ANTES! de que empiecen a echar tierra y pestes, las advertencias: Este fic fue realizado por RutLance -CrystalFairy, South Park y otros detalles no son míos ni me interesan, solamente publico con la aprobación y consentimiento de la autora. No gano nada excepto pasar un rato más en la pc haciendo esto (en lugar de escribir xD) ¿Dudas? Las haré llegar a la autora. El crédito de esta historia no es en absoluto mío.

Nota aclaratoria de la autora: Los personajes de la serie de South Park no me pertenecen; hago esto por el simple hecho de entretenimiento, más que nada para entretenerme yo. Les agradezco de antemano a todos los que lo leen.

La canción se llama "Pido" y es del Grupo La Mafia, ¡Kyaaa! Cuando la escuchen, entenderán el porqué la elegí. Y si, me basé prácticamente en el capítulo de "Tsst" con sus ligeras diferencias. Cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia.

Este fanfic está dedicado a Scorching Skeleton Symphony, que por cierto escribe muy bien, aunque sus fanfics estén en inglés y no, no estoy haciendo publicidad.

¡Disfruten el capítulo!


A donde el viento nos lleve.

Capítulo 1: Sin tener a donde ir.

Día a día la situación se ponía más difícil. Cuando aún era un niño todavía podía controlarlo, pero ahora todo estaba fuera del alcance de sus manos. No había día en el cuál no le llamaran de la escuela debido a su mal comportamiento y a su bajo desempeño escolar, por lo que tenía qué dar la cara frente a todo el mundo...

Pero lo amaba, amaba tanto a su hijito que incluso dejaba que la insultara diariamente, así como cumplir todos con tal de verlo feliz. Si su hijo era feliz, ella también era feliz mientras se engañaba viendo su mundo de color rosa...

Hasta ese día, mientras él estaba en la escuela, entró a limpiar su habitación. Buscando la ropa sucia y acomodando la limpia en su clóset, los encontró. Nerviosa y asustada las hojeó una y otra vez, y sin querer dio con un pequeña caja muy oculta. Sacó el contenido viéndolo detenidamente mientras las lágrimas escapaban de sus ojos, soltó todo mientras se cubría el rostro con sus manos y lloró amargamente, mientras apoyaba su espalda sobre la puerta del clóset preguntándose de quién era la culpa...

Llegó a su casa y antes de abrir la puerta, su mamá le abrió y él notó algo diferente en ella, generalmente lo recibía con mucha ternura y una gran sonrisa en los labios; pero ahora era distinto. Su rostro se había endurecido, tenía los ojos rojos posiblemente de tanto llorar y su mirada era igual a la de los demás, llena de odio y de rencor. Quiso calmarse pensando que a lo mejor su mamá tuvo un mal día o estaba en su periodo, más cuando ella dejó caer un bolso de viaje, posiblemente con una muda de ropa o algunas pertenencias suyas, hizo que retrocediera un paso atrás...

- ¿Mamá?- Estaba confundido y quería saber qué pasaba.

- ¡Cállate, maldito engendro!- Lo tomó con fuerza del cabello haciendo que se encorvara a su altura.- ¡No vuelvas a llamarme así, bastardo!-

- ¡Pero mamá!- Estaba totalmente aterrorizado mientras que el dolor lo empeoraba todo.- ¿Qué hice yo?-

Lo tiró al suelo cayendo pesadamente, así como su celular y algunas cosas salieron de sus bolsillos. Ella tomó el bolso de viaje y se lo tiró a un lado de él, junto a su mochila. Entró y volvió a salir con las cosas que había encontrado en el clóset y se las tiró a la cara...

- Mamá, yo... puedo explicarlo.- Dijo comprendiendo el porqué ella estaba enojada con él.

- ¡No me llames así!- De un pisotón le rompió el celular mientras lloraba de rabia.- ¡Yo ya no soy tu madre y tú ya no eres mi hijo! ¡Nunca más!-

Algo dentro de él estalló, el miedo y la confusión desaparecieron mientras que el odio tomó su lugar dominándolo por completo...

- ¡Bien, si eso es lo que quieres, puta!- Le arrojó sus propias llaves a sus pies.- ¡No te necesito, así que vete al carajo!-

Recogió su mochila, el bolso de viaje y las pocas cosas que tenía en los bolsillos. Para su suerte, no había nadie en la calle y los vecinos no se percataron de nada. Salió corriendo sin rumbo fijo y no volteó, ni siquiera cuando su mamá le gritó que nunca más volviera a la casa...

- No crea que le voy a rogar.- Musitó en voz baja mientras entraba a la casa de Stan. Sabía que todos estaban ahí.- Hey chicos.-

Dejó sus cosas en la entrada de la casa pensando en pedirles ayuda. Stan y Kyle estaban en el sofá, Kenny y Butters estaban sentados en el suelo. Los cuatro jugaban un videojuego, por lo cuál no se molestaron en contestarle...

- Bien, voy a plantear esto de la manera más sencilla.- Cartman se pasó una mano por los cabellos tratando de reacomodárselo.- Esta es la situación. Me fuí de casa y necesito dónde pasar la noche. Y como pensé en mis mejores amigos, pues...-

- No.- Lo interrumpió Kyle sin quitar la vista del videojuego.

