¿Hacer? —le respondió sin comprender.
—Yo creo que lo mejor es que olvidemos la idea de matrimonio por un tiempo —susurró mientras revolvía sus manos en los bolsillos de su polerón.
—Bella, creo que lo mejor es que nos distanciemos por un tiempo.
Edward estaba decidido, quizá tanto tiempo juntos, quizá la monotonía de vivir en la misma casa, había destruido la novedad de la relación y quizá para él también sería más sano valorarla un poco más con la distancia.
Para Bella esto no estaba en sus planes una potencial separación la hacía sentir aún más idiota. Ella no buscaba separarse de él, ella quería simplemente que cuando le pidiese matrimonio fuese todo más íntimo y menos ajetreado. Bella no necesitaba una parafernalia para decirle que si, ella quería que fuese un momento a solas en donde pudiesen demostrarse su amor sin ojos de terceros.
—Si es lo que tú quieres —fue todo lo que logró articular, se levantó de la banca y se volvió caminando a su casa.
—Bella —dijo Edward antes de entrar —. Será solo un tiempo, esto no significa que no te ame.
—Lo sé —respondió Bella y subió a su habitación.
Las semanas transcurrían con gran lentitud, Bella había decidido que lo mejor sería irse a la pensión de una amiga, por el tiempo que estuviesen separados.
La soledad de la casa de Edward se hacía sentir, ya habían pasado tres semanas de la última vez que habló con Bella y el sentimiento le estaba carcomiendo por dentro, realmente no sabía por qué había hecho aquello, quizá por orgullo, pues lo que él necesitaba es que ella le diese un "Si, quiero", pero con su frialdad y orgullo masculino lo único que consiguió fue alejarla aún más.
La universidad no era lo suficientemente grande como para que no se encontrasen y sus viajes a la casa de sus respectivos padres tampoco eran un gran alivio, después de todo la comunicación entre las familias seguía intacta, pero ni Edward ni Bella se decidían a ir a la casa del otro. Ninguno quería dar el primer paso y ambos sabían que parte de todo era su culpa, ambos habían actuado como idiotas y ahora ninguno quería dar el primer paso a pesar que querían arreglarlo.
—¿has visto como ha llegado Bella? —le dijo Renée a Esme.
—No, la verdad es que no la he visto —respondió esta mientras ponía los servicios en la mesa.
—Está más pálida y ojerosa que nunca, sin duda que esto es por el embarazo, lo primero que hizo fue llegar directo al baño —añadió preocupada.
—Edward tampoco anda bien, estos chicos deberían arreglarse de una vez, es estúpido que estén separados si se aman—dijo Esme terminando su labor.
—Adolescentes, quién los entiende —trató de dar ánimos al ambiente.
—Ya no son adolescentes, están bastante creciditos te diré —rió Esme.
—Los niños para uno nunca crecen, siempre son tus bebés —le sonrió Renée.
En la tarde, Esme y Carlisle habían finalizado su visita en casa de los Swan, por lo que Bella bajó al comedor a buscar un vaso de leche.
—¿No almorzaste? —inquirió Renée.
—No, no tenía ganas —respondió Bella.
—¿has sentido mareos? —añadió intentando conseguir una respuesta a sus sospechas.
—¿Mareos? No, pero nauseas si —le dijo Bella.
—¿Has ido al médico?
—¿Para qué? Es sólo temporal, ya se me quitará —respondió.
—Supongo que suspendiste tus anticonceptivos —insistió Renée para que de una vez por todas Bella le dijese.
—No, eso no tiene nada que ver mamá —le reclamó Bella mientras abandonaba la cocina.
—¿Cuándo me vas a decir que seré abuela? —dijo rápidamente Renée que estaba impaciente.
—¿Abuela? Mamá ¡No estoy embarazada! —reclamó.
—¿No? —exclamó sorprendida.
—No, claro que no, si lo estuviese lo sabrías ¿Qué tontería es esa? —dijo Bella un poco dolida al pensar lo complicado que sería que ella estuviese embarazada casi saliendo de la universidad y más encima sola.
—Nada, sólo que creímos con Esme que nos tendrían esa magnifica noticia —dijo aún impactada.
—¡Esme! ¡Mamá! —fue todo lo que dijo Bella antes de subir a su habitación y no salir de allí hasta que llegase la hora de la cena.
