Publicado Originalmente el 06 de junio de 2011.
EDIT. 28 de febrero de 2020.
Capítulo dos.
"Y resulto ser"...
Bebió rápidamente ese líquido amargoso y sintió como la adrenalina corría por su ser. La música parecía ir cada vez más rápido y sus deseos de seguir el ritmo le incitaba a bailarlo.
Sudaba en grandes cantidades pero poco le importaba, en esos momentos solo quería 'quitarse las ganas' luego de haber tomado un afrodisíaco por error.
Bien, quizás no había sido un error, se había prometido a si mismo ser el primero en 'dormir' con una mujer.
—¿Vienes solo, guapo? —.
Sintió como sus mejillas ardían un poco y asintió. La chica equidna que estaba a su izquierda lo miraba divertida.
Era alta, quizás demasiado, incluso más que él. Tenía un buen trasero y podría decirse que era un poco más gruesa que el. "Una prostituta" se dijo mentalmente. ¡Que más daba! Traía un condón...
—¿Quieres pasar un buen rato, primor? —Cuestionó la fémina, coquetamente.
Una sonrisa de oreja a oreja le invadió. Joder, había sido más fácil de lo que imagino; asintió sin pensarlo dos veces. Le ganaría al idiota de Sonic, de eso no había duda...
—Bien, bien... vamos a mi auto. —
Sonic se iría a la mierda ¡Oh si!.
'.'
Sentía como el estómago le saldría por la boca; decidió entonces dejar de beber un poco para sorpresa de su hermosa acompañante.
—¿Te sientes bien? —.
Asintió con la cabeza y dio otro trago a su bebida, ese día podría a ver ganado el concurso al mejor mentiroso.
—Estoy bien—.
—¿Seguro? Porque puedo llevarte a otra parte para darte un trato especial—Sugirió ella.
Y de no ser porque estaba demasiado ebrio, se abría dado cuenta del doble sentido que tenía esa oración.
—Estoy bien.—Reiteró.
En menos de una hora ella ya sabía prácticamente todo sobre él. Desde su color favorito hasta su miedo más profundo.
Claro que no había sido tan estúpido para decirle que era menor de edad y que tenía una novia que creía que estaba dormido en su casa.
Miró el reloj en su muñeca y una mueca de fastidio se formo en su rostro.
—Muy bien Sonic, creo que necesitas ese trato especial. ¿Quieres que te acompañe a un hotel?—Preguntó ella con una sonrisa tierna en su rostro. No, ella no estaba para nada ebria.
Y ya iba a asentir con la cabeza cuando recordó a Knuckles y que no tenía un auto consigo.
—Es que yo... —
—No tienes auto. ¿Cierto?—
Asintió con la cabeza, visiblemente avergonzado, en cualquier momento ella se daría cuenta y todo se iría al demonio.
Ya podía escucharla reírse de él e insultarlo, pero una leve risita de ¿ternura? se escucho de sus labios.
—No te preocupes, hay uno no muy lejos de aquí, además a mí me gusta caminar—.
Y dicho esto, le tomo por ambas manos y le obligo a salir de ahí.
'.'
Encendió la luz, dejando ver una modesta habitación bastante ordenada de paredes color crema y detalles en rosa pastel, por alguna razón le recordaron a un pastel.
—Siéntate—Dijo para después caminar en dirección a quien sabe dónde.
Y así iba hacerlo, pero los deseos de orinar pudieron más que él; buscó sin permiso la puerta del baño y lo que encontró, quizás no era lo más 'correcto' del mundo.
Ahí estaba ella, cambiando sus ropas de hacía media hora por lo que hasta ese entonces solo había visto en revistas triple x.
La guapa coneja estaba vestida de policía. ¡De policía joder! ¿Quería matarlo ahí mismo de un infarto?. De acuerdo, quizás no algo tan serio pero sus hormonas no estaban precisamente 'bien' en esos momentos. Además, ¿De dónde demonios había ella sacado un traje de policía tan rápido? ¿Es que acaso ya lo traía consigo?.
—La curiosidad mato al gato—.
Se acerco peligrosamente hasta el, tomándolo fuertemente de los hombros y empujándolo con fuerza a la cama.
—Lo mejor está por venir, amorcito—.
Lo beso con brusquedad, obligándolo abrir la boca para permitirle el acceso a su boca.
No supo cómo reaccionar, para cuando se quiso dar cuenta ya había correspondido a ese beso tan pasional. Le había gustado, tenía que aceptarlo.
Lentamente la mano decidida de ella comenzó a desabotonar su camisa.
Oh no, las cosas se pondrían feas; juntó todas las fuerzas que le quedaban y trato de apartarse, pero en esos momentos ella tenía la ventaja.
—No, hoy no podrás escapar—Sentenció la fémina.
La voz autoritaria de la coneja le hizo sentir un escalofrío.
—Oh, casi lo olvido. —Se giro hacia la izquierda para tomar de la mesita de noche un pequeño frasco de pastillas. —Esto servirá—Dicho esto, abrió bruscamente la boca del chico obligándolo a tomarla.
Sonrío con burla y lo beso de nuevo. Ahora tendría energía de sobra y podrían jugar toda la noche...
A simple vista parecía una mujer que no mataría a una mosca, pero muy en el fondo siempre había deseado tener una experiencia de ese tipo, solo que nunca había encontrado 'alguien' con quien experimentar.
—¿Te diviertes, lindo? —Preguntó, divertida.