- ¿Qué?- Cartman se molestó por la interrupción del judío.

- No te vas a quedar en mi casa, culón.- Le contestó el pelirrojo sin inmutarse.

- ¿Stan?- Se dirigió al pelinegro esperanzado de no quedarse en la casa de Kenny o Butters.

- No, no te puedes quedar.- Le contestó sin mirarlo siquiera.

- ¡Ay! ¿Porqué no?- Preguntó haciendo puchero. Entonces volteó a ver a Kenny.- Bueno, Kenny, en tu casa tan pobre hasta las ratas se mueren de hambre, pero no tendré problemas para pasar una noche ahí...-

- Vete a la mierda, gordo.- Lo interrumpió Kenny molesto por el comentario.

- ¡Cállate Kenny!- Le gritó molesto frustrado de que sólo le quedaba Butters como su única opción.- Bueno, Butters. Parece que me voy a tener que quedar contigo.-

- ¡Oh, lo siento Eric!- Butters se disculpó.- Pero mis padres ya no quieren que te quedes en la casa desde que rompiste el toilet.-

- Qué asco.- Contestó Kyle haciendo una mueca de disgusto.

- ¡Bien, genial!- Cartman alzó las manos hacia arriba, los bajó cerrándolos en puños y les gritó señalándolos.- ¡Váyanse al carajo! ¡Pensé que me ayudarían por que eran mis amigos pero ya me di cuenta de que no es así!-

- Oh, sí. Qué pena.- Le contestó Stan muy tranquilo.

- ¡Bien, pues no los necesito!- Les gritó furioso.- ¡No necesito a nadie! ¡Yo puedo hacerme cargo de mí mismo!- Recogió sus cosas.- ¡Así que váyanse a la mierda!-

Salió dando un portazo y se alejó lo más que pudo de esa casa. Se arrepintió en primera por haber ido y en segunda por rogarles pasar la noche con algunos de ellos. Así que descartó de inmediato ir con los demás, de nada serviría hacerlo...

- ¿Qué carajos le pasa?- Preguntó Kyle mirando hacia la puerta.

- Ni idea.- Le contestó Stan.- Mejor sigamos jugando.-

No iba a pasar en la intemperie, por lo que se dirigió a un cajero automático para sacar dinero suficiente para pagar un hotel y tener con qué comer. Su mamá le había dado una tarjeta de crédito para cualquier emergencia, más grande fue su sorpresa al ver que no tenía nada de dinero en la cuenta, e incluso estaba cancelada. Golpeó el cajero lleno de coraje y volvió a la calle. Sentándose en la banqueta, le echó un vistazo al dinero que tenía consigo...

- 32 dólares y 27 centavos.- Volvió a guardar el dinero en sus bolsillos.

Si se hospedaba en un hotel, sólo sería por un día y pasaría hambre, pero si no lo hacía, pasaría frío pero al menos comería tres días si racionaba lo suficiente para tratar de encontrar alguna solución a sus problemas. Abrió el bolso de viaje para descubrir en su contenido un par de mudas de ropa, una cobija, un peine y su cepillo de dientes. No había dinero, pero el corazón le dio un vuelco al darse cuenta que dejó pasar algo por alto...

- ¡Ranita Clyde!- Gritó asustado por su peluche favorito.

Cerró el bolso y de inmediato corrió hasta su casa, estaba lejos de ahí ya que cuando estaba a un par de cuadras, el sol se había ocultado y los faroles ya estaban encendidos. Un olor a quemado lo hizo detenerse en seco y visualizó las llamas que provenían del traspatio del que antes llamara "hogar". Llegó y con horror, vio cómo la persona que llamara "mamá" por casi 16 años tenía una botella de licor en una mano viendo excitada el fuego, que era alimentado precisamente con todas sus cosas: pósters, libros, música, ropa entre otras cosas. De pronto, ambas miradas se encontraron...

- ¿No te gusta?- Ella rompió el silencio y le dio un trago a la botella después de aventar un Xbox junto con todos sus accesorios.- Todo arde, así como arderías en el infierno.- Le dio otro trago a la botella.- Siempre pensé que era una "buena madre" por darle a mi "hijo" todo lo que él quería, pero,- Se limpió las lágrimas con la mano con la que sostenía la botella.- No sé en qué momento sucedió, no lo sé. No sé cuando se volvió un monstruo.-

Cartman trató de acercarse lentamente a su mamá para tratar de persuadirla de que dejara de quemar sus cosas, especialmente al ver que lo único qué faltaba por quemar era una pequeña caja donde se encontraba se peluche favorito asomándose. Así que decidió arriesgarse...

- Mamá, por favor, detente.- Le habló con el tono más dulce y tierno que usaba para con ella.- ¿Sí, mami?-

Ella se calmó, bajó los brazos así como también la mirada. Cartman suspiró tranquilo pensando que todo volvería a la normalidad. Más de pronto, sintió que algo lo golpeaba fuertemente en la cabeza quebrándose al instante...