A la mañana siguiente, Esme y Renée tenían un plan urdido para que Edward y Bella de una vez se hablasen.
Renée mandaría a Bella a comprar a la pescadería esa mañana, de tal manera que se encontrara con Edward ya que Esme le mandaría a lo mismo.
Ambas se telefonearon para avisarle a la otra que el plan ya estaba en marcha.
La pescadería estaba al lado de la playa, allí vendían los pescados más frescos y aunque ni Bella ni Edward comprendía por qué ellos tenían que ir a comprar lo hicieron sin criticar.
Edward estacionó el auto de su padre y fue hacia el puesto de mariscos y pescados para sorprenderse con Bella comprando.
—Hola —escuchó Bella la voz de Edward a sus espaldas.
Su corazón se aceleró. Volteó para responder con un tímido "hola"
—¿Pescado? —sonrió Edward entendiendo lo que habían tramado sus madres.
—Si —se sonrojó Bella.
—Ellas no cambian nunca —sonrió Edward.
—Al parecer no —comentó aún tímida.
Bella recibió el pescado y le pagó al vendedor mientras que Edward compraba.
—¿Tienes algo que hacer, además de comprar? —preguntó Bella atropellando las palabras.
—No —respondió Edward mientras recibía el pescado y lo ponía dentro del congelador que le había entregado su madre.
—¿Te parece si hablamos un rato? —dijo Bella dando el primer paso.
Era justo, según Bella, que ella le hablará, después de todo lo que pasó, era lo mejor, dos meses separados era suficiente tiempo y quería saber si Edward opinaba lo mismo.
Ambos dejaron sus compras en sus respectivos coches y se fueron a caminar por la playa.
—¿Cómo has estado? —intentó ser natural Bella.
—Ajetreado, lleno de cosas por estudiar y no muy bien la verdad.
—Así se ve —susurró Bella.
Edward se veía tan cansado y con ese rostro que demostraba que no había dormido bien en semanas, el mismo que tenía Bella.
—¿Y tú?
—Yo —pensó Bella —. No he dejado de criticarme lo estúpida que he sido.
—Ni yo —le interrumpió Edward.
En ese preciso momento detuvieron su andar y se miraron por primera vez a los ojos después de meses.
—Edward sé que he sido una idiota en todos los idiomas posibles, sé que he actuado de la manera más inmadura que podría haber actuado y sé que no merezco un perdón inmediato, no después de haberte dejado abandonado en dos ocasiones, pero realmente necesito que me perdones, necesito que esto vuelva a funcionar porque si esto no funciona toda mi vida está en disfuncional —dijo Bella sosteniéndose de los brazos de Edward.
El chico de cabello cobrizo no tenía nada que decir, su corazón exaltado por las palabras de Bella rompía en latidos que eran contenidos por su pecho.
Se acercó a ella y deseando aquellos hermosos labios, la tomó de la cintura y la apegó a sí. Observó una vez más los hermosos ojos cafés que lo observaban con nerviosismo y ternura y pegó sus labios en los de ella sintiendo la electricidad por todo el cuerpo, nuevamente su corazón volvía a latir con la intensidad que lo había hecho antes… volvió a sentirse vivo.
Bella se abrazó a él con fuerza, correspondió aquel beso con ansias y una vez que el aire fue insuficiente se separó de él y ambos pegaron sus frentes.
Entonces el corazón de cada uno habló, suprimiendo los pensamientos, pues ahora los sentimientos hablaban y sin pensarlo un suave "Cásate conmigo" salió de la boca de ambos enamorados.
—Repítelo —dijo Edward ansioso.
—Cásate conmigo —le pidió Bella.
Edward sonrió sintiéndose el hombre más feliz del mundo y volvió a apoderarse de aquellos labios que le esperaban ansiosos.
Sin duda aquello había sido un claro "Si".
FIN
Perdón, perdón, mil perdones.
Sé que dije que este capitulo estaría pronto y no fue así.
La universidad, todo por la universidad.
Ahora me he hecho un tiempo de escribir porque no tendré vacaciones porque tengo que estudiar para salvar un ramo.
Así que aquí les dejo el capitulo final.
Espero que les guste :D
muchos besitos y cariños
muchas gracias por sus reviews.
ManneSkarsgard