Solo podían balbucear cosas apenas entendibles, su vista era borrosa y una sensación extraña recorría su cuerpo. ¿Qué era lo que esa mujer le había dado?.
—Es solo un afrodisíaco, no morirás...—Pareció adivinar su pensamiento.
Comenzó a recorrer con su manos todo su cuerpo, causando involuntarios sonidos de placer por parte de él. Sonrío con diversión al ver cumplido su propósito.
—¿Puedes conmigo?... —.
El asintió tontamente y espero, ya sintiendo como bajaba lentamente la cremallera, anunciando el principio del fin, pero este momento nunca llego.
Se quedo dormido...
'.'
Abrió los ojos de golpe sobresaltado; cerrándolos al instante a causa de la intensa luz.
Se sentía mareado, le dolía la cabeza y sentía la boca seca. Miró a su alrededor y no pudo evitar sentir un escalofrío.
¿Qué demonios había sucedido anoche? Lo último que recordaba era a esa mujer vestida de policía y nada más.
Miró debajo de las sábanas y no pudo evitar sonrojarse. Estaba desnudo, entonces aquello si había sucedido... o quizás, tan solo quizás esa mujer le había hecho una 'bromita' pesada.
Dirigió su mirada alrededor de esa habitación desconocida y vio sus ropas tiradas en el suelo y algunos condones usados. De acuerdo, eso daba por descartada su teoría anterior.
Pero, ¿En dónde estaba esa mujer? Quizás se había ido para no tener que hablar de lo sucedido y eso estaba perfecto, el tampoco quería hablar más del tema.
Se sentó en la orilla de la cama y llevó las manos hasta su nuca; le dolía todo. Cogió sus olvidados bóxers y se los colocó sin muchas ganas, se puso de pie lentamente y camino hasta el baño para quitarse ese sabor amargo de la boca.
Se observó en espejo y no pudo evitar sentir pena por el mismo, estaba hecho un desastre.
Salió un poco mejor y se dispuso a vestirse.
Tomó su desgastado pantalón y busco entre sus bolsillos su celular; observó unos momentos el aparato y suspiró. Setenta llamadas perdidas de Amy... joder, lo mataría en cuando lo viese...
Comenzó a vestirse y se pregunto qué había pasado la noche anterior. Pensó en lo patético de la situación; había sido su primera vez y no tenía ni idea de con quién ni cómo había sucedido.
Terminó de vestirse y miró el reloj de su celular, las once treinta de la mañana. Aún tenía tiempo de llegar a su casa sin que se diesen cuenta.
'.'
Era lunes por la mañana, ya había sido golpeado, insultado, golpeado otra vez e insultado nuevamente por Amy luego de no contestarle el celular.
Ese día tenía la clase de química a la primera hora y por lo que había escuchado tendrían un profesor sustituto. Escuchó a algunos de sus compañeros emocionarse y preguntarse cómo sería, pero poco le importaba.
Distinguió a lo lejos a Knuckles y este tenía una sonrisa pretenciosa en el rostro.
—¡Te chingue, te chingue! —.
—¿Por qué?. —Preguntó sin intentar comprender.
De su bolsillo saco su celular, luego de presionar unos cuantos botones se lo tendió.
—Mira, me tire a esta tipa... te he vencido, marica. —Se vanaglorió.
Miró sin ganas el aparato y no pudo evitar hacer una mueca de asco ¿Es qué acaso no se había dado cuenta de qué...?
—Knux... —Dudo un momento en pronunciar lo que su mente estaba procesando.
Parecía bastante emocionado y feliz por su 'hazaña' y bien podría apostar su trasero a que lo presumiría a quien tuviese por enfrente, pero ¿era correcto decirlo? Al demonio, era su amigo y debía decírselo antes de que lo hiciera alguien más.
—Eso no es una mujer—Sentenció, abochornado.
Arqueó una ceja sorprendido y una sonrisa burlona se formo en su rostro.
—Estas celoso... —Contestó restándole importancia las palabras de su amigo.
—Knuckles. —Su mirada se torno seria, quizás demasiado —Eso es un travesti—.
Sintió un escalofrío recorrerlo y tomo con brusquedad el aparato para analizar la fotografía con más cuidado. Esa espalda tan ancha, ese maquillaje cargado, esos rasgos tan masculinos. ¡Joder que era un hombre!...
Corrió en dirección al baño a botar el desayuno... lo había, lo había hecho con hombre.
Vio sin muchas ganas por donde se había ido y dejo salir un suspiro de resignación. Camino sin ganas hasta el salón de clases y se sentó en su habitual asiento, estaba consciente de que esa clase sería muy aburrida.
El timbre que anunciaba el inicio de clases se escuchó por todo el plantel; observó sin ganas como algunos alumnos entraban y el paso de unos tacones acercarse.
No se molesto en observar a la dueña de ese caminar, poco le importaba realmente, seguramente sería una de esas mujeres amargadas que al menor ruido se molestaban.
—Buenas días alumnos, soy la profesora Vainilla The Rabbit. ¡Me da mucho gusto verlos!.—Escuchó decir de la mujer.
Levanto su vista enseguida y no pudo evitar sentir —nuevamente— un escalofrío recorrerlo. ¡Ahí estaba! ¡Esa mujer ahí estaba, era su maestra maldita sea!.
Nunca lo hubiese imaginado, había perdido la virginidad con su profesora de química...
FIN
Gracias por leerme.
Atte.
Gri.