- ¡Maldito engendro del demonio!- Lo miraba con rabia mientras él se tocaba la frente ensangrentada.- ¡Vete de mi casa antes de que llame a la policía!-

El muchacho se asustó con las palabras, no había modo en el cuál ella fuera a ser capaz de hacer eso, más se congeló por el miedo. La mujer tiró hacia la llamarada el resto de las cosas y él vio, horrorizado, como la Ranita Clyde era devorado por el fuego. Quiso tratar de sacarlo pero ni siquiera pudo estirar los brazos, así que se resignó ver morir al que fuera su mejor amigo y confidente desde que era un niño. Y aunque quiso llorar, no pudo, ni una sola lágrima asomó por sus ojos...

- ¿Porqué mamá?- Le preguntó con tristeza.- Soy tu hijo.-

- ¿Mi hijo?- Se echó a reír a grandes carcajadas.- ¡Yo no tengo un hijo!- Volteó a ver el fuego mientras una mirada psicótica era iluminada por las flamas.- ¡Yo no tengo un hijo!-

Cartman salió corriendo de ahí nuevamente. Llegó hasta un pequeño bosque y cayó desfallecido, tanto por la falta de alimento así como también por el golpe y la sangre que había perdido...

- Auh, mi cabeza.- Se despertó frotándose la frente.- ¡Ay!-

Apenas estaba amaneciendo y como pudo se sentó entre la nieve y la tierra. Miró su reloj y vio que eran pasadas las 6 de la mañana, vio que la ropa que traía puesta estaba sucia y ensangrentada, así que aprovechando que no había nadie, se desnudó limpiándose lo mejor que pudo la sangre seca con la playera sucia y se cambió de ropa lo más rápido que pudo ya que estaba haciendo frío. se peinó lo mejor que pudo y para no tener que cargar dos cosas al mismo tiempo, metió la mochila dentro del bolso a la que aún le quedaba bastante espacio. Y así sin más comenzó a caminar tratando de llegar a la parada del autobús escolar...

- Y eso fue lo que me contaron.- Les dijo Kenny a sus dos amigos.- Miren ahí viene.-

Cartman estaba malhumorado, no sólo por el hambre y dormir a la intemperie, el muy estúpido no había podido usar su auto debido a qué le aventó el juego de llaves completo a su mamá, ahora si estaba totalmente mal. Sin contar, claro, que aún seguía molesto con sus ahora ex-amigos. Se paró a pocos pasos de ellos tratando de ignorar las miradas que le lanzaban, ya que lo veían muy fijamente...

- Hey Cartman.- Lo saludó Stan sin recibir respuesta alguna.

-Hey, culón.- Kyle se molestó de inmediato por la actitud del otro.- No seas hijo de puta, Stan te está saludando.-

El moreno ni siquiera les dirigió ni una mirada, estaba tan herido en su amor propio, que mejor se ahorraría saliva y argumentos en una de tantas peleas innecesarias...

- ¡Carajo, no me ignores, pendejo!- Kyle se le acercó molesto y empujó.- ¡Contéstame, culón!-

Cartman se paró del suelo, se limpió la nieve de encima y siguió esperando el autobús, ignorándolos nuevamente...

- Kyle, no le prestes atención.- Le dijo su mejor amigo para qué ya no hiciera más corajes.- Si no nos quiere hablar, pues que se joda.-

-Sí, déjalo Kyle.- Kenny lo secundó.- Lo que pasa es que nos manda al carajo porque no nos invitó a la carne asada que hizo ayer.-

El rubio no se dio cuenta de la estocada de dolor que le clavó al moreno con esas palabras. Recordando lo que había sucedido el día anterior, Cartman se sintió tan vulnerable y débil que casi rompe a llorar, sino fuera porque una vocecita alegre lo interrumpió...

- ¡Hola chicos!- Los saludó contento.- ¿Cómo están?-

- Hola Butters.- Lo saludaron los tres mientras que Cartman le lanzaba una fea mirada.

El pequeño rubio se acercó al moreno frotándose las manos...

- Hey, Eric.- Su voz se oía muy tenue y tímida.- Lamento mucho el que ayer no te haya podido invitar a mi casa. Pe-Pero si quieres, hoy si te puedes quedar a dormir. Digo, si tú quieres.-

Cartman se le quedó viendo fijamente y sin ocultar el coraje que lo estaba carcomiendo por dentro, lo empujó al suelo...

- ¡Jódete Butters!- Lo agarró del cuello de la ropa.- ¡No necesito ni una mierda de ti!- Lo volvió a tirar.- ¡No necesito ni un carajo de ustedes!-

Sin avisar, Kyle le conectó un derechazo tirándolo nuevamente a la nieve. Stan y Kenny ayudaron a Butters a levantarse del suelo, lanzándole a Cartman la misma mirada que su madre le dio un día atrás. Se levantó de inmediato, se limpió el hilito de sangre que le corrió de la boca, metió las manos a los bolsillos y caminó cabizbajo a unos cuántos pasos de ahí, lo suficiente para no entablar conversación con ellos...

- Es el colmo con él.- Kyle volvió con los otros tres.- ¿Te encuentras bien, Butters?-

- Sí, Kyle.- El rubio agachó la mirada.- Gracias.-

- De nada, Butters.-

- Será mejor que lo mandes al carajo, Butters.- Le aconsejó Stan.

- Sí, no le prestes atención a ese hijo de puta.- Le dijo Kenny.- Es sólo un idiota.-

- Oh, de acuerdo, chicos.- Les contestó Butters, más de cuando en cuando, le echaba una ojeada.

Una vez que llegara el transporte escolar, los cinco subieron y Cartman ocupó el último asiento viendo fijamente hacia afuera de la ventana. De pronto, Clyde se asomó por detrás del asiento donde iban Stan y Kyle...

- Hey, chicos. ¿Qué hace el culón aquí?- Les preguntó.

- Ehm, pues va a la escuela.- Le contestó Butters.

- Eso ya lo sé, pendejo.- Clyde se irritó con la respuesta.- Cartman tiene un carro, ¿no?- Los demás asienten con la cabeza.- Entonces, ¿porqué está en el autobús?-

Los cuatro voltearon a verlo despacio para que no los descubriera, él seguía viendo fijamente hacia el exterior sin prestarle atención a nada, los otros se dirigieron una mirada entre sí...

- Pues no lo sé y me importa un puto bledo.- Kyle se cruzó de brazos.

- ¿Y porqué nos preguntas eso, Clyde?- Le preguntó Stan extrañado.

- Bueno, es que generalmente siempre llega tarde a la escuela. Además, ¿no creen que luce un poco diferente?-

Una vez dentro del edificio escolar, el moreno entró al baño y se remojó el rostro para eliminar cualquier rastro que levantara sospecha alguna. Salió del baño, sólo para toparse con Craig...

- Hey culón, ¿es cierto que anoche hiciste una gran carne asada?-

Los demás estaban cerca, así que prestaron mucha atención a lo qué diría, ya que no se lo pudieron preguntar antes de la llegada del autobús escolar...

- No, idiota. No hicimos nada de eso.- Sacó su mochila del bolso que metió dentro del casillero.- Sólo quemamos algunas cosas viejas.-

Una punzada de dolor hizo que se apoyara en el casillero mientras se tocaba la frente con una mano y despacio con la otra se tocaba el estómago que le demandaba un poco de alimento...

- Oye, ¿estás bien?- Le preguntó Craig al verlo así.

- Si, sólo me desvelé anoche.- Se incorporó, tratando de controlarse.

- Ah, ¿y tu auto? No lo vi en el estacionamiento.-

- ¿No crees que estás haciendo muchas preguntas, marica?-

- No soy yo el que viene en el autobús de mierda.- Le contestó.

- Está descompuesto, ¿contento, imbécil?-

Sonó la campana y cada quien fue a sus respectivas clases. El moreno sólo esperaba impaciente la hora de comer, no había comido nada desde el día anterior sintiéndose nauseabundo, sin contar que le temblaban las manos y de nueva cuenta sentía la punzada palpitándole en la cabeza...

- ¡Mierda!- Se tocó la cabeza con las manos mientras el salón se vaciaba cuando sonó la campana que indicaba que ya era la hora del almuerzo.

Se levantó y guardó sus cosas dentro de la mochila, salió del salón de clases y, antes de ir a la cafetería, fue a la enfermería para que le dieran algo para el dolor de cabeza. Ya con un par de aspirinas en mano entró a la cafetería, tomó su charola del almuerzo, buscó un lugar donde sentarse y encontró una mesa vacía. Puso la charola sobre la mesa y la mochila junto a él en el asiento...

- Chicos, ¿por qué Eric está en otra mesa solito?- Les preguntó Butters a Stan, Kenny y Kyle.

- Por que su culo necesita una mesa sólo para él.- Le contestó Kenny bromeando.

Stan y Kyle rompieron en risas por la broma, Butters se rió un poco y volteó a verlo, justo en ese momento observó cómo Cartman tomó las pastillas con una mano y las tragó con un poco de refresco. Asustado, se levantó bruscamente de la mesa y se acercó casi corriendo a donde estaba él...

- ¡Eric!- Lo tomó de los hombros y lo sacudió violentamente.- ¡Aún eres joven! ¡No deberías desperdiciarlo con esa mierda!-

- ¡Butters! ¿Qué carajos te pasa?- Le gritó enojado de que no lo dejara comer a gusto.- ¡Déjame en paz, idiota!-

Momentos después, Butters, Cartman y Kyle están en la oficina del consejero escolar, el Sr. Hollow; Stan y Kenny están afuera de la oficina mientras la enfermera escolar entró a la misma...

- ¿Me llamó usted, Sr. Hollow?- Preguntó.

- Sí, ¿usted le dio algo a este jovencito?- Señaló a Cartman que está cruzado de brazos viendo molesto al suelo.- ¿Algún medicamento en específico?-

- Así es.- Contestó la enfermera.- Fue a ver si le podíamos dar algo para el dolor de cabeza, por lo que le dimos un par de aspirinas. ¿Hay algún problema al respecto, Sr. Hollow?-

- No, gracias.- Le señala la puerta.- Puede retirarse, por favor.-

La enfermera se retiró del lugar y Butters comenzó a frotarse las manos, nervioso por el error tan grave que había cometido. Kyle, al contrario, quería seguir moliendo a golpes a Cartman, por lo que le dirigía una negra mirada. El Sr. Hollow los miró a los tres y se llevó una mano a la frente...

- Leopold.- Butters saltó cuando oyó que le hablaban por su nombre de pila y no por su apodo.- ¿Ya vio como su compañero Eric no estaba consumiendo ningún tipo de droga como usted pensó?-

- S-Sí.- Contestó nervioso, casi al borde de las lágrimas.- Lo, lo siento Eric.-

El aludido no le contestó, siguió clavando la mirada al suelo, mientras Kyle tenía ganas de agarrar la silla en la que estaba sentado y arrojársela a la cabeza...

- Bien, Leopold.- El Sr. Hollow anotó algo en un papel.- Tendrá una hora de detención hoy. Puede retirarse a su salón.-

- Sí.- Butters se levantó de su asiento y salió de la oficina.

- Bien, con respecto a ustedes dos.- Se refirió a ambos.- Tendrán dos días de detención de una hora cada uno.-

- ¿Qué?- Kyle se levantó de su asiento.- ¡No es justo!- Señaló a Cartman.- ¡Ese idiota no ha hecho más que tratar mal a Butters todo el día!-

- Aprecio su gesto altruista, Kyle, pero debe entender que ante todo estamos en una institución educativa, y entre nuestras normas está el respetar a sus compañeros y maestros.- Le dijo el Sr. Hollow.- Hablaré con sus padres para notificarles acerca de este incidente. Pueden retirarse.-

Kyle salió dando un portazo y maldiciendo por lo bajo. Cartman, al contrario, se volteó a ver al consejero sin decir nada...

- ¿Sí?- Lo miró esperando el saber el porqué aún seguía ahí.

- Disculpe, pero mi mamá no está en casa, salió de viaje.- Le mintió.- No regresará hasta el lunes.-

No le convenía que el consejero escolar supiera que lo habían corrido de su casa, ya que lo mandaría con los del servicio social, a una casa-hogar o un deplorable centro de adopción. Lo que más le aterraba era que los demás se burlaran de él o qué lo vieran con lástima, por lo que estaba dispuesto a lo que fuera con tal de que nadie se enterara...

- De acuerdo, le hablaré el lunes.- Le contestó el consejero.- Puede regresar a sus clases.-

Cartman salió de la oficina aliviado de ganar tiempo para poder solucionar sus problemas personales. El Sr. Hollow tomó el teléfono y comenzó a marcar un número...

- Maldito gordo hijo de puta.- Decía Kyle por lo bajo mientras estaba en el salón de clases.

- Kyle Broflovski.- La maestra de historia, tutora del grupo, le habló.- ¿Ya reunió todo el dinero para la excursión de pasado mañana?-

La excursión en el museo de Historia Natural en Denver y Kyle era el qué iba a reunir el dinero para dárselo a la maestra...

- Ehm, maestra, sólo falta una persona por pagar.- Se acercó al escritorio.

- ¿Ah, sí? ¿Quién?- Le preguntó curiosa.

- Eric Cartman.- Volteó a ver al aludido.

- A ver, Eric Cartman.- La maestra volteó a verlo también.- Acérquese, por favor.-

Cartman giró los ojos y se acercó al escritorio quedando de frente a Kyle...

- ¿Sí?- No sabía para qué le habían hablado.

- ¿Porqué no ha pagado aún la cooperación de la excursión?-

- Disculpe, se me olvidó.- Quería regresar a su asiento y que terminara la clase.- ¿Cuánto es?-

- 15 dólares.- Le contestó Kyle.

- ¿15 dólares?- Cartman se sobresaltó.- ¿Acaso están locos? ¿Porqué tanto?-

- No es mucho.- Dijo la maestra.- Es el transporte, la entrada y una comida.-

- Aún así es mucho.- Estaba temeroso, dar ese dinero era un gran golpe para él considerando que era todo lo que tenía.

- No te quejes.- Le reclamó Kyle molesto.- Tuviste más de una semana para juntar ese dinero.-

- No estoy hablando contigo, Kyle.- Lo miró enojado.

- Eric, ¿acaso tienes problemas para tomar ese dinero?-

El moreno desvió la mirada y suspiró, no tenía opción. Tenía que pagar ese dinero aún si eso significaba comer menos de lo planeado...

- No, no hay problema.- Metió las manos a los bolsillos y se dio cuenta de que estaban vacíos.- ¡Diablos!-

- ¿Qué sucede?- La maestra se le quedó viendo.

- Ehm, dejé el dinero en mi casillero.- Dijo tras recordar que lo dejó en el otro pantalón.- ¿Me permitiría ir por él?-

- De acuerdo.- La maestra asintió.- Kyle, acompáñelo por favor.-

- ¿Qué?- Obviamente no quería la compañía del pelirrojo.

- Sirve que así de una buena vez me entrega todo el dinero.- Finalizó la maestra.

El pasillo estaba desierto, sólo se podían oír sus pasos. Ya una vez en el casillero, Cartman lo abrió y luego le dirigió una mirada a Kyle...

- Date media vuelta.-

- ¿Ah?-

- Qué te des media vuelta, judío estúpido.- No quería que viera la ropa sucia dentro del bolso de viaje.- No quiero que me robes mi dinero.-

- Como quieras.- Kyle giró dándole la espalda con tal de regresar rápido al salón.- Culón.-

Sacó todo el dinero del pantalón sucio, guardó todo en su lugar, cerró el casillero y vio los billetes. Era la mitad de todo lo que tenía, así que necesitaba encontrar una manera de no salir tan perjudicado...

- Si no voy, no tengo qué pagar, ¿cierto?- Preguntó ansioso.

- ¿De qué carajos hablas?- Kyle se volteó a verlo confundido.

- Si no voy a la excursión, no tengo que dar el dinero y así no habrá problemas.- Sugirió tratando de convencerlo.

- Mira, no sé qué carajos estés pensando pero tenemos qué hacer un ensayo acerca de la excursión. Además, no te zafarás de esta. Todos ya dimos el dinero y tú también tienes que entregarlo, idiota.-

- Pero no quiero ir.- Cartman comenzó a hacer berrinches.- Así que no puedo dar el dinero, no sería justo.-

- Cartman, sólo cállate y dame ese maldito dinero, ¿de acuerdo?- El pelirrojo estaba a punto de estallar.

- Pero Kyle. Necesito ese dinero.- No podía creerlo, estaba a punto de contarle todo.- La verdad...-

- ¡Me importa una mierda si es todo el dinero que te queda en esta jodida vida!- Le gritó tras tomarlo de la ropa y apretujarlo contra los casilleros.- ¡Sólo cierra tu estúpida boca, carajo y dame ese puto dinero!-

El moreno se le quedó viendo fijamente, lo empujó y dio un resoplido...

- Aquí tienes, judío.- Le aventó el dinero al suelo y regresó al salón de clases.

El ojiverde ya no quería saber nada, así que recogió el dinero, volvió al salón y entregó todo lo recolectado. Terminada la clase, que era la última, se dirigió al salón de detención y se sentó solo en una mesa. Cartman se sentó en otra, evitando cualquier contacto visual o auditivo con los demás...

- Kyle, ¿me puedo sentar contigo?- Le preguntó tímidamente Butters.

- Ah, claro Butters.- Le contestó mientras quitaba su mochila para que se sentara el rubio.

- Cielos, amigo. Estoy preocupado.- Comentó Butters tras un momento de silencio.

- Claro, nuestros padres nos van a matar cuando lleguemos a casa.- El judío pegó la frente sobre la mesa.

- Bueno, sí. Pero estoy preocupado por Eric.- Le confesó.

Kyle lo miró incrédulo. ¿El idiota lo trataba mal y Butters aún así se preocupaba por él? Por algo ser el blanco de los abusivos...

- Butters, por tu bien, no te andes juntando con esa bola de grasa.- Lo reprendió.- Te lo hemos estado diciendo desde la mañana.-

- Lo sé, Kyle.- Agachó con tristeza la cabeza.- Pero es que en la cafetería me di cuenta de que tiene una pequeña herida en la frente, y tal vez no se note, pero creo que también olía a alcohol.-

- Butters, ¿porqué no se lo dijiste al consejero?- Se tocó el puente de la nariz.

- Es que me dio miedo.- El rubio lo miró.

- Aún así debiste haberlo dicho.- Trató de calmarse.- Sé muy bien que el muy hijo de puta es capaz de hacerte daño, pero nosotros te podemos ayudar.- Se puso de pie.- Es más, vamos a decirle ahora mismo.-

- ¡No, Kyle!- Butters lo tomó de un braza para que se sentara.- ¡No tengo miedo por Eric, tengo miedo por ti!-

Kyle se congeló al oír semejante cosa, ¿Butters tenía miedo de él? Se volvió a sentar y deseó haber oído mal...

- ¿Qué dijiste Butters?-

- Es que en la parada del autobús, tú lo golpeaste y él sólo se alejó de nosotros.- Se frota las manos nerviosamente.- Y en la cafetería, él sólo se cubrió mientras tú le lanzabas puñetazos. Yo no quiero que los corran a los dos, son mis amigos.-

- Cállate Butters.- El ojiverde recordó lo que sucedió recién en el pasillo.- Sólo cállate.-

Le dolían los brazos, estaba mareado y el estómago le ardía debido al incidente de la cafetería. Le gritó a Butters cuando éste lo sacudió y al instante Kyle ya lo traía como saco de arena, cayendo su charola de comida al suelo. Y estaba preocupado, sólo le quedaba cerca de 15 dólares, por lo que ahora tenía que ser sumamente selectivo con la comida. Se tocó la frente acongojado, realmente la traía muy chueca...

- ¿Qué voy a hacer?- Se dijo a sí mismo en voz baja.

Una vez terminada la hora de detención, fue por sus cosas. Al cerrar el casillero, Kyle estaba ahí sumamente molesto...

- No te vuelvas a juntar con nosotros.- Los ojos verdes ardían en rabia.- Ni Stan, Kenny, Butters ni yo queremos verte ni oírte cerca, ¿oíste?-

Cartman cerró los ojos, dio media vuelta y se fue. Era lo mejor que podían hacer por él: dejarlo solo. Kyle le dio una patada a un casillero que se abrió y se cerró por la fuerza y salió de la escuela. No quería saber nada...

Llegó a su casa y se encerró en su cuarto, las palabras de Butters giraban en su cabeza como un torbellino. No cenó y no se concentraba en nada, protegió a Butters, ¿y así le pagaba, diciendo que le tenía miedo el imbécil? Por Dios, él no era el ogro del cuento...

Cartman, al contrario, se conformó con dos hamburguesas pequeñas, unas papas fritas y un refresco mediano devorándolo todo casi al instante; aún tenía hambre pero el dinero debía durarle lo más que pudiera. Decidió buscar dormir cerca de la escuela tanto para evitar a los demás en la mañana, así como también para poder usar el baño y darse una remojada sin que nadie lo viera...

El día siguiente transcurrió sin ninguna novedad, Cartman no les habló en todo el día, así como Kyle se la pasó ignorando a Butters, aún molesto por sus comentarios...

- ¡Ca-Carajo!- Gritó Cartman mientras temblaba de frío en una de las bancas del parque público a altas horas de la noche.

Había descendido bruscamente la temperatura esa noche, soplaba el viento calándole hasta los huesos del frio. La cobija que tenía era pequeña y delgada, por lo que no le ayudaba mucho. Aún así, no quería buscar en donde refugiarse, estaba cansado, tenía hambre y sueño. De repente, las luces de un vehículo verde oscuro lo iluminaron obligándolo a voltearse...

- Hey, muchacho.- El conductor acercó lo suficiente el auto para que lo oyera.- ¿Qué haces aquí solo y tan noche?-

El moreno lo observó por un momento y descubrió que tenía la misma mirada que muchos hombres reflejaban en sus rostros cuando iban a ver a su mamá, o en Kenny cada vez que veía una chica o una revista porno. Podía ignorarlo, alejarse de ahí y seguir congelándose en la nieve pasando hambre; o subir al auto y con algo de suerte, si jugaba bien sus cartas, conseguir algo de comer y donde pasar la noche. No tenía qué darles cuentas a nadie, su mamá lo corrió al descubrir su orientación sexual, sus "amigos" ya no querían tener nada con él, así que no tenían el derecho de entrometerse ni decirle nada, y el único que realmente lo tomaba en cuenta fue quemado con todas sus pertenencias, ¿qué más podía perder?...

- No tengo en donde quedarme.- Le contestó guardando la cobija en el bolso de viaje.

- ¿Y tu familia?-

- No tengo.- Le mintió a medias.- Tampoco tengo amigos.-

- Sube.- Cartman entró al vehículo con sus cosas.- ¿No quieres comer algo?-

Aún podía arrepentirse y salir del automóvil pero lo pensó nuevamente, tendría qué comer, donde dormir y tal vez, un poco de dinero haciendo lo que muchos de su edad hacían prácticamente gratis...

- Sí, vámonos.- Y el auto se perdió entre las calles.

Despertó al día siguiente entre las sábanas, se dio una ducha como se lo había ofrecido el tipo con anterioridad y tras secarse, se vistió y tomó sus cosas...

- Hey, muchacho.- El tipo se le acercó contento cuando lo vio bajar por las escaleras.- ¿No gustas desayunar algo?-

- No, gracias.- Le contestó indiferente.- No tengo hambre.-

- Ah, bueno.- El tipo sonrió un poco desanimado.- Llamé a un taxi para qué te lleve al pueblo.-

Cartman no le contestó, sólo se quedó viendo al suelo. El tipo caminó hacia donde estaba una mesita y tomó algo de ahí. Agarró la mano de él y le dio algo cerrándole el puño para que no lo soltara. Después, le tomó la barbilla con una mano para alzarlo un poco y así lo viera cara a cara ya que era un poco más alto que el muchacho...

- Mmm, me gustaría volver a verte. ¿No tienes celular, verdad?- El chico negó con la cabeza.- Y tampoco en donde localizarte. ¡Ya sé! ¿Conoces Benny's, cierto?- El otro asintió.- ¿Qué tal si mañana nos vemos ahí a las 9 de la noche?- Le acaricia el cabello acomodándoselo un poco.- ¿Qué opinas?-

- Lo pensaré.- Le dijo tras un momento de silencio.

El ruido de un claxon los hizo voltearse a ambos...

- Bueno, supongo que ya tienes que irte.- Le acomodó una bufanda color crema oscuro en el cuello y lo besó en los labios.- Es un regalo, combina bien con tus ojos.- Le acarició una mejilla.- ¡Dios, qué hermosos ojos tienes!-

Salieron de la casa, Cartman arribó el taxi mientras que el tipo le pagaba generosamente al chofer dándole indicaciones de qué no le preguntara nada y que lo dejara en el pueblo. Una vez ahí, se bajó del vehículo que se alejó rápidamente, y comenzó a caminar con paso lento. Le dolía desde la cintura hasta abajo más no se quejaba al andar. Llegó hasta el pie de las montañas, se detuvo y cayó de rodillas entre la nieve, la tierra y la vegetación...

- Oh Dios. Oh Dios.-

Rompió a llorar amargamente, ni el hambre, el frío, el cansancio, el sueño, el odio ni el rencor se comparaban por lo que estaba pasando en ese momento. Abrió el puño para ver lo que le habían dado, el billete de 50 dólares se desdoblaba lentamente como si estuviera vivo y despertara de un largo sueño en el que estuviese atrapado. Rabioso, quiso aventarlo, tirarlo al suelo y que el viento se lo llevara pero cerró el puño con fuerza para evitar que se le fuera de la mano. Tal vez no era lo que valiera su virginidad, pero tuvo qué comer y una cama en donde dormir, y ya no podía reparar el daño. Ahora tenía que seguir adelante, valerse por sí mismo y ser muy, pero muy discreto...

Sólo Dios sabía lo que sería de él, así que se limpió las lágrimas, guardó el dinero en sus bolsillos y tras unas horas de ver el paisaje, volvió al pueblo deseoso de que acabara el día. Esa noche, tras abastecerse con algo de comida, agua, una pasta de dientes, enjuague bucal y un jabón de tocador, entró a la escuela y durmió en uno de los salones, despertando antes de que llegaran los intendentes...

A la mañana siguiente todos comentaban acerca de dos cosas: la excursión escolar, qué resultó ser muy aburrida y tediosa; y la ausencia de Eric Cartman, quién se encargaba de burlarse, y a la vez hacer reír a los demás, de todo lo que se veía en la excursión. Intentaron comunicarse a su celular, recibiendo este mensaje...

- "Lo sentimos, el número qué usted marcó no está disponible, o se encuentra fuera del área de servicio"-

Y cuando llamaron a su casa, nadie les contestó, lo que dio origen a muchos rumores, tales como que salió de viaje, estaba enfermo, entre otras. Les quisieron preguntar a sus amigos más cercanos, pero estos respondieron qué no sabían el porqué no se presentara a la excursión...

Evadió las clases y entró al salón de música. Conocía los horarios y sabía que ese día nadie lo ocupaba, así que se sentó en el banquillo del piano, no sin antes hacer una mueca de dolor que le recorrió por toda la espina. Miró las teclas, y aún antes de pensar en qué ejecutar, sus dedos se deslizaban tocando una canción suave y dolorosa que lo hacía pensar en una sola persona y pronto, las teclas y sus manos se llenaban de lágrimas amargas...

- Hey, chicos, ahí está Butters.- Stan y los otros se le acercaron.

Antes de que pudieran hablarle oyeron la música y se asomaron a ver hacia el interior del salón. Ahí, dándoles la espalda sin saber que lo estaban viendo, cantó dando rienda suelta a todo el sentimiento que llevaba por dentro...

- "Yo nunca pensé que te iba a perder. Que al marcharte me quedé vacío. Sin tu amor, la vida no tiene sentido y no sé lo qué hacer."-

Una sonora carcajada lo hizo detenerse abruptamente, se volteó lentamente sólo para ver a Kyle que se retorcía de la risa mientras los demás veían al pelirrojo como si se hubiera vuelto loco. Sin darles tiempo de nada, tomó sus cosas y empujándolos, salió del salón de música y se fue de la escuela...

- ¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja! ¿Pueden creerlo?- Kyle lloraba de la risa.- ¡El culón estaba, estaba cantando una canción tan marica! ¡Qué pendejo!-

Butters se alejó del pequeño grupo, quiso encontrar al moreno para tratar de disculparse y no lo encontró, por lo que todo el día se la pasó triste queriendo saber porqué su amigo Eric estaba llorando en el salón de música. El ojiverde se la pasó riendo todo el día, aún sabiendo que lo castigarían por ello, pero no le importó; ver llorar a Eric Cartman cantando una canción de amor era lo más divertido que había visto en toda su vida. Kenny y Stan sólo guardaron silencio, sabían que algo grave le ocurría a Cartman ya que nunca antes lo habían visto tan apesumbrado, y por experiencia sabían que si él no les quería contar nada, lo mejor era no meterse en donde no los llamaban...

- ¡Maldito judío! ¡Lo odio, lo odio!- Gritó mientras lloraba en la única banca del lago.

Se quedó viendo el agua por varias horas hasta que su estómago le pidió algo de comer. Después caminó por todo el pueblo hasta que empezó a ocultarse el sol, recordó entonces que el tipo lo había citado en Benny's, y aunque la idea no le agradaba, tenía que hacerlo; en parte por el dinero y por otro lado era a que se debía a qué ya no tenía más ropa limpia que la puesta. Ir a una lavandería sería muy tedioso, además de que corría el riesgo de que alguien se la robara sin qué se diera cuenta...

Así que se tragaría su orgullo y le preguntaría si le permitiría usar su lavadora. Estaba muy seguro de que si lo haría, a pesar de todo se portó muy amable con él, hasta le dijo un cumplido, provocando que se sonrojara al recordarlo, ya que nunca antes nadie le había dicho algo similar...

Llegó media hora antes para comer algo ligero por si el tipo deseaba ir directamente a la acción, así que pidió huevo frito con tocino, pan tostado francés y café con leche. Terminó de comer y se quedó esperando, vio el reloj del lugar y se dio cuenta de qué pasaban de las 9:30 p.m...

- Pudo tener un contratiempo.- Se dijo para tratar de calmarse.

No era que necesitaba verlo, era simplemente que se sentía como un idiota esperando a un desconocido con el qué se acostó hace unas cuántas horas atrás. Tras otra taza de café se dio cuenta de que ya casi eran las once de la noche. Estuvo a punto de levantarse cuando vio que alguien estaba frente a él, alzó el rostro más se dio cuenta que el hombre trajeado no era el tipo que esperaba...

- Buenas noches, niño.- La mirada, otra vez esa mirada que conocía muy bien.- Veo que estás solo, ¿puedo acompañarte?-

Y como se dijera antes, no tenía porqué darle cuentas a nadie...